RECETAS DE COCINA

Los ocho mejores alimentos que debes tomar para adelgazar: queman la grasa del vientre
Hay ciertas cosas que solo con comerlas contribuyen a la pérdida de peso. Sé listo y elige bien

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Los 8 mejores alimentos debes tomar para adelgazar Trang Doan
MARÍA PALMERO
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PUBLICADO 06.02.2019 - 18:45ACTUALIZADOhace 8 minutos

La naturaleza es sabia, y hay ciertos alimentos que nos hacen quemar grasa solo con consumirlos. Si estás tratando de adelgazar y no quieres hacer dieta ni nada parecido, te va a venir bien consumir algo de la siguiente lista.

El café y las bebidas 'light' que tomas te están haciendo engordar (y no te das cuenta)El café y las bebidas 'light' que tomas te están haciendo engordar (y no te das cuenta)
La mayoría son productos de temporada y relativamente baratos que puedes adquirir en cualquier supermercado, frutería o sucedáneos. Su punto fuerte es que contienen grasas insaturadas, pocas calorías y/o mucha fibra.

Atento:

1) Manzanas
Las manzanas están repletas de flavonoides y fibras saludables, que pueden ayudar a quemar la grasa del vientre.

Son particularmente ricas en fibra de pectina que se descompone lentamente y aumenta la sensación de saciedad. Además, son muy bajas en calorías y en azúcares, por lo que son ideales para adelgazar.

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Manzanas Bruno Scramgnon
2) Brócoli
El brócoli es un superalimento rico en vitaminas, minerales y fibra. Cocínalo al vapor o al horno para que no pierda sus propiedades y no te engorde.

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Brócoli Buenosia Carol
3) Tomates
El tomate puede hacer maravillas para hacer desaparecer la grasa del vientre. ¿El secreto? Estimula la producción del aminoácido llamadocarnitina, que es una molécula orgánica que desempeña un papel crucial en la regulación de los ácidos grasos y el metabolismo.

Asimismo, esta fruta está enriquecida con un compuesto conocido como 9-oxo-ODA, que ayuda a disminuir los lípidos en la sangre y asegura una pérdida de peso saludable.

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Tomates Lukasz Dziegel
4) Salmón
El salmón es alto en grasas omega-3 y en nutrientes que reducen la retención de líquidos. Además, contiene proteínas y aminoácidos que aceleran el metabolismo, por lo que es un potente aliado para adelgazar.

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Salmón Oscar Mikols
5) Fresas
Las fresas son muy bajas en calorías. Una porción de 100 gramos contiene solo 33 calorías. Esta fruta es excelente para perder peso.

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Fresas Pixabay
6) Frutos secos
Son ricos en ácidos grasos omega-3, en vitaminas y en minerales. Son estupendos para adelgazar porque contienen grasas insaturadas que aceleran el metabolismo, lo que ayuda a quemar grasas. Ojo, con moderación.

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Frutos secos Miguel Á. Padriñán
7) Kiwi
El kiwi contiene una enzima que ayuda en la digestión de proteínas en el cuerpo. La mala digestión puede obstaculizar la descomposición de las partículas de alimentos, lo que a su vez podría tener un efecto negativo en el metabolismo y conducir al aumento de peso.

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Kiwi rawpixel.com
8) Té verde
El té verde es ideal para perder peso porque contiene cafeína, que ayuda al rendimiento aeróbico, y catequinas, un antioxidante estupendo para adelgazar.

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Té verde Pixabay
Dale, lector, que quien quiere, puede.

https://www.vozpopuli.com/bienestar/alimentos-adelgazar-queman-grasa-vientre_0_1216078773.html
 
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BACALADILLAS AL HORNO CON AJO Y LIMÓN

Un sencillísimo plato de pescado al horno, donde la bacaladilla puede ser sustituida por caballa, brótola, boga u otros, pero el aliño fresco de limón, aceite, ajo y perejil es innegociable.


