RECETAS DE COCINA

Estos son los frutos secos con menos calorías (aunque no sea relevante)


Pese a ser un alimento con un alto índice calórico, en el caso de los frutos secos no se puede establecer una correlación entre su ingesta y un aumento de peso

Por otro lado los expertos recomiendan su consumo debido a sus grandes virtudes nutricionales

Respondemos a Igone, lectora y socia de eldiario.es

Jordi Sabaté
16/02/2019 - 20:47h
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Imagen: Makamuki0

Siete razones para que en tu dieta estén presentes los frutos secos


Igone nos escribe la siguiente petición en un correo electrónico: "Recientemente me he puesto a entrenar duro para correr la maratón de Estocolmo de este año y estoy notando que el resto del día voy justita de fuerzas, por lo que un amigo me ha recomendado comer muchos frutos secos, ya que dice que aportan mucha energía. De todos modos como tengo bastante tendencia a engordar, me gustaría saber cuáles son los que aportan menos calorías".

Los frutos secos no nos darán más energía inmediata
Antes que nada matizar a Igone que tal vez sea un error plantearse comer frutos secos como una fuente de energía inmediata, digamos para suplir las calorías quemadas durante los entrenamientos. Al contrario, sus virtudes son más nutricionales que energéticas y existen estudios que demuestran que su ingesta continuada no aporta aumento de peso, tal como explicamos en Siete razones para introducir en tu dieta los frutos secos.

Un estudio realizado entre 400.000 europeos concluyó que los frutos secos no solo no engordan sino que antes contribuyen a adelgazar, siempre que se coman moderadamente. El motivo principal es que a diferencia de los cereales, no son fuentes elevadas de hidratos de carbono si exceptuamos las castañas y los anacardos, sino de grasas saludables que reducen el colesterol malo (buena relación omega 3/6), proteína de alta calidad (con aminoácidos esenciales) y fibra dietética.

Esta composición hace que la digestión de los frutos secos tome rutas metabólicas más complejas que los alimentos altos en hidratos, de modo que su rentabilidad en este aspecto sea baja, tal como explica el nutricionista Julio Basulto en este artículo. Además su fibra dietética modera la subida de azúcares en la sangre, y su tendencia a mantener los niveles de colesterol HDL bajos los hace especialmente buenos frente al riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Por qué debemos tomarlos si entrenamos fuerte
Así que Igone no obtendrá un chute energético enorme a base de comer frutos secos. Al contrario, dado su elevado poder saciante, es probable que se canse de comerlos antes de conseguir las calorías para recuperar el aliento. Es mejor probar con otros alimentos igualmente sanos como el plátano, la fruta o los cereales integrales. Pero no por ello los frutos secos deben ser excluidos de su dieta.

Es más, precisamente el hecho de tal como dice ella "entrenar duro" hace que estos alimentos le sean casi imprescindibles por su alto aporte en minerales-especialmente calcio, hierro, potasio y magnesio-, que no posee la fruta, y su riqueza en vitaminas del grupo B-aunque no B12-, fundamentales para numerosos procesos fisiológicos. Es seguro que durante los entrenamientos sudará en abundancia y, por tanto, perderá sales minerales; antes de tomar un brebaje industrial lleno de azúcares, mucho mejor agua y frutos secos para reponerlas. Eso sí, los frutos secos deben tomarse a poder ser crudos o bien tostados y sin sal.

Los frutos secos más calóricos y los menos
De todos modos, para satisfacer la petición de Igone, pasamos a listar los frutos secos de más a menos calóricos, medido en kcal/100 gramos.

