PERSONAJES ATIPICOS,VARIOPINTOS...

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Larry Flynt, el último rey del por**

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Todavía en plena forma, pionero del por** duro, dueño de un imperio mediático e icono de la libertad de expresión en Estados Unidos, en este encuentro vuelve a ajustar cuentas con el sector más pacato de su país, que arremetió contra él hace medio siglo.


VIERNES 22 DE SEPTIEMBRE DE 2017

EN ESTADOS UNIDOS es un derecho constitucional reírse de cualquiera y de su madre. O de los dos a la vez, gracias a Larry Flynt. Fundador del impero del por**Hustler. Superviviente de una vida de excesos. Parapléjico por un atentado. Su nombre es sinónimo de incordio de políticos. Pervertido de profesión e icono de los derechos civiles, Flynt es un personaje irrepetible en cualquier otro lugar que no sea Estados Unidos. Estamos ante un icono norteamericano.

Para el público de fuera de EE UU, Larry Flynt tiene el rostro y la energía del actor Woody Harrelson y su historia es la que se cuenta en la película de Milos Forman El escándalo de Larry Flynt (1996). Hoy es un hombre de 74 años atado a una silla de ruedas de oro empujada por guardaespaldas. Habla despacio y con dificultad, arrastrando las palabras. Tiene la cara hinchada. Le cuesta mantener la mirada fija. Hay que hablarle muy alto porque no oye bien. Pero debajo de las dificultades físicas sigue habiendo un cachondo con un discurso contundente.

No oculta su cabreo por lo que está pasando en Estados Unidos. El pasado mes de enero, Flynt publicó una carta abierta a los medios de comunicación de su país. Les acusaba de haber dado alas a Donald Trump al cubrir su campaña pensando solo en las audiencias y sin cuestionar lo que decía. “Vuestra falta de periodismo responsable ha traicionado a esta gran nación”, escribió. Lo que irrita a Flynt es que, durante la campaña, la prensa no fuera capaz de llamar mentiras a las mentiras. “Hay artículos más correctos en [la revista] Hustler que en la mayoría de la cobertura que he visto en la pasada elección”.

Flynt recibe a El País Semanal en un despacho enorme con amplias vistas de las montañas de Los Ángeles (California) y una decoración indescriptible. Es la esquina norte de la planta 10ª de un edificio de oficinas marrón con las letras LFP (Larry Flynt Publications) en la milla de oro de Beverly Hills. A la entrada de la calle hay una estatua de John Wayne a caballo con un relieve que representa el entierro del cowboy como si fuera una escena bíblica. A un lado, encima de un caballete, reposa el libro gigante de la editorial Taschen sobre desnudos de Helmut Newton. Encima de un escritorio del tamaño del que preside el Despacho Oval se acumulan cartas y ejemplares tanto de la revista Hustler como de la competencia. Un clip sostiene un billete de dólar en el que pone “9-11” (por los ataques del 11 de septiembre). La película sobre su vida se filmó en estas oficinas. El cineasta Milos Forman decidió que no tenía sentido intentar replicar en un estudio el delirio rococó donde trabaja el magnate, rodeado de porcelanas, cornucopias, molduras doradas y muebles palaciegos. Cada noche, al acabar el trabajo en las oficinas de Flynt Publications, el equipo de la película tomaba la planta entera para rodar en el escenario real.

Sobre la mesa hay también dos viñetas de periódico enmarcadas y fotos con personajes como el reverendo Jesse Jackson y los presidentes Bill Clinton y Jimmy Carter. No hay instantáneas con republicanos. “Tengo sentimientos muy fuertes sobre los republicanos y los demócratas”, afirma. “Ninguno es perfecto. Pero te digo que los republicanos solo se preocupan por ellos mismos. Y yo creo que en el fondo hay racismo en ese partido. No digo que todos los republicanos sean racistas. Digo que si eres un racista, tu partido es el republicano”.

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Un supremacista blanco disparó a Larry Flynt en 1978 a la puerta de uno de los numerosos juicios que afrontó como dueño y máximo responsable de la revista pornográfica Hustler. Flynt permanece desde entonces en silla de ruedas por las heridas sufridas en el tiroteo. E STEVE HELBER


Habíamos pedido cita con él para hablar de por**grafía, Internet y libertad de expresión. Pero este país ha entrado en un torbellino ineludible. Se llama Donald Trump e inunda toda la vida estadounidense, todas las conversaciones. Empezando por aquella carta pública y continuando con el periodismo en la era Trump. “No puedes mirar atrás en la historia y decirme un candidato presidencial que mintiera tanto, durante tanto tiempo, sin que los medios le exigieran responsabilidades. Deberían llamarle simplemente mentiroso, es la definición de lo que hace. George Washington no era capaz de mentir. Richard Nixon no era capaz de decir la verdad. Y Trump no es capaz de distinguir una cosa de la otra”.

Una compañía de análisis de medios ha calculado que las televisiones habían dado a Trump publicidad gratis en antena por valor de 2.000 millones de dólares. “Si llevan a alguien a un programa y miente, no deberían volver a invitarle”, prosigue Flynt. “Si dices una mentira a una audiencia de millones de personas, ese moderador tiene una responsabilidad. Pero hay una gente en su torre de marfil que solo se preocupa de sus beneficios, y Trump es bueno para subir la audiencia. Es bueno para lo más básico. Esa no es la América donde yo quiero vivir”. La carta abierta que firmó a principios de año fue un tirón de orejas indignado a la prensa. “Esa gente tiene que tener orgullo y pelear, defender los principios de una prensa libre”.

Entre las varias dedicaciones profesionales de Flynt está la de olisquear braguetas de políticos para desvelar sus escándalos sexuales. Uno de sus mayores éxitos fue fulminar al congresista republicano Bob Livingston al sacarle un affaire mientras lideraba el impeachment contra Bill Clinton. Ahora ha ofrecido un millón de dólares por cualquier grabación comprometedora de Trump. “Hemos tenido alguna respuesta”, afirma. Nada concluyente aún. “Pero hemos llegado a un punto en el que hay más hipocresía en Washington que en cualquier otro sitio, un punto en el que un affaire no sería suficiente para acabar con él. Hace 30 años lo era, ya no. Necesitas además corrupción”.

OFRECE UN MILLÓN DE DÓLARES POR CUALQUIER GRABACIÓN COMPROMETEDORA DE DONALD TRUMP. “HEMOS TENIDO ALGUNA RESPUESTA”

Larry Flynt creció siendo pobre de solemnidad en Kentucky. Su ascenso hasta este despacho de oro de Beverly Hills comenzó con un bar a finales de los sesenta en Ohio. Al bar se le añadieron camareras desnudas. En pocos años había convertido el garito en una cadena de clubes de striteas*llamados Hustler (golfo). Flynt empezó entonces a distribuir un boletín entre los clientes sobre las chicas de sus clubes. El boletín acabó convertido en una revista por**, Hustler, en 1974. La publicación se hizo famosa en el verano de 1975, cuando desveló unas fotos robadas a Jacqueline Onassis desnuda en una piscina. A partir de ahí, Flynt se convirtió en una autoridad en el mal gusto. Su revista mostraría las fotos más explícitas y los chistes más ofensivos de la floreciente industria de publicaciones y cine por** de la época. Llovieron las denuncias. En 1978 recibió un disparo de un supremacista blanco a la puerta de uno de esos juicios. Está parapléjico en una silla de ruedas desde entonces. En medio de la espiral de drogas en la que se metió en los años siguientes, pasó seis meses en prisión por presentarse en un juzgado con la bandera de Estados Unidos a modo de pañal. Su esposa y cofundadora de Hustler, Althea, falleció de sida en 1987. Un retrato de ella sigue presidiendo la sala de juntas de Flynt Publications.


