POBREZA ENERGÉTICA: cuatro millones de españoles tienen retrasos en el pago

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Cocinar con alcohol en una lata y tirar de ducha portátil: así es vivir sin electricidad
Miles de familias viven sin suministro eléctrico y sin gas. Algunos, como Pilar, llevan más de cuatro años a oscuras, empujados a la miseria por no poder pagar unos cientos de euros.

David Brunat (El Confidencial)
19.11.2016 – 05:00 H.
En casa de Pilar quien mejor vive son los gatos. Tiene tres, y se pasan el día saltando entre los muebles o dormitando en el sofá. Su dueña, en cambio, tiene que avanzar a tientas, tratando de no tropezar con la mesita del salón o con cualquiera que sea el cacharro que hayan tirado los gatos al suelo. Pilar vive a oscuras desde el año 2012, una odisea en la que su hijo José, de 21 años, la acompaña desde el año pasado. Un día dejó de pagar la electricidad, se la cortaron, reconectó los cables y le respondieron llevándose el contador. Así hasta hoy. Una deuda de 500 euros con Gas Natural Fenosa la ha convertido en una paria social, más cercana a los rigores del siglo XIX que a las comodidades de nuestro tiempo.

"Los primeros días fueron horribles, una sensación de impotencia enorme. Me han hecho sentir una delincuente, pero mi único delito es no tener dinero para pagar", relata Pilar, 52 años, técnica en ofimática en paro. "En el bloque me miran fatal porque claro, tampoco pago la comunidad. Piensan que estoy loca. No entienden que si no tengo luz es porque no puedo. ¿Quién va a querer vivir así por gusto?". La mujer habla sin tapujos y con la confianza que dan casi cinco años sobreviviendo a la miseria. Incluso se permite bromear sobre el estado cochambroso de su vivienda: "Aquí el polvo y el desorden no se notan, es una ventaja". Su única exigencia es no revelar su identidad. "Es por el trabajo. A nadie se le ocurriría contratarme si supiera que vivo así. Ya bastante me cuesta explicar que soy informática pero no tengo internet en casa".

"Los primeros días fueron horribles, una sensación de impotencia enorme. Me han hecho sentir una delincuente, pero mi único delito es no tener dinero"

Pilar relata sus desventuras mientras prepara la cena iluminada por una luz led. El menú de hoy consiste en una tortilla mexicana, unos dados de jamón york y salsa picante. Los guarda en la nevera, por eso de la costumbre. En el interior hay una rodaja de piña, una bolsa abierta de ensalada, alguna lata de conserva, sal, ketchup, mayonesa y un par de tomates arrugados. "Como comprenderás no puedo comprar carne ni pescado, primero porque cuestan dinero y luego porque necesitan frío. Lo más elaborado que hago son salchichas y cuando puedo lentejas. Y porque mi hijo vive ahora conmigo, que si no ni eso. El año pasado pesaba 45 kilos".

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Pilar y José preparan su exigua cena en la penumbra.

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Una luz led y una lata de refresco que sirve como hornillo son dos piezas clave en la vida de Pilar.


José ya está de vuelta en casa y Pilar se dispone a cocinar sobre una vitrocerámica muerta. Coge una lata de refresco cortada por la mitad, vierte dentro alcohol de quemar y lo prende con un mechero. Unos agujeros en la parte superior de la lata permiten al fuego fluir como en un fogón. Pone la sartén encima y saltea el jamón como en cualquier casa de vecino. "Son trucos que uno va aprendiendo. Esto lo vimos en un blog y funciona. Me sirve para hacerme un café o freír un huevo, no mucho más. También tengo un hornillo de 'camping', pero las botellas son caras (2,5 euros la unidad) y lo usamos poco".

