Qué leer.

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Retrato de Mary Wollstonecraft | Kohn Opie, 1797

Sandra Barneda ha escrito una novela que lo tiene todo para convertirse en un best seller: personajes bien definidos, diálogos fluidos, giros inesperados, antagonistas crueles e insensibles, y una atmósfera que nos envuelve en la lucha de las mujeres para conquistar su libertad. Las hijas del agua son, en realidad, una suerte de hermandad (formada por cortesanas, nobles e incluso religiosas) que se reúne en secreto en la Venecia de 1793.

La autora ha ido ganando confianza como narradora y este título, en realidad, forma parte de una tetralogía, que arranca con Reír al viento, y que está unida por los cuatro elementos de la naturaleza; aire, tierra, agua y fuego. La publicación de La tierra de las mujeres supuso la segunda parte del proyecto.

Lo interesante de esta novela es cómo Sandra Barneda ha sabido conjugar a personajes imaginarios (la gran maestre Arabella o la que está destinada a mantener su legado, la joven Lucrezia) con personajes históricos, como la duquesa de Benavente (María Josefa Pimentel y Téllez-Girón, el acento español del libro) o Mary Wollstonecraft.

La incorporación de Mary Wollstonecraft no es gratuita. La madre de Mary Shelley (precisamente murió a los 38 años tras complicaciones en el parto) es la autora de Vindicación de los derechos de la mujer, un texto fundacional, publicado en 1792, un año antes de que comience la trama de la novela de Barneda.

Lo de Wollstonecraft no es un panfleto superficial. Se trata de una especie de ensayo, en el que mezcla diversos géneros, y en el que combate toda tentación de condescendencia. Llega a decir que si las mujeres se comportan como estúpidos “juguetes” es porque los hombres les han negado el acceso a la educación.

“Errante en su dorada jaula, solo busca adornar su prisión”, escribe Wollstonecraft. Y es esta cita, tal vez, la que le sirve a Barneda para construir el personaje de ficción (“las mujeres vivían en jaulas de oro y apenas se les permitía salir de ellas”, nos dice la narradora).

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Suma de letras

Las hijas del agua han leído a la pensadora inglesa, pero ella misma aparece en una de las reuniones cruciales, al final del libro. “La ignorancia persiste. Debemos seguir luchando para que las mujeres dejen de malgastar el tiempo motivadas por la vanidad y cultiven la mente y la libertad de pensamiento”, dice, literalmente. Todas saben que es un combate lento y difícil. Por eso la persistencia es tan importante. “El camino existe, pero quizá debamos desviarnos en ocasiones de él para resistir”, añade el personaje.

“No hay milagros sin esperanza”, leemos al comienzo de la novela. Y, sin embargo, las protagonistas de Las hijas del agua comprenden, poco a poco, que es necesario pensar lo imposible para abrir, precisamente, las condiciones de posibilidad. Es, ahora son totalmente conscientes, un camino sin retorno.

Durante los encuentros de la sociedad secreta, las mujeres lucen una moretta, la máscara típica de Venecia, ciudad llena de misterios y falsas identidades.

El agua, aquí, juega un papel fundamental. Es el lugar por el que se pueden desplazar con cierto sigilo, pero también el escenario de juegos macabros, como el Morte o fortuna, en el que los más poderosos, para divertirse, lanzan una moneda al aire y, dependiendo del resultado, arrojan o no al canal al lisiado que se han encontrado vagando.

Esa Hermandad del Agua tiene que luchar contra todo tipo de violencias. Las calles amanecen llenas de pasquines en los que se humilla a la mujer, sobre todo cuando se llega a una edad en la que la belleza ya no entra en los cánones de la época. Muchas de ellas aparecerán decapitadas. Aún con la máscara puesta.

Otro de los subrayados en los que acierta Barneda es cuando muestra cómo algunos hombres, supuestamente avanzados ideológicamente a su tiempo, se comportan como el peor de los reaccionarios cuando se trata de los derechos de las mujeres (aquí lo sabemos bien, sólo hay que recordar el papel de cierta izquierda durante la reivindicación del sufragio universal por parte de Clara Campoamor). “Ningún hombre se había atrevido en público a proclamar la ampliación de los derechos de las mujeres. Ni siquiera Rousseau y otros padres de la Revolución francesa”, nos dice la narradora.

El agua de Venecia, tantas veces teñida de sangre, también contiene todos los mensajes que, una vez interpretados, inspiran a las protagonistas. “Cuando te sientas desfallecer o la soledad te invada, busca el mar… Encontrarás la respuesta en su murmullo”. Un susurro, tan vulnerable como audaz, que, tarde o temprano, derriba los silencios más graníticos.

Artículo de Agua y Cultura, sección patrocinada por la Fundación Aquae.



Etiquetas: Agua y Cultura, Fundación Aquae, Las hijas del agua, Mary Wollstonecraft, Sandra Barneda, Venecia, Vindicación de los derechos de la mujer
Sobre el autor

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Albert Lladó

Albert Lladó (Barcelona, 1980) escribe en La Vanguardia y es editor de Revista de Letras. Es autor de la obra de teatro 'La mancha' (Arola, 2015), estrenada en el TNC. Su último libro publicado es 'Los singulares individuos' (La Isla de Siltolá, 2016)
http://revistadeletras.net/las-hijas-del-agua-sandra-barneda-wollstonecraft/
 
REIMÓNDEZ : “EL MAYOR HEROISMO ES NO MIRAR HACIA OTRO LADO”
Cristina Consuegra28 febrero 2018Entrevistas, Portada


María Reimóndez | Foto: Iván Reimóndez

Con La duda, la gallega María Reimóndez se hizo con la XIV edición del Premio de Novela por Entregas La Voz de Galicia gracias a una historia que gira en torno al abuso sexual a menores; con un ritmo ágil y una poética contundente que no dejará indiferente al lector y que echa raíces en elementos que la sociedad se empeña en oscurecer, Reimóndez ha elaborado una novela breve necesaria y valiente.

¿Por qué te inclinas por abordar, en esta novela que formalmente debe responder a un esquema concreto, un asunto tan complejo como el abuso sexual en menores?
La duda, como bien indicas, responde a un desafío formal muy concreto: narrar una historia en 31 capítulos de 3500 caracteres. Es una novela por entregas y por lo tanto suele pensarse que es un formato para lo fugaz y lo ligero. Sin embargo, yo creo firmemente que los formatos son solo el medio y me interesa okupar los géneros literarios para hablar de temas menos esperables. Creo firmemente que estos formatos nos permiten llegar a un público amplio con historias que busquen la reflexión. La clave está en la combinación de la estructura y el contenido.

