RECETAS DE COCINA

Los trucos para asar las verduras y que te queden perfectas

La elaboración en el horno les confiere una textura tersa y crujiente, así como un gusto jugoso. Estas son las claves, paso a paso, para que no haya errores


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Coliflor al horno. (iStock)


Jue, 15 Nov 2018


Calabacín, berenjenas, zanahorias, puerros, coles... La familia vegetal está formada por un grupo heterogéneo de miembros sabrosos y jugosos. Como bien es sabido, también son sumamente saludables, en tanto que aportan una suerte de beneficios nada desdeñables para nuestra salud. Son ricos en micronutrientes, fibra, antioxidantes y, además, son escuetos en macronutrientes. Por ello, los nutricionistas instan a consumirlos a diario y a integrarlos en la dieta de manera habitual.

De guarnición de carnes, pescados o pasta, como primera opción para un almuerzo o para una cena ligera, todas las verduras tienen una gran versatilidad en la cocina y son susceptibles de participar en cualquier tipo de preparación. Probablemente, asadas al horno es una de las elaboraciones más clásicas y recurrentes, en tanto que este método culinario permite conferirles una textura más crujiente y un gusto más jugoso, resultado de la caramelización de sus azúcares. Sin embargo, son muchos los que no logran dar con el resultado deseado, obteniendo verduras blandas, aguachinadas, acorchadas y, por lo tanto, poco apetecibles. Aunque su elaboración no reclama mucha técnica, sí precisa la puesta en marcha de unos sencillos trucos.

El tamaño importa
Una de las claves para lograr unas suculentas verduras al horno estriba en el tamaño de los vegetales, máxime si vamos a asar varios tipos. La razón es que cada una tiene sus propias características organolépticas y un grado de terneza, por lo que requieren distintos tiempos. Por ejemplo, no tarda lo mismo en asarse una zanahoria que un puerro.

Las verduras ricas en agua y porosas llevan menos tiempo de asado


En líneas generales, los vegetales más porosos y ricos en agua suelen implicar menor tiempo de cocción, mientras que los generosos en almidón o los que tienen mayor grado de dureza suelen requerir más. Lo aconsejable es que todas las verduras muestren un tamaño y grosor homogéneo y regular, ni demasiado grande ni demasiado pequeño, el cual debe oscilar entre los tres y los cinco centímetros. También tenemos la opción de adaptar el corte de las más grandes a las más pequeñas. A la hora de hornearlas, podemos asarlas por separado o por tandas; es decir, comenzar con las que implican más tiempo y, después, añadir las que se hacen más rápido.

La elección del recipiente
La elección del recipiente es otro aspecto fundamental, pues no todos son apropiados. La mejor opción es una bandeja plana con los bordes bajos. De esta manera, facilitaremos la correcta evaporación de la humedad que van desprendiendo las verduras durante el asado, evitando que queden blandas y aguadas. Igualmente, debemos ser precavidos con la cantidad de vegetales que cocinamos. Es importante no abarrotar el recipiente, dejando el espacio suficiente entre los alimentos para que puedan asarse de manera uniforme y facilitar la correcta evaporación de la humedad.

En este caso, más es más. Es decir, cuanto más caliente esté el horno, más crujientes, tersas, doradas y jugosas quedarán las verduras. Es tan importante precalentar el horno a 200ºC o 220ºC como asarlas lentamente y con paciencia. Este es el único modo de lograr un interior óptimo y un exterior apetecible.



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Foto: iStock.


A la hora de agregar aceite a los vegetales, debemos regirnos por la ley del equilibrio. No hay que ser muy generosos, pues quedarán cocidos, blandos y aceitosos; ni pecar de tacaños, ya que su textura se tornará reseca y chiclosa. ¿Cuál es la cantidad de aceite recomendada? Lo ideal es echar aproximadamente dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra por cada medio kilo de verdura. Igualmente, conviene mezclarlas con el aceite y los condimentos elegidos en un bol aparte antes de extenderlas en la bandeja.

