"Orgullo y Prejuicio", obra maestra de Jane Austen

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Frases...

1.- “Mis afectos y deseos no han cambiado, pero una palabra suya me silenciará para siempre”.

2.- “Hubiera dado el mundo por haber tenido valor para decir la verdad, para vivir la verdad”.

3.- “Cuanto más conozco el mundo, más me desagrada, y el tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o inteligencia”.

4.- “La vanidad y el orgullo son cosas distintas, aunque muchas veces se usen como sinónimos. El orgullo está relacionado con la opinión que tenemos de nosotros mismos; la vanidad, con lo que quisiéramos que los demás pensaran de nosotros”.

5.- “Somos pocos los que tenemos suficiente valentía para enamorarnos del todo si la otra parte no nos anima”.

6.- “Siempre se aprecia mucho el poder de hacer cualquier cosa con rapidez, y no se presta atención a la imperfección con la que se hace”.

7.- “Es reconocida como verdad absoluta aquella que afirma que un hombre soltero dueño de una gran fortuna ha de sentir algún día la necesidad de casarse”.

8.- “Usted me ha hechizado en cuerpo y alma”.

9.- “¿Y ésta es toda la contestación que he de tener el honor de esperar? Quizás pudiera desear que se me informarse porque con tan escasa prueba de cortesía soy rechazado así”.

10.- “En vano he luchado. No quiero hacerlo más. Mis sentimientos no pueden contenerse. Permítame usted que le manifieste cuan ardientemente la admiro y la amo”.
 
Sí pues madurarán.
Cuando eramos menores ni todo nos agradaba igual....pero veo las nuevas generaciones más relacionadas a otras cosas. No sé, ya veremos que pasará en unos 10 o 15 años...
La sociedad en la que se desarrolla "Orgullo y prejuicio" les es totalmente ajena y les resulta difícil entender aquellos convencionalismos. Además los jóvenes del siglo XXI viven rodeados de estímulos que los alejan de la lectura de los clásicos; incluso las "Leyendas" de Bécquer les resultan complicadas, para que les gusten hay que leerlas con ellos.
Esa es mi experiencia.
 
La sociedad en la que se desarrolla "Orgullo y prejuicio" les es totalmente ajena y les resulta difícil entender aquellos convencionalismos. Además los jóvenes del siglo XXI viven rodeados de estímulos que los alejan de la lectura de los clásicos; incluso las "Leyendas" de Bécquer les resultan complicadas, para que les gusten hay que leerlas con ellos.
Esa es mi experiencia.
La mía es muy parecida a la tuya y todo lo que habla de historia, es todavía más complicado para ellos. En el siglo XX tuvimos varias guerras y cuando hablamos sobre eso con ellos, parece que ha pasado en otro mundo. Es algo muy curioso.
Veremos como ellos pensarán en el futuro, tengo ésta curiosidad.(y)
 
Elizabeth Bennet, una heroína moderna
por MARTA RIVERA DE LA CRUZ

'Orgullo y prejuicio' es una crítica feroz a las convenciones sociales y al abismo entre clases. Su protagonista, decidida a casarse por amor, asume sin dramatismo la amenaza de la soltería, el gran estigma de las mujeres de la época

La primera vez que Jane Austen publicó 'Orgullo y prejuicio', el 28 de enero de 1813, lo hizo de forma anónima. La familia Austen suplicó a Jane que mantuviese en secreto sus inclinaciones literarias, así que ésta firmó su novela como 'Una dama'. Pero 'Orgullo y prejuicio' se convirtió en un fenómeno editorial. Los lectores ingleses querían saber el nombre de aquella dama enigmática, y algunos miembros de la familia Austen no resistieron la tentación de hacer público que la novela de moda estaba escrita por alguien de su sangre. Así fue como Jane Austen se convirtió en una escritora famosa, aunque su falta de experiencia le había llevado a ceder los derechos de la novela por lairrisoria cantidad de 110 libras. La pobre Jane se vio privada así de los beneficios de la venta de miles de ejemplares.

Titulada en un principio 'Primeras impresiones' y escrita años antes de ser publicada, 'Orgullo y prejuicio' cuenta la historia de Elizabeth Bennet, segunda de cinco hermanas de una familia de pequeños propietarios rurales, que saben que su futuro depende de la posibilidad de hacer una buena boda. Cuando el señor Bingley, un acaudalado joven, se fija en la mayor de las chicas, los Bennet sienten que la suerte está llamando a su puerta. Desafortunadamente, la insoportable familia de Bingley y su amigo, el orgulloso y distante señor Darcy, pondrán trabas a esta relación, por considerarla poco conveniente. La juiciosa y realista Elizabeth será la única en darse cuenta de que los prejuicios de clase acabarán con los sueños de su hermana, y desarrolla una furibunda antipatía hacia el señor Darcy que —obviamente— acaba cayendo rendido a los pies de la única chica que parece inmune a sus encantos, a su mansión y a su cuantiosa renta.

