Pablo Casado, Presidente del PP

Cualquiera de los que hemos estudiado Derecho sabemos lo que cuesta cada asignatura. No es creíble para nada y máximo cuando ha demostrado que no es un cerebrito. Que la etapa anterior antes de ocupar puesto en el PP le había costado bastante sacar asignaturas adelante.

Nada como escucharle para saber que es una lumbrera. Llegará lejos.

Tan mediocre y torpe como cualquier otro. En política son legión.
 
Xenófobo, indecente, hipócrita, oportunista y mentiroso.


Que no, que no. Que te equivocas. Que Casado no es un xenófobo....

Otro máster para Pablo Casado
Por rere, 2 ago 2018, 09:37
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La cara de Pablo Casado mientras le abuchean en Vitoria
El líder del PP ha acudido con motivo del día grande de sus fiestas patronales.


  • Pablo Casado, ha instado hoy al Gobierno de Pedro Sánchez a "extremar las precauciones" para que no se lleven a cabo homenajes a los presos de ETA que salgan en libertad en general y en particular a Santiago Arrospide Sarasola, Santi Potros, que ha abandonado hoy la prisión.

    Casado ha hecho estas declaraciones en Vitoria, ciudad que celebra hoy el día grande de sus fiestas patronales, y a la que ha acudido acompañado por dirigentes del PP vasco, con su presidente, Alfonso Alonso, a la cabeza.

    En una céntrica calle de la capital alavesa abarrotada de gente con motivo de las fiestas, el líder de los populares ha sido increpado por decenas de personas que le han pitado, le han llamado asesino, le han emplazado a irse del País Vasco, y han pedido la libertad para los jóvenes encarcelados por agredir a guardias civiles en la localidad navarra de Alsasua. Estos gritos han sido respondidos con aplausos por simpatizantes del PP.

    Casado ha subrayado que es un honor estar en las fiestas de Vitoria para reivindicar la recuperación de la "concordia y de la convivencia de una sociedad en libertad, con seguridad y sin ningún tipo de presiones como las que esta minoría radical está dedicando hoy" al PP.

    Ha recordado que hoy ha salido de prisión un "sanguinario terrorista", en referencia a Santi Potros y ha reclamado que "no haya ningún homenaje ni enaltecimiento a un terrorista que asesinó a casi 40 personas", al tiempo que ha reiterado que no va a tolerar ningún acercamiento de presos de ETA.

    Casado también ha subrayado que la relación con el PP vasco es "excelente y de absoluta admiración", y ha mostrado su total respaldo a su presidente, Alfonso Alonso, que apoyó a Soraya Sáenz de Santamaría en el proceso de primarias.

  • https://www.huffingtonpost.es/2018/...o-mientras-le-abuchean-en-vitoria_a_23496298/


Cualquiera puede visitar Vitoria en fiestas, pero debiera haberlo hecho con mas privacidad. No está el horno como para hacer declaraciones sobre política en ésta zona ni en éstos momentos.


En cuanto a enaltecimiento de etarras le recuerdo que haga lo mismo con los que enaltecen al dictador Franco.
 
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CASADO QUIERE A LOS INMIGRANTES FUERA, PERO BIEN SALUDADOS
Como sostiene este interesante artículo publicado hoy en El Salto, se está haciendo realidad, años tras año, el sueño de los doctrinarios liberales, que en España puede tener tanto en Casado como en Rivera, juntitos o por separado, un porvenir esperanzador: gobiernos autoritarios en los Estados y neoliberalismo en el centro. Uno y otro líder de esa derecha en flor autoritaria se han copiado al viajar a la frontera de las concertinas, al sur, siempre al sur, para darse un baño de populismo integral a la búsqueda del voto que esperan recolectar haciendo de una cuestión de Estado -como lo fue en su día el terrorismo, en el caso de la derecha de Fraga- un manadero electoralista.

En esta estrategia, Pablo Casado ha superado demagógicamente a su gemelo naranja con el más flagrante, cínico y repulsivo de los montajes mediáticos: estrechar la mano de los inmigrantes recién llegados e instalados en Algeciras.

Se conoce que don Pablo quiere que esa gente se vaya del país bien saludada y no baleada, como ocurrió en algún caso en una playa ceutí durante el ministerio de su actual secretario de Interior y Libertades en el Partido Popular. A este Lazarillo le gustaría saber cómo se montó ese saludo por los asesores de quien pretende así aspirar a La Moncloa . ¿Se lo imaginan?


