Políticos de la II República española

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Abro este hilo para difundir las personalidades de los políticos de la II República española, hoy, pese a la polémica que sigue abierta sobre aquella época, tan desconocidos e ignorados.

Empecemos por el primero de los dos Presidentes de la República, Niceto Alcalá Zamora, Presidente desde 1931 a 1936.




(Priego de Córdoba, 1877 - Buenos Aires, 1949)
Niceto Alcalá-Zamora y Torres (Priego de Córdoba, 6 de julio de 1877-Buenos Aires, 18 de febrero de 1949) fue un político y jurista español que ocupó varios ministerios durante el reinado de Alfonso XIII, la presidencia del gobierno provisional de la II República y, finalmente, el cargo de presidente de la República Española entre 1931 y 1936.

Fue sobrino de Gregorio Alcalá-Zamora Caracuel, diputado y senador entre 1881 y 1894.

Trayectoria

Primeros años



Niceto Alcalá-Zamora, fotografiado por Manuel Compañy a finales de la década de 1900.
Estudiante aventajado, Alcalá-Zamora cursó el bachillerato entre 1887 y 1891 en el Real Colegio de Cabra. A la temprana edad de diecisiete años era licenciado en Derecho por la Universidad de Granada y a los veintidós años, letrado del Consejo de Estado. Al cumplir los cuarenta años ya era conocido como un abogado de gran prestigio, y se hizo cargo de la cartera del Ministerio de Fomento en el gobierno de Manuel García Prieto, marqués de Alhucemas. Era el destino, casi lógico, de un político que durante toda su vida y desde muy joven había hecho gala de sus ideas liberales y monárquicas, lo que le llevó en su juventud a entrar en el Partido Liberal, liderado entonces por figuras tan ilustres como Práxedes Mateo Sagasta y Segismundo Moret. Sin embargo, era un encargo envenenado, teniendo en cuenta que España en 1917 encontraba grandes dificultades en producir alimentos en cantidad suficiente y la Primera Guerra Mundial estaba poniendo en peligro los canales tradicionales de abastecimiento.

Aquel gobierno no sobrevivió ni siquiera un año, pero aún volvería a ser ministro, en este caso de la Guerra, con Manuel García Prieto en el último Gobierno constitucional de la monarquía de Alfonso XIII.

Alcalá-Zamora había ocupado distinguidos cargos políticos y administrativos, y también se distinguió como orador en las Cortes desde que fue elegido diputado por La Carolina en 1905. Fue director de Administración Local y subsecretario de Gobernación. También se mantuvo al tanto de la discusión de las mancomunidades, un programa presentado por José Canalejas con el fin de solventar el problema de la configuración territorial española. Durante todo este tiempo estuvo al servicio del Partido Liberal del conde de Romanones, pero finalmente se adscribió al Partido Liberal Democrático (PLD) de Manuel García Prieto y desde entonces, comenzó su carrera ministerial, tanto en Fomento como en Guerra.

Cuando se reunieron las Cortes Generales el 23 de mayo de 1923, el hemiciclo estaba formado por veintidós agrupaciones distintas: demócratas, liberales, izquierdistas, liberales, liberales agrarios, reformistas, nicetistas, conservadores, ciervistas, mauristas, regionalistas, republicanos, socialistas, unionistas monárquicos, nacionalistas catalanes, nacionalistas vascos, integrantes de la Liga Monárquica Vizcaína, tradicionalistas carlistas, católicos, clases mercantiles, agrarios, integristas e independientes. En definitiva, un panorama político que hacía imposible gobernar.

Por todo ello, en cuanto el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado en septiembre de 1923 e instauró el Directorio Militar, muchos españoles acogieron con entusiasmo y cierto alivio el nuevo régimen, pero Alcalá-Zamora fue modificando su postura política hasta convertirse en uno de los más firmes opositores al régimen dictatorial del general Primo de Rivera y de la monarquía de Alfonso XIII, que avaló a la dictadura.

Por todo ello, en cuanto el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado en septiembre de 1923 e instauró el Directorio Militar, muchos españoles acogieron con entusiasmo y cierto alivio el nuevo régimen, pero Alcalá-Zamora fue modificando su postura política hasta convertirse en uno de los más firmes opositores al régimen dictatorial del general Primo de Rivera y de la monarquía de Alfonso XIII, que avaló a la dictadura.

Así, el 13 de abril de 1930, cuando el general Primo de Rivera ya había dimitido de su cargo y había sido sustituido por el general Dámaso Berenguer, que tenía el encargo de Alfonso XIII de volver al régimen constitucional de 1876, Alcalá-Zamora pronunció un famoso discurso en el teatro Apolo de Valencia en el que retiró su apoyo y confianza a la monarquía, reivindicando una república basada en un modelo similar a la Tercera República Francesa, esto es, apoyada en las clases medias y en los intelectuales.


Así, el 13 de abril de 1930, cuando el general Primo de Rivera ya había dimitido de su cargo y había sido sustituido por el general Dámaso Berenguer, que tenía el encargo de Alfonso XIII de volver al régimen constitucional de 1876, Alcalá-Zamora pronunció un famoso discurso en el teatro Apolo de Valencia en el que retiró su apoyo y confianza a la monarquía, reivindicando una república basada en un modelo similar a la Tercera República Francesa, esto es, apoyada en las clases medias y en los intelectuales.

La proclamación de la República y el Gobierno Provisional

Junto con Miguel Maura y su partido, Derecha Liberal Republicana, representó al republicanismo conservador en el Pacto de San Sebastián celebrado el 17 de agosto de 1930, destinado a impulsar un movimiento popular que derrocase a la monarquía e instaurara un régimen republicano. De ese pacto surgió un Comité Ejecutivo encargado de dirigir la acción republicana en España y Alcalá-Zamora fue elegido presidente. Era, de hecho, el antecedente del Gobierno Provisional de la República.

El 12 de diciembre de 1930 tuvo lugar la Sublevación de Jaca, cuando los capitanes Galán y García Hernández proclamaron la República en la guarnición de Jaca e iniciaron una marcha hacia Huesca pero, vencidos por las fuerzas gubernamentales, fueron juzgados y ejecutados.

También se sublevaron en el Aeródromo de Cuatro Vientos el comandante Ramón Franco (hermano del general Francisco Franco) y el general Gonzalo Queipo de Llano. Estaba previsto el bombardeo del Palacio Real como señal para el pronunciamiento militar, pero al parecer, Ramón Franco vio a unos niños jugando en los jardines de Sabatini y no se atrevió a soltar las bombas, pues no quería lastimar a los pequeños.

Así, el resto de unidades no llegaron a sumarse al levantamiento, dando lugar a que el aeródromo fuese cercado por tropas de las proximidades, por lo que tuvieron que huir a Portugal en avión. Los líderes de las fuerzas republicanas, parte del Comité, y entre ellos Alcalá-Zamora, fueron detenidos por el Gobierno. El juicio público, celebrado en marzo de 1931, les condenó a seis meses y un día, que fueron sustituidos por libertad condicional. 4

Miembros del gobierno provisional de la Segunda República; de izquierda a derecha: Álvaro Albornoz, Niceto Alcalá-Zamora, Miguel Maura, Francisco Largo Caballero, Fernando de los Ríos y Alejandro Lerroux.

Ante el difícil cariz que tomaba la situación, y tras la dimisión de Berenguer en febrero de 1931, el rey encargó al almirante Juan Bautista Aznar-Cabañas la formación del nuevo gobierno. El día 18 del mismo mes se presentó el nuevo gabinete, constituido por ministros de todas las tendencias monárquicas, pero ese mismo gobierno reflejaba la incapacidad del monarca para encontrar una dirección capaz de estabilizar la desprestigiada monarquía española. Así, el 12 de abril de 1931 se celebraron unas elecciones municipales cruciales en la Historia de España.