De las seis novelas de Jane Austen es quizá 'Orgullo y prejuicio' la que aborda de forma más explícita la crítica feroz a las convenciones sociales y al abismo entre clases. Como otros textos de la autora, la historia gira en torno a las relaciones amorosas, pero es también una interesante reflexión sobre el eterno tema del dinero. Siendo muy joven, la propia Austen supo lo que era renunciar al amor por motivos económicos, pues se vio obligada a suspender sus planes de boda con un muchacho cuya posición económica no le permitía pensar en el matrimonio. Esto ocurrió en 1796, precisamente cuando empezaba a redactar 'Orgullo y prejuicio', y es fácil suponer que la joven debió dar muchas vueltas al hecho de que su felicidad se había visto obstaculizada por algo tan vulgar como una renta.

Ni Jane ni su única hermana, Cassandra, llegaron a casarse. A finales del XVIII, el matrimonio no era para las mujeres una posibilidad más, sino una solución a una vida de privaciones. Eso queda bien retratado en las novelas de Austen, donde laobsesión por encontrar esposo es una constante en las chicas y en sus madres, que ven un marido en potencia en cada soltero que se les cruza en el camino. Los personajes de 'Orgullo y prejuicio' intentan compatibilizar el amor con un matrimonio adecuado, pero algunos confiesan, sin sombra de cinismo, que les mueven otros motivos para casarse: una amiga de Elizabeth explica por qué ha aceptado la propuesta de matrimonio de un hombre muy poco atractivo: «No soy nada romántica, ya lo sabes... Todo lo que pido es una casa cómoda».

Una casa cómoda. Ese es el ideal burgués en las postrimerías del siglo XVIII, y también uno de los problemas que acucian a las familias que sólo tienen hijas: el mayorazgo por vía masculina provocaba que las propiedades paternas fuesen heredadas por un pariente lejano, haciendo más acuciante la presión para encontrar un esposo entre las hijas que serán despojadas de todo a la muerte del padre. Y ése es el catalizador de la acción en 'Orgullo y prejuicio': la certeza de que las hermanas Bennet se quedarán sin nada cuando pierdan al cabeza de familia. Por eso se nos hace especialmente atractivo el personaje de Elizabeth: porque, sabiendo de su poco ventajosa posición, rechaza sin contemplaciones al rico señor Darcy.

Ninguno de los personajes de Austen sobreviviría tan bien en el siglo XXI como lo hace la protagonista de 'Orgullo y prejuicio'. Emma es encantadora, pero caprichosa. Elinor Dashwood de 'Sentido y Sensibilidad' promete mucho, pero se nos acaba revelando tan desesperada por casarse como cualquiera de las muchachas de la época. Fanny, de 'Mansfield Park', no tiene una gran firmeza de carácter. La Anne de 'Persuasión' carece de verdadera fuerza, y Catherine, protagonista de 'La abadía de Northanger', resulta ser una adorable manipuladora.

Elizabeth Bennet, sin embargo, podría ser una heroína moderna, tan decidida a casarse por amor que asume sin dramatismo la amenaza de la soltería. Su energía, su valor, la naturalidad con la que se enfrenta a los pretendientes indeseables o a la lengua afilada de una aristócrata, hacen de ella uno de esos personajes que permanecen en la memoria del lector más allá incluso de la propia novela.

Elizabeth no es una joven al uso de la época, sino una mujer con su propias opiniones, que se permite incluso reflexionar mucho más allá de los asuntos que se supone interesaban a sus contemporáneas: «Cuánto más veo cómo es el mundo, más me desagrada; y todos los días confirmo mi creencia en la incoherencia de los seres humanos, y en la poca confianza que se puede depositar en las apariencias del mérito o de la inteligencia». Díganme si la frase ha perdido vigencia doscientos años después de que cientos, miles de lectores, la leyesen por vez primera.

