Región de Murcia - España

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Municipio de Alguazas

Alguazas es un municipio de unos 9.544 habitantes que pertenece a la comarca de la Vega Media del Segura. Limita con el municipio de Molina de Segura al Este, Las Torres de Cotillas al Sur, Campos del Río y Villanueva del Segura al Oeste, así como con Ceutí y Lorquí al Norte.


Desde el punto de vista histórico, La primera constancia de asentamientos datan del año 2000 a. de C, aunque el enclave no comenzaría a adquirir importancia hasta el siglo XIII, tras la reconquista del Reino de Murcia, cuando Alfonso X el Sabio done la villa a su esposa Doña Violante. Originariamente, la población estaba ubicada en la confluencia de los ríos Segura y Mula, en medio de la huerta (de aquí proviene su nombre "en medio" en árabe). Sin embargo, en 1528, después de unas fuertes riadas, el municipio fue desplazado a su ubicación actual.


Las construcciones más relevantes de Alguazas son la iglesia de San Onofre, que data de 1574, la Torre de los Moros (siglo XIV), y la ermita de la Purísima de finales del XVIII.


A unos 2 kilómetros del centro de la localidad nos encontramos con el espacio natural conocido como "El Paraje", caracterizado por ser la confluencia de los ríos Mula y Segura.


En el apartado de festividades destaca la Semana Santa, con el desfile de los armaos, que encabeza todas las procesiones. También es especialmente reseñable, la procesión del encuentro. Su singularidad reside en el hecho de que son las mujeres quienes llevan el trono de la Virgen y los hombres el del Resucitado. El 12 y 13 de Junio son las fiestas en honor a los patronos San Onofre y San Antonio, mientras que el 16 de Julio se conmemora la Virgen del Carmen en el barrio homónimo.
 
Municipio de Alhama de Murcia

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El término municipal de Alhama de Murcia, ocupa una superficie de 311,83 kms2.; su altura sobre el nivel del mar es de 176 metros, y su población en la actualidad es de 21.351 habitantes. Limita al este con los municipios de Murcia y Fuente Álamo, al sur con este último municipio y el de Mazarrón; al oeste con el de Totana y al norte con los municipios de Librilla y Mula.


Como en tantos otros lugares de la Región la historia ha dejado en Alhama de Murcia una impronta singular, entre sus monumentos podemos visitar los Baños Romanos, construidos en el siglo I d.C. y utilizados ininterrumpidamente hasta los años treinta del siglo XX. Destaca, también, el conjunto fortificado sobre el Cerro del Castillo, construido en el siglo XII para controlar el valle del Guadalentín.





A sus pies se encuentra, entre otros, la Plaza Vieja, antiguo centro económico y social de la Villa, la Iglesia de San Lázaro, con su magnífica portada barroca, el Ayuntamiento, la Casa de la Tercia, y la Plaza de Abastos.


Desde el punto de vista histórico, la mención más conocida a Alhama es la de la crónica del viaje de Al-Idrisi en el siglo XII, que la cita como Hisn al-Hamma (Castillo del Baño). La llegada de los musulmanes supondrá el aprovechamiento de sus aguas y el control militar de los núcleos donde existía una importante población de tradición tardorromana, convirtiendo el cerro del Castillo en pieza clave del Reino de Granada. Su estratégico emplazamiento llamara la atención de los monarcas castellanos; tras su conquista, la Villa quedará vinculada a la Corona hasta que fue incorporada al señorío de los Fajardo en 1387.


El siglo XVIII supone un desarrollo social y urbanístico para Alhama, se construye la Iglesia de la Concepción, se reforma la Iglesia de San Lazaro, se levantan edificios vinculados a la actividad económica, fieles exponentes de la denominada 'arquitectura del grano': La Casa de la Tercia, el Pósito Municipal, etc, pero también otros de carácter religioso, los mojones de la Orden de Santiago, la iglesia de Cartagena, etc.


Alhama comparte con los municipios de Totana, Mula y Aledo el Parque Regional de Sierra Espuña, uno de los espacios naturales más importantes de la Región. Otros espacios naturales de interés son la Sierra de la Muela, al norte del casco urbano, los Barrancos de Gebas, al norte del término municipal, el río Guadalentín que atraviesa el municipio de suroeste a noreste. En el sureste del término municipal se encuentra el Parque Regional Sierra de Carrascoy y El Valle y los Saladares del Guadalentín.


