Nuestras queridas clases mediah

A la clase media española le falta espiritu crítico y le sobra borreguismo.

Me preocupa el elogio a la mediocridad de nuestro país, se valora mas q tengas un smartphone d 600 euros a q tengas ideas propias para sobrevivir.
Me averguenza nuestra clase politica q sólo piensa en obtener sus beneficios q pensar n la ciudadania.
Pánico me da cuando vuelva Pablemos (ahora de Erasmus politico en Estrasburgo)aprendiendo como funcionan los intereses de las altas esferas europeas...
Pero yo pensaba que Pablemos ya se había puesto al tanto de lo de los intereses de las altas esferas cuando se fue de merendola con ZP y Bono y que había estado tomando apuntes en su libretica entre cupcake y cupcake. De las altas esferas de aquí, claro. De Europa lo último que se sabe es que Tsipras le hizo la cobra al entrar en el Parlamento Europeo mientras Pablemos le aplaudía con arrobamiento y frenesí.
 
Con permiso, pescadila, discrepo. La dictadura felipeuvepalista ya está aquí. Y luego feliponchi irá a las conferencias y esas cositas que organiza Naciones Unidas con la cabeza bien alta, en calidad de jefe de Estado, sí, pero de un estado policial.
A mí, me da la impresión, que estamos en un periodo de transición, entre el juancarsofismo y el felipeuvepalismo. Los reyes mayores se guardan el puesto, siendo jefes eméritos. Sin embargo, se le va viendo la pata al rey no joven, que son ¿45 años?.

Han cambiado todos los paradigmas, desde los años 80. Sufrimos la dictadura europea, además más de pertenecer a ese cortijo llamado España. Saludos.
 
La solución está en el post que encabeza este hilo: "La clase media no necesita una crisis, necesita un apocalipsis", creo que dice. La cuestión es: ¿tendrá la clase media pelotas y ovarios para iniciar el apocalipsis por sí misma o tendrán que apocalipsizarla desde fuera?
O dicho de otra manera: después de toda la mierda que nos lleva lloviendo por los siglos de los siglos ¿cuál será la gota que colmará el vaso? Porque otra cosa no, pero el súbdito español tiene unas tragaderas que no se las salta una oca foiegrasera
Estas palabras me dan mucho miedo. ¿Una guerra?, ¿otra guerra civil?. Ya hemos sufrido unas cuantas, en el continente europeo, en la primera mitad del s.XX..
 
Al poder le iría muy bien ese tipo de enfrentamientos entre población civil.
Así aprovechan para colarnos leyes cada vez mas restrictivas y perdonar la crudeza, se hace limpieza de gente q da "problemas" al sistema.
No caigamos en esas prácticas-trampa y usemos el sentido comun.
Interesa crear crispación social.

El problema de la monarquía española es q tenemos un Rey sin carisma, sin rumbo, sin discurso y con la sombra muy muy larga de su padre....nadie se acuerda de esa foto veraniega de Juancar con todos los presidentes del Gobierno q han habido desde q tenemos democracia?
 
Hace mucho tiempo vi en el timo que vivimos y les sirve porque la mayoría se lo cree.

O porque pasan olímpicamente y se han acomodado. Que cuando hablas de estos temas, la mayoría te sueltan "¿y que vas a hacer?", dando a entender que no tiene solución. Pues moverte y quejarte, les respondo.

De verdad, la gente está adormecida, y no es normal, quiero creer que es por los chaimstrails y otros temas de "conspiranoia", aunque este es otro tema. Pasa de casi todo. Lo observo cada día.

Un saludo.
 
Al poder le iría muy bien ese tipo de enfrentamientos entre población civil.
Así aprovechan para colarnos leyes cada vez mas restrictivas y perdonar la crudeza, se hace limpieza de gente q da "problemas" al sistema.
No caigamos en esas prácticas-trampa y usemos el sentido comun.
Interesa crear crispación social.

