SERIES FAVORITAS

OMG!!!!! presentame a tu primo jajaja Lito y Hernando me encantan como pareja, ya veras como se pone interesante la trama de estos tres (México), Amanita la novia de Nomi es genial, el amor que se tienen es maravilloso; es que Riley no solo es frágil, es que es medio inútil, para mi, es muy juguete roto.

Pero hay un personaje que es como la princesa Disney de la historia y es Kala, y aun así ha mostrado mas carácter y ser mas útil que Riley, y gracias a ella hemos podido ver a Wolfgang desnudo :love::LOL:, espero en la próxima temporada la trama de Riley mejore.
Ya he terminado la temporada, ha salvado a Daniela menos mal, yo creo que Riley ha superado lo suyo y va a dar juego
 
Hola, que opinais de la serie Mad Men, para verla tendría que comprarla, la serie completa tiene un alto costo por el número de temporadas que tiene ¿ vale la pena adquirirla ?
 
Hola, que opinais de la serie Mad Men, para verla tendría que comprarla, la serie completa tiene un alto costo por el número de temporadas que tiene ¿ vale la pena adquirirla ?
Te la podrías ver online, aunque no se si este en Netflix, puedes intentar en los cientos de paginas piratas.
 
Este verano me obsesioné con Shameless, en la versión estadounidense. Me parece muy divertida e irreverente.

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Quiero terminar de ver todas las temporadas de la versión US para después ver la versión original que es británica.

Esta pareja me encanta y la voy a extrañar porque creo que ha partir de la temporada 6 ya no están juntos :cry:
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Por cierto, el otro día vi un avance de esta serie.
El viejo está enfermo y se casa con una que no soporta a la hija de él.
La hija es madre soltera de un niño mulato y viven los dos con el padre de ella y la mujer.
Hay una joven que lleva una pulsera atada al tobillo.
Luego los gays.
Me quedé un rato como diciendo, a ver de qué va, porque me pareció rara de narices. Rara me refiero a curiosa.
 
Los sociópatas reinan en las series de televisión
El escritor Adam Kotsko analiza a los protagonistas de series como The Wire o Mad men en el libro Por qué nos encantan los sociópatas

El autor clasifica a este tipo de personajes según tres arquetipos: maquinadores, arribistas y justicieros

Ignasi Franch

07/08/2016 - 19:31h

Breaking-Bad_EDIIMA20160805_0288_18.jpg

Breaking Bad

MÁS INFO
DIVERSIDAD

Un gay en Star Trek y un Hulk asiático: la diversidad llega a los héroes de siempre


Un fantasma recorre la televisión estadounidense: el fantasma de la sociopatía como camino de éxito. Se diría que los hijos culturales del individualismo desaforado de Ronald Reagan y Margaret Thatcher se han hecho mayores y copan el mundo de las series. La antigua primera ministra británica afirmó en una ocasión que "no existe la sociedad, sólo individuos y familias". Personajes como Don Draper ( Mad Men) o Gregory House (House) ejemplifican ese individualismo sin límites éticos. También carecen de empatía o la reservan para un número muy reducido de allegados.

Algunos de estos protagonistas se encuentran entre las creaciones más carismáticas de la cultura popular reciente. Para el ensayista Adam Kotsko, los sociópatas "son las figuras dominantes de la televisión". En su libro Por qué nos encantan los sociópatas (Melusina, 2016), los aficionados pueden buscar las consideraciones del autor sobre los protagonistas de decenas de series. A lo largo de este repaso, Mad Men y The Wire parecen recibir una especial atención.