Olmo Calvo
Víctor Prieto Rodríguez


En estos días, con la atención puesta en las vallas de Ceuta y Melilla, se hace especialmente urgente afirmar que el problema de los migrantes que llegan a Europa es, en realidad, el problema de la política migratoria de la Unión Europea. Es indispensable hacerlo porque este cambio de perspectiva traslada el foco de atención desde las fronteras al corazón mismo de la Europa realmente existente.
El ejercicio es arduo, pues implica desandar el camino seguido por el sistema de poder europeo para convertir su propio naufragio en 2008 en un problema de seguridad. Para entenderlo -sin perderse en la sucesión infinita de acontecimientos que amenazan con establecer una causalidad definitiva de la Historia- habría que pensarlo justamente así: como un impulso centrífugo de todas las tensiones existentes hacia los márgenes.

Sin embargo, el déficit de narratividad en este sentido es apabullante. Por eso propongo, en su lugar, una imagen móvil, un gif en el que nuestros ojos realizan, una y otra vez, la parábola que va del centro (Troika, BCE, Bundesbank... Alemania) a las periferias de Lesbos, Lampedusa o El Tarajal. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Esta debería ser la pregunta a responder por cualquiera que pretenda enfrentarse a Salvini, Pegida o Le Pen sin caer en la asimilación acrítica de que los problemas actuales de la Unión Europea se resuelven con más Europa.

Hay, en las respuestas al drama de la inmigración, un vacío discursivo que conecte de manera clara las profundas y regresivas transformaciones de los últimos años con el repliegue identitario experimentado en toda Europa. Falta esa indispensable herramienta política que permita meter en el mismo saco al viejo poder europeo y a sus hijos bastardos, los xenófobos que construyen hoy en día el antagonismo hegemónico.

Pablo Casado y Albert Rivera han entendido bien lo que pasa. Han ido a la frontera de Ceuta a abrazar a los guardias civiles porque estos se encuentran en la primera línea del frente. La otra, la retaguardia, está en Bruselas, bien protegida de los asaltos, firme en sus postulados neoliberales. El sueño de los doctrinarios liberales se hace realidad: gobiernos autoritarios en los Estados y neoliberalismo en el centro. Soberanía compartida en la UE.

Con la crisis de 2008, pudieron evidenciarse los desajustes existentes entre las instancias de representación (política, discursiva, etc.) y nuestras circunstancias concretas en vías de precarización. Cabía esperar entonces que ante ese desajuste emergiera, desnuda, una realidad más real y, como consecuencia de ello, más justa. Pero de la caída de un sistema representacional sólido (la Europa de la postguerra lo era, incluso durante su agonía crediticia) no nace la luz, sino un mundo de sombras en vías de reorganización jerárquica.

Ciertamente, no estamos todavía en el momento de consolidación de esa nueva arquitectura del poder europeo. Hará falta mucho más que un dispositivo securitario hacia fuera (política migratoria) y hacia dentro (política antiterrorista). Hará falta un modelo de sociedad que no se deje a nadie por el camino, lo que implica otorgar a cada uno (Estado, grupo, individuo) un papel en el sistema. Desmantelado el modelo de la ciudadanía-construida-desde-el-Estado, la identidad se abre paso, pero esta es contraria, por definición, a la cooperación y solidaridad entre los no idénticos... O no.

Desmantelado el sistema de la ciudadanía-desde-el-Estado, es preciso repensar la identidad como frontera (pues hoy todos somos frontera), la identidad como el lugar desde el que se lucha por una ciudadanía desde abajo, popular, arraigada en el territorio, los barrios, la nueva ciudad. De esta vinculación entre los que se saben iguales (no idénticos), de su “hacer política de lo concreto”, ha de surgir la materia que llene de contenido específico el vacío creciente del derecho formal. Y en esta búsqueda no cabe oponer a la voluntad de pertenencia a una común humanidad la conciencia de sí de una colectividad particular. Pues solo desde esta última se accede a la primera.
http://www.diariodelaire.com/
 
¿Ya ETAmos otra vez?


