Psicologia

9 libros de psicología imprescindibles

Aroha Díaz 26 julio, 2015 en Literatura y psicología

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El género de la psicología es uno de los más demandados en la actualidad.

Gestionar nuestras emociones y comprender nuestra forma de funcionar a nivel interno es imprescindible para llevar una vida plena. Por ello, los libros de psicología son una excelente herramienta para el conocimiento y el crecimiento personal.

Existen multitud de temas y de ámbitos que los libros de psicología abarcan, y que nos pueden servir de mucha ayuda. Todo depende del momento en el que nos encontremos y qué dificultad o por el contrario, qué área de nuestra vida queremos desarrollar o hacer


Libros de psicología imprescindibles

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1. El arte de amargarse la vida – Paul Watzlawick
Se trata de un libro de psicología corto, escrito en un lenguaje muy sencillo y que está lleno de anécdotas que nos hablan sobre esas actitudes erróneas que tenemos día a día y que nos impiden ser [URL='https://lamenteesmaravillosa.com/hoy-soy-feliz-y-no-necesito-publicarlo-en-las-redes-sociales/']felices. Sin duda, uno de los libros de psicología más recomendados para todos los públicos.

Además, es uno de los libros que nos ayuda a reconocer nuestro estilo personal ante diferentes situaciones, ofreciéndonos la oportunidad de descubrir cómo las personas nos vamos creando con nuestros mecanismos mentales una realidad desdichada e infeliz. Toda una oportunidad para comenzar a conocerse a uno mismo.

2. El arte de no amargarse la vida – Rafael Santandreu
Se trata del libro del que hemos extraído la cita del inicio. Desconocemos si el autor creó este libro después de haber hecho una lectura del anterior que hemos presentado, pero la realidad es que tratan sobre la misma temática, aunque de una forma muy diferente.

En este libro de psicología, Santandreu, uno de los psicólogos más importantes de España y bajo su dilatada experiencia, nos habla de cuáles son los comportamientos y actitudes más peligrosas para la salud mental y la forma en la que pueden dañar nuestra calidad de vida.

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3. Inteligencia emocional – Daniel Goleman
Es uno de los libros sobre psicología que se escribió hace mucho tiempo y que, sin embargo, sigue teniendo un alto valor educativo. Es muy recomendado y una referencia para muchos psicólogos en la actualidad. En este libro, el autor analiza de forma brillante la relación entre pensamiento y emoción.

Además, Daniel Goleman nos ofrece la posibilidad de conocer qué es eso de la Inteligencia Emocional, cómo podemos fomentarla y por qué se encuentra formada. Es un libro de psicología muy reconocido y que nos ayuda a entendernos mejor a nosotros mismos y a aquellas personas que nos rodean.

4. Tus zonas erróneas – Wayne Dyer
Sucede igual que con el libro anterior: a pesar de haber sido escrito hace bastantes años, sigue siendo una referencia para muchos psicólogos en la actualidad. El libro nos enseña cuáles son las conductas erróneas que nos impiden ser felices. Aporta, además, herramientas prácticas para generar un cambio positivo.

En realidad, es uno de los libros sobre psicología más práctico porque te ofrece ejercicios para hacer en cada capítulo que permiten identificar cuáles son tus creencias irracionales y cómo a veces nos complicamos la vida a través de las preocupaciones, la culpa o la necesidad de aprobación de los demás, entre otros.
Mejorar la actitud es uno de los temas sobre los que se busca más información. Otros son cómo aprender a establecer relaciones saludables y conocer las bases de la salud mental.

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5. ¿Amar o depender? – Walter Riso
Este es uno de los libros sobre psicología más recomendados para las personas que quieran comprender las bases para establecer relaciones interpersonales positivas. Un libro que habla de las relaciones basadas en el amor sano, y no en la dependencia emocional.

Amar o depender nos da las herramientas adecuadas para hacer del amor y las relaciones de pareja experiencias plenas y satisfactorias. Explica claves para superar la dependencia emocional, aportándonos un adecuado conocimiento sobre los vínculos amorosos.

6. El hombre que confundió a su mujer con su sombrero – Oliver Sacks
Se trata de un libro de psicología bastante atípico, que trata de acercar al lector a las patologías que pueden encontrarse en una consulta de psicología y la forma en la que afectan a los pacientes. Esto lo hace narrando 20 historias clínicas a modo de novela de una forma muy humana.

7. Poderosa mente – Bernabé Tierno
En la actualidad, existe la creencia de que somos esclavos de lo que pensamos. Creemos que el cambio no es posible y que la única opción es limitarnos a la resignación. En este libro, Bernabé Tierno nos enseña que la mente es nuestra mejor arma y cómo podemos usarla para generar un cambio positivo.

Poderosa mente es un libro de psicología en el que el desarrollo de una personalidad resistente a las crisis y dificultades es su eslabón central, desenmascarando los mecanismos ocultos de nuestro cerebro.

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8. Pensar rápido, pensar despacio – Daniel Kahneman
Este libro, de manera inesperada, supuso un éxito internacional. En él se nos presentan las dos maneras o sistemas que controlan cómo pensamos, de forma que podamos obtener el poder para mejorar nuestra calidad de vida a través de la calidad de nuestros pensamientos.

Daniel Kahneman nos sorprende mostrándonos lo poco fiable que puede llegar a ser nuestro cerebro, el cual, se encuentra repleto de sesgos y racionamientos falsos e inacabados en muchas ocasiones. Uno de esos libros de psicología que no podemos olvidarnos de leer si queremos conocer un poco más cómo pensamos.


9. El poder de los hábitos – Charles Duhigg
Los hábitos son parte de nuestra vida y determinan también nuestro bienestar. Es importante hacernos consciente de ellos y cambiar los que no estén aportando algo positivo a nuestra vida. Este libro es una excelente herramienta para lograrlo.


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Pues yo no he leído ninguno de etos libros,ni les conocía, y tengo bastantes de psicología.
 
3 beneficios de hablar solo
Raquel Lemos Rodríguez

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Hablar solo puede provocar que las personas que se encuentran a tu alrededor te miren de una manera muy extraña.

Muchos pensarán que estás loco. A pesar de esto, ¿alguna vez te has sorprendido hablando solo? Tal vez, lo hayas adoptado ya como un hábito o como parte de tu forma de ser.

Muchas personas hablan solas porque, de esta manera, son capaces de aclarar su mente. Otras, si se encuentran estudiando, les sirve para memorizar y relacionar conceptos que antes parecían no tener nexo alguno. En muchas ocasiones, también hablamos en voz alta para combatir la soledad.

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Sea cual sea el motivo por el que hablas solo, si lo haces no te avergüences de ello.
Como puedes ver, los motivos pueden ser variados y te pueden ayudar en determinadas situaciones. ¿Aún no consideras que hablar solo sea positivo? Entonces es necesario que leas los 3 beneficios que tiene hacerlo.