Los primeros recuentos eran de 22.150 concejales monárquicos contra 5.775 republicanos, aunque estudios posteriores arrojan 19.035 concejales proclives a la monarquía, 39.568 republicanos y 15.198 tradicionalistas, integristas, nacionalistas vascos, independientes, etc., que no podían encuadrarse en una categoría concreta. En 41 de las 50 capitales de provincia ganaron los republicanos. En Barcelona, los republicanos cuadruplicaron los votos monárquicos, y en Madrid los triplicaron. Alfonso XIII, partidario frente a alguno de sus ministros de que no hubiese derramamiento de sangre, se exilió ante el ultimátum del Comité Revolucionario presidido por Alcalá-Zamora. Éste, que contó desde el primer momento con el apoyo popular y con el de la Guardia Civil, mandada en aquellos momentos por el general José Sanjurjo, se convirtió en el presidente del Gobierno Provisional. Alcalá-Zamora y Maura garantizaban la presencia de la vivaz burguesía conservadora en el gobierno y la continuidad política dentro de un régimen distinto. Este gobierno proclamó la Segunda República Española el 14 de abril de 1931; mientras el rey embarcaba en Cartagena y su familia tomaba un tren que les llevaría hacia Francia.

El 15 de abril de 1931, el nuevo Gobierno republicano hizo público un programa de actuación basado en los acuerdos del Pacto de San Sebastián. Fue anunciada una reforma agraria, libertad de cultos y creencias, respeto a la propiedad privada, responsabilidades a los colaboradores de la dictadura, aumento gradual de las libertades individuales y sindicales, etc.

Apenas accedió al poder, el Gobierno tuvo que enfrentarse a la proclamación de la República Catalana y a los sucesos anticlericales del mes de mayo de ese mismo año. También hubo muchas dificultades con las organizaciones anarquistas, que negaron su colaboración con la nueva República e incluso se enfrentaron abiertamente a ella.


El Gobierno se fue inclinando hacia la izquierda, representado en el republicanismo de Manuel Azaña, postura que claramente se reflejó en la redacción de la Constitución de 1931, convocando elecciones el 28 de junio. La cuestión clerical enfrentó de nuevo a republicanos conservadores e izquierdistas, socialistas y radicales, y finalmente tanto Alcalá-Zamora como Maura abandonaron el gobierno el 14 de octubre de 1931.​

Presidente de la República

Temiendo que Alcalá-Zamora emprendiera una campaña revisionista y de desprestigio contra la República, los socialistas y los azañistas convinieron en ofrecerle la presidencia de la República, cargo para el cual fue elegido candidato único el 2 de diciembre. Juró el cargo el 11 de diciembre de 1931.

La idea del presidente de la República era incorporar a la dirección de España las nuevas fuerzas surgidas después de la Restauración y contenidas por los últimos Borbones. Esta apertura debía hacerse desde arriba, suprimiendo todo lo que impidiera este paso y estableciendo las premisas esenciales de un nuevo orden por la vía pacífica y parlamentaria.

Los problemas con Azaña

Las relaciones con el Gobierno eran oscilantes. Cuando Azaña le presentó para su ratificación la ley de Congregaciones (ley de secularización de la enseñanza) y la ley del Tribunal de Garantías Constitucionales, que completaban la Constitución republicana de 1931, Alcalá-Zamora se resistió al máximo a firmar ambas leyes, pero no se atrevió a vetarlas. La oposición acusó a Alcalá-Zamora de morosidad.

Más tarde, con ocasión de un reajuste gubernamental, las diferencias volvieron a surgir y Azaña dimitió con su gabinete. Tras varias consultas fallidas, Alcalá-Zamora volvió a nombrar como presidente del Consejo de Ministros a Azaña (12 de junio), hecho que decepcionó a los conservadores.

Meses más tarde, en septiembre, Azaña dimitió. Alcalá-Zamora disolvió las Cortes Constituyentes y, después de un fugaz mandato del radical Alejandro Lerroux, le encargó al también radical Diego Martínez Barrio la celebración de nuevas elecciones para el 8 de octubre de 1933.

El bienio radical-cedista

Las fuerzas derechistas ganaron ampliamente las elecciones del 29 de noviembre de 1933, las primeras de la Historia de España en las que pudieron votar las mujeres. Alejandro Lerroux formó gobierno por encargo del presidente y con la anuencia de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), dirigida por José María Gil-Robles. Alcalá-Zamora se llevó mal con los radicales y sobre todo con la CEDA, ya que desconfiaba del espíritu democrático del partido de Gil-Robles, que, si bien se declaraba respetuoso con el orden establecido, no había jurado lealtad a la República. Por esta razón buscó siempre soluciones de compromiso, como el confuso gobierno del radical Ricardo Samper, que no gustaron a nadie.


Estandarte presidencial de Niceto Alcalá-Zamora.
En octubre tuvo que volver a recurrir a Lerroux, que formó gobierno con tres ministros de la CEDA, pero el levantamiento independentista del 6 de octubre de 1934 en Barcelona, la revolución de Asturias, su indecisión y el escándalo del «estraperlo» impidieron una acción de gobierno coherente.​

Por otra parte, Alcalá-Zamora utilizó todos sus recursos para apartar a la CEDA del poder hasta que la crisis de gobierno del 9 de noviembre de 1935 le ofreció esta oportunidad. Nombró primer ministro a su amigo Manuel Portela Valladares, que presidió un interregno entre noviembre de 1935 y febrero de 1936. Su intención era crear una fuerza de centro entre la derecha radical-cedista y la izquierda social azañista.

Destitución

El Frente Popular ganó las elecciones de febrero de 1936. Si esto era una derrota para la derecha, también lo era para Alcalá-Zamora y sus aspiraciones. Azaña fue el encargado de formar gobierno.

Los republicanos de izquierdas no habían olvidado la actitud de Alcalá-Zamora desde junio de 1933. Se abrió un debate en las Cortes sobre la inconstitucionalidad de la última disolución de las mismas, ya que según la Constitución de 1931, el presidente estaba facultado para disolver las Cortes dos veces, pero la segunda disolución podía ser sometida al enjuiciamiento de la Cámara, y si una mayoría consideraba que se había cometido alguna irregularidad, el presidente podría ser destituido.

La controversia se produce cuando la nueva mayoría de las Cortes, considerando que ésta era la segunda disolución, enjuician la actuación del presidente y dictaminan que la disolución se había producido con mucho retraso, por lo que el presidente debía ser destituido. Sin embargo, había quien opinaba que ésta era la primera disolución, ya que la anterior (la de 1933) no debía contarse al tratarse de las Cortes Constituyentes, las que elaboraron la Constitución y por tanto eran anteriores a ella. Finalmente, el 7 de abril de 1936, 238 diputados votaron a favor de la destitución por sólo 5 en contra. 174 diputados abandonaron la cámara o se encontraban ausentes, por lo que el Presidente fue destituido (se requería mayoría absoluta de los 417 diputados en ejercicio, es decir, 209). Éste en principio se resistió, pero abandonado por todos tuvo que admitir el cese.

Después de unas semanas en las que se hizo cargo de la Jefatura del Estado de forma interina Diego Martínez Barrio, en su calidad de presidente de las Cortes, fue sustituido por Manuel Azaña el 11 de mayo de 1936.

Guerra y exilio

El inicio de la Guerra Civil Española le sorprendió en un viaje por Noruega. Decidió no regresar a España cuando se enteró, según cuenta en sus memorias, reescritas durante el exilio, de que milicianos del Frente Popular habían entrado ilegalmente en su domicilio, robándole sus pertenencias y saqueado asimismo su caja de seguridad (y al menos, otra propiedad de una de sus hijas) en el banco Crédit Lyonnais de Madrid, llevándose el manuscrito de sus memorias, parte del cual fue publicado (con cortes de la censura) en la prensa republicana durante la guerra y ampliamente comentado por Manuel Azaña en sus Memorias. Fijó su residencia en Francia, donde le sorprendió la Segunda Guerra Mundial.

