Poesía Eres Tú...

Soneto XCIX

Otros días vendrán, será entendido
el silencio de plantas y planetas
y cuántas cosas puras pasarán!
Tendrán olor a luna los violines!
El pan será tal vez como tú eres:
tendrá tu voz, tu condición de trigo,
y hablarán otras cosas con tu voz:
los caballos perdidos del Otoño.
Aunque no sea como está dispuesto
el amor llenará grandes barricas
como la antigua miel de los pastores,
y tú en el polvo de mi corazón
(en donde habrán inmensos almacenes)
irás y volverás entre sandías.
 
El juego en que andamos
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.
de "El juego en que andamos"


Juan Gelmán
 
GARCILASO DE LA VEGA
¿Dó están agora aquellos ojos claros
que llevaban tras si, como colgada,
mi alma, doquier que ellos se volvían?
¿Dó está la blanca mano delicada,
llena de vencimientos y despojos
que de mí mis sentidos le ofrecían?
Los cabellos que vían
con gran desprecio al oro
como a menor tesoro,
¿adónde están, adónde el blanco pecho?
¿Dó la columna que el dorado techo
con proporción graciosa sostenía?
Aquesto todo agora ya se encierra,
por desventura mía,
en la escura, desierta y dura tierra.

Doquier: cualquier sitio
Vían: veían
 
Dios no quiere que tu tengas​
sol si conmigo no marchas;​
Dios no quiere que tu bebas​
si yo no tiemblo en tu agua;​
no consiente que te duermas​
sino en mi trenza ahuecada.​


Gabriela Mistral​
 
Como me gusta Garcilaso y como amaba a su Elisa....

Escrito está en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo
vos sola lo escribisteis; yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto,
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.
 
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;​
y se quedará mi huerto con su verde árbol,​
y con su pozo blanco.​

Todas las tardes el cielo será azul y plácido;​
y tocarán, como esta tarde están tocando,​
las campanas del campanario.​

Se morirán aquellos que me amaron;​
y el pueblo se hará nuevo cada año;​
y en el rincon de aquel mi huerto florido y encalado,​
mi espiritu errará, nostalgico.​

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol​
verde, sin pozo blanco,​
sin cielo azul y plácido...​
Y se quedarán los pájaros cantando.​

Juan Ramón Jimenez.​
 
Quisiera esta tarde divina de octubre​
pasear por la orilla lejana del mar;​
que la arena de oro, y las aguas verdes,​
y los cielos puros me vieran pasar.​

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,​
como una romana, para concordar​
con las grandes olas, y las rocas muertas​
y las anchas playas que ciñen el mar.​

Con el paso lento, y los ojos fríos​
y la boca muda, dejarme llevar;​
ver cómo se rompen las olas azules​
contra los granitos y no parpadear;​
ver cómo las aves rapaces se comen​
los peces pequeños y no despertar;​
pensar que pudieran las frágiles barcas​
hundirse en las aguas y no suspirar;​
ver que se adelanta, la garganta al aire,​
el hombre más bello, no desear amar...​

Perder la mirada, distraídamente,​
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:​
y, figura erguida, entre cielo y playa,​
sentirme el olvido perenne del mar.​


Alfonsina Storni​
 
El juego en que andamos
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.
de "El juego en que andamos"


Juan Gelmán
Carta abierta a mi nieto (fragmento)

Me resulta muy extraño hablarte de mis hijos como tus padres que no fueron. No sé si sos varón o mujer. Sé que naciste...
Ahora tenés casi la edad de tus padres cuando los mataron y pronto serás mayor que ellos. Ellos se quedaron en los 20 años para siempre. Soñaban mucho con vos y con un mundo más habitable para vos. Me gustaría hablarte de ellos y que me hables de vos. Para reconocer en vos a mi hijo y para que reconozcas en mí lo que de tu padre tengo: los dos somos huérfanos de él. Para reparar de algún modo ese corte brutal o silencio que en la carne de la familia perpetró la dictadura militar. Para darte tu historia, no para apartarte de lo que no te quieras apartar. Ya sos grande, dije.

Escrita en 1995 y publicada en Brecha, el 23 de diciembre de 19985
 
PARAD LOS RELOJES Y OTROS POEMAS

PARAD LOS RELOJES

W.H.AUDEN

Parad los relojes y desconectad el teléfono,
dadle un hueso jugoso al perro para que no ladre,
haced callar a los pianos, tocad tambores con sordina,
sacad el ataúd y llamad a las plañideras.

Que los aviones den vueltas en señal de luto
y escriban en el cielo el mensaje “Él ha muerto”,
ponedles crespones en el cuello a las palomas callejeras,
que los agentes de tráfico lleven guantes negros de
algodón.

Él era mi norte y mi sur, mi este y mi oeste,
mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
mi día y mi noche, mi charla y mi música.
Pensé que el amor era eterno; estaba equivocado.

Ya no hacen falta estrellas: quitadlas todas,
guardad la luna y desmontad el sol,
tirad el mar por el desagüe y podad los bosques,
porque ahora ya nada puede tener utilidad

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