Pedreria y joyería para instrucción de Letizia. Consejos de todo tipo.


Quizá si sean pálidas pero bueno para ser las primeras Tampoco han sido muy caras.

Un pequeño toque de realidad:

Una vez que se pasa el entusiasmo comprístico inicial, una se da cuenta de que se ha convertido en dueña de un montón de piedras "difíciles". Qué son piedras difíciles? Las que no tienen meta de utilización, las que no están destinadas a nada concreto, que además son pequeñas y que son las que sirven para llenar el fondo de los cajones :):):)

Las piedras pequeñas, salvo que se compren con un diseño in mente, son una belleza para ver, pour le plaisir des yeux (para el placer de los ojos) y un ejercicio de futilidad porque al final muchas de ellas no se usan.

Son caras de engastar porque se llevan a la vez mucho metal y mucha manufactura si lo elabora un joyero (más un fundidor, más un engastador)... y mucho tiempo de aprendizaje y capacitación para que lo pueda hacer una de nosotras. A montar una piedra grande se aprende fácilmente. A montar pequeñas mucho menos; se necesita un grado de especialización al que raramente llega quien es amateur.

Siendo realistas, basta sumar lo que se ha gastado en piedras pequeñas, de difícil y cara realización, y comparar esa suma con el precio de una piedra mejor y más grande. Compensó (pensando en su uso real en una pieza de joyería) comprar tanta piedra chica? A saber.

Quizá sirva para reflexionar una expresión andaluza "más vale una jartá (piedra grande) que cien jartaíllas (piedras diminutas)" :):):)
 


Os dejo otra web casi igual que la que subiste hace poco, puedes comprar las monturas con o sin piedra y elegir los metales y los colores. Lo que no sé es si venden a particulares...


http://adamasdreams.jewelershowcase.com/

Le he echado una ojeada y está muy bien. No he mirado precios

Por ejemplo, un anillo con piedras y sin piedras, lo puedes configurar a tu gusto....

Exacto. Pero recordando que, una vez configurado, si se van a engastar piedras, hay que dárselo a un engastador o hay que aprender a hacerlo BIEN una misma. La especialización de engastador no existe en vano, y el riesgo de hacerlo mal implica la posible pérdida del piedro.

Yo me he quedado en la mano (sin perderlas, por suerte), con un par de piedras, de un anillo y de un pendiente (esmeraldazas en ambos casos), por mal engaste de joyeros afganos con mucha experiencia, pero engastadores mediocres. A partir de ahí aprendí que para colocar piedras, mejor un engastador español.... o agarres gordos y fuertes de cualquier otro, a veces en detrimento del diseño, que se embastece, a veces no.




Stuller


Stuller
 
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cc: @canadacoticoti

Yo a medida que me meto y veo cosas que me gustan me guardo fotos en una carpeta especial que me he pergeñado para ello, y así tiro de ahí para 'inspiración'
unos pendientes colgantes con piedras de diversos tamaños y que no tienen porque ser iguales, de hecho que sean desiguales les da mucho más 'encanto' para mí...

Creo recordar que ya en la primera página de este hilo, ya subí pendientes desiguales. Yo llevo pendientes desiguales desde hace muchísimos años, desde que le perdí el respeto a la simetría o dejé de verla necesaria.
 
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Alegría pa' los ojos :):):)

Más granadas (estamos en su estación ahora mismo) en joyería y otros elementos

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Berenjenas en pendientes, de De Grisogono

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Flores y pájaros

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Pendientes de esmeraldas. No muy irregulares, pero tampoco simétricos a la décima de milímetro


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http://www.elmundo.es/yodona/moda/yodona-moda-lujo/2017/10/07/59d777e846163f39208b460f.html



Joyas: de herencia familiar a accesorios de tendencia
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De izq. a dcha.: Collar Comète de la colección 1932 en oro blanco engastado con más de 800 diamantes, de Chanel. Broche Plaisir Champêtre en oro amarillo, blanco y rosa con diamantes, zafiros rosas y amarillos, esmeraldas y rubíes, de Dior Haute Joaillerie. Collar Cocodrilos, engastado con diamantes y esmeraldas, un encargo especial de 1975, de Cartier. Sortija de oro rosa y blanco de 18 quilates engastado con diamantes, de la colección Los Amuletos de Frida, de Suárez..
Las joyas de la Reina Letizia que nos han conquistado

Especial lujo

  • ROCÍO NAVARRO
07/10/2017 08:29
En menos de cien años las joyas han dejado de ser herencias de familia que pasaban de madres a hijas y se lucían en ocasiones especiales y se han convertido en piezas de diseño que siguen las tendencias. Ahora se coordinan con el 'look' y se exhiben a diario.