De la noche a la mañana, el partido que más concesiones hizo desde el Gobierno a la banda terrorista en toda la historia se pone en la oposición el disfraz de vengador justiciero para intentar cosechar votos a costa de las víctimas

Carlos Hernández
09/08/2018 - 20:58h
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La historia se repite. El Partido Popular ha sacado del cajón el manual de hacer oposición. Allí estaba guardado desde que en 2011 Rajoy llegó a la presidencia del Gobierno. Ahora que la formación de derechas ha abandonado La Moncloa y se ha renovado eligiendo a un presidente que ya estaría imputado por la justicia de no ser aforado, toca desempolvar el libro de instrucciones para tratar de recuperar el poder cuanto antes. En sus páginas rojigualdas predomina Catalunya, la inmigración, más Catalunya y algunas buenas dosis de inseguridad ciudadana contestada con el endurecimiento de las penas. En la portada del manual, sin embargo, solo hay escritas tres letras: E T A.

Casado y su equipo han cogido el libreto que en su día escribieron los Acebes, Zaplana, Mayor Oreja, Aznar o Rajoy y parecen dispuestos a repetir la estrategia con la misma ausencia de pudor y de complejos que demostraron sus antecesores. De la noche a la mañana, el partido que más concesiones hizo desde el Gobierno a la banda terrorista en toda la historia se pone en la oposición el disfraz de vengador justiciero para intentar cosechar votos a costa de las víctimas. Por eso es necesario hacer un poco de memoria.

Casado se afilió al PP en el año 2003. No parece que influyera en su decisión el hecho de que el ejecutivo de Aznar se hubiera sentado a negociar, cara a cara, con ETA en la ciudad suiza de Zúrich. Tampoco le repugnó que su presidente del Gobierno y líder del partido en el que se integraba hubiera realizado todo tipo de cesiones para que la banda terrorista declarara una tregua. En 1996, estando secuestrado José Antonio Ortega Lara, el recién estrenado gobierno del PP ya acercó a los primeros presos etarras a cárceles del País Vasco como gesto de buena voluntad. Que sepamos, Casado no alzó la voz en ese momento ni cuando todo un presidente del Gobierno de España dejó de llamar terroristas a los terroristas y empezó a denominarlos Movimiento Vasco de Liberación Nacional. No promovió manifestaciones cuando el ejecutivo siguió acercando reclusos hasta superar los 120, ni cuando permitió regresar a 300 miembros de la banda que se escondían fuera de nuestras fronteras, ni cuando excarceló a decenas de presos, ni cuando se mostró dispuesto a incluir el futuro de Navarra en unas posibles conversaciones de paz con los “libertadores vascos”.

Casado asistió a “la generosidad” con ETA de la que tanto hacían gala públicamente los dirigentes populares. Una generosidad que empezó cuando apenas había pasado un año desde el asesinato de Miguel Ángel Blanco y que se mantuvo durante toda la tregua, a pesar de que las calles de Euskadi seguían ardiendo por la acción de la kale borroka. Una generosidad que se mantuvo incluso después de que la banda terrorista rompiera el alto el fuego y retomara los atentados. Entre asesinato y asesinato se podía escuchar al ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, decir que el Gobierno estaba “dispuesto a dialogar en la medida que ETA no mate”; o al entonces ministro de Educación y Cultura, Mariano Rajoy, “mandar un mensaje claro a la ETA de que no se van a negociar con ellos mientras maten nada (sic)”; o al presidente Aznar afirmar que si ETA declaraba una tregua, aprovecharía “todas las oportunidades para llevar la paz al País Vasco, como he hecho siempre”. El entonces aprendiz de político llamado Pablo Casado no solo no protestó, sino que se subió al carro del partido que había derrochado, y además en vano, generosidad con los etarras.

Los españoles quisieron que, solo un año después de obtener su carnet adornado con el símbolo de la gaviota, su formación política pasara a la oposición. El joven prometedor se sumó entonces a la nueva estrategia marcada desde Génova: reescribir la Historia negando los coqueteos negociadores del pasado y utilizar el terrorismo como arma electoral contra el recién llegado presidente Zapatero. Quienes habían acercado y excarcelado etarras, quienes habían negociado con cadáveres aún calientes… acusaron al Gobierno socialista de traicionar a los muertos y sacaron a las víctimas a la calle. Él ya era parte del PP que intentó que naufragara aquel proceso de paz iniciado en 2006. No soportaban que ese tanto se lo pudiera apuntar un partido rival.

