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SALUD
¿Por qué me eligen los mosquitos?
Estos insectos se consideran los animales más mortíferos y contribuyen a 725.000 muertes anuales

MANUEL PEINADO LORCA
24 JUL 2019 - 17:58 CEST
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Llega el verano, llegan los mosquitos. Nada arruina tanto una perfecta velada como su zumbido, que advierte de que su dueño anda en busca de comida caliente. Hay más de 3.000 especies de estos insectos en todo el mundo, suficientes para estropearnos la noche estemos donde estemos.

No es cosa de broma. Estos minúsculos insectos se consideran los animales más mortíferos del mundo y contribuyen a más de 725.000 muertes al año. No existen otras criaturas, ni siquiera las personas, que sean responsables de la pérdida de tantas vidas humanas cada año como los mosquitos. Los humanos asesinan a unos 475.000 congéneres cada año. Las serpientes matan alrededor de 50.000, mientras que los perros (principalmente por transmisión de la rabia) se cobran otras 25.000 vidas. Algunos de los animales más temidos, como los tiburones y los lobos, matan a menos de 10.

En cuestión de mosquitos, tengo mala pata. Si se oye el zumbido de un mosquito en cualquier lugar donde me reúna con más gente, al cabo de un momento el animalito me elegirá como objetivo prioritario de su almuerzo. Eso me lleva a plantearme un par de cuestiones: ¿por qué zumban los mosquitos en los oídos? ¿Acaso no han aprendido que su molesto ronroneo va seguido inmediatamente de un intento —por lo general fallido— de acabar con él a manotazos? Y sobre todo: ¿por qué me eligen a mí y no a mi compañero de mesa, que se me antoja más apetitoso?

¿Por qué zumban los mosquitos?

publicó en 1948 un artículo en el que, entre otras muchas curiosidades sobre el mosquito Aedes aegypti, se dio cuenta de que los machos ignoraban a las hembras siempre que estas descansaban en silencio.

Eso sí, en cuanto las chicas levantaban el vuelo y zumbaban, los machos las perseguían frenéticos. Los enjambres de cientos de machos estaban tranquilos hasta que una hembra penetraba en el enjambre. Tan pronto como la hembra es detectada por el sonido de su vuelo, los machos se apresuran a interceptarla guiados por el sonido. Roth, al que le sobraban imaginación y tiempo, descubrió que los fogosos machos querían aparearse con el magnetófono que emitía grabaciones con zumbidos de las hembras e incluso con diapasones que vibraban en la misma frecuencia.

pruebas abrumadoras sobre el papel excepcional que desempeña el sonido en la vida de los mosquitos, que se debe a un órgano que descubrió hace más de siglo y medio un médico de Baltimore, Christopher Johnston. Microscopio en mano, Johnston descubrió que tienen un órgano en su antena (conocido desde entonces con el poco original nombre de orgánulo de Johnston), que les permite reconocer el zumbido de otros mosquitos.

Johnston pasó a mejor vida sin dar con el mecanismo que producía ese ruido. Entre otras cosas porque no lo buscó, convencido como estaba de que el truco residía en cambios en la vibración producidos por modificaciones del batido de las alas. Pasó medio siglo antes de que otros científicos descubrieran exactamente lo que provoca el zumbido. Los entomólogos británicos Arthur E. Shipley y Edwin Wilson describieron en 1905 un órgano dentado situado en la base de las alas que hace de carraca y provoca el sonido cuando las alas se mueven.

¿Por qué siempre me toca a mí?

Veamos por qué y cómo las hembras de mosquito seleccionan a sus víctimas. La clave está en el invisible paisaje químico del aire que nos rodea.

Los mosquitos interpretan ese paisaje mediante comportamientos especializados y órganos sensoriales capaces de leer los sutiles rastros químicos que exudan nuestros cuerpos. Los mosquitos dependen del dióxido de carbono para encontrar a sus huéspedes. Cuando expulsamos aire de nuestros pulmones el dióxido de carbono no se mezcla inmediatamente con el aire. Se queda temporalmente en efluvios que los mosquitos siguen como las ratas al flautista de Hamelín.