Uno de los grandes aciertos de La duda es cómo reflejas esa suerte de asepsia en relación con el abuso sexual sobre menores. ¿Por qué tanta permisividad?
El abuso sexual a menores forma parte del continuo de la violencia de género. Tiene que ver con la misma construcción de la sociedad, de los papeles de género y en particular con la construcción de las mujeres y menores como objetos para el placer sexual de los hombres. Hasta que toda la sociedad no se enfrente a estas cuestiones, seguiremos queriendo ignorar esta violencia constante que afecta, según cifras de la Unión Europea, a 1 de cada 5 menores. Enfrentarse al abuso sexual en la infancia implica reformular nuestras ideas de familia, de masculinidad y de sociedad. Creo que es un trabajo urgente que les debemos a todas las víctimas, eso y la reparación y justicia, que rara vez se produce.


Editorial Flores Raras

Hablemos ahora de la construcción de los personajes. ¿Cómo llega a tu vida literaria el personaje de Deli?
Deli es un personaje que me interesaba por su carácter nada excepcional, más bien al contrario. Es una mujer que podría ser cualquiera, pero que en su aparente normalidad esconde ciertas herramientas que le ayudarán a enfrentarse y a descubrirse de otra manera. Creo que todas tenemos esa capacidad en nuestro interior, en cosas denostadas por el patriarcado como la costura, el cuidado, la empatía, las experiencias de los cuerpos. Deli comienza siendo una esposa, una trabajadora de la banca, una mujer que pasa por la vida sin muchas preocupaciones para ponerse de repente ante interrogantes que la cambian para siempre. Lo interesante de ella es que tiene la voluntad de responder, no mira hacia otro lado. A veces en esto reside el mayor heroísmo. En negarnos a mirar hacia otro lado.
Mi carrera literaria está poblada de mujeres muy diversas y me complace reflejar esa diversidad, mujeres que a veces tienen muy poco que ver conmigo pero que intento tratar siempre desde la empatía, el respeto y la complicidad.

Otro asunto que deslizas en la novela es la falta de interrogantes en la sociedad, la falta de exigencia con la información que recibimos, la falta de criterio crítico. ¿Cuál debe ser el papel de la literatura en relación con esta crisis que atravesamos?
Creo que la literatura tiene la capacidad de generar empatía y de ofrecernos visiones más complejas de lo que nos rodea. Es el único medio que realmente nos permite entrar en la mente de otras personas, vivir otras vidas. Desde ese punto de vista es una herramienta vital de transformación social que por desgracia ha servido tradicionalmente para afianzar los valores hegemónicos. Pero gracias a las fisuras que las obras feministas y críticas han abierto, nos ayuda a generar espacios de transformación y de reflexión. Tal vez por eso ahora la lectura como hábito es más urgente que nunca, porque alberga el potencial de hacernos personas más críticas.

La corrupción política también aparece como telón de fondo en La duda. ¿Cuál debería ser la respuesta social ante esta lacra?
La corrupción, igual que el resto de cosas, empieza con la tolerancia en el día a día. A veces pensamos que cambiar el mundo es una empresa de grandes hazañas. En mi caso, como feminista que soy, creo que cambiar el mundo empieza por el día a día y por lo cotidiano. Son esas corruptelas, ese no interesarse por lo común, por lo social, ese intentar sacar partido y “ande yo caliente” lo que luego va cogiendo mayor escala y se traduce en la realidad vergonzosa que presenciamos cada día con la impunidad hacia los corruptos.

Además del abuso sexual a menores, en la novela reflejas otros asuntos muy urgentes como la prostit*ción y la trata de blancas, asuntos fuertemente vinculados a la violencia y agresividad. ¿Cómo modificar esa suerte de indiferencia social hacia dos asuntos que esclavizan a millones de mujeres en el mundo?
Para mí todas estas cuestiones forman parte del mismo continuum, como ya mencioné. Son manifestaciones de una sociedad que representa a las mujeres como objetos y que pone a los hombres siempre en el centro del relato, de forma que, a menos que reflexionen críticamente al respecto, se sienten con derecho a usar a las mujeres en todo tipo de situaciones, desde el plano sexual a los cuidados. Para mí los abusos, la prostit*ción o la trata no están relacionados con la “agresividad” sino con una estructura de poder desigual, agravada en el caso de estas dos últimas cuestiones por una visión capitalista de los cuerpos y las personas, como si fuera lícito comprar y vender todo.

La mayoría de la poética de tu novela versa sobre asuntos vinculados al feminismo. ¿Cómo implementar la hoja de ruta feminista en la agenda política?
Como ya he dicho, en el día a día. Los feminismos son teorías y prácticas que atraviesan todo lo que hacemos, desde lo que compramos -por ejemplo, porque nos obligan a pensar en las trabajadoras del Sur y sus derechos, en la opresión que generamos como consumidoras, en el medio ambiente- hasta como hablamos -desde el lenguaje sexista a la manera en la que asumimos o juzgamos ciertos comportamientos de forma diferente dependiendo de si los realiza una mujer o un hombre-. En mi caso, además, no creo en una única hoja de ruta feminista, hay muchas visiones complementarias, opuestas, todas enriquecedoras. El caso es tener voluntad. Ahí reside el trabajo de cada persona.



Etiquetas: abuso sexual, Galicia, La duda, María Reimóndez, menores, prostit*ción, violencia
Sobre el autor

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Cristina Consuegra

Cristina Consuegra es programadora del Málaga de Festival; coordinadora del Ciclo ‘Anverso/Reverso’, del Festival de Teatro de Málaga; coordinadora de las jornadas #TRENDS dependientes del Screen TV; programadora de Mujer(Es), ciclo de práctica literaria con perspectiva de género del Área de Igualdad del Ayto. de Málaga; programadora de los Ciclos de Encuentros con Autores en las Bibliotecas del Área de Cultura del Ayto. de Málaga (2013-actualidad); monitora de los talleres de capacitación literaria con perspectiva de género del Área de Igualdad del Ayto. de Málaga; responsable de la Olimpiada Lectora en3libros y monitora del taller municipal de práctica literaria de Antequera. Colabora con entrevistas y críticas en las revistas electrónicas 'Microrevista', 'El Secreto del Olivo' y 'Culturamas'; es responsable de la sección de ensayo 'Otro Lunes'

http://revistadeletras.net/reimondez-a-veces-el-mayor-heroismo-es-negarnos-a-mirar-hacia-otro-lado/
 
Bertolt Brecht: Poemas y canciones


Idioma original: alemán
Título original: Hauspostille - Gedichte im Exil - Buckower Elegien - Gedichte
Año de publicación: 1927-1956
Valoración: Imprescindible

Bertolt Brecht es conocido, y probablemente será recordado por la historia, como uno de los autores y teóricos más importantes del teatro del siglo XX, gracias a obras como La ópera de cuatro cuartos, Madre coraje y sus hijos o Galileo, y sobre todo a su concepto de "teatro épico", que, a diferencia del teatro romántico (y contra el concepto aristotélico de "catarsis") propone crear una distancia entre el espectador y la obra, para que pueda juzgarla críticamente y adoptar una posición ética respecto a lo representado. Pero Brecht también fue un poeta excepcional, autor de poemas de estilo directo, conciso, igualmente antisentimental y de clara inclinación política y social, incluso cuando se inscribe en la temática amorosa.