Después de múltiples penalidades, debido a la ocupación alemana y a la actitud colaboracionista del Gobierno de Vichy, salió de Francia y tras un viaje transatlántico de 41 días en barco llegó a Argentina en enero de 1942, donde vivió de sus libros, artículos y conferencias hasta su muerte. Esta se produjo el 18 de febrero de 1949 en Buenos Aires.5

No quiso volver a España durante la dictadura franquista, aunque, al parecer, se le hizo algún ofrecimiento, ya que un hijo suyo estaba casado con una hija del general Queipo de Llano, uno de los protagonistas de la sublevación y a que Niceto Alcalá-Zamora, a pesar de sus convicciones republicanas, era un hombre de profundas creencias católicas. Su cadáver fue repatriado a España en 1979 y enterrado en el cementerio de la Almudena de Madrid.

A mediados de diciembre de 2008 unos 1200 documentos históricos fueron recuperados por la Guardia Civil. Entre ellos estaban las memorias manuscritas del presidente, así como cartas y diversos papeles que le fueron sustraídos en febrero de 1937.

Los diarios


Armas familiares de Niceto Alcalá-Zamora.
Un empresario anónimo ofreció en venta los valiosos documentos al escritor César Vidal, quien se puso en contacto con el historiador Jorge Fernández-Coppel, y con el Grupo de Patrimonio de la Guardia Civil, para que su colega se reuniera con el empresario en Valencia y, así, pudiera ser incautada la documentación mediante la intervención de un agente de incógnito conocida como la Operación León.​

Rogelio Blanco Martínez, firme defensor de la Ley de la Memoria Histórica, decide mantener ocultos estos diarios donde el que fuera presidente de la Segunda República entre 1931 y 1936 reflejaba su visión del proceso político de aquel período.

Los herederos han decidido emprender un proceso que culmine con la recuperación de los documentos, tal como ha manifestado su nieto el historiador y miembro de la Real Academia de la Historia, José Alcalá-Zamora y Queipo de Llano, quien considera necesario hacer público el documento que más luz puede arrojar sobre la historia de España de aquellos convulsos años. Solamente conociendo los escritos robados, “se podrá hacer justicia respecto a la significación histórica del presidente de la República”.

Para la única persona que ha tenido acceso a los documentos en los últimos meses, el historiador Jorge Fernández-Coppel, son fundamentales para entender el proceso que llevó de la proclamación de la República a la Guerra Civil:

Entre las 1100 páginas de los papeles que mantiene secuestrados el Ministerio de Cultura se encuentra una explicación de los sucesos de la Revolución de octubre de 1934 y la constatación del fraude en las elecciones que dieron el triunfo al Gobierno revolucionario del Frente Popular.

José Rodríguez Labandeira, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Madrid, considera que aportará luz sobre la destitución ilegal del presidente tras las elecciones de febrero de 1936.

La publicación de la primera parte de los diarios se produce el 15 de noviembre de 2011, en la editorial La esfera de los libros con el título Asalto a la República. Con edición de Jorge Fernández-Coppel, prólogo de Juan Pablo Fusi y epílogo de José Alcalá-Zamora, en este libro se incluyen además numerosas cartas inéditas y documentos que ponen en jaque ciertos episodios, como las actas de los votos obtenidos por los distintos grupos en las elecciones a Cortes del 16 de febrero de 1936, que demuestran cómo se tejió lo que podría calificarse de "golpe de Estado parlamentario". "Los documentos robados al presidente Niceto Alcalá-Zamora durante la guerra prueban su negativa a secundar un golpe de Estado y su distanciamiento de Azaña".

Obras
  • El regionalismo y los problemas de Cataluña, 1916.
  • El expediente Picazo, 1923.
  • La unidad del Estado y la diversidad de sus legislaciones civiles, 1924.
  • Los defectos de la Constitución de 1931, 1936.
  • Lo que puede ser y lo que no puede ser, 1945.
  • Memorias. Ed. Planeta, Barcelona, 1998. ISBN 84-08-02608-9
Véase también

Predecesor:
Luis de Marichalar
Ministro de Fomento de España

1917-1918 Sucesor:
Francesc Cambó

Predecesor:
José Sánchez Guerra
Ministro de Guerra de España

1922-1923 Sucesor:
Luis Aizpuru Mondéjar

Predecesor:
Alfonso XIII
Rey de España
Juan Bautista Aznar-Cabañas
Presidente del Consejo de Ministros

Presidente del Gobierno Provisional
de la República Española

1931 Sucesor:
Manuel Azaña

Predecesor:
Manuel Azaña
Presidente del Gobierno Provisional

Presidente de la República Española

1931-1936 Sucesor:
Diego Martínez Barrio
Interino
 


Se ruega que, para comentar el tema, se lea el artículo, aunque sea largo, para poder opinar con cierto conocimiento de causa.

En mi opinión, don Niceto representó al terrateniente culto, de ideas liberales, demócrata y enamorado de España, para el que deseó una República como la francesa.

Su destitución en 1936, en plena efervescencia frontal entre los partidos de izquierda y derecha, fué un error porque don Niceto era el Presidente mediador, dialogante, moderado, demasiado moderado para la izquierda en aquel momento, y así, España perdió la figura moderadora del Presidente, pues Manuel Azaña quiso defender la República desde el partidismo socialista.

Si don Niceto hubiese seguido en la Presidencia, quizás habría podido evitar el golpe de 1936, gracias a sus contactos con los militares. Nunca se sabrá, pero fué uno de los más grandes políticos que tuvo España, muchos precisamente, de la II República.

Es asombroso que sus diarios sigan secuestrados en el Ministerio de Cultura, en pleno 2018 y 40 años de supuesta democracia.

Sus restos si han sido repatriados a España, no así los de Manuel Azaña​
 
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MANUEL AZAÑA



Fué uno de los más grandes intelectuales de la generación del 14, encabezado por Ortega y Gasset. Y, como político, fué decisivo en el rumbo de la República. Demócrata de corazón, los sucesos le superaron y, al final de la guerra, no supo dimitir para dejar al presidente Negrín tomar las decisiones adecuadas para mantener la guerra hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Fué famoso su discurso al proclamarse la República: "¡España ya no es católica!" Quiso decir que oficialmente la religión católica ya no era oficial del Estado español, sino que oficialmente España era laíca, pero la Iglesía y acólitos lo tomaron fatal, sobre todo cuando prohibió la educación en colegios religiosos. Si hubiese dejado que siguiesen enseñando, posiblemente la Iglesia hubiese aceptado la República.

Solo por ordenar que no hubiese crucifijos en las escuelas ya se armó la de Dios es Cristo.

También se ganó a animadversión de los anarquistas y revolucionarios, en Casas Viejas, en 1932, al enviar a la Guardia Civil a desalojar a unos campesinos que habian tomado unas tierras. Azaña pretendía convencer a los terratenientes para que vendiesen o alquilasen al Gobierno sus latifundios para que pudiesen repartirse entre los campesinos sin tierra y para demostrarles que no era un radical, decidió desalojar a esos campesinos, quienes, al no rendirse, resultaron asesinados, para consternación del presidente del gobierno.

Sin embargo, era un hombre tan férreamente demócrata que se lo jugó todo por España. Y sus enemigos le vilipendiaron sin piedad.


