Penélope Cruz refuerza su apoyo al #MeToo: "Que le jodan a la Cenicienta"

Pues si! Y 6 meses trabajando en B de hecho las hermanas despidieron a la niñera y esta chica colombiana hizo los trabajos de doméstica y niñera, supongo que ambas hermanas viven en el mismo casoplon? Y al final según la colombiana Mo convenció a Pe para hacerla un contrato parece ser pero como las hermanas incumplen los horarios de librar y descanso según el convenio nacional las ha llevado a juicio porque no llegaron a un acuerdo amistoso
Lo peor es que esta pareja representa al progresismo,feminismo, igualdad y buen rollo de Hepaña y ambos explotan a los trabajadores más humildes, os acordáis de las cerveceras Bardem? Y la madre cobrando a los hospitales por las películas Hepañolas, yo t@mbien así soy progresa
 
Banderas llego antes que ella y no cae tan mal, si es que caer bien no es una cuestión de currículum. Si nos quieren meter con calzador que es buena actriz pues ahí están sus interpretaciones, no voy a decir que es mala, pero sí muy limitada, ha hecho muchos papeles a su medida y aún se ve que no da para mas.
El periodista da por hecho que todo lo que ha tenido son novios, no montajes... angelico (aunque no me creo que sea tan inocenton, huele a previo pago)
 
Terrible en la serie de Gianni versace, n8 siquiera habla y menos se parece a Donatela
 
Penélope Cruz o el gran pecado español: tener demasiado éxito
Pedro Almodóvar le ha entregado el César de Honor con el que la Academia de cine francés reconoce su trayectoria. La actriz tiene méritos más que de sobra para el homenaje.
Por JUAN SANGUINO

3 de marzo de 2018 / 10:30


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©Gtresonline

Pedro Almodóvar entrega a Penélope Cruz el César.

La corriente de detractores de Penélope Cruz en España es directamente proporcional a su número de admiradores en Estados Unidos. En nuestro país nos encanta la gente corriente que triunfa... hasta que triunfa demasiado: diosas como Charlize Theron, Scarlett Johansson o Angelina Jolie están en una dimensión aristocrática/platónica/magnética superior, pero Penélope es de Alcobendas. Ella nació con las mismas oportunidades que todos nosotros, pero ha llegado infinitamente más lejos hasta ser el intérprete español más importante de la historia. Esto ha creado cierto sentimiento colectivo en la sociedad española de que Penélope es de la familia, de que podría ser tu prima (pero no lo es, lo cual escuece) y, como sucede en las mejores familias, puedes insultarla porque es la tuya.

Por eso, cuando se anunció que este viernes recibiría el César de la Academia Francesa en honor a toda su trayectoria, la reacción de muchos fue poner los ojos en blanco hasta dar la vuelta a la silla, reírse de Penélope Cruz o, directamente, insultarla con ensañamiento. Cruz ha trabajado con Pedro Almodóvar (él es el otro español que ha recibido el César honorífico, en 1999, y no ha querido perder la ocasión de entregarle, en la gala del cine francés celebrada en París, el galardón), Fernando Trueba, Vicente Aranda, Woody Allen, Isabel Coixet, Ridley Scott, Asghard Farhadi y Todd Solondz. Tiene una filmografía más diversa, arriesgada y personal que otros ganadores del Cesar honorífico como Andie MacDowell, Will Smith, Hugh Grant, Jude Law, Roberto Benigni o Scarlett Johansson. Nadie cuestionó aquellos galardones pero el éxito de Penélope Cruz toca hueso y parece que no hay nada que ella pueda hacer para cambiar su imagen pública en España.

Cruz no es la mujer más dicharachera, pero ese no es su trabajo. Cuando visitó El hormiguero, las redes sociales se llenaron de comentarios despectivos antes, durante y después de su aparición. El argumento principal fue el de siempre: que Hollywood le regaló una carrera, una fama y un prestigio que no se merece. Como si triunfar en Hollywood (y, como en el caso de Cruz, seguir siendo una estrella 20 años después) fuese una empresa fácil o estuviese al alcance de cualquiera. Infravalorar o, peor aún, negar la relevancia cultural de Penélope Cruz es una postura inexacta e injusta y la muestra son las trayectorias de Paz Vega, Sofía Mazagatos o Elsa Pataky, que se hincharon a hablar de sus ofertas de trabajo en Hollywood mientras Penélope estaba demasiado ocupada trabajando de verdad. Ella, simplemente, ha sido más lista que las demás.