El autor trata el fenómeno de una manera ambivalente: analiza el magnetismo del sociópata televisivo, pero también se muestra preocupado ante la posibilidad de que genere modelos de conducta. De manera coloquial, resume un mensaje posible: "Si no me preocupara una mierda por nada ni nadie, entonces sería poderoso y libre". Según Kotsko, "de ahí a pensar que 'solo' triunfa gente de esta calaña no hay más que un paso". En este aspecto, recuerda que los guionistas televisivos escogen los rasgos más convenientes del trastorno de personalidad antisocial, como la carencia de empatía, y los usan de manera fantasiosa: "Lejos de ser los obstáculos que serían en la vida real, estos rasgos son precisamente los que permiten al sociópata fantástico conocer las mieles del éxito", afirma.



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Al fin y al cabo, algunos de los personajes más brillantes y capaces de la televisión reciente manifiestan una gran indiferencia ante el sufrimiento ajeno. Es una especie de variación triunfalista de ese Homer Simpson que, a pesar de su irresponsabilidad e inconsciencia, podía cumplir todo tipo de sueños (desde convertirse en astronauta a tocar con estrellas del rock).


El doctor House no sólo es un médico brillante, sino que manipula astutamente a todo su entorno, toca el piano e incluso se adapta rápidamente a la vida en presidio. El Patrick Jane de El mentalista resuelve casos de asesinato, engatusa a todo aquel que le rodea y puede ganar el dinero que le plazca con juegos de azar o timos. El punto débil de la mayoría de esos personajes es su dificultad para entablar relaciones afectivas. Y ese es, a veces, el único castigo que reciben: una cierta soledad.

En su ensayo, Kotsko clasifica a los sociópatas televisivos en tres categorías. A pesar de que señala casos intermedios o que integran características de diversos arquetipos, distingue entre maquinadores, arribistas y justicieros. Los triunfos de estos personajes destacan en unas ficciones que, según el autor, suelen transmitir un pesimismo paralizante. "Hasta los mundos de fantasía de las más vulgares series de animación dan por descontado que el mundo se va al garete", afirma.

Las telecomedias, territorio de maquinadores
Kotsko repasa una colección de sociópatas infantiloides que manipulan, mienten y se comportan de manera temeraria para conseguir objetivos algo ridículos. El referente es Homer Simpson, un niño caprichoso en el cuerpo de un hombre, con el poder de un adulto... y la libertad de un dibujo animado. Su figura ha generado otros protagonistas casi clónicos (el aún más irresponsable Peter Griffin de Padre de familia) y variaciones (Cartman de South Park, un adulto en el cuerpo de un niño).

En el apartado de los maquinadores también aparecen Jack Donaghy ( Rockefeller Plaza) o los protagonistas de Colgados en Filadelfia y Seinfeld. Jerry Seinfeld o George Costanza sufrirían un cierto síndrome de Peter Pan: invierten esfuerzos en objetivos pueriles mientras abandonan fácilmente los caminos que podrían conducirles a una vida más madura. Según el autor, son caricaturas que proporcionan un placer culpable, pero que difícilmente resultan modelos a seguir.

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Escalar a cualquier precio
Los sociópatas arribistas son mucho más metódicos y buscan recompensas (como el dinero, el ascenso socio-laboral o el poder) que tienen que ver con la vida real. Por ello, según Kotsko, hay que tomarles muy en serio. La audiencia puede identificarse con ellos, pero sus malas acciones son más difíciles de disculpar. No son maquinadores inconscientes de sus actos. Y tampoco apelan a un bien superior, como hacen los justicieros.

El Don Draper de Mad Men es un ejemplo paradigmático del tiburón que parte de la nada. Su progreso y el de otros arribistas de ficción pueden enviar un mensaje preocupante: solo los más despiadados tienen éxito.

A lo largo del libro, Kotsko está atento a las contradicciones de creadores y personajes, y también a las paradojas que pueden surgir en su análisis. El arribismo también puede traer consigo consecuencias positivas, aunque sean involuntarias. Sería el caso del Stringer Bell de The Wire: desea un narcotráfico sin asesinatos para no atraer la atención policial, pero así también preserva vidas humanas. Su ambición también pacifica temporalmente el crimen organizado. Y su fracaso encaja dentro del fatalismo que caracteriza a The Wire.

