Rodrigo Lanza, culpable de asesinato en el "crimen de los tirantes"

Gracias Aloha, por no estar de acuerdo conmigo en mis mensajes, si no lo hubieras puesto, seria para mi muy preocupante, asi con tu no estoy de acuerdo, me quedo mas tranquilica, lo cual ya es mucho Gracias
 
Ojalá se hubiese dado tanto bombo el asesinato de Carlos Palomino, que a el le atacaron entre varios valientes
¿A Carlos Palomino? Lo mató una sola persona, Josué Estébanez de la Hija. De hecho, lo que alegó en su defensa es que iba solo en el vagón de metro cuando de repente entraron un montón de antifascistas que iban a una manifestación (el iba a otra contraria) y al verse rodeado de "enemigos" le entró el pánico y puso el piloto automático de autodefensa. Carlos es el que se fija en que lleva un símbolo fascista y se enfrenta a él, llegando a tocarle, es ahí cuando saltó Josué y le asestó la puñalada mortal en el corazón. Luego salió huyendo, hiriendo a dos amigos de Carlos que intentaron pararle pero al final lo pudieron alcanzar y entre unas 30 personas le dieron una paliza que casi se lo cargan. Estando en la cárcel todavía estaba con operaciones por las secuelas de esa paliza (3000 euros le costó una boca nueva).

Al final los extremos son malos. Si Carlos no se hubiera enfrentado a Josué (que no había ninguna necesidad) seguiría vivo. Y si Josué no fuera un tarado de ultraderechas, pues Carlos también seguiría vivo. La paliza entre 30 antifascistas a Josué también me parece una animalada, qué queréis que os diga.

Lo de Rodrigo Lanza es similar, un encuentro fortuito entre dos extremos que acaba mal para uno de ellos. Hace tiempo que vi el documental de Ciutat Morta y no recuerdo bien los detalles sobre Rodrigo Lanza, no sé si en ese caso era realmente inocente pero eso no le exculparía del "crimen de los tirantes". Yo no sé si ese chaval salió cambiado, envalentonado o yo qué sé de la movida del Caso 4F, a mí nunca me acabó de caer bien.

Contrariamente a Patricia Heras y a su amigo, que de ellos hay pocas dudas sobre su inocencia y sólo eran culpables de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.
 
¿A Carlos Palomino? Lo mató una sola persona, Josué Estébanez de la Hija. De hecho, lo que alegó en su defensa es que iba solo en el vagón de metro cuando de repente entraron un montón de antifascistas que iban a una manifestación (el iba a otra contraria) y al verse rodeado de "enemigos" le entró el pánico y puso el piloto automático de autodefensa. Carlos es el que se fija en que lleva un símbolo fascista y se enfrenta a él, llegando a tocarle, es ahí cuando saltó Josué y le asestó la puñalada mortal en el corazón. Luego salió huyendo, hiriendo a dos amigos de Carlos que intentaron pararle pero al final lo pudieron alcanzar y entre unas 30 personas le dieron una paliza que casi se lo cargan. Estando en la cárcel todavía estaba con operaciones por las secuelas de esa paliza (3000 euros le costó una boca nueva).

Al final los extremos son malos. Si Carlos no se hubiera enfrentado a Josué (que no había ninguna necesidad) seguiría vivo. Y si Josué no fuera un tarado de ultraderechas, pues Carlos también seguiría vivo. La paliza entre 30 antifascistas a Josué también me parece una animalada, qué queréis que os diga.

Lo de Rodrigo Lanza es similar, un encuentro fortuito entre dos extremos que acaba mal para uno de ellos. Hace tiempo que vi el documental de Ciutat Morta y no recuerdo bien los detalles sobre Rodrigo Lanza, no sé si en ese caso era realmente inocente pero eso no le exculparía del "crimen de los tirantes". Yo no sé si ese chaval salió cambiado, envalentonado o yo qué sé de la movida del Caso 4F, a mí nunca me acabó de caer bien.

