PEDRO SANCHEZ CAMBIA DE EQUIPO

Posos de anarquía


Susana Díaz: las verdades que calla, las mentiras que escupe
28Jun 2016

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Susana Díaz ha pasado por la radio y ha desplegado todo su arsenal de demagogia, cinismo y prepotencia. A pesar de haber sido protagonista de la pérdida del principal granero de votos para el PSOE (Andalucía), la dirigente socialista ha sacado pecho, ha presumido de su aportación a la cifra global del PSOE, eludiendo hacer cualquier tipo de autocrítica indicando “lo hecho, hecho está” y “toca mirar hacia adelante”.

Salvo admitir que el proyecto del PSOE no era el que querían los españoles -y por eso “tenemos que reconstruirlo”-, la andaluza considera que “nos ha perjudicado la mera hipótesis de que pudiéramos gobernar con el apoyo o con Unidos Podemos; nos ha restado credibilidad”, sin pensar que la pérdida de credibilidad va mucho más allá de ese apoyo, sin caer en que su pacto con Ciudadanos tras el 20D les ha penalizado a ambos. Sin acordarse de que el PSOE ya pactó con Podemos en Madrid, Valencia, Castilla La Mancha…

La presidenta de la Junta de Andalucía también ha tirado balones fuera cuando ha sido preguntada si el PSOE apoyará o no un Gobierno del PP. “Lo que no se puede hacer es poner en los hombros de un partido con 85 escaños la responsabilidad de formar Gobierno”, ha dicho, al tiempo que se ha puesto como ejemplo de lo que ella tuvo que hacer en el Parlamento andaluz, obviando que le hicieron falta más de 80 días y, cuando lo hizo, ni siquira tenía definido aún a su equipo de consejeros. Terrible.

Y todavía es más terrible que prefiera que, con o sin el beneplácito del PSOE, sea el PP el que gobierne y se olvide ya de la reforma laboral, de la LOMCE, de los recortes sociales... de todo eso que podría revertirse si el PSOE tuviera altura de miras y trabajara hasta lo imposible por buscar la aritmética necesaria para lograr desbancar al PP de La Moncloa. En su lugar, antepone los intereses del PSOE y los suyos propios a los del pueblo español, prefiriendo cuatro años más de esas políticas que aunque fuera una legislatura corta pero con capacidad de rencauzar el Estado de bienestar que los populares están desmontando.


Díaz, fiel a su estilo, ha mentido, ha mentido a placer indicando que en campaña Alberto Garzón apostó por la salida del euro. Ahí están en las hemerotecas, las mismas que guardan sus declaraciones cuando ella aseguraba que se debía a Andalucía y no se iría a Madrid y es muy posible que este mismo año -el congreso del PSOE es en octubre- la delaten como la embustera que es. Tanto es así que cuando se le pregunta si se presentará para dar la patada a Pedro Sánchez indica que “eso no toca ahora”. Ya no niega que vaya a presentarse como sí hacía antes. De nuevo, una mentira más.

Y cinismo, grandes dosis de cinismo, como se evidencia de sus acusaciones a Rajoy cuando dice que “ha planteado una campaña desde el miedo, sin proyecto para el país”. ¿Y qué ha hecho el PSOE? ¿Acaso los socialistas, con ella a la cabeza, no han utilizado esa misma estrategia del miedo contra Unidos Podemos que, en realidad, tiene más de socialista y obrero de lo que conservan los de Ferraz?

Susana Díaz nos trata como idiotas. Su indefinición, medias tintas, regateos y embustes calan entre sus hinchas -cada vez menos- pero cualquiera medianamente informado la ve venir de lejos. El problema es que hay mucho desinformado, en parte promovido por esta misma clase de políticos que basan su liderazgo sobre una base de ignorancia. Luchemos contra eso, saquémosles los colores con las verdades que callan y las mentiras que escupen. Eso sí que nos hará libres.

aquí.