El problema de la monarquía española es q tenemos un Rey sin carisma, sin rumbo, sin discurso y con la sombra muy muy larga de su padre....nadie se acuerda de esa foto veraniega de Juancar con todos los presidentes del Gobierno q han habido desde q tenemos democracia?


este tipo de cosas es a las que refiere el artículo que da pie al post

no me digas lola que en un país en el que franco no ha mueto, y no es una frase hecha, es obvio, un país lleno de pobreza, de represión, donde los mismos fascistas de siempre siguen campando, y encantados oigan

donde los medios te hablan de pobreza "energética" y compañía...

el poblema es que hay un rey que no tiene carisma ni discurso.no, si discurso tiene, justo el que va en tu contra.

crispación social? jjaja. pero si ya ni hay de eso. si esto es una balsa de aceite.
en serio, no entiendo nada

y sí, merecemos 18 apocalipsis por lo menos, uno tras otro
 
a las "claseh mediah" ridículo invento, lo que le falta pa empezar y pa acabar, sin +, es llamarse clase trabajadora

que xq lleves corbata, o sin llevarla tb, y tengas un piso en propiedad te creas la gilipollez de las claseh mediah, es pa habernos mataó,pamatarnos vamos.

oiga, que usted clase trabajadora y a mucha honra.
lo que no es honra, es vergüenza es serpor ejemplo la momia alba

pero claro, es hepaña eso es orgullo, tanto...que la palmay se tiran a llorar a la calle, que no hay medio que no la loe y que hasta un gobiernosocialista la da medallas.

xq resulta que el gobierno que le dala medalla es "socialista". pues no, es la psoa. socialista es fidel castro no la psoa

de hecho la psoa ha hechoy hace todo lo que puede en contra del socialismo

leo que hoy se muerto chiqui benegas y no hay medio de marqués o mafioso italiano y compañía que no titule "hizo mucho por el socialismo"

venga hombr,a mamarla

(y cuela, todo cuela)

la culpa es del guey filip que no tiene carisma

¿quién cajones necesita carisma en un dictadura en la que manda el hempresario franquita tal o el explotador cual o el hombre hecho a sí mismo que "da trabajo" y es admirado en por las claseh mediah por todo esto y xq su mujer es mu helagante que sale en el HOLA y mu wena que tiene una fundación pa niños a los que les falta un pie y tal?

a ver...¿quién?
 
yo he conocido a mucha muchíiiisima gente aquí en Alemania y más en Berlin que añoran aquellos días de la DDR, donde no podrían viajar, la mayoría ahora han estado por todo el mundo, pero no tenían que vivir angustiados si tendrían o no trabajo, si tendrían o no una casa, si podían tener o no hijos, no hablo ya de comer que eso era seguro. Digamos que no tenían lujos ni una aparente libertad de elección, o el espectro de elección era ínfimo, pero lo básico básico lo tenían de sobra cubierto. Yo no creo que hubiera sido feliz allí tampoco, hay personalidades que conllevamos la enterna duda y cuestionamos todo, pero la mayoría de la gente sí que lo era, si no hubieran tenido el horror del miedo a las delaciones y tanto control político casi hubieran podido pasar por sociedades donde se cuidaba en extremo el aspecto social del individuo. Ahora no queda nada de eso, al revés, la sociedad neocapitalista como vencedora se arroga una patente de corso para crecer exponencialmente sin freno y nos inoculan a todos el veneno de o estás y te adaptas o te sales del sistema. Nunca está de más recordar a Bourdieu y como hablaba de que el peor de los desclasados es el parado al que todos hacen responsable de su situación. No quiero ni pensar en los años que nos esperan, los años post TTPI.

Eso me suena a amigos de mis padres, que en su juventud fueron opositores al régimen de Franco, que corrieron a afiliarse al PSOE o a IU a finales del año 75, y que a día de hoy, cuando se juntan en el parque, añoran los tiempos de la dictadura porque ellos no cargaban con la incertidumbre con la que cargan sus hijos y sus nietos.

Es triste, haber sido hijo de republicanos, socialista de corazón en la transición, y añorar a Franco.
 
Ayer, volviendo de viaje, casi tenemos un accidente por la autopista (de precios abusivos, por cierto, ¡qué vergüenza!).¿La culpa? Montoro. De la indignación de oírle berrear en el parlamento.
Lo traigo a colación porque abusó del término "clases medias"... ad nauseam.
Nauseabundo. Indignante. Vergonzoso. Deleznable.
El tono en que contestó a Alberto Garzón, ese tono entre burlón, zafio y paternalista, fue como para darle una patada en los huevos y enviarlo a su casa, que es de donde nunca tendría que haber salido.
 
Estas palabras me dan mucho miedo. ¿Una guerra?, ¿otra guerra civil?. Ya hemos sufrido unas cuantas, en el continente europeo, en la primera mitad del s.XX..