Brecht es, en cierto modo, el prototipo del escritor comprometido de mediados del siglo XX: próximo al comunismo durante toda su vida, fue un decidido opositor del nazismo (cuya llegada al poder representó caricaturizado en su Evitable ascensión de Arturo Ui), lo que le obligó a exiliarse y llevó a que sus obras fueran prohibidas y destruidas por el Tercer Reich. Ese mismo compromiso político y ético, tanto con la realidad histórica de su tiempo, como con el sufrimiento humano intemporal, se refleja en sus poesías, en las que siempre se aprecia, a pesar de su aparente frialdad, la identificación con el oprimido, con el esclavo, el obrero o el campesino de cualquier época o lugar.

En cuanto a la forma de sus poesías, y aunque existe una innegable unidad de estilo, pueden distinguirse, diría yo, dos tipos (que responden, quizás, a lo que en la edición española se han denominado "poemas" y "canciones"). El primer tipo son composiciones de verso generalmente más largo, narrativas, extensas, como las dedicadas a "Mackie cuchillo" (en español, a veces, "Mackie navaja") o a la "Demolición del barco «Oskawa» por su tripulación"; otras, de versos más breves, con estribillos o repeticiones, se parecen más, efectivamente, a canciones o incluso a himnos políticos.

Se puede, desde luego, discrepar de la ideología política de Bertolt Brecht, pero no se puede negar la belleza de las composiciones provocadas y empapadas por su compromiso con la literatura y con el ser humano. Aquí dejo algunos fragmentos para que sirvan de ejemplo y de estímulo para leer el resto del libro:

"Canción de la rueda hidráulica"
Tuvimos muchos señores,
tuvimos hienas y tigres,
tuvimos águilas y cerdos.
Y a todos los alimentamos.
Mejores o peores, era lo mismo:
la bota que nos pisa es siempre una bota.
Ya comprendéis lo que quiero decir:
no cambiar de señores, sino no tener ninguno.

"O todos o ninguno"
Esclavo, ¿quién te liberará?
Los que están en la sima más honda
te verán, compañero,
tus gritos oirán.
Los esclavos te liberarán.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.

"El cambio de rueda"
Estoy sentado al borde de la carretera,
el conductor cambia la rueda.
No me gusta el lugar de donde vengo.
No me gusta el lugar adonde voy.
¿Por qué miro el cambio de rueda
con impaciencia?

http://unlibroaldia.blogspot.com/2010/12/bertolt-brecht-poemas-y-canciones.html
 
Tierra de campos, David Trueba



Anagrama, Barcelona, 2017. 408 pp. 20,90 €

Ignacio Sanz

Y ahora, ¿qué? Todo un fin de semana encerrado con una novela de 400 páginas. Encerrado y feliz, levitando a veces, como si viajara plácidamente en un globo. Un paseo hasta el río el sábado, apenas una hora; y una partida de frontenis el domingo. El resto del tiempo atrapado en la peripecia vital de Dani Mosca, un tipo de hace canciones, el narrador de esta novela que te arrastra página tras página hasta dejarte sin aliento. Ya me había ocurrido con Cuatro amigos y luego con Blitz. Tierra de Campos tenía para mí, de entrada, un sugerente título. Y más desde que leí Viajes de la cigüeña, un precioso libro de Gustavo Martín Garzo lleno de emociones ligado a esta comarca vastísima, prácticamente sin relieve, que se extiende por cuatro provincias, claro exponente de la España vacía y olvidada. Luego, metido en la lectura, descubrimos que la Tierra de Campos está presente en toda la novela dado que hacia allí se dirige el coche de la funeraria que conduce Jairo, un ecuatoriano, con Dani a su lado. Pero no deja de ser un recurso cinematográfico, una especie de flash back que con el que se va hilvanando la novela que nos llevará finalmente al desenlace en Garrafal de Campos, un desenlace que recuerda los guiones que Rafael Azcona escribió para Berlanga, muy cercanos al disparate coral.
Pero no, la novela, en realidad nos cuenta en primera persona la vida de un chico de barrio, en concreto del barrio madrileño de Estrecho, un chico que hasta los 15 años no conoce La Plaza de España, que lo más lejos que ha llegado es a la calle de los Artistas cerca de la glorieta de Cuatro Caminos, donde está la pensión de la tía de Gus, su compañero de colegio religioso y con el que, junto a Animal, otro compañero, formarán un grupo musical llamado Los Moscas. Si Gus es sofisticado y atrevido, Animal responde a las expectativas primarias de su nombre. Y, sin embargo, en medio de tales contrastes, el lector descubre el refinamiento intuitivo de Dani que, en los vaivenes de la adolescencia, va conformando su sensibilidad hasta que termina por ser un amante refinado y después un padre responsable y virtuoso con algún parecido incluso a su propio padre, del que tanto ha abominado, con el que ha tenido desencuentros continuos y cuyos restos, un año después de su muerte, siguiendo su mandato, está llevando a enterrar a su pueblo.
Hay pasajes de un humor descacharrante, así como escenas grotescas que recuerdan al eterno esperpento español, pero en general el libro está recorrido por una vena vitalista y hasta lírica en ciertos momentos, en medio del torrente imparable de un estilo arrollador que arrastra al lector hasta ese final berlanguiano en Garrafal de Campos. Además de Gus y Animal, los componente esenciales del grupo, hay dos personajes femeninos muy poderosos y atractivos. Oliva por un lado y Kei, la chelista japonesa que conoce en Tokio, donde acaba una gira por varios países en la que Dani, al lado de Animal, actúa como telonero de Joan Manuel Serrat. Kei, tras una peripecia teñida de cierta melancolía, acabará siendo la madre de sus dos hijos. Pero las cuatrocientas páginas dan mucho de sí, en realidad son una fiesta, un viaje lleno de contrastes en el que el ánimo del lector nunca desfallece.
En fin, preciosa novela, un magma, una fiesta narrativa, un torrente de escenas que van del esperpento costumbrista hasta ciertos momentos de lirismo y sutileza. Todo se entreteje, como trasunto de la propia vida dejando en el lector cierto poso de melancolía no solo por lo que ha vivido al lado de estos personajes con los que ha pasado dos días de plenitud. Lo malo es esa sensación de desahucio cuando acaba la fiesta; entonces el lector ya desalojado, se pregunta: y ahora, ¿qué?.
http://latormentaenunvaso.blogspot.com.es/2017/05/tierra-de-campos-david-trueba.html

La he leido y concuerdo con el artículo, es muy bonita.
 