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“Me alegro de que por fin vaya todo bien en Venezuela. Era escandaloso todo lo que veíamos a diario en Antena 3 hasta el pasado domingo”
29 Jun 2016
 
¿Dónde está Pedro Sánchez? ni en al arv se le nombra no hay que dar la ocasión que se comente la perdida de 5 escaños.
El secretario general no ha respondido a las preguntas de la prensa tras el 26-J. Ferraz explica que el perfil bajo persigue que el foco se centre en Rajoy porque a él le toca mover ficha
 
MANUEL SÁNCHEZ

@ManuSanchezG

MADRID.- El líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha pasado la semana como esos niños que se te tapan los ojos con las dos manos y dicen: “¡a que no ves!”. Pero tenía todas las miradas puestas encima suyo, y todo el mundo carcajeándose de la ocurrencia.

La dirección del PSOE y su líder, no así los barones, buscaba un perfil bajo, que la presión fuese para Mariano Rajoy o para otros partidos tras dejar fijada la posición socialista de que no apoyarán una investidura del PP ni por activa ni por pasiva. Sin embargo, el PSOE tiene la gran virtud de estar en todos los charcos, muchas veces por iniciativa propia y otras porque les empujan a ello.




A día de hoy nadie sabe qué va a decidir el PSOE y, podría darse la circunstancia de que Mariano Rajoy no se vaya a reunir con Pedro Sánchez antes del Comité Federal del 9 julio, para ver qué postura fija el PSOE, aunque lo normal sería que el líder socialista fuera al cónclave de su partido con la oferta de los populares, si es que la hay.

El PNV ya dijo el viernes que se lava las manos y que el PSOE es quien tiene que asumir el coste de dejar a Mariano Rajoy gobernar, y parece que el líder del PP piensa lo mismo, es decir, que decida Sánchez. Por ello, el líder del PSOE más pronto que tarde se tiene que destapar los ojos.

Todo escenario es envenenado para Pedro Sánchez, consulte o no a la militancia, porque se decida lo que se decida, “la culpa será del PSOE”

Pero todo escenario es envenenado para Pedro Sánchez, consulte o no a la militancia, porque se decida lo que se decida, “la culpa será del PSOE”, se lamentaba un veterano dirigente, “y todo escenario es envenenado para nosotros”, añadió.

Estas son todas las posibilidades que puede tener el PSOE con sus 85 diputados a la hora de tomar una decisión en las próximas semanas, y cómo está posicionado el partido ante cada una de ellas.

La "gran coalición"
Sigue siendo la opción preferida de Mariano Rajoy y de muchos poderes fácticos. Incluso, se especula con la posibilidad del ofrecimiento a Sánchez de una vicepresidencia y numerosos ministerios. Pero si en algo hay unanimidad en el PSOE es en no suicidarse definitivamente entrando en un Gobierno con Mariano Rajoy. Pedro Sánchez es el primer que lo ha rechazado y lo rechaza, y no caerá en los cantos de sirena por sillas o sillones.

Aquí los barones piensan lo mismo que Sánchez, y aunque sectores poderosos lo siguen considerando como la mejor opción para la estabilidad del país, está descartado que el PSOE sucumba a esas presiones. No habrá “gran coalición”.

Las rocambolescas opciones de lavarse las manos
Aquí se barajan dos hipótesis para que gobierne Rajoy, y el PSOE disimule. La primera es que se salgan del hemiciclo varios diputados socialistas antes de la votación o que no acudan a la segunda investidura posibilitando más votos afirmativos que negativos, aunque la bancada del PSOE vote en contra.

