Ópera y solo ópera.

Johann Strauß "Der Zigeunerbaron" - Festival Chorus and Orchestra Mörbisch
Czipra: Monika Bohinec Sandor Barinkay: Lucian Krasznec Saffi: Evelin Novak Zuspán: Wolfgang Bankl Arsena: Iva Mihanovic Ottokar: Gernot Heinrich Mirabella: Linda Plech Conte Carnero: Harald Serafin Seefestspiele Mörbisch 2011 Festival Chor und Orchester Mörbisch Dirigent: Manfred Mayrhofer
 
ÓPERA
Teatro Real
DARÍO PRIETo
10 ABR. 2018


Gloriana', una reina demasiado humana

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McVicar presenta a la reina Isabel I de Inglaterra como una 'outsider' en la ópera 'maldita' de Benjamin Britten, que compuso para la coronación de la actual monarca británica.


Joan Matabosch defiende la fusión del Teatro Real con el de la Zarzuela

El Teatro Real 'absorberá' el Teatro de la Zarzuela

Benjamin Britten (Lowestoft, 1913- Aldeburgh , 1976) estaba en lo más alto de su carrera. Era el compositor británico del momento y había recibido un encargo importante: escribir una ópera para la coronación de Isabel II, entonces una jovencísima reina de Inglaterra. Decidió tomar a la anterior Isabel que ocupó el trono, la Reina Virgen. Iba a ser el colofón de la celebración, con todos los príncipes y gobernantes de todas las naciones del mundo, ataviados con sus mejores galas y joyas... Y fue un fracaso. "Lo que tendría que haber sido una celebración muy agradable y alegre fue percibido como un insulto a la nueva y joven reina. En lugar de eso, se encontraron un drama psicológico sobre una historia de amor entre una mujer añosa y un hombre mucho más joven". Lo explica David McVicar, que ahora recupera aquella ópera de Britten y la actualiza con un nuevo montaje que se estrena este jueves en el Teatro Real de Madrid.

Gloriana se representará durante nueve funciones y su arranque coincide con la celebración en Madrid del World Opera Forum, que congregará a representantes de las mejores óperas del mundo.

Ivor Bolton, director musical del coliseo madrileño, se encargará del foso en una producción que incide en el aspecto "extremadamente moderno" que plantea Britten, según McVicar. "Lo que presenta es un tema habitual en Britten, que es la lucha de los outsiders contra un mundo" que no los entiende, explica el director de escena escocés. "Es un personaje muy solitario, que nunca ha podido entablar relaciones normales, que vive en aislamiento". En definitiva, una reina "demasiado humana".

Una situación parecida a la que vivió el propio Britten después del estreno. "Fue rechazado por el establishment", recuerda McVicar. "Los críticos cargaron contra él de forma violenta y aprovecharon el hecho de que fuese homosexual para convertir ese fracaso en una fuente de homofobia". Aún así, reconoce que "no era la composición adecuada para esa ocasión y ese público".

Aquel fracaso, que según Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, fue más bien una cuestión de "inoportunidad", marcó a Britten. "Se retiró a su tierra natal y allí estuvo hasta el fin de sus días".

Para Matabosch, el montaje "es un retrato complejo de lo que hay detrás del oropel de la corte a través de una mujer que envejece, que no puede dominar su cólera, que se ve obligada a anteponer su cargo a sus deseos, pero también una mujer astuta, responsable, refinada y con un dominio total de su entorno masculino".

El reparto está encabezado por las sopranos Anna Caterina Antonacci y Alexandra Deshorties como Isabel I. La primera destacó la historia de la reina anciana enamorada de un farsante mucho menor que ella con el relato vital de tantos actores, cantantes y artistas en el final de su vida: "Es el balance del sacrificio por su pueblo y de lo que tiene que asumir".

Matabosch también destacó que, aunque la ópera "no tiene nada de amable", eso no significa que no sea desfrutable. "Es la demostración de que es posible hacer teatro rabiosamente contemporáneo con vestuario isabelino, de época. En Gloriana, eso provoca resultados portentosos".