Contrariamente a Patricia Heras y a su amigo, que de ellos hay pocas dudas sobre su inocencia y sólo eran culpables de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Pues pensaba que iba alguien más con Josué y no se porque! Acabo de ver otra vez el video, desde luego todos los extremos son malos
 

El Tribunal Superior de Justicia de Aragón ratifica la condena de Rodrigo Lanza, el asesino del «crimen de los tirantes»​

marzo 26, 2021
EL OKUPA ANTISISTEMA RADICAL PIERDE EL RECURSO

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Nacional Política en España Últimas Noticias


La Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Aragón ha rechazado el recurso presentado por la defensa de Rodrigo Lanza, condenado por el asesinato de Víctor Laínez.

Este homicidio, denominado el «crimen de los tirantes», ratifica la sentencia dictada el 22 de septiembre de 2020 por la Audiencia Provincial de Zaragoza. Se le condenó a veinte años de prisión por un delito de asesinato con alevosía con el agravante de obrar por motivos ideológicos.

LOS HECHOS

El suceso ocurrió el 8 de diciembre de 2017 en el bar Tocadiscos en Zaragoza. Lanza procedió a arremeter contra la víctima por llevar unos tirantes con la bandera de España, tildándole de «fascista» y exclamando que «no querían nazis en el barrio» y «que no era bienvenido». Una vez en el exterior del local, atacó brutalmente a Víctor Laínez golpeándole repetidamente y propiciándole cuando se encontraba tendido en el suelo una patada en la cabeza.

Cuatro días más tarde Víctor Laínez falleció.

ANTECEDENTES Y APOYO POLÍTICO Y MEDIÁTICO

No es la primera vez que este criminal asesino ataca a alguien; Rodrigo Lanza ya dejó tetrapléjico a un policía local de Molins de Rei (Barcelona), Juan José Salas, casado y con cuatro hijos al lanzarle una maceta a la cabeza desde el interior de un casal okupa. El golpe y la caída hicieron que el agente sufriera una rotura de cráneo por cuatro sitios. Con solo 39 años.

Medios de comunicación y gente de izquierda apoyaron al criminal. Incluso se acabó publicando un documental, subvencionado por el Ayuntamiento de Barcelona, llamado «Ciutat Morta» en el que le mostraban a él y a otros antisistema como héroes. En resumen, una campaña que clamaba que era una víctima de un montaje policial y que le consideraba inocente.

También fue fuertemente apoyado por personalidades de izquierda. Como Pablo Iglesias, Ada Colau, Julia Otero, Juan Carlos Monedero o Jordi Évole entre otros.

«Habrá que esperar a ver qué es lo que dice el juez. A mí me resulta dudoso que alguien desarrolle tal cantidad de violencia porque alguien lleva unos simples tirantes con la bandera de España. A mí eso me cuesta mucho trabajo creérmelo. Es decir, habrá más cosas y ojalá muy pronto la justicia las establezca». (Monedero hablando del caso actual)

«Gracias Xavi y Xapo por mostrarnos otra versión de los hechos, la que se quiso silenciar, gracias por denunciar la tortura y por no estigmatizar a nadie por algo tan superficial como su estética». (Jordi Évole hablando del documental tras el ataque que dejó tetrapléjico a un policía).

Personas en Twitter también defendieron el asesinato como justificado alegando que la víctima era «nazi»

EL JUICIO Y LA RATIFICACIÓN

VOX ejerció de acusación popular en este caso por medio del abogado David Arranz y exigía 25 años por asesinato «con alevosía y agravante de motivos ideológicos»

Zulueta, el abogado de la defensa, es conocido por haber defendido al presunto cerebro del brutal atentado de Atocha, Rabei Osman el Sayed, Mohamed El Egipcio, absuelto en el proceso en España y que actualmente cumple condena de ocho años en Italia por pertenencia a banda armada. A pesar de que intentó sostener una versión exculpatoria, fue incapaz cuando los testigos empezaron a dar testimonio.

De hecho, un amigo del condenado llegó incluso a reconocer que Lanza «estaba fuera de sí», que intentó pararle, que «nada habría ocurrido si nos hubiéramos marchado» y explicó que fue el antisistema el que se acercó a la víctima que en ningún caso inició el encuentro.

La policía también describió el horripilante escenario: Los ojos prácticamente le salían de las órbitas, respiraba muy poco, sangraba por la boca, por los oídos, por todas partes«.