A todos nos dan miedo.
Pero la situacion es tan insostenible a nivel global que acabara estallando por algun lado.
La caida libre de china va a traer un colapso economico.
La gente que llega a miles huyendo de siria, irak o afganistan, ocupando europa.
Bruselas quiere aplicar mas tijera.
Que nos queda?.
Estamos al borde de algo...y no es nada bueno.
Y como en este pais somos borregos y la clase politica esta vendida, pues vienen tiempos revueltos.
Mentalizaos.
 
no sé qué se dice sobre pobreza energética en España, pero vaya con una clase política que se ha permitido privatizar al sol, y que ha hecho aumentar de media 400€ el coste energético en lo últimos 10 años, pues qué se puede esperar.
Curioso este sistema, por un lado el individuo está a su supuesto albedrío y más sólo que la una que esto es un sistema capitalista, pero por otro hay que defender los intereses de ciertas empresas aún a costa de ir contra los principios capitalistas, principalmente que cada perro se lama su pija que ya se encarga el mercado de regularlo todo, salvo que haya que ayudarlo un poquito, claro y entonces se interviene se suben los impuestos y al individuo que le den. De verdad que hay más similitudes que diferencias en los "defectos" del antiguo sistema de la DDR y lo que tenemos hoy por hoy. Pero eso a las clases medias no se lo cuentan, vaya a ser que se suliveyen y vean lo paganinis imbéciles que son y que casi que en Germinal estaban mejor.

¿Quién iba a decir que un simple panel solar iba a destapar las vergüenzas del sector eléctrico?
Si el impuesto al sol no persigue sino mantener invariable la estructura de ingresos del sistema eléctrico cabría penalizar igualmente cualquier otra medida que conllevara un ahorro de energía

Jorge Morales de Labra

29/08/2015 - 20:23h

A buen seguro que habrá oído hablar del autoconsumo de energía. Puede incluso que alguna viñeta satirizando el "impuesto al sol" haya captado su atención. Un mínimo sentido crítico exige preguntarse si realmente es posible que el Gobierno esté dificultando que los consumidores pasemos a autoabastecernos de la energía del Sol y, de ser así, qué le impulsa a hacerlo.

Es indiscutible que presenciamos una revolución en uno de los sectores tradicionalmente más inmovilistas, el energético, derivada del fuerte abaratamiento de las energías renovables. En un número aceleradamente creciente de lugares —entre ellos, la práctica totalidad del territorio nacional— hoy en día es mucho más barato producir electricidad en el tejado de casa que comprarla a la compañía eléctrica.


La tecnología responsable, la solar fotovoltaica, ha sorprendido a propios y extraños abaratando sus costes en más de un 80% en menos de cinco años. Ha pasado de ser un artículo "de lujo", que requería de fuertes apoyos para su despliegue, a un electrodoméstico que, en lugar de aumentar el importe del recibo, lo abarata. Es limpia, es modular (desde un pequeño panel para compensar el consumo del frigorífico hasta inmensas instalaciones de centenares de hectáreas de extensión que ya compiten con las grandes centrales eléctricas) y ahora, además, es barata. En muchos casos, la más barata.

Pero tiene dos inconvenientes: es variable (no siempre hace sol cuando queremos consumir electricidad) y, sobre todo, trata de implantarse en un sector con ingentes intereses preexistentes.

Respecto al problema de la variabilidad existen dos posibles soluciones: permanecer conectado a la red eléctrica para que ésta supla los déficits; o almacenar los excedentes para consumirlos después. Es en la primera alternativa en la que nos topamos con la normativa del sector eléctrico y, en consecuencia, con la capacidad de intervención del Gobierno.

El actual Gobierno, además de plagar de trámites administrativos innecesarios las instalaciones de autoconsumo, tacha de insolidarios a quienes pretenden autoabastecerse parcialmente, porque dejan de "contribuir al sistema" en la misma proporción en que lo hacían con anterioridad y, en consecuencia, trasladan "su carga" al resto de consumidores. De ahí que haya propuesto que a aquéllos se les imputen una serie de cargos por la energía autoproducida, salga o no ésta a la red eléctrica. Es lo que coloquialmente conocemos como "impuesto al sol".

El argumento esconde dos realidades muy preocupantes: que el Gobierno necesita de la contribución de todos nosotros a las cuentas del sector eléctrico y que hay algunas formas de ahorro que están discriminadas frente a otras.

Así es, si el impuesto al sol no persigue sino mantener invariable la estructura de ingresos del sistema eléctrico cabría penalizar igualmente cualquier otra medida que conllevara un ahorro de energía. ¿Se imagina un impuesto a la leña o al doble acristalamiento por razón de solidaridad?