En la presentación de la ópera, Matabosch e Ignacio García-Belenguer, director general del Real, hablaron igualmente de la fusión entre el coliseo madrileño y el Teatro de la Zarzuela. "Desde el pleno respeto institucional a la decisión de los trabajadores a la movilización, queremos mostrar nuestra incomprensión por ello", explicó el segundo, que habló de un "cambio de adscripción" de un organismo, que "seguiría dependiendo del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte" y que apuntó que la campaña contra la fusión tal vez se deba "a la falta de conocimiento de los cambios de normativas de las fundaciones", en referencia a la Ley 40/2015 correspondiente.

Para Matabosch, además de la "relación cordial y de amistad personal" con el equipo de la Zarzuela, "el proyecto es bueno para ambos, desde el punto de vista artístico. No es sumar, sino multiplicar. Y conseguir una potencia y una mayor difusión internacional".

http://www.elmundo.es/cultura/musica/2018/04/10/5acc013f46163fb1698b4604.html
 
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Imagen del cartel de Dido y Eneas, la ópera de Purcell que el Real representará la temporada que viene. Teatro Real


ESCENA ÓPERA
El Teatro Real producirá 10 de las 13 óperas de la nueva temporada
El Real estrenará nuevas versiones de clásicos como Il Trovatore, Falstaff, Turandot o Idomeneo y dos nuevas producciones compuestas por mujeres en una temporada dedicada a los mitos.
10 abril, 2018

Daniel Basteiro @basteiro

El Teatro Real quiere cerrar la conmemoración de su bicentenario poniendo a prueba su capacidad para producir nuevos espectáculos. En total, 10 de las 13 óperas que se ofrecerán escenificadas son nuevas producciones del Real junto a otros teatros internacionales, mientras que las otras dos son títulos invitados y dos se presentarán en versión de concierto.

En la programación de la temporada 2018-2019, presentada este martes por los responsables del teatro, no faltan algunos de los títulos más célebres del repertorio, como Il Trovatore y Falstaff, de Verdi, Turandot, de Puccini, Idomeneo, de Mozart y Fausto, de Charles Gounod, todas ellas nuevas producciones del Real junto a otros teatros internacionales. Será esta última, con escenografía de Àlex Ollé (La Fura dels Baus), la encargada de inaugurar la temporada el próximo 19 de septiembre.

Las tres producciones invitadas tienen el atractivo de ser obras que han triunfado en otros teatros y cuentan con reputados directores de escena como el coreógrafo Sasha Waltz, para Dido y Eneas, de Purcell, David Alden para La Calisto, de Cavalli, una de las obras más polémicas del barroco, y Robert Carsen para El oro del Rin, de Wagner, que iniciará la representación de la tetralogía del Anillo del Nibelungo de Wagner que dirigirá, a razón de una obra por temporada, el director español Pablo Heras Casado. Entre los demás directores de escena están Peter Sellars, Robert Wilson, Laurent Pelly o Christof Loy.





Partituras escritas por mujeres
Pero en la nueva temporada destacan también otras producciones desconocidas para el gran público. En un mundo dominado por compositores y directores de escena que son siempre hombres, dos son obra de dos mujeres.

Una de ellas es un estreno absoluto de una nueva composición de Raquel García Tomás (1984), Je suis narcisiste (Yo soy narcisista), una ópera sobre una organizadora de eventos culturales desbordada por la vida moderna que sufre una crisis emocional y acude a tratarse a un psiquiatra. El acento español lo completará La Peste, de Roberto Gerhard, una obra sobre la destrucción y sobre la facilidad con la que el ser humano se acostumbra a ella.

La otra ópera creada por una mujer será Only the sound remains (Sólo el sonido permanece), de la finlandesa Kaija Saariaho, un viaje entre la vida y la muerte inspirado en el teatro japonés que coproducen cinco teatros, entre ellos la Ópera de París, la de Amsterdam y la de Helsinki. La dirigirá Ivor Bolton, el director musical del Real, que además lleva la batuta en otras dos producciones.

Completan la programación Com que voz, de Stefano Gervasoni, una obra inspirada en sonetos de Luís de Camões y fados de Amália Rodrigues,y Capriccio, la última ópera de Strauss.

