Poesía Eres Tú...

A UN JUEZ MERCADERÍA
--------------

Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!,
menos bien las estudias que las vendes;
lo que te compran solamente entiendes;
más que Jasón te agrada el Vellocino.

El humano derecho y el divino,
cuando los interpretas, los ofendes,
y al compás que la encoges o la extiendes,
tu mano para el fallo se previno.

No sabes escuchar ruegos baratos,
y sólo quien te da te quita dudas;
no te gobiernan textos, sino tratos.

Pues que de intento y de interés no mudas,
o lávate las manos con Pilatos,
o, con la bolsa, ahórcate con Judas.


Francisco de Quevedo​
 
  • PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO
  • ------------------------------------------​


Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
Al cobarde y al guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Pues al natural destierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.



    • Francisco de Quevedo
 
  • LETRILLA LÍRICA
  • .........................​


Rosal, menos presunción
donde están las clavellinas,
pues serán mañana espinas
las que agora rosas son.

¿De qué sirve presumir,
rosal, de buen parecer,
si aun no acabas de nacer
cuando empiezas a morir?
Hace llorar y reír
vivo y muerto tu arrebol
en un dia o en un sol:
desde el Oriente al ocaso
va tu hermosura en un paso,
y en menos tu perfección.
Rosal, menos presunción
donde están las clavellinas,
pues serán mañana espinas
las que agora rosas son.

No es muy grande la ventaja
que tu calidad mejora:
si es tus mantillas la aurora,
es la noche tu mortaja.
No hay florecilla tan baja
que no te alcance de días,
y de tus caballerías,
por descendiente de la alba,
se está rïendo la malva,
cabellera de un terrón.
Rosal, menos presunción
donde están las clavellinas,
pues serán mañana espinas
las que agora rosas son.

Francisco de Quevedo
 
¿Mi tierra?
Mi tierra eres tú.

¿Mi gente?
Mi gente eres tú.

El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.

¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?

Luis Cernuda (Sevilla, 21.09.1902-Ciudad de México, 05.11.1963)
 


Igual que le han dado a Bob Dylan, el Nobel de Literatura. Esto también es poesía y de la buena, y que nunca morirá.
Mis disculpas a quién abrió este Hilo, espero y deseo que lo entienda.
En especial para Gazelle.
Por supuesto para todos los foreros, visitantes, y Staff, con todo mi agradecimiento.
 
  • EL SILENCIO
  • ------------​
Oye, hijo mío, el silencio.
Es un silencio ondulado,
un silencio,
donde resbalan valles y ecos
y que inclina las frentes
hacia el suelo.

Federico García Lorca
 
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

Lope de Vega.
 
Muerte de Antoñito el Camborio
---------------------------


Voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
Voces antiguas que cercan
voz de clavel varonil.
Les clavó sobre las botas
mordiscos de jabalí.
En la lucha daba saltos
jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga
su corbata carmesí,
pero eran cuatro puñales
y tuvo que sucumbir.
Cuando las estrellas clavan
rejones al agua gris,
cuando los erales sueñan
verónicas de alhelí,
voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.


*
Antonio Torres Heredia,
Camborio de dura crin,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
Mis cuatro primos Heredias
hijos de Benamejí.
Lo que en otros no envidiaban,
ya lo envidiaban en mí.
Zapatos color corinto,
medallones de marfil,
y este cutis amasado
con aceituna y jazmín.
¡Ay Antoñito el Camborio
digno de una Emperatriz!
Acuérdate de la Virgen
porque te vas a morir.
¡Ay Federico García,
llama a la Guardia Civil!
Ya mi talle se ha quebrado
como caña de maíz.

*
Tres golpes de sangre tuvo
y se murió de perfil.
Viva moneda que nunca
se volverá a repetir.
Un ángel marchoso pone
su cabeza en un cojín.
Otros de rubor cansado,
encendieron un candil.
Y cuando los cuatro primos
llegan a Benamejí,
voces de muerte cesaron
cerca del Guadalquivir.


Federico García Lorca
 
Oda a Salvador Dalí
------------------


Una rosa en el alto jardín que tú deseas.
Una rueda en la pura sintaxis del acero.
Desnuda la montaña de niebla impresionista.
Los grises oteando sus balaustradas últimas.