MÒNICA ESCUDERO 07/02/2019



Hacía tiempo que no encontraba bacaladillas en el mercado -también conocidas como lirios, pijotas o mairas, dependiendo de la zona en la que te encuentres- y me puse muy contenta cuando las encontré hace un par de semanas. Supongo que la combinación entre lo ajustado del precio de este pescado -que no suele pasar de cuatro euros el kilos- y la proliferación del anisakis, que obliga a las pescaderías a venderlo sin tripa y tras un examen visual que confirme que está libre del parásito no lo convierte en el más popular del mercado.

Aunque lo más normal es servirlas enharinadas y fritas o con algún tipo de rebozado, como más me gustan las bacaladillas es al horno. Como no son demasiado grandes, para que no queden secas me gusta cocinarlas en un recipiente con una cierta profundidad -una cazuela baja, un recipiente de Pyrex o un plato de peltre como el de la foto- y un poco juntas. Si no tenéis nada de esto podéis hacer dos tercios de la cocción en papillote y al final abrirlo para que la piel no quede como hervida.

La bacaladilla tiene un sabor delicado que, para mí, va muy bien solamente con ajo, aceite y un toque de limón. La media hora de macerado hace que el sabor del ajo se reparta bien por el pescado, y a la vez que éste ya haya perdido un poco de fuerza cuando lo empezamos a cocinar. Pongo el limón entero y lo exprimo después porque aquí también se quedan en el pescado parte de los aromáticos aceites de su corteza.

Se puede servir el pescado solo, con un poco de arroz o sobre unas rodajas de patata hervida entera. También se puede hacer un lecho de patatas a rodajas, que se llevaría al horno 20 minutos antes de ponerle encima las bacaladillas (aunque así las patatas tendrán más sabor y jugosidad y el pescado quedará más seco: vale la pena hacerlo por separado).

Dificultad

La de encontrar bacaladillas (pero se pueden sustituir por otros pescados como brótolas, caballas, boga, jurel, sardinas o besugo blanco).

Ingredientes

Para 4 personas

  • 1 kilo de bacaladillas (sin cabeza, tripa ni aletas)
  • 2 dientes de ajo (o al gusto)
  • 1 limón
  • 3 cucharadas de aceite de oliva
  • Sal
  • Pimienta
  • Perejil
  • Patata cocida para acompañar (opcional)
Preparación

  1. Repasar bien el pescado haciendo un examen visual exhaustivo de su interior, para asegurarnos de que no tiene anisakis. Con unas tijeras, recortar las aletas dorsales y pectorales.
  2. Salpimentar el pescado y ponerlo en un recipiente apto para horno. Hacer una mezcla con el aceite y el ajo picado fino, verterla sobre el pescado, hacerle un masaje para que se empape bien, cubrir y dejar reposar media hora (si hace calor, en la nevera).
  3. Cortar el limón a lo largo y después en medias rodajas desechando las puntas. Encajarlo entre las bacaladillas y llevar al horno a 180 grados durante unos 15 minutos (dependiendo del tamaño del pescado puede ser un poco menos o un poco más).
  4. Servir inmediatamente con un poco de perejil picado (y, si se quiere, un toque final de pimienta y el limón exprimido sobre el pescado).

https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2019/01/30/receta/1548858389_416364.html?por=mosaico
 
Tres posibles peligros para tu salud si abusas del sushi (y ninguno es anisakis)


En la inmensa mayoría de los negocios de sushi de 'take away' se observan estrictamente las normas de sanidad e higiene

Sin embargo, el consumo excesivo de esta modalidad gastronómica no está exenta de ciertos riesgos, si bien bastante improbables

Jordi Sabaté
12/02/2019 - 21:37h
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Foto: Qimono

Anisakis: 10 aclaraciones sobre el parásito del sushi para no caer en la histeria


Todos hemos oído hablar, cuando no las hemos sufrido, de las intoxicaciones por anisakis, el gusano parásito del pescado que nos obliga a congelar bien su carne si vamos a consumirlo crudo, incluso antes de hacer maceraciones como la de los boquerones. Tal como explicamos en 5 razones por las que el anisakis es cada vez más frecuente en verano, tanto el aumento de negocios de pescado crudo, y la moda de su consumo -ya sea en sushi o cebiche-, como las malas prácticas de los barcos de pesca, hacen que este tipo de intoxicaciones crezcan exponencialmente.

