Series. España en Guerra

Hola, al haber entrado en otro hilo sobre series, me ha salido este. Esta serie no la conocía. Ojalá de verdad sea imparcial, porque de ser así será muy interesante. A ver dónde se puede ver (valga la redundancia), gracias por tu aportación.

Me edito para corregirme. Gracias Serendi, no me di cuenta que estaban los capítulos correlativos, creí que estaban solo unos pocos y salpicados.
 
La Desbandá: las incógnitas sin resolver 82 años después de la masacre

Memoria histórica

¿Cuál fue la cifra de desplazados? ¿Cuántos murieron? ¿Dónde están sus cuerpos? ¿Por qué nunca llegaron las armas para la defensa de Málaga?

Andrés Fernández, coautor de 1937. Éxodo Málaga Almería, sigue esperando encontrar la sentencia del proceso abierto por la República a sus mandos militares en Málaga

Una asociación pide a la Dirección General de Memoria Histórica que abra una investigación sobre el censo y la identidad de las víctimas, y las responsabilidades por la masacre

Néstor Cenizo
08/02/2019 - 21:09h
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Tropas del ejército rebelde, en el asedio a población civil durante 'la desbandá' ARCHIVO HISTÓRICO ANTEQUERA

Una superviviente rompe su silencio para acercar a los jóvenes malagueños la memoria de La Desbandá
La masacre de La Desbandá, uno de los peores crímenes de guerra cometidos por el ejército franquista, permaneció casi oculta durante muchas décadas. "Aquel corrió", es una frase que, según la historiadora Encarnación Barranquero, se decía bajito para señalar al malagueño o la malagueña que huyó de las tropas de Queipo de Llano por la carretera de Almería, convertida aquellos días en lacarretera de la muerte. Sobre aquello cayó un manto de silencio, culpable en el caso del franquismo, y de cierta vergüenza entre los perdedores de la guerra, que nunca explicaron del todo cómo cayó Málaga a manos de los sublevados.

Desde hace algo más de una década, hay un movimiento civil que reivindica la memoria de aquel episodio sangriento, al que se suma el esfuerzo de varios investigadores por rescatar de la oscuridad de los archivos y de la soledad de los supervivientes, documentos y testimonios que expliquen qué pasó en los cinco días de terror que van del 7 al 12 de febrero de 1937.

El movimiento civil ya pidió responsabilidades a Alemania por la participación de los bombarderos Heinkel, documentada fotográficamente por el médico Norman Bethune. Ahora, la Asociación La Desbandá ha reclamado por escrito al Director General de Memoria Histórica que abra una investigación sobre el censo y la identidad de las víctimas, sus lugares de enterramiento y las "responsabilidades criminales de los gobiernos alemán, italiano y las autoridades golpistas españolas".

En paralelo, algunos investigadores siguen a la búsqueda de documentos que permitan aclarar qué pasó para que la Málaga Roja cayera en manos fascistas del modo en que lo hizo: sin apenas resistencia, y exponiendo a la población a una huida en la que fue tiroteada y bombardeada por tierra, mar y aire.

Andrés Fernández, arqueólogo de profesión, es uno de esos investigadores. Hace tres años publicó con la historiadora Maribel Brenes Éxodo Málaga Almería, una investigación, adelantada por eldiario.es/Andalucía, en la que se concluye que los desplazados fueron el doble de los que se había pensado hasta entonces. En torno a 300.000 personas pudieron huir por la carretera Málaga-Almería, según los documentos que Brenes y Fernández obtuvieron del archivo personal de Negrín, que posee la Fundación Juan Negrín, con sede en Las Palmas.

La historiadora y profesora de la UMA Encarnación Barranquero, que empezó a estudiar la matanza en 1987, siempre ha estimado que el número de desplazados está entre 100.000 y 150.000. Fue el Socorro Rojo Internacional quien aseguró que había atendido a 100.000 malagueños llegados a Almería. Sin embargo, la historiadora advierte de la dificultad de establecer una cifra precisa ante la ausencia de registros, el bombardeo posterior de Almería y el caos de la huida.

Al fin y al cabo, todas las cifras salen de la observación visual de los testigos directos, como la de Norman Bethune, el médico canadiense que socorrió a las familias que huían. Pero Bethune salió desde Almería el día 10, tres días después de que comenzara el éxodo, de modo que su perspectiva nunca fue completa.