La muerte de Danton
Ficha realizada por: Cristià Serrano
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Título: La muerte de Danton
Título Original: (Dantons Tod, 1835)
Autor: Georg Büchner
Editorial: Alianza
Colección: El libro de bolsillo


Copyright:

© Traducción, presentación y notas: Carmen Gauger, 2016

© Alianza Editorial, S.A. Madrid, 2016

Traducción: Carmen Gauger
Edición: 1ª Edición: Junio 2016
ISBN: 9788491043775
Tapa: Blanda, bolsillo
Etiquetas: basada en hechos reales, igualdad, historia de Francia, literatura alemana, prostit*ción, revolución francesa, teatro, siglo XVIII, Robespierre, democracia, imperialismo, hambre, miseria, sociedad francesa, república francesa, libertad, Danton, época de El Terror, guillotina
Nº de páginas: 166

Argumento:


Algún tiempo después del estallido de la Revolución Francesa, el pueblo francés aún siente que los ricos siguen oprimiendo los pobres. Robespierre, apodado "el incorruptible", prosigue con su época de terror con la inestimable ayuda de la guillotina.

Danton, antiguo ministro de justicia francés, se entrevista con Robespierre para detener las matanzas. Éste, sin embargo, discrepará de tal manera que buscará la muerte de Danton.

Opinión:

La editorial Alianza apostó por autores clásicos alemanes en el mes de junio de este año, y uno de ellos fue Georg Büchner. Para un servidor, ha resultado todo un descubrimiento. Primero con la publicación de dos obras en un solo tomo - la obra teatral "Woyzeck" y el relato "Lenz" -, luego con la obra teatral "La muerte de Danton". Si los dos primeros (ya reseñados en esta misma web) parten de hechos reales, "La muerte de Danton" no se queda atrás.

Marco: Post-Revolución Francesa, durante la época del Terror. La cabeza del rey Luis XVI había sido cortada por el pueblo francés, harto del hambre, de las penurias y de la enorme y aplastante diferencia entre los ricos y los pobres. Robespierre centraba gran parte de la atención ciudadana. Apodado "el incorruptible", había sido uno de los grandes instigadores de la Revolución Francesa. Pero tras la muerte del rey y de la instauración de una República él aún no tiene bastante y cree que hace falta cortar más cabezas para acabar con la opresión de los ricos franceses sobre los pobres (un periodo que posteriormente pasaría a denominarse <<el Terror>>). Danton, un antiguo ministro que había participado activamente en la revolución y que después había decidido apartarse de la política, es compelido a entrevistarse con Robespierre para que ature la masacre sangrienta. Eso provocará la enemistad fatal con él, lo que llevará la enemistad del pueblo hacia con Danton.

La Revolución Francesa fue una época muy investigada por los historiadores y muy explorada por artistas. La grandeza deGeorg Büchner en esta obra de teatro reside en que, tal como ocurría con "Wyszek", el pueblo constituye un personaje más, y quizá el más importante y decisivo. Si bien los dos protagonistas, antagonistas a la vez, Robespierre y Danton, ocupan gran parte de los diálogos, al final recae en el pueblo el gran peso de decidir su propio destino. En la época del dramaturgo alemán raro era encontrarse con obras donde el pueblo tomase tanta participación. Además, el texto esta cargado de poesía y filosofía. La obra, no hay que olvidarlo, salió publicada en 1835, y su aparición no fue precisamente una casualidad. En la década de los años 30 se habían procedido movimientos por parte de revolucionarios de expandir las ideas de la Revolución Francesa a Alemania y otros países, sin mucho éxito, pues los gobiernos monárquicos e imperialistas hicieron lo posible por frenar esa nueva oleada de ideas libres.

La obra resulta muy actual, puesto que, pese a los más de doscientos años que han transcurrido desde esa vertiginosa y transgresora época, aún sigue habiendo la sensación de que existe una gran distancia (¿insalvable?) entre las familias adineradas y las familias obreras. Una obra reflexiva, diferente, atrayente y sugerente. ¡Una joya!

Como ya ocurre con obras clásicas de Alianza, la obra viene precedida por una no muy extensa introducción sobre el autor, su bibliografía y su obra "La muerte de Danton".

Una obra para recrear, admirar, disfrutar y cavilar.

Cristià Serrano

http://www.anikaentrelibros.com/la-muerte-de-danton
 
El hombre pez, José Antonio Abella



Valnera Literaria. Cantabria, 2017. 268 pp. 18 €

Ignacio Sanz

La historia parece increíble. En Liérganes, un pueblo de Cantabria, se levanta una estatua dedicada Francisco de la Vega Casar, celebérrimo personaje local conocido como “El hombre pez”; había nacido en el siglo XVII y parece salido directamente de una leyenda. Pero no, la historia es contumaz y por muchas ramas que le hayan salido al árbol, ahí están los documentos que no hacen más que autentificarla. Parido con apuros en el río de su pueblo, se sabe que se cayó en la pila de agua bendita como si el niño tuviera una indeclinable atracción por el agua. Muy pronto desarrolló sus capacidades para extraer monedas del fondo de las balsas para asombro de los circundantes. Su familia era pobre y, por mediación de un cura el muchacho acaba emigrando a Vizcaya donde trabaja al servicio de un hombre que se gana la vida en el puerto. Allí desarrolla y perfecciona sus capacidades acuáticas para asombro de todos como si se tratara de un animal anfibio. Entre juegos y apuestas un día desaparece. Se le busca y la gente piensa que el mar se lo ha tragado, aunque no se encuentra el cadáver. Cinco años más tarde, cuando ya estaba olvidada la peripecia de aquel curioso chaval de Liérganes, unos pescadores de Cádiz atrapan en sus redes un extraño cuerpo que nada entre un grupo de delfines y que apenas balbucea unas pocas palabras elementales. Se trata del desaparecido Francisco.
¿Qué pasó en el interregno? Ahí está la magia del narrador para hacer creíble lo que parece inverosímil. Sospecho que si la historia se hubiera abordado desde una óptica localista y ramplona, apenas habría remontado vuelo y se habría quedado en una mera curiosidad pueblerina, una de esas leyendas pacatas con las que los historiadores locales suelen acaramelar la geografía. Pero la historia ha ido a caer en manos de un narrador envolvente que ya ha dejado señales de su amplio poderío narrativo. De ahí que, Abella, tomando al Hombre Pez como punto de partida, sin desdeñar los documentos y las tentativas literarias que han abordado la historia en el pasado, haya ido más lejos, hasta meterse en la médula del personaje. Y lo que nos ofrece es un hombre de carne y hueso, dotado de una insólita destreza acuática, un hombre que parece que no encaja en los parámetros convencionales y que podría tener como amante a cualquiera de las sirenas que surcan los mares convulsos de la imaginación. Pese a todo, el autor nunca pierde pie. De ahí que el relato esté salpicado de datos históricos contrastables, desde la partida de nacimiento hasta los documentos emitidos por el Santo Oficio, en cuyas manos se pone el descubrimiento de un tipo tan extraño y hasta sospechoso. Y así, partiendo de los hechos contrastables, la historia levanta vuelo al tiempo que se sumerge en un piélago fantástico al que también son arrastrados los lectores.
José Antonio Abella fue uno de los últimos agraciados con el Premio Hucha de Oro de cuentos; también ha sido premio de la Crítica de Castilla y León por La sonrisa robada, su anterior novela; El hombre pez confirma el alcance portentoso de la imaginación cuando una curiosa historia local, manoseada como una moneda, acaba en manos de un narrador de fuste.
http://latormentaenunvaso.blogspot.com.es/2017/04/el-hombre-pez-jose-antonio-abella.html
 