1. Hablar solo te tranquiliza
Quizás te hayas sorprendido hablando solo cuando te encontrabas bajo presión. En una situación estresante o de mucha presión, hablar solo puede ayudarte a gestionar el estrés, a aclarar tu mente, a organizarte mejor y a ver las cosas mucho más claras.

Imaginemos que, de repente, te ha surgido un trabajo a última hora y tú ya tenías tu día organizado. Tienes que arreglarlo todo de nuevo para poder atender a todas tus tareas. Aunque quieras evitarlo, empezarás a notar la ansiedad y el estrés que te provocan estos trabajos urgentes a última hora. Hablar solo puede ayudarte a aclarar tus ideas y a reorganizar todo con eficacia.
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¿Alguna vez has tenido que preparar un discurso?

Los nervios se encuentran a flor de piel, aunque después en la propia situación te muestres tranquilo. Pero, en el momento, mientras preparas tu discurso, seguro que te haces preguntas a ti mismo como “¿por qué estoy tan nervioso?”. Esto te ayuda a calmarte y relajarte.

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Pero, hablar solo también te ayuda cuando tus nervios surgen, porque te encuentras solo y eso te incomoda. Hay muchas personas que no saben estar en soledad o que se sienten ahogadas por esta sensación. Hablar en voz alta puede ayudarles a sentirse acompañados.

2. Hablar solo hace que seas más eficiente
Como bien hemos dicho, ante una situación de presión, hablar solo hace que seas mucho más activo y eficiente. Pero, para dar una base científica a esta afirmación, un estudio realizado por psicólogos investigó sobre este tema para confirmar lo que ya se suponía.

Fueron los psicólogos de la Universidad de Wisconsin, Gary Lupyan, y la Universidad de Pensilvania, Daniel Swingley, los que pudieron estudiar el comportamiento de un grupo de personas voluntarias ante la realización de una tarea. Los que la realizaban en silencio tardaban más en encontrar lo que se les pedía que los que hablaban en alto. Una diferencia notable.

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De esta manera, se confirmó que hablar solos nos permite aclarar las ideas y encontrar opciones mucho más rápido. Esto puede ayudarnos si nos sentimos bloqueados en un proyecto o si nos sentimos perdidos y no sabemos por donde empezar.

Lo más curioso es que parece ser que nuestra capacidad para poder comunicarnos no solo está orientada hacia los demás, sino hacia nosotros mismos. Poder hablar contigo te permite salvar ciertas situaciones que, de otra manera, tardarías más en poder resolver.

3. Hablar solo te motiva
¿Crees que hablar solo te permite ser más eficiente y tener las ideas más claras solamente? Hablar solo tiene también otro de los grandes beneficios que nos impulsa a llevar nuestros sueños e ideas adelante para hacerlas realidad. Hablar solos nos motiva y nos sirve como propulsor hacia el éxito.

Cuando estás hablando contigo mismo en voz alta, para resolver un problema, no podrás evitar brindarte palabras de aliento. Sin darte cuenta, te estarás dando ánimos para seguir adelante y llevar a buen término lo que estás haciendo.

Por eso es muy bueno hablar solo si estás preparando un examen o si simplemente estás pasando por una situación difícil. En una memorizarás mejor los conceptos, pero en otra lograrás aclarar la mente y ver la solución a tu problema. Si te quedaras en silencio, tal vez te sentirías triste y un poco frustrado.

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Si te encuentras dentro del grupo de personas que habla sola, ¡enhorabuena!

Seguro que con la práctica estás aprendiendo a sacarle todo el partido. Por eso, cuando veas a alguien por la calle hablando solo no le taches de loco. Tal vez esté aclarando su mente, intentando encontrar una idea o una salida a un gran problema

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Sea como fuere, hemos descubierto que nuestra capacidad para hablar no solo está orientada hacia los demás, sino que nosotros mismos podemos utilizarla a nuestro favor.

Después de repetir tantas veces lo importante que es confiar en uno mismo, amarse a sí mismo y ser conscientes de lo que merecemos, ¿no es ya el momento de que empecemos también a hablar con nosotros mismos?
 
No pidas a la suerte lo que solo te dará el esfuerzo

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Pertenece al conocimiento común que para conseguir algo que deseamos con todas nuestras fuerzas, el primer paso siempre es tener la iniciativa de que vamos a esforzarnos para ello.

La suerte puede influir en nuestros logros, pues estamos rodeados de condicionantes y consecuencias de otros actos, pero siempre el esfuerzo será el factor principal.

La voluntad que añadamos a nuestra inteligencia, creatividad o trabajo, por ejemplo, harán que lo que nos propongamos esté un poco más cerca de nosotros, que seamos capaces de realizar los proyectos que más anhelamos.

Confiar en la suerte puede ayudar, pero solo si estamos dispuestos a aprovechar su llegada.


La actitud y la mejor amiga del esfuerzo

Predisponer tu mente a que si nos esforzamos vamos a tener éxito es una idea tan equivocada como la de pensar que la suerte por sí sola hará nuestro trabajo.

Es decir, es muy beneficioso aceptar desde un primer momento que podemos obtener fracaso tras fracaso a pesar de esforzarnos más que cualquier otra persona.

“Si tienes una actitud positiva y te esfuerzas constantemente para dar tu mejor esfuerzo, con el tiempo vas a superar tus problemas inmediatos y encontrará que estás listo para retos mayores.”

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La realidad es que nuestros resultados no siempre son los merecidos y que, además, tenemos que ser conscientes de que no podemos conseguir todo lo que deseamos ni con todo el esfuerzo que podamos llegar a hacer.

Tenemos nuestros límites personales y sociales: el esfuerzo es una gran parte, pero no todo.

Por este motivo fundamentalmente la actitud con la que nos enfrentemos a las cosas que emprendemos es la mejor amiga del esfuerzo: una actitud positiva ante lo que somos capaces de lograr, nos ayudará a reconocer nuestras metas y nos acercará mucho más ellas.

No creer en el esfuerzo nos conduce al conformismo

Hoy en día cada vez somos más propensos a pensar que “el otro” consigue las cosas sin esfuerzo, por “pura suerte”; y que, por eso, tenemos que conformarnos con lo que la vida quiera darnos.

El conformismo llega cuando se acepta que la suerte es más importante que el esfuerzo y el fracaso es positivo porque no se esperaba el éxito.

Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa.”
-M. Gandhi-

Justamente, como bien supo ver Gandhi, nuestra mayor victoria debería ser sabernos conscientes del esfuerzo que hemos empeñado en un proyecto y lo que hemos podido a dar de nosotros mismos.

El resultado es importante,pero nuestro desarrollo personal también lo es.