De los que salieron de Málaga llegaron al tramo entre Adra y Almería unos 200.000, según el testimonio de un teniente de carabineros consultado por Andrés Fernández. Muchos otros se dieron la vuelta y regresaron, hambrientos, exhaustos o heridos, y muchos murieron. Almería abandonó el censo de refugiados cuando se comprobó que muchos seguían hacia Levante.

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La Desbandá NORMAN BETHUNE

Los propios militares republicanos y el coronel José Villalba estiman en sus declaraciones que huyeron unas 300.000 personas. "Queipo de Llano hablaba de 250.000. No sería su primera mentira, pero cuando los republicanos dan cifras similares...", señala Fernández. A gran parte de la población de la capital, que rondaba los 190.000 habitantes, se estima que se sumaron entre 60.000 y 90.000 procedentes de la zona occidental, y otros 50.000 que pasaron a través del boquete de Zafarraya hasta Vélez-Málaga.

Las indagatorias de la República, a falta de sentencia
Desde 2006, Fernández ha ido recibiendo los documentos acumulados en ese inmenso archivo, que se nutre del medio millón de documentos que Negrín se llevó consigo a París. Hasta ahora, el gran descubrimiento han sido las indagatorias del proceso con el que la República encausó a los principales mandos militares de Málaga, que no defendieron ni la plaza ni a su población civil. Sin embargo, sigue faltando el documento esencial: la sentencia.

En esa resolución debe estar la verdad judicial republicana de qué ocurrió para que Málaga cayera como cayó. El mismo 7 de febrero, elcoronel José Villalba, encargado de su defensa, abandonó la ciudad con otros mandos militares. Queipo de Llano, que se había dedicado a amenazar por radio a los malagueños mientras esperaba a los italianos del Corpo Truppe Voluntari y a los marroquíes regulares, se encontró con una ciudad casi indefensa.

El otro gran misterio está en saber qué pasó con las armas y la munición que se esperaba de Valencia y que nunca llegó. Fernández y Brenes han podido consultar documentos donde se da cuenta del envío, y de la espera en Málaga. "Y ahí se pierde, en el camino", dice Fernández, que prefiere no sacar conclusiones, aunque recuerda que entre los militares republicanos ya empezaba a cundir la división y las disputas internas.

Barranquero recuerda la carestía de armas para la defensa de la República. También que la ciudad estaba entonces bajo la hegemonía comunista y anarquista. "El Gobierno de Madrid tenía lo que tenía, y tenía que elegir. Si defender Madrid en el Jarama o mandar a Málaga las armas", explica.

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©Norman Bethune.La huella solidaria

Es probable que ni el propio Queipo de Llano fuera consciente de la debilidad y la escasa resistencia que encontraría en Málaga. "Malagueños, maricones, ponedle pantalones a la luna", bramó en una de sus tristemente célebres arengas radiofónicas. Tomada la ciudad, centró sus discursos en quienes huían: "A los tres cuartos de hora, un parte de nuestra aviación me comunicaba que grandes masas huían a todo correr hacia Motril. Para acompañarles en su huida y hacerles correr más aprisa, enviamos a nuestra aviación que bombardeó, incendiando algunos camiones".

Entre 5.000 y 10.000 muertos
¿Cuántos murieron? Eso tampoco se sabe con certeza, aunque las estimaciones más fiables están entre las 5.000 y las 10.000 víctimas mortales. La memoria oral, tan necesaria para los historiadores, es también caprichosa, y aquí falta la memoria documental para completarla, porque las defunciones no se inscribieron en los registros civiles. "La cuestión es cómo se contabilizaba eso. Porque la gente que se moría en el camino no iban a registrarlos", señala Encarnación Barranquero.

Hay quien dice que muchos cuerpos fueron arrojados al mar, y otros siguen en las cunetas esperando que alguien los desentierre. Algunos supervivientes explicaban cómo encontraron cuerpos amontonados entre los cañaverales. También hay testimonios de quienes cuentan lo difícil que era recorrer el camino por la noche sin pisar los cadáveres. Muchos refieren haber visto en primera persona idéntica escena dantesca: un bebé mamando sobre el cuerpo inerte de su madre. Probablemente ocurriera, pero es improbable que todos los que relatan la anécdota la vivieran.

