PREHISTORIA- Los infinitos enigmas de la Cueva de La Pileta

ENIGMA PREHISTÓRICO
3D para investigar las misteriosas esferas de piedra encontradas en tumbas prehistóricas
Una investigación quiere descifrar cómo los prehistóricos pudieron elaborar estas esferas de piedra y para qué las usaron. Para averiguarlo investigarán con alta tecnología 3D


Foto: Esfereoides de Ubeidiya, Israel. (S. Titton / IPHES)


Esfereoides de Ubeidiya, Israel. (S. Titton / IPHES)


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EFE
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TECNOLOGÍA
PREHISTORIA

09/03/2020


Un equipo científico formado por investigadores catalanes e israelíes, dirigidos por el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), intentan aclarar el misterio que rodea la presencia de las bolas de piedra de alrededor de 1,5 millones de años halladas en algunos yacimientos.

La investigación, financiada por la Fundación Gerda Henkel, quiere descifrar cómo los prehistóricos pudieron elaborar estas esferas de piedra y para qué las usaron, y para averiguarlo investigarán con alta tecnología 3D, según han avanzado fuentes del IPHES.

El hallazgo entre herramientas de industria lítica de los períodos Olduvayense y Achelense, los más antiguos de la humanidad, de bolas de piedra con una antigüedad de alrededor de 1,5 millones de años ha desconcertado a los investigadores porque, aunque hace más de medio siglo que se estudian, se desconoce cómo y por qué se les dio esta forma, ni para que se usaban.

Algunos científicos opinan que se manufacturaron mientras que otros sostienen que su forma se obtenía de manera accidental, a partir de actividades de percusión.

Ahora, este equipo de especialistas catalanes e israelíes intentará encontrar respuestas a todas las preguntas que plantean los esferoides, a partir del análisis de 200 piezas de estas características encontradas en Ubeidiya (Israel).

Algunos científicos opinan que se manufacturaron mientras que otros sostienen que su forma se obtenía de manera accidental, con percusión

El objetivo es averiguar si están manufacturadas intencionalmente, si son fruto de su uso intensivo por percusión o si se utilizaban de manera marginal como martillos. Para ello, harán diferentes experimentos y según los resultados se podrá saber si las esferas son fruto de una alta complejidad cultural y planificación mental o no.


El proyecto
El proyecto, denominado 'TheLower Paleolithic Spheroids Project - LPSP', está dirigido por Deborah Barsky, investigadora del IPHES y profesora Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, en colaboración con el Laboratorio de Arqueología Computacional de la Hebrew University of Jerusalem (Israel) y del Tel Hai College (Alta Galilea).



Imagen de una de las esferas digitalizadas. ('TheLower Paleolithic Spheroids Project / LPSP)




Los investigadores aplicarán las nuevas metodologías analíticas que ofrece el Laboratorio de Arqueología Computacional (CAL) del Hebrew University of Jerusalem (Israel) para estudiar un conjunto de más de 200 herramientas esferoidales de roca caliza del yacimiento de Achelense antiguo de Ubeidiya (Israel) con el objetivo de desarrollar un holotipo metodológico para futuras interpretaciones.

En una primera fase, Barsky ha viajado a Jerusalén para crear modelos de los artefactos digitalizados en 3D de alta precisión para el estudio de morfometría geométrica. La siguiente fase del proyecto consistirá en reproducir experimentalmente las morfologías esferoides mediante la misma piedra caliza que el conjunto de Ubeidiya y recopilar datos computacionales obtenidos a partir de la reproducción digital tanto de los esferoides arqueológicos como los experimentales.

