Se estrella un avión de pasajeros en México, sin pérdida de vidas humanas hasta el momento

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José Manuel Pulgar con su mujer, Fabiola Gómez.


  • Unos nacen héroes y otros con el propósito de vivir sólo por ellos. Está claro que el lenense José Manuel "Josman" Pulgar Hidalgo es de los primeros. El único español en el accidente aéreo de Durango (México) -en el que el martes se salvaron todos los pasajeros y tripulación (103 personas)- ha sido bautizado por medios internacionales como "el héroe español". No es para menos: ayudó a salir de la aeronave a cinco personas heridas, entre ellas una niña y uno de los pilotos. Poco después de que todos pusieran pie en tierra, el avión empezó a arder. José Manuel sufrió varias contusiones, la más fuerte en el costado derecho, y estuvo hospitalizado dos días. Recibió el alta médica ayer. "Tengo muchas ganas de volver a casa, estoy deseando retomar mi vida", aseguró, después de cumplir su primer deseo: abrazar a sus dos pequeños. Pendiente de su recuperación y de una terapia psicológica a la que le recomiendan acudir, su vuelta podría demorarse hasta en dos semanas. Su familia aguarda ansiosa en Pola de Lena: "Desde ahora, celebraremos los dos cumpleaños de mi hermano", afirmó Sigrid Pulgar, desde Benavente, donde está de vacaciones.

Habían sido unas vacaciones perfectas para el "héroe español". José Manuel viajó a México con su mujer, Fabiola Gómez (natural de Durango), y sus dos hijos, de cinco y ocho años. Fueron a una boda familiar y se quedaron todo el mes para hacer turismo. Una semana antes del vuelo, asistieron a un partido de beisbol de los Generales de Durango. Inolvidable. Llegó el día del viaje. Él iba sólo en el avión para cumplir con sus vacaciones. Estaba previsto que se reincorporara a su puesto de trabajo, como vigilante de artilleros en el pozo Nicolasa, el día 1 de agosto. Ocupó el asiento 7B, junto a una mujer mayor con la que charló un poco antes del despegue. El vuelo empezó bien, pero un mensaje enturbió la calma: "Estamos en situación de emergencia crítica, pónganse en posición de impacto".


Recuerda el caos. Un golpe seco, y que el avión rebotó para golpear el suelo aún más fuerte. Sintió calor en la espalda, supo que había fuego en la aeronave. Lo primero que hizo fue desabrocharse él. Lo segundo, ayudar. Vio que su compañera de asiento no podía soltar el cinturón, entre los dos lo consiguieron. Justo detrás, una familia -con una niña pequeña- estaba atrapada por los equipajes que habían caído. Los ayudó también. Ya estaban en la puerta cuando escuchó "unos gritos terribles", que procedían de la cabina. Entró y encontró a un piloto herido: "Se quejaba mucho de la espalda", explicó. Logró mantener la calma y calmarlos a todos.

"Venga, vamos a salir de aquí, ¿Vale?", les dijo. "Poco después de que salieran, el avión empezó a arder", aseguró Sigrid Pulgar, hermana del "héroe español". A 9.020 kilómetros de su hermano, cuando aparecieron las llamas ella aún no sabía nada del accidente. Pronto recibieron la noticia de que él estaba fuera de peligro: "No nos quedamos tranquilos hasta que conseguimos hablar con él. Nos sorprendió la naturalidad con la que nos contó todo", señaló ayer. A la que más le están costando estos días es a Maruja Hidalgo, la madre de José Manuel: "Ella se emocionó mucho cuando habló con él.Hasta que llegue a casa no estará tranquila".

Tendrá que esperar un poco para abrazar a "Joseman". Todo lo que llevaba con él, absolutamente todo, se quemó en el avión. Las autoridades competentes están tramitando ya su documentación. "Además tendré que llevar collarín durante unos días y asistir a varias sesiones de terapia por recomendación médica", aseguró. Se emocionó mucho ayer, cuando sus dos pequeños le visitaron en el hospital: "El mayor ya sabe más o menos lo que ha pasado, al pequeño se lo tendremos que explicar poco a poco", explicó.

Afirma "Josman" que no cree en los milagros, sino en la pericia de los pilotos. También hay que hacerse creyentes de los que son como él, de los que miran al lado antes de echar a correr. Dicen en su familia que siempre fue así: "Si se la pides, te da hasta la camiseta que lleva puesta". Un gesto que sólo tienen los héroes.
 
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