Casado accedió a la primera línea de la política con su formación nuevamente asentada en la Moncloa y con el disfraz antietarra doblado y guardado en el armario. En los más de seis años que ha gobernado Rajoy han sido muchos los miembros de la banda que han ido obteniendo la libertad provisional o que se han aprovechado de otro tipo de beneficios penitenciarios. A día de hoy no conocemos las cifras exactas porque el Gobierno del PP no las facilitaba y ningún partido de la oposición se las exigía. Eran tiempos en los que el presidente justificaba en televisión, por ejemplo, la liberación del secuestrador de Ortega Lara, el sanguinario etarra Josu Uribetxeberria Bolinaga, porque “había que respetar la ley”. Tiempos en los que solo la extrema derecha y sus medios de comunicación clamaban contra la actitud hacia ETA que mantenía el Gobierno popular. “Las políticas penitenciarias del ejecutivo de Rajoy permitían que, sin cumplir la promesa del PP del cumplimiento íntegro de las penas, se abrieran las puertas a centenares de presos terroristas. Todos ellos pasaban rápidamente de grado penitenciario y obtenían la libertad condicional”, podía leerse el 28 de marzo de 2017 en la portada del panfleto ultra La Gaceta.

Casado salía ya al paso de esas críticas y defendía la política penitenciaria del Gobierno ante los periodistas. A su lado solía tener a Javier Maroto, quien se había enorgullecido públicamente de alcanzar acuerdos con Bildu cuando ocupaba la alcaldía de Vitoria. “No me tiemblan las piernas para llegar a acuerdos con nadie. Y creo que eso es bueno. Ojalá sucediese en más foros. Ojalá cundiese el ejemplo”, llegó a afirmar Maroto para justificar sus pactos con el brazo político de ETA en 2011, 6 años antes de que la banda terrorista anunciara su disolución. Casado castigó a Maroto por esa actitud nombrándole, recientemente, su número tres en la dirección nacional del partido.

Llegamos ya al presente más inmediato. Este jueves, el presidente del Partido Popular acusaba a Pedro Sánchez de que la concesión del tercer grado a algunos reclusos de ETA es una “cesión a los terroristas”. Casado amenazaba, además, con oponerse “frontalmente al acercamiento de presos al País Vasco” porque, según él, era un pago al PNV por el apoyo que brindó al PSOE en la “moción de censura vergonzante”. De no ser por el tema tan dramático del que se trata, estas declaraciones provocarían la carcajada de cualquiera… y no solo por los antecedentes ya citados. El Gobierno del Partido Popular llevaba meses dejando caer que iba a acercar presos a las cárceles del País Vasco. Al fin y al cabo “son solo 200 presos”, llegaba a argumentar el ejecutivo ante los periodistas. Lo, llamémosle, gracioso es que esa decisión estaba motivada porque el PP necesitaba, precisamente, los votos del PNV en el Congreso de los Diputados para aprobar sus presupuestos. Lo, llamémosle, gracioso es que este jueves hemos sabido que el PP también negoció con el PNV un posible acercamiento de los reclusos etarras a cambio de que los nacionalistas vascos no apoyaran la moción de censura presentada por Sánchez.

La pirueta de Casado es, por tanto, tan inverosímil que ni siquiera las asociaciones de víctimas se la han tragado. “Ni ha habido concesiones, ni ha cambiado la política penitenciaria que desarrolló Rajoy”, han dicho las portavoces de la AVT y de COVITE. El líder del PP lo tiene, aparentemente, un poco más complicado que sus antecesores para poder inundar las calles con las lágrimas de las víctimas. Veremos si esa falta de sintonía se mantiene o si acabamos viendo a algunas de estas organizaciones compartir pancarta con los líderes populares. Lo que sí es seguro es que el PP va a seguir utilizando, a pesar de todo, el manual que tan buen resultado le dio en ocasiones anteriores. Esta vez, además, tendrá una utilidad especial porque le permitirá desviar la atención de corruptelas y de másteres. ¿Qué más da si ETA ya está disuelta? ¿Qué más da si se juega con el dolor de las víctimas? ¿Qué más da si ellos negociaron con los terroristas? ¿Qué más da si ellos iban a realizar el acercamiento de los presos para garantizarse los votos del PNV? ¡Qué más da!

https://www.eldiario.es/zonacritica/ETAmos-vez_6_801829841.html
 
Condenado a desaparecer


La renuncia de Alberto Núñez Feijóo ha sido la certificación de que el PP no tiene posibilidad alguna de regenerarse. Que está corrompido hasta el tuétano