 
Encontrado un dinosaurio carnívoro más pequeño que un colibrí conservado en ámbar
El Oculudentavis, hallado en un yacimiento de Myanmar, vivió hace casi cien millones de años en una región donde se han descubierto más de 1.000 nuevas especies conservadas en resina


Cráneo del Oculudentavis conservado en ámbar


Cráneo del Oculudentavis conservado en ámbarLIDA XING



DANIEL MEDIAVILLA
12 MAR 2020

En lo que hoy es el norte de Myanmar se han encontrado minas de ámbar que han conservado un mundo perdido desde hace 99 millones de años. En aquel tiempo, infinidad de animales quedaron atrapados mucho antes de pudrirse en la resina que fluía de los árboles, conservando su anatomía con un grado de detalle excepcional. Según contaba un artículo de Science, solo en 2018 se publicaron los descubrimientos de 321 especies conservadas en ámbar de Birmania. En total se han encontrado más de 1.000.

En esta región del mundo se ha hallado también una criatura que se presenta en la revista Nature. Se trata de un cráneo diminuto de dinosaurio, el de menor tamaño conocido de toda la era Mesozoica, el tiempo de estos animales que se han hecho famosos por su tamaño descomunal. El Oculudentavis khaungraae, como se le ha bautizado, era parecido a un ave, pero tenía ojos similares a los de un lagarto, con rasgos que sugieren una pupila pequeña, algo que indica que estaba preparado para vivir durante el día.

Una segunda característica que destacan los autores, un equipo internacional de científicos de universidades chinas y norteamericanas, son los pequeños dientes del animal, un rasgo que ya no tienen las aves modernas, pero que comparten muchos de sus ancestros del Mesozoico. Sin embargo, según puntualiza en otro artículo de Nature Roger Benson, de la Universidad de Oxford, el Oculudentavis tenía más dientes que otras aves de su época y llegaban hasta la parte de atrás de su mandíbula, justo debajo del ojo. Esta disposición indica que el nuevo espécimen era un depredador que se alimentaría de pequeños invertebrados. Esta dieta hace diferente a esta especie de colibrí dinosaurio de otras pequeñas aves modernas, como el pájaro mosca, que con sus cinco centímetros y dos gramos de peso es el ave más pequeña que se conoce y se alimenta de néctar.



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El Oculudentavis estaría a medio camino entre las aves del Cretácico, el periodo que acabó hace algo más de 66 millones de años con la caída de un asteroide, y dinosaurios como el Archaeopteryx, el famoso animal alado que vivió en el Jurásico, hace 150 millones de años.

Los restos conservados en yacimientos de ámbar como los de Myanmar tienen muchas ventajas respecto a los que quedan fosilizados en otros minerales, sobre todo si los animales son pequeños. La resina impregna el cadáver de tal forma que no destruye algunas partes frágiles como la piel o las plumas.

Por último, el propio tamaño del Oculudentavis dice algo sobre el entorno que vivió hace casi 100 millones de años. La miniaturización es algo que suele estar relacionado con la vida en entornos aislados así que es probable que el pedazo de ámbar que cubrió a este animal se formó en una isla en el mar que se extendía al norte de la India cuando el subcontinente aún no se había encajado en el lugar del mundo que ocupa hoy.

Además de servir para reconstruir la historia de la era de los dinosaurios, los yacimientos de ámbar de la región son una fuente de ingresos por la que pelean facciones enfrentadas en la región de Kachin. Según Science, gran parte del ámbar repleto de especímenes de gran valor se introduce por contrabando en la cercana ciudad china de Tengchong, donde se vende a científicos, joyeros y coleccionistas. En algunos casos, especímenes tan valiosos como el Oculudentavis pueden acabar colgando del cuello de alguien que no conoce su significado.

 
La dieta de los ibéricos prehistóricos se basaba en los cereales y, solo para la casta, también en la carne
El análisis atómico de restos humanos, animales y vegetales permite saber qué comían los pobladores de la cultura de El Argar


Recreación 3D de La Bastida, cerca de la actual Totana (Murcia), uno de los principales asentamientos de la cultura argárica.


Recreación 3D de La Bastida, cerca de la actual Totana (Murcia), uno de los principales asentamientos de la cultura argárica.DANI MÉNDEZ-REVIVES



MIGUEL ÁNGEL CRIADO
11 MAR 2020
Hace más de 4.000 años floreció en el sureste de la península Ibérica la cultura de El Argar, una de las más avanzadas y complejas de Europa. Apoyadas en la metalurgia y la agricultura, emergieron unas de las primeras ciudades del occidente europeo con división del trabajo y un reparto desigual de los recursos entre unas incipientes clases sociales. Ahora, el análisis atómico de restos humanos, animales y vegetales ha permitido saber qué comían y, por la dieta, saber más de cómo vivían y por qué la cultura argárica desapareció casi de repente.