  1. Castañas (213 kcal): curiosamente el fruto seco con más hidratos de carbono es el menos calórico, pero esto es porque apenas tienen grasas y por otro lado la mitad de su contenido es agua, además de contar con fibra dietética. Hablamos de ellas en Diez curiosidades sobre las castañas que te sorprenderán.
  2. Anacardos (553 kcal): tienen 30 gramos de hidratos por cada 100 gramos y son relativamente bajos en proteínas y altos en materia grasa. Pobres en fibra pero altos en aportes minerales.
  3. Pistachos (557 kcal): su mayor virtud, además de ser muy ponderados en el balance de grasas hidratos y proteínas, es ofrecer más de un gramo de potasio por cada 100 gramos.
  4. Cacahuetes (567 kcal): aunque son una legumbre, vamos a incluirlos en el grupo de los frutos secos. Destacan por su aporte en proteína de alta calidad, y por su fibra, aunque son altos en aporte de sodio, por lo que deben moderarse.
  5. Almendras (575 kcal): aportan 21 gramos de proteínas, 21 gramos de hidratos y 49 gramos de materia grasa con buena relación de ácidos grasos omega 3/6. Además aportan 27 mg de tocoferol, un potente fenol antioxidante que puede comportarse como vitamina E. Además destacan también por sus 12 gramos de fibra dietética.
  6. Avellanas (628 kcal): son altas en grasas pero presentan un porcentaje mayoritario de ácidos grasos moniinsaturados, con una buena relación de omega 3/6. También destacan por su aporte en tocoferol, con 16 miligramos.
  7. Nueces (654 kcal): a pesar de ser el fruto con mayor aporte de grasas, un 59%, se lo considera el que presenta el mejor aporte de omega 3 y omega 6, tal como explicamos en ¿Qué son los dichosos ácidos grasos Omega y para qué demonios sirven? Además son muy bajas en hidratos de carbono.
https://www.eldiario.es/consumoclaro/cuidarse/frutos-secos-calorias-relevante_0_867564156.html
 
Receta de macarrones con queso al horno

EMMA GARCÍA


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Macarrones con queso


Nosotros somos muy de macarrones con tomate o, si se trata de meterlos al horno, con bien de bechamel. Pero la pasta con queso gratinada (gratin de pâtes) es uno de los platos preferidos de las niñas y niños franceses y que tradicionalmente se cocina en todas las casas. Tan solo con pasta, mantequilla, queso, un poco de nata y pan rallado este plato es de esos que siempre gustan. Podemos usar los dos o tres (o más) quesos que más nos gusten. Aunque normalmente en la mezcla suele estar el emmental, la fórmula funcionará igual de bien con manchego o parmesano. Incluso si queremos aportar un sabor más potente, quesos azules. La receta admite añadir otros ingredientes como jamón, champiñones o bacon (previamente pasado por la sartén). Las hierbas aromáticas o algunas especias también le sientan estupendamente a este plato tan sencillo y rico.

Ingredientes

400 gr. de macarrones
200 gr. de queso (nosotros hemos usado 100gr. de emmental y 100gr. de oveja semicurado)
150 gr. de mantequilla
150 ml. de nata líquida para cocinar (o leche evaporada)
50 gr. de pan rallado
15 gr. de orégano o tomillo
5 gr. de ajo en polvo
Sal Pimienta


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Preparación Hervimos los macarrones con sal según las indicaciones del fabricante y mientras tanto rallamos el queso de forma manual o lo picamos con un robot de cocina. Laminamos la mantequilla. En un pequeño bol mezclamos el ajo en polvo, el orégano y la pimienta.


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Precalentamos el horno a 200º. Preparamos una fuente y ponemos algunas láminas de mantequilla en la base. Cubrimos con una primera capa de macarrones y los bañamos con la mitad de la nata líquida, espolvoreamos parte de la mezcla de ajo, orégano y pimienta, y ponemos algunas láminas más de mantequilla. Por último agregamos la mitad de los quesos. Repetimos el proceso con otra capa de macarrones, nata, ajo, orégano, pimienta y mantequilla. Cubrimos con el resto de los quesos y espolvoreamos sobre el queso el pan rallado con un poco más de orégano y ajo en polvo.


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Horneamos con función grill 10 minutos o hasta que el queso esté gratinado.


https://www.20minutos.es/noticia/3563724/0/receta-macarrones-queso-horno/
 
Aceite de girasol alto-oleico en alimentos: ¿un nuevo fraude al consumidor?


Esta versión, mejorada con ácido oleico, del aceite de girasol que se emplea en la industria alimentaria como sustituto del aceite de palma, es igual de poco saludable

Su etiquetado en alimentos podría constituir un fraude al consumidor

Respondemos a Luisa, lectora y socia de eldiario.es

Jordi Sabaté
18/02/2019 - 21:48h
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Foto: Torange.biz

Nueva ley sobre el pan: ¿legitimando un fraude al consumidor?


