Pacto de gobierno PSOE - Unidas Podemos

Como era aquello de los Eres de Andalucía, la UGT de Asturias...


El Partido Popular critica el aumento del déficit que María Jesús Montero quiere negociar con la Unión Europea (UE). La cúpula del PP ha hecho cálculos y los negociaciones del Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez con la Comisión Europea (CE) para este año supondrá entre 14.000 y 18.000 millones de euros más en el desfase de las cuentas públicas. Estas cifras equivalen a 905 euros por persona.
 
Ay, ay, esa información, mejor dicho deformación y pérdida de memoria.

Yo he trabajado de limpiadora en casas cuando lo he necesitado económicamente como hay quien ha trabajado de camareros o de fregaplatos. Todo mi respeto para esos trabajos, pero mi curriculum es más amplio.
de Irene Montero lo mismo.

Ha ejercido de cajera pero su curriculum es mas amplio.



Formación de Irene Montero

Tras cursar una licenciatura en Psicología y un Máster en Psicología de la Educación, Irene Montero empezó a trabajar en su proyecto de tesis doctoral: un estudio de caso sobre una experiencia innovadora de inclusión educativa y docencia compartida.

Como investigadora en formación pudo dedicarse por completo a su tesis entre 2013 y 2015 gracias a una Beca FPU y la Universidad de Harvard le concedió una estancia para seguir desarrollando su proyecto. Sin embargo, Irene Montero renunció a Harvard para incorporarse a Podemos.

Licenciatura en PsicologíaUniversidad Autónoma de Madrid2006-2011
Máster en Psicología de la EducaciónUniversidad Autónoma de Madrid2011-2013
Experiencia de Irene Montero
Según indica el Portal de Transparencia de Podemos, Irene Montero trabajó durante un año en una marca de electrodomésticos. Actualmente compagina sus labores investigadoras en inclusión educativa con su responsabilidad en el partido de Unidos Podemos.

EmpleadaEmpresa Saturn2010-2011
InvestigadoraUniversidad Autónoma de MadridDesde 2012
Total, que llaman investigadora a no ser capaz de acabar la tesis doctoral.
 
Y, a todas estas, como Pablemos ya le ha regalado el ministerio a su churri, se presenta el, por tercera vez a dirigir podemos por tercera vez. Eso d Unidas Podemos, otra estafa.

Hablan de unas cosas y hacen las contrarias, encima siguiendo el método Sanchez: La próxima será una mujer...

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La sorpresa que trae Escrivá: "Millones y millones" de inmigrantes para pagar las pensiones
  • El nuevo ministro confía en la llegada masiva de trabajadores extranjeros en las próximas décadas para sostener las cuentas de la Seguridad Social.
 
La sorpresa que trae Escrivá: "Millones y millones" de inmigrantes para pagar las pensiones
  • El nuevo ministro confía en la llegada masiva de trabajadores extranjeros en las próximas décadas para sostener las cuentas de la Seguridad Social.

Pero si viven del Estado, jajajajaja.
 
Escrache a un Gobierno progresista

Las cúpulas de la Fiscalía se han revuelto ante el nombramiento de Delgado; cierto es que les han nombrado de fiscal general a su bestia negra

Un número indeterminado de señores intentando zancadillear al Gobierno emanado de la soberanía popular, un poder fáctico con todo el poder de control, es algo que puede dinamitar la democracia

El camino para volver a llevar la serenidad a las instituciones solo puede pasar por retirar todos los añadidos, trampas, reformas, modificaciones, piruetas y artificios que se han ido añadiendo para mantener la hegemonía de los de siempre

Elisa Beni
18/01/2020 - 21:09h
La candidatura de Delgado para fiscal general, a examen en el CGPJ

Dolores Delgado, en una imagen de archivo. EFE

"Si los miembros de las profesiones confunden su ética específica con las emociones políticas del momento, pueden acabar diciendo y haciendo cosas que antes les hubieran parecido inimaginables"

Timothy Snyder. Sobre la tiranía

Algunos definieron el escrache como la última alternativa de los abandonados por la política. Los escraches. Algo brutal y poco estético, sudoroso y vociferante, algo demasiado burdo para los poderes de los que voy a hablarles hoy. Llevo varios años haciéndolo y, precisamente por eso, soy plenamente consciente del cambio que se ha producido en estas últimas semanas. Un cambio que reside fundamentalmente en que todos los contubernios ocultos que llevo columnas y columnas explicándoles se han mostrado, de golpe, tan a las claras como el lucero de la mañana. Por eso como escribidora puedo hacerles el símil para adentrarnos en cómo hemos visto la cara de lo que apunta a ser todo un escrache institucional hacia el nuevo Gobierno de coalición progresista por parte de poderes, estamentos y hasta las cúpulas de las carreras administrativas para intentar impedir que el nuevo Gobierno pueda llevar a cabo el programa político que les afecta y, también, el que no les afecta pero no les gusta.