Desde que Luis Siret, ingeniero de minas belga metido a arqueólogo, y su hermano Enrique excavaran El Argar, cerca del Antas (Almería), en el último cuarto del siglo XIX, fueron emergiendo una serie de asentamientos como los de Gatas, Fuente Álamo o La Bastida. Todos tienen en común estar situados en puntos elevados, fácilmente defendibles y desde los que se controlaban los valles en los que se cultivaba el cereal que los sustentaba. En todos emergió una estratificación social que se puede comprobar en que no se enterraba igual a todos los muertos. Mientras a unos los han hallado con armas y joyas, a otros los desenterraron con sus aperos y, a la mayoría, ni eso.

Ahora, un grupo de prehistoriadores y arqueólogos han usado el análisis de isótopos de nitrógeno y carbono como ventana a aquel pasado. Ambos son los elementos químicos básicos en cualquier materia orgánica, que haya tenido vida. Pero no todo el nitrógeno o el carbono es igual. Hay átomos de uno y de otro con diferente cantidad de neutrones en su núcleo, es decir isótopos. El caso más conocido quizá sea el del carbono-14, usado como marcador cronológico por los científicos. Es un isótopo del carbono-12, mucho más abundante. En el caso del nitrógeno, es el nitrógeno-14 el que más abunda en la naturaleza, con más del 99%.

Los pocos enterramientos con ajuar contienen los restos humanos con mayores niveles de nitrógeno en el colágeno, indicativo del consumo de carne

“Pero hay determinada proporción de nitrógeno-15 y su ratio varía en función del compuesto orgánico de que se trate”, explica el catedrático de la Universidad de Lleida y coautor del estudio, Jordi Voltas. Sobre esta base, investigaron la proporción de los distintos isótopos en el colágeno obtenido de las costillas de 75 individuos desenterrados en los yacimientos argáricos de Gatas (cerca de Turre, en Almería) y de La Bastida (Totana, Murcia). Ni los carbohidratos ni las grasas tienen carbono, solo las proteínas. Así que analizando el colágeno con un espectrómetro de masas podrían determinar el origen vegetal o animal de esas proteínas.

Los resultados del trabajo, publicado en PLoS ONE indican que los argáricos se alimentaban fundamentalmente de cereales, en especial de cebada, que suponían en torno al 75% de la dieta. Combinando las variaciones isotópicas en el colágeno con el resto de información que ya tenían de cada resto humano, los científicos pudieron extraer además otras conclusiones. Una de las más consistentes es que hombres y mujeres comían lo mismo, no había diferencias de género. Otra es que sí las había de clase.

En el yacimiento de La Bastida hay identificados cuatro enterramientos, de hombres y mujeres, que debieron ser importantes por el ajuar que les acompañó en su viaje eterno. Hay otro reducido grupo de enterramientos en los que hay herramientas y algún arma. Pero en la mayoría de ellos solo hay huesos. Además, en la colina no se han encontrado aperos agrícolas y sí muchos utensilios para la molienda del grano. Todo esto sugiere una estratificación social que se prolonga hasta después de la muerte, con una cúspide, una amplia clase urbana y una aún mayor, quizá de esclavos, que era la que se encargaba de cultivar la tierra.

“Los representantes de la élite de La Bastida presentan valores de carbono-13 y nitrógeno-15 en el extremo superior del total del yacimiento”, comenta la investigadora del Centro de Arqueometría Curt Engelhorn de Mannheim (Alemania) y coautora del estudio Corina Knipper. “Debido al fraccionamiento isotópico a lo largo de la cadena alimenticia, valores elevados, en especial de nitrógeno-15, indican un mayor porcentaje de proteínas de origen animal”, añade Knipper.