No todas absorben la misma cantidad de grasa, por lo que requieren diferentes cantidades de aceite

También es importante tener en cuenta que del mismo modo que cada vegetal requiere un tiempo de cocción, demanda su propia cantidad de grasa. Los más permeables, como las berenjenas, suelen necesitar mayor cantidad que los más compactos, como la calabaza. ¿Cómo podemos saber que hemos agregado la cantidad correcta? Un buen sistema es comprobar que muestran un tono brillante uniforme tras agregar el aliño. Por su parte, los condimentos como las especias y las hierbas enaltecen el sabor de los vegetales y les confieren un gusto diferente. Tomillo, romero, pimienta, orégano, albahaca, estragón, ajo, cominos, cayena... Todos ellos son grandes aliados para reinventar el gusto final de las verduras.

Vigilar el horno
Asar verduras no consiste en meterlas al horno y dejarlas que se cocinen al libre albedrío. Esta práctica es sinónimo de fracaso. A diferencia de otras preparaciones como los flanes o los bizcochos, en los que se desaconseja la apertura del horno, las verduras necesitan todo lo contrario. Debemos voltearlas periódicamente para evitar que se quemen y así propiciar el cocinado uniforme de todas las piezas. En líneas generales, podemos comenzar a comprobar si están hechas a partir de la media hora, pinchándolas con un tenedor o mirando si lucen un aspecto exterior dorado.


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Tan sencillos y tan ricos. MIREIA FONT


COCINA ASIÁTICA

FIDEOS AL ESTILO DE SINGAPUR

Un salteado sencillo con fideos de arroz acompañados de verduras, carne, marisco y unas cuantas salsas. Lo puedes adaptar a tu gusto y, más importante aún, al contenido de tu nevera.



Curiosamente, es más fácil encontrar este plato en los puestos callejeros de comida hongkoneses y en los restaurantes chinos de la anglo-esfera que en los hawkers centressingapurenses. De ahí que su origen siga siendo hoy un misterio. Si le preguntas a alguien de Singapur por este salteado, es probable que te ponga la misma cara que pone un ruso cuando le preguntas por la ensaladilla rusa. De hecho, muchos creen que los fideos al estilo de Singapur son, en realidad, cantoneses, porque si se le quita el curry de la receta lleva los mismos ingredientes que un plato cantonés llamado Ha Moon Chow Mei Fun. Provenga de donde provenga el plato, vale la pena por su veloz preparación y su intensidad de sabores.

Es imperativo que los fideos sean vermicelli, que son los que están hechos de arroz y son súper finos. Hay quien los cuece totalmente y luego los deja enfriar y hay quien prefiere sumergirlos en agua tibia unos minutos para acabarlos de cocer en el wok o en la sartén, como nosotros. En caso de duda, seguid las instrucciones del paquete porque el método y el minutaje de cocción varía mucho según la marca.

Los fideos al estilo de Singapur permiten miles de combinaciones; pueden ser carnívoros, flexitarianos, vegetarianos y, si se les quita la salsa de pescado, veganos. Además, son ideales para acabar con los restantes de la nevera. En el apartado proteico; pollo, cerdo, ternera, gambas, tofu y/o huevo. En el departamento verdulero; pimiento rojo, cebolla, repollo, col rizada, zanahoria, guisantes, judías verdes y/o brotes de soja. Para darle su característico color amarillento se puede usar curry en polvo o cúrcuma. Para decorar, cebolleta, guindilla verde picada y/o un poco de cilantro.

También es importante el mise en place. Esto significa tener todos los ingredientes pelados, lavados, cortados y dispuestos en un plato o en una bandeja listos para ser cocinados en tandas rápidas. Para hacer la receta todavía más sencilla, con permiso y perdón de los expertos en técnicas culinarias asiáticas, primero nos ocuparemos del salteado y después de los fideos. En la elaboración tradicional de este plato, se hace todo a la vez lo cual requiere un nivel de multitarea notable del que, por desgracia y por el momento, muchos de nosotros todavía carecemos.

Dificultad

Fácil; con el mise en place es un pispás.