Pero el anisakis no es el único peligro que amenaza a los amantes del pescado crudo con un lecho o un envoltorio de arroz, puesto que el riesgo también puede venir de otros frentes. En general, y más allá del poder calórico del arroz y la posibilidad de la presencia de anisakis, hay otros peligros en el sushi y el sashimi relacionados como la higiene con la que se prepare y se conserve el género -aunque se haya congelado bien-, así como con el abuso de estas formas de comer cuando se convierten en un recurso culinario cotidiano.

1. La toxina del bacilo céreo
Aunque si se observan bien las mínimas normas de higiene no tiene por qué suceder nada, y no suele suceder, lo cierto es que Bacillus cereus es un buen compañero fecal de Salmonella typhi y Campylobacter jejuni, dos de los grandes protagonistas de las intoxicaciones alimentarias. Es una bacteria inofensiva en la mayoría de cepas y en poblaciones controladas, pero tiene dos problemas.

El primero que sus esporas son resistentes al calor, y el segundo que también lo son las toxinas que fabrica en la fase estable de su crecimiento poblacional, cuando tiene lo que podríamos llamar una explosión demográfica al no contar con más competidores. Por ejemplo, sobre un grumo de arroz cocido y abandonado al calor ambiente durante horas. El relato del desastre sería que primero en la manipulación del arroz se hubieran pegado colonias y esporas de esta bacteria desde la mano que cocina, lo cual no tiene por qué ser raro.

De todos modos Bacillus cereus no crece sobre el grano crudo y en la cocción mueren las bacterias. Pero no las esporas, que pueden germinar y tendrán ante sí un rico alimento para comer sin competencia de otras especies. Si el plato de arroz va a la nevera antes de dos horas, su crecimiento se verá inmediatamente frenado, sin tener posibilidad de entrar en la fase de producción de toxinas. Pero si se queda en el exterior durante demasiado tiempo -decenas de horas-, el bacilo crecerá y secretará primero toxinas diarreicas -cuyos efectos no es necesario describir- y posteriormente eméticas, que nos hacen vomitar. Aviso para navegantes: si recalentamos el arroz, las toxinas eméticas no se destruirán, aunque sí las diarreicas.

Es decir que si el arroz del sushi ha pasado demasiado rato a la intemperie no es en absoluto recomendable consumirlo porque nos exponemos a sufrir vómitos y diarreas por culpa de esta toxina, aunque las consecuencias raramente van más allá. Es importante por tanto fijarse, en el caso de comercios de take away, en si tienen las piezas refrigeradas o si cuando manipulan el plato delante nuestro llevan guantes.

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Foto: PxHere



2. Arsénico
Ya hablamos del arsénico en el arroz en el artículo Arsénico en el arroz: cómo cocinarlo para reducir su toxicidad. Este elemento altamente tóxico está presente de un modo natural en el arroz en concentraciones hasta veinte veces superiores a las del resto de cereales, mayores incluso si hay minas cerca de los campos de cultivos. También dejábamos claro en el artículo que los arroces de la península tienen niveles lejos del umbral de intoxicación y por supuesto por debajo de los máximos recomendados por la OMS, que considera al arsénico una de las diez sustancias más preocupantes para la salud mundial.

La preocupación de la OMS se basa en que el arroz es la base alimentaria de muchas sociedades, así como que en numerosos países no se controlan las concentraciones de arsénico en el arroz. Y aquí viene el peligro de abusar del sushi: podría ser que con el fin ahorrar unos euros no utilizásemos arroces españoles por ser demasiado caros y optásemos, en cambio, por otro grano importado de terceros países.

La razón de su precio más competitivo seguramente será contar con mano de obra barata y poco o ningún control ambiental de la zona de producción, con lo que la concentración de arsénico puede ser más elevada de lo recomendable. Existe, de todos modos, un método para eliminar el arsénico en el 80%, tan sencillo como dejarlo en remojo una noche y luego lavarlo. Ahora bien, no hay que ser tan alarmistas en este caso: el verdadero peligro sería que consumiéramos sushi hecho con estos arroces con una asiduidad casi diaria.

