Rosalía

Yo llevo varios días con El Mal Querer en bucle. Sin exagerar, todas las canciones. Y eso que al principio me daba muchísimo coraje porque estaba hasta en la sopa y eso me genera mucho rechazo, me negaba a escucharla. Pero son canciones pegadizas, y cuando escuchas la letra de algunas (quizás las menos populares) es que se te ponen los pelos de punta. Yo suelto lagrimones con De Aquí No Sales, por ejemplo.
 
Un tema de Rosalía sin video es muy basico...
¡Venga chiquilla! Pa bailar..:happy:



:headphone::headphone::headphone::headphone::headphone:
 
Última edición por un moderador:
L A C O N T R A

DE CARMEN RIGALT

10/02/2019

FLAMENCA, QUE
NO CHARNEGA

ROSALÍA
QUIÉN ES: ROSALÍA VILA TOBELLA, 25 AÑOS. SU GRAN NOCHE: DESLUMBRÓ EN LOS GOYA CON ‘ME QUEDO CONTIGO’. ES LA ESPAÑOLA CON MÁS GRAMMYS LATINOS (2 Y 4 NOMINACIONES) POR UNA ÚNICA CANCIÓN, ‘MALAMENTE’
De Rosalía oí hablar por primera vez hará algo más de un año: poca cosa, un par de referencias flamencas acompañadas de unas imágenes en las que aparecía felina y movediza, con una garganta capaz de engatusar a las masas. La gente la trataba como si fuera un fenómeno y yo me lo creí. Es decir, una parte me la creí y la otra no, pero mi imaginación se encargó de hacer el resto.

En cualquier caso, Rosalía no es nueva. Se pueden seguir sus huellas en internet, cuando participó en el concurso Tú si que valesy fue rechazada. De eso hace 11 años, tiempo durante el cual ha cursado estudios superiores de música y ha investigado en los yacimientos más hondos del flamenco. Todo iba viento en popa. Supe entonces que había nacido en Barcelona, como Carmen Amaya. No se podía pedir más. En mi cabeza se forjó entonces la imagen de una gitanilla de cobre bailando con los pies descalzos en un remoto Somorrostro. Que no salga de aquí, pero yo soy como una guiri, a folklórica y obvia no me gana nadie.

Rosalía entró así en el camino de mis aficiones (discos dedicados, que decíamos ayer) aunque nunca me tomé la molestia de buscar su discografía en Youtube. Eso vendría luego, después de hacer lo propio con Silvia Pérez Cruz, otra catalana de voz estremecedora y prodigiosa con repertorio en catalán, castellano, gallego, portugués, francés, inglés y lo que le pongan por delante. Silvia abarca todos los géneros y todos los aprieta, del bolero al jazz y del flamenco a las habaneras.

Rosalía y Silvia coincidieron en su camino con Raúl Refree, un productor que ha cantado con las dos, y con bastantes más. Refree tiene una idea de Rosalía que expongo aquí porque ayudará a que algunos lectores, autoengañados como yo por el tópico de la gitanilla, constaten la magnitud del fenómeno. Dice Refree: «Hay mucha gente que canta bien, pero eso no significa nada. Rosalía, además de un timbre vocal muy bonito, tiene algo que escapa a la mayoría, y es un criterio musical avanzado para su edad. Rosalía ha escuchado mucha música y es capaz de tomar decisiones arriesgadas y experimentales. Su estética siempre ha sido la de mezclar el flamenco con la música urbana, ella es la primera cantaora ligada con su tiempo de forma muy clara».

Silvia Pérez Cruz nació en Palafrugell, y Rosalía en Sant Esteve de Sesrovires, en el Baix Llobregat. Las dos hablan catalán pero no sabría decir si en ambos casos es lengua materna o vehicular. Respecto a sus opiniones sobre la situación política en Cataluña, Silvia reconoce que no es nacionalista, aunque el hecho de no serlo apenas le ha servido para evitar incidentes. Sirva este ejemplo: a Silvia, en Madrid, se le ocurrió una vez cantar en mallorquín y le pasó lo que a Serrat pero al revés: un tipo le pegó un bufido y se largó del teatro mascullando. El caso de Rosalía es distinto. A ella no le gusta responder a preguntas de carácter político. No es la única. Antes del dichoso procés, incluso antes del antes, muchos cantautores escurrían el bulto de la política alegando que el arte no tenía fronteras y ahí se plantaban. Rosalía no es de antes, y si me apuran ni siquiera de ahora, pues dada su juventud, la chica todavía está llegando. Sin embargo, ella se planta, por si acaso.