Franco vivió obsesionado con él. Nunca le llegó a la suela de los zapatos.

https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Azaña
 
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INDALECIO PRIETO



(Oviedo, 1883 -Ciudad de México, 1962)

Líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
Indalecio Prieto Tuero (Oviedo, 30 de abril de 1883-Ciudad de México, 12 de febrero de 1962) fue un político español del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), titular de las carteras ministeriales de Hacienda, Obras Públicas, Marina y Aire y Defensa Nacional durante la Segunda República. Exiliado en México tras la derrota republicana en la Guerra Civil Española, desempeñó la presidencia del PSOE entre 1948 y 1951.

Orígenes

Nacido en Oviedo el 30 de abril de 18831 quedó huérfano de padre muy pronto.2 De origen humilde, muy pronto se fue a vivir a Bilbao, donde estudió en un centro religioso protestante. Autodidacta, se vio obligado a trabajar desde muy joven en los más diversos oficios para ganarse la vida. Cuando apenas tenía catorce años comenzó a asistir al Centro Obrero de Bilbao, donde se relacionó con los socialistas, e ingresó en 1899 en la Agrupación Socialista de Bilbao. Inició su vida laboral como taquígrafo en el diario La Voz de Vizcaya. Ya convertido en periodista, empieza a trabajar como redactor del diario El Liberal, del que con el tiempo llegaría a ser director y propietario, y que sería el altavoz de sus opiniones políticas.

Entrada en la política

Como periodista, en la primera década del siglo xx, Prieto se convierte en figura destacada del socialismo en las Provincias Vascas. En este oficio aprendió los recursos de la oratoria que tan importantes fueron en su carrera política posterior. Fue ferviente partidario de la Conjunción Republicano-Socialista, a través de la cual consiguió sus primeros cargos públicos —diputado provincial por Vizcaya en 1911— para lo que tuvo que enfrentarse con el núcleo socialista contrario, liderado por Facundo Perezagua, al que expulsó del partido en 1914. Fue elegido concejal del Ayuntamiento de Bilbao en 1917.

Es este un periodo marcado por la Primera Guerra Mundial, en la que España se mantuvo neutral, lo que reportó grandes beneficios a la industria y al comercio del país. Pero estos beneficios no se vieron reflejados en los salarios de los obreros, por lo que se fue generando una gran agitación social, que culminó el 13 de agosto de 1917 con el comienzo de una huelga general revolucionaria que, ante el temor de la repetición en España de los hechos acaecidos en Rusia por esas fechas, fue reprimida duramente mediante la intervención del Ejército y la detención en Madrid del comité de huelga. Prieto, involucrado como estaba en la organización de esta huelga, huyó a Francia antes de ser detenido y ya no volvería hasta el mes de abril de 1918, después de haber sido elegido diputado.

Intervención de Prieto en el Congreso de los Diputados el 20 de noviembre de 1918 sobre las aspiraciones reales del Socialismo:

¿Es que nosotros aspiramos en estos momentos a que la clase trabajadora se adueñe de los destinos de España y socialice la propiedad? ¡Ojalá fuera eso hacedero! Nosotros vemos en el régimen monárquico, (...) el dique para los progresos políticos, y por eso (...) estamos más ligados que nunca a estas fuerzas republicanas; porque si aquí hubiera habido esos avances (...) nosotros sin perder nuestra fe en el régimen republicano, creyendo que el régimen republicano es aquel en que puede plasmarse más característicamente la voluntad popular, nosotros no sentiríamos el problema republicano. (...) Necesitamos una República creadora; no simplemente un cambio de rótulo; necesitamos algo fecundo y algo social, porque hoy una República netamente individualista, profundamente individualista, no supondría absolutamente ningún avance (...) Nosotros no desdeñaremos ni desertaremos el papel que las circunstancias nos impongan. (...) Mientras esa ocasión no llega [derribar el régimen monárquico], callad ya, dejad las palabras y sustituidlas por las obras; vengan aquí proyectos, vengan leyes profundamente democráticas, renovadoramente sociales, que nosotros, nuestros votos, entre el régimen actual y el régimen que queráis implantar, si sois sinceros y veraces, estarán con esos proyectos y esas leyes.

Muy crítico con la actuación del Gobierno y del Ejército en la guerra de Marruecos, tuvo frases muy duras en las Cortes con motivo del denominado desastre de Annual de 1921, así como sobre la más que probable, aunque no probada, responsabilidad de Alfonso XIII en la imprudente actuación militar del general Manuel Fernández Silvestre en las operaciones de la zona de la comandancia de Melilla.

Dirigente socialista

Su fama como parlamentario aumentó en paralelo a su influencia en el partido, entrando en la Ejecutiva del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Contrario a la incorporación del partido a la Tercera Internacional,4 permaneció en el PSOE tras las escisiones terceristas que acabaron en la fundación del Partido Comunista de España (PCE) en 1921.

Opuesto a la facción liderada por Francisco Largo Caballero favorable a la colaboración del partido con la dictadura de Primo de Rivera,5 mantuvo agrios enfrentamientos con Largo, lo que le llevó a apartarse de la dirección del partido. En este sentido, Prieto representó una posición intermedia entre la moderación de Besteiro y el radicalismo sindical de Largo Caballero.

Al final de la dictadura tomó partido por la República como salida a la crisis del país, llegando a comparecer, a título personal, ante la oposición de Julián Besteiro, en la formación del llamado Pacto de San Sebastián en agosto de 1930, formado por una amplia coalición de partidos republicanos que se proponía acabar con la Monarquía. En esta cuestión, sin embargo, sí que contó con el apoyo del ala liderada por Largo Caballero, ya que este creía que la caída de la monarquía era el único camino por el que, en esos momentos, el socialismo podría alcanzar el poder.

Bienio transformador


Fotografía de Prieto publicada en 1931

Proclamada la Segunda República el 14 de abril de 1931, Prieto fue puesto al frente del Ministerio de Hacienda del Gobierno provisional presidido por Niceto Alcalá-Zamora.​

Como ministro de Hacienda, firmó la entrega de la Casa de Campo al Ayuntamiento de Madrid para uso y disfrute de sus vecinos, y tuvo que hacer frente a las repercusiones de la crisis internacional en la economía española, manteniéndose en una estricta ortodoxia liberal. Pese a todo afrontó la oposición de los empresarios, que desconfiaban de él, y la del Banco de España, que se resistía a una mayor intervención del Estado en este organismo.

Junto a Niceto Alcalá-Zamora y otra personalidades en la plaza de toros de San Sebastián en 1932
En su actividad parlamentaria se opuso a la aprobación del sufragio femenino en los debates de redacción de la Constitución española de 1931. Prieto, que votó el 1 de octubre de 1931 en contra del artículo 36 que permitía el voto a las mujeres, en contra de la posición a favor defendida por la mayoría los diputados socialistas y que se acabó imponiendo en las Cortes, consideró la votación «una puñalada trapera para la República».6

Cesó como titular de la cartera de Hacienda en diciembre de 1931, y pasó a desempeñar la de Obras Públicas. Durante su mandato como ministro de Obras Públicas continuó y amplió la política de obras hidroeléctricas iniciadas en la época de la dictadura de Primo de Rivera, así como un ambicioso plan de mejora de infraestructuras en Madrid, como el de los enlaces ferroviarios, la construcción de una nueva estación en Chamartín y el túnel de enlace, bajo el suelo de Madrid, entre esta estación y la de Atocha (que la prensa opositora bautizó como Túnel de la Risa, nombre que llega hasta nuestros días), obras estas que no verían la luz hasta muchos años después, como consecuencia de la guerra civil.

En el XIII Congreso del PSOE, celebrado en octubre de 1932, intervino de forma destacada en los debates acerca de la conveniencia o no de mantener la colaboración a nivel ministerial con los republicanos.7 Igualmente se manifestaba escéptico sobre la posibilidad de establecer el socialismo en España.8n. 1

Cesó como ministro de Obras Públicas en septiembre de 1933.