Una temporada para reflexionar sobre los mitos
Para el director artístico del Real, Joan Matabosch, es quizás la mejor temporada del Real hasta la fecha, al calor del impulso institucional y presupuestario derivado de la celebración de las dos efemérides que llevan años marcando la vida del teatro: el bicentenario del teatro (de la colocación de la primera piedra en 1818, al menos), y las dos décadas de vida moderna desde su reapertura como coliseo de ópera en 1997. El presupuesto total es de 30,2 millones de euros para 244 representaciones de ópera.

"Se trata de una selección de títulos que invitan a reflexionar sobre por qué la ópera desde sus orígenes ha tendido a asociarse con el mito, con lo mitológico", según Matabosch. "¿Por qué? El mito es una forma de explicar la naturaleza humana sin restingirla a una anécdota real o histórica", según él. "El mito, como decía Wagner, es obra del pueblo".

Entre las voces que actuarán en el Real están sopranos como Maria Agresta, Malyn Byström (premiada este lunes como mejor soprano por los Opera Awards de Londres) Mariella Devia, Irene Theorin, Sonya Yoncheva o Ruth Iniesta, mezzos como Monica Bacelli, Joyce DiDonato, tenores como Piotr Bezcala (premiado este lunes como mejor tenor por los Opera Awards de Londres), Gregory Kunde, barítonos como Plácido Domingo o Nicola Alaimo, bajos como Ain Anger, Greer Grimsley y contratenores como Philippe Jaroussky y Xavier Sabata.

El equipo se consolida a la espera de la Zarzuela
En el transcurso de la presentación, el presidente del Patronato del Real, Gregorio Marañón, anunció que Ivor Bolton, el director musical, ha renovado por tres años más con la institución, hasta 2023, como parte del empeño de consolidar al actual equipo, integrado por Marañón y el director general Ignacio García-Belenguer, en la gestión, y Matabosch, Bolton y Heras Casado en lo artístico. "El horizonte es de muy largo plazo", según explicó Marañón, y el 2023 "es un primer límite de tiempo, prorrogable", ha dicho.



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García-Belenguer, Heras Casado, Marañón, Bolyon y Matabosch, este martes en el Real. Teatro Real / Javier del Real



Marañón fue muy cauto sobre el actual proceso de fusión con el Teatro de la Zarzuela, muy en entredicho por las protestas laborales de los trabajadores y las críticas de la oposición, que teme que el género español pierda con la unión institucional de ambas casas en el Teatro Nacional de Ópera y Zarzuela.

El presidente del patronato prefirió, al ser preguntado, no comentar las reivindicaciones laborales, defendió la fusión y aseguró que, si se completa con éxito, el año que viene se presentará una sola temporada que englobará las actividades de ambos teatros. García-Belenguer advirtió de que la fusión tendrá que respetar los compromisos adquiridos por ambos teatros.

Otros espectáculos y entradas
Las óperas contarán con una extensa programación paralela en otros teatros e instituciones culturales. Actuarán cinco compañías de danza, entre ellas el ballet de la Ópera de París, el de Sasha Waltz y las españolas Víctor Ullate y Compañia Nacional de Danza, habrá programación infantil con siete espectáculos y música de cámara para potenciar a los solistas de la Orquesta titular del Real.

No están previstos cambios en el precio de entradas ni su abaratamiento, muy demandado por los amantes de la ópera que no pueden permitirse el precio de las localidades. García-Belenguer reivindicó el programa de "entradas de último minuto a 19 euros, la forma más eficaz de rejuvenecer el público" del teatro. Habrá 27 modalidades de abono. Con ellas, el teatro espera llenar el 60% del aforo.

https://www.elespanol.com/cultura/e...gonizan-nueva-temporada-real/298720624_0.html
 
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El compositor, director de orquesta y pianista británico Benjamin Britten (1913-1976)

«Gloriana», de Britten, mi reino por una ópera

Escribir una ópera para celebrar la coronación de un rey es una práctica que nos retrotrae a épocas lejanas: a los fastos barrocos de Versalles, el Madrid de los Austrias, la Viena de los Habsburgo. Ya este simple hecho sería suficiente para resaltar la intrínseca peculiaridad de un título como «Gloriana».


