La niña Wessex ahora mismo es un calco de su padre, tienen iguales hasta las orejas. El niño no se parece a nadie, es bastante mono y parece estar algo pequeño para su edad. Siempre con las manitas entrelazadas y los bracitos extendidos hacia abajo, pobrecillo. Le habrán dicho que es la postura correcta en actos oficiales y ni se atreve a despegar las manos.