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Larry Flynt a mediados de los setenta.

Eran los años de la revolución moral del presidente Ronald Reagan. El hombre que había hecho de la inmoralidad un medio de vida iba a encontrar la causa de su existencia. Flynt publicó en la revista un falso anuncio satírico contra uno de los grandes nombres del momento: el reverendo televisivo Jerry Falwell. Se supone que es un anuncio de Campari, y en él aparece una foto del reverendo y un titular: “Jerry Falwell habla de su primera vez”. El texto es una falsa entrevista con Falwell en la que aparecen delicias como esta:

“—Mi primera vez fue en una letrina en Lynchburg, Virginia.
—¿No estaba un poco apretado?
—No, después de echar a la cabra.
—Ya veo. Me lo tiene que contar todo.
—Nunca me esperé que lo haría con mi mamá, pero como se lo había hecho pasar tan bien a todos los demás tíos en la ciudad, pensé: ‘¡Qué diablos!”.

La broma no sentó bien al reverendo Falwell. Gracias a su insistencia en pedir una indemnización por el ataque a su honor, el caso acabó en el Tribunal Supremo y esa página de la revista Hustler terminaría convertida en un símbolo de la libertad de expresión en Estados Unidos. En una sentencia histórica, en 1988, el alto tribunal decidió por unanimidad que la sátira es libertad de expresión y está protegida por la Primera Enmienda.

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Colección de portadas de la revista 'Hustler', con la que Larry Flynt arrancó su imperio por**gráfico. ADAM IANNIELLO



“Estuvimos 200 años sin que la parodia y la sátira estuvieran protegidas como libertad de expresión”, recuerda Flynt. “Te podían demandar, solo tenían que probar que habías herido los sentimientos de alguien, o los de su mujer, o los de su perro. Lo que cambió con mi caso es que tienes que probar un daño o no puedes pedir indemnización. Eso dio cobertura a la prensa. Frenó muchas demandas a caricaturistas. El autor de la tira cómica Doonesbury [Garry Trudeau] dijo en una entrevista: ‘Ese tipo, Flynt, me ha dado un salvoconducto para evitar la cárcel’. Porque cuando un caricaturista hace una viñeta con intención, lo que quiere es hacer daño, quiere que se sienta la daga bien clavada. Viven de eso, es lo que les excita. Y, por supuesto, el afectado no está muy contento”.

Flynt y el reverendo Falwell, dos profesionales con buen ojo para la publicidad, acabaron haciéndose amigos y dando conferencias en universidades y entrevistas conjuntas. Desde entonces, Flynt no desaprovecha cada oportunidad de ofender a un famoso. Cuando hace tres años unos hackers ligados a Corea del Norte atacaron Sony Pictures para boicotear el estreno de la película La entrevista, en la que se parodiaba al dictador norcoreano Kim Jong-un, Larry Flynt decidió que había que dar de nuevo la batalla por la libertad de expresión. Y lo hizo a su manera. Financió una versión por** de la película, todavía más ofensiva que la original. “Me he pasado la vida luchando por la Primera Enmienda y ningún dictador extranjero me va a quitar mi derecho a la libertad de expresión. Si Kim Jong-un y sus secuaces están cabreados, espera a que vean la película que vamos a hacer”, dijo entonces. Hoy, con Trump, no para. Hustler es un festival de dardos al presidente.

El imperio Hustler en este siglo va mucho más allá de la revista. Si los periodistas se estrujan los sesos para descubrir cómo dar valor a su trabajo en el mundo de Internet y la sobreinformación instantánea, más grave aún ha sido la revolución digital para el negocio del por** en un contexto donde hay incluso parejas grabando vídeos en su casa y colgándolos gratis en la web. ¿Cómo se hace hoy rentable el por** profesional? “Lo vi venir en los años ochenta y noventa”, dice Flynt. “Sigo publicando la revista en papel, pero me da un 5% del beneficio que daba hace 20 años. Soy el último que queda en pie. No sé lo que durará. Pero fuimos listos al diversificar, porque la tecnología de Internet lo ha cambiado todo”.

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Fotografías en su despacho actual que retratan encuentros con celebridades como Bill Clinton y el reverendo Jesse Jackson. ADAM IANNIELLO



La publicación mensual llegó a vender tres millones de ejemplares en sus mejores años. Hoy vende poco más de 100.000, aunque Flynt asegura que sigue siendo rentable. La diversificación de la que habla Flynt y que le ha permitido sostener su imperio y su marca pasa por vídeos online, casinos, propiedades inmobiliarias o las tiendas Hustler, una boutique de artículos sexuales que se presenta como destino turístico en el Sunset Boulevard de Los Ángeles. “Nuestras tiendas modernas no son solo un establecimiento para adultos, sino un plan al que ir. Llegan parejas a ver qué es lo último y muchas mujeres solas. Nuestro cliente medio es mujer”.


TRAS UNA SENTENCIA HISTÓRICA EN 1988, LA REVISTA ‘HUSTLER’ ACABÓ CONVERTIDA EN UN SÍMBOLO DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN EN EE UU

Todo el universo de Larry Flynt ha cambiado. Las mujeres son ahora sus clientes, no su mercancía. Ya nadie paga por ver s*x* explícito. Ser un pervertido no vale para destruir a un político. Bueno, todo no. En estos tiempos se enfrenta a una nueva ola conservadora. Los Reagan y los Falwell tienen ahora otros nombres. “Sessions, Ryan y esos…, Mike Pence de vicepresidente. Yo le digo a la gente que no tenga tanta prisa por echar a Trump, porque Pence es peor. Como gobernador de Indiana, aprobó una ley que obliga a las mujeres que abortan a hacer un funeral por el feto. No te puedes permitir ni un aborto, no te puedes permitir tener un niño y te tienes que gastar 5.000 dólares en un funeral. ¿Había conocido alguna vez a alguien así de enfermo? Y es el vicepresidente de Estados Unidos, a un pelo de la presidencia”.

Larry Flynt fue en sus orígenes un hillbilly nacido en la miseria en el Medio Oeste, como los que han encontrado en Trump un mensaje salvador. Ha completado el viaje hasta el extremo contrario de este país, un despacho de oro en Beverly Hills desde el que despotricar rodeado de millones. Por el camino lo ha visto todo. Desde su silla de ruedas de oro, el pervertido más famoso de Estados Unidos no compra el discurso de la supuesta grandeza del pasado. “Eso es lo que siempre dicen los populistas. Volvemos a la era de Reagan. Cuando comparas Estados Unidos con el resto del mundo, nos va bastante bien. Tenemos muchos problemas, pero nos va bastante bien”.

http://elpaissemanal.elpais.com/documentos/larry-flynt-ultimo-rey-por**/
 
Larry Flynt, el último rey del por**

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Todavía en plena forma, pionero del por** duro, dueño de un imperio mediático e icono de la libertad de expresión en Estados Unidos, en este encuentro vuelve a ajustar cuentas con el sector más pacato de su país, que arremetió contra él hace medio siglo.


VIERNES 22 DE SEPTIEMBRE DE 2017

EN ESTADOS UNIDOS es un derecho constitucional reírse de cualquiera y de su madre. O de los dos a la vez, gracias a Larry Flynt. Fundador del impero del por**Hustler. Superviviente de una vida de excesos. Parapléjico por un atentado. Su nombre es sinónimo de incordio de políticos. Pervertido de profesión e icono de los derechos civiles, Flynt es un personaje irrepetible en cualquier otro lugar que no sea Estados Unidos. Estamos ante un icono norteamericano.

