Rajoy de vacaciones en Ibiza.

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15/06/2019

EL CALCULADO “LÍO” DEL EX PRESIDENTE
EN IBIZA Y FORMENTERA
EL ‘LÍO’ DEL EX PRESIDENTE UN AÑO DESPUÉS DE DEJAR EL PODER

CON SUS AMIGOS
DE TODA LA VIDA
‘EL ÚLTIMO BARCO’ Y ‘MARCA’, SUS LECTURAS


Cantó y bailó ‘Can´t Take my eyes off you’ y se le vio saltando desde un barco de 15 metros. “Algo que no había podido hacer en el poder”, dice un colaborador. Imágenes exclusivas
Su presencia en “Lío” y en “El Beso Beach”, dos de los lugares más concurridos de Ibiza y Formentera, hace pensar que esta reaparición ‘privada’ estaba calculada. POR JAVIER NEGRE

DOMINGO PASADO. IBIZA. Doce y media de la noche. Dos patinadores rusos desafían a la gravedad en una plataforma circular. No es el Circo del Sol, sino Lío, el restaurante–discoteca más exclusivo del mundo donde se dan cita celebridades y magnates entre botellas de champán francés. “The place to be”,como suelen repetir los relaciones públicas de la isla. En una mesa se encuentra un hombre de barba canosa que vibra con el espectáculo dirigido por Joan Gràcia de Tricicle mientras cena un menú de 27 platos a 200 euros por barba (bebidas aparte) junto a su esposa y otras parejas de amigos de sus tiempos de universidad. Un artista comienza su homenaje a Queen. SuenaBohemian Rhapsody. El señor enloquece con el número final: un grupo de artistas entonando el Can’t take my eyes off you de Gloria Gaynor mientras todos los asistentes se levantan y corean la canción, bengala en mano. No habría nada de excepcional en esta historia si ese señor no fuese el ex presidente Mariano Rajoy (64). El mismo que un año atrás se había encerrado con el rostro desencajado en el reservado de un restaurante de la capital mientras se certificaba su traumática muerte política. En compañía de su núcleo duro y una botella de whisky.

“¡Mira, ahí está el presi!”, le dijo un empresario castellanomanchego a su esposa cuando la luz de las bengalas iluminaron la sala. Su mujer le miró incrédula y le preguntó: “¿Qué va a ser Rajoy? ¿Aquí en el Lío?”. No era una pregunta fuera de lugar porque ver al que fuera el jefe del Ejecutivo más introvertido y austero de la democracia en una sala donde un jeque ha llegado a dejar propinas de 80.000 euros era extraño. Le habíamos visto bailando Mi gran noche de Raphael en una discreta boda, pero ir a un rincón de lujuria frecuentado por famosos y mujeres de voluptuosas curvas sorprendió a los escasos españoles que allí se dieron cita.

Al terminar el show, Rajoy mantuvo una agradable conversación con el respetado decano del Colegio de Abogados de Madrid, José María Alonso, que cenó en la mesa de al lado. El reloj marcaba la una de la madrugada cuando el ex político atravesó la pista de baile en busca de la salida. Un grupo de españoles le paró en busca de un selfie.

El hombre accedió de buen grado y se dejó inmortalizar en una discoteca donde han bailado estrellas como Michael Jordan, Johnny Deep, Paul Mcartney, Cristiano Ronaldo o Messi. “Es el lugar de moda, donde hay que reservar mínimo con tres meses de antelación para cenar en junio y un año antes en agosto. Rajoy pasó desapercibido porque nuestro público es 85% extranjero. La mayoría de los españoles no se pueden permitir estos precios”, dice un empleado de una sala ubicada en el puerto de Ibiza frente a majestuosos yates y donde, como en cada club selecto, suelen camuflarse entre el público gold diggers (mujeres cazafortunas) en busca de un ricachón divorciado que haya pagado un mínimo de 3.000 euros por tener una mesa en su reservado VIP y disfrutar del house de Sebastián Gamboa y Víctor Nebot.