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Ilustraciones de Hugh Thompson que acompañaron la edición de 'Orgullo y prejuicio' en 1894, incluidas en laedición especial que la editorial Alba publica en 2013 con motivo del bicentenario.

http://www.elmundo.es/especiales/2013/cultura/en-femenino/orgullo-y-prejuicio.html
 
Elizabeth Bennet, una heroína moderna
por MARTA RIVERA DE LA CRUZ

'Orgullo y prejuicio' es una crítica feroz a las convenciones sociales y al abismo entre clases. Su protagonista, decidida a casarse por amor, asume sin dramatismo la amenaza de la soltería, el gran estigma de las mujeres de la época

La primera vez que Jane Austen publicó 'Orgullo y prejuicio', el 28 de enero de 1813, lo hizo de forma anónima. La familia Austen suplicó a Jane que mantuviese en secreto sus inclinaciones literarias, así que ésta firmó su novela como 'Una dama'. Pero 'Orgullo y prejuicio' se convirtió en un fenómeno editorial. Los lectores ingleses querían saber el nombre de aquella dama enigmática, y algunos miembros de la familia Austen no resistieron la tentación de hacer público que la novela de moda estaba escrita por alguien de su sangre. Así fue como Jane Austen se convirtió en una escritora famosa, aunque su falta de experiencia le había llevado a ceder los derechos de la novela por lairrisoria cantidad de 110 libras. La pobre Jane se vio privada así de los beneficios de la venta de miles de ejemplares.

Titulada en un principio 'Primeras impresiones' y escrita años antes de ser publicada, 'Orgullo y prejuicio' cuenta la historia de Elizabeth Bennet, segunda de cinco hermanas de una familia de pequeños propietarios rurales, que saben que su futuro depende de la posibilidad de hacer una buena boda. Cuando el señor Bingley, un acaudalado joven, se fija en la mayor de las chicas, los Bennet sienten que la suerte está llamando a su puerta. Desafortunadamente, la insoportable familia de Bingley y su amigo, el orgulloso y distante señor Darcy, pondrán trabas a esta relación, por considerarla poco conveniente. La juiciosa y realista Elizabeth será la única en darse cuenta de que los prejuicios de clase acabarán con los sueños de su hermana, y desarrolla una furibunda antipatía hacia el señor Darcy que —obviamente— acaba cayendo rendido a los pies de la única chica que parece inmune a sus encantos, a su mansión y a su cuantiosa renta.

De las seis novelas de Jane Austen es quizá 'Orgullo y prejuicio' la que aborda de forma más explícita la crítica feroz a las convenciones sociales y al abismo entre clases. Como otros textos de la autora, la historia gira en torno a las relaciones amorosas, pero es también una interesante reflexión sobre el eterno tema del dinero. Siendo muy joven, la propia Austen supo lo que era renunciar al amor por motivos económicos, pues se vio obligada a suspender sus planes de boda con un muchacho cuya posición económica no le permitía pensar en el matrimonio. Esto ocurrió en 1796, precisamente cuando empezaba a redactar 'Orgullo y prejuicio', y es fácil suponer que la joven debió dar muchas vueltas al hecho de que su felicidad se había visto obstaculizada por algo tan vulgar como una renta.

Ni Jane ni su única hermana, Cassandra, llegaron a casarse. A finales del XVIII, el matrimonio no era para las mujeres una posibilidad más, sino una solución a una vida de privaciones. Eso queda bien retratado en las novelas de Austen, donde laobsesión por encontrar esposo es una constante en las chicas y en sus madres, que ven un marido en potencia en cada soltero que se les cruza en el camino. Los personajes de 'Orgullo y prejuicio' intentan compatibilizar el amor con un matrimonio adecuado, pero algunos confiesan, sin sombra de cinismo, que les mueven otros motivos para casarse: una amiga de Elizabeth explica por qué ha aceptado la propuesta de matrimonio de un hombre muy poco atractivo: «No soy nada romántica, ya lo sabes... Todo lo que pido es una casa cómoda».

Una casa cómoda. Ese es el ideal burgués en las postrimerías del siglo XVIII, y también uno de los problemas que acucian a las familias que sólo tienen hijas: el mayorazgo por vía masculina provocaba que las propiedades paternas fuesen heredadas por un pariente lejano, haciendo más acuciante la presión para encontrar un esposo entre las hijas que serán despojadas de todo a la muerte del padre. Y ése es el catalizador de la acción en 'Orgullo y prejuicio': la certeza de que las hermanas Bennet se quedarán sin nada cuando pierdan al cabeza de familia. Por eso se nos hace especialmente atractivo el personaje de Elizabeth: porque, sabiendo de su poco ventajosa posición, rechaza sin contemplaciones al rico señor Darcy.