Ya les dije que la oposición está dispuesta a ganar en unos tribunales concretos, que sienten como muy próximos a sus deseos, lo que no podrían ganar en el Parlamento y que la ultraderecha ya ha comenzado su loca y diabólica carrera para criminalizar los actos políticos de total legitimidad democrática. Esa es, claramente, una de las caras del totalitarismo. No obstante ya les avanzo que esto ni siquiera es tan sencillo como eso de la "politización de la Justicia" que les van a vender, a calderadas, para convencerles de que los intereses muy concretos de unos grupos muy concretos son los de toda la sociedad y, más allá aún, los de todos los jueces, fiscales o abogados del Estado del país. Eso es lo que voy a intentar aclarar hoy.

Más allá de la batalla de los partidos, en la que el PP intenta sacar tajada de haber estado colocando afines durante años y Vox pretende hacer ruido y reventar las instituciones; más allá de eso hay un cabreo ya no tan sordo, una rabia, una revuelta clara de los que han cortado el bacalao hasta ahora y de los que quieren seguir haciéndolo para lo que tienen que cortocircuitar cualquier movimiento del nuevo Gobierno aunque sea deslegitimándolo. De esto va la movida inaudita de reprender públicamente a un vicepresidente del Gobierno –cuando no lo hicieron con un tipo del PP que escribió el guasap más infame y más obsceno para la independencia judicial que se haya leído nunca– o de ponerse el mundo por montera para intentar boicotear una designación del Gobierno, tal y como les pidió el día anterior Casado.

La guerra va a ser toga a toga, nombramiento a nombramiento, informe a informe, comunicado a comunicado. Una guerra sin cuartel para mantener las cuotas de poder, los privilegios, los estatus personales y el statu quo en el que han medrado y piensan seguir haciéndolo. En esta contienda, tengo que decirles con dolor, señores y señoras jueces y fiscales de a pie, que ustedes importan un comino como, por otra parte, lo importamos también los ciudadanos. En eso estamos en el mismo barco. Todo lo que aquí hable, por favor, no lo tomen como una referencia a ninguno de ustedes. A los señores que se reparten el bacalao, que estén enterrados en procedimientos, que tengan ratas bajo la mesa o que no puedan dejar de poner sentencias o de trabajar ni por las noches en su casa les importa un bledo. Les sorprendería no cómo hablan las cúpulas de ustedes, sino cómo ni les mencionan.

Las cúpulas de la Fiscalía se han revuelto ante el nombramiento de Delgado. Cierto es que les han nombrado de fiscal general a su bestia negra. Desde las elecciones a Consejo Fiscal en las que ella y Segarra entraron, y en las que los conservadores perdieron su hegemonía tradicional en el órgano. Claro que luego llegó Segarra y resultó inoperante y, todo hay que decirlo, la ministra Delgado no dio ni una instrucción ni tuvo ni una injerencia en su labor, de modo y manera que la Fiscalía ha estado todo este tiempo no funcionando según un esquema jerárquico de poder, sino con varios focos de poder independientes, que son los que ahora se resisten a perder comba.

Al menos dos de ellos se encuentran en el Tribunal Supremo: uno en torno a los fiscales del proceso, a los que ya han empezado a glorificar como los "indomables", y otro en torno a Pedro Crespo. Otro foco distinto se ha arbitrado en torno a la Audiencia Nacional pero en esta, Miguel Ángel Carballo, el teniente fiscal, lleva una voz de tenor que se eleva muy por encima de la de su superior jerárquico, Jesús Alonso. Por último, la cúpula más recalcitrante de la asociación mayoritaria, tras la que laten aún los designios de Torres-Dulce. A ninguno de estos grupos les interesa que llegue alguien a Fontalba a intentar poner orden a tanto llanero solitario. La prueba de fuego será el nombramiento que hay que realizar para sustituir a Luis Navajas, teniente fiscal del Supremo, y que ya con el nombramiento de Delgado ha hecho más seguro a un aspirante y más improbable a otro.