La historia de Pilar es la de la España de la última década. Una vida cómoda cimentada en gastar a crédito y a discreción que, de repente y sin saber bien cómo, se convierte en una espiral de deudas, desempleo y facturas imposibles de pagar. "En mi caso todo se torció cuando mi exmarido dejó de poder pasarme la pensión. Yo impartía algunos cursos de formación en ofimática y los enlazaba con trabajos precarios, pero sin esa pensión era imposible subsistir. Tenía una deuda enorme con mi banco y no cobraba más de 1.000 o 2.000 euros al año. No me quedó otra que dejar de pagar la luz". Hoy destina sus ínfimos ingresos a cancelar su deuda con el BBVA ("por suerte ya me queda poco y han dejado de llamarme 20 veces al día") y a comprar comida barata, principalmente platos precocinados. Tras eso, no le queda un céntimo en la cartera. "Y aún soy afortunada, porque este piso era de mis padres y la calefacción, hasta ahora, es comunitaria".

Tarifas disparadas
Según datos oficiales de Eurostat, 5,1 millones de españoles (el 11% de los hogares) se declara incapaz de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en los meses fríos, de los cuales 4,2 millones (8%) reconoce tener retrasos en el pago de las facturas domésticas. Al desplome del poder adquisitivo se ha sumado un dato demoledor para las familias: el precio de la electricidad subió un 73,5% entre 2007 y 2015, por un 35% el del gas. Eso sitúa a España en el segundo país europeo que más ha incrementado el precio de la electricidad (solo superada por Letonia) y el tercero el del gas (tras Croacia y Portugal). Todo para convertirnos en el cuarto país de Europa con la energía más cara.

Entre 2007 y 2015, el precio de la electricidad subió un 73%, por un 35% el del gas, convirtiendo a España en el cuarto país europeo con la energía más cara

"Más del 50% de lo que pagas en tu factura de luz y gas son conceptos fijos, no tienen nada que ver con tu consumo. Este es el resultado de un modelo de privatización de los servicios básicos, en el que el 84% de los consumidores viven a expensas de un oligopolio de cinco empresas que controlan el mercado", denuncia María Campuzano, portavoz de Alianza contra la Pobreza Energética. Entre otros logros, esta asociación ha conseguido que Cataluña sea la primera comunidad autónoma en aprobar una ley que prohíbe a las eléctricas cortar la luz a personas en situación de vulnerabilidad, teniendo en su lugar que comunicar el problema a los servicios sociales.

Si bien Campuzano reconoce que "las empresas se saltan esa ley tanto como pueden", el panorama en el resto de España es todavía más desolador. Sin ninguna ley que las regule, las grandes firmas no titubean al cortar el suministro de un hogar en cuanto acumula dos facturas impagadas. No importa que en la vivienda haya ancianos o menores de edad.

El fallecimiento de una anciana en Reus, asfixiada en un incendio provocado por una vela que utilizaba para alumbrarse, ha vuelto a poner el foco en la pobreza energética, una epidemia social con infinidad de dramas personales. El de María es uno de ellos. Ella ni siquiera dejó de pagar las facturas, solo fue incapaz de afrontar la deuda de 350 euros en consumo de gas de unos familiares cuando tomó su actual vivienda. De nuevo, la compañía suministradora era Gas Natural Fenosa. "Un día volví a casa después de terminar mi jornada limpiando y me encontré con que se habían llevado el contador del gas. Habían entrado en mi casa sin mi permiso, aprovechando que mis dos hijos menores, uno de ellos con una discapacidad del 34%, les abrieron la puerta. Es una vergüenza".

A María le quitaron el contador de gas sin estar ella en casa, aprovechando que sus hijos pequeños abrieron la puerta. Desde entonces usa un enganche ilegal

De eso hace ya un año y en todo este tiempo María ha capeado el problema por la vía directa: haciendo un enganche ilegal al suministro del gas. "He intentado que me financien esa deuda, ir pagándola poco a poco, pero me dicen que tengo que pagar 350 euros de golpe. Si hago eso mis hijos se quedan sin comer un mes. Así que es o mis hijos, que son mi vida, o ellos. Sé que es delito, pero ¿qué harás tú en mi situación? No vas a bañar a tus hijos con agua fría". María sí dispone de suministro eléctrico, el cual paga religiosamente, pero ahorra hasta el extremo para poder afrontar las facturas. "Cuando mis hijos vuelven del colegio pongo un radiador chiquito de aceite, pero nos calentamos a base de mantas. Y aun así, cada factura no baja de 30 o 40 euros".