El lugar, ideado por el empresario Ricardo Urgell, facturó tanto desde su creación en 2011 que fue vendido al fondo de capital riesgo Trilantic por 350 millones de euros en una operación en la que también entraron otras joyas de Urgell como Pachá o el hotel Destino.

La presencia de Rajoy pasó menos desapercibida un día antes en el beach club de Formentera, El Beso. Hasta allí acudió con su misma pandilla en un yate de nombre Blue Six y bandera española. Una embarcación propiedad de un amigo suyo de toda la vida de 16 metros de largo por cinco de ancho. El grupo fondeó el barco frente al club de playa y una zodiac del local les condujo hasta una mesa que había reservado un amigo de Rajoy tres meses atrás. No avisó cuando hizo la reserva de que le acompañaría el ex jefe del Ejecutivo y su visita pilló por sorpresa a los responsables del negocio.

“Aquí estamos acostumbrados a recibir a personas muy conocidas y normalmente suelen avisar para que tengamos todo preparado. Nos sorprendió que ni su amigo ni su equipo de seguridad nos llamase como se suele hacer en estos casos”, dice un empleado del que es el lugar más de moda de la bella isla de Formentera.

La llegada de Rajoy causó furor en el chiringuito. El ex presidente, antes de sentarse en la mesa de comensales, regaló decenas deselfies con una sonrisa. “Se le veía muy feliz”, comenta un cliente. El ex jefe del Ejecutivo disfrutó de paella, marisco y pescado en un restaurante donde comer suele rondar los 70-80 euros por cabeza y que es refugio habitual de futbolistas y artistas. Allí no se olvidó de tomar un buen digestivo, cortesía de la casa. Entrada la tarde y cuando el alcohol y la música empezaron a a hacer mella en el resto de comensales, se desató la pasión por Rajoy.

La responsable de encender la mecha fue María Pombo, instagrammer y ex pareja del futbolista Álvaro Morata, que se encontraba en el beach club celebrando una despedida de soltera. La influencer se acercó al ex presidente, que amablemente se prestó a fotografiarse sin tener ni idea de quién era y sin saber que la joven iba a subir la foto a las redes y alertaría a toda la prensa y a los paparazzi, que se pusieron manos a la obras.

Después de Pombo, una multitud se acercó al ex presidente para lograr la codiciada fotografía. Fue tal el furor que sorprendió hasta a los empleados. “Nunca he visto que le pidan a un famoso tantas fotos como a Rajoy. Mínimo se pudo echar unas 150 fotos. Esto no ocurrió ni cuando vino Mariah Carey o Paul McCartney”, recuerda un empleado, que asegura que el ahora registrador de la propiedad se fue del club de playa a las siete de la tarde entre vítores. “No paraban de gritarle presidente, presidente y Mariano es cojonudo. Nos sorprendió mucho ver a la gente recibirle con tanta ilusión Estuvo muy agradable con la gente y si vino aquí es porque quería que le viesen. Si hubiese querido pasar desapercibido no habría venido. Aquí hay calas donde no nos habríamos enterado”, señala un trabajador.

El ex presidente pagó religiosamente la cuenta a medias con sus amigos. “Sólo le invitamos a unos chupitos, que es un detalle que tenemos con los mejores clientes. Aquí no se invita a nadie”, expresan desde el establecimiento. Después, Rajoy apuró la tarde de sol en el barco y su amigo encargó unos mojitos a Mojito Man, que sirve cocktails a los clientes de los barcos en la playa de Illetas a 20 euros. “Pagó su amigo, pero me dijo que le encantó el mojito. Es un tío muy enrollao”, asegura.