Luego está la cuestión del CGPJ, de la que también les llevo hablando meses. Lesmes debe ser para ustedes como de la familia. El Consejo está pútrido, en descomposición, pero tampoco funciona ya con la mecánica de bloques ideológicos que resulta tan fácil de explicar. No, para nada. Lesmes es muy listo y muy vaticanista y con el poder omnímodo que le concedió Gallardón logró atraer a su campo incluso a muchos propuestos por Rubalcaba. Es muy sencillo. Él reparte todo. También quien entra en la Permanente y es vocal de primera. La diferencia es clara: un vocal de primera se embolsa unos 6.100 euros netos en 14 pagas y uno de segunda, unos 1.100 euros de dietas al mes. ¿Ahora entienden –además de viajes, comisiones e historias– por qué no solo es mejor llevarse bien con Lesmes, y apoyarle, sino que es muy difícil dimitir? Porque dimitir es lo que deberían haber hecho y deberían hacer los vocales progresistas para romper la determinación del PP y de los propios vocales de mantenerse allí ad calendas graecas, negándose a efectuar un mandato constitucional como es la renovación.

El escrache es de tal tenor que no van a tener prurito en destrozar las instituciones en su camino y, para más inri, los voceros venderán que es la plaga roja la que lo está haciendo así. Solo les calmaría que ese prurito moral de la izquierda les diera lo que quieren. Es lo que hizo Zapatero cuando respaldó a Carlos Dívar, conservador y católico ortodoxo, para el CGPJ, renunciando a proponer a un jurista progresista. Un error, como quedó visto.

El camino para volver a llevar la serenidad a las instituciones solo puede pasar por retirar, capa por capa, todos los añadidos, trampas, reformas, modificaciones, piruetas y artificios que se han ido añadiendo por el camino para mantener la hegemonía de los de siempre. Una tarea larga y delicada y parecida a la desactivación de las bombas. En orden inverso a como fueron hechas las perversiones. Desde las últimas y nefastísimas de Gallardón y hacia atrás. En ese camino, la vuelta a la elección entre jueces queda al final de la escapada. No puede ser cuestión ahora.

Es un tema muy prolijo, pero un tema de relevancia especial para toda la ciudadanía. Un número indeterminado de señores intentando zancadillear al Gobierno emanado de la soberanía popular, un poder fáctico con todo el poder de control, es algo que puede dinamitar la democracia. Y juegan con la baza de que la mitad de sus añagazas son difíciles de explicar pero, qué quieren, lo intentaremos.

 
¡Es la guerra: más madera!

Con la designación de Dolores Delgado quedan claras dos cuestiones: que el Poder Judicial en su conjunto y la Fiscalía en particular son controlados por las mayorías políticas, y que la nueva mayoría no ha sabido sustraerse a esta nefasta tentación

Lo que urge es, por el momento, la renovación del CGPJ y, luego, inmediatamente, una profunda reflexión sobre este órgano, su modo de elección y sus competencias, desde el respeto al derecho humano a la independencia judicial


Fiscal General del Estado: una silla caliente que acumula cuatro décadas de polémicas


Garbiñe Biurrun Mancisidor
19/01/2020 - 21:00h
Dolores Delgado: La violencia machista es un problema insoportable y sistémico

Dolores Delgado, en una imagen de archivo. EFE

¡Vaya semanita! ¡Y la que se avecina no parece menor! Y no me refiero ya a la semana, sino a la legislatura en sí misma. Apenas iban el pasado lunes a tomar posesión de los ministerios sus titulares, cuando poquito antes saltaba la noticia: Dolores Delegado iba a ser propuesta por el Gobierno como nueva fiscal general del Estado (FGE), como así ha sido.

Se mire como se mire, no cabe duda de que la decisión del presidente Sánchez –luego decisión del Consejo de Ministros– es arriesgada, osada y supone un órdago y un golpe de efecto innegable. ¿Pero un golpe hacia qué o hacia quién? Pues, seguramente, en varias direcciones. De un lado, para dejar claro quién manda, en el Gobierno y en España. Ha sido la primera prueba de fuego –¡y qué prueba!– de la solidez del Gobierno de coalición y parece haberse superado sin dificultad –¡quién lo iba a decir!– y la constatación de la arrogancia del presidente, a quien parecen importar muy poco las opiniones ajenas, salvo en tiempo de campaña electoral.




Lo mire yo como lo mire, no me cabe duda de que la señora Delgado no es idónea para el puesto de FGE, esto es, no es adecuada o apropiada. De un lado, porque después de las tremendas conversaciones con Villarejo –acerca de las que, se diga lo que se diga, no ha pedido disculpa alguna– nadie entendió que pudiera continuar como ministra de Justicia –solo la salvaron los previos ceses-dimisión de Huerta y Montón–, y así se consideró también desde Podemos –o Unidas Podemos, no lo sé con certeza–, lo que la inhabilitaba también para este nuevo puesto, pues no se acierta a comprender que quien no sea digna de un Ministerio lo sea de la FGE. Así pareció entenderlo también Sánchez, que hace tiempo había apostado por su cese en tal función.