He buscado rastros de entrevistas a Rosalía y he encontrado alguna bastante significativa. Por ejemplo, una rueda de prensa recogida puntualmente en ElNacional.cat, periódico independentista hasta el tuétano. Para ElNacional.cat hay dos clases de periodistas: los unionistas (el término parece sacado del conflicto del Ulster, pero se refiere a los periodistas de Madrid y, en concreto, a los de EL MUNDO) y los periodistas propiamente dichos, ungidos por el sagrado dogma de la independencia.

A Rosalía el periódico unionista EL MUNDO le hizo la pregunta por tres veces, y ella por tres veces escurrió el bulto. Afortunadamente, la cantante salió indemne, pero EL MUNDO cobró lo suyo. Dos ejemplos. Un titular: «El anticatalanismo cree que Rosalía roba flamenco: paya y sin sangre andaluza». Y una puyita suelta: «La cantante de flamenco-trap recibe tres preguntas sobre el procés; ella, que es de Sant Esteve de Sesrovires y tiene 25 años, responde como quien se sabe en una rueda de reconocimiento policial». Visto lo visto, se entiende que el periodismo sea considerado un oficio de riesgo. Las ruedas de prensa, el formato más aburrido de la profesión, en Cataluña llegan a adquirir tintes de rojo vivísimo. No hay que desesperarse. A lo mejor gracias a Rosalía los compañeros de ElNacional llegan al Pulitzer.

El momento clave de la cantante Rosalía (al menos para los periodistas de sensibilidad unionista) tuvo lugar el sábado pasado en la gala de los premios Goya, la fiesta por excelencia del cine español (con perdón). Rosalía cantó Me quedo contigo, una canción de los Chunguitos que popularizó Carlos Saura al incluirla en su película Deprisa, deprisa (1981). Muchos descubrimos la canción con la versión que Manu Chao hizo de ella en 2009. Yo misma me quedé colgada de Chao, y ahí seguiría si no hubiera descubierto a Rosalía en la gala de los Goya celebrada la semana pasada. Media España se quedó boquiabierta (la otra media ya lo estaba). Cierto es que los puretas del flamenco enseguida pusieron reparos pero eso estaba más que cantado. Los puretas son un coñazo, los puretas de todo, que sólo están para poner pegas. Rosalía, en cambio, es la pureza del mestizaje, la impureza esencial. Hasta los Chunguitos dijeron que a las mujeres de la familia (las chunguitas) no les gustaba la versión de Rosalía porque había perdido el flamenco en su viaje a la modernidad trap.

Vayamos al grano: el trap es un género, una mezcla de rap, reguetón y demás sonidos urbanos que dan como resultado un género nuevo. La versión de Me quedo contigo, en la boca ensangrentada de Rosalía Vila no era nada urbana. A mi llegó a parecerme gregoriana y celestial.

Sin embargo, y a pesar de lo que decían los puretas (incluidas las chunguitas), la versión de Rosalía, acompañada por el coro joven del Orfeó Catalá, que ocupaba la ausencia de música, se elevó como una oración hacia la estratosfera. Rosalía es una reina del barullo, pero cuando quiere hacer silencio, no hay otra como ella. Hemos asistido a la consagración de una estrella que sienta cátedra desde el Baix Llobregat. Su infancia la pasó escuchando la música que les gustaba a sus padres, de los Beatles a Bruce Springsteen y Bob Marley. Pero Rosalía estaba hecha un lío entonces. Creía que el flamenco era un cante de Estopa, ingenua de ella.
 
Yo la ví en los Goya.

No me gustó su versión de la canción de los Chunguitos con el coro detrás, me pareció pretencioso en demasía.
De todos modos, si algo tuvo de bonita la actuación fue gracias a las voces del coro, no tanto a la forma de cantar de la tal Rosalía quien me parece totalmente sobrevalorada y otro producto más de marketing puro y duro.

La chica se mueve ya con unos aires de diva y de especial que me desagrada.
 
Back