Para la investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y coautora del estudio Cristina Rihuete, todo indica que “el acceso a la carne estaba reservado para la élite”. Rihuete forma parte del Grupo de Investigación en Arqueología Social Mediterránea de la UAB, que lleva décadas estudiando la cultura de El Argar. Gracias al análisis de isótopos en los restos orgánicos han podido encajar alguna de las piezas que faltaban en el puzzle argárico.

“La dieta va empeorando, la aportación de la carne desaparece en favor de los vegetales. Y ya en los siglos XVII y XVI [aC] se hace común el estrés metabólico.

CRISTINA RIHUETE, UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA Y COAUTORA DEL ESTUDIO

Así, han podido comprobar que el destete de los niños no se producía hasta pasados el año y medio o dos años. Los isótopos alumbran aún otro misterio. Casi la mitad de las tumbas de los yacimientos de Gatas y La Bastida estaban ocupadas por niños, la mayoría de corta edad. De la lectura isotópica de sus restos, se deduce que algunos debieron pasar hambre o, como lo llaman los científicos en el estudio, estrés metabólico. Pero ese estrés se concentra en las fases más tardías del yacimiento.

“La dieta va empeorando, la aportación de la carne desaparece en favor de los vegetales. Y ya en los siglos XVII y XVI [antes de la era actual] se hace común el estrés metabólico”, dice Rihuete. Este empeoramiento de la dieta desvelado por los cambios isotópicos estaría relacionado con una sobreexplotación de los recursos agrarios. “Se redujo la diversidad y la cebada, que aporta menos nutrientes, domina sobre el trigo”, añade. Todo en la dieta y sus cambios ayuda a explicar que, para el 1550 antes de esta era la cultura argárica colapsó.

 
Los Millares, la ciudad de la Edad del Cobre que nació al calor de los muertos
Un estudio de la Universidad de Granada demuestra que unas 1.000 personas se asentaron en el enclave almeriense para estar cerca de la necrópolis de sus antepasados



MARGOT MOLINA
Sevilla -
03 MAY 2020


Reconstrucción de la necrópolis y poblado de Los Millares (los tres espacios amurallados interiores), de Iñaki Dieguez Uribeondo.



Reconstrucción de la necrópolis y poblado de Los Millares (los tres espacios amurallados interiores), de Iñaki Dieguez Uribeondo.



“La primera gran ciudad de la Prehistoria en la península Ibérica fue Los Millares donde hace 5.000 años se establecieron unas 1.000 personas atraídos por el carácter sagrado de la necrópolis preexistente. Eran pobladores de la comarca que sintieron la necesidad de estar cerca de sus antepasados. La monumentalidad y complejidad del asentamiento en ese momento de la historia fue excepcional”, ha explicado el investigador del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada (UGR) Gonzalo Aranda, autor principal de un estudio de datación a través del carbono 14 que esta semana ha publicado la revista Archaeological and Anthropological Sciences.

Esta investigación viene a corroborar las hipótesis que se barajaban hasta ahora sobre el tamaño demográfico que alcanzó el yacimiento durante la Edad del Cobre y para el que se ha lanzado una campaña de apoyo ciudadano para solicitar que se declare Patrimonio Mundial por la Unesco.

“El tamaño medio de los asentamientos en la península hace 5000 años solía ser de unas 200 personas. Para encontrar una ciudad tan poblada como la de Los Millares en Almería tenemos que esperar un milenio, ya en la era argárica, cuando en La Bastida (Totana, Murcia) se registra una concentración humana parecida”, apunta el arqueólogo que desde 2012 forma parte del grupo de investigadores de la UGR que trabaja en un programa de dataciones para estudiar la cronología de las construcciones megalíticas del sur peninsular. Objetivo que les condujo al estudio de Los Millares, uno de los yacimientos arqueológicos de la Edad del Cobre más importantes de Europa Occidental.

