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He aquí al gran autor judeoamericano del siglo XX, dueño de una prosa superficialmente llena de desenfado coloquial, d cachondeo, combinado con una carga tan densa como reflexiva. Escribía los temas más delicados con amor y humorística ternura.
Y se fué en mayo de este año sin haber recibido el Nobel de Literatura, tras un año desierto por los chanchullos del jurado del premio. Hasta entonces, el único Roth que me interesaba era Joseph Roth, el austriaco que describió la crisis de identidad tras el fin del Imperio Austrohúngaro.
Para mi gran rubor, resulta que le "conocí" el año pasado, es decir, que es cuando le leí por primera vez. Su nombre era famosísimo, pero no se por qué no me llegaba el momento de echarle un vistazo.
Leí "Pastoral Americana", su obra maestra, su Pulitzer, y me robó el corazón.
Desde entonces he leido otras como "Me casé con un comunista" y "La mancha humana".
Sus novelas suelen girar en torno a la influencia que tiene el hecho de ser judio en la personalidad de un hombre norteamericano que desea alcanzar el sueño americano como el resto de las comunidades de los USA. Sus flaquezas, sus obsesiones, y también, como en el caso del protagonista de "Pastoral Americana", ver hundida una ejemplar vida norteamericana por tener una hija que resulta ser una asesina que desprecia todo lo que él representa.
Su forma de escribir engancha enseguida porque el narrador cuenta en primera persona la historia con un humor socarrón y a veces amargo impagable.
Descanse en paz, Mr. Roth, con todos los personajes maravillosos que creó y que tuvieron parte de sí mismo.
Para mi gran rubor, resulta que le "conocí" el año pasado, es decir, que es cuando le leí por primera vez. Su nombre era famosísimo, pero no se por qué no me llegaba el momento de echarle un vistazo.
Leí "Pastoral Americana", su obra maestra, su Pulitzer, y me robó el corazón.
Desde entonces he leido otras como "Me casé con un comunista" y "La mancha humana".
Sus novelas suelen girar en torno a la influencia que tiene el hecho de ser judio en la personalidad de un hombre norteamericano que desea alcanzar el sueño americano como el resto de las comunidades de los USA. Sus flaquezas, sus obsesiones, y también, como en el caso del protagonista de "Pastoral Americana", ver hundida una ejemplar vida norteamericana por tener una hija que resulta ser una asesina que desprecia todo lo que él representa.
Su forma de escribir engancha enseguida porque el narrador cuenta en primera persona la historia con un humor socarrón y a veces amargo impagable.
Descanse en paz, Mr. Roth, con todos los personajes maravillosos que creó y que tuvieron parte de sí mismo.