Los inicios del cambio
El siglo XIX vivía su último año y Louis Cartier trasladaba la joyería que fundó su abuelo al epicentro del lujo parisino, la Place Vendôme. "Por entonces se recibían encargos tanto de la realeza como de las grandes fortunas, que rivalizaban en esplendor con la nobleza de las cortes europeas", indican en la firma. En este periodo las joyas seguían una estricta etiqueta. "Los materiales cambiaban. Oro, diamantes y piedras de color para el día y base de oro, vistas de plata y diamantes cuando se trataba de la noche", explica Ernesto Gutiérrez, director de Bárcena, joyería especializada en piezas vintage.

En la otra orilla del Atlántico, sin embargo, se rompían los patrones clásicos y la opulencia victoriana. Armonía y sencillez marcaban el diseño de marcas como Tiffany & Co., que introducían siluetas contemporáneas como el anillo de compromiso con piedra elevada para que entrara la luz, que data de 1886. En este escenario la joya no aderezaba solo la vestimenta. "Era un activo de la familia, que se transmitía de madres a hijas", añade Gutiérrez.

La rebelión
Cuando en 1932 Coco Chanel presentó su primera colección de joyería, su propuesta fue sorprendente porque una misma pieza estaba pensada para lucirla de distintas maneras, dependiendo de cada situación. "Mis joyas se pueden recomponer. Este collar se convierte de forma instantánea en tres brazaletes y un broche", presumía la diseñadora. Supuso toda una revolución en el joyero femenino. Sin embargo, en España la realidad era bien distinta. De hecho, cuando Suárez abrió su primer taller, en 1943, "las joyas eran muy barrocas, en oro rosa o rojo mezclado con plata para hacerlas más asequibles", relata Gabriel Suárez, director de producto de la marca y nieto del fundador. Una época en la que estas piezas continuaban llevándose solo "en momentos especiales, pasaban demasiado tiempo en los joyeros", afirma.

Llega el 'minimal' y el color
Fue al final de los años 60 cuando se produjo el auténtico cambio. Con el prêt-à-porter las joyas comenzaron a encarnar el espíritu de los nuevos tiempos, no el poder o la riqueza de antaño. Pino Rabolini fundó Pomellato en 1967 con esta máxima. "Los roles de la mujer estaban cambiando de forma radical. Eran independientes, seguras y tomaban posiciones en la sociedad", indican desde la marca italiana, famosa en el sector por ser la pionera en introducir nuevas gemas de colores.

Tiffany & Co. se unió a la tendencia según la cual estas piezas eran susceptibles de lucirse a diario, y lo hizo con propuestas que evocaban a una sencillez inspirada en la naturaleza. Una visión por la que también apostó Rosa Oriol desde sus comienzos en Tous. Incluso avanzó un nuevo tipo de producto. "En la década de los 60 solo existía la alta joyería y la de consumo (medallas de Primera Comunión, bautizos, alianzas...). Rosa Oriol empezó a personalizar las joyas de sus clientas para convertirlas en piezas modernas", recuerdan en la marca catalana.

"Nadie quiere parecer vanidoso, pero no tiene sentido poseer alta joyería y no lucirla", indica Carolyn Mair, consultora y profesora de Psicología de la Moda en el London College of Fashion. Por eso comenzaron a trabajar diseñadoras como Jennifer Meyer o marcas como Messika, para crear diseños funcionales listos para llevar a diario. Gold & Roses, entre cuyas clientas está la Reina Letizia, también forma parte de este grupo. "Antes las mujeres no lucían joyas porque eran ostentosas. Ahora se sienten cómodas con nuestros diseños", afirman las fundadoras de la marca española, Sonia Ruiz y Hannah Rodríguez.

Para todos los públicos
Con la entrada del nuevo milenio, las firmas crearon líneas asequibles y en tendencia para atraer a todas las mujeres. "Han cambiado los hábitos de consumo. Poseer ya no es tan importante como experimentar. Hemos apostado por crear algo que no existía, alta joyería de diseño a precios accesibles", desvela Juan Suárez, director creativo y de Producto de Aristocrazy. Además nació otro gran fenómeno: la customización. Como cuando en 2000 "Pandora desarrolló una pulsera de plata a la que se añadían charms", relata Silvia García, directora de Márketing de la marca.

En resumen, y como dice Gabriel Suárez, "hoy convive la esencia joyera y la tradición con lo contemporáneo, lo clásico con lo moderno y la innovación".
 
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