Luisa, lectora y socia de eldiario.es nos plantea la siguiente petición en el texto de un correo electrónico: "Desde hace un tiempo veo en cada vez más etiquetas, sobre todo de galletas, el girasol alto oleico. Me da la impresión de que es la grasa vegetal que está usando la industria para sustituir el aceite de palma. No sé si ya habéis publicado algún artículo al respecto, pero me gustaría saber en qué consiste lo de 'alto oleico', de dónde procede y su repercusión sobre la salud".

El aceite de girasol no es tan saludable como el de oliva debido a que su porcentaje de ácido oleico no es tan elevado, tal como explicamos en ¿Aceite de oliva o girasol? Cinco falsos mitos en torno a su uso. Por ejemplo, es un aceite con mayor tendencia a formar polímeros tóxicos al freír. No obstante, existe una versión genéticamente mejorada del aceite de girasol conocida como "alto oleico alto estearico" (AOAE), en la que el porcentaje de ácido oleico aumenta hasta casi niveles similares a los del aceite de oliva, hasta un 80%.

El problema del ácido esteárico
Ahora bien, en el AOAE también se incremente sensiblemente la fracción de ácidos grasos saturados, muy especialmente el ácido esteárico, que puede llegar a ser de hasta un 15-20% de la fracción total, tal como se refleja en este documento. El ácido esteárico, que también está presente en el aceite de palma es poco recomendable por su larga cadena de 18 átomos de carbono que le confieren la plasticidad de una cera, tal como te explicamos en Cinco motivos de salud para mantener el aceite de palma alejado de tu estómago.

Esta estructura lo hace peligroso en altas proporciones en el torrente sanguíneo, aumentando el riesgo de formar ateromas -tapones- de forma similar a la del colesterol. Esto no quiere decir que el AOAE sea necesariamente nocivo: en una relación equilibrada en la que predomine mayoritariamente el ácido oleico, el esteárico y otros ácidos saturados pueden tener efectos mucho menos relevantes. De hecho, el AOAE se recomienda como saludable tanto para consumir como aliño como para freír.

Por otro lado, el AOAE para consumo humano suele pasar por un proceso llamado "winterización", en el que el aceite pasa por un enfriamiento en el que las grasas más tendentes a ser sólidas -la fracción esteárica y otras- cristalizan en buena proporción y son separadas, por lo que el porcentaje de oleico aumenta en el aceite resultante, haciéndolo más saludable. En estos casos el aceite pasa a ser solo alto en oleico, con una fracción de ácido esteárico que no supera el 6%, así como con una reducción del ácido palmítico al 7% como máximo, el otro ácido mayoritario en el aceite de palma.

Empleo del AOAE en la industria alimentaria
Ahora bien, su alta proporción de ácido esteárico ha provocado que este aceite se vea como un buen sustituto del aceite de palma, cuya reputación, tanto medio ambiental como de salud, es cada vez más cuestionada. Por otro lado, la presencia de la palabra "oleico" en su denominación permite colocarlo en la composición del etiquetado de los productos de modo que causa mucha mejor impresión al consumidor que el aceite de palma o sus otros nombres: ácido esteárico, palmitato, palmitina, estearina, etc.

De este modo, tal como nos relata Luisa, cada vez es más frecuente leer en la composición de productos variados de alimentación y bollería la presencia "aceite de girasol alto-oleico". Pero en realidad este etiquetado es falso, o al menos no hace honor a la realidad de composición en lo referente a ácidos grasos, ya que podría decirse que se añade "aceite de girasol alto en ácido oleico que no tiene ni rastro de ácido oleico".

¿Cómo se explica esto? Según explican en esta publicación de 2014 científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, el AOAE se somete a una separación por distintos métodos físicos y químicos de sus dos fracciones principales, de modo que por un lado queda un producto llamado oleína, que es en base la fracción de ácido oleico y se vende como aceite de freír o de aliño.

Del otro lado se consigue la fracción saturada con tendencia a la solidez, es decir la estearina, que es en esencia el ácido esteárico, con una consistencia similar a la de la cera y muy poco saludable. Esta estearina no difiere en esencia de la misma que se obtiene del aceite de palma y se usa de estabilizante en la industria alimentaria. Pero por descontado el uso de AOAE permite incluir en el etiquetado al "aceite de girasol alto en oleico" en lugar de la denominación maldita "aceite de palma".