Ingredientes

Para 2 personas

  • 100 g de fideos de arroz vermicelli
  • 1 diente de ajo
  • 1 pulgar de jengibre (del mismo tamaño que el diente de ajo)
  • ½ pimiento rojo pequeño
  • ½ cebolla pequeña
  • 1 zanahoria pequeña
  • 2 filetes de cinta de lomo de cerdo
  • 6 gambas medianas
  • ½ cucharada de curry en polvo
  • 1 cucharadita de azúcar moreno
  • 1 cucharada de salsa de soja
  • 1 cucharada de salsa de pescado
  • 1 cucharada de aceite de girasol
Para decorar

  • 1 cebolleta pequeña
  • ½ guindilla verde
  • ½ cucharada de cilantro
Preparación

  1. Pelar y picar finos el ajo y el jengibre. Pelar y cortar en juliana el pimiento, la cebolla y la zanahoria. Cortar el lomo en tiras y la cebolleta en aritos. Picar la guindilla -sin nervios ni semillas- y el cilantro fino. Lavar las gambas; separar los cuerpos de las cabezas, pelar los cuerpos y hacerles un corte transversal para quitarles los hilos negros (intestinos). Cortar las gambas por la mitad a lo largo. Colocar todos los ingredientes en un plato grande o en una bandeja.
  2. Calentar el aceite en un wok o sartén. Saltear los siguientes ingredientes a fuego medio, en tandas, removiendo con una espátula y por este orden; ajo y jengibre (medio minuto), cebolla (un minuto), zanahoria (un minuto), pimiento (un minuto), lomo (un minuto) y gambas (medio minuto).
  3. Añadir el curry y el azúcar y remover durante otro minuto. Sumar las salsas de soja y de pescado y remover medio minuto. Retirar la sartén del fuego y reservar.
  4. Llevar agua a ebullición en un cazo. Cuando empieza a hervir, agregamos los fideos y, con unas pinzas de cocina, removemos bien hasta deshacer el ovillo de pasta. Apagamos el fuego. En una tacita, poner cuatro cucharadas del líquido de cocción y reservamos. Dejar los fideos en remojo fuera del fuego unos 3-4 minutos o hasta que estén semi-cocidos.
  5. Volver a poner la sartén del salteado al fuego y darle un golpe de calor. Añadir el líquido de cocción de la tacita y remover bien. Agregar los fideos y mezclar todo con las pinzas un par de minutos, o hasta que parte del líquido se haya evaporado y los ingredientes estén muy mezclados. Probar y, si es necesario, ajustar la cantidad de salsa de soja y/o de pescado al gusto. Emplatar, esparcir la cebolleta, la guindilla y el cilantro por encima y servir inmediatamente.


https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2018/10/30/receta/1540902111_856415.html



 
MIKEL LÓPEZ ITURRIAGA Y SU EQUIPO

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Lorcitas del futuro con capa crunchi-crunchi. ANA VEGA 'BISCAYENNE'

MENÚ SEMANAL DE EL COMIDISTA (19 A 25 DE NOVIEMBRE)


Una ternera estofada con vino y setas, los mejores canelones del universo, un boniato asado con mantequilla de miso o una tarta de manzana como la de la foto: nuestro menú de esta semana es una fiesta.



Cuando leas esto faltará un mes para que estés atiborrándote a langostinos y polvorones y poniéndote fino. O, tal vez, no. Tal vez dentro de un mes estés pensando aún en nuestro menú semanal de hoy, que, sin duda, es digno de recordar. Con recetas de temporada, postres suculentos y algún que otro guiso para calentar el alma. Porque nuestras ideas continúan más allá del calendario.

Lunes 19 de noviembre

CREMA DE BRÓCOLI Y LENTEJAS ROJAS
La legumbre más rápida de cocinar y una buena cantidad de verdura son la base de una crema que puede tomarse caliente o a temperatura ambiente.

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TERNERA ESTOFADA CON VINO Y SETAS

Para llevar a buen puerto este plato solo hay dos requisitos imprescindibles: que tengas paciencia, y que no utilices un vino cutrongo.

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FRUTA DE TEMPORADA: KIWI

El kiwi está de temporada y es una de las frutas con mayor concentración de vitamina C.

Martes 20 de noviembre

ESPINACAS CON GARBANZOS TOSTADOS Y SALSA DE YOGUR
Nos requetechifla la combinación de espinacas y garbanzos, y no podemos más que insistir en ella en todas sus formas y maneras.

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LOS MEJORES CANELONES DEL UNIVERSO

Vale, es una exageración. Pero los canelones de Nandu Jubany son los más deliciosos que hemos probado en la vida. ¡Y tenemos la receta!

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NARANJAS CARAMELIZADAS CON CACAO Y CANELA

Si sabes pelar una naranja, sabes hacer este postre. Y si tienes canela en rama y chocolate, qué te vamos a contar. Ya estás tardando.

