La tristeza nadie desea experimentarla, sin embargo, es una emoción que nos ayuda a adaptarnos a los cambios de rumbo de la vida.
A mi la tristeza me ha enseñado mucho. Pero la tristeza que duele, que se te clava en el alma. Ha sido mi mejor maestra, aunque se sufra. He aprendido a relativizar y a tener muy claro lo esencial para mi.
En efecto, si este mundo tiene un sentido de “perfección de almas”, sin duda que el dolor y el sufrimiento deben tener un significado importante para el hombre; algo así como un motivo de perfeccionamiento que, de algún modo, enriquece tanto la evolución individual como la experiencia general del hombre a través del curso de la historia. La vida, en el fondo, es un permanente desafío hacia el autocrecimiento y, vista de este modo, sin la existencia de la desdicha o del dolor, se desvanecería la experiencia terrenal del hombre como un acontecer carente de sentido. Así, un mundo sin pecado ni sufrimiento sería un mundo estático, donde la existencia del hombre se convertiría en un hecho inútil y en una vida estéril.
Extraído de aquí
http://www.humanitas.cl/images/html/biblioteca/articulos/d0050.html#fnB3