No creer en el esfuerzo y en lo que hacemos cada día para conseguir los sueños que tenemos en mente solo nos conduce a conformarnos con un tipo de persona que realmente no queremos ser, que no ha alcanzado a realizarse como quisiera.

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La disciplina y la educación de los niños: claves para valorar el esfuerzo
Una de las bases de estas nociones se encuentra en la enseñanza y la forma de inculcar una disciplina para el trabajo en los niños.

Estas son claves primordiales para el crecimiento individual y colectivo de la sociedad: educar a un niño en los principios del esfuerzo le dará las herramientas suficientes para no dejar de superarse a sí mismo como adulto.

“Todos tenemos sueños. Pero para convertir los sueños en realidad, se necesita una gran cantidad de determinación, dedicación, autodisciplina y esfuerzo.”
-Jesse Owens-

El ejemplo siempre es una de las formas más útiles de enseñanza, por lo que si como adultos creemos en el poder del esfuerzo por encima del de la suerte, seremos capaces de transmitírselo a los niños. Así ellos aprenderán a afrontar sus dificultades, a ser menos caprichosos y más constantes, a entender el valor del afán de superación, etc.
 
Lo que me gustaría que la gente entendiera sobre la tristeza

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Lo que me gustaría que entendieras sobre la tristeza es que tengo derecho a sentirla, a vivirla, y a abrazarla sin que por ello me etiquetes de débil. Mi mundo se reconstruirá de nuevo pieza a pieza tras haber enfrentado sus matices y entendido mis demonios.

Estar triste no es estar enfermo, ni tener una depresión, ni habernos dejado vencer cual almas derrotadas por las inclemencias de la vida.

La tristeza es una emoción, un estado de ánimo puntual donde el mundo queda inmovilizado para poder entendernos un poco más. Para profundizar en nuestros vacíos.

La tristeza, a veces, se esconde tras las sonrisas. Es como una eterna pasajera que nos visita por libre voluntad para recordarnos que somos humanos, y que de nuestra debilidad, pueden emerger también muchas fortalezas.

Si bien es cierto que mantener durante un periodo prolongado un estado emocional de componente negativo como es la tristeza, cabe la posibilidad de que derivemos en la indefensión, y en una depresión, no es algo que ocurra siempre.

La tristeza viene y va, y más aún, en ocasiones, aunque intentemos buscarle un origen, hay tristezas que no tienen explicación: aparecen sin más.

Son estados de ánimo decaído que desaparecen al poco, cuando el rumor de la vida nos alcanza de nuevo, con sus ilusiones, con sus días despejados y risas que tampoco tienen ninguna explicación.

Es necesario pues profundizar un poco más en esta emoción tan común a la que no hay que tenerle miedo. Y aún más, no tacharla nunca como sinónimo de debilidad personal.

Buenos días tristeza, hoy me acordé de ti

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Puede que seas de esas personas: de las que se quedan en amargo silencio porque saben que si pronuncian una palabra aparecerán las lágrimas, o decir “que no es nada” cuando la tristeza lo es todo

La tristeza forma parte de nuestra vida, y podemos decir sin equivocarnos que es una de las emociones más comunes a la vez que menos entendidas. Nadie se atreve a decir en voz alta “estoy triste”, siempre preferimos utilizar el disimulo, la máscara…


Y más aún, en ocasiones, si nos atrevemos a comunicarle a alguien que nos sentimos de este modo, lo más habitual es que nos respondan un “!Pues alégrate, total la vida son dos días, sonríe!”. No es lo adecuado.

La tristeza debe entenderse, y pocas veces se resuelve dibujando una sonrisa en el rostro. Aunque de hecho, es lo que hacemos siempre. Veamos ahora esos aspectos esenciales que valdría la pena que todo el mundo comprendiera.

La tristeza es un estado de ánimo con muchos matices

Entendemos la tristeza básicamente como una emoción negativa. Ahora bien, a pesar de que la mayoría de las veces se asocia a algo de componente drástico, como puede ser una ruptura, una pérdida, un fracaso o una decepción, no siempre existe un origen “negativo” como tal.

  • En ocasiones la tristeza es un simple decaimiento, una apatía, una necesidad de estar con nosotros solos, con nuestros pensamientos.
  • Estar triste no se relaciona con tener miedo, con querer huir de algo. Ahora bien, en ocasiones hay quien tiende a mezclar rabia con tristeza (me abandonan y reacciono con rabia, pero más tarde, asumiré la realidad atravesando un tiempo con mis tristeza, con el dolor emocional en este caso).
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Los desencadenantes de la tristeza no siempre pueden definirse

Los desencadenantes que traen la tristeza en ocasiones son muy claros y los hemos citado con anterioridad: pérdidas, fracasos, separaciones, decepciones…

  • Es común que la tristeza aparezca a continuación de una determinada experiencia marcada por la rabia, el miedo… Es el momento en que el cerebro debe “asumir” lo ocurrido, y para ello, debe interiorizar y debe desahogar.
  • Las tristezas pueden aparecer tras un proceso cognitivo. Son esos instantes en que uno valora un aspecto de su vida presente o pasado, y asoman de pronto las emociones negativas.
  • A su vez, la tristeza puede hacer acto de presencia sin que uno entienda muy bien por qué. A veces es una simple bajada de energía, la visita del pesimismo, factores climatológicos o incluso algún problema de salud.
Déjame llorar, déjame vivir mis tristezas pero entiende mi proceso

La persona triste agradece tu presencia, tu apoyo y tu interés, pero nunca le digas que “es bobo o boba por sentirse así”, nunca acentúes mediante la ironía un estado como la tristeza.

  • Es necesario vivir este instante y comprenderlo para ahondar en su origen. Y para ello, si se necesita, pueden recurrirse a las lágrimas: son un desahogo imprescindible.
  • Entender la tristeza supone realizar un viaje al interior, y para ello, necesitamos un tiempo limitado para nosotros mismos. Debemos entender y reconstruir. Necesitamos comprensión y respeto.
  • Toda emoción asumida y entendida supone un paso hacia la recuperación, y por ello, es necesario saber afrontar todas estas tristezas cotidianas. Así pues, no las escondas bajo una máscara, afróntalas antes de dibujar tu vacío con una tibia sonrisa.
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Adiós tristezas, hoy he decidido haceros frente, abrir la ventana y dejaros ir porque he aprendido a ser fuerte, porque hoy me visto de ilusión y nuevas esperanzas.

 
3 cosas que debes recordar cuando vuelvas a tocar fondo

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Tocar fondo no es lo peor que te puede pasar.

Si llegas al fondo es porque ya no puedes caer más, lo cual te abre una doble vía: puedes quedarte ahí, hundido en tu propio dolor -eso es lo peor que te puede pasar- o puedes usar ese fondo para coger impulso y volver a ascender.

Pero sacar fuerzas para tomar ese impulso no siempre es fácil, de hecho la mayoría de las veces es complicado porque la superficie es pequeña y resbaladiza.

