Pinito del Oro, la vida en un alambre

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    • CARLOS TORO
    • Madrid
  • 27 OCT. 2017 09:37
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GETTY IMAGES


Fallecida el miércoles a los 86 años, María Cristina del Pino Segura fue más que 'la' trapecista española: simbolizaba el éxito personal fuera de España, un nombre que se exportaba junto a Dalí, Joaquín Blume, Bahamontes y el Real Madrid. Pinito, que debutó en 1950 en el Ringling, el circo más famoso y exigente del mundo, sufrió numerosas caídas (llegó a estar en coma ocho días con 17 años) y se retiró en 1970

Hacía tanto tiempo que no se sabía de ella que mucha gente se habrá sorprendido al conocer su fallecimiento. Pinito del Oro, María Cristina del Pino Segura, fue una presencia alegre, brillante, luminosa y coloreada en una España triste, opaca, oscura y gris. Un formato anatómicamente breve, pero proporcionado; un rostro bonito y una sonrisa clara en una España ceñuda. Un atuendo sucinto en una España de refajos enlutados y ojos y espíritus censores. Un traje como de baño, de brillos dorados o plateados, que refulgían allá arriba, a 16 metros sobre la pista.

Porque Pinito era, sí, trapecista después de debutar, a los 12 años, como funambulista caminando por el alambre. Inevitable recurrir al lenguaje popular en el que bailar en el alambre, vivir en el alambre o colgar del alambre expresa una situación inestable, incierta. Sustituimos alambre por trapecio y no variará el significado de la frase.

Es difícil no ver a la Pinito funambulista / trapecista como una metáfora de unas gentes y una época que vivían diariamente en el alambre. Y de sí misma, porque no se puede estar más en el alambre habiendo nacido en 1931 en el seno trashumante de un circo regido por un padre y 11 tíos, Los Segura. No cabe mayor precariedad que ser, en ese circo, la menor de siete hermanos supervivientes de los 19 hijos habidos en el matrimonio Segura-Gómez.

Pinito, protegida por una madre que deseaba preservarla, al menos a ella, de una existencia itinerante y azarosa, estaba, sin embargo, destinada al circo. La muerte de su hermana Esther la obligó a reemplazarla y la llevó del alambre al trapecio, donde reinaría.

Pinito del Oro, que se bautizó artísticamente así por contraposición a otra trapecista llamada La Rita de Plata, fue tremendamente famosa en la España de los 50. Y aún, nostálgicamente, como una estela visible, como un eco audible, en la de los 60, cuando reapareció luego de haberse retirado a causa de varias graves caídas. A lo largo de su trayectoria se rompió dos veces el cráneo y tres las manos.Llegó a estar en coma ocho días con 17 años. Y tuvieron que operarle los pies, deformados por agarrarse con ellos al alambre, al trapecio... A la vida, donde, como ella bajo la carpa, todos trabajamos sin red.

La popularidad de Pinito se debió a su categoría artística y a la ausencia, en esa época, de personajes españoles de fama y repercusión universales. En los años 50, los del auténtico esplendor físico y artístico de Pinito, no exportaba España muchos talentos al mundo. Algunos deportistas: Bahamontes, Guillermo Timoner, Fred Galiana, Joaquín Blume, el Real Madrid al completo, Zarra y su gol «a la pérfida Albión»... Dos grandes pintores: Dalí y Miró. Un par de Premios Nobel: Juan Ramón Jiménez y Severo Ochoa. Otro par de películas premiadas en Cannes: Bienvenido, Mr. Marshall y Muerte de un ciclista. También alguien del circo, el payaso Charlie Rivel.

Pinito, una española universal, era la mejor trapecista del mundo, premiada con los Oscar de la especialidad. Había doblado a la protagonista, Gina Lollobrigida, en Trapecio, al lado de Burt Lancaster y Tony Curtis. Había debutado en 1950 en el circo más famoso y exigente del mundo, el Ringling Bros. and Barnum & Bailey. Y nada menos que en Nueva York, mucho más que una ciudad para la España provinciana, aislada, autárquica, a la que ese mismo año la ONU aceptaba en la comunidad de naciones. Una España que tardaría aún dos años en poner fin al racionamiento. Una España de emigrantes con maletas de cartón a Europa.

Pinito encarnaba el sueño de viajar, de triunfar lejos de un país que se alimentaba artísticamente de Sara Montiel, Lola Flores y Joselito. E industrialmente del 600 junto al estallido de la televisión. Un país que, mientras recibía a Eisenhower, seguía fomentando el franquismo y cultivando la herencia de la Guerra Civil con la inauguración del Valle de los Caídos y la promulgación de los Principios Fundamentales del Movimiento.

Adorada por el público, halagada por la prensa, Pinito era una inmejorable publicidad para una España necesitada de motivos de prestigio internacional. Franco era muy sensible a ese tipo de, digamos, propaganda indirecta del Régimen. Pero, paradójicamente, nunca llamó a Pinito a El Pardo. La trapecista, una honra nacional, no llegó a conocer al dictador.

Una extraña indiferencia, una curiosa omisión del Generalísimo hacia quien, por añadidura, había nacido en Canarias, en Las Palmas, en el barrio de Guanarteme, huyendo desde Extremadura de las convulsiones políticas en la Península. Nacer en Canarias todavía poseía entonces para España un sentido de amplitud territorial ultramarina. Que un lugar geográficamente tan remoto perteneciese a esta vieja y castigada nación no dejaba de recordar pretéritas grandezas imperiales.

Pinito se retiró, con el cuerpo remendado, como un torero, en 1961. Y regresó en 1968. De nuevo víctima, en Laredo, de una caída terrible, dijo adiós definitivamente en 1970. Mary Santpere le cortó la coleta el 17 de abril, en la última velada del Price. Doble fin de una época dorada para un tipo de espectáculo que conoció en esos años su máximo esplendor.

Pinito escribió tres novelas (La víspera, El italiano y Nacida para el circo), tuvo negocios hosteleros, hijos, nietos, un museo con su nombre y un nuevo compañero que la compensó de su fracaso matrimonial. Y suspiraba: «Nunca fui tan feliz como en el circo».

http://www.elmundo.es/cultura/2017/10/27/59f2d349e2704e4d228b4861.html
 
No conocía de la existencia de esta mujer y estos días, con la noticia de su muerte, estuve leyendo varios artículos sobre ella. De hecho, hace un rato acabé de verme este documental sobre su vida que se emitio en TVE en 1991
http://www.rtve.es/alacarta/videos/...chivo-de-rtve/mujeres-pinito-del-oro/4272578/

Me quedé muy pillada por el trato degradante que recibió de su familia (hermanos, principalmente) en su juventud. No parecía una familia muy sana emocionalmente, la verdad.
 
Gracias por el artículo. Muchas de las cosas ni las sabía. Fue un orgullo para los canarios.
 
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