Nuevo libro sobre Guillermo y Harry: "Batalla de hermanos" de Robert Lacey

Y aqui trata el tema de las fiestas, Diana, los hermanos de jovenes. El Daily Mail hace lo que hace siempre, contarlo como le parece.

La batalla matrimonial de Carlos y Diana marcó la adolescencia de alcohol y drogas de Guillermo y Enrique de Inglaterra
El hijo mayor de los príncipes de Gales se derrumbó después de que se revelaran sus relaciones extramaritales, mientras que el pequeño se excedió con el cannabis a los 16 años
Diana de Gales y Carlos de Inglaterra con sus hijos, Enrique y Guillermo, en 1995.
Diana de Gales y Carlos de Inglaterra con sus hijos, Enrique y Guillermo, en 1995.JOHNNY EGGITT / AFP


El País
Madrid - 06 oct 2020 - 13:14 CEST
El próximo libro sobre los dos hijos del príncipe Carlos y la princesa Diana, Batalla de hermanos, se está convirtiendo en el nuevo culebrón de los británicos, deseosos de noticias sobre los miembros de su casa real. En un nuevo extracto de la obra publicado por el diario Daily Mail se descubren los efectos que tuvo sobre ellos la batalla que iniciaron sus padres cuando se hizo evidente el naufragio de un matrimonio que ahora se sabe desdichado desde el principio.

Los propios Guillermo y Enrique de Inglaterra han confesado los daños psicológicos que supuso la pérdida de su madre. Casi todo el mundo podía sospechar que tampoco debieron ser fáciles para ellos los años previos, cuando se fueron descubriendo —en ocasiones contados por los mismos protagonistas— los secretos más íntimos de la relación marital de sus progenitores. Batalla de hermanos disecciona algunos de aquellos momentos, que terminaron por hacer tambalear la monarquía británica pero que, sobre todo, causaron estragos en los dos hijos de la pareja.

En 1992, cuando el príncipe Guillermo y el príncipe Enrique tenían 10 y ocho años, respectivamente, las portadas de los periódicos y la televisión se llenaron de las revelaciones del explosivo libro de Andrew Morton Diana, su verdadera historia, basado en gran parte en el testimonio grabado de la princesa. Ella pensó durante meses en los efectos que tendrían sus declaraciones en sus hijos pero aun así siguió adelante y terminó por confesar, también a su hijo Guillermo, que trató de suicidarse tirándose por las escaleras cuando estaba embarazada de tres meses de él. Poco después unas grabaciones dejaron oír la voz de la princesa afirmando que la vida con su marido era una “verdadera tortura”, y no mucho más tarde llegó la filtración de las conversaciones íntimas del príncipe Carlos con su entonces amante, Camilla Parker-Bowls.

En 1994 el heredero de la corona admitió su relación con Camilla en una entrevista televisada, y después se publicó el relato de Anna Pasternak sobre la historia de amor de Diana con James Hewitt. Guillermo y Enrique habían pasado muchas horas con el hombre al que llamaban “tío James” y la publicación les desveló que su madre había hecho el amor con él en un baño de Highgrove mientras ellos estaban al otro lado de la puerta. En 1995 la princesa afirmó en la BBC que eran “tres en su matrimonio” y también que ella se había enamorado de James Hewitt. Unas revelaciones que llevaron al límite al príncipe Guillermo, a quien uno de sus tutores encontró en su estudio desplomado en el sofá y con los ojos rojos por las lágrimas vertidas. Una hora después, su madre le llamó por teléfono y él se negó a hablar con ella. Cuando se vieron en persona, Guillermo tuvo uno de los ataques de ira que el libro dice que marcaron su adolescencia y también su vida adulta: gritó a su madre diciéndole que había hablado mal de su padre, que había mencionado a Hewitt y, cuando ella trató de abrazarlo, la apartó de un empujón.
Carlos de Inglaterra con sus hijos Enrique y Guillermo durante un viaje de esquí a la estación suiza de Klosters.
Carlos de Inglaterra con sus hijos Enrique y Guillermo durante un viaje de esquí a la estación suiza de Klosters.EFE
Tras la muerte de la princesa Diana fue Enrique el que comenzó a dar más problemas. Un año después del fallecimiento de su madre, en 1998, Enrique llegó al estricto Eton, donde ya estudiaba su hermano Guillermo. Allí ambos pasaron dos años muy unidos, formando parte del mismo grupo de amigos, algunos un par de años mayores que Enrique que entonces tenía 14 años. Convirtierton el sótano de Highgrove, donde el príncipe Carlos había hecho construir un refugio a prueba de bombas, en lo que llamaron Club H, una improvisada discoteca donde los príncipes se entretenían con sus amigos en vacaciones y donde circulaban el alcohol y el cannabis cuando su padre se encontraba ausente. Dichas costumbres se trasladaron a un pub cercano, The Rattlebone Inn, cuando era necesario.

