RECETAS DE COCINA

Granizado de café refrescante

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Pleno verano. Calor. Quieres un café pero fresquito ¿Y si en vez de un café con hielo probamos con un granizado de café? Es tan fácil de preparar como el granizado de limón. Ambos granizados, el de café y el de limón, son las bebidas más refrescantes que podemos tomar en verano.

Preparar el café granizado en casa es muy práctico, pues además de estar buenísimo, no tiene ninguna dificultad y apetece mucho tomarse uno en las tardes de verano.

Ingredientes
Para 4 personas
  • 1/2 litro café
  • 60 gramos azucar
  • 1 cucharada zumo de limón
Preparación
  1. Lo mejor es un café fuerte, bien cargado. Si lo preferís podéis utilizar también café soluble y agua pero particularmente prefiero el sabor auténtico del café recién hecho.
  2. En un cazo poned 100 ml de agua a fuego lento y disolved en el agua 3 cucharadas de azúcar. Removed y dejad reducir durante 5 minutos hasta obtener un jarabe o almíbar que mezclareis con el café. Añadid el zumo del limón y mezclad bien. Probad de azucar y añadidle si es necesario. Esta mezcla echadla en un recipiente que podáis poner en el congelador, donde lo dejaréis al menos 2 horas.
  3. Transcurrido ese tiempo, romped el hielo que se habrá empezado a formar utilizando un cuchillo afilado, un tenedor o un punzón.
  4. Volvedlo a introducir en el congelador y repetid la operación cada 30 minutos, hasta que todo el contenido sean cristales pequeñitos, lo más parecido a hielo picado. Cada vez el color de la mezcla será más dorado y menos oscuro. Servid el granizado de café en copa alta o vaso de cristal.
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Receta de croquetas de corvina

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Las croquetas son muy fáciles de preparar y además son riquísimas. Se pueden hacer de pollo, carne, vegetales y en este caso de pescado. Las croquetas de corvina son excelentes como entrante o como guarnición de asados, carnes y pescados en salsa, etc. Se adaptan a cualquier ocasión y encantaran a todos en casa. El pescado es un alimento rico en nutrientes muy beneficiosos para el organismo.

La corvina es un pescado blanco bajo en grasas y calorías. Es rico en omega 3, hierro y fósforo. Debido a su bajo porcentaje en grasas está recomendado para bajar de peso. Posee vitaminas, principalmente del grupo B, así como A y E. Destaca principalmente por su versatilidad gastronómica, y como consecuencia de su exquisito sabor está presente en infinidad de atractivos platos
Ingredientes:
  • 200 gramos de corvina cocinada
  • 80 gramos de harina de trigo
  • 30 gramos de mantequilla
  • ½ litro de leche
  • 50 mililitros de aceite de oliva
  • Nuez moscada
  • Sal y pimienta
  • Huevos
  • Pan rallado
  • Aceite para freír
Cómo preparar croquetas de corvina:

  1. En una olla cocinamos el pescado. Cuando esté listo lo desmenuzamos y reservamos.
    Croquetas de corvina
  2. En una sartén caliente colocamos el aceite y la mantequilla, esperamos a que se derrita.
  3. Agregamos la harina de trigo, revolvemos hasta que se tueste, pero evitando que se dore.
  4. Incorporamos la leche mientras seguimos revolviendo.
  5. Añadimos la nuez moscada, la sal y la pimienta a nuestro gusto.
  6. En el momento en el que la salsa se vuelva espesa apagamos el fuego.
  7. Añadimos el pescado desmenuzado y mezclamos muy bien hasta integrar todos los ingredientes.
  8. Cubrimos la mezcla con papel film transparente sin permitir que entre aire. Esperamos a que se enfríe.
  9. En un plato hondo batimos los huevos para comenzar con el rebozado.
  10. E n otro plato colocamos pan rallado.
  11. Cuando la mezcla esté fría formamos las croquetas y las pasamos por el pan rallado.
  12. Humedecemos con huevo y las volvemos a pasar por el pan rallado hasta cubrirlas por completo.
  13. Después en una sartén caliente con abundante aceite colocamos las croquetas en tandas de 6 y esperamos a que se doren.
  14. Las retiramos y las vamos colocando sobre papel absorbente. También se pueden hacer en el horno si preferimos evitar las grasas.
Las croquetas de corvina son excelentes para cualquier reunión. Si no tienes mucho tiempo, pero quieres cocinar algo delicioso, esta receta puede ser una opción acertada. Con pocos ingredientes y pocos pasos a seguir obtendremos una entrada exquisita. Atrévete a probarlas, no habrá lugar para arrepentimientos.
 