El Enclave Arqueológico de Los Millares, ubicado en Santa Fe de Mondújar, a escasos kilómetros de la costa mediterránea y abierto al público, conserva 80 monumentos funerarios megalíticos, tholos, que ocupan un área de 13 hectáreas y junto a la necrópolis están los vestigios del asentamiento en cuatro recintos concéntricos delimitados por murallas que ocupan seis hectáreas, además de 13 pequeños poblados diseminados denominados fortines.

“La datación de la muerte de los individuos sepultados en los tholos a partir de las pruebas de radiocarbono que hemos realizado nos permite situar cronológicamente la construcción, uso, reutilización y abandono de la necrópolis de Los Millares”, afirma Aranda. Según los resultados de esta nueva investigación, los primeros enterramientos se realizaron entre el 3220−3125 antes de Cristo (hace unos 5200 años) y los últimos entre el 2390−2295 a. C.; por lo tanto la necrópolis estuvo en uso casi un milenio, se desprende del estudio publicado por Archaeological and Anthropological Sciences liderado por Aranda y realizado también por Lara Milesi y Margarita Sánchez Romero, ambas de la UGR, y con la colaboración de Marta Díaz-Zorita de la Universidad de Tübinguen (Alemania) y Derek Hamilton, del Centro de Investigación Ambiental de las Universidades Escocesas.





Sepultura 1 del yacimiento megalítico de Los Millares, en Almería.



Sepultura 1 del yacimiento megalítico de Los Millares, en Almería.



“Los Millares ya era un sitio sagrado conocido y venerado en la comarca cuando, 200 años después de los primeros enterramientos, se estableció allí un poblado que alcanzó unas dimensiones y concentración poblacional desconocidas hasta el momento en la Península Ibérica. La datación de las tumbas, en las que se enterraban a decenas de personas que podrían ser miembros de una familia extensa, nos ha permitido calcular que debían vivir un millar de personas y por la riqueza y el exotismo de los materiales con los que estaban hechos algunos de los objetos de los ajuares nos permite creer que tenían relaciones comerciales con otras culturas vía marítima”, aclara el investigador, quien recuerda que en Los Millares no se excava desde 1991 y una parte muy importante del poblado, que estuvo habitado entre el 3000 y el 2100 a. C., permanece sin excavar.

En los monumentos funerarios, un corredor de piedra que termina en una cámara circular rematada por una falsa cúpula que se construye por aproximación de hiladas –muy similar al tholos de El Romeral, en Antequera (Málaga)- se han encontrado piezas de marfil procedente de Asia y África, huevos de avestruz y ámbar. “Esto demuestra que era una sociedad que mantenía contactos a gran escala a través del Mediterráneo, aunque curiosamente en su dieta la presencia de proteínas marinas es casi inexistente”, revela el investigador.




Cámara funeraria interior de la sepultura 1 de Los Millares vista desde el corredor de acceso.



Cámara funeraria interior de la sepultura 1 de Los Millares vista desde el corredor de acceso.




Según las dataciones radiocarbónicas, la mayor parte del poblado fue abandonado hace unos 4.500 años y los habitantes se concentraron en el recinto interior (ciudadela), época en la que se construyeron los 13 pequeños fortines. El abandono total, también de la necrópolis, se produjo hace unos 4100 años, coincidiendo con los cambios culturales que dieron origen al desarrollo de la cultura de El Argar, señalan los autores.
El estudio de la paleodieta ha permitido conocer la base de la alimentación de los pobladores de Los Millares: cebada, trigo, habas, guisantes y proteína animal de ovejas, cabras, vacas y cerdos. “Era una sociedad basada en la agricultura y el comercio y muy innovadora, porque la primera metalurgia de la península Ibérica aparece en poblados como Los Millares. Transformaban el cobre en herramientas, puntas de flechas y puñales”, añade Aranda.