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Don Draper de 'Mad Men'

El poco discreto encanto de los justicieros
Jack Bauer, el agente antiterrorista que protagonizó 24, supone un fuerte embrutecimiento del héroe clásico y un ejemplo de justicierismo extremo. Le mueven motivaciones como el deseo de proteger a sus conciudadanos, pero tortura y mata repetidamente para conseguirlo. Lo hace, además, sin remordimientos.

Bauer, como el detective McNulty de The Wire, encarna un modus operandi atractivo para una sociedad que se siente vulnerable. En opinión de Kotsko, representan "la fantasía de dejar a un lado las normas morales para hacer 'lo que haga falta'".

El personaje que da nombre a Dexter es una variante de este arquetipo: un asesino en serie que mata a criminales para encauzar su pulsión homicida. Su deseo homicida, sociopático e individualista, acaba estando al servicio de una sociedad que, a su vez, tiene tics antisociales. Cuando la ciudadanía de ficción de Dexter aplaude esos asesinatos, pone un espejo incómodo ante ese público real que desea que el protagonista de la serie se salga con la suya.

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Dexter

http://www.eldiario.es/cultura/libros/sociopatas-reinan-series-television_0_544895795.html
 
Los sociópatas reinan en las series de televisión
El escritor Adam Kotsko analiza a los protagonistas de series como The Wire o Mad men en el libro Por qué nos encantan los sociópatas

El autor clasifica a este tipo de personajes según tres arquetipos: maquinadores, arribistas y justicieros

Ignasi Franch

07/08/2016 - 19:31h

Breaking-Bad_EDIIMA20160805_0288_18.jpg

Breaking Bad

MÁS INFO
DIVERSIDAD

Un gay en Star Trek y un Hulk asiático: la diversidad llega a los héroes de siempre


Un fantasma recorre la televisión estadounidense: el fantasma de la sociopatía como camino de éxito. Se diría que los hijos culturales del individualismo desaforado de Ronald Reagan y Margaret Thatcher se han hecho mayores y copan el mundo de las series. La antigua primera ministra británica afirmó en una ocasión que "no existe la sociedad, sólo individuos y familias". Personajes como Don Draper ( Mad Men) o Gregory House (House) ejemplifican ese individualismo sin límites éticos. También carecen de empatía o la reservan para un número muy reducido de allegados.

Algunos de estos protagonistas se encuentran entre las creaciones más carismáticas de la cultura popular reciente. Para el ensayista Adam Kotsko, los sociópatas "son las figuras dominantes de la televisión". En su libro Por qué nos encantan los sociópatas (Melusina, 2016), los aficionados pueden buscar las consideraciones del autor sobre los protagonistas de decenas de series. A lo largo de este repaso, Mad Men y The Wire parecen recibir una especial atención.


El autor trata el fenómeno de una manera ambivalente: analiza el magnetismo del sociópata televisivo, pero también se muestra preocupado ante la posibilidad de que genere modelos de conducta. De manera coloquial, resume un mensaje posible: "Si no me preocupara una mierda por nada ni nadie, entonces sería poderoso y libre". Según Kotsko, "de ahí a pensar que 'solo' triunfa gente de esta calaña no hay más que un paso". En este aspecto, recuerda que los guionistas televisivos escogen los rasgos más convenientes del trastorno de personalidad antisocial, como la carencia de empatía, y los usan de manera fantasiosa: "Lejos de ser los obstáculos que serían en la vida real, estos rasgos son precisamente los que permiten al sociópata fantástico conocer las mieles del éxito", afirma.



sociopatas-reinan-series-television_EDIIMA20160805_0256_1.jpg

Al fin y al cabo, algunos de los personajes más brillantes y capaces de la televisión reciente manifiestan una gran indiferencia ante el sufrimiento ajeno. Es una especie de variación triunfalista de ese Homer Simpson que, a pesar de su irresponsabilidad e inconsciencia, podía cumplir todo tipo de sueños (desde convertirse en astronauta a tocar con estrellas del rock).