Para el público de fuera de EE UU, Larry Flynt tiene el rostro y la energía del actor Woody Harrelson y su historia es la que se cuenta en la película de Milos Forman El escándalo de Larry Flynt (1996). Hoy es un hombre de 74 años atado a una silla de ruedas de oro empujada por guardaespaldas. Habla despacio y con dificultad, arrastrando las palabras. Tiene la cara hinchada. Le cuesta mantener la mirada fija. Hay que hablarle muy alto porque no oye bien. Pero debajo de las dificultades físicas sigue habiendo un cachondo con un discurso contundente.

No oculta su cabreo por lo que está pasando en Estados Unidos. El pasado mes de enero, Flynt publicó una carta abierta a los medios de comunicación de su país. Les acusaba de haber dado alas a Donald Trump al cubrir su campaña pensando solo en las audiencias y sin cuestionar lo que decía. “Vuestra falta de periodismo responsable ha traicionado a esta gran nación”, escribió. Lo que irrita a Flynt es que, durante la campaña, la prensa no fuera capaz de llamar mentiras a las mentiras. “Hay artículos más correctos en [la revista] Hustler que en la mayoría de la cobertura que he visto en la pasada elección”.

Flynt recibe a El País Semanal en un despacho enorme con amplias vistas de las montañas de Los Ángeles (California) y una decoración indescriptible. Es la esquina norte de la planta 10ª de un edificio de oficinas marrón con las letras LFP (Larry Flynt Publications) en la milla de oro de Beverly Hills. A la entrada de la calle hay una estatua de John Wayne a caballo con un relieve que representa el entierro del cowboy como si fuera una escena bíblica. A un lado, encima de un caballete, reposa el libro gigante de la editorial Taschen sobre desnudos de Helmut Newton. Encima de un escritorio del tamaño del que preside el Despacho Oval se acumulan cartas y ejemplares tanto de la revista Hustler como de la competencia. Un clip sostiene un billete de dólar en el que pone “9-11” (por los ataques del 11 de septiembre). La película sobre su vida se filmó en estas oficinas. El cineasta Milos Forman decidió que no tenía sentido intentar replicar en un estudio el delirio rococó donde trabaja el magnate, rodeado de porcelanas, cornucopias, molduras doradas y muebles palaciegos. Cada noche, al acabar el trabajo en las oficinas de Flynt Publications, el equipo de la película tomaba la planta entera para rodar en el escenario real.

Sobre la mesa hay también dos viñetas de periódico enmarcadas y fotos con personajes como el reverendo Jesse Jackson y los presidentes Bill Clinton y Jimmy Carter. No hay instantáneas con republicanos. “Tengo sentimientos muy fuertes sobre los republicanos y los demócratas”, afirma. “Ninguno es perfecto. Pero te digo que los republicanos solo se preocupan por ellos mismos. Y yo creo que en el fondo hay racismo en ese partido. No digo que todos los republicanos sean racistas. Digo que si eres un racista, tu partido es el republicano”.

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Un supremacista blanco disparó a Larry Flynt en 1978 a la puerta de uno de los numerosos juicios que afrontó como dueño y máximo responsable de la revista pornográfica Hustler. Flynt permanece desde entonces en silla de ruedas por las heridas sufridas en el tiroteo. E STEVE HELBER


Habíamos pedido cita con él para hablar de por**grafía, Internet y libertad de expresión. Pero este país ha entrado en un torbellino ineludible. Se llama Donald Trump e inunda toda la vida estadounidense, todas las conversaciones. Empezando por aquella carta pública y continuando con el periodismo en la era Trump. “No puedes mirar atrás en la historia y decirme un candidato presidencial que mintiera tanto, durante tanto tiempo, sin que los medios le exigieran responsabilidades. Deberían llamarle simplemente mentiroso, es la definición de lo que hace. George Washington no era capaz de mentir. Richard Nixon no era capaz de decir la verdad. Y Trump no es capaz de distinguir una cosa de la otra”.

Una compañía de análisis de medios ha calculado que las televisiones habían dado a Trump publicidad gratis en antena por valor de 2.000 millones de dólares. “Si llevan a alguien a un programa y miente, no deberían volver a invitarle”, prosigue Flynt. “Si dices una mentira a una audiencia de millones de personas, ese moderador tiene una responsabilidad. Pero hay una gente en su torre de marfil que solo se preocupa de sus beneficios, y Trump es bueno para subir la audiencia. Es bueno para lo más básico. Esa no es la América donde yo quiero vivir”. La carta abierta que firmó a principios de año fue un tirón de orejas indignado a la prensa. “Esa gente tiene que tener orgullo y pelear, defender los principios de una prensa libre”.

Entre las varias dedicaciones profesionales de Flynt está la de olisquear braguetas de políticos para desvelar sus escándalos sexuales. Uno de sus mayores éxitos fue fulminar al congresista republicano Bob Livingston al sacarle un affaire mientras lideraba el impeachment contra Bill Clinton. Ahora ha ofrecido un millón de dólares por cualquier grabación comprometedora de Trump. “Hemos tenido alguna respuesta”, afirma. Nada concluyente aún. “Pero hemos llegado a un punto en el que hay más hipocresía en Washington que en cualquier otro sitio, un punto en el que un affaire no sería suficiente para acabar con él. Hace 30 años lo era, ya no. Necesitas además corrupción”.

OFRECE UN MILLÓN DE DÓLARES POR CUALQUIER GRABACIÓN COMPROMETEDORA DE DONALD TRUMP. “HEMOS TENIDO ALGUNA RESPUESTA”

Larry Flynt creció siendo pobre de solemnidad en Kentucky. Su ascenso hasta este despacho de oro de Beverly Hills comenzó con un bar a finales de los sesenta en Ohio. Al bar se le añadieron camareras desnudas. En pocos años había convertido el garito en una cadena de clubes de striteas*llamados Hustler (golfo). Flynt empezó entonces a distribuir un boletín entre los clientes sobre las chicas de sus clubes. El boletín acabó convertido en una revista por**, Hustler, en 1974. La publicación se hizo famosa en el verano de 1975, cuando desveló unas fotos robadas a Jacqueline Onassis desnuda en una piscina. A partir de ahí, Flynt se convirtió en una autoridad en el mal gusto. Su revista mostraría las fotos más explícitas y los chistes más ofensivos de la floreciente industria de publicaciones y cine por** de la época. Llovieron las denuncias. En 1978 recibió un disparo de un supremacista blanco a la puerta de uno de esos juicios. Está parapléjico en una silla de ruedas desde entonces. En medio de la espiral de drogas en la que se metió en los años siguientes, pasó seis meses en prisión por presentarse en un juzgado con la bandera de Estados Unidos a modo de pañal. Su esposa y cofundadora de Hustler, Althea, falleció de sida en 1987. Un retrato de ella sigue presidiendo la sala de juntas de Flynt Publications.


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Larry Flynt a mediados de los setenta.

Eran los años de la revolución moral del presidente Ronald Reagan. El hombre que había hecho de la inmoralidad un medio de vida iba a encontrar la causa de su existencia. Flynt publicó en la revista un falso anuncio satírico contra uno de los grandes nombres del momento: el reverendo televisivo Jerry Falwell. Se supone que es un anuncio de Campari, y en él aparece una foto del reverendo y un titular: “Jerry Falwell habla de su primera vez”. El texto es una falsa entrevista con Falwell en la que aparecen delicias como esta:

“—Mi primera vez fue en una letrina en Lynchburg, Virginia.
—¿No estaba un poco apretado?
—No, después de echar a la cabra.
—Ya veo. Me lo tiene que contar todo.
—Nunca me esperé que lo haría con mi mamá, pero como se lo había hecho pasar tan bien a todos los demás tíos en la ciudad, pensé: ‘¡Qué diablos!”.

