El Mundo Orbyt.
CASA REAL
24/03/2018
EL MISTERIO DE CADA SEMANA SANTA
LA OLIMPIADA DE LA PRINCESA
Las hijas de los Monarcas han iniciado sus vacaciones. Sus padres han vaciado la agenda y también están libres. Dónde irán es una incógnita. Como todos los años, se les espera el próximo domingo en Palma.
POR CONSUELO FONT
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Como broche previo a las vacaciones, el colegio Santa María de los Rosales organizó el miércoles y jueves de esta semana su tradicional Olimpiada de primavera para los alumnos de Educación Secundaria. La Princesa Leonor, de 12 años y estudiante de primero de ESO, participó por primera vez y obtuvo un resultado bastante positivo, pues la heredera ha demostrado tener buenas condiciones para el deporte, sobre todo en la prueba de salto de vallas, donde quedó semifinalista.
Algo que seguramente ha llenado de orgullo a su padre, Don Felipe, que es un gran amante del deporte como todos los Borbón, especialmente de la vela y el esquí. Sin embargo, cuando era pequeño y estudiaba en el mismo colegio que su primogénita, no le gustaba competir si no estaba seguro de ganar, pues tenía gran sentido del ridículo, ya que siendo el Príncipe temía convertirse en la comidilla de sus compañeros. De hecho, en los partidos de fútbol pedía ser defensa para que no le criticaran si fallaba un gol. Los profesores, aleccionados por Don Juan Carlos, se esforzaron por acostumbrarle a la competición, para inculcarle que tan honroso era ganar con gallardía como perder con orgullo.
Una tensión que, seguramente, también habrá experimentado esta semana Leonor, una adolescente muy responsable, durante su estreno en las Olimpiadas del Santa María de los Rosales. Sobre todo porque había cierta expectación entre sus compañeros por verla competir por primera vez; incluso algunos alumnos de cursos superiores se acercaron al recinto deportivo para curiosear.
Las competiciones, donde participaban niños y niñas por separado, tuvieron lugar el miércoles 21 y el jueves 22 de esta semana, por la mañana y por la tarde. Tan sólo se hacía un alto a mediodía para la comida. Leonor, como el resto de los alumnos de ESO, acudió esos días al colegio ataviada con el uniforme deportivo: pantalón azul marino, polo amarillo con el escudo del colegio y sudadera azul, además de su rubia melena recogida en una coleta.
El miércoles, jornada de estreno, se celebraron las pruebas individuales: salto de altura y de longitud, velocidad, resistencia, lanzamiento de peso y vallas. La heredera al trono tuvo una actuación bastante aceptable en todas las eliminatorias, si bien el do de pecho lo dio en la carrera de vallas, donde logró llegar a la semifinal compitiendo entre sus compañeras de los cursos a, b y c de primero de ESO.
Al día siguiente, jueves, se celebraron las competiciones por equipos: baloncesto, balonmano, jockey, voleibol y pádel. Había cierto morbo por comprobar si Leonor formaría parte del equipo de balonmano, ya que su tío Iñaki Urdangarin, a quien apodaban “el zurdo de oro”, fue jugador profesional del Barça y la selección nacional. No fue así: la hija de los Reyes participó con el equipo de voleibol, su deporte favorito, que practica desde hace tiempo.
Tanto que la Casa Real se convirtió en 2015 en patrocinadora del club de voleibol de Madrid, que ha nombrado a Leonor capitana honorífica del equipo cadete y además, en cada partido, se hace el saludo real. Leonor también compitió en pádel, un deporte que practica asiduamente el Rey Felipe en La Zarzuela y seguramente ha impartido alguna clase a su hija. Los equipos de voleibol y pádel de los que formaba parte Leonor obtuvieron un buen resultado, aunque no lograron alzarse con la victoria.
Como colofón a esta Olimpiada de primavera, se celebró una fiesta con bailes escoceses, a la que acudieron los alumnos de los cuatro cursos de ESO, así como los profesores. Por cierto, Leonor fue la única de su clase a la que sacaron a bailar sus compañeros, y ella, sin ninguna timidez, se lanzó a la pista pasándoselo estupendamente.