Parece como si la propensión de Casado a hacer trampas fuera la prueba que los compromisarios necesitaban para confiar en él. No es bueno que llegue a la presidencia alguien que esté completamente limpio

Javier Pérez Royo
09/08/2018 - 20:20h
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No es la elección de Pablo Casado, sino la renuncia de Alberto Núñez Feijóo a ser candidato a la presidencia del PP, el indicador definitivo de que dicho partido está condenado a desaparecer. ¿Qué es lo que sabe Alberto Núñez Feijóo que se sabe de él para hacerle renunciar a la presidencia del PP, que es lo mismo que renunciar a la presidencia del Gobierno? La opinión pública lo desconoce, pero hay alguien que sabe algo de él que lo inhabilita para ser presidente del Gobierno. Y él lo sabe.

Alberto Núñez Feijóo pensó que estaba inhabilitado para ser presidente de Galicia cuando aparecieron determinadas fotos suyas en el barco de un conocido narcotraficante. Manuel Fraga “lo indultó”, porque tenía autoridad reconocida dentro del PP para poder hacerlo, y una vez indultado, pudo competir en un feudo en el que Manuel Fraga había “reinado” durante tres legislaturas. Pero él sabe que el indulto era efectivo para ser presidente de una comunidad autónoma, pero no para ser presidente del Gobierno de la Nación. Él sabía que estaba inhabilitado para poder ser presidente del Gobierno y, en consecuencia, no podía competir para ser presidente del PP.

La renuncia de Alberto Núñez Feijóo ha sido la certificación de que el PP no tiene posibilidad alguna de regenerarse. Que está corrompido hasta el tuétano. El PP es como esos hospitales que están tan invadidos por elementos patógenos que dejan de poder estar operativos como tales. Hay que derribarlos y una vez desinfectado el solar, se puede iniciar la construcción de uno nuevo.

Esa es la situación en la que se encuentra el PP. Lo que ha ocurrido después en el Congreso Extraordinario con la elección de Pablo Casado como presidente no ha sido más que la confirmación de lo que la renuncia de Núñez Feijóo anticipaba. El resultado del Congreso ha sido la confirmación de que, para los compromisarios elegidos, es decir, para el núcleo duro del PP, la propensión a la corrupción es el test de idoneidad para ser presidente del partido. Los compromisarios votaron muy mayoritariamente a Pablo Casado conociendo perfectamente las dudas que existían acerca de su honorabilidad académica. Sabían que no estaba siendo investigado porque estaba aforado, pero que acabaría siéndolo. Y sin embargo, ello no fue obstáculo para que lo eligieran. Todo lo contrario. Parece como si su falta de honorabilidad en los estudios, su propensión a hacer trampas para conseguir los títulos, fuera la prueba que los compromisarios necesitaban para confiar en él. No es bueno que llegue a la presidencia alguien que esté completamente limpio.

Y hay que reconocer que Pablo Casado no los está defraudando. Su reacción a la elevación por la jueza Carmen Rodríguez-Medel de la exposición razonada al Tribunal Supremo acerca de la, en su opinión, presunta conducta delictiva del presidente del PP, ha sido la reacción a la que nos han acostumbrado todos los dirigentes del PP en los últimos años. De la misma manera que también lo está siendo la de los miembros de la dirección que también fueron elegidos en el Congreso Extraordinario. O la del alcalde de León, miembro de la nueva Comisión Ejecutiva elegida por Pablo Casado.

En el Congreso Extraordinario no se habló para nada de la corrupción, como si realmente ese no fuera el problema que había forzado la dimisión de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno y del PP y había forzado la convocatoria del congreso. Como si no fuera el problema más importante con el que el PP tenía que enfrentarse, para intentar recuperar la credibilidad ante la sociedad española. En este terreno el nuevo PP sigue siendo un calco del viejo. Lo que no se menciona no existe. Su reacción sigue siendo indistinguible de la que ha tenido desde que los primeros casos de corrupción empezaron a emerger.

Y cuando ante un mismo problema se sigue la misma política que ha conducido a la catástrofe, no se puede esperar en esta nueva ocasión acabar de otra manera.

https://www.eldiario.es/zonacritica/Condenado-desaparecer_6_801829838.html
 
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