La broma no sentó bien al reverendo Falwell. Gracias a su insistencia en pedir una indemnización por el ataque a su honor, el caso acabó en el Tribunal Supremo y esa página de la revista Hustler terminaría convertida en un símbolo de la libertad de expresión en Estados Unidos. En una sentencia histórica, en 1988, el alto tribunal decidió por unanimidad que la sátira es libertad de expresión y está protegida por la Primera Enmienda.

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Colección de portadas de la revista 'Hustler', con la que Larry Flynt arrancó su imperio por**gráfico. ADAM IANNIELLO



“Estuvimos 200 años sin que la parodia y la sátira estuvieran protegidas como libertad de expresión”, recuerda Flynt. “Te podían demandar, solo tenían que probar que habías herido los sentimientos de alguien, o los de su mujer, o los de su perro. Lo que cambió con mi caso es que tienes que probar un daño o no puedes pedir indemnización. Eso dio cobertura a la prensa. Frenó muchas demandas a caricaturistas. El autor de la tira cómica Doonesbury [Garry Trudeau] dijo en una entrevista: ‘Ese tipo, Flynt, me ha dado un salvoconducto para evitar la cárcel’. Porque cuando un caricaturista hace una viñeta con intención, lo que quiere es hacer daño, quiere que se sienta la daga bien clavada. Viven de eso, es lo que les excita. Y, por supuesto, el afectado no está muy contento”.

Flynt y el reverendo Falwell, dos profesionales con buen ojo para la publicidad, acabaron haciéndose amigos y dando conferencias en universidades y entrevistas conjuntas. Desde entonces, Flynt no desaprovecha cada oportunidad de ofender a un famoso. Cuando hace tres años unos hackers ligados a Corea del Norte atacaron Sony Pictures para boicotear el estreno de la película La entrevista, en la que se parodiaba al dictador norcoreano Kim Jong-un, Larry Flynt decidió que había que dar de nuevo la batalla por la libertad de expresión. Y lo hizo a su manera. Financió una versión por** de la película, todavía más ofensiva que la original. “Me he pasado la vida luchando por la Primera Enmienda y ningún dictador extranjero me va a quitar mi derecho a la libertad de expresión. Si Kim Jong-un y sus secuaces están cabreados, espera a que vean la película que vamos a hacer”, dijo entonces. Hoy, con Trump, no para. Hustler es un festival de dardos al presidente.

El imperio Hustler en este siglo va mucho más allá de la revista. Si los periodistas se estrujan los sesos para descubrir cómo dar valor a su trabajo en el mundo de Internet y la sobreinformación instantánea, más grave aún ha sido la revolución digital para el negocio del por** en un contexto donde hay incluso parejas grabando vídeos en su casa y colgándolos gratis en la web. ¿Cómo se hace hoy rentable el por** profesional? “Lo vi venir en los años ochenta y noventa”, dice Flynt. “Sigo publicando la revista en papel, pero me da un 5% del beneficio que daba hace 20 años. Soy el último que queda en pie. No sé lo que durará. Pero fuimos listos al diversificar, porque la tecnología de Internet lo ha cambiado todo”.

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Fotografías en su despacho actual que retratan encuentros con celebridades como Bill Clinton y el reverendo Jesse Jackson. ADAM IANNIELLO



La publicación mensual llegó a vender tres millones de ejemplares en sus mejores años. Hoy vende poco más de 100.000, aunque Flynt asegura que sigue siendo rentable. La diversificación de la que habla Flynt y que le ha permitido sostener su imperio y su marca pasa por vídeos online, casinos, propiedades inmobiliarias o las tiendas Hustler, una boutique de artículos sexuales que se presenta como destino turístico en el Sunset Boulevard de Los Ángeles. “Nuestras tiendas modernas no son solo un establecimiento para adultos, sino un plan al que ir. Llegan parejas a ver qué es lo último y muchas mujeres solas. Nuestro cliente medio es mujer”.


TRAS UNA SENTENCIA HISTÓRICA EN 1988, LA REVISTA ‘HUSTLER’ ACABÓ CONVERTIDA EN UN SÍMBOLO DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN EN EE UU

Todo el universo de Larry Flynt ha cambiado. Las mujeres son ahora sus clientes, no su mercancía. Ya nadie paga por ver s*x* explícito. Ser un pervertido no vale para destruir a un político. Bueno, todo no. En estos tiempos se enfrenta a una nueva ola conservadora. Los Reagan y los Falwell tienen ahora otros nombres. “Sessions, Ryan y esos…, Mike Pence de vicepresidente. Yo le digo a la gente que no tenga tanta prisa por echar a Trump, porque Pence es peor. Como gobernador de Indiana, aprobó una ley que obliga a las mujeres que abortan a hacer un funeral por el feto. No te puedes permitir ni un aborto, no te puedes permitir tener un niño y te tienes que gastar 5.000 dólares en un funeral. ¿Había conocido alguna vez a alguien así de enfermo? Y es el vicepresidente de Estados Unidos, a un pelo de la presidencia”.

Larry Flynt fue en sus orígenes un hillbilly nacido en la miseria en el Medio Oeste, como los que han encontrado en Trump un mensaje salvador. Ha completado el viaje hasta el extremo contrario de este país, un despacho de oro en Beverly Hills desde el que despotricar rodeado de millones. Por el camino lo ha visto todo. Desde su silla de ruedas de oro, el pervertido más famoso de Estados Unidos no compra el discurso de la supuesta grandeza del pasado. “Eso es lo que siempre dicen los populistas. Volvemos a la era de Reagan. Cuando comparas Estados Unidos con el resto del mundo, nos va bastante bien. Tenemos muchos problemas, pero nos va bastante bien”.

http://elpaissemanal.elpais.com/documentos/larry-flynt-ultimo-rey-por**/
@pilou12 hasta ahora me estoy percatando de la frase de tu firma... me encantó :love:
- L'humour, est la forme la plus saine de la lucidité.

Jacques Brel
 
La bailarina que espió, Mata Hari (1876-1917)



El 15 de octubre de 1917 una bella mujer saludaba a un batallón de fusilamiento de 12 soldados. Uno de ellos alcanzaba su corazón terminando con la vida de la doble agente H-21. Moría Margaretha Geertruida Zelle, conocida por todos como Mata Hari.


Origen humilde, grandes pretensiones
Margaretha Geertruida Zelle nació el 7 de agosto de 1876 en Leeuwarden, en los Países Bajos, en el seno de una familia de clase media. Su padre, Adam Zelle, a pesar de ser un humilde sombrerero, era conocido entre sus allegados como el Barón, por sus extravagantes delirios de grandeza. Es posible que la actitud de su padre influyera en el carácter de su hija, quien pronto empezó también a mostrar una actitud prepotente ante los demás.

Ya en el colegio donde su padre la matriculó a los 6 años, el más caro de la ciudad, fue objeto de burlas por su actitud fuera de lo común. Algo que a Margaretha no pareció importarle.

Pronto empezó también a mostrar sus dotes de seductora en la Escuela Normal de Lyden, donde fue trasladada tras la ruina del negocio de su padre y la muerte de su madre.

Origen javanés
La madre de Margaretha tenía ascendencias javanesas. Fallecida cuando la joven tenía poco más de 15 años, utilizó ese exótico origen para iniciar un cúmulo de invenciones acerca de su vida que no cejarían hasta su muerte.