El domingo, Rajoy y su pandilla comieron a bordo del barco en la cala Porroig, una de las pocas zonas donde el mar estaba tranquilo. El ex presidente se dio un chapuzón con un bañador floreado y sin saber que sería captado por un fotógrafo. No pudo pactar un Photoshop como hacen otras celebridades que desean ser captadas. Las imágenes de su baño en Ibiza corrieron como la pólvora en redes sociales y en el PP, donde no estaban acostumbrados a ver al antiguo jefe disfrutando de los lujos de los que no había hecho gala durante su etapa en La Moncloa.

“Rajoy está disfrutando de la vida como lo haría cualquiera después de años renunciando lugares caros o yates por ser político. A él siempre le invitaban a sitios exclusivos y lo rechazaba porque sabía que le escabecharían. Imagínate que hubiese pasado si estas fotos llegan a ser durante su presidencia”, comenta un ex colaborador, que asegura que Rajoy “está más feliz que nunca”. “No echa de menos la política. Ha reseteado y está flipando porque allá por donde va le aclaman”. Es su segunda juventud y dispone de un sueldo como registrador de la propiedad de más de 15.000 euros al mes para disfrutarla. Como un bon vivant.


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Rajoy no acudió a Ibiza con amigos derivados de la política. “Fue con una pandilla de toda la vida de su etapa universitaria en Santiago de Compostela y uno de ellos tiene un barco. Durante su actividad como presidente apenas pudo disfrutar de ellos y ahora está haciéndolo al igual que de su familia. Él no disfrutó tanto como Pedro Sánchez. Rajoy, a diferencia de otros, no cambió sus amistades al llegar al poder”, dice una persona de su confianza. De su etapa política, Rajoy sigue en contacto principalmente con la que fue secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez de Castro, y con el ex presidente del Senado, Jesús Posadas. También tiene una relación fluida con el líder del PP, Pablo Casado, a quien quiso ayudar en la campaña. No fue así durante las primarias donde el ex presidente llegó a levantar el teléfono para apoyar a Soraya Sáenz de Santamaría. Casado tuvo el gesto con él de colocar en puestos de salida al Senado a Sergio Ramos, que fue uno de sus colaboradores más fieles. También respetó a su jefa de protocolo a la que ha mantenido en Génova a pesar del recorte de plantilla acometido.

El ex jefe del Ejecutivo está aprovechando su mayor tiempo libre para leer. Lo último, ‘El último barco’ del escritor Domingo Villar y ‘La novia gitana’ de Carmen Mola. Rajoy también sigue muy pendiente del deporte. Hace unos días se cruzó con un antiguo colaborador y le ensalzó la remontada del Deportivo de La Coruña en el partido de ascenso a Primera. “Ahora ya está deseando que llegue el Tour de Francia y sigue leyendo el Marca”, comenta un amigo.

El ex presidente ya no habla de política. “Ha cambiado el chip. Al mes aceptó el palo de haber salido de Moncloa de la peor forma y es raro verle hablar de política nacional. Está más preocupado por el Brexit y la renovación de las instituciones europeas”, indica una amiga. También está dedicando ahora más tiempo a su mujer Viri y a sus hijos. Hace unas semanas se fue de viaje a Italia y la próxima semana tiene pensado visitar Polonia, según le comentó a un amigo. También se prodiga en Madrid por restaurantes de moda como el Filandón, La Penela o los del callejón de Puigcerdá y se le pudo ver en la esquina gourmet del Corte Inglés de la calle Serrano. El presidente sigue fiel a su buen comer.
 