Cuando Guillermo dejó Eton a los 18 años, Enrique se quedó solo, sin la supervisión del hermano mayor, y continuó fumando marihuana en exceso. Pero el libro deja claro que fue Guillermo el impulsor de las juergas. Él pasó indemne y sin críticas públicas a su nuevo rol de heredero del heredero, mientras que su hermano menor fue designado por los medios de comunicación como el pícaro y el complicado de la familia.
Guillermo, según se cuenta en Batalla de hermanos, también estaba al lado de Enrique cuando eligió para una fiesta de disfraces una camisa con la esvástica en la manga y fue el que más le rio la gracia. Las críticas le llovieron a Enrique, y Guillermo volvió a salir como el mirlo blanco de la familia. En 2002, según relatan personas del entorno de los entonces jóvenes príncipes, vivieron una crisis entre ellos y apenas se hablaban. El príncipe Enrique empezó a acusar ya los efectos de haber sido elegido como el cómico chivo expiatorio mientras su hermano era erigido como el héroe siempre correcto. Las consecuencias actuales de todas esas diferencias de juventud ya llevan meses ocupando las crónicas reales.
 
Soy solo unos años mayor que Petas y créanme que con catorce años sabes perfectamente lo que estás haciendo y las consecuencias de tus actos. Si el príncipe más idiota del mundo mundial decidió beber y meterse sustancias tóxicas fue responsabilidad sólo de él, no de su hermano y su grupo de amigos, William solo tenía 16 años, no era su responsabilidad ejercer de tutor del descerebrándolo de su hermano!!!

Me molesta que con tal de limpiarle la imagen a Petas, con excusas estúpidas, se heche tierra sobre William. Se entiende perfectamente que el heredero no quiera a Petas en su entorno!!!
 
Harry es un problemático, y lo seguirá siendo ahora es problema de la mema

las palabras de William me sonaron a que ya estaba harto


Puse mi brazo alrededor de mi hermano toda la vida y ya no puedo hacerlo más... estoy triste por eso", dijo al medio Sunday Times.
 
De El Pais que lo cuenta mejor

Guillermo y Enrique de Inglaterra, dos hermanos enfrentados y una monarquía rota
El nuevo libro del historiador Robert Lacey desvela algunos de los motivos de la salida de los duques de Sussex de la familia real y sus múltiples enfrentamientos con Isabel II
De izquierda a derecha, Isabel II, Meghan Markle, Enrique y Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton, en un balcón del palacio de Buckingham, Londres, en julio de 2018.
De izquierda a derecha, Isabel II, Meghan Markle, Enrique y Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton, en un balcón del palacio de Buckingham, Londres, en julio de 2018.Max Mumby/Indigo /
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María Porcel
Madrid - 05 oct 2020 - 00:30 CEST
“Un análisis forense”. Es decir: la disección en profundidad de algo ya muerto. Con tales palabras describe la prensa británica la inminente y, como ya es habitual en los últimos tiempos, explosiva biografía de Guillermo y Enrique de Inglaterra. Battle of Brothers (literalmente “Batalla de hermanos”) es el nuevo libro que expone las diferencias, abundantes y profundas, entre los hijos de Carlos y Diana de Gales. Su autor es una fuente fiable, dentro de toda la maraña de biógrafos y cortesanos de los Windsor: Robert Lacey, autor y consultor en la serie The Crown.
La obra saldrá a la luz el 15 de octubre, pero la prensa británica ya se ha hecho con jugosos extractos. Pasajes que, esta vez, ponen en entredicho la versión de Enrique y Meghan Markle, en lo que se ve como un golpe de efecto contra Meghan y Harry: en libertad, la biografía supuestamente no autorizada de los Sussex que se lanzó en agosto.