Pasión por los soldados
Margaretha nunca escondió su predilección por los hombres de armas. Su pasión llegó hasta el punto de contraer matrimonio con un militar al que ni siquiera conocía. Cuando tenía 18 años respondió a un anuncio de prensa de un oficial holandés alcohólico y asiduo a los burdeles llamado Rudolf John McLeod. Se casaron cuando ella tenía 19 años y el 20 más.

Tras el nacimiento de su hija se trasladaron a vivir a las Indias Orientales donde Margaretha se entusiasmó aun más con sus orígenes maternos.

La pareja vivió unos años felices en los que nació su segundo hijo. Pero la extraña muerte del bebé supuestamente envenenado a manos de una niñera desequilibrada enfrentada con su marido, la relación empezó a deteriorarse. De vuelta a Europa, la vida disipada en oriente fue la excusa perfecta para arrebatarle la custodia de su hija a Margaretha. Sola, en París, estaba preparada para convertirse en Mata Hari.





La Pupila de la Aurora
Tras un fallido intento de convertirse en modelo de moda, Margaretha utilizó su ascendente oriental y se inventó a Mata Hari. Desde presentarse como una princesa proveniente de Java a ser hija de una “gloriosa bayadera del templo de Kanda Swandi" y todo tipo de historias fascinantes fueron la carta de presentación de Mata Hari, cuyo significado era la Pupila de la Aurora. Pero lo cierto fue que sus espectáculos se llenaban gracias a sus bailes con escasez de ropa y consiguió mantener un alto nivel de vida al ejercer como cortesana de lujo.

La Agente H-21
Había estallado la Primera Guerra Mundial cuando Mata Hari se encontraba en Berlín donde en aquel tiempo era amante del jefe de policía de la capital alemana. Poco tiempo después inició una nueva relación, esta vez con el cónsul alemán en Amsterdam y jefe del espionaje de su país. Fue este cónsul, Kraemer, quien introdujo a Mata Hari en el mundo del espionaje internacional bajo el nombre de Agente H-21.

A cambio de grandes sumas de dinero, Mata Hari aceptó recabar información militar de Francia. Pero estando en París, contactó con el jefe del Servicio de Espionaje y Contraespionaje Francés, el capitán Ladoux convirtiéndose en ese momento en una agente doble.



Mata Hari nunca tuvo miedo de las consecuencias de trabajar para ambos bandos. Su orgullo y quizás un punto de inconsciencia la llevó a pensar que sus amigos y amantes de las altas esferas nunca dejarían que le pasara nada. Pero no fue así.

Cuando Francia empezó a sospechar de su doble actividad le puso una trampa en la que Mata Hari cayó de pleno. Cuando la división francesa de contraespionaje consiguió descubrir que Mata Hari y el Agente H-21 eran la misma persona procedieron a su detención en una de sus estancias en París. Tras un juicio más que dudoso de un tribunal militar, los días 24 y 25 de julio de 1917, fue condenada a muerte.

Una ejecución de leyenda
La ejecución de Mata Hari está envuelta de datos no corroborados. Entre ellos que no aceptó taparse los ojos con una venda o que saludó al pelotón con un beso de despedida. Lo cierto fue que cuatro de las 12 balas alcanzaron su cuerpo, una de ellas en su corazón. Murió en el acto. Era el 15 de octubre de 1917.

Su cuerpo, que no fue reclamado por nadie, fue utilizado por los estudiantes de medicina, algo que se hacía normalmente con los ajusticiados. Sólo se salvó su cabeza, que fue embalsamada y expuesta en el Museo de Criminales de Francia hasta 1958, cuando alguien la robó para no ser devuelta jamás.

Chivo expiatorio, espía inocente, bailarina culpable, lo cierto es que Mata Hari arriesgó su vida sin ser demasiado consciente de ello. Su muerte, sin embargo, dio paso al mito de una de las mujeres más enigmáticas de principios del siglo XX. Un enigma que ella misma se encargó de extender.

http://www.mujeresenlahistoria.com/2011/06/la-bailarina-que-espio-mata-hari-1876.html
 
BIOGRAFÍA:Calamity Jane
@politikeandoa3j / 15/10/2016


Martha Jane Canary-Burke, conocida como Calamity Jane o Juana Calamidad (1 de mayo de 1852-1 de agosto de 1903), fue una defensora fronteriza y exploradora profesional estadounidense, famosa por su afirmación de ser amiga íntima de Wild Bill Hickok, pero también por haber luchado contra los amerindios.


Calamity Jane – Martha Jane Burke
(1852/05/01 – 1903/08/01)

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Calamity Jane
Martha Jane Burke
Martha Jane Canary


Exploradora estadounidense

Nació el 1 de mayo de 1852, cerca de Princenton, estado de Missouri.

Hija de una emigrante francesa y de un trampero irlandés. Cuando era una niña, su padre desapareció en una expedición.

Su madre intentó salir a delante en Atlanta y comenzó a trabajar como cantante en un cabaret. Allí, aprendió a jugar al póker antes que a leer. Un camarero la enseñó cómo tirar con la pistola y elrifle. El propietario, la enseñó a leer, y fue quien la dio el apodo de Calamity (Calamidad, por su comportamiento).

Tuvo diversos trabajos para poder comprarse su primercaballo. La guerra civil acabó con el cabarét y su madre apenas ganaba el suficiente dinero para poder sobrevivir, por lo que Jane tuvo que recurrir a algún que otro robo. Su progenitora se volvió a casar con un hombre de Boston. La nueva familia se trasladó al norte de Massachusetts y Jane tuvo un pequeño conflicto con el hijo del gobernador y con catorce años, empaquetó sus pocas propiedades, dejó una nota a su madre y se dirigió al oeste.

Atravesó los Apalaches y recorrió todas las ciudades de Mississippi. Es atacada por los comanchesy fue la única sobreviviente del grupo aunque la hicieron presa. La mujer del jefe de Comanche era una blanca llamada Cynthia Parkerque la tomó como hija, y su hijo, Chaynah, ejerció como su hermano mayor y amigo. Cierto día un viejo llegó con cuatro caballos blancos para pedir su mano. Jane no aceptó, pero según la costumbre Comanche, ella estaba obligada a casarse.

Con diecisiete años, huye con la ayuda de Chaynah y consigue un trabajo con el ejército debido a su conocimiento de dialectos y maneras nativas. Hacia 1869, apareció en Cheyenne, estado deWyoming, donde vestida con ropas de hombre, paseó por la calle principal. Allí la saludaron como a “la única mujer que trabajó en la Union Pacific“, la línea de ferrocarril que unía el Este y el Oeste, y fue allí donde se le reconoció el derecho de beber en el mostrador de los salones.

Se casó tres veces, una con Búfalo Bill con quién tuvo una hija. En 1900 la encontraron en una casa indecente y con muy mala salud.

Calamity Jane murió 1 de agosto de 1903 de pulmonía y está enterrada junto a su amigo predilectoWild Bill Hickoc. FUENTE: http://www.buscabiografias.com/

Calamity Jane, una calamidad de mujer…


No se conoce con certeza la fecha en la que nacióMartha Jane Canary-Burke, quizá en 1852, pero sí sabemos que fue una de las mujeres más conocidas del Oeste, que su puntería era legendaria y que sus camaradas la conocieron como Juanita Calamidad –Calamity Jane. A los 17 años, Martha, que era oriunda de Princeton (Missouri), ya tenía experiencia como camarera, cocinera, enfermera y bailarina de salón. Además, era unaexperta tiradora, una excelente jinete y trabajaba en cualquier cosa que le proporcionara suficientes ingresos para mantener a sus hermanos, ya que sus padres habían fallecido un par de años antes.