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Pilar y José pasan las noches pegados a sus ordenadores portátiles cargados en el centro cultural.

Lara Columba, dinamizadora vecinal de la Asociación de Vecinos Pradera Tercio Terol, en Madrid, está acostumbrada a asesorar a víctimas de la pobreza energética. "Es algo que no suele surgir en la primera conversación cuando alguien nos pide ayuda. A la gente le da vergüenza reconocer que vive sin electricidad. Pero al cabo de dos o tres charlas termina saliendo", explica. "Le puede pasar a cualquier persona en una situación vulnerable, bien porque ha perdido el trabajo o porque tiene que priorizar otras cuestiones en su familia, como pagar la comida o la vivienda. Pero los perfiles habituales son dos: mayores de 45 años que llevan más de un año desempleadas, ya han agotado los subsidios y no tienen una red social o familiar, y familias jóvenes con niños, en su mayoría inmigrantes y desempleados ambos". Campuzano, por su parte, añade un perfil muy concreto a la lista: las familias monoparentales encabezadas por mujeres con niños pequeños.

Una alarma sanitaria
"Después de cuatro años te acostumbras, pero sigo llevando muy mal el levantarme por la mañana y no poder asearme en condiciones, no ya darme una ducha. También echo mucho de menos poner una lavadora, sobre todo para la ropa grande. La pequeña la puedo ir apañando, pero la ropa de cama y las cortinas es prácticamente imposible si no tienes una lavadora. Lo llevo fatal", reconoce Pilar. Su hijo José coincide en ese punto como lo peor de vivir a oscuras: "Ojalá pudiera ducharme en condiciones. A todo te acostumbras, pero a eso no". En casa, Pilar y su hijo utilizan una ducha portátil de acampada aprovechando que el suministro de agua es comunitario. Calientan unos cuantos litros en un cazo sobre la lata de refresco y se asean de mala manera dentro de la bañera, que al usarse poco se ha convertido en un armario más. Solo cuando visitan a la hija mayor de Pilar, una vez a la semana o cada 15 días, pueden ducharse y lavar la ropa en condiciones.

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Pilar se pasa el día buscando empleo e ideando proyectos en el centro cultural de su barrio.


Columba invita a los escépticos a comprobar por sí mismos los estragos de la pobreza energética. "No hay más que acercarse a una biblioteca y entrar en la sala de informática. No hay un solo ordenador libre". En efecto, cada vez son más las personas que, bien por ahorrar o porque directamente no tienen luz o internet, utilizan las bibliotecas y los centros culturales para conectarse al mundo o buscar trabajo. De hecho, Pilar reconoce que si algo le ha permitido no hundirse en una depresión es pasarse casi todo el día en el centro cultural de su barrio, al oeste de Madrid. "Pasamos allí casi todo el día buscando trabajo o haciendo gestiones con el ordenador. Luego por la noche volvemos a casa con el teléfono móvil, la luz led y el portátil "a tope de batería".

Un detallado informe de la Asociación de Ciencias Ambientales señala que "habitar una vivienda con temperaturas por debajo de niveles recomendables está relacionado con un mayor riesgo de sufrir enfermedades respiratorias y cardiovasculares" y se asocia a "problemas para ganar peso en niños e infantes" y "afecciones a la salud mental de adolescentes". Según sus cálculos, basados en la Organización Mundial de la Salud, hasta 7.100 muertes en España "podrían estar asociadas a la pobreza energética".
 
El Mundo Orbyt.

20/11/2016


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Un piso de 50 metros cuadra- dos en la oscuridad. Un frigorífico inerte en la sala de estar. Una chaqueta de invierno colgada en el respaldo de una silla. Un termómetro que marca diez grados centígrados. Unas velas tenebrosas. Un espejo con un marco rojo. Unas revistas y unos lápices sobre una mesa rectangular. Una inminente cita de la nieta querida en el ambulatorio. Correspondencia del BBVA y de Aiguës de Reus a nombre de la abuela Rosa. El suelo ennegrecido de restos de ceniza. Las ventanas abiertas para que el habitáculo se ventile. Los restos de un incendio. Las huellas de la vida de una anciana segada por la pobreza energética. Una de las más de cinco millones de personas que viven en España en esta situación.