La pareja no sale precisamente bien parada en esta obra, en la que Lacey llega a afirmar que Isabel II les calificaba de “erráticos e impulsivos”. Y eso es solo el principio: batallas entre hermanos, frialdad entre las cuñadas, enfados por parte de Carlos e Isabel II, asistentes de palacio implicados en sus problemas, el pequeño Archie como moneda de cambio, el trabajo de Markle puesto en duda, millones de libras esterlinas en juego... Más de 400 páginas calificadas por la prensa británica de “incisivas”, “de lectura compulsiva” y “de una profundidad y visión únicas”.
Las ricas fuentes de Lacey dejan clara una cosa: que el título del libro es definitorio. La batalla de hermanos se fraguó entre Guillermo y Enrique cuando, en otoño de 2016, el pequeño le presentó al mayor a Markle. Y no como una novia más, sino como la mujer con la que quería casarse, tras apenas unos meses saliendo. Pese a que Isabel II y el príncipe Carlos la aceptaron, el primogénito nunca lo tuvo claro.
Lejos de esa falsa batalla femenina que algunos quisieron ver, Kate Middleton no fue un problema: no es que ella y Markle fueran íntimas, pero eran trabajadoras, venían de otros mundos. Encajaban, había material. Pero Guillermo no entendía por qué él tuvo que esperar 10 años y su hermano no, no veía la prisa. Enrique se enfadó: veía un boicot de su hermano a su felicidad. El mayor trató de hacerle entrar en razón con una figura común: su tío Charles, el conde Spencer, hermano de Diana y un mentor para ambos. Pero aquello solo logró que Enrique se enfadara más todavía. Una división que con el tiempo también se convirtió en física, de oficinas, fundaciones e incluso viviendas.
La portada de 'Battle of Brothers', el libro de Robert Lacey.'Battle of Brothers', el libro de Robert Lacey.
La portada de 'Battle of Brothers', el libro de Robert Lacey.

Tras la boda llegaron los recelos de palacio hacia la pareja. No gustaron sus movimientos comerciales en la forma de gestionar su marca Sussex Royal, que se vio como un mercadeo con la corona. Porque una cosa es ginebra, galletas, paños de cocina o calendarios, pero otra son sesiones de coaching o mentorías. La reina, furiosa, fue la primera en oponerse, según desvela el Daily Mail en los adelantos publicados.