Probablemente todos hemos tenido la sensación de tocar fondo alguna vez, ¿verdad?

Si es tu caso, conoces la dificultad de la que te hablo. La vida nos brinda desafíos mentales, emocionales y físicos que nos derriban, que nos hacen sentir desesperados, oscuros y angustiados. Llegado ese punto solo queda una salida, porque más abajo ya no hay nada.

Pero todo esto ya lo sabes. Has caído y has vuelto a emerger. Como el ave Fénix has renacido de tus cenizas. Haber tocado fondo te ha enseñado una importante lección de vida. Pero como ser humano que eres sabes que puedes volver a resbalar.

Puede que el miedo a volver a pasar por una situación similar te paralice y te impida vivir al máximo, frene tus iniciativas o te impulse a encerrarte en tu burbuja.
Sin embargo, eso solo te perjudica a ti. Y acabarás tocando fondo de nuevo, porque el miedo nunca es buen consejero.

“Tocar fondo se convirtió en la base sólida sobre la que reconstruí mi vida”
-JK Rowling


Aprende de las experiencias pasadas

Si estás leyendo esto probablemente es porque estés a punto de sentir que vas a tocar fondo, si no lo has hecho ya.

Y ya sabes que lo que parece un pozo sin fondo con una vertiginosa caída, en realidad sí que tiene un final.

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No niegues lo que ya has vivido y no te avergüences de todo lo malo que has pasado.

Desde el recuerdo del sufrimiento experimentado podrás entender y aplicar mejor las siguientes sugerencias. Cuando vuelvas a tocar fondo recuerda lo siguiente:

--- Siente tu dolor sin apego, no lo reprimas

Deja que las emociones fluyan, date la oportunidad de sentir esa frustración, esa decepción o incluso esa ira que te invade.


Identificar lo que sientes es la única manera de soltar ese el dolor. Si intentas distraerte pensando en otra cosa esas, emociones seguirán creciendo, luchando por encontrar su sitio en tu mente.

Siente tu dolor sin apegarte a él.

Simplemente, déjalo que fluya. No busques soluciones, no busques culpables, no pienses en tomar medidas. Simplemente siente. Al contrario de lo que pueda parecer, esas emociones no te devorarán, sino que pasarán y te dejarán libre.

--- Date un tiempo para reflexionar

Es la reflexión lo que lo cambia todo. Necesitas tiempo para darle un significado lo que has vivido y para entender cómo te ha afectado. Una vez que hayas dejado fluir las emociones, es el momento empezar aliviar tu mente y a aligerar tu corazón. Es el momento de aprender una nueva lección.

Pero reflexionar no implica jugar al juego de las culpas, sino ser conscientes de nuestra responsabilidad, perdonarnos y tomar decisiones positivas que nos hagan más fuertes.

Esto puede llevar más o menos tiempo.

Tómate el que necesites. Solo una reflexión profunda que de como consecuencia un lección aprendida es lo que te ayudará a salir del agujero.

Si en la caída nuestra autoestima ha permanecido sólida, levantarnos va a ser mucho más sencillo.

De esta manera, aprovecha tu caída como una oportunidad para demostrarte ese amor hacia ti mismo. Trátame al menos con el mismo cariño que dispensas a los demás, el que respeta y perdona, el que da una oportunidad, el que no intenta imponer cambios contrarios a lo que se es.

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--- Busca que tu mente fluya

Muchas personas que sienten que han tocado fondo no se permiten desconectar de sus problemas.
Se sientan a pensar y a rumiar sobre todo lo malo que hay en sus vidas.
Pero el hecho de encontrar un obstáculo no significa que no se pueda tomar un desvío y encontrar algo aún más hermoso en el nuevo camino.

Para salir del agujero, en vez de darle vueltas a las cosas, lo mejor es encontrar una actividad que permita que nuestra mente fluya.

Las actividades creativas, la música, el ejercicio o la meditación nos dan la oportunidad de salir un momento del espacio nocivo y saturado en el que nos encontramos para pasar a un nuevo escenario y volver con energías renovadas.
 
4 signos que delatan a una persona insegura

Eva Maria Rodríguez
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Alguna vez has conocido a alguien que te ha hecho sentir inferior, puede que hasta una auténtica piltrafa, a la vez que veías a esa persona como lo máximo que uno podría aspirar a ser en la vida?

Seguro que sí.

Lo más curioso de todo es que, detrás de su actitud de seguridad y grandeza suele encontrarse una persona insegura.

Es bastante habitual que las personas inseguras escondan sus miedos y temores tras una actitud de fingida seguridad, que pasa por hacer sentir a los demás inferiores.
Esto no es falta de humildad, sino que se trata de lo que el Alfred Adler denominó complejo de inferioridad.
No en vano detrás de una persona con complejo de inferioridad se encuentra una persona insegura.

Según Adler, las personas que se sienten inferiores intentan compensar este sentimiento a través de lo que él llama lucha por la superioridad.

La única manera que estas personas encuentran para hacer frente a la incertidumbre de sus capacidades y sentirse bien es haciendo a otras infelices. Para Adler, esta lucha por la superioridad reside en el núcleo de la neurosis.

Inseguridad y narcisismo


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En la actualidad, se cree que esta lucha por la superioridad es una característica del trastorno de personalidad narcisista,
que es una desviación en el desarrollo normal de la propia personalidad que se traduce en una persona que busca constantemente aumentar la autoestima.

En el narcisismo podemos encontrar dos tipos de patrones: el grandioso y el vulnerable.

El narcisista grandioso se caracteriza por la extraversión, la dominación y búsqueda de atención.

El narcisista vulnerable es muy sensible a la crítica o la frustración, hasta tal punto que las críticas pueden llegar a obsesionarle. Además, se hace patente el deterioro de sus relaciones sociales debido a su pretenciosidad y necesidad constante de admiración.

En cualquiera de los casos, cuando se está tratando con alguien que te está haciendo sentir inferior, es muy probable que el narcisismo y la falta de autoestima sean los culpables.

De hecho, aunque el narcisismo no siempre llega a niveles patológicos, sí que puede caracterizar a las personas en mayor o menor medida.


Autoestima y narcisismo

En vez de narcisismo grandioso y narcisismo vulnerable, algunos investigadores creen que se puede caracterizar mejor al narcisismo usando los conceptos de narcisismo abierto y narcisismo encubierto.

Algo que abriría las posibilidades del tratamiento clínico del problema, ya que éste estaría más adaptado al tipo de narcisismo del paciente.

En este sentido, el psicólogo James Brookes, de la Universidad de Derby (Reino Unido), decidió investigar cómo las personas con alta tendencia narcisista se veían a sí mismos en términos de autoestima, autoeficacia y confianza en su capacidad para tener éxito.