Miércoles 21 de noviembre

ENSALADA DE COL, APIONABO Y CHIRIVÍA
La ensalada de col no es esa sopa sosa que ponen con la comida rápida: haz esta versión con apionabo y chirivía y descubrirás su frescura original.

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BONIATO ASADO CON MANTEQUILLA DE MISO

Mezcla mantequilla con miso y descubre el aderezo que mejorará cualquier plato en un instante, gracias a su textura fundente y el profundo sabor de la soja fermentada.

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TARTA DE MANZANA A LA AMERICANA

Esta tarta lleva una generosa ración de especias que te imbuye automáticamente de síndrome pre-navideño.

SIGUE..
 
Jueves 22 de noviembre

SOPA DE PAN Y VARIACIONES
Es la madre de todas las sopas: calienta, reconforta y asegura el final más feliz para cualquier resto de hogaza. Te ofrecemos dos recetas y una invitación a recuperar la versión tradicional de tu localidad.

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CEBICHE DE EMPERADOR CON WASABI
Es rapidísimo de hacer y se sale un pelín de la forma más tradicional de preparar este plato. Todo ventajas, oiga.

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FRUTA DE TEMPORADA: CAQUI
Además del blandito –el de toda la vida– encontramos también el saroni y el persimon, con una textura más parecida a la de la manzana.

Viernes 23 de noviembre

MEJILLONES EN SALSA VERDE
Los mejillones son un manjar y no hay una salsa más vasca y más fácil que la verde. Lo juntamos todo y te regalamos un platazo de aúpa.

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TRES FLANES SALADOS
Tres flanes salados de lo más pintones, perfectos para servir con tostadas y pan de todo tipo y ponerse ciego a picotear como si no hubiera un mañana.

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CUAJADA DE CHOCOLATE PICANTE
Esta receta también se puede preparar en formato tarta, con una base de galletas tipo granola machacadas mezcladas con mantequilla.

Sábado 24 de noviembre

LOMO DE CERDO A LA SAL CON PURÉ DE CASTAÑAS
Hay pocos sabores tan delicados y sugerentes como el de las castañas. Y el toquecillo tostado de la mantequilla caramelizada les va al pelo.

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TOSTADA FRANCESA CON FRUTAS
Las frutas refrescan el conjunto y logran que nos sintamos menos culpables por nuestras arterias.

SIGUE.
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Los trucos para hacer una salsa de tomate casera perfecta

Elegir tomates maduros o de una variedad concreta y conocer sus tiempos de cocción son algunos trucos que debemos seguir para que nos salga rica de verdad

Mar, 20 Nov 2018


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Foto: iStock.



La salsa de tomate es una de las más clásicas y polivalentes de cuantas integran el recetario, por ello participa y protagoniza innumerables recetas. Un aderezo que se lleva a las mil maravillas con la carne, la pasta, las patatas, los huevos o las verduras, ya sea aportando el contraste perfecto, confiriendo jugosidad o enalteciendo su sabor. El ingrediente principal de esta receta básica con gusto mediterráneo es el tomate, al que le acompañan la cebolla, el ajo, la sal y el aceite de oliva. Sin embargo, su éxito gastronómico la ha hecho valedora de numerosas versiones a lo largo y ancho del planeta. Así, por ejemplo, en México es costumbre incorporar chiles, cilantro y limón; mientras que en Grecia incluyen canela y otras especias oriundas de la tierra.

Aunque los lineales del supermercado muestran una generosa oferta de esta colorida salsa, lo cierto es que las versiones caseras permiten sacar el máximo partido a ese vegetal, son mucho más sanas y, además, saben mejor. Sin embargo, cocinarla en casa a muchos se les antoja una quimera. No obstante, se trata de una elaboración muy sencilla que reclama menos tiempo del que se tiende a pensar. Además, solo hay que seguir unos sencillos pasos. ¡Vamos a ello!