15/06/2019

EL CALCULADO “LÍO” DEL EX PRESIDENTE
EN IBIZA Y FORMENTERA
EL ‘LÍO’ DEL EX PRESIDENTE UN AÑO DESPUÉS DE DEJAR EL PODER
CON SUS AMIGOS
DE TODA LA VIDA
‘EL ÚLTIMO BARCO’ Y ‘MARCA’, SUS LECTURAS


Cantó y bailó ‘Can´t Take my eyes off you’ y se le vio saltando desde un barco de 15 metros. “Algo que no había podido hacer en el poder”, dice un colaborador. Imágenes exclusivas
Su presencia en “Lío” y en “El Beso Beach”, dos de los lugares más concurridos de Ibiza y Formentera, hace pensar que esta reaparición ‘privada’ estaba calculada. POR JAVIER NEGRE

DOMINGO PASADO. IBIZA. Doce y media de la noche. Dos patinadores rusos desafían a la gravedad en una plataforma circular. No es el Circo del Sol, sino Lío, el restaurante–discoteca más exclusivo del mundo donde se dan cita celebridades y magnates entre botellas de champán francés. “The place to be”,como suelen repetir los relaciones públicas de la isla. En una mesa se encuentra un hombre de barba canosa que vibra con el espectáculo dirigido por Joan Gràcia de Tricicle mientras cena un menú de 27 platos a 200 euros por barba (bebidas aparte) junto a su esposa y otras parejas de amigos de sus tiempos de universidad. Un artista comienza su homenaje a Queen. SuenaBohemian Rhapsody. El señor enloquece con el número final: un grupo de artistas entonando el Can’t take my eyes off you de Gloria Gaynor mientras todos los asistentes se levantan y corean la canción, bengala en mano. No habría nada de excepcional en esta historia si ese señor no fuese el ex presidente Mariano Rajoy (64). El mismo que un año atrás se había encerrado con el rostro desencajado en el reservado de un restaurante de la capital mientras se certificaba su traumática muerte política. En compañía de su núcleo duro y una botella de whisky.

“¡Mira, ahí está el presi!”, le dijo un empresario castellanomanchego a su esposa cuando la luz de las bengalas iluminaron la sala. Su mujer le miró incrédula y le preguntó: “¿Qué va a ser Rajoy? ¿Aquí en el Lío?”. No era una pregunta fuera de lugar porque ver al que fuera el jefe del Ejecutivo más introvertido y austero de la democracia en una sala donde un jeque ha llegado a dejar propinas de 80.000 euros era extraño. Le habíamos visto bailando Mi gran noche de Raphael en una discreta boda, pero ir a un rincón de lujuria frecuentado por famosos y mujeres de voluptuosas curvas sorprendió a los escasos españoles que allí se dieron cita.

Al terminar el show, Rajoy mantuvo una agradable conversación con el respetado decano del Colegio de Abogados de Madrid, José María Alonso, que cenó en la mesa de al lado. El reloj marcaba la una de la madrugada cuando el ex político atravesó la pista de baile en busca de la salida. Un grupo de españoles le paró en busca de un selfie.

El hombre accedió de buen grado y se dejó inmortalizar en una discoteca donde han bailado estrellas como Michael Jordan, Johnny Deep, Paul Mcartney, Cristiano Ronaldo o Messi. “Es el lugar de moda, donde hay que reservar mínimo con tres meses de antelación para cenar en junio y un año antes en agosto. Rajoy pasó desapercibido porque nuestro público es 85% extranjero. La mayoría de los españoles no se pueden permitir estos precios”, dice un empleado de una sala ubicada en el puerto de Ibiza frente a majestuosos yates y donde, como en cada club selecto, suelen camuflarse entre el público gold diggers (mujeres cazafortunas) en busca de un ricachón divorciado que haya pagado un mínimo de 3.000 euros por tener una mesa en su reservado VIP y disfrutar del house de Sebastián Gamboa y Víctor Nebot.

El lugar, ideado por el empresario Ricardo Urgell, facturó tanto desde su creación en 2011 que fue vendido al fondo de capital riesgo Trilantic por 350 millones de euros en una operación en la que también entraron otras joyas de Urgell como Pachá o el hotel Destino.