De otro lado, porque, por más que personas cercanas al PP hayan sido promovidas con anterioridad a puestos de alta responsabilidad en el ámbito del Poder Judicial, tanto en el CGPJ como en el Supremo como en la propia FGE –respecto de lo que ahora huelga citar nombres, aunque cabe dar el del propio presidente Lesmes, para que no se diga que evito el tema–, lo cierto es que ello no explica ni justifica este nombramiento. Nombramiento producido de una manera especialmente abrupta –de ministra de Justicia y diputada del PSOE a la FGE–, en lo que supone una clara y expresa vinculación de Delgado no solo a un Gobierno, sino también a un partido político, con el que ha hecho campaña en las dos últimas elecciones generales.

Pero no es la idoneidad criterio legalmente previsto para la designación de la FGE, pues ninguna norma así lo exige. El procedimiento refiere, en lo que ahora importa, la audiencia –no vinculante– del CGPJ a este respecto, sin que en ningún momento se aluda a que el informe haya de versar sobre su idoneidad. Razón por la cual, con independencia de lo que se haya hecho en el pasado, el CGPJ ha dado respuesta a lo que se exige constitucional y legalmente, esto es, a si Delgado reúne o no los requisitos para el puesto –ser jurista de reconocido prestigio con más de quince años de ejercicio efectivo en su profesión–, algo respecto de lo que no hay duda. Por tanto, olvídese el tema de la idoneidad desde el punto de vista del informe del CGPJ, que no resta un ápice de legitimidad –ni lo añade– al tan discutible nombramiento.

Lo cierto es que con esta designación quedan claras otras dos cuestiones: la una, que, como tanta gente intuye, el Poder Judicial en su conjunto y la FGE en particular, son controlados por las mayorías políticas –o las minorías u otras fuerzas de todo tipo o vaya usted a saber, pero controlados, en cualquier caso– y, la otra, que la nueva mayoría no ha sabido sustraerse a esta nefasta tentación.


No sé si ello tiene que ver con la idea de "desjudicializar la política" solamente o si va más lejos, o si solo se pretende tener el control –porque lo de "desjudicializar" aún está por ver, máxime en quien en noviembre pasado, hace apenas dos meses, apostaba por tipificar como delito la convocatoria de un referéndum ilegal–. O si se sigue "politizando la justicia". Tengo derecho a dudar de todo. Porque las cosas no debieran ser tan coyunturales ni caprichosas ni fáciles, ya que con ello se vierte una sospecha más que relevante sobre la falta de independencia del Poder Judicial y de autonomía de la FGE. Es posible que este caso solo sea la prueba de que las cosas hace tiempo que vienen siendo así.

Claro que no es fácil hablar abstrayéndome del contexto y de mis propios sentimientos de pertenencia, lealtad y amistad –que, créanme, me generan una amarga desazón que procuro superar– y que el nombramiento de Delgado no es el único problema para la legitimidad del Poder Judicial. Ya sé que el CGPJ ha lanzado un mensaje de respuesta a unas palabras del vicepresidente Iglesias, revelando una inusitada sensibilidad por la independencia judicial a dos días de constituirse el legítimo Gobierno.


Ya sé también que el CGPJ lleva trece meses prorrogado –todo el mundo recuerda lo que ocurrió en noviembre de 2018 con el lamentable mensaje de Cosidó y lo que ello realmente revelaba– y que en este tiempo, este CGPJ ha realizado una cincuentena de nombramientos y que ahora dice que, por el momento, no hará ninguno más. Pero, ¿de qué sirve todo esto? ¿Qué quiere decirse, que no se cubrirán las plazas relevantes de quienes se jubilen o que se mantendrán prorrogados los nombramientos que vayan venciendo? Pues menudo consuelo y menuda solución… Lo que urge es, por el momento, la renovación del CGPJ y luego, inmediatamente, una profunda reflexión sobre este órgano, su modo de elección y sus competencias, desde el respeto al derecho humano a la independencia judicial, si no es mucho pedir.


Hay guerra, sin duda. Y se ha echado madera. Solo espero que no sea la única que arda y permita el combate. Debe haber más y mejor madera que la que arde ahora y espero sentir su calor bien pronto.

 
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