Receta de fusilli con crema de mozzarella y tomates cherry para preparar con los niños

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La mozzarella y los cherry combinan bien siempre, y no solo en una pizza, también van fenomenal con la pasta. En esta ocasión, te proponemos mezclarlos en una salsa ligera y refrescante, muy fácil de preparar y 100% casera. Es preferible que la mozzarella sea de búfala, ya que tiene un sabor más intenso que la elaborada con leche de vaca.



Ingredientes

400 g de pasta fusilli
2 piezas de mozzarella de búfala
200 g de tomates cherry
1 diente de ajo
Aceite de oliva virgen extra
Albahaca fresca
Pimienta negra
Sal

Elaboración:

1. Corta los tomates cherry en dos mitades y coloca en un recipiente con el diente de ajo cortado en láminas, sal, pimienta negra recién molida y aceite de oliva virgen.
2. Coloca la mozzarella troceada en el vaso de la batidora con el líquido de una de las mozzarellas y tritura hasta obtener una crema; salpimienta.
3. Cocina la pasta el tiempo indicado por el fabricante en el envase hasta que quede al dente.
4. Escurre la pasta y sírvela con la crema de mozzarella, los tomates cherry y unas hojitas de albahaca fresca para decorar.
 
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Plumcake de plátano, nueces y pasas


Desde el siglo XVIII, el término plumcake en Inglaterra se refería a un tipo de pastel de frutas hecho con pasas y grosellas. Además, en 1660, a este tipo de frutos secos se les llamaban ciruelas en inglés. Curioso ¿verdad?

Los frutos secos (uvas, grosellas y pasas) eran muy comunes en la cocina inglesa debido al comercio con el Mediterráneo. Los plumcakes se hicieron muy populares… y han llegado hasta hoy.

Los plumcakes británicos en realidad son descendentes de los Zwetschgenkuchen (los plumcakes alemanes). Zwetschgen para ciruela; Kuchen para pastel.

El nombre “plumcake” se extendió por todo el mundo, y ahora hay infinidad de pasteles a base de ciruela en recetas francesas, italianas y polacas.

El tradicional “plumcake” es fácilmente reconocible. Este tipo de pastel tiene una forma rectangular, utilizando un molde rectangular que también se puede utilizar para el pan (tipo pan de molde).

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El “plumcake” no representa a una receta única, sino a una categoría de productos horneados, caracterizada por su peculiar forma rectangular y que suele llevar frutos secos.Dado que el significado de la palabra “plum” (ciruela) ha cambiado con el tiempo, referida a este tipo de pasteles, ahora en Inglaterra se conocen como “fruitcake” (pastel de frutas).

¿Tenéis plátanos que se han puesto excesivamente maduros para comer? Pues no los tiréis, aprovechad para preparar un plumcake de plátanos y aprovechad para añadirle algunas nueces y unas pasas hidratadas con un poco de ron. Aunque yo en esta ocasión he utilizado Cointreau ya que no tenía ron. ¡Imaginación al poder! El Cointreau está hecho con cáscaras de naranja y la verdad es que el sabor aportado le va estupendamente. También podríais utilizar brandy.

Plumcake


Podéis decorarlo con un poco de azúcar glas para servir


Plumcake de plátano, nueces y pasas


Ingredientes

  • 200 gramos de harina
  • 150 gramos de azúcar moreno
  • 50 ml de aceite de oliva
  • 1 yogur natural
  • 3 huevos
  • 1 plátano maduro grande
  • 75 gramos de nueces
  • 50 gramos de pasas hidratadas en ron (o en licor)
  • 1 sobre de levadura química (Royal o similar)
  • Mantequilla (para engrasar el molde)
  • Azúcar glas (opcional)



