La serie trataba de un programa de radio. La radio estaba en el edificio Windsor que años más tarde se incendió.
El programa de radio era nocturno y trataba de males de amores, melancolías, consejos amorosos y demás...Todo con mucho cigarrito, whisky con hielo, soledad nocturna. Tanto el guionista de la serie (Eduardo Mallorquí) como el compositor de la canción (Hilario Camacho) se acabaron suicidando años más tarde. La melancolía de la serie era auténtica, sincera. No era una melancolía postiza de cursi que se las da de poeta.
El guionista fue guionista de radio y era noctámbulo y bebedor. La serie trata de mundillos que conocía muy bien
El personaje de Alfredo Landa y el uruguayo borrachín, después de los programas, remataban las noches con copas y partidas de póker en un tugurio de putitas más o menos fino. El tugurio existió realmente y cuentan que era el centro de perdición favorito de jefazos de la UCD y prohombres de la Transición. Las malas lenguas aseguran que la propia Nadiuska había servido copas desnuda allí. Pero cuando rodaron la serie, el sitio ya estaba de capa caída.
El locutor cursi (el viejo Werther) me pareció en su momento un personaje exagerado, poco verosímil. Pero una década más tarde, en Onda Cero hubo un tal El vate que era muy parecido. Y colaboraba con Julia Otero, que es otra Concha Cuetos de la vida. La serie tenía razón.
El guionista suicidado era hijo del Mallorquí autor de novelas del Oeste, que creó El Coyote.
Para que Concha Cuetos no pareciera tan solterona deprimente y solitaria, vivía con su sobrina. La sobrina era una Emma Suárez preciosa y muy joven. Su personaje estaba vacío, era para que la Cuetos pudiera contar lo que sentía sin hablar sola.
La serie pretendía ser rompedora y moderna para la época (en un episodio salió un transexual) . Vista hoy día tiene un encanto retro tremendo. Incluso hay algún que otro juego de palabras nivel Juanito Navarro (el último episodio se llama "Australia patria querida").
En fin, qué recuerdos. La emitieron la primavera de 1986, fueron 13 episodios.
El programa de radio era nocturno y trataba de males de amores, melancolías, consejos amorosos y demás...Todo con mucho cigarrito, whisky con hielo, soledad nocturna. Tanto el guionista de la serie (Eduardo Mallorquí) como el compositor de la canción (Hilario Camacho) se acabaron suicidando años más tarde. La melancolía de la serie era auténtica, sincera. No era una melancolía postiza de cursi que se las da de poeta.
El guionista fue guionista de radio y era noctámbulo y bebedor. La serie trata de mundillos que conocía muy bien
El personaje de Alfredo Landa y el uruguayo borrachín, después de los programas, remataban las noches con copas y partidas de póker en un tugurio de putitas más o menos fino. El tugurio existió realmente y cuentan que era el centro de perdición favorito de jefazos de la UCD y prohombres de la Transición. Las malas lenguas aseguran que la propia Nadiuska había servido copas desnuda allí. Pero cuando rodaron la serie, el sitio ya estaba de capa caída.
El locutor cursi (el viejo Werther) me pareció en su momento un personaje exagerado, poco verosímil. Pero una década más tarde, en Onda Cero hubo un tal El vate que era muy parecido. Y colaboraba con Julia Otero, que es otra Concha Cuetos de la vida. La serie tenía razón.
El guionista suicidado era hijo del Mallorquí autor de novelas del Oeste, que creó El Coyote.
Para que Concha Cuetos no pareciera tan solterona deprimente y solitaria, vivía con su sobrina. La sobrina era una Emma Suárez preciosa y muy joven. Su personaje estaba vacío, era para que la Cuetos pudiera contar lo que sentía sin hablar sola.
La serie pretendía ser rompedora y moderna para la época (en un episodio salió un transexual) . Vista hoy día tiene un encanto retro tremendo. Incluso hay algún que otro juego de palabras nivel Juanito Navarro (el último episodio se llama "Australia patria querida").
En fin, qué recuerdos. La emitieron la primavera de 1986, fueron 13 episodios.
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