LA TIERRA LLORA – Peter Cozzens
Publicado por Nausicaa | Visto 1534 veces

Hacía mucho tiempo que no leía un ensayo que me impresionara tanto y me dejara con un sabor agridulce tan marcado. Cuando me enfrenté a él tenía sentimientos encontrados: por una parte ganas por saber más de una época que siempre me ha fascinado. Desde que de niña era fan absoluta de las películas y de las novelas «del oeste». Zane Grey, James Oliver Cudwoord, Karl May… y también Marcial Lafuente Estefanía llenaban estanterías en mi habitación. Por otra parte, no siempre se tiene humor ni espíritu para contemplar como espectadora un genocidio cruel, sanguinario y concienzudo como fue la conquista, a sangre y fuego, de los territorios de Norteamérica durante la segunda mitad del siglo XIX.

Siempre, a través de novelas y cine, me ha llegado una visión partidista, sesgada y manipulada de toda aquella época, y mi curiosidad por saber realmente lo ocurrido era mayor que el miedo a pasar un rato desagradable leyendo las atrocidades que se cometieron.

Las casi seiscientas páginas recrean treinta años en los que las naciones indias fueron llevadas casi al exterminio. Comienza en 1862, fecha del levantamiento de los dakotas, hasta 1891, cuando los lakotas brulés y los oglalas se rindieron. Me parece un libro imprescindible para quien quiera saber del tema. El de cabecera para los estudiosos de esa época y lugar.

Pero no voy a incidir en lo que se cuenta, en las batallas, tratados rotos, engaños y masacres. Algunas escenas son espeluznantes y otras crispan lo indecible por el grado de estupidez, avaricia y crueldad al que puede llegar nuestra especie. El desgraciado episodio de la Historia de la humanidad que se narra en estas páginas nos pone el punto agrio y doloroso. Pero la forma en que está contado compensa lo que habría sido una lectura ardua y dura. El contenido está muy bien estructurado; los capítulos, bien dosificados, nos proporcionan una visión amplia y detallada de lo ocurrido. Cozzens no solo cuenta lo que sucedió de una forma aséptica, imparcial, lúcida y fidedigna, sino que brinda un fantástico retrato de los seres humanos de uno y otro bando, tanto en conjunto como en particular. Generales, políticos, jefes de tribus y líderes indios son descritos y analizados con detalle, y la forma en la que nos muestra las relaciones entre las diferentes tribus y entre ellas y el hombre blanco nos da una visión, precisa y profunda a la vez, de cómo vivían y cómo morían los habitantes preeuropeos de América del Norte y los cambios que se produjeron con el contacto con las naciones «civilizadas».

Cozzens tiene una forma especial de contarnos las cosas. En primer lugar, consigue acercarnos, introducirnos en toda la red de situaciones, lugares y gentes con rapidez y habilidad. Comienzas a leer y de pronto estás allí, inmersa en tratados, tribus, lugares, que te suenan, que recuerdas haber oído o leído y que de repente, conforme pasas las páginas cada vez más adictivas se han vuelto tan familiares como las calles de tu barrio y las gentes que lo pueblan. Y puede que incluso más.

Aunque he comentado que el texto trata de los años que siguieron a la Guerra de Secesión, en realidad dedica el primer capítulo a dar un rápido repaso a lo acontecido desde la llegada de los europeos hasta el final de la guerra. Con ese primer capítulo ya me tuvo enganchada por completo. A partir de ahí va desgranando con minucioso detalle pactos, tribus, guerreros y batallas. En algunas ocasiones lo cuenta día por día, momento por momento, y ha conseguido, con una agilidad casi periodística, que me sintiera totalmente inmersa en esa historia y en esa tierra. Por sus páginas desfilan, desmitificados, humanos y cercanos, nombres que forman parte de la Historia, y sobre todo, del imaginario colectivo, pero que consiguen quitarse esa pátina de leyenda para mostrarse ante nosotros como es muy posible que fueran. Nombres como Nube Roja, Caballo Loco, Toro Sentado, Custer, Mackenzie, Sherman… se vuelven seres de carne y hueso y nos muestran la guerra con toda su crueldad y su estupidez.

Cozzens tiene una prosa muy ágil y dinámica, muy directa, pero muy cuidada a la par que sencilla. Ya he comentado que los capítulos están muy bien estructurados, lo que hace que la información esté dosificada de tal modo que el daño emocional que temía sentir se diluye en el interés y la claridad con que están expuestos los hechos. Esa asepsia, que deja poco resquicio a la emoción, nos aísla una historia terrible sobre un genocidio brutal. Por su lenguaje, por su forma de contarnos los hechos, y sobre todo por su dinamismo estamos ante un ensayo adictivo, que engancha y que no se hace pesado en absoluto. El autor posee un estilo enérgico, depurado y a la vez muy elegante, lo que hace que la lectura fluya con mucha agilidad. Me planteé leer un capítulo al día y tenía que frenarme para no pegarme el atracón.

Este libro ha sido galardonado con el Gilder Lehrman Prize for Military History como mejor obra de Historia militar publicada en el mundo anglosajón en 2016. Asimismo, fue incluido en el Smithsonian Top History Book of 2016 y se abrió paso en otras importantes listas de mejor libro del año. Hay que agradecer a la editorial Desperta Ferro que nos traiga ensayos como este, imprescindible para el estudioso y el historiador, pero también accesible al simple aficionado a una época, que siente curiosidad por ella y quiere saber más en general o sobre algún hecho concreto. La edición es impecable, de fácil lectura, cuidada. Una estupenda traducción en la que se nota que hay una profunda revisión posterior, cosa muy de agradecer y que, por desgracia, se echa de menos en muchas editoriales últimamente. Los mapas y gráficos y las fotos acompañan muy bien a los textos, aunque se hallen agrupados en cuadernillos, y las notas al final del capítulo favorecen la lectura.