Preparación

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Necesitaréis un molde rectangular (como éste o parecido)
  1. Hidratad las pasas en el ron. Precalentad el horno a 180º y engrasad el molde.
  2. En un bol grande poned los huevos y mezcladlos con el azúcar. Batid con una varillas eléctricas. Añadid el yogur y el aceite, y seguid batiendo, a velocidad baja, hasta que lo veáis bien integrado.
  3. Pelad el plátano y aplastadlo con la ayuda de un tenedor. Picad las nueces. Escurrid muy bien las pasas. Añadid todo a la mezcla. Removed bien.
  4. Mezclad la harina con la levadura y pasadla por un tamiz (sirve un colador de rejilla fina) para evitar cualquier grumo. Añadidlo a la mezcla anterior removiendo con una espátula, con movimientos envolventes, hasta logar una mezcla homogénea.Tapadla con un film y dejadla reposar unos 5 minutos a temperatura ambiente.
  5. Verted la masa en el molde y cocedla en el horno a 180º durante unos 45 minutos. Comprobad que ya esté hecho con la ayuda de un palillo. Pinchadlo y si sale limpio estará hecho. Sacadlo del horno y dejadlo enfriar al menos 10 minutos.
Desmoldadlo. Podéis decorarlo con un poco de azúcar glas para servir.




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Es muy fácil de preparar y aguanta tierno varios días. También podéis congelarlo troceándolo y sacando lo que necesitéis poco a poco. Mojado con el café con leche es delicioso.

Nota: para evitar que las pasas se os vayan al fondo podéis pasarlas previamente por harina, la misma que hemos utilizado en la preparación de la masa, y sacudirlas bien que no haya un exceso de harina.
 
Receta de bizcocho de yogur griego y ciruelas

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Este bizcocho de yogur griego y ciruelas es una auténtica maravilla. Perfecto como desayuno o merienda saludable de las que no se olvidan fácilmente. Posee un interior cremoso que se fusiona con un ingrediente de temporada muy recomendable. Las ciruelas nos proporcionarán una buena cantidad de fibra para disfrutar de un bocado espectacular. Vamos a hacer una masa a base de yogur griego que podemos usar con todo tipo de frutas. Ciruelas, cerezas, melocotones, albaricoques, quedarán impresionantes convertidos en un bizcocho que gustará a toda la familia. Si estás buscando un bizcocho de yogur griego y ciruelas que impresione, toma nota de esta receta.

Ingredientes:
  • 3 huevos
  • 200 gr de harina
  • 1 cucharada de levadura
  • 180 gr de azúcar
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla
  • 150 gr de mantequilla
  • 125 gr de yogur griego
  • 600 gr de ciruelas
Cómo preparar un bizcocho de yogur griego y ciruelas

  1. Esta receta es un bizcocho a base de frutas que no debemos perder de vista. Lo más complicado será hacernos con unos ingredientes de primera calidad que nos servirán de base de esta receta.
    Receta de bizcocho de yogur griego y ciruelas
  2. Encendemos el horno a 180º para que esté listo a la hora de recibir esta masa. Untamos el molde con mantequilla.
  3. Seguimos con la mantequilla, la vamos a batir a temperatura ambiente con el azúcar. Conseguiremos una especie de crema que doblará su tamaño.
  4. Le daremos sabor a esta delicia con la esencia de vainilla. A continuación, ponemos los huevos sin dejar de remover hasta que estén perfectamente integrados.
  5. Llega el turno del yogur griego. Lo incorporamos a esta base líquida. Podemos poner una opción desnatada o sin azúcar para que nos quede un dulce más saludable.
  6. Mezclamos en un bol la harina tamizada con la levadura. Le añadimos una pizca de sal para potenciar su sabor.
  7. Unimos la parte líquida a la sólida sin dejar de remover hasta tener esta base maravillosa de un bizcocho cremoso y delicioso.
  8. Quitamos el hueso de las ciruelas y las dejamos cortadas por la mitad o en cuartos dependiente de lo grandes que sean.
  9. Vertemos la masa en el molde y vamos colocando las ciruelas para que nos quede un postre bonito mejor que estén distribuidas en el bizcocho.
    Receta de bizcocho de yogur griego y ciruelas
  10. Horneamos a 180º durante unos 40 minutos hasta conseguir que esté perfectamente cocinado el bizcocho.
  11. Comprobamos su cocción y paramos el horno. Esperamos a que se enfríe para disfrutar de este delicioso bizcocho con ingredientes naturales. Atrévete a probarlo, te encantará el resultado.
 
Receta de tartar de atún con huevo

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Este tartar de atún con huevo es un plato completo y fresco, perfecto para una cena o comida saludable veraniega. En esos días en los que no queremos encender la cocina, pero no renunciamos a un sabor espectacular, nada mejor que un buen tartar. Para esta receta usar un atún rojo ya es el broche de oro para una celebración por todo lo alto. Una buena pieza de este pescado se cubrirá de gloria con una fuente de proteínas sin precedentes, el huevo, en este caso, de codorniz. Si quieres disfrutar de unos ingredientes de lujo, toma nota de cómo preparar un tartar de atún con huevo.