La resolución reza tajantemente que: «el jurado no tuvo dudas acerca de que el acusado al realizar la agresión, buscó o se aprovechó de las condiciones que impedían defenderse a la víctima» y también que existen «hechos objetivos que sustentan la agravante de motivos ideológicos, que los miembros del Jurado han considerado probados por unanimidad».

También rechazó la sala la alegación de parcialidad en las instrucciones dadas al jurado y la petición de que se devolviera la causa a la Audiencia para celebrar un nuevo tribunal del jurado. Han declarado que la defensa introduce en su recurso «diversas críticas y valoraciones, en muchos casos puramente subjetivas, a la actuación de la magistrada-presidente en el momento de dar las instrucciones a los jurados» y que «cuando la magistrada procedió a dar las instrucciones y explicaciones a las que se refiere, el letrado de la defensa no realizó ninguna protesta, ni pidió ningún tipo de aclaración o adición a las instrucciones que se estaban proporcionando, lo que pone de manifiesto su conformidad, tal como se observa en la grabación».

Respecto a la impugnación de las declaraciones de los testigos han afirmado que «se trata de testigos ocultos en el momento de prestar declaración, no testigos anónimos o desconocidos para las partes, puesto que su identidad era perfectamente conocida desde la fase de instrucción y figuraba en las actas del juicio oral. Tampoco se trata de testigos protegidos respecto de los que se hayan adoptado las medidas necesarias para preservar su identidad, tal como prevé la Ley» y pudieron interrogarlos sin limitación alguna así pues tampoco hubo «ninguna merma del principio de contradicción o del derecho de defensa».

Contra la sentencia cabe recurso de casación en el Tribunal Supremo, que tendría que presentar antes de cinco días.
 
¿A Carlos Palomino? Lo mató una sola persona, Josué Estébanez de la Hija. De hecho, lo que alegó en su defensa es que iba solo en el vagón de metro cuando de repente entraron un montón de antifascistas que iban a una manifestación (el iba a otra contraria) y al verse rodeado de "enemigos" le entró el pánico y puso el piloto automático de autodefensa. Carlos es el que se fija en que lleva un símbolo fascista y se enfrenta a él, llegando a tocarle, es ahí cuando saltó Josué y le asestó la puñalada mortal en el corazón. Luego salió huyendo, hiriendo a dos amigos de Carlos que intentaron pararle pero al final lo pudieron alcanzar y entre unas 30 personas le dieron una paliza que casi se lo cargan. Estando en la cárcel todavía estaba con operaciones por las secuelas de esa paliza (3000 euros le costó una boca nueva).

Al final los extremos son malos. Si Carlos no se hubiera enfrentado a Josué (que no había ninguna necesidad) seguiría vivo. Y si Josué no fuera un tarado de ultraderechas, pues Carlos también seguiría vivo. La paliza entre 30 antifascistas a Josué también me parece una animalada, qué queréis que os diga.

Lo de Rodrigo Lanza es similar, un encuentro fortuito entre dos extremos que acaba mal para uno de ellos. Hace tiempo que vi el documental de Ciutat Morta y no recuerdo bien los detalles sobre Rodrigo Lanza, no sé si en ese caso era realmente inocente pero eso no le exculparía del "crimen de los tirantes". Yo no sé si ese chaval salió cambiado, envalentonado o yo qué sé de la movida del Caso 4F, a mí nunca me acabó de caer bien.

Contrariamente a Patricia Heras y a su amigo, que de ellos hay pocas dudas sobre su inocencia y sólo eran culpables de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.

cuando acaban de matar a tu amigo de una puñalada en el corazón con lo que menos piensas es con la cabeza... lo digo por la paliza a Josue, que no lo justifico, pero lo entiendo... Seguro que la madre de Carlos preferiría tener un hijo con secuelas que muerto. Sea como sea, es una verdadera lástima que pasen estas cosas, que muera una persona sin sentido, sea de un lado o de otro...
 