En conclusión, una magnífica obra a un precio más que ajustado.
http://www.hislibris.com/la-tierra-llora-peter-cozzens/
 
Lola Vendetta. Más vale Lola que mal acompañada, Raquel Riba Rossy



Lumen, Barcelona, 2017. 168 pp. 16,90 €

María Dolores García Pastor

La editorial Lumen siempre ha apostado por los cómics para adultos. Desde que en 1970 publicara el primer libro de tiras de la mítica Mafalda de Quino no ha dejado de descubrirnos infinidad de nombres que van desde Maitena hasta Moderna de Pueblo, pasando por Agustina Guerrero, Sara Fratini o Flavita Banana. En su catálogo hay títulos de humor gráfico feminista, irreverente y mordaz, hecho por mujeres. Dentro de este apartado estarían todas las ilustradoras que hemos citado y, a partir de ahora, se une a ellas Raquel Riba Rossy, la creadora de Lola Vendetta.
Riba Rossy nació en 1990 y creó a Lola Vendetta hace unos cuatro años, cuando tenía veintitrés. Debutó en el panorama del libro ilustrado con Marta el hada mágica un poco desordenada (Tumbooks, 2014). Cuenta que el personaje de Lola Vendetta nació ante la necesidad de expresar lo que siente hacia las cosas que le molestan. Las frustraciones cotidianas la llevaron a crear la primera viñeta como una vía de desahogo frente a las presiones y los problemas. La colgó en Facebook igual que hizo en su día con sus creaciones Sara Fratini, por probar. Al principio no estaba muy segura de la aceptación que podría tener pero la respuesta del público fue inmediata y espectacular.
En poco tiempo, y gracias a su difusión en las redes, su éxito ha trascendido las cuatro paredes de su habitación y antes de la publicación de este primer libro ya era un referente en España, Colombia, Venezuela o Chile. Lola Vendetta es el alter ego de esta joven ilustradora catalana. Es un personaje inconformista, impulsivo, desvergonzado, sarcástico y visceral. A través de ella trata sin tapujos los conflictos de pareja, la frustración de las mujeres, su necesidad de emponderamiento, el machismo o cuestiona los parámetros convencionales del tratamiento de los efectos fisiológicos de la feminidad. Todo ello con un humor ácido muy al estilo Tarantino, con su protagonista repartiendo justicia katana en mano.
Cuenta Riba Rossy que a través de sus viñetas pretende normalizar los tabúes de la maternidad y la menstruación, cambiar la percepción negativa de la sangre intrínseca a ellos: la sangre es vida. Para ello encuentra la inspiración en la vida cotidiana y tira de una paleta de color en la que el blanco y negro de sus trazos se tiñe en más de una ocasión de rojo sangre. Lola Vendetta no tiene pelos en la lengua pero exhibe sin prejuicios y a modo de reivindicación los que tiene en las pantorrillas y las axilas. Anima al emponderamiento femenino desde el humor, reivindica la feminidad en su estado más puro y el feminismo más combativo. Una autora que dará mucho que hablar.
http://latormentaenunvaso.blogspot.com.es/2017/04/lola-vendetta-mas-vale-lola-que-mal.html
 
El lagarto negro, Edogawa Rampo



Trad. María Lourdes Porta Fuentes
Salamandra, Barcelona, 2017. 192 pp. 16 €

Jaime Valero

Si introducimos en una coctelera (o en el tambor de un revólver) las novelas clásicas de detectives del viejo continente, las publicaciones pulp de la Norteamérica de los años 20 y 30, la atmósfera enrarecida propia del género de terror, y lo regamos todo con un poco de imaginería oriental, podremos hacernos una idea del estilo literario de Edogawa Rampo, seudónimo con el que firmó sus obras más emblemáticas el escritor nipón Hirai Taro (1894-1965). Rampo es toda una institución en Japón. Lectores, críticos y autores por igual reivindican su legado, que incluyó, además de la escritura, una importante labor divulgativa del género negro y de misterio. Muchos de sus libros se han llevado con éxito al cine, la televisión, el cómic y la animación; y cada año se falla un prestigioso premio que lleva su nombre. Sin embargo, aquí en España es todavía un autor por descubrir, que apenas se nombra en las listas de clásicos de la novela policíaca, y su bibliografía en castellano es muy escasa. Por suerte, el interés por el noir oriental ha crecido durante los últimos años, lo cual ha propiciado que nos lleguen obras de autores contemporáneos tan interesantes como Natsuo Kirino, Mitsuyo Kakuta o Keigo Higashino, y que ahora, al fin, podamos asomarnos a los orígenes del género en el país del sol naciente.
El lagarto negro está protagonizado por el vástago más afamado de Rampo, el detective Kogoro Akechi. Un personaje que, al igual que el estilo literario de su creador, es un híbrido de diversas influencias. Las más notables son las de los míticos sabuesos Auguste Dupin y Sherlock Holmes, en lo que se refiere a su faceta analítica y a su obsesión por los detalles y por resolver crímenes. Pero Akechi también es deudor de los personajes pulp que dejaron su huella en folletines, tebeos y, posteriormente, series de televisión. Sin resultar tan estrambótico como algunos de ellos, sobre todo en lo que se refiere a la indumentaria (estoy pensando en personajes como La Sombra o Green Hornet), Akechi comparte con ellos el hecho de protagonizar historias donde la acción es tan relevante como la deducción, con tramas intrigantes donde los personajes y las situaciones están estilizados al máximo, y donde la atmósfera recreada tiene un punto de irrealidad.
Todos estos elementos se pueden detectar durante la lectura de El lagarto negro, ya desde sus primeros compases. Sin embargo, y aunque se trate de una de las novelas más emblemáticas del autor, no es la carta de presentación ideal para el detective Akechi, ya que su protagonismo queda eclipsado por la mujer que da nombre al libro, el lagarto negro, un seudónimo que le viene dado por el tatuaje que lleva en el hombro. Midorikawa, que así se llama en realidad, responde al arquetipo de femme fatale tan habitual en el género. Rampo se recrea con gusto en el tópico, creando un personaje tan sensual como maquiavélico, que siempre se sale con la suya gracias a la combinación de sus encantos físicos y su afilado intelecto. Conforme avanza la novela, Midorikawa va adquiriendo una personalidad cada vez más única, y en la recta final de la obra —la mejor de todo el conjunto— se convierte en un villano temible e inquietante, cuando descubrimos el siniestro museo privado que está creando en sus dominios, en el que se incluyen seres humanos.
Leída a día de hoy, con la mentalidad de un lector contemporáneo, curtido en el policíaco y todas sus mutaciones, El lagarto negro peca de ingenua y un tanto previsible, algo que solo podría haberse suplido si la novela se hubiera traducido antes, cuando nosotros mismos éramos lectores más ingenuos, ávidos de misterios irresolubles, mujeres perniciosas y detectives parcos en palabras. Pero, tranquilos, que no está todo perdido. Al haberse publicado originalmente por entregas, cada capítulo de la novela concluye con un enigma o un toque de atención que nos mantiene aferrados a la lectura. Además, la atmósfera que envuelve la trama es muy distinta a la que solemos encontrar en las narraciones detectivescas convencionales, y la maléfica sensualidad de Midorikawa dota de un toque de distinción al resultado final
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EL METEORÓLOGO – Olivier Rolin
Publicado por Rodrigo | Visto 545 veces