El doctor House no sólo es un médico brillante, sino que manipula astutamente a todo su entorno, toca el piano e incluso se adapta rápidamente a la vida en presidio. El Patrick Jane de El mentalista resuelve casos de asesinato, engatusa a todo aquel que le rodea y puede ganar el dinero que le plazca con juegos de azar o timos. El punto débil de la mayoría de esos personajes es su dificultad para entablar relaciones afectivas. Y ese es, a veces, el único castigo que reciben: una cierta soledad.

En su ensayo, Kotsko clasifica a los sociópatas televisivos en tres categorías. A pesar de que señala casos intermedios o que integran características de diversos arquetipos, distingue entre maquinadores, arribistas y justicieros. Los triunfos de estos personajes destacan en unas ficciones que, según el autor, suelen transmitir un pesimismo paralizante. "Hasta los mundos de fantasía de las más vulgares series de animación dan por descontado que el mundo se va al garete", afirma.

Las telecomedias, territorio de maquinadores
Kotsko repasa una colección de sociópatas infantiloides que manipulan, mienten y se comportan de manera temeraria para conseguir objetivos algo ridículos. El referente es Homer Simpson, un niño caprichoso en el cuerpo de un hombre, con el poder de un adulto... y la libertad de un dibujo animado. Su figura ha generado otros protagonistas casi clónicos (el aún más irresponsable Peter Griffin de Padre de familia) y variaciones (Cartman de South Park, un adulto en el cuerpo de un niño).

En el apartado de los maquinadores también aparecen Jack Donaghy ( Rockefeller Plaza) o los protagonistas de Colgados en Filadelfia y Seinfeld. Jerry Seinfeld o George Costanza sufrirían un cierto síndrome de Peter Pan: invierten esfuerzos en objetivos pueriles mientras abandonan fácilmente los caminos que podrían conducirles a una vida más madura. Según el autor, son caricaturas que proporcionan un placer culpable, pero que difícilmente resultan modelos a seguir.

Homer-Simpson_EDIFIL20160805_0001.gif


Escalar a cualquier precio
Los sociópatas arribistas son mucho más metódicos y buscan recompensas (como el dinero, el ascenso socio-laboral o el poder) que tienen que ver con la vida real. Por ello, según Kotsko, hay que tomarles muy en serio. La audiencia puede identificarse con ellos, pero sus malas acciones son más difíciles de disculpar. No son maquinadores inconscientes de sus actos. Y tampoco apelan a un bien superior, como hacen los justicieros.

El Don Draper de Mad Men es un ejemplo paradigmático del tiburón que parte de la nada. Su progreso y el de otros arribistas de ficción pueden enviar un mensaje preocupante: solo los más despiadados tienen éxito.

A lo largo del libro, Kotsko está atento a las contradicciones de creadores y personajes, y también a las paradojas que pueden surgir en su análisis. El arribismo también puede traer consigo consecuencias positivas, aunque sean involuntarias. Sería el caso del Stringer Bell de The Wire: desea un narcotráfico sin asesinatos para no atraer la atención policial, pero así también preserva vidas humanas. Su ambición también pacifica temporalmente el crimen organizado. Y su fracaso encaja dentro del fatalismo que caracteriza a The Wire.

Don-Draper-Mad-Men_EDIIMA20160805_0289_18.jpg

Don Draper de 'Mad Men'

El poco discreto encanto de los justicieros
Jack Bauer, el agente antiterrorista que protagonizó 24, supone un fuerte embrutecimiento del héroe clásico y un ejemplo de justicierismo extremo. Le mueven motivaciones como el deseo de proteger a sus conciudadanos, pero tortura y mata repetidamente para conseguirlo. Lo hace, además, sin remordimientos.