Utilizando una muestra de estudiantes universitarios, Brookes analizó la relación entre el narcisismo abierto y encubierto, la autoestima y la autoeficacia.

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Rasgos narcisistas que delatan a una persona insegura

El estudio proporciona algunas pistas que ayudan a definir la personalidad narcisista
y que pueden ofrecer una idea de las formas en que se pueden interpretar las acciones de los narcisistas, con los que nos podemos relacionar mediante el examen de sus inseguridades.

1. Las personas inseguras intentan hacer que tú te sientas inseguro
¿Sueles cuestionar tu propio valor cuando estás con alguna persona en concreto? ¿Esa persona está siempre transmitiendo sus puntos fuertes?

Si eres una persona que por lo general no te sientes insegura, que si cerca de ciertas personas empiezas a dudar o a sentirte inferior, lo más probable es que esas personas estén proyectando sus inseguridades sobre ti.

2. Las personas inseguras necesitan mostrar sus logros
No siempre es necesario que una persona insegura se refuerce a sí misma con un comportamiento que empuje al otro a sentirse inseguro.

Muchas veces, para las personas inseguras es suficiente con alardear de su gran estilo de vida, de su gran educación o de lo fantástica que es su familia. Es su forma de convencerse de que realmente tienen valor.

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3. Las personas inseguras hablan de su propia humildad con demasiada frecuencia

Presumir de humildad es una forma disfrazada de hacerse notar
, de hacer sentir a los demás inferiores y de hablar de supuestos que no todo el mundo puede plantearse o permitirse.

Regodearse en la humildad y en la aceptación de lo que no pudo ser es una característica de las personas inseguras, que las delata en cualquier contexto.

4. Las personas inseguras suelen quejarse de que las cosas no son lo suficientemente buenas

Las personas con gran complejo de inferioridad no sienten que tengan lo suficiente para sentirse afortunados.

Como que en el presente se sienten inseguros, se fijan metas muy altas, con prestigio y que seguramente no van a poder alcanzar para adquirir una notoriedad frente a los demás que no les da sus logros actuales.

De esta manera, mostrarían su superioridad por metas supuestamente superiores, que terminarán reforzando su inseguridad al no alcanzarlas.

Comentarios finales

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Ser capaz de detectar la inseguridad en las personas que te rodean puede ayudar a eliminar todas esas dudas que te atesoras sobre tu propia imagen y tus capacidades.
De esta manera podrás ponerle remedio a esas dudas que las personas inseguras necesitan fomentar en ti para sentirse mejor con ellas mismas.

No ceder ante estas dudas te puede ayudar a cultivar sentimientos de plenitud, tanto en ti como en las personas inseguras que tienes a tu alrededor.

El complejo de inferioridad de esa persona insegura no mejora mientras tú te sientes inferior, sino que es solo un arreglo pasajero. Sin embargo, puede causarte una herida profunda y difícil de curar.

No te dejes pisar.

Es suficiente con que no tomes en serio lo que este tipo de personas te digan.
No adquieras una postura defensiva y de crítica. En su lugar, compadécete de esas personas que bastante tienen ya con lo que tienen.
 
¿Qué dice la psicología sobre la infidelidad?
Dolores Rizo

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La infidelidad es una acción cometida por parte de una de las personas de la pareja, por la cual se rompe uno de los pilares de la pareja, la fidelidad.
Debido a esto, se genera en la relación una desconfianza hacia la persona que rompió un acuerdo establecido entre ambos.

Existen muchos motivos por los cuales uno de los miembros de la pareja llega a ser infiel.

Pero, todos tienen una explicación que desemboca en la insatisfacción personal.

Cuando una persona se siente insatisfecha personalmente, porque tiene conflictos sin resolver, personales o de pareja, la tendencia es la evitación o evasión. Esto genera más insatisfacción e infelicidad. Algo que, por otro lado, se hace cada vez menos soportable

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Las consecuencias de la infidelidad

Como bien hemos dicho, la infelicidad surge fruto de una insatisfacción personal.

Esto es, un sentimiento de infelicidad con la propia vida. Pero, ¿cuándo ha nacido este sentimiento?
En muchas ocasiones, este se arrastra desde mucho antes de conocer a la pareja con quien se ha sido infiel.

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Con frecuencia, la insatisfacción es fruto de miedos, inseguridades e indecisiones, que hacen que la vida vaya pasando sin ningún aliciente ni sentido personal, ya que no existe el atrevimiento de afrontar, resolver y decidir frente a las situaciones que le hacen infeliz a la persona.

En otras ocasiones, la insatisfacción aumenta dentro de la relación de pareja, ya que la pareja no funciona y no se toman decisiones.

Como consecuencia, la pareja mantiene cada vez más una relación distante, fría, y monótona, hacia la cual, la única solución que se intuye es la evitación y el aumento de la insatisfacción.

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Sin embargo, como hemos dicho, la fidelidad es un pilar o base de toda pareja, entre otros pilares de la pareja, que conforman la estabilidad de la misma.

Como tal, romper con ese pilar, pone en riesgo la relación, ya que, entre otras cosas, la infidelidad genera desconfianza. Un valor muy importante y necesario para vivir la pareja como un lugar seguro.

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¿Cuándo es más probable que aparezca la infidelidad?

Dentro de la insatisfacción personal, la persona insatisfecha que llega a la infidelidad, se podría definir como una persona que evita su realidad.

Por lo tanto no se atreve a afrontarla. Quizás por miedos, inseguridades, un bajo autoconcepto personal o, probablemente ,una dependencia emocional de la pareja. No se siente feliz con ella, pero tampoco se imagina sin ella.

Dentro de las etapas por las que pasa una relación de pareja, una de ellas es la de mayor riesgo para que ocurra la infidelidad cuando existe la insatisfacción no resuelta.

Se trata de la etapa de la Autoafirmación.

Aquí surgen las crisis, la mayor parte de ellas por conflictos antiguos no resueltos bien personales o bien sean de la propia pareja.

Es muy importante ser consciente de la insatisfacción personal, por conflictos no resueltos, que haya podido tener nuestra pareja antes de conocernos.Solo así pueden llegar a resolverse.

Ahora bien, si la insatisfacción personal surge o aumenta con la relación de pareja, es conveniente afrontar esta situación. Por lo tanto, hay que buscar soluciones o tomar decisiones de ruptura, para que cada uno busque su camino de felicidad por separado, sin evitar la realidad.

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Para ello, es conveniente la ayuda de un profesional que pueda orientar a la persona infiel a abordar los miedos. Así como la dependencia emocional o la baja autoestima que puede estar sufriendo.

De esta manera, sabrá sacar la valentía y seguridad que le ayudarán a tomar mejores decisiones para llevar una vida mejor, plena y feliz.

Además, al mismo tiempo que resolvemos la insatisfacción personal, retomando la propia vida, evitamos también hacerle daño al otro miembro de la pareja.