 
HECHA A PARTIR DE HUESO DE ANIMAL
Hallan una "sofisticada" hacha creada por el Homo erectus hace 1,4 millones de años
El conjunto de herramientas del Homo erectus estaba compuesto por artículos que requerían, para su fabricación, de operaciones precisas



Foto: El hacha, mostrada por las dos caras. Foto: Berhane Asfaw


El hacha, mostrada por las dos caras. Foto: Berhane Asfaw



AUTOR
EL CONFIDENCIAL
14/07/2020


Hace 1,4 millones de años, el Homo erectus, un posible antepasado directo del humano actual, creó una herramienta sorprendentemente vanguardista con el hueso de la pierna de un hipopótamo, según investigadores japoneses y etíopes.
La herramienta, un raro ejemplo de un tipo de hacha de mano hecha a partir de hueso y no de piedra, fue encontrada en el sitio Konso-Gardula de Etiopía, un yacimiento en el que ya se han hallado otras herramientas de piedra y fósiles atribuidos al Homo erectus.

Según los investigadores, el hacha de mano de hueso "sugiere que la tecnología del Homo erectus era más sofisticada y versátil de lo que habíamos pensado", explica el antropólogo Gen Suwa, de la Universidad de Tokio (Japón)


Más avanzados de lo que se creía
Este hallazgo y otros llevados a cabo en el sitio Konso-Gardula muestran que, tal vez, varios cientos de miles de años antes de lo que se conocíaanteriormente, el conjunto de herramientas del Homo erectus estaba compuesto por artículos que requerían operaciones precisas para su fabricación, como hachas de mano de piedra y hueso, así como herramientas más sencillas que podían fabricarse con relativa rapidez.


El hacha de mano de hueso "sugiere que la tecnología del Homo erectus era más sofisticada y versátil de lo que habíamos pensado"


Para fabricar esta herramienta, el Homo erectus modificó un trozo del hueso de la pierna de un hipopótamo para que una pieza ovalada de aproximadamente 13 centímetros de largo con un borde afilado cerca de la punta pudiera ser golpeada de un solo golpe con una piedra o un martillo de hueso, concluyen los investigadores

Luego, se astilló el hueso del artefacto para dar su forma final. Los signos de desgaste indican que el hacha de mano fue usada en actividades de corte o sierra, según señalan los investigadores en un estudio publicado en la revista científica 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.

Según publica Science News, sólo se ha encontrado otra hacha de mano de hueso de edad comparable. Se trata de una herramienta de aproximadamente 1,3 a 1,6 millones de años de edad, localizada en el desfiladero de Olduvai, en Tanzania. Contiene menos signos de astillado y forma que el hacha de mano de Konso-Gardula.

 
ROCAS GARABATEADAS DE HACE 15.000 AÑOS
Hallan la que podría ser la primera evidencia de arte humano en el Reino Unido
Parecen representar animales de una manera muy tosca durante el período Magdaleniense


Foto: Un ejemplo de roca encontrada en Jersey. Foto: Twitter


Un ejemplo de roca encontrada en Jersey. Foto: Twitter


AUTOR
EL CONFIDENCIAL
20/08/2020



Investigadores británicos han encontrado en la Isla de Jersey (situada en el Canal de la Mancha, entre Reino Unido y Francia) unas rocas que podrían ser la primera evidencia de arte humano en las Islas Británicas.
Aunque a primera vista los grabados que aparecen en estas piedras parecen simples y caóticos arañazos, los expertos señalan que un análisis concienzudo ha revelado que los cortes se hicieron de forma deliberada y en un orden claro, con líneas rectas hechas primero y líneas más profundas y curvas, realizadas después.

"No se trata sólo de una mesa que usaron para cortar carne, por ejemplo. En algunos casos, las líneas curvas parecen representar incipientes ejemplos de la espalda o la boca de un caballo, o, en algunos casos, el perfil de un elefante. Son muy, muy simples y no muy obvias", explica a The Guardian Silvia Bello, doctora del Museo de Historia Natural de Londres y autora de la investigación.


Un entretenimiento
En su estudio, publicado en la revista científica 'Plos One', Bello y sus colegas revelan que las piedras grabadas fueron encontradas junto a herramientas de sílex y entre chimeneas y losas de granito.