El municipio tiene como fiestas más representativas La Candelaria, el día 2 de febrero, la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Regional y en la que destacan especialmente los "encuentros". Los Mayos se celebran el primer fin de semana del mes de mayo. Está declarada de Interés Turístico Regional y se trata de una tradición muy arraigada en el municipio cuyo origen está asociado a la llegada de la primavera
 
Municipio de Archena

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Archena es un municipio de unos 18.559 habitantes ubicado en la Vega Media del Segura, entre el histórico Valle de Ricote y la llanura formada por la Huerta de Murcia. Limita con los municipios de Villanueva del Río Segura al oeste, Ulea al norte, Ceutí al sur y Lorquí y Molina de Segura al este.


El elemento central de los paisajes de Archena es el río Segura, que atraviesa la localidad, dejando a su paso múltiples lugares destacados, como el entorno medioambiental del Balneario de Archena, donde destaca la vegetación, formada por palmeras, frutales, plantas tropicales y flores de diversos colores.


En el término municipal de Archena se han hallado testimonios arqueológicos que acreditan el paso por estas tierras de íberos, cartagineses, romanos y árabes. Tras la reconquista cristiana pasa a manos de la Orden de San Juan, entrando a formar parte de la Encomienda de Calasparra.


A mediados del siglo XIX Archena deja de pertenecer a la mencionada orden, al tiempo que se abre un período de prosperidad, potenciado por una mayor optimización de los recursos agrícolas.


Desde el punto de vista patrimonial destacan la Iglesia Parroquial San Juan Bautista, que atesora imágenes como la Dolorosa, el Cristo Crucificado y Jesús Nazareno, la Casa Grande, un edificio renacentista construido en el siglo XV, y que constituye la sede del Ayuntamiento. Otra edificación característica es el Palacete de Villarías, ubicado en el centro de la localidad y construido a finales del siglo XIX.


Las fiestas más relevantes del municipio son la Semana Santa, declarada de "Interés Turístico Regional" y con una tradición de 250 años, así como las fiestas patronales en honor del Corpus Christi y la Virgen de la Salud, que comienzan con una romería el jueves, que trae a la patrona desde el Balneario y con la posterior Carroza del Vino. En los siguientes días, se realizan múltiples actividades, hasta que las fiestas finalizan con la vuelta de la patrona a su ermita del Balneario.
 
Municipio de Beniel


Beniel se ubica en plena llanura de la Huerta de Murcia y limita al sur con la sierra del Cristo. Es un municipio dinámico en el que tradicionalmente la agricultura ha jugado un papel esencial, aunque en las últimas décadas otros sectores económicos han experimentado un notable auge. Como prueba de este dinamismo está el hecho que la población supere, según las últimas estadísticas, los 11.000 habitantes.


Entre sus monumentos mas notables destaca la Iglesia Parroquial de San Bartolomé, de estilo barroco murciano, construida entre los años 1725 y 1734. Además, Beniel atesora unos elementos arquitectónicos bastante llamativos como son los Mojones del Reino, del siglo XV, que realizaban la función de frontera entre Castilla -Reino de Murcia- y Aragón -Reino de Valencia-, así como de manera simbólica de las provincias de Murcia y Alicante desde 1836 hasta hoy.


Desde el punto de vista medioambiental, detenta una gran importancia la red fluvial de municipio cuya matriz es el río Segura, del que se nutren las acequias y azarbes de Beniel, Zeneta, Gironda, del Mediodía, Indiano y Reguerón.


En el apartado de fiestas Beniel disfruta de las fiestas patronales en honor a San Bartolomé, la fiesta de la Virgen del Rosario, y sobre todo de la fiesta de la Candelaria, que se celebra desde el siglo XVIII y pasa por ser la más popular y conocida del municipio.
 
Municipio de Blanca

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Blanca es un municipio de unos 6.521 habitantes perteneciente a la Comarca de la Vega Alta del Segura. Limita al Norte con el término municipal de Abarán, al Sur con los municipios de Ulea y Ojós, al Este con los de Molina de Segura y Fortuna, y al Oeste con el de Ricote. En su paisaje destacan los contrastes entre el verde de su huerta, ubicada en torno al paso del río Segura, las zonas desérticas que salpican el municipio y los montes que la rodean y dan forma al valle.