Huelga revolucionaria de 1934

La crisis de septiembre de 1933 provocó la salida de los socialistas del Gobierno y que concurrieran en solitario a las elecciones de noviembre. La victoria electoral de la derecha y la posibilidad de que la CEDA accediese al poder orientó al PSOE a preparar la huelga general revolucionaria de octubre de 1934, en la que Prieto tuvo una participación muy activa. Su propia opinión sobre la misma y su participación en ella la expuso posteriormente en el exilio, en una conferencia que tuvo lugar en la Ciudad de México el 1 de mayo de 1942:

Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación de aquel movimiento revolucionario. Lo declaro, como culpa, como pecado, no como gloria. Estoy exento de responsabilidad en la génesis de aquel movimiento, pero la tengo plena en su preparación y desarrollo [...].9

Antes de que la huelga general revolucionaria se llevase a cabo se puso a salvo huyendo a París. Prieto representaba un punto de vista liberal dentro del partido, y apoyaba la colaboración con los partidos republicanos de izquierdas para volver al poder, y como garantía de estabilidad de las instituciones republicanas. Por ello se opuso a las ideas revolucionarias de la izquierda de su partido —reflejadas por el diario Claridad— a la radicalización de las juventudes y a la colaboración con el PCE y la CNT.

Elecciones de 1936

En las elecciones de 1936 resultó elegido diputado por la circunscripción de Bilbao con 69 193 votos de un total de 143 868 votantes, de 184 787 electores: a la postre el tercer candidato más votado tras Mariano Ruiz-Funes y Julián Zugazagoitia.

Después de las elecciones fue nombrado presidente de la Comisión de Actas formada el 17 de marzo en el seno de las Cortes.

Con motivo de la repetición de elecciones a diputados en la provincia de Cuenca (en las que los candidatos del Frente Popular se enfrentarían entre los candidatos de la derecha a José Antonio Primo de Rivera, y, después de la renuncia del general Francisco Franco como candidato, a Manuel Casanova), intervino en Cuenca el 1 de mayo de 1936 en un vibrante mitin de campaña del Frente Popular en el que hizo alusión a los problemas del país, trayendo ecos del regeneracionismo y proponiendo medidas keynesianas para impulsar el mercado interior.10 En palabras dirigidas hacia la facción caballerista, «don Inda» se mostró contrario a la violencia o el desorden. Finalmente Prieto hizo gala de un hondo patriotismo español —afirmó «llevar a España en el corazón» y «en el tuétano de sus huesos»—11 y manifestó que «aunque internacionalista», se sentía «cada vez más profundamente español».12 El discurso fue celebrado por la prensa republicana, y también fue valorado positivamente por José Antonio, entonces en prisión. Pero fue recibido con hostilidad entre los caballeristas, acrecentando la división del partido.10

Guerra Civil
Prieto era un firme convencido de que la situación política y social de España en 1936 necesariamente desembocaría en una guerra civil, y así lo escribió y publicó en diversas ocasiones a lo largo de la primavera de dicho año.

Gabinete ministerial de Largo Caballero
Iniciada la guerra, aunque no formó parte del gobierno, tuvo una gran actividad política y en el seno del propio gobierno. Se mostró contrario a la violencia revolucionaria que se desató en la zona republicana, y cuando se produjo la Matanza de la cárcel Modelo de Madrid llegó a decir: «La brutalidad de lo que aquí acaba de ocurrir significa, nada menos, que con esto hemos perdido la guerra».13 Tras la caída de Talavera de la Reinaen septiembre de 1936, Largo Caballero se convirtió en presidente del Consejo de Ministros, siendo nombrado Prieto ministro de Marina y Airedel nuevo gobierno.

Tras los sucesos revolucionarios de mayo de 1937 en Barcelona, cayó el gabinete Largo Caballero por la oposición del Partido Comunista de España y del propio Prieto. El nuevo gobierno es presidido por Juan Negrín, en principio miembro de la facción de Prieto, y éste es designado ministro de la Defensa Nacional, aunque, en su fuero interno, reconocía que la guerra no podía ganarse por carecer la República del apoyo de las potencias democráticas (durante su ministerio, el acceso marítimo para los suministros soviéticos quedó cortado por los ataques de los submarinos italianos y la frontera francesa estaba cerrada).

Tras la caída del Frente Norte en octubre, presentó la dimisión que no le fue aceptada, aunque en abril de 1938, tras el derrumbe del frente de Aragón y sus enfrentamientos con Negrín y con los ministros comunistas, salió del gobierno.

Véase también: Segunda República Española en guerra

Exilio


Visado de entrada en los Estados Unidos expedido a Indalecio Prieto (1941).

Se aparta de la política activa el resto de la guerra, aunque acepta una embajada extraordinaria en varios países de Sudamérica, donde le sorprende el fin de la guerra. Desde su exilio en México pasó a liderar la fracción mayoritaria del PSOE. En 1939 se fundó la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE), sucesora del SERE. Prieto fue nombrado secretario general de la Junta Española de Liberación (1943-1945).

Véase también: Exilio republicano español
En el congreso de Toulouse del PSOE en 1946 triunfaron sus tesis: condena de Negrín y su política, ferviente anticomunismo y colaboración con los monárquicos para restaurar la democracia en España. En mayo de 1948 asistió, invitado por Salvador de Madariaga, al congreso de la Haya.14 Prieto, que en octubre de 1947 se había reunido en Londres con José María Gil-Robles,15 efectuó negociaciones con los monárquicos partidarios de Juan de Borbón, que culminaron con la ratificación el 29 de agosto de 1948 por parte de representantes de ambas posturas de un frágil acuerdo que se conoció como «pacto de San Juan de Luz».16 El pacto monárquico-socialista acabaría siendo formalmente abandonado en agosto de 1951.16 La consolidación de la dictadura invalidó sus proyectos y le llevó a dimitir de su puesto de la ejecutiva en noviembre de 1950. Falleció en Ciudad de México en los primeros minutos de la madrugada del 12 de febrero de 1962.17 Sus restos mortales descansan en el cementerio de Vista Alegre, en Derio, Vizcaya, en la parte que dicho cementerio tiene reservada como Cementerio Civil.

Posiciones e ideología

Socialista atípico con querencias liberales —el propio Prieto fundamentó la naturaleza de su pertenencia al PSOE describiéndose en repetidas ocasiones como «socialista a fuer de liberal»—18 dentro de un partido de raigambre obrerista y puritana, llegó a ser duramente criticado por su rival Largo Caballero sosteniendo que «para mí, Indalecio Prieto nunca ha sido socialista».19

Llego a confesar en el Congreso en 1920 que «me asusta el nacionalismo vasco, más que como elemento separatista, como elemento reaccionario».20 Apostó no obstante por la compatibilidad entre fuerismo y constitucionalismo, llegando a defender a los fueros como «una anticipación de casi todas las conquistas liberales modernas».21 Aunque era favorable al autogobierno de las Provincias Vascas y Navarra, Prieto mostró una oposición frontal hacia el separatismo así como a los planes del nacionalismo vasco en el proyecto de Estatuto de Estella, temiendo la posibilidad de que el territorio se convirtiera en un «Gibraltar reaccionario y un reducto clerical».22