Los mosquitos perciben esos efluvios y, como hacen los sabuesos, persiguen el rastro a medida que perciben concentraciones más altas que las que contiene el aire ambiente normal. Usando el dióxido de carbono, los mosquitos pueden localizar objetivos situados hasta 50 metros de distancia.

Bien, ahora el mosquito que va a picarme ha localizado el grupo en el que yo, su víctima propiciatoria, me encuentro. Las cosas comienzan a personalizarse cuando el mosquito está aproximadamente a un metro del grupo de objetivos potenciales.

A corta distancia, los mosquitos tienen en cuenta una gran cantidad de factores que varían de persona a persona, incluyendo la temperatura de la piel, la presencia de vapor de agua y el color de la ropa. Los científicos creen que las variables más importantes en las que se basan los mosquitos a la hora de elegir a una persona determinada son los compuestos químicos producidos por las colonias de microbios que viven en nuestra piel. Las bacterias convierten las secreciones de nuestras glándulas sudoríparas en compuestos volátiles que son captados por el sistema olfativo situado en las antenas de los mosquitos. Esos complejos compuestos químicos, más de 300, varían de persona a persona en función de su genética y del entorno.

Según un artículo publicado en la revista científica PLOS ONE, las personas con una mayor diversidad de microbios en la piel tienden a tener menos picaduras de mosquitos. Las sutiles diferencias en la composición de los efluvios químicos producidos por las diferentes colonias de bacterias cutáneas pueden explicar las grandes diferencias en la cantidad de picaduras.

Como no podemos controlar los microbiomas de nuestra piel, poco podemos hacer salvo evitar vestirnos de negro, porque a los mosquitos les encanta ese color. Este verano me vestiré de amarillo.

Manuel Peinado Lorca es catedrático en el departamento de Ciencias de la Vida del Instituto Franklin de Estudios Norteamericanos de la Universidad de Alcalá.

Este artículo fue publicado originalmente en la web The Conversation.

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https://elpais.com/elpais/2019/07/24/ciencia/1563959847_397964.html
 
Si voy a zona de mosquitos se me comen viva mientras q a mi pareja ,fumador pasan de largo....
 
He pasado una noche de perros por culpa de uno! Me puse de madrugada hasta a buscar consejos en google sobre como localizarlos y matarlos pero son muy malos, demasiado listos diría yo! ? pero no ha parado de acosarme toda la noche. No he podido hacer más que dormir "siestas" envuelta en la sábana como una momia para que no me pique y más o menos he conseguido mi objetivo solo me ha picado parcialmente en la cara, como un intento fallido. Pero quiero matarloo ????

Necesitaba desvariar de esta forma, disculpad, la privación de sueño sienta muy mal ?
 
Trucos para ahuyentar las avispas en las cenas y comidas de verano

Respondemos a Ana, lectora y socia de eldiario.es

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Avispa (Vespula germanica)

Jordi Sabaté
28 de agosto de 2020 22:38h

Ana, lectora y socia de eldiario.es, nos pide que expliquemos sistemas para evitar que las avispas vengan, o bien para ahuyentarlas, cuando cenamos al aire libre, ya que son una presencia frecuente en verano en algunas zonas. Entendemos que se refiere tanto a cenar en una terraza como en un balcón o un jardín, es decir espacios donde las avispas puedan tener libre acceso.

Las avispas no son como las abejas, que se alimentan solo del polen y el néctar de las flores. Pueden beberlo, pero también tienen otras muchas otras fuentes de alimento, entre ellas otros insectos, basura, carne o las frutas que caen de los árboles. Es decir, son unos animales omnívoros con una dieta bastante amplia.

Para obtener el alimento se guían por sus sentidos del olfato y la vista, de modo que detectan un festín por los olores y los colores. Por ejemplo se ven atraídas por el color amarillo o el rojo intenso, así como otros propios de las frutas. Y del mismo modo les atraen los olores azucarados y florales, o el de la carne y la basura.