El Supremo rebaja de 20 a 18 años y medio la condena por el crimen de los tirantes en Zaragoza​



Los magistrados confirman que Rodrigo Lanza asesinó de una brutal paliza a Víctor Lainez, pero no aprecian la agravante de odio.
NOTICIA
ACTUALIZADA 15/3/2022 A LAS 11:57
M. A. Coloma
Rodrigo Lanza, en el momento de conocer que era condenado por asesinato.
Rodrigo Lanza, en el momento de conocer que era condenado por asesinato en la Audiencia de Zaragoza.Efe
La Sala II del Tribunal Supremo ha condenado a 18 años y medio de cárcel a Rodrigo Lanza Huidobro por el crimen de los tirantes, del que fue víctima Victor Laínez en diciembre de 2017. La víctima falleció en el hospital cuatro días después de sufrir una brutal paliza en el bar Tocadiscos de la capital aragonesa. El Supremo confirma la calificación de los hechos como delito de asesinato consumado, al concurrir alevosía, con la atenuante analógica de embriaguez.
Sin embargo, los magistrados estiman parcialmente el recurso del acusado y elimina la agravante de obrar por motivos ideológicos, que habían apreciado tanto el jurado como el Tribunal Superior de Justicia de Aragón. El tribunal comparte que el acusado tuvo ese comportamiento discriminatorio contra la víctima por la ideología al inicio de la acción, cuando comenzó la discusión y le llamó facha y fascista, pero subraya que luego hubo otra conversación entre ambos fuera del local y justo antes de la agresión cuyo contenido se ignora, lo que impide, por el principio ‘in dubio pro reo’, ratificar la motivación ideológica en la actuación lesiva para la vida.
La consecuencia es que la condena se reduce de 20 años, que impuso el TSJ aragonés y el jurado, a 18 años y medio de prisión. El alto tribunal considera proporcionada esa pena debido a la gravedad de los hechos, “teniendo en cuenta la reiteración de golpes y el móvil de la acción, que aunque no incorpore el presupuesto de la discriminación por ideología, si revela una motivación en el curso inicial de la acción que merece, por su abyección, una individualización superadora del mínimo previsto en la norma”.

Ánimo te matar y alevosía​

El Supremo, en sentencia de la que ha sido ponente el magistrado Andrés Martínez Arrieta, desestima todos los demás motivos del recurso de casación. Así, destaca como el tribunal de apelación ha fundamentado de forma racional el ánimo de matar concurrente en el caso “a partir de la contundencia de los golpes y su intensidad, que la mayor parte de los golpes y patadas se produjeron cuando la víctima estaba semiinconsciente en el suelo, así como que dichos golpes se produjeron en la cabeza de la víctima, extremo que fue advertido por el dueño del establecimiento que dijo al acusado, en plena agresión, “para, para que lo vas a matar”.
En cuanto a la alegación de la defensa de que no se ha justificado la agravante de alevosía, cualificadora del asesinato, el Supremo destaca que debe respetarse el hecho probado que, en síntesis, “declara que consta que Rodrigo volvió a entrar en el local de forma rápida, acometiendo por la espalda a la víctima, quien no tuvo ocasión de defenderse, golpeándole fuertemente con el puño la parte inferior trasera de la cabeza, y como consecuencia del golpe recibido V.L. dio media vuelta, tambaleándose, y se cayó al suelo desplomado semiinconsciente, y estando en esa situación, Rodrigo Lanza le dio una patada en la cabeza, e inmediatamente se colocó encima siguiendo propinándole puñetazos en la cara y múltiples golpes, tras lo cual, le dio una patada muy fuerte en la cabeza, y se marchó”.