"Eran artistas, no diría que los mejores, pero eran creativos. Son muy, muy simples y no muy obvias", explican los investigadores


Localizadas en la localidad de Les Varines, entre 2014 y 2018, se cree que fueron realizadas por un grupo de cazadores hace unos 15.000 años, durante el período Magdaleniense, una época en la que el arte floreció entre los humanos modernos en Europa occidental.

Según los investigadores, los grabados encontrados en las piedras son el primer ejemplo de expresión artística descubierto hasta ahora en las Islas Británicas, aunque Bello matiza que, como los niveles del mar eran más bajos durante el Paleolítico Superior, "esto podría haber sido más francés que británico".



Los garabatos parecen sin sentido, aunque lo tienen. Foto: Twitter.


Los garabatos parecen sin sentido, aunque lo tienen. Foto: Twitter.




Hay miles de ejemplos de este tipo de rocas talladas en forma de tableta, conocidas como plaquetas, encontrados anteriormente en Francia, España y Alemania y esta no es la única manifestación de la cultura magdaleniense, ya que también grababan los huesos y pintaban en las cuevas.

"Eran artistas, no diría que los mejores, pero eran creativos", apunta Bello. Según los investigadores, era probable que los fabricantes de las piezas no tuvieran interés en el objeto final. "Para nosotros el arte es algo que ponemos en la pared, es algo que podemos admirar. Para ellos es más probable que el acto de producir el grabado fuera lo significativo", señala Bello.


Mejor compresión de la época
Para Paul Pettitt, profesor de Arqueología Paleolítica de la Universidad de Durham (Reino Unido), los objetos contribuyen a la comprensión de lo que la gente de la época hacía cuando se reunía alrededor del fuego del campamento.

"Estas marcas son, muy probablemente, representaciones de grandes herbívoros, como ganado salvaje, ciervos y mamuts, que formaban parte de las presas de los magdalenienses", concluye.

 
TIBURÓN PREHISTÓRICO POPULARIZADO EN EL CINE
Desvelan el verdadero tamaño de un enorme tiburón prehistórico megalodón
Los investigadores utilizaron métodos matemáticos y comparaciones con parientes vivos para determinar el tamaño total del megalodón



Foto: Fotograma de la película 'Megalodón'. Foto: Warner Bros


Fotograma de la película 'Megalodón'. Foto: Warner Bros


AUTOR
EL CONFIDENCIAL
04/09/2020




Un estudio británico acaba de desvelar cuál era el verdadero tamaño del megalodón, un enorme tiburón prehistórico que se ha hecho famoso en los últimos tiempos gracias a su aparición en diferentes películas de Hollywood, como la reciente 'Megalodón'.
Hasta la fecha, sólo se había estimado la longitud del ‘Otodus megalodon’, pero un equipo de la Universidad de Bristol y de la Universidad
de Swansea, ambas en el Reino Unido, ha determinado el tamaño del resto de su cuerpo, incluyendo sus aletas, tan grandes como un humano adulto.

Los investigadores, que publican sus resultados en la revista científica 'Scientific Reports', utilizaron métodos matemáticos y comparaciones con parientes vivos para determinar el tamaño total del megalodón, que vivió hace entre 23 y tres millones de años.

16 metros
Los resultados sugieren que es probable que un megalodón de 16 metros, la longitud media que se le ha establecido, tuviera una cabeza de unos 4,65 metros de largo, una aleta dorsal de 1,62 metros de altura y una cola de 3,85 metros de largo.


"Estudiar al animal entero ha sido difícil, teniendo en cuenta que todo lo que teníamos eran muchos dientes aislados"


Según publica The Guardian, Jack Cooper, Paleobiologo de la escuela de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Bristol, explica que este estudio ha sido su "proyecto soñado", ya que "siempre he estado loco por los tiburones”.

"Es esa sensación de peligro, pero también el hecho de que los tiburones seananimales tan bellos y que tan bien se han adaptados, lo que los hace tan atractivos para su estudio", indica a The Guardian.