Otra hipótesis es que si Rajoy (137) lograra un acuerdo con Rivera (32), PNV (5), CC (1), el diputado del Grupo Mixto de Nueva Canaria (1) podría darle la mayoría absoluta

La otra hipótesis es que si Rajoy (137) lograra un acuerdo con Rivera (32), PNV (5), CC (1), el diputado del Grupo Mixto de Nueva Canaria (1) podría darle la mayoría absoluta. Fue en las listas del PSOE pero es de un partido distinto y no tiene disciplina de voto. El PSOE al completo votaría “no”.

No obstante, hasta Susana Díaz ha dicho que no quiere “triquiñuelas”, y parecería muy poco serio que el PSOE jugara a “un sí, pero no”, aunque de esta manera se lavaría las manos. En principio, no parece que vayan a darse ninguno de estos dos escenarios.

Abstenerse en el último momento
El presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, lleva toda la semana diciendo que el PSOE tiene que facilitar la investidura de Rajoy, aunque sea en el último momento. También lo piensan otros dirigentes del PSOE, que creen que en el actual escenario no les quedará otra que ceder. Pero no son pocos los que creen que sería un nuevo error, con Podemos recordando en cada pleno que Mariano Rajoy sigue de presidente del Gobierno gracias al PSOE y erigiéndose en la voz de la izquierda. Un dirigente crítico con esta opción se preguntaba: “¿Sánchez puede ser el líder de la oposición si permite la investidura de Rajoy?”

Si finalmente los barones quieren que triunfe esta opción de la abstención en el segundo pleno, que es muy aplaudida por Podemos, cabe alguna posibilidad de que Sánchez lo consulte con la militancia, aunque todavía no está decidido. Si fuese así, el “no” entre los afiliados del PSOE será rotundo.

Un "no" a Rajoy, y terceras elecciones o segundo intento
Si el PSOE cumple lo hasta ahora acordado por su Ejecutiva Federal de no dar ninguna posibilidad a Mariano Rajoy de contar con sus diputados para salir elegido, de nuevo la pelota estará en el tejado del PSOE. Es decir, que tendrá que decidir si se va directamente a terceras elecciones, o Sánchez lo vuelve a intentar con lo que él denomina “Gobierno del cambio”.

El PSOE tendrá que decidir si se va directamente a terceras elecciones, o Sánchez lo vuelve a intentar con lo que él denomina "Gobierno del cambio"

Si hay terceras elecciones parece, sobre el papel, que no pintarán bien para el PSOE, a quien se le puede culpabilizar de ellas y seguro que se hará. Se especula, además, con un mejor resultado aún del PP. Muchos dirigentes del PSOE también creen que sería catastrófico para los socialistas volver a las urnas.

Y la otra opción sería que Sánchez lo volviera a intentar con lo que llama el “Gobierno del cambio”, que sólo podría ser a través de Podemos y Ciudadanos, porque la vía de contar con partidos independentistas está cerrada por el Comité Federal. Sánchez tendría una amplia mayoría con Iglesias y Rivera si hubiera un acuerdo o se volviese a intentar.

En esta ocasión, parece que a Sánchez ni le van a dejar en su partido intentarlo. Y en el Comité Federal algunos quieren que se proponga que el PSOE pase directamente a la oposición en todas las circunstancias. El argumento, ya esgrimido por Susana Díaz, es que con 85 diputados de 350, sólo se puede estar en la oposición.

Con estos mimbres, el PSOE tiene que tomar una difícil decisión que condicionará su futuro inmediato. Aunque ahora prima más liquidar a Sánchez en el 39º Congreso que estas minucias de gobernabilidad.
 
