PEDRO SANCHEZ CAMBIA DE EQUIPO

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Tengo una duda si Mr Ken si se cumple el resultado de la encuesta del último sondeo del CIS ¿Sanchez dimitiría?
 
Mucho me temo que Pedro Sánchez no durará mucho al frente del PSOE.
 
Mucho me temo que Pedro Sánchez no durará mucho al frente del PSOE.

De momento no hay repuesto, Susanita y su marrón está mas quemada que él. Además es muy manejable por la vieja guardia corrupta que son los que mandan en el partido.
Posiblemente después de la elecciones, si son tan desfavorables como apuntan las encuestas 70 diputados, el partido se rompa y renazca un nuevo PS.
 
  • OPINIÓN[/paste:font]
    PSOE
    ELECCIONES 26 JUNIO
    MONCLOA
    PEDRO SÁNCHEZ
    PACTOS ELECTORALES
    OPINIÓN 26J



    Una Cierta Mirada

    IGNACIO VARELA

    Aquellos 90 escaños eran una buena cosa, ¿por qué los tiraron?
    Tras el 20-D, el PSOE no podía gobernar, pero nadie podía gobernar sin contar con el PSOE. Los españoles dieron a los socialistas la llave para impulsar y poner su sello en lo importante
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    El secretario general y candidato del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)
    IGNACIO VARELA
    TAGSTIEMPO DE LECTURA6 min
    11.06.2016 – 05:00 H.
    El 20 de diciembre la lotería se adelantó para el Partido Socialista. No le tocó el gordo de ganar las elecciones porque no estaba a su alcance, pero los astros se alinearon de tal forma a su favor que le otorgaron una posición privilegiada. Fue la segunda vez: ya en las municipales y autonómicas de mayo un resultado pésimo le reportó un fantástico botínen forma de alcaldías y de varias presidencias autonómicas.

    El PSOE perdió dos millones y medio de votos y 20 escaños, poco de lo que enorgullecerse. Pero gracias al sectarismo de Pablo Iglesias, retuvo con holgura su condición de primer partido de la izquierda. Si Iglesias y Garzón hubieran unido sus fuerzas en diciembre, el 'sorpasso' habitaría entre nosotros desde hace seis meses. Era obvio que si se presentaba una segunda oportunidad, no la dejarían pasar.

    Aquello fue una carambola de churro con un valor político enorme. La fortaleza del Partido Socialista deriva de ser el instrumento de gobierno de la España progresista. Tanto en los períodos en los que efectivamente gobernó como en los que estuvo en la oposición, nunca se pudo imaginar una alternativa progresista de gobierno que no estuviera vertebrada por el PSOE. Esa fue la más valiosa herencia política que Felipe González dejó a su partido, de ella ha vivido hasta ahora.

    Era tentador aprovechar la espantada de Rajoy para ocupar el espacio vacío. Solo tenía un defecto: que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible

    El resultado del 20-D le permitía mantener, aunque precariamente, esa posición vital. Noventa escaños no daban para formar un gobierno, eso lo veía cualquiera. Pero, segunda carambola, el PP con sus 123 diputadostampoco podía hacerlo. Ni solo ni acompañado por el centroderecha de Ciudadanos.

    Así que esos 90 escaños, insuficientes para llegar a la Moncloa, eran imprescindibles para dirigir el país. Con el Parlamento elegido el 20-D, en España no podía aprobarse una ley ni ponerse en marcha una reforma de envergadura sin el consentimiento y la colaboración del PSOE.

    Tras el 20-D, el PSOE no podía gobernar, pero nadie podía gobernar sin contar con el PSOE. Los españoles dieron a los socialistas la llave para impulsar y poner su sello en todo lo importante: una política económica para consumar la recuperación, un pacto social para rescatar a las víctimas de la crisis, la reforma constitucional, la vía de solución del conflicto de Cataluña… De alguna forma, el PSOE se encontró en una posición parecida a la que tuvo en el principio de la transición: no estaba en el gobierno, pero era necesario para todo.

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    Votación de investidura en el Congreso de los Diputados. (EFE)
    Si sus dirigentes hubieran visto las posibilidades del momento y las hubieran aprovechado con la inteligencia política y el sentido patriótico de sus antecesores, en un par de años el Partido Socialista podría haber justificado de nuevo su función como pieza fundamental del equilibrio político e institucional; y quizá habría merecido la absolución de la condena social que aún hoy pesa sobre él.

    Pero eso requería más serenidad que osadía. Aquellos 90 escaños con esa precisa distribución parlamentaria eran un tesoro tan valioso como delicado de manejar. Ningún movimiento atolondrado hacia una investidura imposible les permitiría encaramarse al gobierno. Y nada hacía pensar que adentrarse en una segunda vuelta electoral fuera una apuesta sensata.

    Ciertamente, era muy tentador aprovechar la espantada de Rajoy para ocupar el espacio vacío, intentar armar una mayoría -aunque compuesta con materiales antagónicos- y de paso colgarse la medalla de haber salvado una crisis institucional. Solo tenía un defecto: que lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible. Una cosa es que te toque en la tómbola un buen carné de baile y otra que todos se presten a bailar al son que a ti te conviene.