EXPLOTÓ SU BELLEZA SIN PUDOR
En los 90, el "star-system" español tenía la costumbre de ir a los estrenos en vaqueros, reincidiendo en esa mentalidad europea de que el cine debe ser un arte y no una industria. Y el resultado es que el cine español nunca forjó una industria: a sus no-estrellas no les importaban los premios, ni la popularidad, ni la taquilla. Porque ellos no tienen que pagar las películas. Penélope irrumpió como una estrella a la americana (profesionalizó su fotogenia, su encanto y su presencia) pero de pata negra europea (su rímel corrido te cuenta una historia, se mueve con las entrañas, jamás sabes qué hará a continuación) con un magnetismo, y aquí radica el corazón de su talento, del que ella parece no ser consciente. Pero lo es. Belle Epoque, La celestina, Abre los ojos y, sobre todo, La niña de tus ojos y Jamón jamón, eran una celebración de la existencia de Penélope Cruz. Ella era un milagro del que todo el mundo quería estar cerca.


Jamón jamón, una sublimación del erotismo y la violencia ibéricos, sexualizaba a Penélope con solo 18 años (una idea grotesca que solo podía suceder en la España pre-Olimpiadas). Su química con Javier Bardem era tan visceral que cabe preguntarse por qué demonios tardaron 15 años en casarse: cierta escena, encima de una máquina de pin-ball, hace bastante fácil imaginar cómo son los viernes noche en la casa de ese matrimonio.

APRENDIÓ INGLÉS, PERO SE QUEDÓ EN EL B2
Embarcarse en la aventura americana suele ser visto como un desprecio hacia el país de origen, pero eso solo es cierto en el caso de Gerard Depardieu. Penélope renunció a un estatus de estrella absoluta en España, donde podía conseguir el papel que quisiese, por un futuro incierto e impersonal en Hollywood. Pero ese viaje trasatlántico era lógico y necesario, porque la ambición de Penélope es una característica que se condena en Europa, pero se idolatra en Estados Unidos: allí no te dan nada si no demuestras que lo deseas con todas tus fuerzas. Y Penélope tenía mucho deseo y mucha fuerza.

Las aspiraciones de Penélope encajaban más en la cultura anglosajona y, seis años después de su primer viaje a Estados Unidos (en el que solo sabía decir "How are you?" y "I want to work with Johnny Depp"), estrenó su primera película con un grandilocuente título de presentación como tarjeta de visita: Woman on Top (2000), “mujer en lo más alto”. Aquel título se convertiría en una ironía cuando todas y cada una de las películas que Cruz protagonizó en calidad de estrella (forzosa, porque en aquel momento no lo era, solo lo parecía) fracasaron en taquilla. De Todos los caballos bellos sacó una conversión al vegetarianismo y una relación con Matt Damon, que es mucho más de lo que puede decir cualquiera de su primer trabajo. Le siguieron La mandolina del capitán Corelli, Vanilla Sky(remake de Abre los ojos en el que hacía el mismo papel con la mitad de ganas), Gothika y Blow, donde cumplió aquel sueño adolescente de trabajar con Johnny Depp. De Sáhara sacó una relación con Matthew McConaughey, quien dicen los (inverosímiles pero maravillosos) rumores que la convenció para volver a comer carne.

Un periodista americano escribió que durante su encuentro con Penélope no entendió la mitad de lo que decía, ni siquiera su cortés "I invite" al final de su almuerzo (en lugar de "I'll get it" o "I'll pay for it"), pero que desplegaba semejante carisma que no importaba. Penélope mantuvo un fuerte acento español que le asegura los mejores papeles de latinas e italianas que se escriban en Hollywood (la misma razón por la que Sofía Vergara, completamente bilingüe, exagera su acento). Como aquella crítica del New York Times que decía que "Lola Flores no canta ni baila, pero no se la pierdan", Penélope se dio cuenta de que sus primeros papeles en Hollywood los podía haber interpretado cualquier otra actriz. Era una funcionaria de Hollywood y no estaba demostrando el carácter que le hacía especial: necesitaba encontrar algo que nadie hiciese tan bien como ella.

VOLVIÓ A EUROPA EN BUSCA DE PRESTIGIO
Hacerse novia de todos sus compañeros de reparto excepto Nicolas Cage (ella es afectiva, pero no tanto) podrá dar para buenas anécdotas con las amigas, pero no es la mejor forma de ser tomada en serio como artista con identidad propia. Volver a España no sería fácil: se había ganado fama de antipática por no contestar a los reporteros que la asaltaban en el aeropuerto preguntándole si iba a adoptar a los hijos de Tom Cruise y Nicole Kidman. En un evento norteamericano atendió a las cámaras de Corazón de primavera, para luego indicarle a su por entonces novio Tom Cruise que saludase a la cámara de Televisión Española, un gesto que Anne Igartiburu celebró como si estuviese dando las campanadas en la Puerta del Sol. Penélope tenía toda la intención de reconciliarse con los medios españoles, solo necesitaba la película adecuada.