Las declaraciones y actos de la ya exduquesa tampoco se vieron bien entre los Windsor, siempre discretos, al borde a veces de la frialdad: como su entrevista a una única cadena de televisión en Sudáfrica, donde se mostró llorosa y dio las gracias al reportero por preguntarle cómo estaba. También en ese viaje demandaron a varios medios, sin informar a la muy enfadada familia real. Y por supuesto el número de Vogue que coordinó en septiembre de 2019, que no era igual que los que en su día protagonizaron Kate Middleton o Diana de Gales: era político, estaba lleno de entrevistas con trasfondo, y en su portada primaban las mujeres activistas y con mensaje. Tampoco gustaron mucho las declaraciones de la entonces duquesa sobre lo mucho que había trabajado en la publicación, siete meses, cuando en ese tiempo había llevado a cabo solo 22 actos oficiales. Como bien dice Lacey: “Dinero, poder y supervivencia eran los elementos fundamentales de la realeza, y eran demasiado importantes como para estar amenazados por unas cuantas tendencias controvertidas en una revista de brillante portada”.
La portada del número de septiembre de 2019 de 'Vogue UK' coordinado por Meghan Markle.'Vogue UK' coordinado por Meghan Markle.
La portada del número de septiembre de 2019 de 'Vogue UK' coordinado por Meghan Markle.
El autor también desmenuza la salida de Enrique y Meghan de la familia real británica. Parecía claro que la pareja quería pasar tiempo fuera del país, e Isabel II incluso planteó que se marcharan unos años a Sudáfrica, una salida que le recordaba a su estancia en Malta antes de reinar.
Todo empezó cuando decidieron descansar unas semanas en Canadá. No habían ido a Balmoral en verano ni irían a Sandringham en invierno, pero la familia se lo tomó bien. También el paso más allá que, sin ser fácil, entonces decidieron dar: rebajar su nivel como miembros de la casa real, pero jamás marcharse. Su idea era asentarse en Canadá, hacer buena parte de su trabajo en ese país y también viajar, como una especie de embajadores en la Commonwealth pero volviendo a menudo al Reino Unido, aunque con menos presión política, real y mediática. Y así depender menos de las arcas británicas.

Todo saltó por los aires en Navidad. Cada detalle cuenta, y a Enrique le dolió que Isabel II no pusiera su foto, ni la de su hijo, en la mesa de su discurso anual. También le molestó la sesión de fotos navideña de la soberana y sus herederos. Lo que para algunos era pura lógica, con las imágenes de los descendientes directos en la sucesión al trono, para ellos fue una afrenta. El 6 de enero decidieron regresar a su país y plantear una cita para cerrar los detalles de ese paso atrás con la reina y el príncipe Carlos. Pero resultó que ambos tenían la agenda muy ocupada: no les daban cita hasta finales de mes.

Ese gesto fue el definitivo. En cuestión de horas tomaron la decisión de irse, pero ya sin regresar. La negociación pilló por sorpresa a Isabel II, Carlos y Guillermo, que en pocas horas decidieron reunirse, ya sin problemas de tiempo. Pero era demasiado tarde. Aquello acabó, cuenta el autor, en un durísimo tira y afloja contractual del que hubo que pautar cada punto. Y tras el que la imagen de Enrique tendrá muy difícil recuperarse.
Que amarillistas! Yo no veo una monarquía rota, veo una familia que se unión, dejaron en claro sus prioridades, se fueron quienes sobraban, quienes estaban dañado el trabajo y la reputación de la reina, pero bueno
 
. . .
Hubo otro artículo en el periódico que decía que Harry "no sabía lo que era una familia feliz" y por eso se comportaba, pues así, como un idiota egoísta y mula. Otra tontería. Los Sussex andan desatados poniendo a Harry como santo mártir, que nunca tuvo amor y nunca conoció lo que es ser feliz, al que nunca apoyaron. Lo único que logran es mostrar sin filtros lo patético y profundamente egoísta que es Harry.

Ya lo dijo la novia Bonas...Harry ...no trata bien a nadie. Igualito que MeMa, todo les ofende, todo los lastima, no puedes hacer o decir nada porque todo lo toman como un ataque, todo el mundo debe estar al tanto de qué desean, todo el mundo debe estar para cuidarlos y si algo sale mal, ellos son los que, siempre, siempre son los inocentes, los afectados, los que no están ok. Son un par de narcisistas.

Prima, les falto agregar que Petitas jamás ha ejercido su derecho al voto, que vida tan desgraciada la suya!!!
 