La leyenda, en ocasiones alimentada por ella misma, envuelve la biografía de Juanita Calamidad. De ella se dice que se unió al ferrocarril Union Pacific -algunas fuentes aseguran que fue la única mujer que trabajó en la línea- y que incluso le fue reconocido el derecho a beber en el mostrador de los salones, como un hombre más. En 1870, Martha aparece ya sirviendo a las órdenes de George Armstrong Custer como explorador, vistiendo ropas masculinas, un hábito que conservó durante casi toda su vida. Aunque no está claro si formó realmente parte del ejército regular, sí se sabe que participó en varias campañas, especialmente en la represión de diversas revueltas indias. De hecho, se cree que Martha pudo ganar su apodo cuando en 1873 rescató al capitán Egan, uno de sus superiores, tras ser herido en una emboscada.

En 1876, la aguerrida aventurera y bebedora consumada se estableció cerca de la localidad aurífera de Deadwood, en Dakota del Sur, donde trabó amistad con el Salvaje Bill Hickok. Aunque tras el asesinato de éste, Calamity aseguró que se habían casado y que incluso era el padre de su hijo, su relato aún no ha podido confirmarse. De cualquier forma, lo cierto es que durante su estancia en Deadwood sí fue recordada por sus conciudadanos por los cuidados que ofreció a los afectados por la viruela. En 1884, Juanita se trasladó a El Paso, en Texas, donde se casó con Clinton Burke, un conocido cowboy y conductor de diligencias de la región. A pesar de que tuvieron una hija, el matrimonio no prosperó y en 1896, ya separada, Juanita decidió unirse al espectáculo del Salvaje Oeste de Buffalo Bill. En 1903, Juanita Calamidad falleció como consecuencia de una neumonía que había contraido. Fue enterrada tal como deseó, al lado de Bill Hickok, en el cementerio Monte Moriah que domina Deadwood.



https://politikeandoa3j.wordpress.com/2016/10/15/biografiacalamity-jane/
 
Vlad Tepes el Empalador, el Drácula histórico
Príncipe de Valaquia durante el siglo XV, la inusitada crueldad de que hizo gala durante su gobierno dio pie a una leyenda diabólica que pasó a la literatura de la mano de Bram Stoker.



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Perlas y piedras preciosas
Este retrato del señor de Valaquia es copia de uno pintado durante su vida. El voivoda luce un bonete principesco adornado con perlas y piedras preciosas. Se conserva en el castillo de Ambras, en Innsbruck.



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Sighisoara, la cuna de Drácula
Según la tradición, Vlad III, llamado Drácula, nació en la antigua ciudad alemana de Schässburg (Sighisoara en rumano), fundada por colonos sajones.


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Vlad Tepes y los enviados turcos
Esta pintura de Theodor Aman muestra a Tepes recibiendo a los enviados turcos. En 1448 ascendió al trono de Valaquia por primera vez gracias al apoyo de los turcos, de quienes había sido prisionero y a los que luego combatirá.


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Retrato de cuerpo entero de Vlad Tepes
Vlad nació a finales del año 1431 en la ciudad de Sighisoara, Transilvania, hijo legítimo del voivoda Vlad II de Valaquia.


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Un grabado publicado en 1488
Se dice que para librarse de vagabundos y mendigos, Vlad los invitó a un banquete, cerró las puertas y los quemó vivos. Aquí en un grabado en 1488.



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Pintura en acuarela, Alemania, S. XVI
Un delegado papal describió a Vlad como una persona con un cuerpo fornido y musculoso, rostro rojizo y delgado, nariz aguileña, pómulos salientes, largas pestañas, ojos grises, cejas tupidas, bigote y una cerviz de toro que le ceñía la cabeza, de la que colgaba una ensortijada melena negra.


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El castillo de Drácula
EL castillo de Bran en el pasado marcaba la frontera entre Valaquia y Transilvania. Sin embargo, a pesar de vincularse habitualmente con Vlad III, parece ser que él jamás vivió en este castillo y que su verdadera fortaleza fue el Castillo de Poenari.



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Lago Snagov
Tras caer abatido en una emboscada turca, su cabeza fue exhibida en Estambul y posteriormente su cuerpo fue enterrado en el monasterio del lago Snagov.



A finales del siglo XIX, el escritor irlandés Bram Stoker concibió una novela de terror relacionada con las leyendas centroeuropeas sobre vampiros y no muertos que ya habían servido de inspiración a otros autores decimonónicos como John Polidori, el médico y compañero de viajes de Lord Byron. Indagando en este tipo de historias, Stoker tuvo conocimiento de la existencia de un príncipe rumano llamadoVlad Draculea, que había vivido en el siglo XV y se había hecho célebre, entre otras cosas, por su gusto por lo sanguinario.

La fortuna del sobrenombre de Drácula se debe en realidad a una confusión. Su padre, el príncipe o voivoda Vlad II de Valaquia, había ingresado en 1428 en la Orden del Dragón (Drac, en húngaro), de la mano del emperador Segismundo de Luxemburgo. Por ello fue conocido en adelante como Vlad Dracul, mientras que a su hijo se le llamó Vlad Draculea, esto es, hijo de Dracul. Sin embargo, en la mitología rumana la figura del dragón no existía y el término dracul designaba al diablo, con lo que Vlad III pasó a ser en rumano “el hijo del diablo”.

Ello coincide con la leyenda sobre la crueldad y ánimo sanguinario de Vlad, recogida ya por crónicas de su época. En ellas se le presentaba como un príncipe aficionado a la tortura y entusiasta de la muerte lenta, que solía cenar bebiendo la sangre de sus víctimas o mojando pan en ella. Se calcula que en sus tres períodos de gobierno, que suman apenas siete años, ejecutó a unas 100.000 personas, en la mayoría de las ocasiones mediante la técnica del empalamiento. Por esta razón se le conoce desde el siglo XVI como Vlad Tepes, esto es, Vlad el Empalador.

Para comprender esta fama hay que situarse en el contexto de los Balcanes en las décadas centrales del siglo XV. En aquel entonces el Imperio otomano se hallaba en plena fase de expansión por el suroeste de Europa: Grecia quedó sometida desde la década de 1360, Serbia desde 1389 y Bulgaria en 1396. Frente a los otomanos se encontraban el reino de Hungría y los principados en los que entonces se dividía la actual Rumanía: Valaquia y Moldavia, junto a Transilvania, territorio autónomo perteneciente a Hungría.

Las guerras de frontera se convirtieron en una constante, guerras de extraordinaria violencia, en las que las ejecuciones y represalias masivas estaban a la orden del día.Vlad deValaquia fue un producto de este ambiente, y su vida fue una lucha constante por la supervivencia y por el poder.


Un príncipe de frontera
Según la mayoría de los autores, el príncipe Vlad III de Valaquia nació en Sighisoara (Transilvania) en 1431, y fue uno de los tres hijos legítimos de Vlad II, voivoda (gobernador) de Valaquia. Con apenas 13 años marchó a la corte otomana, junto con su hermano Radu, como rehén o garantía de sumisión. Vlad II, en efecto, había establecido con los turcos una alianza que le valió la enemistad del regente de Hungría, Juan Hunyadi, de origen valaco. En 1447 éste preparó una ofensiva contra Vlad, apoyándose en los boyardos valacos, nobles pro húngaros. El resultado fue la muerte del voivoda y de su hijo Mircea.

Irritado por la pérdida de su aliado en Valaquia, el sultán otomano Murat declaró a su hijo Vlad Draculea pretendiente al trono. Al año siguiente lanzó a sus tropas contra Hunyadi, derrotándolo totalmente en Kosovo. Vlad aprovechó la circunstancia para apoderarse del trono de Valaquia, pero su primer período de gobierno duró poco, pues en el mismo año 1448 fue expulsado a instigación de Hunyadi.