La jugada maestra de volver a trabajar con el director que mejor la conoce, un Pedro Almodóvar en su cima creativa y comercial, se tradujo en el personaje más icónico de su carrera y su primera nominación al Óscar. Raimunda era emoción, era sexualidad y era bochorno. Raimunda era España. Y también una carta de amor de Pedro a su musa y amiga que salvó su carrera. En No te muevas y Vicky Cristina Barcelona, Penélope interpretó a dos mujeres igualmente rotas pero completamente opuestas. La segunda le dio un Óscar que ella agradeció parcialmente en castellano, consciente de que su Maria Elena era en realidad la culminación de todo lo que había aprendido en el cine de su país. Empezar el discurso agradeciendo a Bigas Luna y terminarlo con el que debería ser el himno nacional español, “I was born in a place called Alcobendas, where this was not a very realistic dream”, fue una jugada maestra y un gesto conmovedor, automáticamente icónico y absolutamente de verdad. Durante esos dos minutos, Penélope Cruz fue la persona más importante del mundo. Y ella solo pensaba en España, un país que tiene como pasatiempo vejarla: no fue patriotismo, fue orgullo cultural.

HUYÓ DE LARS VON TRIER PARA EVITAR VOLVERSE LOCA
Tras su tercera nominación por Nine, Penélope trabajó mano a mano con Lars Von Trier en el guion de Melancolía. Finalmenteabandonó el proyecto para, por un lado, mantener su salud mental y no acabar como Björk comiéndose el vestido durante el rodaje de Bailar en la oscuridad; y por otro, conseguir por fin ser un valor taquillero en Hollywood. Piratas del Caribe 4: En mareas misteriosas era una apuesta segura que le reunía con su amigo Johnny Depp (peinado y maquillado igual que ella) y el director de Nine. ¿Se puede ser más lista?

Justo después de firmar el contrato (qué casualidad), Penélope descubrió que estaba embarazada, lo cual no afectó su profesionalidad aunque su hermana Mónica tuvo que doblarla en las escenas arriesgadas. Mil millones de recaudación más tarde, Penélope Cruz se había convertido por fin en esa estrella mundial que en el fondo siempre estuvo destinada a ser. Con este estatus, podía hacer lo que le diera la gana. Y es exactamente lo que ha hecho.

PRODUJO MA MA DE SU PROPIO BOLSILLO
Arriesgarse (económica y artísticamente) con un cineasta controvertido como Julio Médem fue una decisión valiente en la nueva etapa de Penélope Cruz. Y cuando quiso irse de vacaciones dos semanas, siguió pagando a todos los trabajadores del proyecto, algo que no suele suceder en España. Ha alternado vehículos de estrella como Zoolander 2 (donde interpretaba a una albaceteña, poniendo la provincia manchega en el mapa mundial) o Asesinato en el Orient Express (la nacionalidad de cuyo personaje fue modificada, de sueca a española, lo cual dice mucho del calibre comercial de Cruz) con cine de autor: Todos lo saben, del iraní ganador de dos Oscar Asghar Farhadi, y Love Child, de Todd Solondz.

Puede que Penélope no sea tan simpática como Jennifer Lawrence, ni va de colega como Maribel Verdú, pero su profesionalidad y educación innegables deberían estar contribuyendo a mejorar su imagen pública en España. Si no sucede, su popularidad y prestigio ya se encargarán de mantenerla en lo más alto de una profesión que ella ha demostrado amar, respetar y dominar. Ya dijo Ridley Scott que Penélope siempre sabía lo que quería y cómo conseguirlo. Su carrera ha corrido peligro demasiadas veces (y ella ha caído de pie siempre) como para que sigamos dudando de su ambición, su inteligencia y su talento. La hemos visto crecer. Tiene 43 años y la seguimos viendo crecer. Eso debería ser suficiente para tenerle cariño pero, si los prejuicios impiden que la queramos, al menos deberíamos respetarla y dejarla en paz. Cualquiera que haya nacido en el extrarradio sabe que allí la vida está prediseñada y Penélope se rebeló, se arremangó y cogió el camino difícil. El camino imposible. Un camino que, sencillamente, no existía antes de que ella lo recorriese con sus zapatos. Cada vez, esos zapatos son más caros. Si eso nos molesta, lo menos que podemos hacer es dejar que disfrute de su recompensa.

Que gilipollas ! grandiosas actrices españolas como Concha Velasco, Ana Belen, Elena Anaya, no se les critica, se admiran por sus obras, películas , interpretaciones y su coherencia, a esta se la critica porque no tiene mas gracia que una choni y si ha llegado hasta donde ha llegado se entiende ahora viendo como se dan algunos papeles en Hollywood, compararla con Angelina o Charlise me parece de chiste, no ha hecho nada bueno en USA, a parte de liarse con Tom Cruise, la peli de Vicky, Cristina, Barcelona un bodrio grande, grande y ella haciendo el papel que siempre hace de histérica latina
 
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