¿Fraude al consumidor?
La legislación puede ser ambigua es este respecto, puesto que al fin y al cabo la estearina utilizada procede del aceite de girasol y no de palma. Sin embargo, hay varias legislaciones aplicadas actualmente que permitirían interpretar que se estaría cometiendo fraude en el etiquetado. La primera es el Real Decreto 1334/1999, de 31 de julio, que en su Artículo 4 dice:

"El etiquetado y las modalidades de realizarlo no deberán ser de tal naturaleza que induzcan a error al comprador, especialmente:

  • Sobre las características del producto alimenticio y, en particular, sobre su naturaleza, identidad, cualidades, composición, cantidad, duración, origen o procedencia y modo de fabricación o de obtención.
  • Atribuyendo al producto alimenticio efectos o propiedades que no posea.
  • Sugiriendo que el producto alimenticio posee características particulares, cuando todos los productos similares posean estas mismas características..."
Por su parte el Reglamento (UE) Nº 1169/2011 del Parlamento Europeo que entró en vigor en diciembre de 2014, explicita en su Artículo 7:

"La información alimentaria no inducirá a error, en particular:

  • Sobre las características del alimento y, en particular, sobre la naturaleza, identidad, cualidades, composición, cantidad, duración, país de origen o lugar de procedencia, y modo de fabricación o de obtención;
  • Al atribuir al alimento efectos o propiedades que no posee".
Si interpretamos que al indicar la presencia en la composición de un alimento de "aceite de girasol alto en oleico" estamos insinuando los beneficios de este ácido graso -que en realidad no está-, podríamos estar ante un fraude al consumidor. No es el caso si interpretamos que solo indicamos la procedencia de la estearina utilizada, aunque sería más honesto tal vez introducir la denominación "aceite de girasol modificado", estearina de aceite de girasol", etc., siempre evitando citar al ácido oleico

https://www.eldiario.es/consumoclar...ol-alto-oleico-fraude-nocivo_0_869313474.html
 


Cómo hacer una sartenada de calabacín con queso y jamón





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Sartenada de calabacín con queso y jamón EMMA GARCÍA




¿Te apetece cenar algo diferente pero tienes la nevera medio vacía? Si queda un calabacín en el cajón de las verduras y tienes un poco de queso y jamón ya tienes todo lo necesario para preparar una sartenada de calabacín con jamón y queso para chuparse los dedos.

Podríamos usar o añadir otras verduras como berenjena o pimientos, en realidad la fórmula funcionaría con casi cualquier ingrediente. Y es que no nos vamos a engañar: todo está mejor con queso y unos tacos de jamón.

Aunque podemos utilizar un tipo de queso que se funda con facilidad (emmental, gouda... funcionan muy bien), no es mala idea añadir también algún queso un poco más fuerte como queso azul para darle un poco más de intensidad al plato. En diez minutos tendremos lista una receta de esas que nos hará salivar solo con verla.


Ingredientes
1 calabacín grande
200 gr. de queso gouda
50 gr. de queso roquefort
50 gr. de tacos de jamón ibérico
Cebollino
Sal
Pimienta
Aceite de oliva virgen extra


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Preparación

Lavamos el calabacín y lo cortamos en láminas de medio centímetro sin quitarle la piel. Laminamos también el queso gouda y troceamos el roquefort. Si no tenemos el jamón en tacos podemos cortarlo en tiras. Lavamos el cebollino.



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Ponemos aceite de oliva virgen extra en una sartén antiadherente y cocinamos el calabacín por los dos lados hasta que empiece a dorarse (es mejor hacerlo en dos tandas y no ponerlo todo de golpe en la sartén). Podemos añadir un poco de sal al calabacín pero con precaución porque el jamón y queso ya aportarán el sabor salado.


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Cuando el calabacín esté en su punto añadimos las láminas de queso gouda y los trozos de roquefort. Cuando empiecen a fundirse agregamos el jamón y con unas tijeras vamos cortando el cebollino para que caiga por encima. Espolvoreamos pimienta negra y listo para servir.


https://www.20minutos.es/noticia/3566417/0/sartenada-calabacin-queso-jamon/
 
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BACALAO CON COSTRA DE MOSTAZA


Es temporada de bacalao fresco, y aprovechamos para prepararlo al horno con una costra de pan aromatizada con mostaza de Dijon. Si no lo tienes a mano en este formato, también te damos unos consejos para desalarlo.