Rosa Pitarch Vicente era una mujer vulnerable de 81 años. Vivía sola en el corazón de Reus. La enterraron hace cuatro días en Tarragona tras su trágica muerte. Falleció durante la madrugada del lunes entre llamas y humo después de dos meses sin suministro eléctrico por impago. No salía apenas de su hogar, un piso de alquiler ubicado en el número 18 de la calle Santa Anna rodeado de cafeterías y restaurantes de moda. Era una vecina anónima. Invisible. Casi un fantasma. Simplemente, la del 2º B.

La vecina desconocida falleció por asfixia. Así lo revelan los resultados de la autopsia, que se conocieron tres días después del deceso. La autopsia concluye que la mujer sufrió una caída al intentar escapar del colchón en llamas. Con toda probabilidad, sufrió mareos por la falta de oxígeno, según fuentes policiales.

La abuela Rosa, nacida en 1935 en Vistabella del Maestrazgo, en la provincia de Castellón, prefería permanecer en su pequeño salón leyendo revistas en silencio que bajar a la calle. Desde que le cortaron la luz, resistía en un hogar alumbrado con velas. Las mismas que, según la investigación, incendiaron su colchón y provocaron la humareda que acabó con su vida. Asfixiada por el humo, Rosa murió sola, en silencio. Víctima de la miseria y de errores en los mecanismos previstos por la Ley 24/2015 [obliga a que las compañías de luz, agua y gas informen a los servicios sociales de que van a cortar el suministro por impago].

La vida de la octogenaria estaba entre las cuatro paredes del 2º B. A 150 metros del ayuntamiento y sus servicios sociales. Golpeada por la precariedad, vivía ajena al dinamismo de las calles de Reus, la segunda mayor ciudad tarraconense. Su nieta Tania, de 37 años, la visitaba con frecuencia, siempre con comida recién hecha. Eran visitas que rompían el aislamiento de la señora. Rosa contaba también con el amor de la hija de Tania, Silvia.

UNA VIDA SOLITARIA

La bisnieta, una estudiante de 20 años, ha costeado el entierro. A Tania y Silvia, madre e hija, no les une una relación estrecha. La hija no quiere saber nada de la madre. Una familia «compleja» y «desestructurada» que «rechazó» la atención de la trabajadora social 10 días antes de la tragedia, en palabras del alcalde de Reus. Los servicios sociales del municipio empezaron a atenderla hace tres años.

Aunque Rosa no se sentía mayor, detestaba que se refirieran a ella como una anciana. Llevaba una vida solitaria. Sin contacto con los demás, sin dar explicaciones ni pedir nada a nadie, silenciando su pobreza extrema. El anonimato que la acompañó durante años permanece, incluso tras una muerte triste y despiadada que muchos creen que pudo haberse evitado.

Las señales eran abundantes pero nadie pulsó el botón de alarma. El Ayuntamiento de Reus y Gas Natural se culpan mutuamente. La compañía asegura que el consistorio no comunicó que Rosa llevaba años en situación de vulnerabilidad. La Generalitat ha tomado partido por el Gobierno municipal, que ha anunciado que espera a tener todos los datos de la investigación abierta para presentar una denuncia ante la Fiscalía. El debate se ha trasladado de la calle al Congreso de los Diputados. Podemos convocó ayer escraches contra Gas Natural y pide que su presidente, Isidro Fainé, explique el corte de luz en la Cámara Baja.

La familia de la víctima no quiere hacer ruido. Sólo pide que el Ayuntamiento calle. Lo acusa de obviar mucha información de Rosa y de la actuación de los servicios sociales con la voluntad de «construir un relato que le beneficia». Àngels Alegre, abogada y familiar de la bisnieta de Rosa, arremete contra el alcalde, Carles Pellicer. «Es reprobable, indigno e inhumano que utilice información personal de una fallecida», señala a Crónica la letrada, que acusa al regidor de CiU de dar información «sesgada». A su juicio, la conducta de Pellicer es «ilegal, bruta, cruel, despiadada e incívica».