Alekséi Feodósievich Vangenheim fue un meteorólogo soviético, una de las muchísimas vidas devoradas por el régimen estalinista. Hijo de un terrateniente de ancestros presumiblemente holandeses, Vangengheim, nacido en Ucrania en 1881, propendió desde su juventud al radicalismo de izquierdas, con tanto entusiasmo que se hizo expulsar tempranamente de la Universidad de Moscú, en la que cursaba estudios de matemáticas. Formado como meteorólogo en un instituto politécnico de Kiev, sirvió en el ejército zarista durante la Gran Guerra y, una vez desatada la revolución, adhirió al bando de los rojos. Ya fundado el régimen bolchevique, a cuyo partido suscribió, Vangenheim se enfocó en una carrera profesional que lo llevaría a ocupar los puestos de director del Servicio Hidrometeorológico Unificado de la URSS y presidente del Comité Hidrometeorológico ante el Sóviet de los Comisarios del Pueblo. Aunque se puede suponer que la militancia partidista favoreció su trayectoria laboral, no parece que el hombre careciera de méritos propios. De manera por completo injustificada, fue acusado en 1934 de pertenecer a una organización contrarrevolucionaria y de cometer sabotaje en la lucha contra la sequía (que en aquellos días devastaba los campos de cultivo ucranianos), por lo que fue confinado en el campo de concentración de las islas Solovkí, en el Mar Blanco (un lugar de espeluznante presencia en libros como Archipiélago Gulag, de Alexandr Solzhenitzyn, y Gulag, de Anne Applebaum). Cerca de cuatro años después de su detención, fue ejecutado junto con otros mil reos en un bosque cercano al recinto penitenciario. Como en tantos otros casos, su esposa recibió la información de que la condena del meteorólogo había sido extendida a otros diez años de reclusión (sumados a los diez iniciales), sin derecho a correspondencia. Como tantos familiares de los zeks, recién en los años 50 supo ella que Vangengheim había perecido tiempo atrás, y que la fórmula de los “diez años sin derecho a correspondencia” era una clave que ocultaba la ejecución del recluso. Vangengheim fue rehabilitado a título póstumo en 1956.

El escritor francés Olivier Rolin, que frecuentaba la Unión Soviética cuando esta existía, y que frecuenta Rusia después de la desaparición de la URSS, dio en 2012 con un álbum compuesto por las cartas, un herbario y los dibujos que Vangengheim remitió desde el campo de Solovkí a su esposa, Irina, y a Eleonora, su pequeña hija. Fue este documento, enriquecido por tan sencillo pero hermoso material como el de las ilustraciones con las que el meteorólogo esperaba contribuir a la instrucción de su hija (parcialmente reproducidas en la edición de Libros del Asteroide), lo que motivó al escritor a reconstruir la vida de Vangengheim, esfuerzo que se apoyó además en las indagaciones de Memorial, la organización rusa abocada desde los años 80 a investigar los crímenes del régimen soviético. Naturalmente, la labor de Rolin tuvo por resultado un libro muy distinto de los fríos informes facsimilares que puede evacuar una ONG o cualquier organismo público, un libro que merced a su factura a medias literaria, en un registro que comparte características con el tipo de trabajo que llevan a cabo escritores como Javier Cercas, Patrick Deville y Emmanuel Carrère, nos aproxima a la humanidad más íntima y entrañable del protagonista. El meteorólogo, obra publicada originalmente en Francia en 2014, rinde homenaje a la dignidad de un hombre corriente, quizá no del todo impoluto puesto que adhería a un régimen totalitario, pero que no parece haber tomado parte activa en los crímenes que el mismo perpetró. Era ante todo un profesional competente, responsable y comprometido con su labor, convencido de la utilidad concreta de sus investigaciones e iniciativas científicas (coronadas por la red de observatorios polares que erigió a fines de los años 20), las que debían contribuir a la mejora del pueblo soviético. De ninguna manera un héroe ni un ejemplo de lucidez política, este Vangengheim: Rolin incluso se manifiesta un tanto contrariado por la ceguera e ingenua obstinación del personaje, que se mantuvo fiel al régimen aun después de su injusta condena y a pesar de conocer otras muestras de la iniquidad imperante (de las que el Gulag rebosaba; cabe añadir que el campo de las Solovkí era uno de los emplazamientos preferidos por la administración del sistema para recluir a científicos, artistas e intelectuales).

Un hombre no muy distinguible del promedio, «que tal vez no se hiciese bastantes preguntas», escribe Rolin, apuntando al tipo de preguntas que debía hacerse una persona en su desventurada situación, cuestionándose sus filiaciones y poniendo en tela de juicio el contexto, rebelándose de alguna forma: contra sí mismo, contra los tiempos, contra el régimen que tan ingratamente retribuía a su lealtad… En todo caso, una vida la de Vangengheim en absoluto prescindible, vida como muchas otras, que de ninguna manera debieron quedar supeditadas a la abstracción dogmática ni estar libradas a la construcción de una quimera en cuyo nombre déspotas e ideólogos justificaban el sacrificio de una o más generaciones (en palabras de Tony Judt, el recurrir a la historia futura para justificar los crímenes del presente). El destino de Vangengheim, rescatado de la oscuridad tanto tiempo después, es representativo de una época y una sociedad pero también una advertencia surgida desde las profundidades anónimas de la historia, y es por esto que valía la pena que un Rolin nos lo transmitiera en toda su ingénita dignidad.

«La historia de nuestro meteorólogo –apunta el autor-, la de todos los inocentes ejecutados en el fondo de una fosa, son una parte de nuestra historia en la medida en que lo destrozado con ellos fue una esperanza que nosotros (nuestros padres, quienes nos precedieron) hemos compartido, una utopía que creímos, al menos por un tiempo, que “estaba haciéndose realidad”. Y la ignominia es tan grande, que ya no tiene vuelta de hoja».

Está claro que el mismo Rolin fue alguna vez un creyente: siendo joven militó en una agrupación maoísta, de hecho. En su rescate del meteorólogo soviético reverbera una suerte de ajuste de cuentas consigo mismo, no por tardío menos necesario. Por demás muy bien escrito, su libro merece ser leído.

– Olivier Rolin, El meteorólogo. Libros del Asteroide, Barcelona, 2017. 226 pp.
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CRÓNICAS DE CADFAEL – Ellis Peters
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«Cristo y sus santos estaban durmiendo»
Crónica Anglosajona

Detectives a la romana, a la egipcia, medievales… Muchas novelas de detectives históricos se han publicado, en diversas épocas y países. Quizás podamos retrotraernos a Edipo Rey de Sófocles, a los Gong’an chinos… como lejanos antecedentes; pero en el mundo contemporáneo el género se desarrolló desde el S. XX, siendo importante en su popularización la autora Ellis Peters.