No han quedado probados los motivos ideológicos​

La sentencia recuerda que, según los hechos probados, el acusado fue informado en el bar por un amigo de la ideología de extrema derecha de la víctima y que, en ocasiones, llevaba unos tirantes con los colores de la bandera española, así como que “el acusado profirió insultos a la víctima, que también responde, con una carga ideológica clara, le llama fascista, que estaba en una zona antifascista y que no quería nazis en el barrio, por lo que no era bienvenido”.
Pero el alto tribunal indica que si bien al inicio de la acción, hasta los insultos mencionados, la acción y las agresiones verbales son claramente reflejo de una discriminación por ideología, con “la prepotencia de quien insulta y veja por la ideología del otro”, en un momento posterior se sitúa a los intervinientes en otro escenario ya que se dice que ambos “mantuvieron un encuentro fuera del establecimiento y V.L. se volvió a meter hacia el fondo del bar”.
Para el Supremo, “ese segundo momento tiene un contenido que se ignora”, ya que “no se sabe de qué hablaron y de qué discutieron en el exterior, solo que fue posterior a los insultos con un contenido no precisado”, y que ese último hecho “pudo ser el acto determinante de la posterior reacción agresiva que produjo el resultado de muerte”. Es decir, que, como puede que la agresión fuese por una causa ajena a la ideología, en aplicación del principio ‘in dubio pro reo’ no puede aplicarse la agravante de discriminación ideológica. No obstante, el TS explica que ha tenido en cuenta la motivación discriminatoria por ideología en el inicio de la discusión para establecer la pena en 18 años y medio de prisión, por encima del mínimo que hubiese sido en este caso de 15 años.
Por otro lado, en cuanto a las responsabilidades civiles, el Supremo confirma la condena a que el acusado indemnice en la cantidad total de 200.000 euros a los familiares de la víctima, con la siguiente distribución: 50.000 euros para la madre, 50.000 para cada uno de los dos hijos, y 50.000 euros a distribuir entre los tres hermanos. Asimismo, deberá indemnizar al Servicio Aragonés de Salud en la cantidad de 5.620 euros, ya que tras la agresión la víctima fue atendida en el hospital Clínico de Zaragoza, donde falleció cuatro días después.
 
Un tipo que ya dejó a un policía tetraplejico antes de matar a Lainez no merece consideración ninguna... lo contrario, supone victimizar de nuevo a la víctima y en mi opinión debería de aplicarsele la prisión permanente . Nada garantiza que este especimen asocial vuelva a cometer otro delito similar.
 

El Supremo rebaja de 20 a 18 años y medio la condena por el crimen de los tirantes en Zaragoza​



Los magistrados confirman que Rodrigo Lanza asesinó de una brutal paliza a Víctor Lainez, pero no aprecian la agravante de odio.
NOTICIA
ACTUALIZADA 15/3/2022 A LAS 11:57
M. A. Coloma
Rodrigo Lanza, en el momento de conocer que era condenado por asesinato.
Rodrigo Lanza, en el momento de conocer que era condenado por asesinato en la Audiencia de Zaragoza.Efe
La Sala II del Tribunal Supremo ha condenado a 18 años y medio de cárcel a Rodrigo Lanza Huidobro por el crimen de los tirantes, del que fue víctima Victor Laínez en diciembre de 2017. La víctima falleció en el hospital cuatro días después de sufrir una brutal paliza en el bar Tocadiscos de la capital aragonesa. El Supremo confirma la calificación de los hechos como delito de asesinato consumado, al concurrir alevosía, con la atenuante analógica de embriaguez.
Sin embargo, los magistrados estiman parcialmente el recurso del acusado y elimina la agravante de obrar por motivos ideológicos, que habían apreciado tanto el jurado como el Tribunal Superior de Justicia de Aragón. El tribunal comparte que el acusado tuvo ese comportamiento discriminatorio contra la víctima por la ideología al inicio de la acción, cuando comenzó la discusión y le llamó facha y fascista, pero subraya que luego hubo otra conversación entre ambos fuera del local y justo antes de la agresión cuyo contenido se ignora, lo que impide, por el principio ‘in dubio pro reo’, ratificar la motivación ideológica en la actuación lesiva para la vida.
La consecuencia es que la condena se reduce de 20 años, que impuso el TSJ aragonés y el jurado, a 18 años y medio de prisión. El alto tribunal considera proporcionada esa pena debido a la gravedad de los hechos, “teniendo en cuenta la reiteración de golpes y el móvil de la acción, que aunque no incorpore el presupuesto de la discriminación por ideología, si revela una motivación en el curso inicial de la acción que merece, por su abyección, una individualización superadora del mínimo previsto en la norma”.