Silvia, la bisnieta, ha llorado la muerte de Rosa sin dar información del caso «pese a que tiene mucha; y sin decirle al consistorio en qué ha fallado». La abogada lamenta que desde el Ayuntamiento no les han llamado para ofrecerles ningún tipo de ayuda tras la muerte. Critica que ha sido la propia bisnieta quien se ha encargado de los trámites para el entierro. La jurista indica que la anciana tenía asignada una profesional de los servicios sociales que debía hacerle seguimiento.

La abuela tenía un alquiler bajo en un bloque estrecho de seis pisos. Pero dejó de poder pagarlo el pasado enero. El dueño del inmueble pidió una orden de desahucio. La miseria acechaba a Rosa. A ella, tras vivir la Guerra Civil y la posguerra, la cercaba la precariedad extrema. La escalera de aspecto desvencijado donde pasó sus últimos años de vida está rodeada por una modernísima tienda de costura y por un restaurante de sushi. Ni en un negocio ni en otro la conocen. Tampoco en las dos farmacias más próximas, en la panadería Sistaré ni en el Colmado Baró. Sus vecinos sabían de su existencia porque Servicios Sociales les había tocado el timbre por error en alguna ocasión preguntando por ella. Era la del 2º B.

Aunque casi nadie en Reus puede —o quiere— ayudar a construir su biografía, la víctima tuvo una vida. Rosa era una señora viuda de aspecto corpulento pese a su baja estatura. Madre y mujer independiente, sufría los problemas de una familia difícil. Su nieta Tania no se entendía con sus padres. El día en el que la echaron de casa, la abuela la acogió en el piso de aspecto desconchado en que vivió antes de trasladarse al que se incendió. Conocidos de Tania la definen como una persona amante de los animales que disfruta de su nueva vida junto a su prometido tras lograr dejar atrás una juventud compleja en la que tuvo problemas con sus padres y con la Justicia. Fue en su complicada adolescencia cuando Tania alumbró a Silvia.

En los últimos tiempos, Tania afirmaba que su auténtica familia estaba formada por su abuela, su pareja y sus dos gatos. Cuando Rosa estuvo ingresada en un hospital hace año y medio por problemas renales, Tania estuvo a su lado. Junto a su «gorda», junto a «la dueña y señora de mi corazón», que es como se refería a ella cariñosamente. La veía como a una madre. Para Tania, Rosa era su madre, su abuela, la mujer más importante de su vida y su mejor amiga. Sin discusión alguna. Así la retrató hace dos años en internet: «Mi yaya es la luz de mis ojos. La mujer que siempre apostó por mí. La mejor del mundo». Tanto Tania como Silvia querían con locura a la abuela.

¿Y LOS SERVICIOS SOCIALES?

Tania no supo decir nada durante los dos meses que su abuela pasó sin luz. El Ayuntamiento le pagaba el recibo del agua pero desconocía que le hubieran cortado el suministro eléctrico. En calles y despachos de Reus se asegura que en una ocasión Tania echó de casa a representantes de los Servicios Sociales y que renunció al servicio de teleasistencia que había tenido su abuela. A la nieta se la ha tragado la tierra. En el piso que hasta hace casi 20 años compartió con sus padres, en la calle Oriente, los nuevos ocupantes no saben nada de ella.

En otro barrio de Reus, en una calle con varios restaurantes marroquíes, conocen algo más a Rosa y a Tania. Vivían en el segundo piso de una desarreglada finca esquinera en la que el resto de vecinos eran sobre todo marroquíes. Abdelmajid El Machichti, 54 años, es uno de ellos. «La pobre estaba sola, y durante un tiempo vivió aquí también su nieta», apunta el hombre, que recuerda que un anciano, también vecino del arrabal, visitaba a la abuela para traerle comida y hacerle compañía.

Dos comerciantes describen a la mujer de 81 años como «introvertida». «Nunca se hizo amiga nuestra, a diferencia de la mayoría de vecinos», coinciden. Ambos confirman que Rosa tuvo un gran amigo: un hombre casado que se preocupaba por ella. El señor, hoy viudo, mayor de 85 años, rechaza hablar sobre ella.

