Además de soberbia, ridícula y mala de solemnidad, también tiene pinta de depravada. Seguro que obliga al consorte a cumplir con sus “obligaciones conyugales” de manera creativa. Como toda usurera vocacional, le va a hacer pagar el duquesado con sangre.
Qué no hay privilegios que merezcan semejante tormento ni estomago que lo soporte. Compartir mesa con ella tiene que ser repugnante, compartir tálamo nupcial será indescriptible.
Después de superar semejantes pruebas, las secuelas que padecerá el funcionario tienen que ser letales. La Porcelanita, que hace de su capa un sayo, y que se ve que donde no llega su fortaleza de mula llega su obstinada mezquindad, igual es capaz de enviudar otra vez.
Qué no hay privilegios que merezcan semejante tormento ni estomago que lo soporte. Compartir mesa con ella tiene que ser repugnante, compartir tálamo nupcial será indescriptible.
Después de superar semejantes pruebas, las secuelas que padecerá el funcionario tienen que ser letales. La Porcelanita, que hace de su capa un sayo, y que se ve que donde no llega su fortaleza de mula llega su obstinada mezquindad, igual es capaz de enviudar otra vez.