Que William haya recurrido al conde Spencer me lo creo entre poco y nada... Hasta donde se sabe, ninguno de los hermanos tiene una relación cercana con él como para que tenga alguna influencia sobre ellos. Y porque a juzgar por su historial matrimonial, nadie se tomaría muy en serio sus consejos.
De haber querido buscar a alguien con algún ascendiente sobre Harry, podrían haberse decantado por algún camarada de armas a quien Harry respetara (por ejemplo aquel apodado Archie, por quien se dijo que eligieron el nombre). O incluso por Tiggy, que siempre se mantuvo cercana y tiene muy buena relación con Harry. En fin, había mejores candidatos a consejeros...

La otra tontería es que Harry se molestó por el retrato de la Reina con los tres herederos.
"Un retrato oficial de la reina con el príncipe Carlos, Guillermo y George fue interpretado por Harry como una señal de la familia real. Lacey relata que la imagen presentaba a “los herederos con vida, sin la sugerencia de uno ‘de repuesto”.
Parece que Harry todavía no puso las piezas en su lugar. Por si no se dio cuenta, hace siete años que ya no es el repuesto. De haber mostrado a los repuestos, en el retrato deberían estar Charlotte y Louis, que están por delante de él en precedencia. Si Harry se molestó por eso, es tonto; y como no puedo creer que Lacey (con la trayectoria que tiene) no haya entendido que Harry fue desplazado, podemos asumir que lo está poniendo sutilmente en evidencia.
Me da escalosfríos. Me recuerda al Rey León y el tío Scarf?
 
Yo me pregunto, alguien se ha detenido a pensar que William tiene 1 año y 9 meses más que Henry? Ahí lo dejo, a ver si espabilan. Uno tiene 38 años cumplidos en junio y el otro 36 cumplidos en setiembre.
Te puedo entender si se llevaran 10 años, pero con tan poca diferencia es insólito culparlo de los errores.


Prima, ni aún que William hubiera sido diez años mayor que Petas hubieran sido responsabilidad de Will cuidar al pelirrojolo, cada uno es el responsable de sus actos!!!!

No hemos tenido noticias de una llorosa William quejándose de Petas por dejarlo abandonado!!!
 
Intentan hundir a William y el que sale peor parado siempre es Harry. Lo dejan de inútil, de torpe, de ignorante, además de vicioso.

Yo estoy segura de que éste libro intenta dejar mal en general a la monarquía sin nombrar a la reina, y que como siempre, al que destapan es a Harry. Justo lo contrario de lo que pretenden.
Exactamente, a la queen no la tocan porque es la del dinero, a Charles a pesar de ser el padre tampoco porque será el futuro rey, y en ese lapso, será el único momento de importancia de los sussex, porque Harry será hijo de rey, cuando Guillermo llegue a rey (Dios lo quiera y lo permita), los Sussex no serán nada, por eso el ataque es a William, Megan primero fue por Kate, pero la mujercita es tan insignificante al lado de Kate, que por cada ataque que Kate recibía Megan más se hundía en su misma mierda, así que ahora van por William, la idea es que no llegue rey de" los corazones del pueblo", ya que ese rol supuestamente es de ellos, si el pueblo no los quiere, entonces no podrán vender sus productos ni venderse como productos, necesitan vender la historia que harán para netflix y para eso necesitan controversia, luego irán por George.
 
Yo me pregunto, alguien se ha detenido a pensar que William tiene 1 año y 9 meses más que Henry? Ahí lo dejo, a ver si espabilan. Uno tiene 38 años cumplidos en junio y el otro 36 cumplidos en setiembre.
Te puedo entender si se llevaran 10 años, pero con tan poca diferencia es insólito culparlo de los errores.
Tienes toda la razón, insólito, me alegra mucho que Kate y su familia, hayan llegado a la vida de William, ellos fueron un gran apoyo emocional y familiar para Guillermo.
 