Obras
  • ——— (1942). Palabras al viento.
  • ——— (1942). Discursos en América. Confesiones y rectificaciones.
  • ——— (1962). Cartas a un escultor: pequeños detalles de grandes sucesos.
  • ——— (1965). De mi vida: recuerdos, estampas, siluetas, sombras. Prólogo de Santiago Arisnea Lecea.
  • ——— (1960). Yo y Moscú.
  • ——— (2018). Miguel de Unamuno. Indalecio Prieto. Correspondencia 1916-1934.
Notas
  1. Se manifestó en los siguientes términos: «Yo proclamo, con una absoluta convicción, que si al Partido Socialista se le entregara el Poder actualmente en España, el Partido Socialista cometería una verdadera locura, cuyo término sería su su***dio inmediato, al pretender implantar el Socialismo en España en este momento actual de su desarrollo político, industrial y social».8
Referencias
  1. Cabezas, 2005, p. 26.
  2. Naveros, 1981, p. 6.
  3. Abilio Rabanal y Lara Peinado, 2010, p. 169.
  4. Preston, 1999, p. 326.
  5. Preston, 1999, p. 327.
  6. Sánchez Blanco, 2013, pp. 116-117.
  7. Macarro Vera, 1982, pp. 195; 200-201.
  8. Saltar a:a b Macarro Vera, 1982, p. 201.
  9. Prieto, 1991, pp. 112-113; Ranzato, 2006, p. 219; Redondo, 1993, p. 413.
  10. Saltar a:a b López Villaverde, 1999, p. 18.
  11. López Villaverde, 1999, p. 17.
  12. López Villaverde, 1999, pp. 14-16; Múgica Herzog, 2000, pp. 34-35; Cabezas, 2005, p. 307; Arbeloa, 1981.
  13. García Lahiguera, 1983, p. 81.
  14. Sainz Ortega, 1999, p. 453.
  15. Hernando, 2006, p. 225.
  16. Saltar a:a b Sainz Ortega, 1999, p. 460.
  17. Cabezas, 2005, pp. 727-728; Sola Ayape, 2015, p. 212.
  18. Marichal, 1982.
  19. Fuentes, 2018.
  20. Guerra Sesma, 2007, p. 195.
  21. Guerra Sesma, 2007, pp. 196-197.
  22. Granja Sainz, 2008, p. 275.
Bibliografía[editar]
Bibliografía adicional
  • Sáiz Valdivielso, Alfonso Carlos (1984). Indalecio Prieto: crónica de un corazón. Barcelona: Planeta. ISBN 84-320-5699-5.
  • Zugazagoitia (2001). Guerra y vicisitudes de los españoles. Barcelona: Tusquets Editores. ISBN 84-8310-760-0.
Enlaces externos
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  • Fundación Indalecio Prieto

Predecesor:​
1931
Sucesor:​
Jaime Carner Romeu
Diego Martinez Barrio
Predecesor:​
1931-1933 Sucesor:​

Predecesor:
Francisco Matz Sánchez
1936-1937 Sucesor:​
Él mismo
(Defensa Nacional)

Predecesor:
Él mismo
(Marina y Aire)
1937-1938 Sucesor:​

Predecesor:
Enrique de Francisco
1948-1951 Sucesor:​

 
Como se puede ver, el nivel intelectual de la mayoria de los políticos de la época era muy elevado, e incluso Prieto, siendo de origen obrero, fué autodidacta y escribió obras.

El abuelo de una amiga mía le contó que, cuando era niño, de la mano de su propio abuelo, se encontró y paró a saludar a don Indalecio, que se mostró muy campechano con el niño,y, tras despedirse, el abuelo le dijo al niño: "Acabas de tener el honor de conocer a uno de los más grandes hombres de nuestro país". El niño, ya abuelo, lo contaba emocionado.

Bien es cierto que Prieto, como Azaña, se opusieron a Negrín e injustamente lo expulsó del partido socialista.

Por otra parte, se opuso al derecho al voto femenino y su inclusión en la Constitución lo consideró una puñalada trapera a la República.

Sus restos reposan en Derio, Bizkaia, en el cementerio civil.
 
CLARA CAMPOAMOR


Clara Campoamor Rodríguez (Madrid, 12 de febrero de 18881 - Lausana, 30 de abril de 1972)23 fue una escritora, política y defensora de los derechos de la mujer española. Creó la Unión Republicana Femenina4 y fue una de las principales impulsoras del sufragio femenino en España, el cual se logró en 1931, y por primera vez fue ejercido por las mujeres en las elecciones de 1933. A causa de la guerra civil tuvo que huir de España y finalmente murió exiliada en Suiza.5

Nació en Madrid y fue bautizada como Clara Campoamor Rodríguez, hija de Pilar Rodríguez Martínez, costurera, y Manuel Campoamor Martínez, contable en un periódico. Su familia paterna procedía de Cantabria y Asturias, y la materna de Madrid y Toledo. El matrimonio tuvo dos hijos más, de los que únicamente terminó sobreviviendo Ignacio, que ocupó puestos de responsabilidad política durante la Segunda República.

En 1898, con diez años de edad, la muerte de su padre llevó a Clara a dejar sus primeros estudios para colaborar en la economía familiar. Estuvo trabajando de modista, dependienta de comercio y telefonista, y en las oposiciones de junio de 1909. consiguió plaza como auxiliar femenina de segunda clase del cuerpo auxiliar de Telégrafos del Ministerio de la Gobernación, con destinos sucesivos en Zaragoza (unos meses) y San Sebastián (cuatro años). En 1914, ganó una plaza en el Ministerio de Instrucción Pública, con el primer puesto por oposición, lo que le permitió regresar a Madrid, donde fue destinada como profesora especial de taquigrafía y mecanografía en las Escuelas de Adultas. Durante los años siguientes alternó este trabajo con los de traductora de francés, auxiliar mecanógrafa en el Servicio de Construcciones Civiles del propio Ministerio, y secretaria de Salvador Cánovas Cervantes, director del periódico conservador, maurista, La Tribuna, trabajo que le llevó a interesarse por la política y a publicar algún artículo.

En 1920 inició sus estudios de bachillerato, consiguiendo el título y matriculándose luego en la Facultad de Derecho, por la que se licenció el 19 de diciembre de 1924.6 Mientras tanto, se dedicó a participar en algunas asociaciones e impartió varias conferencias. Con 36 años, se convirtió en una de las pocas abogadas españolas de la época, y pasó a ejercer su profesión. En 1925 se convirtió en la segunda mujer en incorporarse al Colegio de Abogados de Madrid, un mes después que Victoria Kent.7

Algunas fuentes deducen que sus ideas sobre la igualdad de las mujeres la acercaron al PSOE, que en ese período escribiría el prólogo del libro Feminismo socialista de María Cambrils, dedicado a Pablo Iglesias. Pero nunca llegó a afiliarse a dicho partido, ni aceptó la colaboración de los socialistas con la dictadura de Primo de Rivera. Sí perteneció, en 1929, al comité organizador de la Agrupación Liberal Socialista, que desapareció poco tiempo después. Clara y Matilde Huici, republicanas y enemigas del régimen de Primo de Rivera, propusieron —sin éxito y probablemente fue el motivo por el que la abandonaron poco después de ingresar— que dicha Agrupación se desmarcara de la dictadura.

Clara Campoamor mantuvo una gran actividad como conferenciante en la Asociación Femenina Universitaria y en la Academia de Jurisprudencia, defendiendo siempre la igualdad de derechos de la mujer y la libertad política. Trabajó con Enrique Martí Jara, amigo de Manuel Azaña en el embrión de Acción Republicana, en cuyo Consejo Nacional figuró al principio. Sin embargo, nunca logró su ideal estratégico: la unión de todos los republicanos en un gran partido de centro con Azaña como delfín natural de Alejandro Lerroux.

Después de la rebelión de Ángel García Hernández y Fermín Galán en Jaca, y el proceso contra el Comité Revolucionario, Clara asumió la defensa de algunos de los implicados, entre los que se encontraba su hermano Ignacio.

El sufragio femenino

Véase también: Sufragio femenino

Tras proclamarse la Segunda República, Clara Campoamor fue elegida diputada por la circunscripción de la ciudad de Madrid en las elecciones de 19318 (entonces las mujeres podían ser elegidas, pero no ser electoras) por el Partido Radical,9 al que se había afiliado por haberse proclamado este "republicano, liberal, laico y democrático", constantes de su propio ideario político.