La presencia de Rajoy pasó menos desapercibida un día antes en el beach club de Formentera, El Beso. Hasta allí acudió con su misma pandilla en un yate de nombre Blue Six y bandera española. Una embarcación propiedad de un amigo suyo de toda la vida de 16 metros de largo por cinco de ancho. El grupo fondeó el barco frente al club de playa y una zodiac del local les condujo hasta una mesa que había reservado un amigo de Rajoy tres meses atrás. No avisó cuando hizo la reserva de que le acompañaría el ex jefe del Ejecutivo y su visita pilló por sorpresa a los responsables del negocio.

“Aquí estamos acostumbrados a recibir a personas muy conocidas y normalmente suelen avisar para que tengamos todo preparado. Nos sorprendió que ni su amigo ni su equipo de seguridad nos llamase como se suele hacer en estos casos”, dice un empleado del que es el lugar más de moda de la bella isla de Formentera.

La llegada de Rajoy causó furor en el chiringuito. El ex presidente, antes de sentarse en la mesa de comensales, regaló decenas deselfies con una sonrisa. “Se le veía muy feliz”, comenta un cliente. El ex jefe del Ejecutivo disfrutó de paella, marisco y pescado en un restaurante donde comer suele rondar los 70-80 euros por cabeza y que es refugio habitual de futbolistas y artistas. Allí no se olvidó de tomar un buen digestivo, cortesía de la casa. Entrada la tarde y cuando el alcohol y la música empezaron a a hacer mella en el resto de comensales, se desató la pasión por Rajoy.

La responsable de encender la mecha fue María Pombo, instagrammer y ex pareja del futbolista Álvaro Morata, que se encontraba en el beach club celebrando una despedida de soltera. La influencer se acercó al ex presidente, que amablemente se prestó a fotografiarse sin tener ni idea de quién era y sin saber que la joven iba a subir la foto a las redes y alertaría a toda la prensa y a los paparazzi, que se pusieron manos a la obras.

Después de Pombo, una multitud se acercó al ex presidente para lograr la codiciada fotografía. Fue tal el furor que sorprendió hasta a los empleados. “Nunca he visto que le pidan a un famoso tantas fotos como a Rajoy. Mínimo se pudo echar unas 150 fotos. Esto no ocurrió ni cuando vino Mariah Carey o Paul McCartney”, recuerda un empleado, que asegura que el ahora registrador de la propiedad se fue del club de playa a las siete de la tarde entre vítores. “No paraban de gritarle presidente, presidente y Mariano es cojonudo. Nos sorprendió mucho ver a la gente recibirle con tanta ilusión Estuvo muy agradable con la gente y si vino aquí es porque quería que le viesen. Si hubiese querido pasar desapercibido no habría venido. Aquí hay calas donde no nos habríamos enterado”, señala un trabajador.

El ex presidente pagó religiosamente la cuenta a medias con sus amigos. “Sólo le invitamos a unos chupitos, que es un detalle que tenemos con los mejores clientes. Aquí no se invita a nadie”, expresan desde el establecimiento. Después, Rajoy apuró la tarde de sol en el barco y su amigo encargó unos mojitos a Mojito Man, que sirve cocktails a los clientes de los barcos en la playa de Illetas a 20 euros. “Pagó su amigo, pero me dijo que le encantó el mojito. Es un tío muy enrollao”, asegura.

El domingo, Rajoy y su pandilla comieron a bordo del barco en la cala Porroig, una de las pocas zonas donde el mar estaba tranquilo. El ex presidente se dio un chapuzón con un bañador floreado y sin saber que sería captado por un fotógrafo. No pudo pactar un Photoshop como hacen otras celebridades que desean ser captadas. Las imágenes de su baño en Ibiza corrieron como la pólvora en redes sociales y en el PP, donde no estaban acostumbrados a ver al antiguo jefe disfrutando de los lujos de los que no había hecho gala durante su etapa en La Moncloa.