Ahora a ella y a su hermana Sofía les espera una semana de vacaciones escolares, que podrán disfrutar junto a sus padres. Sin embargo, no se descarta que el domingo, 1 de abril, los Monarcas y sus hijas acudan a la catedral de Palma para asistir a la misa de Resurrección, una cita a la que Don Felipe no ha faltado desde que fue proclamado Rey.
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Las hijas de los Monarcas han iniciado sus vacaciones. Sus padres han vaciado la agenda y también están libres. Dónde irán es una incógnita. Como todos los años, se les espera el próximo domingo en Palma.
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Algo que seguramente ha llenado de orgullo a su padre, Don Felipe, que es un gran amante del deporte como todos los Borbón, especialmente de la vela y el esquí. Sin embargo, cuando era pequeño y estudiaba en el mismo colegio que su primogénita, no le gustaba competir si no estaba seguro de ganar, pues tenía gran sentido del ridículo, ya que siendo el Príncipe temía convertirse en la comidilla de sus compañeros. De hecho, en los partidos de fútbol pedía ser defensa para que no le criticaran si fallaba un gol. Los profesores, aleccionados por Don Juan Carlos, se esforzaron por acostumbrarle a la competición, para inculcarle que tan honroso era ganar con gallardía como perder con orgullo.
Una tensión que, seguramente, también habrá experimentado esta semana Leonor, una adolescente muy responsable, durante su estreno en las Olimpiadas del Santa María de los Rosales. Sobre todo porque había cierta expectación entre sus compañeros por verla competir por primera vez; incluso algunos alumnos de cursos superiores se acercaron al recinto deportivo para curiosear.
Las competiciones, donde participaban niños y niñas por separado, tuvieron lugar el miércoles 21 y el jueves 22 de esta semana, por la mañana y por la tarde. Tan sólo se hacía un alto a mediodía para la comida. Leonor, como el resto de los alumnos de ESO, acudió esos días al colegio ataviada con el uniforme deportivo: pantalón azul marino, polo amarillo con el escudo del colegio y sudadera azul, además de su rubia melena recogida en una coleta.
El miércoles, jornada de estreno, se celebraron las pruebas individuales: salto de altura y de longitud, velocidad, resistencia, lanzamiento de peso y vallas. La heredera al trono tuvo una actuación bastante aceptable en todas las eliminatorias, si bien el do de pecho lo dio en la carrera de vallas, donde logró llegar a la semifinal compitiendo entre sus compañeras de los cursos a, b y c de primero de ESO.
Al día siguiente, jueves, se celebraron las competiciones por equipos: baloncesto, balonmano, jockey, voleibol y pádel. Había cierto morbo por comprobar si Leonor formaría parte del equipo de balonmano, ya que su tío Iñaki Urdangarin, a quien apodaban “el zurdo de oro”, fue jugador profesional del Barça y la selección nacional. No fue así: la hija de los Reyes participó con el equipo de voleibol, su deporte favorito, que practica desde hace tiempo.
Tanto que la Casa Real se convirtió en 2015 en patrocinadora del club de voleibol de Madrid, que ha nombrado a Leonor capitana honorífica del equipo cadete y además, en cada partido, se hace el saludo real. Leonor también compitió en pádel, un deporte que practica asiduamente el Rey Felipe en La Zarzuela y seguramente ha impartido alguna clase a su hija. Los equipos de voleibol y pádel de los que formaba parte Leonor obtuvieron un buen resultado, aunque no lograron alzarse con la victoria.
Como colofón a esta Olimpiada de primavera, se celebró una fiesta con bailes escoceses, a la que acudieron los alumnos de los cuatro cursos de ESO, así como los profesores. Por cierto, Leonor fue la única de su clase a la que sacaron a bailar sus compañeros, y ella, sin ninguna timidez, se lanzó a la pista pasándoselo estupendamente.
Ahora a ella y a su hermana Sofía les espera una semana de vacaciones escolares, que podrán disfrutar junto a sus padres. Sin embargo, no se descarta que el domingo, 1 de abril, los Monarcas y sus hijas acudan a la catedral de Palma para asistir a la misa de Resurrección, una cita a la que Don Felipe no ha faltado desde que fue proclamado Rey.
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