Algunos supervivientes recordaban que desde tierra se oían las risas de los marineros de los buques que se dedicaron a bombardear la costa. Fernández y Brenes consultaron el cuaderno de bitácora del Canarias, uno de esos buques, donde se reflejan la munición y las salvas, que empezaban a las 6,45 de la mañana, pero no el objetivo. "La parte que más se acerca a la costa es a 500 metros. No creo que hicieran blanco, pero sí puedes divisar", explica. En cuanto a los vuelos, hay constancia documental de un vuelo de reconocimiento, en el que el piloto observa a los fugitivos. "Desde Tablada le dicen que el objetivo es disparar. Él pide que le repitan la orden y le dicen que dispare".

Durante décadas, el franquismo ocultó lo que ocurrió, y muchos callaron. La respuesta a qué ocurrió aquellos cinco días de febrero está en la memoria de quienes sobreviven, y en los sótanos de algunos archivos, que aún guardan los secretos de una de las peores masacres del ejército franquista.

https://www.eldiario.es/andalucia/m...tas-resolver-despues-masacre_0_865814058.html
 
"No se puede entender Madrid sin conocer las cicatrices dejadas por los bombardeos de la Guerra Civil"


Ochenta años después de la última bomba caída, los arquitectos Enrique Bordes y Luis de Sobrón publican Madrid Bombardeado 1936-1939

Se trata de un plano que expone las heridas del primer bombardeo moderno sobre una gran ciudad europea

Pedro Bravo
14/03/2019 - 22:20h
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Enrique Bordes y Luis de Sobrón, autores de la investigación y el plano 'Madrid Bombardeado 1936-1939'

En febrero de 1939 cayó la última bomba sobre Madrid en la Guerra Civil. Ochenta años después, Luis de Sobrón y Enrique Bordes, doctores arquitectos y profesores asociados del Departamento de Ideación Gráfica Arquitectónica de la ETSAM publican el primer resultado de un trabajo de investigación de dos años. Madrid Bombardeado 1936-1939 es un plano que expone las heridas de lo que fue el primer bombardeo moderno, con aviación además de artillería, sobre una gran urbe europea. Dibujado a partir de la ciudad actual, Luis y Enrique han geolocalizado los edificios dañados a partir de fuentes como los libros de salidas de los bomberos de entonces, los fondos fotográficos de la Biblioteca Nacional y el Archivo de la Delegación de Propaganda y documentación de los arquitectos del Comité de Saneamiento, Reforma y Construcción.

El plano, que de momento existe en una pequeña edición del Ayuntamiento de Madrid y que se puede pedir en bibliotecas, centros culturales y juntas municipales, es muy pertinente. Lo es ahora que afloran discursos hasta hace poco ocultos por la vergüenza; un momento en el que, quizás porque hemos dejado de mirar los mapas para elegir nuestro rumbo y los hemos programado para que decidan ellos por nosotros, es necesario volver a ver las cosas con perspectiva. Y recordar que Franco estaba dispuesto a destruir Madrid antes que dejársela a quienes él mismo había señalado como sus enemigos: los madrileños. Unos enemigos que resistieron heroicamente las bombas y hasta se rieron de ellas, como se cantaba en Puente de los Franceses.

¿Por qué Madrid no tiene un conciencia colectiva de lo sucedido a pesar de haber sufrido el primer bombardeo moderno de la Historia?

En gran parte porque, durante cuatro décadas de dictadura, las instituciones cubrieron con un manto de olvido los bombardeos sobre Madrid y todas las demás ciudades que los sufrieron, imponiendo, como en tantos otros ámbitos, un relato alternativo que no se correspondía con la realidad. La represión y el miedo se encargaron de que quienes vivieron aquellos hechos no osaran difundirlos públicamente. Después, las primeras décadas de democracia supusieron un ejercicio de amnesia colectiva probablemente justificado por lo delicado de la coyuntura. Por otro lado, en Madrid, al contrario que en Guernica o Barcelona, las autoridades no han tenido hasta ahora interés por fomentar ni difundir la investigación y el conocimiento sobre su pasado como ciudad bombardeada. En estas condiciones, y con la generación que vivió los bombardeos ya desaparecida, no es de extrañar que la población actual, por no hablar de los visitantes, no tenga apenas conciencia de este aspecto trágico, que podemos considerar relativamente reciente de nuestra historia. Por eso, desde nuestra profesión de arquitectos, profesores de dibujo e investigadores, asumimos casi como una obligación la tarea de dibujar un plano del Madrid bombardeado.

De hecho, son las crónicas sobre el bombardeo de la capital del periodista francés Louis Delaprée la principal inspiración para el Guernica de Picasso.