Esta autora, cuyo nombre real era Edith Mary Pargeter (nombre que usó para otras obras suyas), creó un monje-detective medieval, adelantándose al Guillermo de Baskerville de Eco.

Se trata de Cadfael, un benedictino galés que reside en la Abadía de San Pedro y San Pablo, en Shrewsbury. Un monje que se encuentra a caballo entre el mundo galés y el inglés, los señores de la Marcas y las tierras de la Corona, los levantiscos barones y las ciudades de realengo, normandos y sajones, angevinos y partidarios de Esteban… Eso le permite vivir en una situación más fluida que el sistema feudal vigente, aunque no por ello separada del mismo, aspecto que la autora recrea correctamente y sin estridencias. Unido a ello, el propio pasado mundano del personaje, veterano de la 1ª Cruzada, le da una visión algo más cosmopolita, en una sociedad donde normalmente nadie se alejaba más de 20 Km de su hogar.

Con esos mimbres Cadfael, se encontrará con una serie de problemas, misterios y crímenes, que afrontará sin recurrir a complicadas ciencias forenses, ni grandes dotes de deducción al estilo de Sherlock Holmes; sino aplicando su experiencia en el mundo y adoptando una postura hacia los criminales y acusados más flexible que la dura ley normanda.

El contexto en que se desarrollan esos casos, es mayormente el condado de Shropshire, que la autora describe bien por haber nacido y vivido allí, si bien en algunas obras el personaje puede tener que acudir a otro lugar relativamente más lejano.

Teniendo lugar los acontecimientos en medio de la Anarquía Inglesa, periodo convulso y confuso en Inglaterra, cuando al morir el rey Enrique I y tras el desastre años atrás del White Chip, se produce una guerra de sucesión entre Esteban y Matilde por el trono, con rebeliones de nobles y enfrentamientos en las fronteras. Guerras que afectan de manera indirecta o directa a los protagonistas con los sucesos que van ocurriendo en el conflicto: asedio de Shrewsbury, rebelión de Chester, batalla de Lincoln, huida de Londres, asedio de Oxford, rebelión del conde de Essex…

Aunque a diferencia de otros autores, Ellis Peters y su personaje no colocan como bando malvado a ninguno de los dos; sobre todo porque al conjunto de la población realmente no le importase tanto el resultado como sí la finalización de las luchas.

Permitiendo a lo largo de las obras seguir la evolución de esa etapa histórica, y también la de los personajes introducidos en las novelas, algunos de los cuales se ganan presencia y se hacen habituales en los libros.

Como pegas estarían quizás que a veces el misterio no tiene una gran complicación o que el criminal es un personaje algo plano. Y también que siempre aparezca una relación amorosa entre dos personajes, normalmente protagonistas e inocentes del crimen que ha tenido lugar, que Cadfael protege y ayuda para que tenga éxito y futuro; lo que puede hacer que sea un tópico demasiado evidente de esas novelas y que hace que no tengan la dureza que pueden tener obras posteriores.

La serie de novelas alcanzó los veinte libros, además de algunos relatos cortos, que abarcan principalmente entre 1137 y 1145, lo que hace que el fallecimiento de la autora dejase la guerra civil inacabada, aunque con los participantes ya hartos de luchar.

Finalmente hay que señalar que se realizó una serie de televisión en la década de los 90 basada en las novelas, protagonizada por Derek Jacobi
http://www.hislibris.com/cronicas-de-cadfael-ellis-peters/#more-23235
 
Yo he leído 1984 pero no NOsotros. Y siempre había oído que Orwell se inspiró en Nosotros. Se supone que Orwell era anarquista aunque lo acusaron también de ser espía soviético. Pero por sus obras parece más bien lo primero. De hecho amplió la crítica contra el Estado contemporáneo totalitario.

La historia de Zamiatin es increible. El era bolchevique y apoyó la revolución, pero como escritor y dramaturgo se sentia librepensador y no dudaba en criticar al nuevo régimen. La llegada de Stalin le complicó la vida. Sus obras no encontraban editor y ni eran representadas en los teatros. Finalmente escribió una célebre carta a Stalin en el que le decia que puesto que la vida le era imposible al estar vetado como autor, le permitiese irse de la URSS con su mujer. Stalin aceptó y Zamitain y su esposa se fueron a Paris, poco antes de que empezasen las purgas contra los opositores.

En mi opinión la sociedad de "Nosotros" es aún peor que la de Orwell. No necesitan la figura del Gran Hermano, aunque existe un lider invisible, porque sus casas son de cristal transparente y hay que pedir permiso para correr una cortina para mantener relaciones sexuales. En sus casas han de estar totalmente desnudos, solo se visten para salir a la calle, desde donde ven manzanas enteras de vecinos desnudos. Sus nombres son una letra y un número, que dan a entender el carácter quien lo lleva, el prota se llama D-503. Las matemáticas dan sentido a todo. Todo es estrictamente racional, sentir un apego especial por otro "numero" - asi llaman a los individuos - es una degeneración que es castigada. El protagonista, a diferencia del Winston de Orwell cree firmemente en el sistema, es ingeniero espacial y escribe para comunicar a los seres que encuentren en otros planetas la suerte que tienen con el nuevo orden que les llegará. Mucho le costará entender a la chica que le cuestiona todo y llega a enfermar pensando en que pueda ser cierto. Me ahorro el final.

Hay que leerlo, es un clásico con todas las letras, nunca mejor dicho.

Odio la niebla, la temo.
- Por eso la amas. La temes porque es más fuerte que tú. La odias, porque la temes. La amas, porque no puedes dominarla. Pues solamente cabe amar lo indomable.


Personajes

D-503: Narrador y protagonista del libro. Constructor, Ingeniero y matemático del cohete El Integral, el cual tiene como objetivo llevar el diario a otros planetas, con el fin de civilizarse. Tiene una lucha interior durante toda la novela. Al final es operado, siendo removida su imaginación. Similar a Winston Smith.

I-330: Está enamorada de D-503, quien le corresponde. Rebelde, quiere derrocar al Gran Bienhechor, llevando a D-503 fuera del muro verde, y orquesta una rebelión que tambalea el régimen. Similar a Julia.

O-90: Es la primera pareja de D-503. Ella es como cualquiera de los otros Números, obediente que se atiene al régimen. Se descubre que está embarazada de D-503, quien le ayuda a escapar de ser ejecutada.

S-4711: Guardián de D-503, encargado de vigilarlo. Al final, él es quien orquesta el derrocamiento de la rebelión. Similar a O'Brien.

R-13: Poeta y amigo de D-503. Uno de los pocos con los que comparte su tiempo.

Gran Bienhechor: Es el líder supremo del Estado. Similar al Gran Hermano y a Mustafa Mond
 
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