Ánimo te matar y alevosía​

El Supremo, en sentencia de la que ha sido ponente el magistrado Andrés Martínez Arrieta, desestima todos los demás motivos del recurso de casación. Así, destaca como el tribunal de apelación ha fundamentado de forma racional el ánimo de matar concurrente en el caso “a partir de la contundencia de los golpes y su intensidad, que la mayor parte de los golpes y patadas se produjeron cuando la víctima estaba semiinconsciente en el suelo, así como que dichos golpes se produjeron en la cabeza de la víctima, extremo que fue advertido por el dueño del establecimiento que dijo al acusado, en plena agresión, “para, para que lo vas a matar”.
En cuanto a la alegación de la defensa de que no se ha justificado la agravante de alevosía, cualificadora del asesinato, el Supremo destaca que debe respetarse el hecho probado que, en síntesis, “declara que consta que Rodrigo volvió a entrar en el local de forma rápida, acometiendo por la espalda a la víctima, quien no tuvo ocasión de defenderse, golpeándole fuertemente con el puño la parte inferior trasera de la cabeza, y como consecuencia del golpe recibido V.L. dio media vuelta, tambaleándose, y se cayó al suelo desplomado semiinconsciente, y estando en esa situación, Rodrigo Lanza le dio una patada en la cabeza, e inmediatamente se colocó encima siguiendo propinándole puñetazos en la cara y múltiples golpes, tras lo cual, le dio una patada muy fuerte en la cabeza, y se marchó”.

No han quedado probados los motivos ideológicos​

La sentencia recuerda que, según los hechos probados, el acusado fue informado en el bar por un amigo de la ideología de extrema derecha de la víctima y que, en ocasiones, llevaba unos tirantes con los colores de la bandera española, así como que “el acusado profirió insultos a la víctima, que también responde, con una carga ideológica clara, le llama fascista, que estaba en una zona antifascista y que no quería nazis en el barrio, por lo que no era bienvenido”.
Pero el alto tribunal indica que si bien al inicio de la acción, hasta los insultos mencionados, la acción y las agresiones verbales son claramente reflejo de una discriminación por ideología, con “la prepotencia de quien insulta y veja por la ideología del otro”, en un momento posterior se sitúa a los intervinientes en otro escenario ya que se dice que ambos “mantuvieron un encuentro fuera del establecimiento y V.L. se volvió a meter hacia el fondo del bar”.
Para el Supremo, “ese segundo momento tiene un contenido que se ignora”, ya que “no se sabe de qué hablaron y de qué discutieron en el exterior, solo que fue posterior a los insultos con un contenido no precisado”, y que ese último hecho “pudo ser el acto determinante de la posterior reacción agresiva que produjo el resultado de muerte”. Es decir, que, como puede que la agresión fuese por una causa ajena a la ideología, en aplicación del principio ‘in dubio pro reo’ no puede aplicarse la agravante de discriminación ideológica. No obstante, el TS explica que ha tenido en cuenta la motivación discriminatoria por ideología en el inicio de la discusión para establecer la pena en 18 años y medio de prisión, por encima del mínimo que hubiese sido en este caso de 15 años.
Por otro lado, en cuanto a las responsabilidades civiles, el Supremo confirma la condena a que el acusado indemnice en la cantidad total de 200.000 euros a los familiares de la víctima, con la siguiente distribución: 50.000 euros para la madre, 50.000 para cada uno de los dos hijos, y 50.000 euros a distribuir entre los tres hermanos. Asimismo, deberá indemnizar al Servicio Aragonés de Salud en la cantidad de 5.620 euros, ya que tras la agresión la víctima fue atendida en el hospital Clínico de Zaragoza, donde falleció cuatro días después.

Un asqueroso psicópata hijo de can, como los que los justifican y los que lo blanqueron.
 
Un tipo que ya dejó a un policía tetraplejico antes de matar a Lainez no merece consideración ninguna... lo contrario, supone victimizar de nuevo a la víctima y en mi opinión debería de aplicarsele la prisión permanente . Nada garantiza que este especimen asocial vuelva a cometer otro delito similar.

Sale muy barato matar en España ¿Para cuándo poder implementar cadenas perpetuas, como en la mayoría de países de nuestro entorno? Si alguien es un peligro para la sociedad, ¿por qué no se le puede encerrar de por vida? Menudo sistema judicial de mierda tenemos.
 
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