RAQUEL BERNÁCER 13/02/2019



Tengo una cosa con el bacalao. Bueno, en realidad tengo dos: la primera es que, desde que en los noventa se popularizó lo de la ruta del bakalao, soy incapaz de evitar que me venga a la cabeza aquello que cantábamos en el instituto de “bakalao hasta los huesos, bakalao” mientras escuchábamos a Chimo Bayo cada vez que alguien menciona al pescado de marras.

La segunda es que nunca me gustó el bacalao hasta que descubrí que era posible comerlo fresco. Lo de la conservación del bacalao en salazón está muy bien. Ha contribuido al desarrollo de sociedades enteras, como la portuguesa, donde se ha convertido en plato nacional, pero amiguis, hacedme el favor de desalarlo bien. Que igual soy yo y tengo un radar detector de sal extremadamente fino, pero hace tiempo que desistí en pedir bacalao cuando como por ahí ante el temor de tener que beberme el lago Michigan posteriormente.

Como os veo venir, y además el bacalao en salazón está tan instaurado en nuestra cultura gastronómica, me he metido en la web del Gremi de Bacallaners de Catalunya (Gremio de Bacaladeros de Cataluña) para ver qué recomiendan los expertos en cuanto a desalado del bacalao. Ellos han hablado: los lomos de bacalao hay que sumergirlos en abundante agua fría y dejarlos en la nevera 3-4 días para que se rehidraten. Posteriormente, y durante 24 horas, se va cambiando el agua unas 3 ó 4 veces, dejando 2 horas entre cambio y cambio, según el punto de sal que se desee.

Dicho esto, en esta receta he usado bacalao fresco, pero por supuesto puedes usar bacalao desalado si eres de los que planean sus recetas con 5 días de antelación. O comprarlo ya desalado en tu bacaladería de confianza, que es otra opción. El bacalao fresco tiene una carne suave y delicada que se deshace fácilmente en láminas si no se trata con cuidado, así que, para cocinar lomos, lo mejor es usar el horno, el papillote o la cazuela, es decir, técnicas que no requieran de mucho meneo.

Ahora que estamos en plena temporada de bacalao fresco -se pesca desde finales de otoño hasta la primavera-, es momento de probar su delicada carne y esta receta te va a venir muy bien. Según el tamaño de los lomos, tendrás que ajustar el tiempo en el horno, así que estate un poco pendiente de cómo se van cocinando, sobre todo si no tienes muy dominado eso de cocinar pescados en este electrodoméstico. Idealmente, debería de quedarte jugoso y con un ligero brillo, nada seco ni opaco.


Dificultad


Ninguna, si no tienes que desalar bacalao.


Ingredientes

Para 4 personas


  • 4 lomos de bacalao fresco, con su piel
  • 2 chalotas
  • 80 g de pan viejo
  • 4 cucharadas soperas de aceite de oliva
  • 4-5 ramas de eneldo
  • 4-5 ramas de perejil
  • 2 cucharadas soperas de mostaza de Dijon
  • El zumo de ½ limón
  • Sal
  • Pimienta al gusto
Preparación

  1. Calentar el horno a 200ºC. Preparar todos los ingredientes antes de empezar a cocinar: pelar y picar las chalotas muy finas, picar el pan hasta hacerlo migas con un cuchillo o con la ayuda de una picadora y picar el eneldo y el perejil.
  2. Calentar el aceite de oliva en una sartén a fuego medio y rehogar las chalotas con una pizca de sal hasta que queden transparentes, sin que cojan color. Añadir el pan picado, la mostaza, el eneldo y el perejil. Cocinar durante un minuto removiendo bien para integrar todos los ingredientes. Probar y salpimentar al gusto si se considera necesario.
  3. Untar los lomos de bacalao con unas gotas de aceite de oliva. Untar también con unas gotas de aceite una fuente apta para horno. Colocar los lomos de bacalao con la piel hacia abajo y distribuir con cuidado la mezcla de pan, hierbas y mostaza por encima. Rociar con el zumo de medio limón
  4. Hornear durante 12-15 minutos, según el grosor de los lomos. Servir acompañado de ensalada, judías verdes salteadas con un poco de mantequilla o patata al vapor.

https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2019/02/04/receta/1549294906_147845.html
 
POLLO ASADO DOMINGUERO CON VERDURAS

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Una versión gustosa y de invierno del tradicional 'Sunday roast' británico. Con pollo de corral, verduras a cholón, 'gravy' hecho en casa y un par de truquitos para conseguir un asado como manda la Reina Madre.