Corría el año 1952, cuando el compositor Benjamin Britten y Sir George Lascelles, conde de Harewood y director de la Royal Opera House, coincidieron en la oportunidad de dar vida a una ópera nacional inglesa. La ocasión la propició, al año siguiente, la subida al trono de Isabel II. Britten se puso a componer una ópera que tuviese como protagonista aIsabel I, la más gloriosa antecesora de la nueva reina.


«Gloriana» se incluyó en las celebraciones por la coronación de Isabel II y se estrenó en junio de 1953. Sin embargo, como ya demostró el fiasco de «La clemencia de Tito» (que Mozart escribió para la coronación de Leopoldo II), las efemérides más solemnes no suelen favorecer grandes éxitos. Demasiadas expectativas, demasiados intereses en juego, quizá también demasiadas envidias...


Críticas
En su estreno, «Gloriana» fue objeto de numerosas críticas por parte del público conservador. Se le reprochó a Britten el haber escrito una partitura poco acorde con la solemnidad y el espíritu requeridos para la ocasión. El retrato que el compositor ofrece de la protagonista no es nada celebrativo e idealizado, si acaso sorprende por su realismo y crudeza.


En «Gloriana», Isabel I es descrita como un personaje frío, manipulador y resentido, que no duda en humillar a los súbditos. En la mascarada del acto II, sustrae el disfraz de Lady Essex y se lo pone ella misma para mostrar con altivez su poder a todos los presentes, sin importarle que la vestimenta le quede ridículamente corta. El acto III ahonda en el declive físico de la soberana y subraya su soledad, amén de presentarla sobre el escenario en camisón y sin peluca, con el cabello canoso en evidencia. Parte del público no apreció el detalle. Sentada en el palco del Covent Garden, la nueva reina no hizo comentarios, pero tampoco debió gustarle ver a su gloriosa antecesora representada de una manera tan poco noble.


En el aspecto musical, el trato de Britten hacia Isabel es igual de poco generoso. Llamativa es la decisión de reducir su monólogo final a una intervención hablada. La reina no se despide cantando, con un aria o con una intervención musical que de algún modo resalte su condición regia. Lo hace, por el contrario, de una manera gris y anodina, sin ningún tipo de esplendor.


Todos los protagonistas del teatro britteniano son portadores de un estigma y, en este sentido, el personaje de Isabel I no escapa a la norma: su pecado, su maldición, es el poder. La parábola de «Gloriana» es, en última instancia, la soledad del poder: curiosa circunstancia para una partitura escrita, en principio, a mayor gloria de la Corona británica.


Fuego amigo
Pero «Gloriana» tampoco se salvó del fuego amigo. Antimilitarista y homosexual declarado, Britten era una de las cabezas visibles de la izquierda intelectual británica. Muchos de sus compañeros no entendieron cómo el compositor se hubiese involucrado en las celebraciones monárquicas y se hubiese prestado a un proyecto de «ópera nacional» promovido por el establishment conservador. Hubo quien le acusó de arribismo.

Aunque por razones distintas, «Gloriana» defraudó a unos y a otros, y no sorprende que la obra cayera en desgracia. Sería quizá exagerado tacharla de ópera maldita, pero es sin lugar a duda el título menos programado de entre las óperas de la madurez de Britten.

No es «Gloriana» una de las más logradas óperas de Britten en cuanto a construcción dramática. La fuente de la que bebe el libreto -«Elizabeth and Essex: A Tragic History», de Lytton Strachey- tiene escaso empaque teatral. La música, en cambio, es de primera calidad. El compositor reconstruye la ambientación isabelina sin recurrir a pastiches estilísticos. Las sonoridades contenidas, más bien camerísticas, conectan idealmente con los «consorts» instrumentales renacentistas. Precisamente el escaso lustre orquestal fue considerado otro punto débil en una partitura pretendidamente celebrativa.

Benjamin Britten. «Gloriana»
Dir. musical: Ivor Bolton. Dir. escénica: David McVicar. Teatro Real. Madrid. Del 12 al 24 de abril

http://www.abc.es/cultura/cultural/abci-gloriana-britten-reino-opera-201804130130_noticia.html
 
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