¿Y si el que se abstiene es Pedro Sánchez y luego se va a su casa?
La mayoría de los barones, aunque no lo reconozca públicamente, asume la abstención mínima y condicionada, en el límite del tiempo y al precio más alto posible

06.07.2016 – 05:00 H.
No ocurrirá, pero la “abstención mínima” que predica Guillermo Fernández Vara como fórmula para, en la última votación del próximo debate de investidura, posibilitar la investidura de un presidente del Gobierno sin comprometer la posición de conjunto del PSOE tiene el nombre propio de un diputado electo: Pedro Sánchez Pérez-Castejón. Si el secretario general del PSOE, además de ambición personal, tuviera altura de miras y sentido de Estado, tendría que dar ese paso asumiendo una responsabilidad personal y, acto seguido, marcharse a su casa. Algo así como: “Traiciono a mi partido para no traicionar a España ni que mi partido tenga que traicionarse a sí mismo”. Sería el equivalente del “me cueste lo que me cueste” con el que José Luis Rodríguez Zapatero afrontó los primeros embates de la crisis, pero liberando al partido de toda responsabilidad.

Los socialistas han enunciado hasta ahora tres parámetros de actuación que son de incompatible realización simultánea. A saber: que, ni por activa ni por pasiva -ni votando a favor ni absteniéndose- darán su apoyo a la investidura de Mariano Rajoy; que no se puede ir a unas terceras elecciones y corresponde al PP intentar formar Gobierno, y que el PSOE siempre actúa y actuará con responsabilidad de Estado. Las das últimas premisas chocan de bruces con la primera.

Desde la misma noche del 26-J, los dirigentes socialistas que fueron capaces de sobreponerse a los impactos del momento advirtieron de que “la clave es el 176”, el voto que le faltó al PP para poder sumar mayoría absoluta con Ciudadanos, PNV y Coalición Canaria; o la abstención de un diputado de cualquier otro grupo que precisaría ese acuerdo de investidura para que saliera por mayoría simple -todo eso dando por sentado que, por afinidad ideológica en materia socioeconómica, se producirá el entendimiento entre las fuerzas de centro derecha-.

¿Y si el que se abstiene es Pedro Sánchez y luego se va a su casa? .
Sánchez se reúne con sus barones para analizar los resultados del 26-J
Las primeras miradas se volvieron hacia Pedro Quevedo, el
diputado de Nueva Canarias coaligado en el PSOE. Pero, como era de esperar, Quevedo respondió que no mancillará su palabra para salvar la de los socialistas. A partir de ahí, salvo que Rajoy lograra el apoyo o la abstención de la antigua Convergència de Cataluña, no hay investidura posible sin el concurso activo o pasivo del PSOE.

A medida que transcurren los días, los socialistas van tomando conciencia de la dimensión de su derrota, que no solo es numérica (en número de votos o de escaños), sino también de capacidad de maniobra, ya que las opciones que tras los comicios de diciembre tuvo Pedro Sánchez de ser investido se han esfumado. Y la primera derivada de esa toma de conciencia es la conclusión de que “si seguimos haciendo las mismas cosas y de la misma forma, lo más probable es que obtengamos los mismos resultados”.

Solo la gran coalición está descartada
En consonancia con esta conclusión, lentamente va calando la impresión de que, aunque solo en el último momento y como solución ‘in extremis’, acabará imponiéndose la abstención socialista a la investidura de Rajoy porque, en paralelo, se va interiorizando que la prioridad de prioridades para el PSOE es reunificar el partido y reconstruir el proyecto, lo que, entre otras cosas, pasa por no hacer lo mismo que Unidos Podemos, que con seguridad votará en contra de la investidura del candidato del PP. Lo único que realmente está descartado por completo es que el PSOE forme coalición de gobierno con el PP. El rechazo de entrada a la abstención entra dentro de la lógica política, porque siendo la única baza de la que dispone el PSOE, sería absurdo que la entregara sin antes haber negociado contrapartidas.