En muchos casos, aunque no en todos, es ajeno a las insatisfacciones e infelicidad de su pareja
 
Esa voz en tu cabeza… es tu ego
Raquel Lemos Rodríguez
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Esa voz en tu cabeza que te guía y que toma la palabra cuando te preguntas quién eres… se llama ego.

Pero, ¿sabes qué es en realidad?

El ego es el producto de las emociones, los pensamientos y los recuerdos que has ido acumulando a lo largo de toda tu historia.

Pero, también, tiene que ver con determinadas creencias que hacen que veas la realidad de una determinada manera y que creas que esa es la única verdadera.

El ego tiende a asumir etiquetas, como una nacionalidad o una raza.

También se identifica con todo aquello que tú posees, incluso la imagen que das de cara a la sociedad.

Pero, ¿qué pasa si en algún momento pierdes esto?

¿Qué ocurre si tienes que renunciar a tu nacionalidad porque te vas a otro país o si pierdes tus posesiones?

En el momento en el que todo aquello con lo que te identificabas desaparece, te sumes en un vacío existencial, pues crees que has perdido tu identidad. Este vacío vital ocurre porque te olvidas de que tú no eres esa voz en tu cabeza.

Tú no eres tu ego, aunque tu ego sí forme parte de ti.

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¿Cuál es la función de esa voz en tu cabeza?

Quizás estés pensando que si el ego es, de alguna manera, “negativo”, ¿por qué está ahí y por qué nos resulta tan difícil evitar que dirija nuestra vida?

Lo cierto es que el ego no es más que un mecanismo para sobrevivir en la sociedad en la que nos ha tocado vivir. Porque ya desde que nacemos, inconscientemente, vamos construyendo nuestro ego.

¿Qué hacen los progenitores en cuanto tienen un bebé?

Le ponen un nombre, primera identificación. Después, ese bebé empieza a crecer y comprende que hay palabras posesivas como “mío” que le permiten poseer cosas e identificarse con ellas “este muñeco es mío, no tuyo”.

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Cuando sigue creciendo, su entorno le enseña reglas y costumbres, comprenderá qué es lo que puede y lo que no puede hacer y empezará a comportarse de una manera determinada.

Además, también se empapará de las creencias que predominen en su familia “todos los hombres son iguales”, “si dices que no a todo, las personas no te querrán”…

Esa voz en tu cabeza te permite sobrevivir, aprendiendo las reglas del juego que rigen la vida de una manera rápida para, así, poder adaptarte.

Sabes que de esta forma puedes conseguir que te amen y que los demás te presten atención. Sin embargo, el ego busca siempre en el exterior, haciéndote creer que necesitas parejas, muchos amigos y la aprobación externa para ser feliz.
Pero, en realidad, esto no es así.

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Detrás del ego, está tu verdadero yo

Para romper con esa identificación con el ego, es importante que reflexiones sobre la diferencia que hay entre lo que pueda dictarte esa voz y la persona que eres en realidad
.

Cada vez que juzgues a alguien o que te compares con alguien, tienes que saber detenerte y decir “espera, este no soy yo, esto solo es lo que dice mi ego que soy”.

-- Es esa voz en tu cabeza la que te va a gritar “aquel es mejor que tú”, la que te va a hacer sentir poco válido y la que te va a ayudar a cultivar una baja autoestima.

-- Es esa voz la que propiciará que siempre te sientas inseguro, incluso en aquellas situaciones en las que sabes que eres bueno, que tienes potencial. Es con esto con lo que te tienes que quedar.

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Detrás del ego, está tu yo.

Un yo al que no sueles escuchar, pero que grita mucho, créeme. Un yo que te dice “deja a esa pareja que te maltrata”, pero cuya voz de tu ego hace apenas audible con pensamientos como “¿qué será de ti a tu edad y sin pareja? Mejor, déjate estar”.

A pesar de que esa voz en tu cabeza te ha permitido sobrevivir desde que has nacido para adaptarte a la sociedad en la que te ha tocado vivir, hay una línea a partir de la cual deja de ayudarte y se pasa al bando enemigo.

Así, salvo que la eduques, siempre que pueda hará que te compares, que sientas que son los demás los que pueden hacerte feliz o infeliz… Además, a medida que pasen los años, probablemente, esa identificación se hará más fuerte.

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Haz todo lo contrario. Desvincúlate de él, cuestiónalo.

El ego, en ocasiones, es un gran mentiroso e identificarte con él es un gran error.

No será fácil conseguir que se haga un lado a un lado, restarle autoridad a su voz; de hecho, puede que incluso te haga dudar de si puedes ser algo sin él. Tápate los oídos. El ego en muchas ocasiones solo es un farsante, la voz de tus miedos.
 
5 tipos de personas solteras
Raquel Lemos Rodríguez

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Se tienden a analizar las relaciones de pareja, pero ¿qué ocurre cuando nos convertimos en personas solteras?

La soltería también nos define, habla de nosotros, de cómo somos, de cómo percibimos el mundo y, como no podría ser de otra manera, de cómo vemos las relaciones de pareja.

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Los motivos por los que una persona está soltera pueden ser varios.

Quizás lo ha pasado mal en sus relaciones y se encuentre mucho mejor sola o, tal vez, quiera estar soltera por propia voluntad.
No olvidemos que son muchas las personas que aún ven la soltería como un estado antinatural, extraño y para nada buscado.

Sin embargo, no todos están de acuerdo en esto.

Hoy descubriremos algunos tipos de personas solteras con las que te puedes o no sentir identificado. Los motivos por los que se encuentran en este estado son diversos y variados. Cada una tiene sus propias experiencias que la han llevado a decidir estar solteras.

1. Personas solteras por malas experiencias

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En este primer tipo se encuadran todas esas personas que debido a sus malas experiencias en el amor han decidido dejar el “estar en pareja” a un lado y pasar a centrarse en ellas mismas. Pensar en tener de nuevo una pareja les provoca rechazo, incluso cansancio.

Normalmente, estas personas han pasado por experiencias muy difíciles. Tal vez, su pareja le haya sido infiel, haya mantenido una doble vida, optó por desaparecer de un día para otro, se convirtió en una persona maltratadora

No podemos negar que estas situaciones impactan y dejan una marca en la persona que las sufre. En ocasiones, se llega hasta tal extremo que se desarrolla hasta filofobia, una fobia cuyo mayor miedo es el de enamorarse de otra persona.

2. Personas solteras por falta de autoestima

Hay personas que tienen una gran falta de autoestima, y esto les lleva a devaluarse en todos los aspectos de su vida, incluido el sentimental. Creen que no son dignas de ser amadas, que la persona que esté a su lado estará perdiendo el tiempo con alguien que no vale la pena.