De El Pais que lo cuenta mejor

Guillermo y Enrique de Inglaterra, dos hermanos enfrentados y una monarquía rota
El nuevo libro del historiador Robert Lacey desvela algunos de los motivos de la salida de los duques de Sussex de la familia real y sus múltiples enfrentamientos con Isabel II
De izquierda a derecha, Isabel II, Meghan Markle, Enrique y Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton, en un balcón del palacio de Buckingham, Londres, en julio de 2018.
De izquierda a derecha, Isabel II, Meghan Markle, Enrique y Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton, en un balcón del palacio de Buckingham, Londres, en julio de 2018.Max Mumby/Indigo /
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María Porcel
Madrid - 05 oct 2020 - 00:30 CEST
“Un análisis forense”. Es decir: la disección en profundidad de algo ya muerto. Con tales palabras describe la prensa británica la inminente y, como ya es habitual en los últimos tiempos, explosiva biografía de Guillermo y Enrique de Inglaterra. Battle of Brothers (literalmente “Batalla de hermanos”) es el nuevo libro que expone las diferencias, abundantes y profundas, entre los hijos de Carlos y Diana de Gales. Su autor es una fuente fiable, dentro de toda la maraña de biógrafos y cortesanos de los Windsor: Robert Lacey, autor y consultor en la serie The Crown.
La obra saldrá a la luz el 15 de octubre, pero la prensa británica ya se ha hecho con jugosos extractos. Pasajes que, esta vez, ponen en entredicho la versión de Enrique y Meghan Markle, en lo que se ve como un golpe de efecto contra Meghan y Harry: en libertad, la biografía supuestamente no autorizada de los Sussex que se lanzó en agosto.

La pareja no sale precisamente bien parada en esta obra, en la que Lacey llega a afirmar que Isabel II les calificaba de “erráticos e impulsivos”. Y eso es solo el principio: batallas entre hermanos, frialdad entre las cuñadas, enfados por parte de Carlos e Isabel II, asistentes de palacio implicados en sus problemas, el pequeño Archie como moneda de cambio, el trabajo de Markle puesto en duda, millones de libras esterlinas en juego... Más de 400 páginas calificadas por la prensa británica de “incisivas”, “de lectura compulsiva” y “de una profundidad y visión únicas”.
Las ricas fuentes de Lacey dejan clara una cosa: que el título del libro es definitorio. La batalla de hermanos se fraguó entre Guillermo y Enrique cuando, en otoño de 2016, el pequeño le presentó al mayor a Markle. Y no como una novia más, sino como la mujer con la que quería casarse, tras apenas unos meses saliendo. Pese a que Isabel II y el príncipe Carlos la aceptaron, el primogénito nunca lo tuvo claro.
Lejos de esa falsa batalla femenina que algunos quisieron ver, Kate Middleton no fue un problema: no es que ella y Markle fueran íntimas, pero eran trabajadoras, venían de otros mundos. Encajaban, había material. Pero Guillermo no entendía por qué él tuvo que esperar 10 años y su hermano no, no veía la prisa. Enrique se enfadó: veía un boicot de su hermano a su felicidad. El mayor trató de hacerle entrar en razón con una figura común: su tío Charles, el conde Spencer, hermano de Diana y un mentor para ambos. Pero aquello solo logró que Enrique se enfadara más todavía. Una división que con el tiempo también se convirtió en física, de oficinas, fundaciones e incluso viviendas.
La portada de 'Battle of Brothers', el libro de Robert Lacey.'Battle of Brothers', el libro de Robert Lacey.
La portada de 'Battle of Brothers', el libro de Robert Lacey.

Tras la boda llegaron los recelos de palacio hacia la pareja. No gustaron sus movimientos comerciales en la forma de gestionar su marca Sussex Royal, que se vio como un mercadeo con la corona. Porque una cosa es ginebra, galletas, paños de cocina o calendarios, pero otra son sesiones de coaching o mentorías. La reina, furiosa, fue la primera en oponerse, según desvela el Daily Mail en los adelantos publicados.