Salvo que Rajoy lograra el apoyo o la abstención de la antigua Convergència de Cataluña, no hay investidura posible sin el concurso activo o pasivo del PSOE

Aunque los más reacios a la abstención -que notables del partido vienen defendiendo desde las elecciones de diciembre- argumentan que en ese caso la militancia se sentiría traicionada por sus dirigentes, cada vez son más los que creen que no sería así si Sánchez es capaz de articular un discurso de responsabilidad de Estado, dejando claro que su abstención en nada compromete al PSOE con la gestión de gobierno ni condiciona su ejercicio de la oposición, y es capaz de arrancar algunas concesiones del PP, en materias tan sensibles como educación, reforma laboral, pensiones, financiación autonómica, ley electoral y/o reforma constitucional, aspectos en los que hasta ahora Rajoy ha estado enrocado en sus posiciones.

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El candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez en Murcia. (EFE)
Una abstención mínima y condicionada, al límite del tiempo y al precio más alto posible, ahormada con ese discurso y haciendo ver que “no todos somos iguales” -que el PSOE rechaza las coaliciones negativas como las que impidieron la investidura de su candidato, porque su prioridad son los ciudadanos y no asaltar el poder-, podría ser un buen primer paso para que el socialismo español emprenda una nueva andadura. Es, de hecho, lo que piensan la mayoría de los barones socialistas, aunque de momento solo lo reconozcan en privado.

Otras fórmulas 'vergonzosas'
Hay otras fórmulas para que se produzca esa abstención mínima, aunque hasta ahora solo el presidente de Extremadura -que pudo aprobar los presupuestos regionales gracias al PP- y Josep Borrell se han atrevido a enunciarlas públicamente. Pero son todas vergonzosas: un diputado ausente, un voto 'por error', una enfermedad sobrevenida...

Se va interiorizando que la prioridad para el PSOE es reunificar el partido y reconstruir el proyecto, lo que pasa por no hacer lo mismo que Unidos Podemos

Por todo ello, la mejor forma de que el PSOE siga aumentando su hoja de servicios a España sin traicionarse a sí mismo es la enunciada al principio: que se abstenga Pedro Sánchez y, acto seguido, se vaya a su casa. Sería reconocer su fracaso como dirigente político, pero aumentaría su talla como ciudadano comprometido con su país y dejaría a su partido libre de cargas. Y si fueran precisas más abstenciones socialistas, porque el PP no logre atraer al PNV u otros votos necesarios, tendrían que ser, por orden de jerarquía -y siguiendo los pasos de retirada del secretario general-, las de los demás miembros de la Ejecutiva que han metido al PSOE en un pozo laberíntico.
 
Bogando por la red: Los zombis de Susana Díaz
Durante esta semanas me toca patronear la columna de Deia Bog@ando por la red, hasta que retorne Iker Merodio de sus merecidisimas vacaciones.

Los zombis de Susana Díaz



Un elevado grupo de usuarios ficticios sigue y jalea a Susana Díaz en las redes sociales. Según recoge El Confidencial, un informe Twitter Bots revela el ejército de la baronesa andaluza en las redes, con casi un centenar de cuentas falsas destinadas a promocionar su imagen. Sus andanadas van dirigidas a atacar a sus rivales políticos, incluidos los de su propio partido, posicionándose siempre a su favor en los rifirrafes con Pedro Sánchez. Lo que se gana con estos zombis se pierde pronto en credibilidad.

La obstinada aritmética

Reunión tras reunión de los líderes estatales, se constata que las cuentas siguen sin salir, a pesar del cambio de postura de Albert Rivera continuamos con un panorama incierto. Si todos los partidos cumplen la palabra dada, a día de hoy, será complicado llegar a acuerdos. El PSOE, en cuya mano sigue estando el desbloqueo de la gobernabilidad, acaba de publicar en Twitter que su postura no se mueve. Esperemos pasar, en un futuro cercano, de la obstinada aritmética a la geometría variable.
 