Se calcula que en sus tres períodos de gobierno, que suman apenas siete años, ejecutó a unas 100.000 personas, en la mayoría de las ocasiones mediante la técnica del empalamiento

Vlad se refugió inicialmente en la corte del sultán otomano, con la esperanza de que lo ayudara a volver a Valaquia. Pero, defraudado en sus aspiraciones, en 1449 marchó a Moldavia, donde tenía parientes. En los años siguientes intervino en las luchas intestinas moldavas, hasta que en 1451 marchó a Transilvania. Instalado en ciudades alemanas del país, como Kronstadt, trató de reunir apoyos con vistas a recuperar el trono de Valaquia. La oportunidad le llegó tras la conquista de Constantinopla por Mehmet II en 1453. Viendo a Hungría cada vez más amenazada por los otomanos, Hunyadi se lanzó a buscar aliados para un enfrentamiento directo con los turcos. El noble que entonces era voivoda de Valaquia se mostraba cada vez más entregado a los otomanos, y Hunyadi pensó en sustituirlo llamando a Vlad. Éste olvidó todo rencor por la muerte de sus familiares y se lanzó al combate.

Fue así como en 1456 logró hacerse de nuevo con el gobierno de Valaquia. Inició entonces su fase de gobierno más larga, hasta 1462, aquella que le ganaría ante los contemporáneos y la historia la reputación siniestra que desde entonces lo acompaña.

Esta fama se debe en primer lugar a los métodos que Vlad empleó en la guerra. Desde que en 1460 decidió negarse a pagar tributo a los turcos, el enfrentamiento armado se hizo inevitable, y este revistió los tintes de una cruzada, tan brutal y sanguinaria como las que se habían librado en Tierra Santa en siglos anteriores.

Los métodos de un cruzado
La campaña de 1462 nos da un ejemplo de sus métodos. En respuesta a una ofensiva turca, Vlad atravesó el Danubio para saquear el país búlgaro, entonces parte del Imperio otomano. Al término de la campaña envió al rey húngaro Matías Corvino dos sacos llenos de orejas, narices y cabezas, acompañados de una carta en la que le decía: “He matado a hombres y mujeres, a viejos y jóvenes, desde Oblucitza y Novoselo hasta Samvit y Ghigen. Hemos matado a 23.884 turcos y búlgaros, sin contar aquellos a los que quemamos en sus casas, o cuyas cabezas no fueron cortadas por nuestros soldados... Terminemos juntos lo que juntos hemos iniciado, y aprovechemos esta situación, puesto que, si Dios Todopoderoso escucha las oraciones y los ruegos de la Cristiandad, si favorece los ruegos de sus piadosos servidores, nos concederá la victoria sobre los infieles, enemigos de la Cruz”. Vlad, pues, se veía a sí mismo como un cruzado.

Al mismo tiempo, el voivoda aplicó las mismas tácticas violentas contra sus súbditos, a fin de asegurar su autoridad.

No le faltaban motivos para temer por su posición. La nobleza boyarda se mostró desafecta, absteniéndose de participar en la guerra contra los turcos. Los colonos alemanes, por su parte, protagonizaron diversas revueltas. De ahí que, como brazo ejecutivo de la justicia, el voivoda la impusiera con crudeza, castigando duramente a los delincuentes y sofocando rebeliones. Las sádicas ejecuciones de sus víctimas resultaban ejemplares, y contribuían a imponer el orden. De algún modo podría decirse que su máxima era que el temor traía consigo la obediencia.

Su severidad dio lugar a historias como la de la jarra de oro que dejó frente a su residencia en Tirgoviste, para que los viajeros pudiesen beber agua en ella; tal era el temor que inspiraba el gobernante que nadie osó nunca robarla. Pero el método de castigo con el que se asocia la figura de Vlad es, claro está, el del empalamiento. No fue una invención de Vlad, sino que su historia se remontaba al menos a la antigua Asiria y se utilizaría durante largo tiempo.

Las fuentes apuntan, en todo caso, que Vlad llegaba a extremos de macabro refinamiento, prolongando la agonía de los condenados y utilizando los cuerpos de los empalados como terrorífica advertencia. El ejemplo más conocido de su ensañamiento lo constituye el conocido como Bosque de los Empalados, lugar en el que se dice que Tepes hizo talar todos los árboles para empalar a más de 20.000 prisioneros. El cronista Calcondilo asegura que Mehmet II, al visitarlo en 1461, retrocedió horrorizado, aunque al mismo tiempo elogió a un príncipe que demostraba ser un experto en el arte de gobernar mediante el terror.

El Bosque de los Empalados es el lugar en el que se dice que Tepes hizo talar todos los árboles para empalar a más de 20.000 prisioneros

¿Hasta qué punto son ciertos estos relatos sobre la crueldad de Vlad? No hay duda de que algunos de ellos son tendenciosos, como sucede con las crónicas alemanas, surgidas del testimonio de los colonos germanos de Transilvania hostigados por el voivoda. Otras crónicas, en cambio, lejos de censurar al sanguinario príncipe, elogian sus métodos implacables; es el caso de los testimonios rusos. En la época y lugar en que vivió Vlad, su crueldad no fue en modo alguno excepcional, aunque no cabe duda de que pocos llevaron tan lejos sus métodos terroristas.

En 1462 Vlad fue derrotado por los turcos. Pasó doce años prisionero en Hungría, hasta que en 1476 recobró su utilidad como candidato al trono de Valaquia. Su tercera etapa como voivoda terminó al caer abatido en una emboscada turca. Su cabeza fue exhibida en Estambul, y su cuerpo fue enterrado en el monasterio del lago Snagov.

http://www.nationalgeographic.com.e...lad-tepes-empalador-dracula-historico_11548/8
 
El ‘playboy’ Kramer y su palacio de los excesos
El que fuera alma de la fiesta en Miami Beach, Thomas Kramer se arruinó y perdió su mansión en Isla Estrella. Ahora su patrimonio está en venta


PABLO DE LLANO
Miami 13 FEB 2018 -


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Rinoceronte de bronce en la antigua mansión de Thomas Kramer. GIORGIO VIERA


Las mansiones 4 y 5 de Isla Estrella de Miami Beach lucen hoy como la depresiva resaca de una orgía del exceso y el mal gusto. Su antiguo dueño, el millonario playboy alemán Thomas Kramer, las perdió. Las casas están en venta y la extraña miríada de objetos que dejó se subastará en un lote único al mejor postor este 14 de febrero. EL PAÍS paseó por este mundo excéntrico en fase de liquidación con el señor Noel, un venezolano que fue jefe del personal de mantenimiento. "Aquí se celebraron muchas fiestas", dice parco. "Quizás demasiadas". En un patio del palacete se detiene y señala la enorme figura de un velociraptor que emerge entre la vegetación. "En los buenos tiempos, se prendía una máquina que lo rodeaba de humo".


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Comedor 'pole dance' en la antigua mansión de Kramer. GIORGIO VIERA


En los años noventa y primeros dos mil, Kramer (Fráncfort, 1957) fue el alma de la fiesta en Miami Beach. Corpulento, con su excelente mata de pelo rubio y una permanente sonrisa de Joker pasado de rosca, exprimió hasta la última gota el sueño de la frivolidad. Dan fe su cava de vinos todavía repleta de botellas, sus muebles de rancia inspiración europea, el rinoceronte de bronce que sigue en el jardín, bajo una palmera, con expresión de no haber comprendido nunca cómo llegó allí, o ese horterísima comedor principal, con su techo decorado con el fresco de un cielo por el que pululan angelotes y dioses griegos y, sobre la mesa, dos barras doradas de pole dance para el show de bailarinas con que gratificaba a sus húespedes tras la cena.