En muchas ocasiones, consideran que no son lo suficientemente atractivas como para gustarle a nadie, por lo que optan por no cuidarse y esconderse de los demás. De esta manera, se muestran tímidas e, incluso, rechazan a posibles pretendientes.

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3. Personas solteras por el deseo de independencia

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Las personas solteras que aman su independencia huyen de cualquier vínculo que los pueda atar a otra persona. Ellas adoran tener su propio espacio que incluye casa, coche, horas a solas, no rendirle cuentas a nadie, no tener obligaciones con la pareja…

Pero, dentro de las personas solteras de este tipo se pueden encontrar dos subtipos que tienen mucho que ver y que resultan una consecuencia de esta necesidad de independencia:

  • Personas solteras por autosuficiencia: estas personas creen que son autosuficientes y que no necesitan a nadie más que les aporte nada diferente, por lo que tener pareja es algo que les resulta bastante indiferente. Estas personas suelen pasar mucho tiempo en soledad, pero porque así lo desean. Sus hábitos son tan solitarios que contradicen el propio hecho de estar en pareja.

  • Personas solteras por aislamiento: se podrían enmarcar en el subtipo anterior, pero en este caso la soledad no es de su agrado. Este tipo de solteros quiere romper con esta dinámica, aunque les resulta tremendamente complicado. Han estado tanto tiempo aislados de los demás que han perdido las habilidades sociales necesarias para relacionarse.

4. Personas solteras fieles a sus ideologías

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Son personas que defienden ciertas ideologías y esto las mantiene solteras. Tiene mucho que ver con la visión que tenemos sobre el mundo y las relaciones, en general. Todo esto condicionará nuestras relaciones de pareja.

Por ejemplo, la religión es un lazo muy fuerte y, en ocasiones, puede invitar a las personas a mantenerse solteras hasta que encuentren a la adecuada. Una búsqueda un tanto difícil, ya que tu pareja debe compartir la misma visión que tienes tú sobre las relaciones.

En el caso de que existan diferencias, sufrirás una gran presión por parte de tu ideología y por parte de lo que en verdad deseas o quieres. La ansiedad, la preocupación y el estrés aflorarán, sin ninguna duda, en las personas que se encuentran en este tipo de soltería.

5. Personas solteras pesimistas

Existe un último tipo de solteros, los solteros pesimistas, que ven el mundo de las relaciones como algo turbio y oscuro.

Esto no quiere decir que no disfruten de estar en pareja, pero sí que piensan que, en realidad, estar en pareja no les aporta nada.

Todo el placer que sienten y todo lo que les aporta consideran que son meras creencias que ellos construyen sobre la propia relación. Pero, viéndolo de una forma más frívola, con una mayor distancia, creen las relaciones son un “sin sentido”.

Los solteros pesimistas también pueden ser aquellos que creen que jamás encontrarán a esa persona que en verdad les complementa.

Mientras que los anteriores solteros pesimistas son más fríos, estos viven con el terrible peso de que no existe para ellos esperanza alguna con respecto a las relaciones.

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Estar soltero: una elección

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En definitiva, lo que hemos querido resaltar es que nuestras experiencias, dónde hayamos nacido, qué nos han inculcado y cómo vemos el mundo influyen mucho en nuestras relaciones.

Eso sí, estar soltero no es nada negativo, siempre y cuando no te encuentres dentro del tipo de solteros con falta de autoestima.

Estar soltero es una elección totalmente válida. Es más, muchas personas deberían aprender a estar solteras para evitar tener que depender de los demás.

De esta manera, aprendes a estar contigo mismo, a conocerte, a no necesitar a nadie más que a ti.
 
El orgullo, ese gran generador de conflictos
Fátima Servián Franco
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Como en todos los conceptos, o como todo en la vida, nunca hay categorías definitivas ni definiciones absolutas.

Esto ocurre con el orgullo, que puede ser bien o mal utilizado.

En psicología se han definido dos tipos de orgullo, el positivo y el negativo.

Al orgullo positivo se le llama autoestima y autoconfianza, y al negativo soberbia.

El orgullo positivo es necesario para sentirnos seguros y llevar una vida equilibrada, valorarnos en nuestra justa medida, situarnos en nuestra existencia y estar orgullosos de ella: esto es algo absolutamente sano.

El segundo orgullo, el que nos aleja y eleva del mundo, va a ser el mejor generador y “atascador” de conflictos que podemos tener.

El lado negativo del orgullo es definido como el exceso de estima hacia uno mismo y hacia los propios méritos, por los que la persona se cree superior a los demás.

Este tipo de orgullo nos incapacita para reconocer y enmendar nuestros propios errores y pone de manifiesto la falta de humildad.

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La humildad, cualidad contraria al orgullo, es lo que nos permite adoptar una actitud abierta, flexible y receptiva para poder aprender aquello que todavía no sabemos.

Las personas orgullosas trasmiten muchas quejas mentales debido a su ego exagerado, quejándose de personas, situaciones, tiempo, del país, etc. Esto inevitablemente les hará ir saltando de un conflicto a otro.

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Cuando el orgullo se transforma en soberbia

La palabra soberbia proviene del latín superbĭa y es un sentimiento de
valoración de uno mismo por encima de los demás, sobrevaloración del yo respecto de otros.

Se trata de un sentimiento de superioridad que lleva a presumir de las cualidades o de las ideas propias y menospreciar las ajenas.

Se puede decir que el orgullo puede derivar en soberbia.

La soberbia es una actitud orgullosa que encuentra su definición en la osadía de aquella persona que se envanece a sí misma.

La soberbia, que nos lleva a sentirnos superiores cada vez que nos comparamos con alguien, pone de manifiesto un complejo de inferioridad.

De ahí surge la prepotencia, con la que tratamos de demostrar que siempre tenemos la razón. También empleamos la vanidad, haciendo ostentación de nuestros méritos, virtudes y logros.

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Estas personas pueden ser muy intolerantes ideológicamente
, aferrándose a una postura única y no permitiendo ninguna aportación ajena.

Su capacidad de autorreconocimiento es muy baja, así como muestran una gran resistencia a pedir perdón y al cambio personal: no piensan en el cambio porque piensan que lo hacen bien.

Presentan un endurecimiento emocional, una distancia emotiva. Difícilmente olvidan una ofensa. Estas características bloquean las relaciones interpersonales.

Honestidad para derribar a nuestro orgullo

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La honestidad puede resultar muy dolorosa al principio, pero a medio plazo es muy liberadora.

Nos permite afrontar la verdad acerca de quiénes somos y de cómo nos relacionamos con nuestro mundo interior.

Así es como iniciamos el camino que nos conduce hacia nuestro bienestar emocional.

Cultivar esta virtud tiene una serie de efectos terapéuticos.

--- En primer lugar, disminuye el miedo a conocernos y afrontar nuestro lado oscuro.