La historia de Blanca se remonta varios milenos, y va siempre ligada a la del Valle de Ricote. Los primeros restos arqueológicos corresponden al castillo, del siglo XI o XII. Durante el siglo XIII, Negra, como se conocía antiguamente, forma parte del valle morisco. En este periodo sufre los enfrentamientos que se producen en la zona por su control, y pasa a manos de la Orden de Santiago, a Bernardo de Sarriá, y, finalmente, en 1303, es devuelta a Juan Osores, maestre de la Orden de Santiago. En 1591, Felipe II le otorga el Privilegio de Villazgo, confirmado por Fernando VII en 1819. Esta época de esplendor finaliza bruscamente con el edicto de Felipe III de 1613 de expulsión de los moriscos, que supuso el éxodo de gran parte de sus habitantes.


Patrimonialmente, en Blanca destacan la Ermita de San Roque, de estilo barroco, que data de la primera mitad del siglo XVIII; la iglesia parroquial de San Juan Evangelista, edificada en el siglo XVI, y en cuyo interior se encuentra la talla de un Cristo atado a una columna, atribuida al escultor Roque López, discípulo de Salzillo; en la Peña Negra, los restos del castillo, del siglo XI o XII; y la Casa del Conde, de estilo neoclásico del siglo XIX.


Entre los blanqueños más ilustres se encuentra Pedro Cano (1944), uno de los pintores españoles mejor reconocido nacional e internacionalmente. También fue importante la labor del inventor Antonio Molina Cano (1879-1953), quien dedicó toda su vida a la transformación de la energía hidráulica en energía eléctrica y mecánica.


Las fiestas más importantes de Blanca son la Romería de San Roque, patrón de la ciudad, que se celebra el viernes siguiente a Viernes Santo; y el Encierro de toros, declarado de Interés Turístico Regional, que se celebra en agosto, normalmente antes del día 15.
 
Municipio de Bullas

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Bullas es un municipio de 11.753 habitantes (según el padrón del INE de 2015) perteneciente a la Comarca del Noroeste. Limita al Oeste y Sur con el municipio de Mula, y al Este y Norte con el de Cehegín. Su núcleo urbano está rodeado de un medio natural que merece la pena visitar. El río Mula deja a su paso varios lugares de interés como el Salto del Usero y el Pasico de Ucenda. Otro elemento que destaca son las montañas cercanas al pueblo, que forman un bonito y característico paisaje, como el Castellas y el Aceniche, adornado con los campos cultivados de vid, almendros, cereales y frutales.


Los primeros restos arqueológicos encontrados indican la existencia de asentamientos del periodo Calcolítico, hace unos cuatro mil millones de años. De la época romana hay vestigios de 'villae' o pequeñas fincas rurales que desarrollaron una actividad agrícola. En la Edad Media, Bullas, como ciudad fronteriza, sufrió diversas cesiones como la donación que hizo Alfonso X en 1254 al Castillo de Mula, para poco después ser entregada por Alfonso X y Jaime I de Aragón a Caravaca. En 1444, el Maestre de la Orden de Santiago concede Bullas a Cehegín. Finalmente, en 1689, Bullas obtiene la independencia definitiva tras un decreto de Carlos II.


El patrimonio arquitectónico bullense cuenta con la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario, declarada Patrimonio Nacional en febrero de 1982. Es de estilo barroco con elementos neoclásicos y románticos. La Torre del Reloj, construida en 1900, es otro elemento destacado, junto a la actual Casa de la Cultura (Casa Melgares y antiguo convento) y la Casa de la Fuente de la Higuera.


La economía bullera se basa, principalmente, en la industria vinícola, principal sustento de la agricultura. La Denominación de Origen 'Bullas', concedida en 1994, supuso un reconocimiento a nivel regional, nacional e incluso internacional. También, últimamente, se ha potenciado el turismo rural, gracias al medio natural que le rodea, y el enológico, con el desarrollo de la Ruta del Vino o el Museo del Vino.


Entre los bullenses más ilustres se encuentran el teniente Flomesta, héroe de la guerra contra Marruecos de la década de los veinte del siglo XX; el geógrafo e historiador Juan de la Gloria Artero; el sindicalista Juan López Sánchez, ministro de Comercio durante la Guerra Civil; o Antonio García y García, arzobispo de Valladolid a mediados del siglo XX.
 