Eso aseguran estudiosos como el hispanista británico Martin Minchom: muchas de las imágenes que plasma Picasso en su Guernica corresponden con las descripciones de los bombardeos de Madrid en las crónicas que hacía Delaprée para Paris-Soir. Quizás lo más interesante es ver cómo lo que en su momento fue el primer bombardeo sobre una gran capital europea, con gran difusión en prensa internacional, fue desapareciendo del imaginario colectivo para ser desplazado por la fuerza del mensaje de Picasso... Pero no deja de ser significativo que el pintor siempre quiso que el cuadro volviese a Madrid.

Noviembre de 1936 es el momento más sangriento. Pero en 1937 señaláis que hay 6.036 siniestros atendidos, eso es una media de más de 16 al día.

Aunque los bombardeos comenzaron en los últimos días de agosto de 1936, hasta que el frente no llegó a las proximidades de Madrid consistieron en acciones esporádicas y poco contundentes, no exentas de víctimas. Entre el 8 y 23 de noviembre, con las tropas sublevadas intentando tomar la ciudad, los bombardeos de las aviación alemana fueron sistemáticos, día y noche. Madrid fue la primera gran ciudad en sufrir un bombardeo de semejante intensidad. Es cierto que durante la Segunda Guerra Mundial los bombardeos fueron de una magnitud mucho mayor, pero se trata de una cuestión cuantitativa: allí se dispuso de más aviones y de bombas aún más potentes. A partir de enero de 1937, prácticamente no se vuelven a producir ataques aéreos sobre Madrid pero, desde la Casa de Campo y el Cerro de los Ángeles se cañonea la ciudad casi a diario hasta marzo de 1939. Algunas jornadas, con cientos de proyectiles lanzados.

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Detalle de los edificios dañados en el centro de la ciudad en el plano 'Madrid Bombardeado 1939-1936'.

Las zonas más afectadas, según el plano, son el centro y el oeste.

La destrucción del barrio de Argüelles, al oeste de la ciudad, puede tener cierta lógica militar, ya que el plan de las tropas sublevadas era entrar precisamente desde la Ciudad Universitaria. El caso es que el bombardeo de este barrio madrileño, que quedó prácticamente arrasado, no consiguió debilitar las tropas defensoras o, al menos, no en la medida suficiente. En este mismo sentido, el ataque al centro de Madrid es más que dudoso. Es cierto que ahí se ubicaban ministerios, edificios oficiales y edificios que podían albergaban tropas y armas, pero por cada supuesto objetivo estratégico se destruyeron o dañaron 99 inmuebles que no eran más que edificios de viviendas, escuelas, teatros, etc. En realidad, el bombardeo del centro de la ciudad forma parte de la puesta en práctica de las doctrinas militares de Giulio Douhet, que planteaban que las guerras ya no se ganaban sólo en el frente sino también en la retaguardia, amedrentando y aterrorizando a la población civil hasta su desmoralización. Los alemanes se llevaron mucho aprendido de la Guerra Civil para luego reproducirlo a mayor escala en Europa.

Argüelles, como decís, es el barrio más asediado y, posteriormente, el que vivió una reconstrucción más profunda, llena de monumentos y símbolos de la victoria e incluso con un Ministerio del Aire rodeado por viviendas militares. ¿Qué otros cambios en el urbanismo de la ciudad tienen que ver con los bombardeos?

La mayor parte de los edificios dañados se repararon en unos años de posguerra en los que, por pura escasez de medios y en ausencia de un Plan Marshall, era preciso aprovechar todo lo que quedara en pie. En muchos casos se trataba de daños más o menos localizados. Edificios monumentales totalmente destruidos, como el palacio de Liria o la iglesia de San Sebastián, fueron reconstruidos. Otros menos dañados, como es el caso del Palacio Real, la iglesia de San Ginés, la de San Martín o el monasterio de las Descalzas Reales, fueron también reparados. No obstante, todavía quedan muchas cicatrices en la ciudad y no se puede entender completamente Madrid sin conocer y comprender estas heridas. Hablamos principalmente de algunos vacíos urbanos y de inmuebles construidos en los años cuarenta y posteriores, que ocupan el solar de un edificio antiguo derribado por las bombas y cuya estética suele desentonar bastante en el tejido urbano del Madrid del siglo XIX. Todos nos hemos fijado en ese tipo de edificios cuya perturbadora presencia es, en más casos de los que creemos, consecuencia de la guerra.

¿Cómo ha sido el proceso de trabajo para recabar la información? ¿Cuánto tiempo os ha llevado?