Ingredientes:
  • 700 gr de lomo de atún
  • 2 cebollas tiernas
  • 1 tomates rojos
  • 1 huevo de codorniz
  • 1 huevo duro
  • Sal
  • Pimienta
  • Salsa de soja
  • Aceite
  • Mostaza de Dijon
  • 1 limón
  • 1 Lima
  • Alcaparras
  • Perejil
Cómo preparar un tartar de atún con huevo

  1. Para preparar un tartar de atún es importante primero congelar estos lomos de atún previamente. Por muy fresca que sea esta materia prima es imprescindible cocinar de forma segura, congelamos el atún y lo descongelamos para prepararlo.
    Receta de tartar de atún con huevo
  2. Con el atún listo lo cortamos en taquitos del mismo tamaño. Este procedimiento puede ser más costoso de lo que pensamos, pero si no somos amantes de los cuchillos podemos hacerlo directamente en el vaso de la batidura, triturando el atún.
  3. Pelamos la cebolla y la cortamos en trocitos pequeñitos que irán directamente a este tartar maravilloso.
  4. Le incorporamos las alcaparras cortaditas para darle ese sabor avinagrado que todo plato fresco necesita.
  5. Pelamos y troceamos el huevo duro. Este elemento es opción, pero le dará muy buen sabor, destacando aún más el huevo de codorniz.
  6. Lavamos el tomate y lo rallamos para ponerle con el resto de los ingredientes, puede estar más o menos maduro, según nuestros gustos.
  7. Salpimentamos esta mezcla y le añadimos un chorrito de salsa de soja. Mezclamos todo bien para darle el protagonismo de un ingrediente básico.
  8. La mostaza de Dijon conseguirá transmitir intensidad a esta elaboración marcada por varios matices de sabores.
  9. Llega el turno del chorrito del zumo de limón y de nuestro mejor aceite de oliva de producción nacional.
    Receta de tartar de atún con huevo
  10. Preparamos un molde y colocamos en el plato esta delicia. Lo serviremos coronado con un huevo de codorniz.
  11. Podemos decorar el plato con una salsa de aguacate sencilla y darle un punto de alegría con una teja de queso. El resultado será una cena o comida de restaurante sin encender el fuego.
 
Receta de macarrones con salmón y salsa de eneldo

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Los macarrones con salmón y salsa de eneldo son un plato de pasta un poco distinto, a base de pescado. Si estamos cansados de comer siempre las mismas salsas para los macarrones, la boloñesa o la carbonara, nada mejor que este tipo de recetas. Usaremos como base un pescado rico en ácidos grasos como el salmón, lo podemos comprar fresco o congelado siempre será maravilloso. Con una sencilla salsa a base de eneldo terminaremos de darle la intensidad que necesitará. Atrévete a probar unos macarrones caseros de los que parecen sacados de un restaurante de comida italiana.

Ingredientes:
  • 220 gr de salmón
  • 200 gr de macarrones
  • ½ cebolla
  • 2 dientes de Ajo
  • ½ vasito de Brandy de Jerez
  • 1 cucharada de Harina
  • 120 ml de nata fresca
  • 1 vaso de leche
  • 1 cucharada de mostaza de Dijon
  • 1 cucharada de eneldo
  • Sal
  • Pimienta
  • Agua
  • Aceite de Oliva
Cómo preparar unos macarrones con salmón y salsa de eneldo