El desconcierto
Por Fernando López Agudín


El inútil monosílabo de Sánchez
14 Jul 2016
Tras la rebaja de Rivera, determinada por sus padrinos, se acentúa la presión de los lobbies tanto dentro como fuera del PSOE, para que también Sánchez rebaje su negativa a la investidura de Rajoy. Líderes políticos, periodistas afines, junto con intelectuales orgánicos, asedian al aún secretario general para que se sume a la abstención. Pero a unos quince días de la votación parlamentaria, que deberá decidir si el presidente en funciones continúa en la Moncloa, el monosílabo del “no es no” reanima el fantasma de unas terceras elecciones en noviembre. El dilema del PP es bastante claro, abstención o elecciones.

Tan claro como oscuro porque pretende ocultar el trilema real: además de las dos opciones que plantea Rajoy, existe una tercera que agruparía a la mayoría de las opciones progresistas presentes en el Estado español. Esos 178 escaños darían la mayoría absoluta a un gobierno presidido por Sánchez. Algo así como la fórmula gubernamental con la que Zapatero, entonces con minoría parlamentaria, alcanzó la Moncloa tras las hazañas bélicas de Aznar en Irak junto con Bush y Tony Blair. Es, por supuesto, una opción teórica dado que Pedro Sánchez, volens nolens, ya la rechazó antes de las urnas del 26 de junio y ni siquiera se atrevió a sugerirla cuando fuera censurado en la misma noche electoral.

Los números no le cuadrarían a Sanchez como no le cuadraron en invierno. Si los 22 diputados de Susana Díaz ,seguramente, se lo hubiesen impedido entonces, los actuales rebajados 20 andaluces, más los 11 de Fernández Vara y García Page se lo impedirían ahora. Territorialmente, hoy el Partido Socialista Obrero Español se encuentra profundamente dividido entre la España periférica y la central. El socialismo del sur y del centro aparece muy distanciado del catalán, valenciano o balear. Sevilla, Toledo y Badajoz son muy firmes partidarios de la abstención mientras que Valencia, Las Palmas y Barcelona son contrarios a que los socialistas faciliten el gobierno de Rajoy.


Más aún, Francine Armengol, Ximo Puig e Iceta se inclinan por explorar, una vez que el PSOE votara contra el PP, esa posible tercera opción antes denominada Gobierno a la Valenciana; aunque saben que 31 diputados de los 85 socialistas, casi un 30%, se opondría drásticamente. Es un grupo parlamentario de facto que cuenta solo con un diputado menos que Ciudadanos. Pese a alguna encuesta muy cocinada, que insulta a los electores socialistas al señalar que la gran mayoría son favorables a que Pedro Sánchez se abstenga, la diversidad de criterios es pública en todas las declaraciones de los dirigentes territoriales.

El único denominador común en todo el PSOE es, por motivos contrapuestos, el rechazo al monosílabo. Unos por sustituirlo por la abstención, otros por la tercera opción y todos contra la posibilidad de unas terceras elecciones. Toda una grave contradicción puesto que, como muy bien advertía Alfonso Guerra a sus jóvenes compañeros, no cabe sostener lo uno y su contrario. Luego, lo más probable es que estemos asistiendo a una simulación de planteamientos, en busca de un determinado precio a abonar por la Moncloa, para vender la abstención del PSOE a Rajoy como una conquista a su muy perplejo electorado. Estaríamos ante el monosílabo del disimulo. No en vano la inexistencia de un compromiso escrito del comité federal deja abierta todas las posibilidades.Por ello afirma que el PSOE siempre estará en la solución.

Nada sería más arriesgado para un PSOE en declive, que carece de banquillo para renovarse generacionalmente, que ir a unas nuevas elecciones generales que ahondarían su lento pero imparable descenso. Abstenerse en la votación a Rajoy o impedir que Sánchez presida un gobierno progresista tiene, evidentemente, sus contraindicaciones, pero nada comparable con el mantenimiento del monosílabo. Porque si es no ¿por qué no opta ya por un pacto de progreso?, y si sólo es un no de entrada, ¿por qué mantenerlo hasta el próximo 2 de agosto ? Cuanto mas tarde en resolverlo, peor será su situación. Las ventajas de cada una de las opciones disminuyen en la misma proporción que crecen las desventajas cada día que pasa. Es un monosílabo inútil.
 