    ¿Por qué se lanzó Sánchez a una investidura destinada al fracaso? Estaba bajo la amenaza de un Congreso del PSOE diseñado para echarlo

    Primer paso prudente: “Majestad, si quien tiene 123 escaños no puede siquiera intentar formar gobierno, mucho menos puedo yo con 90. Que cada cual asuma su responsabilidad con los votos que le han dado los ciudadanos”. Segundo paso prudente: cuidado con los portazos. Desde el momento en que el PSOE se prohibió a sí mismo cualquier diálogo con el PP, se convirtió en rehén de Podemos. Aunque solo fuera por el principio negociador elemental de que tu interlocutor debe saber que tienes otras opciones.

    ¿Por qué se lanzó Sánchez a una investidura destinada al fracaso? Además de la ambición que quizá le hizo creer en hadas, estaba bajo la amenaza de un congreso del PSOE diseñado para echarlo. Necesitaba mantener viva la ensoñación de la investidura para bloquear ese congreso, enredar el calendario institucional con el orgánico y mantener atados y bien atados a sus rivales internos. En el peor de los casos, ello le daría -como le ha dado- la 'chance' de una segunda candidatura electoral.

    En fin, el PSOE se vio ante un triple conflicto de intereses: el interés del país, el interés del partido y el interés del líder. Por salvar el tercero, sacrificó los otros dos. Y el resultado es que ha dañado a los tres.

    El PSOE no quiere nada que incluya al PP y tampoco un Gobierno de coalición con Podemos, mucho menos si hay 'sorpasso' y el presidente es Iglesias

    El caso es que hoy, ante una elección cuya única razón de ser es buscar un Gobierno, el Partido Socialista carece de una fórmula de gobierno propia y verosímil, porque se jugó su resto en la partida anterior y ya no le quedan fichas para esta ronda.

    Los españoles saben qué Gobierno propone el PP: una gran coalición o, en su defecto, un Gobierno de centroderecha con Ciudadanos. Saben que esas dos fórmulas son también las de Rivera, pero sin Rajoy. Saben perfectamente el Gobierno que busca Podemos: una coalición de izquierdas con Iglesias de presidente y el PSOE de subalterno. Todas esas fórmulas están sobre la mesa y podrían ser aritméticamente viables tras el 26-J.

    Pero ¿qué gobierno propone Sánchez? No será un monocolor socialista, eso es soñar. Tampoco repetir la fórmula PSOE-C’s, que probablemente en esta ocasión ni siquiera llegará a los 130 escaños que tuvo. Solo sabemos lo que no quiere:

    No quiere nada que incluya al PP en ninguna de sus variantes. No quiere un Gobierno de coalición con Podemos, mucho menos si hay 'sorpasso' y el presidente es Iglesias. No quiere depender de los nacionalistas.

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    Carteles de Pedro Sánchez. (Reuters)
    Sumando todas esas negativas, la conclusión es devastadora: o se resigna de antemano a ser el segundo partido de la oposición o nos encamina a unas terceras elecciones. Obviamente, el PSOE no busca ninguna de esas dos cosas. Pero está atrapado por la contradicción que él mismo se ha creado: una campaña que en la publicidad está presidida por la palabra SÍ pero en la propuesta de gobierno solo es capaz de explicar a qué dice NO.

    El verdadero drama del PSOE en esta hora es que en unas elecciones en las que se trata únicamente de encontrar un Gobierno, no tiene una fórmula de gobierno viable que presentar. Nada más contrario a la idea de un voto útil. Y un hándicap que le resultará irremontable, para empezar, en el debate del lunes.

    ¡Ay, aquellos 90 escaños, bien ricos! ¿Por qué los tiraron
 
Ken hoy en Durango Bizkaia no ha conseguido reunir ni a 150 personas y eso que le acompañaba el inseparable Pachi Lopez había comida gratis. Entre otras cosas ha dicho que no habrá acuerdos con ningún partido que proponga el referéndum de Catalunya, no se ha pronunciado sobre el estatuto Vasco.
 
Tanto "dinero" en refinarse para quedar igual de barriobajera,en fin:sleep::sleep:
POLÍTICA

Elecciones 26-J
Susana Díaz ordena al partido llevar 'al barro' a Podemos
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Susana Díaz, durante la presentación de Pedro Sánchez como candidato. ANTONIO HEREDIA
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El PSOE-A se desmarca de Ferraz y diseña una campaña dura contra el partido de Iglesias

"Hemos nacido para ganar"

16/05/2016 04:42
«El enemigo es el PP, pero el adversario real es Podemos, que es donde están los votos para poder derrotar al PP». Esta frase resume la estrategia de campaña electoral del PSOE andaluz decretada por su secretaria general, Susana Díaz.

La presidenta de la Junta ha dado instrucciones al partido para endurecer la confrontación con Podemos hasta llegar al «barro» de la refriega política. Fuentes del PSOE-A explican que el objetivo es poner en evidencia a los dirigentes de Podemos, acusándolos de radicales, antisistema e incluso de defensores de la violencia, utilizando la entrada en prisión del concejal de Jaén Andrés Bódalo por agresión.