Las declaraciones y actos de la ya exduquesa tampoco se vieron bien entre los Windsor, siempre discretos, al borde a veces de la frialdad: como su entrevista a una única cadena de televisión en Sudáfrica, donde se mostró llorosa y dio las gracias al reportero por preguntarle cómo estaba. También en ese viaje demandaron a varios medios, sin informar a la muy enfadada familia real. Y por supuesto el número de Vogue que coordinó en septiembre de 2019, que no era igual que los que en su día protagonizaron Kate Middleton o Diana de Gales: era político, estaba lleno de entrevistas con trasfondo, y en su portada primaban las mujeres activistas y con mensaje. Tampoco gustaron mucho las declaraciones de la entonces duquesa sobre lo mucho que había trabajado en la publicación, siete meses, cuando en ese tiempo había llevado a cabo solo 22 actos oficiales. Como bien dice Lacey: “Dinero, poder y supervivencia eran los elementos fundamentales de la realeza, y eran demasiado importantes como para estar amenazados por unas cuantas tendencias controvertidas en una revista de brillante portada”.
La portada del número de septiembre de 2019 de 'Vogue UK' coordinado por Meghan Markle.'Vogue UK' coordinado por Meghan Markle.
La portada del número de septiembre de 2019 de 'Vogue UK' coordinado por Meghan Markle.
El autor también desmenuza la salida de Enrique y Meghan de la familia real británica. Parecía claro que la pareja quería pasar tiempo fuera del país, e Isabel II incluso planteó que se marcharan unos años a Sudáfrica, una salida que le recordaba a su estancia en Malta antes de reinar.
Todo empezó cuando decidieron descansar unas semanas en Canadá. No habían ido a Balmoral en verano ni irían a Sandringham en invierno, pero la familia se lo tomó bien. También el paso más allá que, sin ser fácil, entonces decidieron dar: rebajar su nivel como miembros de la casa real, pero jamás marcharse. Su idea era asentarse en Canadá, hacer buena parte de su trabajo en ese país y también viajar, como una especie de embajadores en la Commonwealth pero volviendo a menudo al Reino Unido, aunque con menos presión política, real y mediática. Y así depender menos de las arcas británicas.

Todo saltó por los aires en Navidad. Cada detalle cuenta, y a Enrique le dolió que Isabel II no pusiera su foto, ni la de su hijo, en la mesa de su discurso anual. También le molestó la sesión de fotos navideña de la soberana y sus herederos. Lo que para algunos era pura lógica, con las imágenes de los descendientes directos en la sucesión al trono, para ellos fue una afrenta. El 6 de enero decidieron regresar a su país y plantear una cita para cerrar los detalles de ese paso atrás con la reina y el príncipe Carlos. Pero resultó que ambos tenían la agenda muy ocupada: no les daban cita hasta finales de mes.

Ese gesto fue el definitivo. En cuestión de horas tomaron la decisión de irse, pero ya sin regresar. La negociación pilló por sorpresa a Isabel II, Carlos y Guillermo, que en pocas horas decidieron reunirse, ya sin problemas de tiempo. Pero era demasiado tarde. Aquello acabó, cuenta el autor, en un durísimo tira y afloja contractual del que hubo que pautar cada punto. Y tras el que la imagen de Enrique tendrá muy difícil recuperarse.
Estos demuestra 2 cosas, que Harry no era el nieto preferido de la reina y que los Memos son unos cabezas de chorlitos.
 
De El Pais que lo cuenta mejor

Guillermo y Enrique de Inglaterra, dos hermanos enfrentados y una monarquía rota
El nuevo libro del historiador Robert Lacey desvela algunos de los motivos de la salida de los duques de Sussex de la familia real y sus múltiples enfrentamientos con Isabel II
¿Monarquía rota? Yo pienso que todo lo contrario. Es más, me aventuro a decir que desde que H y MM abandonaron UK, la RBF se ha fortalecido, y ayudó a fortalecer la imagen en especial de Eugenie y Beatrice, qué decir de William y Catherine, los veo cada vez más sólidos como futuros herederos.
 
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