La abogada Latasha Hines, encargada de organizar la subasta, se mantiene en discreto silencio durante la visita pero no se ahorra un comentario concreto: "Si todo esto que vemos es una locura o no tal vez pueda considerarse una cuestión subjetiva. Lo que no es subjetivo es que el dinero que se gastó no era su dinero". La letrada del bufete Koyak Tropin Throckmorton representa a los herederos del fallecido industrial alemán Siegfried Otto. Kramer, casado con una hija de Otto, logró que su suegro le prestase una fortuna para proyectos inmobiliarios en Miami.


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Escalinata interior del edificio central de la mansión. GIORGIO VIERA


El incontenible bon vivant germano –"tauro por partida doble", se preciaba de decir– se ventiló los millones con alegría y los Otto acabaron llevándolo a los tribunales reclamando su capital. Aunque Kramer sostenía que el viejo Siegfried le había regalado el dinero, un juzgado suizo ha sentenciado que debe a la familia más de 100 millones de dólares.

La venta de las dos mansiones, que forman un conjunto de estilos "marroquíes, italianos y asiáticos" –según un librillo sobre la propiedad que editó Kramer–, será lo que más aporte a la liquidación de la deuda. No tienen precio de partida, pero la docena de propiedades construidas en la mínima y exclusiva Isla Estrella van de los 10 a los 60 millones de dólares. En ellas han vivido famosos como Don Johnson, Gloria Estefan o Shaquille O'Neal, y tiburones de los negocios como el ruso Vladislav Doronin, exnovio de Naomi Campbell.

Menos dinero rendirá la subasta de los objetos de Kramer. La firma de abogados no tiene una estimación de su valor, pero es un popurrí de cosas en el que a primera vista resulta difícil discernir qué puede ser valioso y qué, simplemente, cachivachería freak de un millonario perdido en una vorágine de compras absurdas.

Valgan como ejemplo estos disímiles elementos amontonados en uno de los garajes: dos figuras a tamaño natural de Alien y Predator –tan desconcertados de su lugar en el mundo como el rinoceronte de bronce–, la figura de un antiguo botones de hotel con dos obuses de guerra herrumbrosos a sus pies, un cabecero de cama de madera con grabados de dragones chinescos, dos cabezas de antílope disecadas, un globo de luces de discoteca cubierto de una melancólica pátina de polvo y, en medio de todo esto, un ataúd con interior de terciopelo rojo adornado con gárgolas. El bigotudo señor Noel, que contempla el panorama con el escepticismo de quién ha visto extravagancias hasta el hastío, explica que Kramer contaba que adquirió el féretro una vez que se hallaba triste.

En los años noventa y primeros dos mil, Kramer (Fráncfort, 1957) fue el alma de la fiesta en Miami Beach. Corpulento, con su excelente mata de pelo rubio y una permanente sonrisa de Joker pasado de rosca, exprimió hasta la última gota el sueño de la frivolidad. Dan fe su cava de vinos todavía repleta de botellas, sus muebles de rancia inspiración europea, el rinoceronte de bronce que sigue en el jardín, bajo una palmera, con expresión de no haber comprendido nunca cómo llegó allí, o ese horterísima comedor principal, con su techo decorado con el fresco de un cielo por el que pululan angelotes y dioses griegos y, sobre la mesa, dos barras doradas de pole dance para el show de bailarinas con que gratificaba a sus húespedes tras la cena.

La abogada Latasha Hines, encargada de organizar la subasta, se mantiene en discreto silencio durante la visita pero no se ahorra un comentario concreto: "Si todo esto que vemos es una locura o no tal vez pueda considerarse una cuestión subjetiva. Lo que no es subjetivo es que el dinero que se gastó no era su dinero". La letrada del bufete Koyak Tropin Throckmorton representa a los herederos del fallecido industrial alemán Siegfried Otto. Kramer, casado con una hija de Otto, logró que su suegro le prestase una fortuna para proyectos inmobiliarios en Miami.


Escalinata interior del edificio central de la mansión. GIORGIO VIERA

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Figuras de Alien y Predator almacenadas en un garaje de la mansión a la espera de la subasta.GIORGIO VIERA



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Patio y edificio central de la mansión, construida en 1996. GIORGIO VIERA


Lo que queda del delirante mundo de Kramer es un interesante reflejo del tópico finisecular del broker multimillonario. Thomas Kramer recuerda al Jordan Belfort interpretado por Leonardo DiCaprio en El lobo de Wall Street de Martin Scorsesse. Ganancias explosivas y vidas acelerando hacia un abismo de euforia. Kramer llegó a Nueva York en los ochenta y fue uno más de los jóvenes insultantemente ricos y exitosos de la bolsa. En su oficina de la planta 102 de las Torres Gemelas recibía a los periodistas alemanes que llegaban a contar la historia del que fue llamado entonces en su país Chico maravilla y ante las cámaras representaba con descaro el rol del inversor rodeado de teléfonos, gráficas picudas y en continua combustión.

En los noventa dio al salto a la especulación inmobiliaria y aterrizó en Miami. South Beach era un barrio degradado con fumadores de crack por doquier y edificios tapiados, producto de los perniciosos efectos del boom de la industria de la cocaína en los ochenta. Sobrevolando en helicóptero la zona, ha contado Kramer, generoso hagiógrafo de sí mismo, tuvo la "visión" de reinventar Miami Beach. Y si bien el desarrollo de la zona, ahora una meca playera del consumo con un carísimo mercado de bienes raíces, fue obra de muchos, el aporte del alemán aún es reconocido.


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Figura de un velociraptor en el jardín de la mansión. GIORGIO VIERA


Kramer presume de haber superado el concepto de apartamento de lujo de su "amigo y competidor" inmobiliario Donald Trump al apostar por espacios más holgados que los de la Torre Trump.

A Kramer le apasionan los personajes poderosos, sobre todo los que ya son historia. Uno de los detalles más desopilantes de su perdido palacio miamense es un conjunto de medallones que adornan el techo de una cúpula con los rostros de figuras bien disparejas como Fidel Castro, Jesucristo, Stalin, Einstein o Satán. Acérrimo anticomunista, su delirio icónico no le impidó tampoco tener colgada –ahí sigue, arrugada– en los cuartos dedicados a oficina una gran bandera roja con la cara de Ernesto Che Guevara en el centro.

En los últimos años, desde que se fue de Miami, el carnavalesco especulador alemán ha afirmado en diversas entrevistas que se arruinó y que su fortuna personal, que algún día anduvo sobre los 100 millones de dólares –suya o afanada a su don Siegfried–, se redujo a polvo. Pero actualmente vive en Europa y pasa temporadas en Dubai, a donde llegó quebrado dispuesto a poner su experiencia de "emprendedor visionario" –así se define en su web– al servicio de los petrodólares.

Su Instagram lo muestra todavía en una enjundiosa vida social que lo lleva lo mismo a abrazarse a un jeque ante la maqueta de un campo de golf que a posar dichoso en la estación alpina de St. Moritz durante la Copa del Mundo de Polo sobre Nieve. En su página, un artículo de prensa explica que Kramer se ha asociado con un magnate pakistaní para desarrollar una "megaisla" junto a la ciudad de Karachi que suponga una inyección a la economía regional y que, según dijo el peregrino playboy, "probablemente pueda ayudar a erradicar el terrorismo en Pakistán". Desterrado de su paraíso, el Joker de Miami sigue sonriendo.

https://elpais.com/elpais/2018/02/13/gente/1518478306_301355.html
 
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