El caso llegará a la Fiscalía. El consistorio y el Gobierno catalán culpan a la empresa por dejar a Rosa sin suministro. Para el president, Carles Puigdemont, «el error es clarísimo». La Generalitat ha abierto un expediente. Gas Natural acepta que la Ley 24/2015 de pobreza energética del Parlamento catalán contempla una comunicación previa al corte, pero apostilla que la Generalitat aún no ha aprobado el reglamento que especifica cómo aplicar la normativa. Una visión no compartida por el Govern, que refiere que la Ley 24/2015 no requiere de reglamento adicional alguno.

En la práctica, cada compañía comercializadora hace su propia lectura. Sólo en Cataluña, se atiende a 9.211 abonados vulnerables de 419 municipios, según los datos de Gas Natural. Sus beneficios en 2015 fueron de 1.502 millones de euros.

Ningún amigo o familiar de la fallecida asiste el miércoles al mediodía a la ruidosa concentración convocada en la plaza Mercadal de Reus por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y la Alianza contra la Pobreza Energética. Unas 90 personas gritan con fuerza que «la pobreza energética mata» y que «hoy ha sido Rosa, ¿mañana quién será?». Ni Generalitat ni consistorio «han hecho absolutamente nada» por evitar la tragedia, protestan. La Policía les impide entrar al edificio municipal y se viven momentos de tensión. Los activistas depositan velas y lanzan gritos de «asesinos» al ayuntamiento, situado a la vuelta de la esquina de la vivienda de Rosa. Ninguno de ellos la conocía. Ni siquiera como la del 2º B.

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Jordi Évole

Periodista

De la pobreza energética a la pobreza política
@jordievole

¿Hacían falta esos reproches entre los agentes políticos y empresariales implicados en la muerte de la anciana de Reus?
Participa
Lunes, 21 de noviembre del 2016

¿Cómo se explica usted que en los cuatro años que lleva como ministro la pobreza energética haya aumentado un 69%?

-Eso no es verdad.


JORDI COTRINA

Protestas tras el fallecimiento de una anciana en Reus en el incendio de su casa provocado por una vela.

-¿No?

-No, eso no es verdad.

-Pues es un dato que yo tengo aquí.

-A ver, dígame qué dato, de dónde viene el dato…

-El dato viene del Instituto Nacional de Estadística.

-¿Ah, sí?

-Que depende del Gobierno.

-Pero, ¿me puede decir exactamente el dato qué dice? Porque claro, decir que ha aumentado un 69%... A no ser que usted me esté diciendo que el número de personas que se ha acogido al bono social ha aumentado. ¿Eso es lo que me está diciendo?

-No.

-Ah. A ver…

-El dato se refiere a personas que no pueden mantener la vivienda a una temperatura adecuada. (Silencio).

-Bien… Pero eso es consecuencia directa del paro.

No hace ni un año tuve este diálogo con el exministro de Industria José Manuel Soria. Primero intentó demostrar que yo mentía, y cuando vio que no, le echó la culpa a otro. Un clásico del patetismo político. Seguramente nadie en su Gobierno le llamó la atención tras hacer el ridículo ante unos cuantos espectadores. Al ministro entonces lo que le preocupaba era que faltaban pocas semanas para las elecciones del 20-D. Eso era lo único que le importaba. Reconocer que la pobreza energética había crecido exponencialmente en su mandato podía ser muestra de flaqueza. Y lo que empezó como un diálogo sobre la pobreza energética acabó siendo un diálogo de enorme pobreza política.

RESPONSABILIDAD COMPARTIDA
Sabiendo lo que ha ocurrido esta semana con Rosa, la anciana de Reus, las respuestas del exministro provocan sonrojo. Como provoca rubor el espectáculo bochornoso titulado 'La culpa es tuya… No, tuya' protagonizado por el Ayuntamiento de Reus, la Generalitat y Gas Natural. ¿Hacían falta esos reproches entre los agentes políticos y empresariales implicados? Dudo que en un caso así haya un único responsable. ¿No hubiese sido más eficaz que entre todos hubiesen asumido una responsabilidad compartida en vez de recurrir al 'y tú más'?