Ninguno de los personajes de Austen sobreviviría tan bien en el siglo XXI como lo hace la protagonista de 'Orgullo y prejuicio'. Emma es encantadora, pero caprichosa. Elinor Dashwood de 'Sentido y Sensibilidad' promete mucho, pero se nos acaba revelando tan desesperada por casarse como cualquiera de las muchachas de la época. Fanny, de 'Mansfield Park', no tiene una gran firmeza de carácter. La Anne de 'Persuasión' carece de verdadera fuerza, y Catherine, protagonista de 'La abadía de Northanger', resulta ser una adorable manipuladora.

Elizabeth Bennet, sin embargo, podría ser una heroína moderna, tan decidida a casarse por amor que asume sin dramatismo la amenaza de la soltería. Su energía, su valor, la naturalidad con la que se enfrenta a los pretendientes indeseables o a la lengua afilada de una aristócrata, hacen de ella uno de esos personajes que permanecen en la memoria del lector más allá incluso de la propia novela.

Elizabeth no es una joven al uso de la época, sino una mujer con su propias opiniones, que se permite incluso reflexionar mucho más allá de los asuntos que se supone interesaban a sus contemporáneas: «Cuánto más veo cómo es el mundo, más me desagrada; y todos los días confirmo mi creencia en la incoherencia de los seres humanos, y en la poca confianza que se puede depositar en las apariencias del mérito o de la inteligencia». Díganme si la frase ha perdido vigencia doscientos años después de que cientos, miles de lectores, la leyesen por vez primera.

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Ilustraciones de Hugh Thompson que acompañaron la edición de 'Orgullo y prejuicio' en 1894, incluidas en laedición especial que la editorial Alba publica en 2013 con motivo del bicentenario.

http://www.elmundo.es/especiales/2013/cultura/en-femenino/orgullo-y-prejuicio.html
Interesante el artículo, pero una cosa es el tema y otra bien distinta es la forma de abordarlo.
El tema/tópico literario del Carpe diem lo captan y aceptan muy bien los jovencitos
del siglo XXI viendo la película "El club de los poetas muerto"; pero les resulta muy difícil "sentirlo" leyendo el soneto de Garcilaso o el de Góngora.
 
Ninguno de los personajes de Austen sobreviviría tan bien en el siglo XXI como lo hace la protagonista de 'Orgullo y prejuicio'. Emma es encantadora, pero caprichosa. Elinor Dashwood de 'Sentido y Sensibilidad' promete mucho, pero se nos acaba revelando tan desesperada por casarse como cualquiera de las muchachas de la época. Fanny, de 'Mansfield Park', no tiene una gran firmeza de carácter. La Anne de 'Persuasión' carece de verdadera fuerza, y Catherine, protagonista de 'La abadía de Northanger', resulta ser una adorable manipuladora.

Pues hay montones de Lady Susan Vernons hoy dia, inteligentes seductoras sin escrúpulos, y a quienes las cosas les salen bien, no como a la protagonista de "Lady Susan", a quien Austen "castiga" por su maldad.

Yo no creo que la Anne Elliot de "Persuasión" carezca de fuerza. La jovencita que fué, desde luego, pero la mujer cercana a la treintena que se hace cargo de la economia de la casa paterna, de alquilarla, de vivir con paciencia al servicio de su padre, su hermana mayor, su otra hermana casada con quien quiso casarse con Anne pero que ella rechazó por no poder olvidar el amor por su capitán Wentwort, siempre al servicio de esa hermana hipocondriaca... Es un poco como Cenicienta, quien, al final, como premio a la constancia en el amor que creia perdido desde que lo rechazó, lo recupera y manda a freir espárragos a su familia para recorrer el mundo en el barco de su amado capitán. Es la novela más madura de Jane Austen, reflejada en el carácter reservado y desilusionado de una Anne que ya no espera nada de la vida y la dedica a ayudar a quienes abortaron su felicidad, a ser la tia solterona, como lo era Jane.

En cuanto a Elianor Dashwood, por supuesto que tiene que casarse, todas las heroinas de Jane Austen, excepto Emma, que es una rica heredera, desean casarse porque es su única salida vital. Pero Elianor al principio parece decidida a quedarse soltera para ayudar a su madre, pues ésta es incapaz de vivir sola gestionando el poco dinero que les queda. Conoce a Edward por casualidad, es hermano de su avarienta y antipática cuñada, y la sencillez de su persona, su amabilidad y dulzura en el trato la enamora. Pero incluso pensando que él no puede ser suyo no se la ve buscando otro marido. Naturalmente que se casa con su amado, tonta habria sido sino, y es la única de las heroinas de Austen que se casa con un clérigo pobre, desheredado por su madre.
 