3. Metales pesados
No solo va de mercurio el asunto, el metal que más se acumula en el atún, tal como te explicamos en Verano y pescado azul: ¿hasta qué punto es saludable? Aunque el atún es la carne más característica del sushi, también lo es el salmón, donde podemos encontrar en el caso del salvaje, salvo de zonas muy concretas de Alaska, cantidades significativas de arsénico, cobre, cadmio o cobalto. Si es de granja deberemos preocuparnos por su mala relación de ácidos grasos omega 3/6. Obviamente este es un peligro que está condicionado, como en el apartado anterior, al abuso del sushi como base de nuestra dieta.

https://www.eldiario.es/consumoclaro/comer/peligros-salud-abusas-sushi-anisakis_0_866863705.html
 
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Solomillo de cerdo relleno de queso Gorgonzola y pera, receta paso a paso

Esta receta de solomillo de cerdo relleno de pera y queso Gorgonzola lleva una salsita que está para hacerle la ola una y otra vez.

Escrito por Joaquín Palazuelos el 11/02/2019


Preparación: 40 min Dificultad: Fácil Personas: 3

Hace poco probé una receta cuya combinación de ingredientes estaba convencido de que iba a funcionar de maravilla como así fue. Se trataba de este solomillo de cerdo relleno de queso Gorgonzola y pera asado al horno y acompañado de una salsa oscura de carne.
Ingredientes
  • Un solomillo de cerdo (500 – 600 g)
  • Peras blanquilla, 3
  • Cebolla roja, 1
  • Queso Gorgonzola, 80 g
  • Vino tinto, 100 ml
  • Caldo de carne, un vaso
  • Almidón de maíz, 10 g
  • Mantequilla, 10 g
  • Romero
  • Sal
  • Pimienta negra recién molida
  • Aceite de oliva virgen extra
Cómo hacer un solomillo de cerdo relleno de queso Gorgonzola y pera


01: Cortamos y salteamos la pera

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En primer lugar, pelamos las peras y las limpiamos retirando el corazón. Reservamos las pieles para aprovecharlas más adelante y cortamos las peras en trozos pequeños.

Ponemos una sartén a fuego medio y añadimos los 10 g de mantequilla. Una vez derretida la mantequilla y antes de que comience a coger color, añadimos los daditos de pera. Salteamos la pera a fuego medio hasta que se dore bien, sin tostarse demasiado y sin cocinarse en exceso.

Reservamos la pera salteada y dejamos que se enfríe antes de rellenar con ella el solomillo.

02: Preparamos la salsa de nuestro solomillo de cerdo relleno de queso Gorgonzola y pera


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Por otro lado, en la misma sartén en la que hemos salteado la pera vamos a preparar una salsa muy sencilla y rápida para acompañar nuestro solomillo de cerdo relleno de queso Gorgonzola y pera.

Cortamos la cebolla y la zanahoria en trozos grandes. Añadimos una cucharada sopera de aceite de oliva virgen extra a la sartén que estará llena de restos del caramelizado de la pera y añadimos la cebolla y la zanahoria. Rehogamos la verdura unos minutos hasta que comience a coger color.

En ese momento, añadimos el vino tinto y subimos el fuego. Una vez el vino reduzca a la mitad de su volumen, añadimos las peladuras de la pera que habíamos guardado en el paso previo y agregamos también el vaso de caldo de carne. Cocemos la salsa de nuestro solomillo de cerdo relleno de queso Gorgonzola y pera a fuego bajo durante unos 10 minutos.


03: Abrimos el solomillo de cerdo y lo rellenamos

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Toca ahora rellenar el solomillo. Aunque en un principio os pueda parecer un poco difícil, nada más lejos de la realidad.

En primer lugar, debemos limpiar bien la superficie del solomillo de cerdo para así retirar el exceso de grasa que lo recubra. Retiramos toda la grasa cuidadosamente con la ayuda de un cuchillo muy bien afilado, para retirar la mínima cantidad de carne posible.

