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Esta serie me tiene loquísima. La he visto en dos días y ya estoy esperando la segunda temporada.
Hacía tiempo que no veía una serie tan bien escrita, actuada, y con tanto simbolismo escondido.
Si no la habéis visto, os dejo un pequeño artículo aquí por si os interesa.
Y si alguien más anda tan enganchada como yo, me gustaría ver vuestras opiniones y cómo créeis que va a seguir desarrollándose.
www.lavanguardia.com
Hacía tiempo que no veía una serie tan bien escrita, actuada, y con tanto simbolismo escondido.
Si no la habéis visto, os dejo un pequeño artículo aquí por si os interesa.
Y si alguien más anda tan enganchada como yo, me gustaría ver vuestras opiniones y cómo créeis que va a seguir desarrollándose.
Si solo puedes ver una serie en Semana Santa, que sea 'Severance'
Severance es original, reflexiva, tensa y su primera temporada se despide por todo lo alto
Severance
es una de esas series que aparecen de vez en cuando y que tienen una misión muy clara: no dejar indiferente a nadie. Se nota en la dirección de Ben Stiller calculada al milímetro, en el universo de ciencia ficción de inspiración retro que reubica al espectador, en las ideas que deja caer el creador Dan Erickson con un punto de partida descabellado: que las empresas puedan introducirte un chip en el cerebro para diferenciar tu vida personal de tu vida laboral y que estas no se mezclen.
El centro de la serie es Mark (Adam Scott), un hombre que trabaja en Lumon Industries, una empresa biotecnológica, opaca y con un fundador de tintes mesiánicos donde ni tan siquiera los empleados entienden qué están haciendo en la oficina. Mark aceptó que le separaran su yo personal (el fueri) y el yo laboral (el dentri) con la esperanza de olvidar durante unas cuantas horas al día que su mujer estaba muerta. Pero esto le lleva a una situación que no resuelve los problemas.
Cuando está en la oficina, ni tan siquiera es consciente de haber tenido una mujer o si tiene una hermana. Cuando sale de allí, automáticamente siente el duelo que le aplasta. ¿Y lo peor de todo? Que como sus dos mitades no se pueden comunicar ni saber nada la una de la otra, está a merced de Lumon Industries. Quizá él no desconfía de la empresa pero una nueva trabajadora llamada Helly (Britt Lower) vive un infierno al no poder dejar el trabajo: le dicen que su versión exterior no quiere dimitir.
En la serie de Apple TV+ también está la siempre recomendable Patricia Arquette en la piel de una supervisora lunática, manipuladora y dispuesta a todo para satisfacer a unos jefes que ni le muestran la cara; está John Turturro como un trabajador satisfecho con las condiciones laborales hasta que conoce un miembro de otro departamento, que tiene el rostro de Christopher Walken.
Nos encontramos un supervisor interpretado por Tramell Tillman que representa a la perfección ese jefe que va de colega mientras te exprime con una sonrisa o Dichen Lachman como la consejera de bienestar que ofrece unos tratamientos ridículos pensados para seres fraccionados que no deberían cuestionarse esa realidad cerrada y claustrofóbica, siempre en esa oficina de pasillos inacabables y departamentos aislados los unos de los otros.
Pero lo estimulante es ver la capacidad de Erickson y Stiller para darse la mano y vender un mundo irreal, cercano, calculado que es compatible con mostrarnos la humanidad que se esconde en los trabajadores de Lumon Industries, que se cuestionan lo que hay allí fuera cuando uno de los compañeros se va de un día para otro y sin una explicación convincente por parte de los directivos. A menudo está a punto de dejarse devorar por la estética pero Erickson domina suficientemente el guion para que el thriller psicológico no sea únicamente artificio.
Y, cuando se entra en la recta final de la primera temporada, no queda otra opción que aguantar la respiración ante la tensión creciente de unos individuos que toman conciencia de su valor más allá de su condición de activo para la empresa. Si solamente tienes tiempo para ver una serie por Semana Santa, que sea Severance.
El centro de la serie es Mark (Adam Scott), un hombre que trabaja en Lumon Industries, una empresa biotecnológica, opaca y con un fundador de tintes mesiánicos donde ni tan siquiera los empleados entienden qué están haciendo en la oficina. Mark aceptó que le separaran su yo personal (el fueri) y el yo laboral (el dentri) con la esperanza de olvidar durante unas cuantas horas al día que su mujer estaba muerta. Pero esto le lleva a una situación que no resuelve los problemas.
Cuando está en la oficina, ni tan siquiera es consciente de haber tenido una mujer o si tiene una hermana. Cuando sale de allí, automáticamente siente el duelo que le aplasta. ¿Y lo peor de todo? Que como sus dos mitades no se pueden comunicar ni saber nada la una de la otra, está a merced de Lumon Industries. Quizá él no desconfía de la empresa pero una nueva trabajadora llamada Helly (Britt Lower) vive un infierno al no poder dejar el trabajo: le dicen que su versión exterior no quiere dimitir.
En la serie de Apple TV+ también está la siempre recomendable Patricia Arquette en la piel de una supervisora lunática, manipuladora y dispuesta a todo para satisfacer a unos jefes que ni le muestran la cara; está John Turturro como un trabajador satisfecho con las condiciones laborales hasta que conoce un miembro de otro departamento, que tiene el rostro de Christopher Walken.
Nos encontramos un supervisor interpretado por Tramell Tillman que representa a la perfección ese jefe que va de colega mientras te exprime con una sonrisa o Dichen Lachman como la consejera de bienestar que ofrece unos tratamientos ridículos pensados para seres fraccionados que no deberían cuestionarse esa realidad cerrada y claustrofóbica, siempre en esa oficina de pasillos inacabables y departamentos aislados los unos de los otros.
Pero lo estimulante es ver la capacidad de Erickson y Stiller para darse la mano y vender un mundo irreal, cercano, calculado que es compatible con mostrarnos la humanidad que se esconde en los trabajadores de Lumon Industries, que se cuestionan lo que hay allí fuera cuando uno de los compañeros se va de un día para otro y sin una explicación convincente por parte de los directivos. A menudo está a punto de dejarse devorar por la estética pero Erickson domina suficientemente el guion para que el thriller psicológico no sea únicamente artificio.
Y, cuando se entra en la recta final de la primera temporada, no queda otra opción que aguantar la respiración ante la tensión creciente de unos individuos que toman conciencia de su valor más allá de su condición de activo para la empresa. Si solamente tienes tiempo para ver una serie por Semana Santa, que sea Severance.