La elección de los ingredientes
Como hemos mencionado anteriormente, existen innumerables versiones de esta salsa, las cuales admiten de buen grado numerosos ingredientes. En este caso, nos hemos decantado por los siguientes:

  • 1 kg de tomates
  • 1 cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • 1/2 pimiento verde
  • 1 cucharada de albahaca
  • Aceite de oliva
  • Sal
En cuanto a los tomates, es importante que tengan un buen grado de maduración, pues de este aspecto depende el resultado final. La razón es que tienen un mayor contenido de carne y agua, lo que conlleva que la salsa quede más jugosa. Además, proporcionan un gusto mucho más dulce, evitando que tengamos que rectificar el sabor ácido que les caracteriza con edulcorantes alternativos. ¿Y cuál es la variedad más indicada? Aunque en el mercado podemos encontrar numerosas clases, no todas valen. Las más resultonas son el tomate pera y el corazón de buey, ambos generosos en carne y muy jugosos.

Los pasos



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Foto: iStock.


Comenzamos organizando los ingredientes. En primer lugar, picamos el ajo en trozos pequeños, cortamos la cebolla y el pimiento en brunoise, pelamos los tomates y reservamos. Respecto al corte de los tomates tenemos varias alternativas, todo depende de la textura final que deseemos. Si optamos por agregarlos enteros, además de implicar más tiempo de cocinado, obtendremos una salsa con una textura más áspera y un tono rojizo apagado. En caso de trocearlos, tardarán menos en hacerse; por contra, la textura final será muy tosca y tendrá tropezones de tomate. La mejor opción es triturarlos previamente, pues así la salsa quedará fina y elegante.

Los tomates deben estar maduros, pues son más dulces y tienen más carne y agua


Continuamos haciendo el sofrito. Para ello, pochamos la cebolla y el pimiento en una cazuela con aceite de oliva. Es importante cocinarlos a fuego lento, pues así adquirirán el punto ideal de caramelización, aportándole un gusto singular a la salsa. Mientras, pelamos los tomates y los escaldamos en una cazuela con agua hirviendo. Luego, les retiramos la piel y los pasamos por la batidora. Agregamos el tomate triturado y los ajos al sofrito y sazonamos con sal. Cocinamos a fuego lento y sin poner la tapa -así facilitamos la correcta evaporación de los vegetales y la reducción de la salsa- durante 45 o 50 minutos aproximadamente.

Antes de finalizar, agregamos la albahaca y el orégano, y cocinamos durante unos minutos más. En caso de querer una salsa fina, elegante y elaborada, es aconsejable pasarla por el pasapurés y, después, por el colador chino. Aunque también se puede triturar en la batidora. Sin embargo, en este caso mostrará una tonalidad más anaranjada y menos intensa. En cambio, si preferimos un aderezo con una textura más rústica, compacta y densa -similar a la del sofrito-, en la que se aprecien los vegetales, basta con dejarla como está. Para concluir, si fuera necesario, rectificamos el punto de acidez agregando azúcar; la aromatización, con especias; y el punto de sabor, con sal.

Consejos finales
  • La salsa de tomate no reclama la inclusión de harina ni ningún otro espesante. El motivo es que se reduce por sí misma, adquiriendo consistencia a través de la aplicación de tiempos de cocción largos y temperaturas suaves. Es, además, la forma de obtener un aderezo concentrado y repleto de sabor.
  • En caso de querer potenciar o enriquecer el sabor de esta salsa de gusto mediterráneo, podemos agregar tomate concentrado.
  • Lo ideal para conseguir una salsa sabrosa es incluir tomates de temporada, pues es cuando mejor saben y más dulces están. En caso contrario, tendrán un sabor más ácido que requerirá una rectificación. Aunque lo habitual es hacerlo con azúcar, también podemos recurrir a alternativas más sanas como los vegetales con un retrogusto dulce como, por ejemplo, la zanahoria.

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Recetas sencillas y saludables: canelón de calabacín con setas de temporada

    • CARLOS ONETTI (VÍDEO) / REDACCIÓN ZEN
    • 23 nov. 2018
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VIDEO : https://www.elmundo.es/vida-sana/estilo-y-gastro/2018/11/23/5bf7c502ca4741aa5d8b4664.html


El chef Diego Jacobo está al frente del restaurante Bosque, en Madrid, que se ha convertido en excelente opción para los amantes de la micología. De su primer maestro, de Santi Santamaría, aprendió a apreciar los productos silvestres, muy especialmente las setas. En plena temporada, esta semana nos ha preparado un canelón de calabacín con setas de temporada.




 
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