Durante el periodo de las Cortes Constituyentes de 1931 formó parte del equipo que elaboró el proyecto de la Constitución de la nueva República integrada por veintiún diputados. En dicho organismo luchó por establecer la no discriminación por razón de s*x*, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”. Consiguió todo, excepto lo relativo al voto, que tuvo que debatirse en las Cortes de España.

La izquierda, con la excepción de un grupo de socialistas y algunos republicanos, no quería que la mujer votase porque se suponía que estaba muy influida por la Iglesia y votaría a favor de la derecha. Por ello, el Partido Radical Socialista enfrentó a Clara con otra reconocida diputada, Victoria Kent, contraria al voto de las mujeres. El debate final celebrado el 1 de octubrefue un acontecimiento. Campoamor fue considerada como la vencedora y la aprobación del artículo 36 que posibilitó el sufragio femenino se logró con 161 votos a favor por 121 en contra. Contó con el apoyo de la mayor parte del Partido Socialista —con algunas excepciones importantes como la de Indalecio Prieto—, buena parte de la derecha, casi todos los diputados de Esquerra Republicana de Catalunya y pequeños grupos republicanos como los progresistas y la Agrupación de Defensa de la República. En contra se posicionaron Acción Republicana, el Partido Radical Socialista y, lo que más pudo contrariar a Clara, el propio Partido Radical salvo otros cuatro compañeros.10

Ni ella ni Victoria Kent consiguieron renovar sus escaños en las elecciones de 1933. En 1934, Clara Campoamor abandonó el Partido Radical por su subordinación a la CEDA y los excesos en la represión de la insurrección revolucionaria en Asturias. Pero cuando ese mismo año, intentó (con la mediación de Santiago Casares Quiroga) unirse a Izquierda Republicana (fusión de radicalsocialistas, azañistas y galleguistas), su admisión fue denegada. Fue entonces cuando escribió y publicó —en mayo de 1935— Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, todo un testimonio personal de sus luchas parlamentarias.

Exilio


Clara Campoamor está enterrada en el panteón de la familia Montó Riu en el Cementario de Polloe de San Sebastián, Guipúzcoa.
Al estallar la Guerra Civil se exilió y en 1937 publicó en París: La revolución española vista por una republicana, donde narra su experiencia en Madrid, mostrándose crítica con el comportamiento de los republicanos. Vivió una década en Buenos Aires donde se ganó la vida traduciendo, dando conferencias y escribiendo biografías (Concepción Arenal, sor Juana Inés de la Cruz, Quevedo...). Publicó 29 textos divulgativos en la revista femenina Chabela entre 1943 y 1945 e hizo traducciones pane lucrando del francés, por ejemplo de Víctor Hugo y de Émile Zola. Intentó regresar a España a fines de la década de 1940, pero desistió al conocer la noticia de que estaba procesada por su pertenencia a una logia masónica.

En 1955, se instaló en Lausana (Suiza) donde trabajó en un bufete de abogados hasta que perdió la vista. Murió de cáncer el 30 de abril de 1972. Sus restos fueron trasladados días después al cementerio de Polloe en San Sebastián (Guipúzcoa),11 y se conservan en el panteón de la familia Monsó Riu por ser Clara madrina de la familia.

Memoria histórica

usto original de Clara Campoamor en las inmediaciones del Centro Conde Duque de Madrid, obra de Lucas Alcalde en 2006.

Homenaje a Clara Campoamor en el estabilizador vertical de un Boeing 737-800 de la aerolínea Norwegian Air Shuttle
Tras la Transición, se llevaron a cabo homenajes y reconocimientos que fueron valorados como escasos por organizaciones por igualdad de la mujer.

Diversos institutos, colegios, centros culturales, asociaciones de mujeres, parques y calles recibieron su nombre.

En 1988 Correos lanzó un sello de conmemoración del Primer Centenario del nacimiento de Clara Campoamor, quien había ingresado en 1909 como auxiliar femenina de segunda clase del cuerpo auxiliar de Telégrafos.

En 1998 la Secretaría de Igualdad del PSOE andaluz instituyó los Premios Clara Campoamor que reconocen anualmente, uno por provincia y uno especial, a aquellas personalidades o colectivos que se hayan significado en la defensa de la igualdad de la mujer.12

Del mismo modo, el Ayuntamiento de Madrid creó en 2006 un premio con su nombre, que en su primera edición el 8 de marzo fue entregado a la abogada y feminista, María Telo Núñez. Ese mismo día se inauguró en la Plaza de las Guardias de Corps de Madrid, un busto de Clara Campoamor realizado por el escultor Lucas Alcalde.13

En 2006, 75º aniversario de la aprobación del sufragio femenino en España, diversos colectivos promovieron una campaña para pedir el reconocimiento por parte del Congreso de los Diputados de sus aportaciones con la colocación de un busto en sus instalaciones. En noviembre de aquel mismo año, el PSOE presentó una proposición-no-de-ley solicitando al Gobierno del mismo partido que las políticas de igualdad tuvieran también su reflejo en la acuñación del euro. La figura femenina elegida para que apareciera en las futuras monedas de euro fue la de Clara Campoamor, por ser la principal defensora del voto femenino en la Segunda República, proposición que finalmente fue aprobada el 12 de junio de 2007, por el Pleno del Congreso, con el apoyo de todos los grupos parlamentarios salvo el PP, que se abstuvo.14

En 2007, el Ministerio de Fomento botó el Buque Polivalente B-32 "Clara Campoamor", bautizado en su honor y operado por la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima.

En 2011, con motivo del centenario del Día Internacional de la Mujer, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre acuñó una moneda conmemorativa en plata con valor facial de 20 euros que muestra la efigie de Clara Campoamor.


Clara Campoamor Rodríguez en San Sebastián
Ese mismo año 2011 se colocó en la Plaza Clara Campoamor de San Sebastián, Guipúzcoa, una escultura de la artista Dora Salazar que representa a Clara Campoamor, a tamaño real de pie con un libro en la mano. En 2017 la escultura fue trasladada a la céntrica plaza Vinuesa, junto al Paseo de La Concha.

Desde diciembre de 2016 el Ayuntamiento de Bilbao puso en honor a su memoria el nombre a una calle en la zona de Zorroza.

El verano de 2016 el busto de Clara Campoamor fue robado de su emplazamiento. El Ayuntamiento de Madrid tomó la decisión de reponerlo, por razones artísticas y sociales, encargándoselo al mismo escultor y siendo nuevamente instalado en el mismo lugar, en diciembre de 2017.