Con un poco de experiencia en el campo de la investigación ya empiezas a tener una idea de cómo buscar referencias y en qué archivos puedes encontrar según qué documentos pero, como cualquier trabajo de este tipo, también hay que preguntar a la gente que puede orientarte. En este caso, llevamos aproximadamente dos años trabajando en esto y, afortunadamente para todos, cada vez hay más documentos digitalizados y colgados en la red, sobre todo tratándose de fotografías. No obstante, ningún investigador se libra de visitar personalmente algunos archivos clave donde, además, el personal suele atenderte muy bien y te dan pistas muy valiosas. En nuestro caso, pudimos ponernos en contacto con Juan Miguel Redondo Toral, oficial del cuerpo de bomberos de Madrid, que durante años ha sido responsable del archivo histórico de esta institución y cuya colaboración ha sido clave para esta investigación.

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Edificio dañado en la calle de los Estudios, 9. BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA

Decís que es “un trabajo abierto, susceptible de ser completado y actualizado”, ¿vais a abrir una fase de recogida de información?

Es difícil hacer una estimación no sólo de cuánto queda por documentar sino de cuánto es posible llegar a documentar. No existe una fuente completa que dé cuenta de todos los edificios que resultaron dañados. Con toda seguridad, muchos de los siniestros que se produjeron no se podrán documentar nunca, bien porque las fuentes ya no existen o bien porque nunca llegaron a registrarse en ningún sitio. Somos conscientes que en los fondos fotográficos que hemos rastreado hay imágenes en las que no hemos podido identificar de qué edificio o edificios se trata por falta de referencias visuales. Plantearnos una especie de buzón a través de una página web donde cualquiera pudiera aportar documentación que contribuya a completar este plano es una posibilidad que consideramos aunque todavía no tenemos ultimado los detalles. No obstante, aunque sabemos que irán apareciendo datos que hasta ahora se nos han escapado, pensamos que el grueso de los edificios afectados, sobre todo aquellos que sufrieron gran destrucción, están recogidos en el plano. Por otro lado, están los barrios de Madrid que entonces formaban núcleos de población fuera de su término municipal y que fueron muy castigados por las bombas pero que, por los límites que uno tiene que plantearse en cualquier investigación, no han formado parte del estudio. Es el caso de Tetuán, Puente de Vallecas o Entrevías.

Aparte del plano, ¿tenéis idea de completar esta mirada sobre la ciudad bombardeada con otras acciones: exposiciones, paseos, webs…?

Después de dos años de investigación, recopilando información y construyendo una gran base de datos, aún queda mucha tarea de análisis, pero nos pareció oportuno, cuando en estas semanas se cumple el ochenta aniversario del final de los bombardeos sobre Madrid, publicar un primer resultado del trabajo en forma de plano del Madrid bombardeado que diera a la gente la oportunidad de descubrir y empezar a conocer y a tomar conciencia de esta realidad. Estamos estudiando posibles ramificaciones del proyecto, ya en contacto con el Ayuntamiento de Madrid y su oficina de Memoria, un contexto ideal para futuras iniciativas a las que vincular nuestro trabajo.

Cuando se critica cualquier ejercicio de memoria histórica se suele decir que no sirve más que para dividir, sin embargo, saber lo que pasó, entenderlo, puede ser un antídoto para que no se repita.

Es cierto que existe en muchas personas esa actitud de división ante cualquier asunto relacionado con la Guerra Civil Española. Muchos lo hemos experimentado personalmente, incluso con personas cercanas. Pero el error es entender que las heridas no se cierran porque recordamos nuestro pasado. Quizás es al revés, porque aún no se han cerrado las heridas algunos no son capaces de enfrentarse a un pasado nada lejano. La historia es tozuda y no desaparece por mirar para otro lado. Cualquiera que viaje, por ejemplo, a Normandía, encontrará en cada pueblo un memorial, un homenaje o un centro de interpretación sobre la Segunda Guerra Mundial, que es sólo un poco más reciente que nuestra Guerra Civil. A nadie en Francia se le ocurre pensar que estos ejercicios de memoria sólo sirven para dividir y enfrentar de nuevo a los franceses con los alemanes. Muy al contrario, son monumentos que recuerdan los hechos como fueron para poder superarlos y mirar hacia delante. Para pasar página de la historia, primero hay que escribirla…

14/03/2019 - 22:20h
https://www.eldiario.es/desde-mi-bici/Madrid-cicatrices-bombardeos-Guerra-Civil_6_877772215.html
 
España en Guerra (13/31) - Valencia, capital de la República
 
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