CARLOS ROMÁN

Ah, los domingos, cuando se permite todo o casi todo, desde abrir la primera birra a horas poco decentes hasta currarse una receta cuya ejecución dure más de una hora, algo que mucha gente —entre ellos el menda— no puede hacer entre semana. Ah, los domingos. Qué bien lo saben los que invitan a su casa a familia, amigos y amigos de amigos para llenar la panza, jugar a las cartas y escuchar a Frankie blue eyes durante buena parte de la tarde, antes de empezar a limpiar los restos de la hazaña.

Qué bien lo saben ellos y qué bien lo saben los británicos, tan amantes del día que han nombrado una preparación en su honor, el Sunday roast, un asado de carne con verduras, salsa guarra de la buena y yorkshire puddings (una mezcla bastarda entre bollo y pastel para que el unte no pare).

Aunque la mía no es una receta 100 % fiel, sí que se inspira en el espíritu de la original, está pensada para aprovechar la estacionalidad de los ingredientes —hay verduras estupendas para asar todo el año, aunque en los meses del fresquíbiri mola más— y mezcla dos técnicas que me vuelven loco: la de la mantequilla subcutánea y la de asar el pollo de Berasategui.

Aunque en el Reino Unido hacen el gravy —esa salsa espesa y maravillosa que tiene como base un fondo— a partir del preparado granulado que venden en el súper, me parecía una falta de respeto no aprovechar una carcasa de pollo que tuvieron a bien regalarme en el mercado para currármela desde el principio. Aquí, como siempre, que cada uno se rasque la espalda de la manera que más le guste, pues se puede usar un caldo de carne, de pollo o de verduras. Si no tienes, añade agua, aprovecha los jugos que suelta el pollo al asarse y después, si falta sabor, añade un poco de salsa de soja y Perrins.

Dificultad

Para los que van por ahí como pollo sin cabeza. Fácil, fácil.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 1 pollo entero
  • 4 patatas
  • 3 zanahorias
  • 2 chirivías
  • 2 cebollas
  • 1 lima
  • 1 cabeza de ajos
  • 1 cucharada de perejil fresco picado
  • 3 cucharadas de mantequilla
  • 600 ml de caldo de pollo
  • 1 cucharadita de tomillo seco
  • 1 cucharadita de harina de trigo
  • Sal
  • Pimienta
Preparación

  1. Precalentar el horno a 160 ºC.
  2. Picar uno de los dientes de ajo y mezclarlo con una cucharada de mantequilla y el perejil fresco picado.
  3. Limpiar bien el interior del pollo y retirar las plumas de la piel (si ha quedado alguna).
  4. Colocar las verduras y la cabeza de ajos cortada por la mitad en la bandeja del horno y salpimentarlas. Humedecer el fondo con unos 250 ml de caldo de pollo y disponer el pollo encima de las verduras con las pechugas mirando hacia arriba. Hacer un corte en la piel de las pechugas e introducir la mezcla de mantequilla, ajo y perejil en él. Cerrar con la piel y untar el resto de las pechugas con otra cucharada de mantequilla. Salpimentar bien, incluido el interior, donde meteremos la lima, cortada por la mitad.
  5. Colocar la bandeja en una posición del horno que deje un palmo de distancia entre el techo y el pollo. Hornear 45 minutos. Después, subir a 200 ºC y hornear otra media hora. Por último, darle la vuelta al pollo y hornear 15 minutos más. Pasado ese tiempo, sacarlo a una rejilla encima de una fuente (para no manchar), taparlo con papel aluminio, hacer un par de chimeneas y dejarlo reposar 10 minutos.
  6. En una olla amplia, derretir la mantequilla, añadir la harina y cocinar la mezcla durante 5 minutos a fuego suave. Recuperar media cabeza de ajos, triturarlos, y añadirlos a la olla junto con el tomillo y los jugos del pollo del fondo de la bandeja. Si la salsa queda muy espesa, aligerarla con un poco más de caldo de pollo hasta que tenga la consistencia deseada.
  7. Trinchar el pollo y servir acompañado de las verduras asadas y la salsa gravy.


https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2015/10/29/receta/1446115489_636720.html
 
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