Citas
  • Defendí en Cortes Constituyentes los derechos femeninos. Deber indeclinable de mujer que no puede traicionar a su s*x*, si, como yo, se juzga capaz de actuación, a virtud de un sentimiento sencillo y de una idea clara que rechazan por igual: la hipótesis de constituir un ente excepcional, fenomenal; merecedor, por excepción entre las otras, de inmiscuirse en funciones privativas del varón, y el salvoconducto de la hetaira griega, a quien se perdonara cultura e intervención a cambio de mezclar el comercio del s*x* con el espíritu.
  • (...)Resolved lo que queráis, pero afrontando la responsabilidad de dar entrada a esa mitad de género humano en política, para que la política sea cosa de dos, porque solo hay una cosa que hace un s*x* solo: alumbrar; las demás las hacemos todos en común, y no podéis venir aquí vosotros a legislar, a votar impuestos, a dictar deberes, a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras. ("El voto femenino y yo". Editorial Horas.Madrid, 2006, p. 107)
  • República, república siempre, la forma de gobierno más conforme con la evolución natural de los pueblos.
  • Estoy tan alejada del fascismo como del comunismo. Soy liberal. ("La revolución española vista por una republicana", Ediciones Espuela de Plata, 2005, pp. 177-178)
  • (...)A mi pudiéronme cargarse todos los pecados políticos imaginarios de la mujer, y pasárseme todas las cuentas del menudo rencor. Lo que no espero ocurra es que se eleve una voz, una sola, de ese campo de la izquierda, de quien hube de sufrirlo todo, por ser el único que ideológicamente me interesa, y al que aun aislada sirvo. ("El voto femenino y yo". Editorial Horas.Madrid, 2006, p. 264)
  • (...)La división tan sencilla como falaz hecha por el gobierno entre fascistas y demócratas, para estimular al pueblo, no se corresponde con la verdad. La heterogénea composición de los grupos que constituyen cada uno de los bandos (...) demuestra que hay al menos tantos elementos liberales entre los alzados como anti demócratas en el bando gubernamental. ("La revolución española vista por una republicana", Ediciones Espuela de Plata, 2005, p. 149)
  • (...)La victoria total, completa, aplastante de un bando sobre el otro, cargará al vencedor con la responsabilidad de todos los errores cometidos y proporcionará al vencido la base de la futura propaganda, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. ("La revolución española vista por una republicana", Ediciones Espuela de Plata, 2005, p. 179)
  • Se torturaba a los acusados en las prisiones; se fusilaba a los presos sin formación de causa en los patios de los cuarteles y se cerraban los ojos a las persecuciones y atrocidades perpetradas por la policía durante aquellos dieciséis meses. Hubo solo tres ejecuciones oficiales: ¡Cuánta clemencia! Pero hubo millares de presos y centenares de muertos, torturados y mutilados. ¡Execrable crueldad! He aquí el trágico balance de una represión, que, de haber sido severa, pero legal, limpia y justa en sus métodos, hubiera causado mucho menos daño al país. (Sobre la represión del levantamiento revolucionario de Asturias, en 1934)
  • El 23 de febrero de 1935, me separé del partido radical, enviando a su jefe [A. Lerroux] la siguiente carta, que la censura ahogó: "(...)No fui yo nunca un elemento de derecha, ni aún de centro derecha, en el partido. Cuando me designó usted para la dirección general de beneficencia, desarrollé en ella (...) un plan liberal radical y justo, que respondía en absoluto al espíritu y letra del programa del partido (...). Y esta conducta es, Sr. Lerroux, síntesis y reflejo de toda su actuación en su tercera etapa del gobierno. Las derechas españolas anticonstitucionales, enemigas resueltas de todo cuanto la república representara en su advenimiento, enemigas decididas del programa radical, letra a letra, no encuentran en Usted, ante mis ojos estupefactos, el menor dique, la más leve barrera. Más que colaborador, el partido radical ha descendido a ser el servidor de esas derechas(...)".("El voto femenino y yo". Editorial Horas.Madrid, 2006, p. 236).
  • (...)Carecen de interés y de altura, porque aquí la tienen muy pocas cosas, las razones que me movieron a solicitar el ingreso en Izquierda Republicana, con preferencia de otro partido (...). Después de imponer infamantes acusaciones que sobre mi nefanda conducta personal y política se habían podido reunir en tres meses y pico de rebuscar (...) por 183 votos contra 68 se decidió rechazar mi admisión en Izquierda republicana. ("El voto femenino y yo". Editorial Horas.Madrid, 2006, pp. 238-242). (Sobre la denegación de ingreso en otro partido, tras abandonar
Obras
  • El derecho de la mujer en España (1931)
  • El voto femenino y yo: mi pecado mortal (1935-1939), Buenos Aires. Editado en 1939 por Talleres Gráficos Fanetti & Gasperini y reeditado en 1983 por el Instituto de publicidad Navales. Libro escrito conjuntamente con el diputado republicano Federico Fernández de Castillejo, también exiliado.
  • La révolution espagnole vue par une républicaine (1937). La primera edición fue en París. Posteriormente se hicieron varias traducciones al español.
  • La revolución española vista por una republicana, reeditado en 2018 por la editorial Renacimiento y traducido por Luis Español Bouché.1819
  • El pensamiento vivo de Concepción Arenal (1943)
  • Sor Juana Inés de la Cruz (1944)
  • Vida y obra de Quevedo (1945)
  • Heroismo criollo: la Marina argentina en el drama español (1983). Fue escrito con Federico Fernández Castillejo. Publicado por el Instituto de Publicaciones Navales de Buenos Aires.
  • Del amor y otras pasiones. Artículos literarios .20 (Artículos y dos entrevistas inéditas, recogidos por al trabajo de investigación realizado por Beatriz Ledesma Fernández de Castillejo, que también, lo ha antologado y prologado para la 'Colección de Cuadernos de Obra Fundamental' del Banco Santander).21
Filmografía
Año Película Directora Actriz
2011 Clara Campoamor, la mujer olvidada Laura Mañá Elvira Mínguez
Véase también[editar]
Referencias
  1. Ficha en Público sobre la II República Española en su 80 aniversario: Protagonistas Público. Consultado el 12 de mayo de 2012.
  2. Clara Campoamor (por fideus)
  3. Biografía de Clara Campoamor en "plusesmas.com". Consultado el 9 de mayo de 2011.
  4. Ministerio de Cultura España. Las mujeres en la guerra civil. Ministerio de Cultura de España. p. 11. ISBN 84-7483-575-5.
  5. «La cara más secreta de Clara Campoamor». El País. 18 de enero de 2019.
  6. Los datos sobre su periplo 1909-1924 proceden de N. Samblancat Miranda, “Clara Campoamor en busca de la igualdad” (publ. en GEXEL, Grupo de Estudios del Exilio Literario, 2012), introducción revisada y ampliada de su edición de la obra de Clara Campoamor La revolución española vista por una republicana, Bellaterra, Barcelona, Universitat Autònoma de Barcelona, Servei de Publicacions, 2002, pp. 19-58], que a su vez cita en detalle las referencias oportunas.
  7. Prada, José Manuel (2014). «Lo que pudo ser y no fue: homenaje a Carmen López Bonilla». Otrosí. pp. 37-39. Consultado el 6 de mayo de 2015.
  8. Congreso: Histórico de Diputados 1810-1977
  9. Tusell Gómez, Ruiz Manjón y García Queipo de Llano, 1981-1982, p. 252.
  10. La mujer en la República (1931-1936)
  11. Homenaje de la plataforma PLAZANDREOK a su memoria en 2006. Consultado el 09/05/2011.
  12. Entrega de los Premios Clara Campoamor 2013.
  13. Gallardón inauguró un busto dedicado a Clara Campoamor y entregó un premio a la abogada feminista María Telo. En 1985 su municipio natal ya le había dedicado una calle en el Distrito de Carabanchel; que fue reconocido en febrero de 2006, por unanimidad, "para homenajear su trayectoria".
  14. liario de Sesiones del Congreso de los Diputados, Sesión Plenaria nº 242.
  15. FNMT-RCM: 20 Euros - Día de la Mujer Trabajadora
  16. «Donostia.eus - [Noticia] Inaugurada la nueva ubicación de la escultura de Clara Campoamor». www.donostia.eus. Consultado el 19 de noviembre de 2017.
  17. «El busto de Clara Campoamor regresa a Malasaña». abc. Consultado el 19 de agosto de 2018.
  18. «La revolución española vista por una republicana». Editorial Renacimiento. Consultado el 2019-01-18.
  19. Aunión, J. A. (2019-01-18). «La cara más secreta de Clara Campoamor». El País. ISSN 1134-6582. Consultado el 2019-01-18.
  20. Santander, Fundación Banco. «Del amor y otras pasiones (Artículos literarios)». www.fundacionbancosantander.com. Consultado el 2019-01-17.
  21. «Clara Campoamor, de la lucha feminista al ensayo poético». m.elcultural.com. Consultado el 2019-01-17.
Bibliografía
Enlaces externos


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