“Rajoy está disfrutando de la vida como lo haría cualquiera después de años renunciando lugares caros o yates por ser político. A él siempre le invitaban a sitios exclusivos y lo rechazaba porque sabía que le escabecharían. Imagínate que hubiese pasado si estas fotos llegan a ser durante su presidencia”, comenta un ex colaborador, que asegura que Rajoy “está más feliz que nunca”. “No echa de menos la política. Ha reseteado y está flipando porque allá por donde va le aclaman”. Es su segunda juventud y dispone de un sueldo como registrador de la propiedad de más de 15.000 euros al mes para disfrutarla. Como un bon vivant.


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Rajoy no acudió a Ibiza con amigos derivados de la política. “Fue con una pandilla de toda la vida de su etapa universitaria en Santiago de Compostela y uno de ellos tiene un barco. Durante su actividad como presidente apenas pudo disfrutar de ellos y ahora está haciéndolo al igual que de su familia. Él no disfrutó tanto como Pedro Sánchez. Rajoy, a diferencia de otros, no cambió sus amistades al llegar al poder”, dice una persona de su confianza. De su etapa política, Rajoy sigue en contacto principalmente con la que fue secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez de Castro, y con el ex presidente del Senado, Jesús Posadas. También tiene una relación fluida con el líder del PP, Pablo Casado, a quien quiso ayudar en la campaña. No fue así durante las primarias donde el ex presidente llegó a levantar el teléfono para apoyar a Soraya Sáenz de Santamaría. Casado tuvo el gesto con él de colocar en puestos de salida al Senado a Sergio Ramos, que fue uno de sus colaboradores más fieles. También respetó a su jefa de protocolo a la que ha mantenido en Génova a pesar del recorte de plantilla acometido.

El ex jefe del Ejecutivo está aprovechando su mayor tiempo libre para leer. Lo último, ‘El último barco’ del escritor Domingo Villar y ‘La novia gitana’ de Carmen Mola. Rajoy también sigue muy pendiente del deporte. Hace unos días se cruzó con un antiguo colaborador y le ensalzó la remontada del Deportivo de La Coruña en el partido de ascenso a Primera. “Ahora ya está deseando que llegue el Tour de Francia y sigue leyendo el Marca”, comenta un amigo.

El ex presidente ya no habla de política. “Ha cambiado el chip. Al mes aceptó el palo de haber salido de Moncloa de la peor forma y es raro verle hablar de política nacional. Está más preocupado por el Brexit y la renovación de las instituciones europeas”, indica una amiga. También está dedicando ahora más tiempo a su mujer Viri y a sus hijos. Hace unas semanas se fue de viaje a Italia y la próxima semana tiene pensado visitar Polonia, según le comentó a un amigo. También se prodiga en Madrid por restaurantes de moda como el Filandón, La Penela o los del callejón de Puigcerdá y se le pudo ver en la esquina gourmet del Corte Inglés de la calle Serrano. El presidente sigue fiel a su buen comer.
El expresidente no es q solo ya no hable de política, es q ahora está en su ambiente (sus amigos de fuera de la política) y ganando lo q le corresponde por la oposición q se sacó, q casualmente es 3-4 veces más q lo q ganaba como presidente del Gobierno de España. Con lo q gana, nadie tiene q sorprenderse de este tipo de vacaciones ni de menús de 200 €.

Es lo suyo, no como otros. Me alegro por él. Todos los años q ha perdido por seguir sus ideales, con gente q no lo merece.
 
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El expresidente no es q solo ya no hable de política, es q ahora está en su ambiente (sus amigos de fuera de la política) y ganando lo q le corresponde por la oposición q se sacó, q casualmente es 3-4 veces más q lo q ganaba como presidente del Gobierno de España. Con lo q gana, nadie tiene q sorprenderse de este tipo de vacaciones ni de menús de 200 €.

Es lo suyo, no como otros. Me alegro por él. Todos los años q ha perdido por seguir sus ideales, con gente q no lo merece.
este hombre no tiene ningún ideal ni principis, es mas en la convención del PP dijo que había que ser realista y olvidarse de los principios
 
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