Bauer, como el detective McNulty de The Wire, encarna un modus operandi atractivo para una sociedad que se siente vulnerable. En opinión de Kotsko, representan "la fantasía de dejar a un lado las normas morales para hacer 'lo que haga falta'".

El personaje que da nombre a Dexter es una variante de este arquetipo: un asesino en serie que mata a criminales para encauzar su pulsión homicida. Su deseo homicida, sociopático e individualista, acaba estando al servicio de una sociedad que, a su vez, tiene tics antisociales. Cuando la ciudadanía de ficción de Dexter aplaude esos asesinatos, pone un espejo incómodo ante ese público real que desea que el protagonista de la serie se salga con la suya.

Dexter_EDIIMA20160805_0291_18.jpg

Dexter

http://www.eldiario.es/cultura/libros/sociopatas-reinan-series-television_0_544895795.html

No he visto algunas de estas series, pero me parece un poco extraño que comparen como sociópatas a un homicida como el tal Dexter - que no he visto solo por saber que es un asesino - que con Don Draper, por ejemplo, o con "El Mentalista", no todo arribista es un sociópata, por ejemplo, el ejemplo de Don Draper es paradigmático de como siendo tan egoista puede llegar a preocuparse por otras personas, ayudar a Peggy Olson a despuntar como creativa, o despedir al socio británico sin denunciarle por el desfalco que habia hecho en la empresa, e incluso por eso siente remordimientos al haber provocado aun asi su su***dio de la misma forma que lo hace su hermano. Pero ¿realmente esos suicidios son por culpa de Don Draper? Otra cosa es su falta de escrúpulos como adúltero, pero, sinceramente, creo que es un personaje mucho más complejo que un J.R. Ewing, que es un sociópata de comic y Don demuestra ser nada sociópata en muchas situaciones en intenta ayudar a algún compañero. como Pete Campbell, que si que me parece mucho más sociópata que él.

Personalmente no me atraen estos personajes si son dibujados de forma tan tosca como en este artículo. El personaje de El Mentalista no me gusta porque en el fondo la serie avala la forma de ser de éste, si se carga a sangre fria por venganza a un John el Rojo el entorno y sus guionistas le aplauden, no le juzga... Y no entiendo que ven en el doctor House, la verdad...
 
No he visto algunas de estas series, pero me parece un poco extraño que comparen como sociópatas a un homicida como el tal Dexter - que no he visto solo por saber que es un asesino - que con Don Draper, por ejemplo, o con "El Mentalista", no todo arribista es un sociópata, por ejemplo, el ejemplo de Don Draper es paradigmático de como siendo tan egoista puede llegar a preocuparse por otras personas, ayudar a Peggy Olson a despuntar como creativa, o despedir al socio británico sin denunciarle por el desfalco que habia hecho en la empresa, e incluso por eso siente remordimientos al haber provocado aun asi su su***dio de la misma forma que lo hace su hermano. Pero ¿realmente esos suicidios son por culpa de Don Draper? Otra cosa es su falta de escrúpulos como adúltero, pero, sinceramente, creo que es un personaje mucho más complejo que un J.R. Ewing, que es un sociópata de comic y Don demuestra ser nada sociópata en muchas situaciones en intenta ayudar a algún compañero. como Pete Campbell, que si que me parece mucho más sociópata que él.

Personalmente no me atraen estos personajes si son dibujados de forma tan tosca como en este artículo. El personaje de El Mentalista no me gusta porque en el fondo la serie avala la forma de ser de éste, si se carga a sangre fria por venganza a un John el Rojo el entorno y sus guionistas le aplauden, no le juzga... Y no entiendo que ven en el doctor House, la verdad...

Pues Dexter es una gran serie. La única pega es que la alargaron demasiado y en mi opnión debería de haberse quedado en la cuarta temporada. El mentalista nunca la he visto, no me atrae nada y no sabría decir por qué.
 
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