  1. Esta receta es muy sencilla y se cocinará rápidamente. Nos ponemos manos a la obra cociendo la pasta.
  2. Podemos usar cualquier tipo de macarrones que tengamos en casa de trigo o integrales siempre quedarán bien.
    Recetas de macarrones con salmón y salsa de eneldo
  3. Cocemos con una buena cantidad de agua y una pizca de sal. Dependiendo del fabricante pueden estar listos en unos 7 minutos.
  4. Escurrimos los macarrones y reservamos mientras seguimos con el resto de los ingredientes de esta salsa maravillosa.
  5. Seguimos con el salmón. Usaremos unos lomos que lavaremos bien, quitaremos la piel y cortaremos en trocitos del mismo tamaño.
  6. Este tipo de pescado apenas tiene espinas por lo que es perfecto para toda la familia, no habrá peligro alguno.
  7. Pelamos la cebolla y la troceamos. Repetimos la operación con los ajos que serán la base de esta salsa.
  8. Con un chorrito de aceite empezamos a pochar la cebolla con los ajos. Cuando estén tiernos añadimos el salmón.
  9. Salpimentamos al gusto y le añadimos el brandy. Dejamos que el alcohol se evapore antes de ponerle una cuchara de harina.
  10. Removemos bien añadimos la nata y la leche poco a poco como si hiciéramos una bechamel con todo el sabor.
  11. Le daremos un toque que queda muy bien con el salmón con la mostaza para darle un punto de color.
    Receta de macarrones con salmón y salsa de eneldo
  12. Por último, el eneldo marcará la diferencia, lo ponemos para que acabe de darle a esta salsa toda su personalidad.
  13. Cubrimos los macarrones y disfrutamos de esta maravilla que podemos decorar con eneldo o queso rallado, solo nos quedará probarla.
 
Cómo preparar esta refrescante sopa de tomate

Una propuesta nutritiva y apetecible
La receta más irresistible de pulpitos con chocolate


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La sopa de tomate es un entrante o primer plato refrescante e hidratante, ideal para los meses más calurosos del año, que son justo en los que encontramos los tomates en plena temporada.

Receta desarrollada por Fundación Alícia para la página web y la APP de diabetes a la carta (http://diabetesalacarta.org/) plataformas desarrolladas junto con IDIBAPS. En ella encontraréis consejos, materiales, recetas y vídeos para ayudar a personas con diabetes tipo 2 a controlar su alimentación cotidiana y así seguir disfrutando de la buena cocina y del placer de comer.

Sopa de tomate

> 200 g de tomate
> 40 g de brotes de coliflor
> 1 cucharada de vinagre
> 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
> Unas hojas de albahaca
> Pimienta
> Sal (*Evitar en caso de hipertensión.)


1. Poner en un vaso batidor el tomate limpio y cortado en trozos grandes con el aceite de oliva virgen, el vinagre, sal y pimienta. Triturarlo todo hasta que quede una sopa fina. Si queda muy espesa se puede añadir un poco de agua.
2. Pasarla por un colador fino (opcional).
3. Servir la sopa en un plato hondo o un bol con un poco de albahaca cortada en juliana, unos brotes de coliflor cortados en láminas finas.
 
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Cocinar para uno solo

¿Creéis que cocinar para uno solo es una pérdida de tiempo? Nada más lejos de la realidad.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2019 un total de 4.793.700 personas vivían solas en España ¡Un 25,8 % del total de la población española!. Y no pensemos que todo son personas mayores, mujeres y viudas como se tiende a pensar. La mitad de hogares unipersonales corresponden a personas de menos de 65 años (el 59,2% hombres frente al 40,8% mujeres (1.647.200, frente a 1.137.200).

Sí, somos muchos viviendo con nosotros mismos.

Pues nada, si vivimos solos hay que espabilar. No podemos renunciar a cocinar y, sobre todo, no podemos renunciar a una alimentación saludable, nutritiva y apetecible.

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Y os voy a dar varias razones por las que nos resulta conveniente cocinar aunque vivamos solos:

· Comer en casa es saludable


Si vives solo, cocinar para uno solo te puede parecer una tarea innecesaria. La conveniencia de la comida rápida, comida para llevar y comer o cenar en restaurantes puede ser atractiva, pero preparar nuestra propia comida es mucho más saludable.

En muchos casos tendemos a comer más cantidad cuando estamos fuera de casa. Es habitual comer ¡todo un menú! (un primer y segundo platos y postre) cuando en casa probablemente comeríamos menos. Si salimos a comer fuera debemos ser muy rigurosos con las cantidades y vigilar siempre qué comemos:

  • los aliños de las ensaladas
  • mejor guarniciones de verduras
  • no comer pan en exceso (mejor integral)
  • procurar tomar fruta en lugar de dulce para el postre
  • vigilar el tipo de cocinado (mejor vapor, horno, plancha, …)
  • ¡ojo con las bebidas! mejor tomar agua
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Aunque vivamos solos, podemos y debemos permitirnos el lujo de ser creativos en la cocina y pasarlo bien. Y esto no está reñido con una alimentación saludable.