La sociedad en la que se desarrolla "Orgullo y prejuicio" les es totalmente ajena y les resulta difícil entender aquellos convencionalismos. Además los jóvenes del siglo XXI viven rodeados de estímulos que los alejan de la lectura de los clásicos; incluso las "Leyendas" de Bécquer les resultan complicadas, para que les gusten hay que leerlas con ellos.
Esa es mi experiencia.


Cuando yo era jovencita, la sociedad de "Orgullo y Prejuicio" me era ajena y al leerla por primera vez me asombraba que esas cinco hermanas fuesen a ser pobres porque la propiedad de su padre la iba a heredar un pariente varón, el impresentable bufonesco Collins. pero desde siempre habia visto en las películas de época que en el pasado habia etiquetas sociales que marcaban las relaciones, que el tuteo era casi inexistente fuera de la intimidad, que habia diferencias de clase por nacimiento y fortuna... yo no creo que todo eso haya sido ignorado viendo incluso "El halcón y la flecha", de Burt Lancaster, cuya mujer le abandonaba y se llevaba a su hijo para casarse con el gobernador trepa avasallador del pueblo, el peor enemigo del héroe. O veias "Los tres mosqueteros" y veias las diferencias de clase. Las historias de las diferencias de clase siguen presentes en las historias que se cuentan, solo hay que ver la cursilada de Titanic. Las generaciones actuales saben lo que son las diferencias sociales, las ven también en la calle, ahora marcadas por el dinero.

Por eso a mí no me costó entrar en la sociedad austeniana, me dió más detalles de esa época que desconocia pero la trama me pareció apasionante, y solo tenia 16 años. Es más, la leí por sugerencia de mi madre y me encantó ¡cuantas conversaciones hemos tenido ella, mi hermana y yo sobre sus novelas, sobre todo O & P. Mi hermana y yo hacíamos paralelismos y nos deciamos que, de haber vivido en esa época, menos mal que teniamos un hermano, porque entonces yo, como hija mayor, habria sido la señorita (Apellido), ella la señorita (Nombre de pila) y si no nos casábamos nuestro hermano hubiese tenido que mantener a las hermanas mayores solteronas que, por su cuna, no podian trabajar, pero una de las cuales se casó, ufff, jajajaja...La otra regresó tras el juego al siglo XXI para trabajar y mantenerse, jajajaja... ¡Y hasta la casada trabaja, su marido la aceptó sin dote pero es asi de moderno, jajajaja!

Yo, desde entonces, he recomendado la novela a muchas jovencitas y les ha encantado porque su lectura es sencilla, agil en sus diálogos, con picardia e ironia en muchas situaciones y suspense acerca del destino de la protagonista. Por eso se sigue reeditando -y muchas editoriales lo hacen a la vez - constantemente y vendiendose como churros 205 años después de su publicación original. La Austenmania es un fenómeno inusitado tratándose, no de un producto actual "Star Wars", sino de una escritora que vivió hace 200 años y ha pasado a la historia por unas historias que siguen siendo actuales en el reflejo de valores que siguen siendo actuales: el amor, la ambición, el dinero, la pobreza, la lucha de la mujer por mejorar sus perspectivas de vida... Con el añadido de viajar en el tiempo y conocer esa sociedad de damas y caballeros en las campiñas inglesas ajenas a la guerra napoleónica que se vivia en esos momentos.
 
10.- “En vano he luchado. No quiero hacerlo más. Mis sentimientos no pueden contenerse. Permítame usted que le manifieste cuan ardientemente la admiro y la amo”.

La declaración de amor más apasionadamente hermosa de toda la historia de la literatura mundial, superando hasta a Romeo, jajajaja...

‘In vain I have struggled. It will not do. My feelings will not be repressed. You must allow me to tell you how ardently I admire and love you.’

De todos modos, la segunda frase ¿Cómo lo dice Darcy? ¿ "No lo haré más"?

El Darcy de la miniserie de 1979, David Rintoul.

 


Greer Garson y Laurence Olivier (1940)​

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John Baragrey y Madge Evans(1949)
Una adaptación para la televisión estadounidense, misma nacionalidad del actor.




Daphne Slater y Peter Cushing (1952)




Jane Downs y Alan Badel (1958)





Celia Bannerman y Lewis Fiander (1967)
 
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