Rambla de Perea


Panorámica de la rambla de Perea. Al fondo el anticlinal del Cejo Cortado
Francisco Guillén Mondéjar


Uno de los muchos barrancos que desembocan en la rambla de Perea. Al fondo, el viaducto
Francisco Guillén Mondéjar


Una mina que capta el agua que hay entre los conglomerados plio-cuaternarios, permeables, y las margas miocenas, impermeables
Francisco Guillén Mondéjar


Típico paisaje del curso medio de la rambla de Perea. La cavidad está generada por una falla
Francisco Guillén Mondéjar


El agua del embalse de la Cierva se entremezcla entre las calizas del Eoceno. Paisaje y geología son inseparables
Francisco Guillén Mondéjar

Vista del acueducto del Taibilla. Obsérvese el enorme bloque desprendido que hay bajo él
Francisco Guillén Mondéjar
En la rambla de Perea, la Naturaleza nos regala más de trece kilómetros de una sublime geodiversidad. Su variado patrimonio geológico nos cuenta historias desde hace unos 70 millones de años hasta la actualidad. Su curso alto se incrusta en las entrañas de la tierra, en rocas duras cortadas a cuchillo, retorciéndose y generando uno de los mejores cañones meandriformes de la Región de Murcia. Su curso bajo, es una gran cárcava, una gran herida en rocas blandas donde las infinitas morfologías erosivas muestran toda la belleza de una típica rambla del paisaje semiárido del sureste español.

Todo ello regado por las numerosas surgencias a lo largo de su recorrido que favorecen, a diferencia de otras ramblas de Murcia, un caudal bastante regular y que abastecen de agua a una abundante flora y fauna, provocando una gran biodiversidad y calidad ambiental. Por ello la rambla, junto al río Mula y Pliego, es un Lugar de Importancia Comunitaria desde el año 2000. El agua en su discurrir desde el origen (Fuente Caputa), se remansa en pequeñas charcas, algunas de ellas son aprovechadas por los niños, por familias enteras, para disfrutar de saludables baños.

No es de extrañar que nuestros antepasados, desde la prehistoria, hayan utilizado los recursos geológicos de la rambla de Perea, se hayan refugiado en ella para sentirse abrigados y protegidos, o simplemente para contemplar este bello lugar. Además de en sus restos arqueológicos, sus vivencias han quedado incluso grabadas en sus topónimos. La rambla tomó el nombre del padre Perea quien según documentos del s. XVIII que recogen leyendas y tradiciones transmitidas hasta entonces oralmente, algo más de doscientos años antes terminó su vida monacal retirándose aquí como ermitaño. Caput Aquae, es el nombre latín que significa cabeza del agua, así llamaban los romanos a Fuente Caputa.

Cómo llegar

La Rambla de Perea se encuentra localizada en el término municipal de Mula, al noreste del núcleo urbano. Son variados los accesos a esta rambla; caminos, sendas y carreteras abren una gran variedad de posibilidades para llegar con diferentes tipos de vehículos.

Por carretera hay varias opciones. Llegar hasta los Baños de Mula, donde desemboca la Rambla de Perea, justo enfrente del Barrio La Misericordia. Por la carretera de Mula a Yechar (MU- 530), que atraviesa la rambla por su curso medio. Si se continúa, por esta carretera a la entrada a Yechar debemos tomar otra denominada Vereda de Yechar que pasa muy cerca de la rambla, del paraje de la Cueva. La carretera termina en Fuente Caputa tras pasar por unas intrincadas curvas que salvan el Cejo Cortado, que no son aptas para autobuses. En autobús la mejor opción es desde la carretera C-330 (Mula-Cieza), tomar la Cañada Real de Calasparra que también da acceso a Fuente Caputa (figura 1).

Por caminos y mejor con todo terreno, se recomienda desde la Carretera de Yechar tomar la vía que va al Pantano de la Cierva. Merece la pena hacer un alto en el camino para fotografiar una magnífica vista del pueblo de Mula y su castillo, que están asentados en una excepcional geodiversidad tectónica (pliegues, fallas…). Se continúa por la carretera del pantano y a 1,5 kilómetros, a mano derecha, parte un camino que a unos tres kilómetros se bifurca en dos, uno baja a la Rambla de Perea, hasta la zona de baño y otro sube por lo alto del cerro denominado Majada de las Vacas, desde el que se accede a unas estupendas vistas panorámicas, tanto de la rambla de Perea como del pantano de la Cierva. El camino termina en Fuente Caputa.

A partir de todos estos accesos la posibilidad de circuitos de senderismo es muy variada debido a la gran cantidad de caminos y sendas que existen, que incluso permiten hacer toda la rambla completa, desde Fuente Caputa a los Baños de Mula. Aunque sólo hay una parte bien señalizada que llega únicamente hasta la zona denominada el Charcón.