En el centro de esa estrategia se sitúan las principales figuras del partido en Andalucía: la secretaria general, Teresa Rodríguez, con la que Susana Díaz aplica una especial crudeza en el Parlamento, y el alcalde de Cádiz, José María González, Kichi, referente institucional del partido a nivel nacional junto a Ada Colau (Barcelona) y Manuela Carmena (Madrid).

Precisamente la gestión de Kichi al frente del Ayuntamiento de Cádiz es una de las bazas de los socialistas andaluces para advertir del riesgo que supone que Podemos gobierne las instituciones. Por este motivo, el PSOE tumbó los presupuestos municipales de Cádiz el viernes.

Susana Díaz se desmarca así de la estrategia de campaña establecida por el PSOE federal, centrada en el mensaje positivo de que sólo Pedro Sánchez traerá el cambio a este país, y que es el referente nacional de la socialdemocracia europea.

En el Comité Federal del sábado, tras su proclamación como candidato, Sánchez instó al partido a denunciar el bloqueo institucional provocado por Mariano Rajoy durante los últimos cuatro meses, pero también a utilizar en la campaña los cuatro años de Gobierno delPP. Además, pidió que toda la «fuerza institucional» del PSOE, residente en sus gobiernos autonómicos y alcaldías, se utilice en esa campaña.

Pero el PSOE-A tiene su propia estrategia. Susana Díaz se ha marcado el objetivo de conseguir los mejores resultados posibles en Andalucía para Pedro Sánchez. A cambio de ese esfuerzo, reclama que el secretario general dimita la misma noche del 26-J si no mejora notablemente los resultados electorales del 20-D. En ese caso, no habrá consideración hacia Pedro Sánchez. El PSOE andaluz exigirá su marcha la misma noche electoral para no repetir lo que considera su mayor error: permitirle continuar tras las elecciones de diciembre. Esta vez, si el PSOE no levanta cabeza, no le darán margen para que intente negociar una coalición de Gobierno con otros partidos.

El PSOE-A, que prepara el desembarco de Susana Díaz en Ferraz, entiende que no se puede repetir la situación de bloqueo institucional sufrido en los últimos meses, por lo que el PSOE debe apartarse y permitir la investidura de Mariano Rajoy si no tiene los apoyos necesarios para gobernar. Los dirigentes andaluces advierten de que, en la próxima legislatura, la UE obligará a acometer más recortes, que desgastarán al nuevo Gobierno durante los dos años que calculan que durará, y que servirá de base para el lanzamiento electoral de Susana Díaz.

La presidenta prevé compatibilizar su cargo institucional con el liderazgo del partido durante un tiempo para organizar su propia sucesión en Andalucía.

Para cumplir esa hoja de ruta resulta imprescindible ganar en la comunidad. La amenaza doble de sorpasso que se le presenta -con un empate técnico con el PP y un repunte de la coalición entre Podemos e IU- ha llevado a Susana Díaz a volver a asumir todo el peso de la campaña. Su marca personal será, una vez más, la principal baza. Y el target son los votantes de Podemos.

Por este motivo, la presidenta volvió a buscar la confrontación con Pablo Iglesiasel sábado, durante la presentación de Pedro Sánchez. Incluso se apropió del discurso de Podemos sobre la diferencia entre arriba y abajo, frente a la dialéctica tradicional de izquierda-derecha.

«La diferencia entre ser socialistas y populistas es que nosotros estamos en política para que la brecha que hay entre los que están arriba y los que están abajo sea cada vez más estrecha porque queremos que a todos nos vaya bien, y el populista es aquel que exacerba mucho a la sociedad contra esas desigualdades pero en el fondo la está agitando para el combate político», aseguró. También denunció las «tácticas oscuras» de Pablo Iglesias. «Hay que enseñarle que no todo vale», afirmó.

En cuanto a Teresa Rodríguez, la contundencia contra ella quedó patente el jueves en el Parlamento andaluz. Díaz acusó a Rodríguez de no tener la hoja de servicios que sí tienen su consejero imputado en el Tribunal Superior andaluz y su consejero reprobado. «¿Me pide que aparte a un consejero por un problema administrativo de la Universidad cuando usted jalea a condenados por agresión y violencia en sus filas y fuera de sus filas? ¿Usted me va a hablar de apartar? Hágaselo mirar, por lo menos por su compañera de Jaén, que tuvo que marcharse a una comisaría a decir a la Policía que por defender sus ideas ha sufrido violencia, agresión e insultos». El PSOE-A ha difundido con profusión esta intervención por las redes sociales.

Tal fue la virulencia de Díaz contra Rodríguez que Podemos cambió el sentido de su voto en la reprobación del consejero de Justicia, por sus controvertidas declaraciones en las que cuestionaba la independencia de los jueces. Podemos se iba a abstener, evitando la reprobación. Pero finalmente votó a favor en respuesta por los ataques de la presidenta a su partido.
 
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