Los pintores modernos en sus blancos estudios,​
cortan la flor aséptica de la raíz cuadrada.​
En las aguas del Sena un ice-berg de mármol​
enfría las ventanas y disipa las yedras.​
El hombre pisa fuerte las calles enlosadas.​
Los cristales esquivan la magia del reflejo.​
El Gobierno ha cerrado las tiendas de perfume.​
La máquina eterniza sus compases binarios.​
Una ausencia de bosques, biombos y entrecejos​
yerra por los tejados de las casas antiguas.​
El aire pulimenta su prisma sobre el mar​
y el horizonte sube como un gran acueducto.​
Marineros que ignoran el vino y la penumbra,​
decapitan sirenas en los mares de plomo.​
La Noche, negra estatua de la prudencia, tiene​
el espejo redondo de la luna en su mano.​
Un deseo de formas y límites nos gana.​
Viene el hombre que mira con el metro amarillo.​
Venus es una blanca naturaleza muerta​
y los coleccionistas de mariposas huyen.​
* * *​
Cadaqués, en el fiel del agua y la colina,​
eleva escalinatas y oculta caracolas.​
Las flautas de madera pacifican el aire.​
Un viejo dios silvestre da frutas a los niños.​
Sus pescadores duermen, sin ensueño, en la arena.​
En alta mar les sirve de brújula una rosa.​
El horizonte virgen de pañuelos heridos,​
junta los grandes vidrios del pez y de la luna.​
Una dura corona de blancos bergantines​
ciñe frentes amargas y cabellos de arena.​
Las sirenas convencen, pero no sugestionan,​
y salen si mostramos un vaso de agua dulce.​
* * *​
¡Oh, Salvador Dalí, de voz aceitunada!​
No elogio tu imperfecto pincel adolescente​
ni tu color que ronda la color de tu tiempo,​
pero alabo tus ansias de eterno limitado.​
Alma higiénica, vives sobre mármoles nuevos.​
Huyes la oscura selva de formas increíbles.​
Tu fantasía llega donde llegan tus manos,​
y gozas el soneto del mar en tu ventana.​
El mundo tiene sordas penumbras y desorden,​
en los primeros términos que el humano frecuenta.​
Pero ya las estrellas ocultando paisajes,​
señalan el esquema perfecto de sus órbitas.​
La corriente del tiempo se remansa y ordena​
en las formas numéricas de un siglo y otro siglo.​
Y la Muerte vencida se refugia temblando​
en el círculo estrecho del minuto presente.​
Al coger tu paleta, con un tiro en un ala,​
pides la luz que anima la copa del olivo.​
Ancha luz de Minerva, constructora de andamios,​
donde no cabe el sueño ni su flora inexacta.​
Pides la luz antigua que se queda en la frente,​
sin bajar a la boca ni al corazón del bosque.​
Luz que temen las vides entrañables de Baco​
y la fuerza sin orden que lleva el agua curva.​
Haces bien en poner banderines de aviso,​
en el límite oscuro que relumbra de noche.​
Como pintor no quieres que te ablande la forma​
el algodón cambiante de una nube imprevista.​
El pez en la pecera y el pájaro en la jaula.​
No quieres inventarlos en el mar o en el viento.​
Estilizas o copias después de haber mirado,​
con honestas pupilas sus cuerpecillos ágiles.​
Amas una materia definida y exacta​
donde el hongo no pueda poner su campamento.​
Amas la arquitectura que construye en lo ausente​
y admites la bandera como una simple broma.​
Dice el compás de acero su corto verso elástico.​
Desconocidas islas desmiente ya la esfera.​
Dice la línea recta su vertical esfuerzo​
y los sabios cristales cantan sus geometrías.​
* * *​
Pero también la rosa del jardín donde vives.​
¡Siempre la rosa, siempre, norte y sur de nosotros!​
Tranquila y concentrada como una estatua ciega,​
ignorante de esfuerzos soterrados que causa.​
Rosa pura que limpia de artificios y croquis​
y nos abre las alas tenues de la sonrisa​
(Mariposa clavada que medita su vuelo).​
Rosa del equilibrio sin dolores buscados.​
¡Siempre la rosa!​
* * *​
¡Oh, Salvador Dalí de voz aceitunada!​
Digo lo que me dicen tu persona y tus cuadros.​
No alabo tu imperfecto pincel adolescente,​
pero canto la firme dirección de tus flechas.​
Canto tu bello esfuerzo de luces catalanas,​
tu amor a lo que tiene explicación posible.​
Canto tu corazón astronómico y tierno,​
de baraja francesa y sin ninguna herida.​
Canto el ansia de estatua que persigues sin tregua,​
el miedo a la emoción que te aguarda en la calle.​
Canto la sirenita de la mar que te canta​
montada en bicicleta de corales y conchas.​
Pero ante todo canto un común pensamiento​
que nos une en las horas oscuras y doradas.​
No es el Arte la luz que nos ciega los ojos.​
Es primero el amor, la amistad o la esgrima.​
Es primero que el cuadro que paciente dibujas​
el seno de Teresa, la de cutis insomne,​
el apretado bucle de Matilde la ingrata,​
nuestra amistad pintada como un juego de oca.​
Huellas dactilográficas de sangre sobre el oro,​
rayen el corazón de Cataluña eterna.​
Estrellas como puños sin halcón te relumbren,​
mientras que tu pintura y tu vida florecen.​
No mires la clepsidra con alas membranosas,​
ni la dura guadaña de las alegorías.​
Viste y desnuda siempre tu pincel en el aire​
frente a la mar poblada de barcos y marinos.​
Federico García Lorca
 