· Comer en casa es más barato

Dicho de otra manera: comer fuera es caro. Comer fuera todos los días puede costarnos hasta dos o tres veces más de que lo que gastaríamos en el supermercado. ¿Vale la pena? Es mejor que reservemos las salidas para días señalados, quedadas con amigos, reuniones con familia, etc. Y así esos días en los que comemos fuera serán especiales.

· Comer en casa permite controlar más fácilmente nuestras restricciones dietéticas

¿Eres intolerante al gluten? ¿Eres vegetariano? ¿Eres diabético? ¿Tienes tendencia al sobrepeso? ¿Tienes intolerancia a la lactosa? ¿Comes solo orgánico? … Independientemente de las restricciones dietéticas que tengas, o te impongas, cocinar para nosotros mismos hace que sea mucho más fácil asegurarnos de que nuestras comidas contengan los ingredientes y la nutrición adecuados para nuestro estilo de vida.

· Preparar tu propia comida te aporta confianza en ti mismo

Ser autosuficiente e independiente comienza con la capacidad de cuidar de nosotros mismos. Preparar nuestras propias comidas nos libera de la dependencia de salir a comer fuera de casa por obligación.

Vivir uno solo y la buena alimentación en casa nos puede parecer complicado: sobre todo hay que vencer la pereza de cocinar solo para uno y no siempre la oferta en los supermercados se adapta para uno solo ¿bandejas con un solo filete de carne o pescado? ¿botellas de leche o zumos de medio litro? … Deberemos observar también una buena planificación para no acabar tirando comida

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Cocinar para uno solo no tiene que ser necesariamente aburrido o complicado

Consejos para cocinar para uno solo:

Para los que no tienen mucha experiencia en la cocina, una buena noticia: hay miles de libros y blogs de recetas que pueden convertirse en tu mejor amigo para aprender las recetas más básicas. Una vez aprendas los básicos, que los aprenderás, tendremos que tener en cuenta lo siguiente:

· Planificar las comidas semanales

Intentemos planificar algunos platos para la semana, hacer la compra y cocinar. Tener un plan de comidas puede ayudarnos a comprar de manera inteligente y aprovechar al máximo lo que compremos: carne, pescado, verduras, frutas y otros ingredientes para la semana. Si compramos verduras para la comida del día siguiente, podemos terminarlas para la cena de otra noche, y si nos sobran preparamos una tortilla o una frittata para otra comida.

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Podemos aprovechar restos de verduras para preparar una tortilla jardinera (a nuestra manera)

· Cocinemos más cantidad

Muchas recetas son para dos o cuatro personas como mínimo. Podemos solucionarlo dividiendo las cantidades de la receta entre dos o entre cuatro. Pero, ya que nos ponemos a ello ¿por qué no preparar un poco más de cantidad y dejarlo en el frigorifico o en el congelador para otra ocasión? Así nos ahorramos cocinar en algún momento que no tengamos tiempo o ganas de ponernos a cocinar. También podemos “reciclar las sobras” si no nos gusta comer lo mismo dos días seguidos. Por ejemplo, si comemos pollo y verduras a la plancha o al horno, podemos reconvertir las sobras en un delicioso sándwich para el día siguiente.

Si cocinamos un par de pechugas de pollo el domingo por la noche nos puede servir para preparar la comida el resto de la semana. Podemos usar la carne en ensaladas, en sándwiches, con pasta o arroz, o simplemente con unas verduras

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Batch cooking: El tiempo, mucho o poco, es nuestro. ¡Inventémonos en la cocina y pasémoslo bien!

Esforcémonos para que cocinar nos resulte divertido. Cocinar puede parecer una tarea aburrida o que requiere mucho trabajo. En realidad, muchas de las recetas son muy fáciles de preparar y muchas ni siquiera requieren mucho tiempo. A mi, por ejemplo, me encanta escuchar la radio y aprovecho para hacerlo cuando cocino. Buscar constantemente nuevas recetas para probarlas también puede ser divertido y, si nos salen bien, muy satisfactorio.

· Evitad recetas con ingredientes raros

Muchas recetas requieren una gran variedad de ingredientes poco comunes o caros. No quiere decir que no podamos tener un capricho de vez en cuando, o cuando tengamos invitados, pero muchas veces no nos saldrá rentable comprar determinado ingrediente.

Por ejemplo, en una receta te pide que añadas una o dos chalotas y tienes que comprar una bolsa de chalotas. No las usas con normalidad y se te pueden estropear. La chalota la podemos sustituir por un par de ingredientes que seguro que es más fácil que tengamos en casa: ajo y puerro.