Así que si hacemos una cena perfumados y rodeados de manjares olorosos, no podremos evitar el concurso de las avispas; no se le pueden poner puertas al campo. De todos modos existe una serie de precauciones que podemos tomar para evitar que estas gorronas profesionales acudan a nuestra cena, sorteando así el peligro de que en un ataque de ira terminen por picarnos.

Precauciones para no atraerlas

Desde la página web de la empresa Seviplagas, dedicada a combatir todo tipo de plagas, nos ofrecen los consejos que a continuación detallamos:

  • Evitar vestir colores vivos: en efecto, si vestimos colores cálidos y chillones como el amarillo o el rojo, las avispas nos verán de una hora lejos y acudirán al convite. Lo mejor son los tonos apagados y oscuros, que no suscitan su interés.
  • Evitar las fragancias florales: del mismo modo, todo tipo de colonias y perfumes con un punto floral, cítrico, anisado o directamente dulce las atraerá irremediablemente a besar nuestro cuello. Así que mejor prescindir de perfumes en nuestras cenas estivales a cielo abierto.
  • Tener la comida tapada siempre en la mesa: también para evitar los aromas tentadores de comida, lo mejor es disponer la misma en fuentes tapadas cuando nop en táperes. Así no vendrán a catar. Si bien los platos obviamente no podremos dejarlos tapados, sí es importante retirar las sobras de la mesa con prontitud cuando pasemos al siguiente plato del menú.
  • No tener fuentes de agua cercanas: evitaremos cenar cerca de piscinas, fuentes y estanques, pues las avispas acuden a estos sitios a beber o refrescarse. Asimismo, evitaremos tener el mesa recipientes transparentes con agua abiertos, ya que distinguen el agua.
  • No tener plantas en floración cerca: las flores que desprender néctares aromáticos también pueden atraerlas, pues buscarán el azúcar que contiene. La excepción son aromas potentes como el del jazmín, que no les gusta. No ocurre así con el aroma de azahar de los cítricos, que las atrae.
  • No tener frutales cerca: los frutales, con sus flores o sus frutas maduras son otra fuente de atracción para las avispas, por evitaremos cenar en zonas donde estén. Si tenemos uno en una terraza, por ejemplo, podemos taparlo con un plástico mientras cenamos.
  • Recoger la fruta caída si tenemos frutales: del mismo modo, si no podemos evitar cenar en un jardín con frutales o en un huerto, procuraremos que no haya alrededor restos de fruta caída, pues ejerce una gran atracción sobre ellas. Del mismo modo, evitaremos los olores a basura cercanos.
Remedios para ahuyentarlas

Si de todos modos las avispas acuden a cenar con nosotros con insistencia, hay algunos trucos que podemos poner en práctica para tratar de ahuyentarlas. Desde distintas páginas web se propone el uso de plantas aromáticas en la mesa o bien tener una barbacoa encendida, pero en Serviplagas proponen como más eficaces los siguientes:

  • Poner platos con vinagre: el olor a ácido vinagre (ácido acético) es un potente repelente, tanto por su intensidad como porque el ácido acético indica que un azúcar se está fermentando y por tanto se trata de un alimento en mal estado.
  • Naftalina: el olor a naftalina, potente les repele; el problema es que probablemente a nosotros también. De todos modos guardaremos las bolas en un recipiente, un vaso por ejemplo, para que el viento o la brisa no disperse el olor.
  • Pepino o limón con clavo: otra propuesta, tal vez menos molesta para nuestro olfato, es dejar un plato rodajas de pepino o de limón con especia de clavo, ya que se supone que estos aromas molestan a las avispas.
  • Velas con aromas anti-avispas: las mismas velas de citronella que se usan para ahuyentar a los mosquitos funcionan también para las avispas, aunque tienen el mismo problema: si hay brisa o viento, el olor se dispersará. Además, hay que ponerlas en el suelo porque si no el olor no se queda en la mesa.
Si tenemos un avispero

Si tampoco así nos libramos de las avispas, debemos considerar que tal vez tengamos un avispero cerca. En tal caso, desde Seviplagas recomiendan llamar a profesionales para que con tratamiento con feromonas conduzcan el enjambre a otra zona no habitada.

 
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