Una cosa inédita ha ocurrido en este caso: que los medios de comunicación no han escurrido el bulto hablando de Gas Natural. A nadie se le escapa que esa empresa invierte muchos millones de euros en publicidad que ingresan esos medios de comunicación. Espero que no retiren ni uno de esos euros porque alguno de esos medios haya publicado esta semana noticias que igual no les convenían mucho. Si es así, demostrarán que entienden que una cosa es hacer publicidad y otra que los periodistas les hagan propaganda.
 
De todas formas sin quitarle importancia a esta desgracia,yo he leido que la propia nieta echó a los asistentes sociales y al servicio de teleasistencia que tenia la señora asigando, yo creo que aquí hay una clara negligencia en cuanto al modo de proceder respecto a esta señora en el que las responsabilidades comienzan en la propia familia y acaban en la Administración, yo creo que es una negligencia de todos el mundo y las responsabilidades deben asumirlas todos.
 
De todas formas sin quitarle importancia a esta desgracia,yo he leido que la propia nieta echó a los asistentes sociales y al servicio de teleasistencia que tenia la señora asigando, yo creo que aquí hay una clara negligencia en cuanto al modo de proceder respecto a esta señora en el que las responsabilidades comienzan en la propia familia y acaban en la Administración, yo creo que es una negligencia de todos el mundo y las responsabilidades deben asumirlas todos.
Donde lo has leído por fa quiero saber xq nos mienten
 
esta claro que el precio d ela luz se ha disparado, que la mayor parte de la factura no corresponde al consumo y que algo hay que hacer!!
y encima penalizan el autoconsumo de energía solar, con dos coj*nes!!

pero de ahí a acusar de asesinato a las electricas por cortar la luz a quien no paga....

y yo estoy de acuerdo en que no se debería cortar la luz y el gas a personas que realmente no pueden pagarlo, que viven en una situación de precariedad.
pero una vez mas, no puede ser para todo el mundo, porque luego vienen los abusos

en el caso de esta anciana, pobreta, no se si por hacerse caso de la nieta o de quien sea, no aceptó la ayuda institucional, así que esta muerte, desgraciadamente, es un ACCIDENTE
 
Dos hermanos muertos en una furgoneta en el barrio del Pilar intoxicados por una estufa
Vivían en la furgoneta y trabajaban como fontaneros

Dormían en un colchón en el interior del vehículo en la confluencia de las calles Monforte de Lemos y Ganapanes

En el interior del vehículo también había una estufa de butano

Los dos hermanos de 51 y 52 años que han sido encontrados este martes sin vida en el interior de una furgoneta vivían en el vehículo estacionado en un descampado del Barrio del Pilar, trabajaban como fontaneros y pidieron trabajo en una obra de construcción de la calle Ganapanes hace dos meses, según han explicado a Europa Press vecinos y comerciantes de la zona.



Los dos hermanos han sido hallados muertos esta mañana en el interior de una furgoneta aparcada en el madrileño barrio del Pilar, presuntamente intoxicados por la mala combustión de una bombona de butano.



La furgoneta ha sido retirada alrededor de las 16 horas, tras ser confirmada la muerte de estas dos personas por el Samur-Protección Civil, y tras concluir la investigación de la Policía Municipal en el lugar.



Según afirman vecinos y trabajadores de las calles Monforte de Lemos y Ganapanes, los dos hombres eran españoles y trabajaban como fontaneros en el barrio de La Coma, situado cerca del lugar de los hechos.



Además, uno de los vecinos ha afirmado que les vio ayer por la tarde yendo hacia el barrio de La Coma en la furgoneta en la que han fallecido esta mañana. "Yo iba detrás de ellos con mi coche", ha explicado este vecino.



Asimismo, varios vecinos han indicado que estas dos personas "no daban problemas" y que eran "tranquilos".



La furgoneta, que ya ha sido retirada por la Policía Municipal, se encontraba en un descampado situado en las inmediaciones de estas dos calles en el que varias familias viven en el interior de vehículos. "Todos menos ellos son rumanos", ha explicado un trabajador de una tienda cercana.

http://www.telemadrid.es/noticias/m...goneta-en-el-barrio-del-pilar-intoxicados-por
 
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