También podemos alterar las recetas dejando de poner algún ingrediente. Por ejemplo, usar solo una hierba fresca en una receta que requiere tres. Procurad que sea una hierba que os guste mucho y la podáis utilizar en otra receta esa misma semana.

· No compremos en exceso

¿Que alimentos utilizamos más? Compremos los frescos que más utilicemos (huevos, leche, pan, tomates… evitemos comprar alimentos con una vida útil corta. Por ejemplo, no compremos un aguacate si no vamos a utilizarlo antes de tres días.

Ni compremos cantidades imposibles de comer dejándonos llevar a la hora de la compra.No compremos una bolsa de patatas de 3 kilos si sólo vamos a comer una o dos patatas a la semana. Afortunadamente en la mayoría de los supermercados podemos comprar verduras y frutas por unidades y así sólo adquirimos lo que necesitamos.

Asegurémonos de comprar ingredientes que podamos usar para varias comidas

· El congelador: uno de nuestros mejores amigos

A nadie nos gusta tirar comida por diversas razones. Cuando veamos que nos hemos pasado comprando verduras, carne, pescado… o que hemos hecho demasiada cantidad de nuestro guiso favorito, podemos guárdalo en el congelador.

· Tengamos unas cuantas recetas fáciles en la recámara

Sándwiches variados y saludables, tortillas, ensaladas, cous-cous…: recetas como estas son fáciles de preparar para una persona sin tener que recalcular la cantidad de ingredientes. Si tienes práctica en recetas simples que ya tienes adaptadas a una sola persona puedes preparar una comida en poco tiempo.

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Eenmaal, el restaurante de Ámsterdam con mesas para uno
 
Seis sopas frías fáciles de preparar para aliviar el calor del verano
Del gazpacho al ajoblanco, la mayoría de las sopas frías españolas tienen su origen en Andalucí

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Ajoblanco, una gran sopa fría española de origen malagueño


En plena ola de calor, nada apetece más a la hora de comer que una sopa fría que refresca y alimenta a la vez. La mayoría de las sopas frías españolas proceden de Andalucía, donde los campesinos necesitaban platos con el suficiente aporte energético para sus tareas en el campo pero que a la vez mitigaran las elevadas temperaturas. No son, como muchos creen, simples refrescos sino alimentos muy completos, con todos los nutrientes necesarios para largas jornadas de trabajo.

Gazpacho
De la amplia variedad de sopas frías que existen en España, la más extendida y la que goza de mayor popularidad es el gazpacho. Pan, agua, vinagre, aceite, ajo, tomate, pepino, pimiento... todo vale en esta sopa de hortalizas que tan agradable resulta, cuando está bien hecha, en los días de agobiante calor. Curiosamente, el gazpacho, plato de campesinos, triunfa en un tiempo en que la obsesión dietética prima por encima de todo. Porque como dice el refrán, «del gazpacho no hay empacho». Gregorio Marañón escribió que este plato es una sapientísima combinación de todos los alimentos fundamentales para una buena nutrición. Sobre el gazpacho han surgido mil y una variantes y con ellas un debate. Para los puristas, los de fresas, los de cerezas o los de sandía, o cuando se añaden berberechos, percebes, anchoas, queso de cabra o incluso, para darle un toque más lujoso, trozos de bogavante, ya no podemos hablar del genuino gazpacho andaluz. Sin embargo, incluso dentro de la ortodoxia, apenas hay dos gazpachos iguales. Como ocurre con la tortilla de patata, cada maestrillo tiene su librillo. Los hay con pan y sin él. Para algunos el pimiento no es imprescindible. Otros suprimen el ajo. El tomate y el aceite de oliva son los únicos ingredientes que nadie discute. Hoy en día se encuentran en cualquier lugar de España, pero no cabe duda de que los más ortodoxos, los mejores que pueden probarse, son los de Andalucía. Aunque no siempre, por razones evidentes, se hicieron con tomate. Antes de que este llegara de América había otros ingredientes. Por ejemplo el gazpacho blanco de piñones, casi desaparecido, aunque aún puede encontrarse en algunos restaurantes de Córdoba.