A continuación, y como el solomillo de cerdo no es perfectamente redondo sino que su forma es ligeramente aplanada, chafamos levemente el solomillo para aplastarlo y achatarlo un poco más. Aprovechando esta forma ligeramente aplanada cortamos el solomillo de cerdo a lo largo por la parte estrecha del solomillo sin llegar al final del mismo. Así abriremos el solomillo en libro formando una pieza lo más ancha y fina posible. Si aún así el solomillo fuese aún demasiado grueso y no estuviera lo suficientemente abierto para rellenarlo fácilmente podemos volver a cortar el solomillo de cerdo desde el medio hacia afuera sin llegar hasta el final y extender el pliegue que acabamos de practicar hacia afuera para tener una especie de filete del mismo grosor.

Una vez tengamos el solomillo de cerdo abierto por completo lo salpimentamos por ambas caras. Colocamos un poco de queso Gorgonzola como base a lo largo de todo el solomillo y sobre él disponemos los daditos de pera que hemos salteado al principio de la receta y que deben estar ya fríos. Por último, colocamos un poquito más de queso Gorgonzola repartido sobre la pera. No os paséis con el relleno para que este resulte equilibrado y podamos también cerrar perfectamente el solomillo más adelante.



04: Cerramos y bridamos el solomillo de cerdo y lo asamos


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Cerramos el solomillo de cerdo cubriendo el relleno con la solapa superior e inferior de la carne, presionando bien para que vuelva adquirir la forma previa a haberlo abierto. Debemos tener en cuenta que el relleno no debe asomar por ningún sitio, ya que de ser así este se saldría durante la cocción del solomillo de cerdo.

Bridamos el solomillo de cerdo para sujetar mucho mejor la pieza de carne y evitar que se abra durante el asado. Si no sabéis bridar el solomillo de cerdo os recomiendo que echéis un vistazo rápido a esta entrada en donde os lo explicamos detenidamente:


Cómo bridar carne para asados, vídeo explicativo

Sellamos el solomillo de cerdo relleno de queso Gorgonzola y pera en una sartén o cazuela ancha lo suficientemente grande para que nos entre el solomillo. Una vez sellado, introducimos el solomillo en el horno previamente precalentado, ya sea en la misma cazuela o sartén o en otra bandeja si no fuera posible lo anterior. Asamos el solomillo de cerdo durante 15 minutos a 200º C.



05: Reposamos el solomillo de cerdo mientras terminamos de preparar la salsa


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Dejamos reposar 10-15 minutos el solomillo de cerdo relleno de queso Gorgonzola y pera en un plato para que tanto sus jugos como el relleno se asienten y no se desparramen estos al cortarlo en rodajas.

Para terminar la salsa cogemos el recipiente en el que hemos asado el solomillo de cerdo (que estará muy caliente) y desglasamos el fondo colando la salsa sobre él, de modo que todos esos caramelizados vayan a parar a la salsa.

Para dar cuerpo a la salsa, disolvemos el almidón de maíz en un poco de agua fría y añadimos esta mezcla a la salsa una vez esté hirviendo. Cocinamos la salsa hasta que adquiera el espesor adecuado.

Cortamos el solomillo de cerdo relleno de queso Gorgonzola y pera con un cuchillo muy bien afilado, para que el filo corte limpiamente la carne sin necesidad de presionar y así el relleno no se aplaste.


06: Servimos el solomillo de cerdo relleno de queso Gorgonzola y pera

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Servimos el solomillo de cerdo relleno de queso Gorgonzola y pera con su salsa y con unas hojas de romero sobre el solomillo ya emplatado.


Resultado final


El resultado final de esta receta es sencillamente espectacular. La suavidad y la nobleza de una carne como el solomillo de cerdo resulta funcionar de maravilla con una combinación de ingredientes tan singular como acertada: la del dulzor de la pera contrastada con la intensidad del queso Gorgonzola.

Receta buena, bonita y barata que nos permite comer un producto tan común como el cerdo de una manera distinta, sin necesidad de complicarnos preparando mil y una elaboraciones pero llevando a la mesa un plato a la altura de las ocasiones más señaladas.


https://cocinillas.elespanol.com/2019/02/solomillo-de-cerdo-relleno/

 
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