--- También nos incapacita para seguir llevando una máscara con la que agradar a los demás y ser aceptados por nuestro entorno social y laboral.

--- A su vez, esta cualidad nos impide seguir ocultando debajo de la alfombra nuestros conflictos emocionales.



La honestidad nos da fortaleza para cuestionarnos, identificando la falsedad y las mentiras que nos amenazan, como tentaciones, desde nuestro interior.

En la medida que la honestidad se va integrando en nuestro ser, nuestro orgullo se irá desvaneciendo al no tener que representar papeles, con el fin de dar la imagen de alguien que no somos.

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El falso altruismo: la emboscada del narcisista

Valeria Sabater
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El falso altruismo da forma a una de las hipocresías más dañinas y comunes
.

Se dice de aquellos que van de salvapatrias: personas que realizan favores no para hacer el bien, sino para nutrir su propio bienestar.

Estamos sin duda ante la clásica emboscada del narcisista, ante quien es capaz de manipular al “ayudado” hasta sumirlo en una auténtica esclavitud emocional.

Por curioso que nos parezca, son muchos los psicólogos que nos advierten de algo importante sobre lo que reflexionar.

El altruismo puro y desinteresado no es siempre algo natural.

No todos estamos conectados por una empatía auténtica a pesar de que tenemos claro que el comportamiento cooperativo como tal nos ha permitido sobrevivir como especie.


El falso altruismo convive de forma abierta entre nosotros. Hay quien muestra amabilidad extrema, interés y atención hacia nosotros con el fin último de conseguir algo a cambio.

Lo hacen los políticos, lo hacen algunos de nuestros familiares y lo hacen también los directivos con sus empleados porque saben que la [URL='https://lamenteesmaravillosa.com/amabilidad-regalo-merece-compartirse']amabilidad
y el interés mejoran la eficacia.

Hasta que claro está, llega ese día en el que el empleado enferma o tiene una emergencia familiar y el altruismo de su jefe, sencillamente, se esfuma.[/URL]

Existen, como vemos, múltiples intereses velados tras esos actos de aparente empatía solidaria que deben mantenernos alerta.

Es más, también nosotros podemos estar desplegando muchas de esas conductas inconscientes que perfilan al fin y al cabo a la personalidad narcisista, esa que a veces ni siquiera percibimos.

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El falso altruismo y la sociedad narcisista

Imaginemos a una madre o a un padre de familia volcado en exclusiva en la atención de sus hijos. Estos ya son mayores, están emancipados e intentan, a duras penas, marcar cierta distancia respecto a esa figura a instantes intrusiva, que bajo la necesidad de prestar ayuda, no deja espacios ni libertad.

Esa madre o ese padre son conscientes de que ese hijo puede valerse solo perfectamente; sin embargo, necesita estar al frente de esa atención continua para sentirse mejor, para validarse.

Esto es algo tan común que no es extraño que lo hayamos visto en algún allegado o vivido en carne propia.

Sin embargo, la realidad puede ser mucho más compleja si alzamos la vista un poco más allá de nuestro entorno familiar.

Una buena parte de nuestra sociedad practica ese falso altruismo nutrido por el narcisismo propio.

Por otra parte, desde la sociología nos señalan que nuestro mundo es cada vez más narcisista y que la generación del “yo y solo yo” no hace más que expandirse.

Puede resultar sin duda desalentador, pero nuestras redes sociales, los canales de Youtube o tantas y tantas cuentas personales de Instagram ensalzan esa necesidad última por clamar un evidente “eh, aquí estoy yo”, atiéndeme, sígueme, dame un “like”, aliméntame con refuerzos positivos.

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Por otro lado, no faltan tampoco muchos de esos famosos que a través de sus redes sociales nos muestran sus actos altruistas, sus compromisos con diversas causas sociales o sus colaboraciones con diversas organizaciones, ONG´S…

La gran parte de las veces se trata solamente de vender una imagen.

Practican un falso altruismo con el fin de convencernos de sus bondades para que nuestros filtros no empañen ni distorsionen esas atribuciones ideales que hacemos de ellos/as.

Un caso concreto, el caso Bill Gates

Un caso concreto sobre el que reflexionar sobre si fue falso altruismo o empatía solidaria, fue el relacionado con Bill Gates
.

Hubo una época en que empezaron a salir diversos informes sobre la falta de filantropía de una de las personalidades más reconocidas y millonarias de nuestro planeta.
Microsoft ganaba una cantidad ingente de dinero y no dedicaba ni una pequeña parte a causas sociales. Después de casarse, Gates y su esposa crearon la “Fundación Bill y Melinda Gates”, una de las que más dinero aporta en la actualidad a diversas áreas sociales, de la salud y la educación.

No hay duda de que tal vez, el propio Gates reflexionara sobre la necesidad de contribuir a este tipo de causas y sacar algo bueno para la sociedad y el mundo en general.
En este caso hablaríamos de empatía solidaria.

Puede también que sus asesores consideraran que ese compromiso ético era más necesario con tal de mejorar la imagen de la firma.

Por otro lado, puede también que llegara un momento en que el propio Gates necesitara aportar esa contribución económica con el único objetivo de sentirse bien consigo mismo. El reconocimiento social que podría obtener por ello era algo que le satisfacía. En este último caso, estaríamos hablando de falso altruismo.

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Las 5 claves del falso altruismo

Tal y como hemos podido ver, lo más deseable para nuestra sociedad es esa dimensión que todos deberíamos practicar a diario: la empatía solidaria.

Amin Maalouf, conocido escritor franco-libanés y experto en problemas sociales, discriminación y conflictos étnicos nos señala que educar en empatía desde la infancia nos ayudaría a construir una humanidad más solidaria. Sin embargo, las dinámicas actuales nos empujan cada vez más hacia un narcisismo entrópico y dañino.

El falso altruismo está ahí, reflejando una práctica más de la personalidad narcisista y que por tanto debemos saber reconocer. Estas serían sus principales características:

  • Este tipo de altruismo, con sus actos de falsa o interesada bondad, se rige siempre desde una posición de poder. “Yo soy superior a ti y mi generosidad, lo quieras o no, te supedita a mí”

  • En ocasiones, practican una forma de ayuda casi compulsiva con el fin de cuidar y abrillantar su “ideal del yo”.

  • Muchas veces, con su altruismo, intentan darnos a entender que, si no fuera por ellos, nosotros no seríamos capaces de sobrevivir o de solucionar nuestros problemas.

  • Asimismo, no podemos olvidar que son grandes manipuladores. Chantajean y manipulan al “ayudado” hasta situarlo en auténticas emboscadas emocionales.
Para concluir, a pesar de que todos somos importantes, únicos y excepcionales, no olvidemos nunca nuestro compromiso con los otros, nuestro sentido de cooperación y el gran valor que puede suponer practicar una auténtica empatía solidaria, sin oscuros intereses velados.
 
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