MARGARITA ROBLES, JOSEP BORRELL Y GABILONDO SEGUIRÁN EN LA SOMBRA
Jueves 12 de mayo de 2016
Anasagasti en Deia.com
La fórmula del gobierno en la sombra se utiliza en Gran Bretaña. Pero en ella los ingleses son expertos y Sánchez un mal aficionado. Alguien le tendrá que decir que en Inglaterra esta fórmula dura la legislatura y durante este tiempo la ciudadanía compara lo que hace un ministro y lo que propone su homólogo en la sombra. Pero no lo hacen en campaña porque hacerlo es tratar de engañar al personal con fichajes nominales, en este caso del cuaternario socialista.

Hoy nos ha informado Sánchez (éste sí que está en la sombra) que sus posibles ministros van a ser Ángel Gabilondo, Margarita Robles, Josep Borrell y otros varios. Le ha faltado Corcuera.


Margarita Robles es un buen fichaje. Tiene lo más importante en una jueza: credibilidad democrática. Le conocí siendo ella Secretaria de Estado de Interior con el ministro Belloch y siempre estuvo a la altura de las circunstancias. Desde que se opuso a condecorar al general Galindo, que lo hizo Belloch a puerta cerrada, al acercamiento de presos y a la defensa en su día del llamado Plan Ibarretxe siempre la hemos considerado una amiga de Euzkadi, con sus más y sus menos. De hecho la fundación Sabino Arana la premió en su día.

De Borrell no tengo el mismo concepto. Con un ego más grande que la Sagrada Familia, es un jacobino de los que ejercen a todas horas. Su última incursión ha sido editar un libro tratando de demostrar que España “no roba” a Catalunya y que ésta es inviable sin España. Menos lobos. Brillante pero inseguro y gran metepatas, la última vez que también supimos de él fue a cuenta del Consejo de Administración de Abengoa. Puertas giratorias a tope predicando austeridad. Personaje nada recomendable y mucho menos para resolver la cuestión catalana.

Ángel Gabilondo da imagen de buena persona, un poco pastelón, bien intencionado, ambicioso encubierto y hombre que ha hecho su vida en Madrid, y, a pesar de ser donostiarra es lo menos vasco que he encontrado en los pasillos de la Villa y Corte. Y lo es. Su aita fue gudari y este hijo no sabía que el hotel Carlton había sido la sede de la presidencia del primer gobierno de Euzkadi. Y es que lo vasco me da que le importa un pito y a mí la gente tan desapegada de sus orígenes, siempre me pone en guardia.

Sánchez ha desconocido estos meses las reglas básicas de la acción política que son fundamentalmente saber calcular bien tus tiempos y saber mejor que nadie quiénes son tus amigos y quien tus adversarios. Y en estos dos requisitos ha metido la pata hasta el zancarrón.

Se fue a Lisboa, le dio a Kichi la alcaldía de Cádiz, a Emiliano García Page la presidencia de Castilla La Mancha con apoyo de Podemos, a Vera la de Extremadura, a Colau la de Barcelona, a los de Podemos las gallegas y ahora se empieza a dar cuenta que Iglesias lo que quiere no es su cartera sino su despacho, su casa, su cama y hasta su sombra.

Abrió la caja de los truenos, sacó el peor resultado de la historia del PSOE, hizo el ridículo en Madrid, en su partido todos le mueven la silla y desafían su liderazgo y ahora quiere que Borrell, Robles y Gabilondo sean sus ministros, mientras en Valencia, Ximo Puig se entrega encadenado a una señora a la que le tiene un miedo cerval, como la tal Mónica Oltra. Tendrá un gobierno en la sombra, pero desde luego, no al sol.
En vista del resultado final,no parece que haya acertado demasiado su análisis.
 
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