LA MUERTE DE TRINIDAD

Rima LXXIII

------------------------

Cerraron sus ojos
que aún tenía abiertos,
taparon su cara
con un blanco lienzo,
y unos sollozando,
otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron.

La luz que en un vaso
ardía en el suelo,
al muro arrojaba
la sombra del lecho;
y entre aquella sombra
veíase a intérvalos
dibujarse rígida
la forma del cuerpo.

Despertaba el día,
y, a su albor primero,
con sus mil rüidos
despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
de vida y misterio,
de luz y tinieblas,
yo pensé un momento:

?¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

*

De la casa, en hombros,
lleváronla al templo
y en una capilla
dejaron el féretro.
Allí rodearon
sus pálidos restos
de amarillas velas
y de paños negros.

Al dar de las Ánimas
el toque postrero,
acabó una vieja
sus últimos rezos,
cruzó la ancha nave,
las puertas gimieron,
y el santo recinto
quedóse desierto.

De un reloj se oía
compasado el péndulo,
y de algunos cirios
el chisporroteo.
Tan medroso y triste,
tan oscuro y yerto
todo se encontraba
que pensé un momento:

?¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

*

De la alta campana
la lengua de hierro
le dio volteando
su adiós lastimero.
El luto en las ropas,
amigos y deudos
cruzaron en fila
formando el cortejo.

Del último asilo,
oscuro y estrecho,
abrió la piqueta
el nicho a un extremo.
Allí la acostaron,
tapiáronle luego,
y con un saludo
despidióse el duelo.

La piqueta al hombro
el sepulturero,
cantando entre dientes,
se perdió a lo lejos.
La noche se entraba,
el sol se había puesto:
perdido en las sombras
yo pensé un momento:

?¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

*

En las largas noches
del helado invierno,
cuando las maderas
crujir hace el viento
y azota los vidrios
el fuerte aguacero,
de la pobre niña
a veces me acuerdo.

Allí cae la lluvia
con un son eterno;
allí la combate
el soplo del cierzo.
Del húmedo muro
tendida en el hueco,
¡acaso de frío
se hielan sus huesos...!

* * *

¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es sin espíritu,
podredumbre y cieno?
No sé; pero hay algo
que explicar no puedo,
algo que repugna
aunque es fuerza hacerlo,
el dejar tan tristes,
tan solos los muertos.

Gustavo Adolfo Bécquer
 
Para que un mañana

Lejano el cielo,
cercana la tierra,
a lomos de mi caballo
la mirada perdida,
el pensamiento encontrado
sin saber si habrá un mañana
en una bóveda sin estrellas.
Allì quedó ella, mi vida
sola en un desierto de porcelana,
nada se pudo hacer
y lo que se pudo no bastó
ella entregó su alma,
yo juguete roto, triste y olvidado
lloro su ausencia; y
¡que tan solo he quedado!

Serendi (ahora mismo)​
.
Dear @Serendi: Todo en amor es triste, mas, triste y todo, es lo major que existe. (Amado Nervo).
Es un bello poema para tu amada y percibo tu soledad. Sin embargo, has iluminado los foros con tu
experiencia vital y sabiduria. Habemos muchos/as como tu en el espacio infinito. Cuanto me alegro
que compartas y participes con nosotros/as tanta riqueza spiritual. Un beso y una flor........Shalom
 

Temas Similares

2 3 4
Respuestas
39
Visitas
2K
Back