Recomendaciones para la visita

  • Gran parte del itinerario geológico no tiene dificultad pues se hace por caminos y sendas, si bien es necesario tomar precauciones por el riesgo de desprendimientos y caídas.

  • No se recomienda hacer la visita en días de tormenta, por el riesgo de avenidas.

  • El visitante debe mostrar su cariño por la Naturaleza evitando cualquier impacto que la pueda alterar. Desgraciadamente es común ver restos de basuras y grafitis en la cabecera de la rambla, así como vertidos aguas abajo.

  • Se recomienda no hacer el recorrido del curso bajo en las horas centrales del día, ni en verano, sobre todo por la exposición al sol ya que no hay vegetación arbórea.

  • No coger fósiles, los cuales además de ser un patrimonio de todos, están protegidos por la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985 y por la ley 4/2007, de 16 de marzo, de Patrimonio Cultural de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.
Francisco Guillén Mondéjar
 
Municipio de Calasparra


Calasparra es un municipio de 10.423 habitantes (según el padrón del INE de 2015) perteneciente a la Comarca del Noroeste. Limita al Oeste con el término municipal de Moratalla, al Este con el de Cieza, al Sur con los municipios de Cehegín y Mula, y al Norte con la provincia de Albacete. Cuenta con una gran variedad de espacios naturales y paisajes dignos de mención, como el Cañón de Almadenes, gracias a su emplazamiento y a su privilegiada situación geográfica, ubicado en la concurrencia de los cauces fluviales de los ríos Segura, Argos y Quípar.


Íberos, romanos, árabes y cristianos han dejado una profunda e imborrable huella en la historia de Calasparra, que, gracias a ellos, cuenta con un rico legado arqueológico y artístico monumental, en el que destacan las pinturas rupestres del Abrigo del Pozo, el yacimiento de Villa Vieja, el castillo de San Juan o el Palacio de la Encomienda de la Orden de San Juan de Jerusalén. El municipio perteneció a esta Orden desde que en 1289 recibió la donación de Sancho IV, hijo de Alfonso X El Sabio, hasta mediados del siglo XIX, entre 1836 y 1841.


Como lugar de interés por excelencia no podemos olvidar el Santuario de la Esperanza, patrona de Calasparra. La ermita se encuentra en una grieta natural, de cuyo techo de piedra emana un venero de agua.


El motor de la economía de Calasparra es la agricultura, y en ella destaca el cultivo del arroz, producto por excelencia de la zona, que posee Denominación de Origen desde 1982. En los últimos años, como en toda la comarca, se fomenta el turismo rural, aprovechando su medio natural.


Las fiestas patronales en honor a los Santos Mártires San Abdón y San Senén se celebran los últimos días de julio y con mayor o menor éxito desde el siglo XVI. En septiembre, se celebra la Feria, y en ella se encuadran los festivales de flamenco y folclore, la feria taurina del arroz, los recuperados Encierros y la romería al Santuario de la Esperanza
 
Carnaval de Cartagena

Programa del Carnaval 2018

El Carnaval de Cartagena es color y música, iluminando las risas las calles de la ciudad durante esos días.

Una semana antes de la Cuaresma se guardan las rutinas cotidianas, los miedos y las obligaciones, y se sale a la calle dispuestos para la diversión. La sátira, los cantos y los disfraces cogen el relevo y sacuden a todos los vecinos con su algarabía.

El Carnaval de Cartagena ha sabido hacerse paso entre todas las fiestas que de este tipo proliferan por todo el suelo nacional, hasta el punto de llegar a formar parte de la Fundación Europea de Ciudades Carnavalescas.

Su consagración es ya una realidad palpable, habiendo adoptado un carácter cultural que lo revaloriza. La continuidad en el tiempo de estas fiestas en Cartagena y la integración en ellas de las costumbres de un pueblo, conceden a estos Carnavales el reconocimiento que detentan.

Las comparsas y chirigotas le dan el protagonismo a unas fiestas que ven aumentar cada año su participación y su expectación.

Los desfiles, los bailes y los concursos de disfraces otorgan un ritmo propio al Carnaval que lo distingue de cualquier otra celebración, premiándose la originalidad y la creatividad, aprovechando los últimos días antes de que el Miércoles de Cuaresma marque el fin de los festejos.

Celebración: Semana anterior al miércoles de cuaresma

Declarado de Interés Turístico Regional.

 
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