Salmorejo
Primo hermano del gazpacho, el salmorejo, que no es exactamente una sopa sino una emulsión o crema con más cantidad de pan, pero encaja perfectamente en este apartado de platos frescos y nutritivos. Su historia es la de un plato milenario, de origen mesopotámico, ligado a tres de los grandes productos de la dieta mediterránea, el pan, el ajo y el aceite de oliva. Pertenece a una cocina popular, de subsistencia, que se ha perpetuado a lo largo de los siglos y que ha ido adaptándose a cada época incorporando nuevos ingredientes hasta encontrarse, ya en el siglo XVII, con el tomate, que le dio el toque definitivo y lo convirtió en esa crema roja y sabrosa que hoy conocemos. Habitualmente, el salmorejo se sirve con jamón y huevo duro picados. Lógicamente se puede comer solo, pero hay que probarlo como acompañamiento de una tortilla de patata o con unas berenjenas fritas, como se hace en Córdoba, ciudad con la que tradicionalmente se asocia esta crema.

Ajoblanco
La otra gran sopa fría española es el ajoblanco. A pesar de su equívoco nombre, esta sopa de origen malagueño no tiene más cantidad de ajo que el gazpacho. En realidad debería llamarse sopa fría de almendras, ya que estas son su ingrediente principal, aunque también en ocasiones se prepara con piñones. Se hace mezclando almendras crudas, miga de pan, aceite de oliva, vinagre y ajo y vertiendo sobre ella agua fría. Se acompaña tradicionalmente con uvas o trocitos de melón y de jamón, pero, como ocurre con el gazpacho, los cocineros han desarrollado nuevas combinaciones o nuevas puestas en escena.

Vichyssoise
Otra sopa fría muy apetecible estos días es la vichyssoise, que se elabora con puerro, patata, cebolla, leche y nata para lograr una textura cremosa muy especial. Mucha gente la considera un clásico de la cocina francesa, pero según muchas fuentes no surgió hasta 1917, y fue en Estados Unidos. Su creador fue Louis Diat, cocinero francés que trabajaba en el hotel Ritz de Nueva York. Al parecer se basó en una sopa que le preparaba su abuela con patata y puerro enfriada con leche. Ahí están, por tanto, las raíces francesas de esta vichyssoise, aunque también podría estar inspirada en la porrusalda vasca y navarra, aunque esta sea en caliente.

Curiosamente, durante unos años fue un plato muy popular durante el verano en los restaurantes españoles, pero ahora está bastante desaparecida de las cartas.

Borsch
Menos habitual entre nosotros, pero deliciosa y muy refrescante, el borsch es una sopa fría de origen ucraniano y que los rusos extendieron por el mundo. Se elabora a base de remolacha, de ahí su peculiar color rosado intenso o incluso rojo, con crema agria. Tiene también su versión caliente, pero es así, en frío, como resulta mejor.

Tzatziki
La segunda es habitual en Grecia y Turquía. Sus ingredientes básicos el yogur y el pepino, acompañados con aceite, zumo de limón, ajo y menta. En realidad es una salsa, pero se toma también como sopa o crema fría. Muy similar es el tarator, que se come en Albania, Bulgaria y otros países de los Balcanes. También con el yogur y el pepino como base, más un toque de eneldo y ajo.
 
Cómo hacer mini pizzas de tomates secos, rúcula, jamón ibérico y pasas
RECETAS
Se trata de una elaboración perfecta para numerosas ocasiones

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Las mini pizzas ayudan a preparar una comida informal, una merienda, una cena con amigos… y quedan muy vistosas y apetecibles. Son muy fáciles de preparar y estarán listas en un abrir y cerrar de ojos.

Receta de mini pizzas de tomates secos, rúcula, jamón ibérico y pasas

Ingredientes:

1 base de masa de pizza congelada
12 tomates secos en aceite de oliva
50 g de pasas de Corinto
Cebollino
100 g de rúcula
Vinagre de Módena
4 cucharadas de tomate triturado
100 g de jamón ibérico (en virutas)
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta negra

Elaboración:

1. Corta la masa en cuatro porciones individuales.
2. Reparte una cucharada de tomate triturado encima de cada porción.
3. Coloca rodajas de tomate seco encima de cada porción de pizza (tres unidades por porción).
4. Hornea a 200 ºC hasta que los bordes de la masa estén ligeramente dorados.
5. Pon la rúcula y las pasas en un bol. Mezcla con cinco o seis cucharadas de aceite de oliva y un par de cucharadas de vinagre de Módena; salpimienta. Coloca un poco de esta mezcla sobre cada porción.
6. Pica cebollino muy fino y reparte un poco encima de cada mini pizza. Acaba con unas virutas de jamón ibérico y sirve.
 
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