Megalodón - Tráiler Oficial - Castellano HD






"Estudiar al animal entero ha sido difícil, teniendo en cuenta que todo lo que teníamos eran muchos dientes aislados", añade. En su investigación, se han comparado los restos con cinco especies actuales de tiburón, no solo el tiburón blanco, que es el que se había utilizado tradicionalmente.



 Fotograma de la película 'Megalodón'. Foto: Warner Bros.


Fotograma de la película 'Megalodón'. Foto: Warner Bros.




Los investigadores primero probaron si los animales vivos cambiaban de proporción a medida que crecían, pero descubrieron que no era así.

"Esto significa que podríamos simplemente tomar las curvas de crecimiento de las cinco formas modernas y proyectar la forma general a medida que crecen, hasta una longitud corporal de 16 metros", concluye Cooper.


 
EN LO QUE ES AHORA ARABIA SAUDÍ
Encuentran huellas de Homo sapiens de 120.000 años de antigüedad
Una pequeña tribu de Homo sapiens se detuvo a beber y buscar comida en un lago poco profundo que también era frecuentado por animales


Foto: Estas huellas fueron hechas por los pies de antiguos humanos cuando atravesaron la orilla de un lago en Arabia Saudí hace unos 120.000 años. Foto: Mathew Stewart


Estas huellas fueron hechas por los pies de antiguos humanos cuando atravesaron la orilla de un lago en Arabia Saudí hace unos 120.000 años. Foto:



Mathew Stewart
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EL CONFIDENCIAL
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18/09/2020



Un equipo internacional de investigadores ha encontrado las huellas fosilizadas de Homo sapiens más antiguas en Arabia Saudí, que datan de hace 120.000 años.

El descubrimiento, detallado en la revista científica 'Science Advances', muestra que lo que en la actualidad es Arabia Saudí fue un asentamiento habitual de estos antepasados humanos tras abandonar África, donde se habían originado.

En aquella época, la península arábiga no se caracterizaba por los vastos y áridos desiertos de la actualidad, sino que estaba formada por prados verdes con lagos y ríos que permitieron la vida para los Homo sapiens.


Arabia, asentamiento ideal
"En ciertos momentos del pasado, los desiertos que dominan el interior de la península se transformaron en extensas praderas con lagos y ríos de agua dulce permanentes", explica el coautor del estudio, Richard Clark-Wilson, de la Universidad Royal Holloway de Londres.

Según los investigadores, dirigidos por científicos del Instituto Max Planck de Historia Humana (Alemania) y la Universidad Royal Holloway de Londres (Reino Unido), una pequeña tribu de Homo sapiens se detuvo a beber y buscar comida en un lago poco profundo que también era frecuentado por camellos, búfalos y elefantes y las huellas de todos quedaron para la posteridad.

"Las huellas son una forma única de evidencia fósil, en el sentido de que proporcionan instantáneas en el tiempo, que normalmente representan unas pocas horas o días, una resolución que no solemos obtener de otros registros", señala a Science Alert Mathew Stewart, del Instituto Max Planck.

En total, siete del centenar de huellas descubiertas fueron identificadas con seguridad como de homínidos, incluyendo cuatro que, dada su similar orientación, distancias entre sí y diferencias de tamaño, fueron interpretadas como de dos o tres individuos viajando juntos. Al mismo tiempo, se recuperaron unos 233 fósiles

Las huellas se dataron utilizando una técnica llamada luminiscencia estimulada por medios ópticos, que consiste en proyectar luz sobre los granos de cuarzo y medir la cantidad de energía emitida por ellos.


Lugar de paso de África a Eurasia
Los investigadores argumentan que las huellas pertenecían a los Homo sapiens basándose en las estimaciones de estatura y masa inferidas de las huellas. Además, no se tiene constancia de que los neandertales estuvieran presentes en la región del Oriente Medio en ese momento.

"La presencia de animales grandes como elefantes e hipopótamos, junto con los pastizales abiertos y los grandes recursos hídricos, puede haber hecho del norte de Arabia un lugar particularmente atractivo para los seres humanos que se desplazan entre África y Eurasia", añade el autor principal del estudio, Michael Petraglia, del Instituto Max Planck.


 
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