Recetas para bebés

¿Por qué los bebés no pueden comer miel hasta que cumplan un año?
La miel puede contener una bacteria causante del botulismo, una enfermedad grave
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SeguirRaquel Alcolea Díaz
Actualizado:26/03/2019 02:31h1Cada vez más españoles siguen la técnica «Baby Led Weaning»

Quizá si preguntas a tu abuela o a tu madre no le resulte rara la práctica de mojar un chupete en la miel. Sin embargo, desde hace varias décadas los médicos alertan a los padres del peligro que supone que un bebé menor de 12 meses consuma miel. La razón por la que los niños que tienen menos de un año no deben probar la miel es la posibilidad de que contenga «Clostridium Botulinum», una bacteria parecida a la que produce el tétanos pero que en este caso tiene la posibilidad de producir la toxina botulínica que es la que puede dar lugar a la enfermedad del botulismo, según explica el Dr. Jorge Martínez Pérez, pediatra de la Sección de Gastroenterología y Nutrición del Hospital Universitario Infantil Niño Jesús (Madrid).

Pero, ¿qué es el botulismo? Tal como explica el pediatra, se trata de una enfermedad grave producida por la toxina botulínica y cuyas consecuencias son el bloqueo de la transmisión neuromuscular y la posible posterior parálisis de determinadas zonas. «El niño puede empezar a manifestar dificultades para tragar, cansancio, debilidad. Pero además es que esa parálisis que inicialmente afecta a los músculos que controlan la deglución al final puede derivar en problemas respiratorios graves o incluso la muerte», aclara.

El motivo por el cual puede afectar en mayor medida a los bebés que a los niños de más edad o a los adultos está relacionado con la inmadurez de su intestino pues en el caso de los menores de un año se corre el riesgo de que su intestino permita que esas bacterias germinen dentro y den lugar a la produción de la toxina peligrosa.



Aunque los casos de botulismo son de una escasa incidencia, el Dr. Martínez explica que cada cierto tiempo se da algún caso de botulismo diagnosticado en España, no solo por miel sino por el consumo de algunas infusiones de especies vegetales. «El problema se puede producir por el hecho de que la miel o el alimento esté contaminado por esta bacteria. Eso sucede sobre todo en las mieles artesanas, caseras o naturales, que no han sido esterilizadas», explica. Pero, ¿qué sucede con algunos productos destinados al público infantil que contienen miel? En este caso, el pediatra explica que en los cereales de algunas marcas infantiles que incorporan miel en su elaboración, ésta ha sido sometida a unos procesos de alta presión y temperatura que destruyen las bacterias por lo que, a su juicio, el consumo de estas elaboraciones es seguro.

Además de por cuestiones de salud, otra de las razones por las que no resulta aconsejable que los bebés consuman miel es por el hecho de su dulzor extra o de los azúcares que contiene, pues, según explica el Dr. Martínez, no es aconsejable ofrecerles alimentos tan edulcorados.
https://www.abc.es/familia/bebes/abci-razones-bebe-no-puede-comer-miel-201903260231_noticia.html
 
Leches infantiles que salen de la misma fábrica pero que se comercializan bajo marcas y precios diferentes
En el libro «Marcas negras en la era de la transparencia» coordinado y escrito por Fernando Olivares se pone de manifiesto la existencia de las enseñas negras, es decir, «marcas líderes que subcontratan la fabricación del producto»
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Actualizado:20/06/2019 01:43h

Muchas empresas del sector de la alimentación infantil «subcontratan» la elaboración de productos a otras compañías especializadas ya que en ocasiones se ven obligadas a desarrollar productos que no pueden fabricar o que escapan de su área de dominio. Esta es una de las conclusiones que se extraen del libro «Marcas negras en la era de la transparencia» coordinado y escrito por Fernando Olivares junto a otros profesores de la Cátedra de la Marca Corporativa de la Universidad de Alicante, en el que se pone de manifiesto la existencia de las enseñas negras, es decir, «marcas líderes que subcontratan la fabricación del producto, sin informar de ello al consumidor».

En uno de los capítulos («Marcas negras en alimentación infantil), el director general de Industrial Development Strategy, Rafael Mira Almendros, afirma que hay casos contrastados de productos de leche en polvo infantil que se manufacturan en las mismas fábricas pero que se comercializan baja dos marcas diferentes y con precios diferentes. «El producto en su interior es el mismo, pero el valor de la marca establece la diferencia y justifica el diferencial del precio», señala Mira.

No obstante, el autor del mencionado apartado recuerda que «esta práctica opaca de comercialización de productos a través de marca negra» es totalmente legal, «está regulada por las normas nacionales del sector y es aún más frecuente si nos desplazamos al continente asiático». El problema reside en el desconocimiento del consumidor a la hora de comprar determinada enseña, ya que en el envase no se indica quien ha elaborado realmente el producto y «puede llegar a pensar que compra un producto mejor que otro» y en consecuencia, paga más por él por razones basadas más que en la calidad en en el marketing, en la reputación corporativa o en la estrategia de comunicación de la compañía comercializadora.

En otro capítulo, el coordinador del libro, Fernando Olivares, explica a su vez como se crean las marcas negras en alimentación e incide que las comercializadoras - que suelen ser empresas reconocidas- delegan la fabricación del producto en otra con menos prestigio. Esta «subcontratación» se lleva a cabo, en la mayoría de los casos, para intentar ahorrar costes y «arañar márgenes» o por falta de especialización en determinadas gamas de productos. Además, estas mismas compañías subcontratadas por las grandes enseñas también trabajan en ocasiones para marcas blancas propias de algunas empresas de distribución.

A este respecto, Mira añade que estas prácticas también se ven propiciadas por la presión ejercida por «una gran distribución que exige y demanda» y por las peticiones de «un mercado (consumidor) muy exigente que también reclama para sí». Así, las empresas de alimentación se ven obligadas a crecer sin perder cuota de cobertura y dando cobertura tanto a las necesidades de los supermercados como a las de los clientes.

https://www.abc.es/economia/abci-le...-precios-diferentes-201906200143_noticia.html
 
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