En el fondo, el debate subyacente es el de qué costes del sector eléctrico son fijos y cuáles dependen de la cantidad de energía suministrada. Es comprensible que las compañías eléctricas traten de convencernos de que la mayoría de sus costes pertenecen a la primera categoría. No lo es tanto, a mi juicio, que el Gobierno, e incluso la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC), compartan su criterio.

Un ejemplo: la ubicación privilegiada de una serie de centrales eléctricas (principalmente de gas), les permite obtener una retribución de casi tres veces el precio normal del mercado, lo que supone más de 700 millones anuales de sobrecoste para los consumidores que, para mi asombro, tanto Gobierno como CNMC pretenden imputar también a los autoconsumidores por la energía que no sale de sus casas.

Es más, suponiendo que fuéramos capaces de determinar qué costes son fijos —lo que, como vemos, no resulta nada pacífico— cabría preguntarse cómo hay que repartirlos entre los consumidores. Y he aquí que nos encontramos con una tarifa eléctrica plagada de arbitrariedades y de subsidios cruzados.

Los consumidores pagamos un término "fijo", asociado a la potencia que contratamos (la demanda máxima que podemos exigir a la red en un momento determinado) y un término "variable", que depende del consumo medido por el contador. Lo lógico sería que los costes fijos se pagaran a través del término fijo. De ser así, no habría problema en que alguien ahorrara energía o se autoabasteciera: en la medida en que no fuera capaz de bajar su potencia contratada, su contribución a éstos no se vería reducida.

Nada más lejos de la realidad: no hay ninguna metodología objetiva para calcular qué parte del recibo es fija y cuál depende del consumo. De ahí las críticas —y la confusión— a la decisión del actual Gobierno de duplicar el precio del primer término en menos de un año a costa de rebajar ligeramente el del segundo. Es más, tampoco hay criterio para imputar objetivamente los costes entre los diferentes tipos de consumidores. Mucha gente desconoce que los consumidores industriales en España prácticamente no pagan primas a las energías renovables, lo que resulta aún más llamativo cuando se escucha a éstos achacar a aquéllas sus altos precios eléctricos.

Mientras la tarta se ha repartido entre los mismos, estas disfunciones no han resultado ser demasiado problemáticas. Pero ahora que millones de personas pueden intervenir en el reparto, la cosa se complica. ¿Quién nos iba a decir que un simple panel solar iba a destapar las vergüenzas del sector eléctrico?

En efecto, lo más contradictorio es que los autoconsumos que desde hace años vienen practicando tanto el sector industrial (cogeneración) como las propias centrales eléctricas (consumos propios, que solo pagan peajes desde 2012) no hayan sufrido ningún tipo de impuesto al sol. Y la cantidad de energía involucrada no es despreciable: nada menos que el equivalente al consumo de 4,5 millones de familias.

Para salir de este enjambre nos queda, pues, confiar en un cambio radical de la regulación eléctrica —permítame que no apueste por ello en el corto plazo— o acudir a la segunda solución para afrontar la variabilidad renovable: encomendarnos a las baterías. Y en esto tenemos muy buenas noticias: están también reduciendo agresivamente sus costes, lo que las convierte en la pareja ideal de las renovables.

En un ataque de paroxismo, el Gobierno propuso un cargo complementario por el uso de las baterías. En esta ocasión era tan evidente que la motivación no era técnica —la incorporación de baterías reduce el coste del sistema eléctrico— sino recaudatoria que, esta vez sí, la CNMC lo rechazó duramente haciendo notar que en esta línea incluso "cabría impedir al resto de consumidores (los no acogidos a ninguna modalidad de autoconsumo) que redujeran su potencia contratada". La respuesta del Gobierno ha sido escalofriante: extender el cargo complementario a cualquier sistema que permita reducir la potencia contratada y, en consecuencia, el término fijo de la factura de la luz.

Es claro, pues, que el Gobierno se afana en parchear la muy deficiente estructura de la tarifa eléctrica para evitar que el autoconsumo se desarrolle.

Lo verdaderamente notable es que gracias a la enorme reducción de precios que la tecnología aún nos va a deparar en los próximos cinco años, incluso con el impuesto al sol propuesto y sin que se valoren las enormes ventajas económicas, sociales y medioambientales del autoconsumo, éste va a acabar imponiéndose. Entonces veremos quiebras de empresas eléctricas en todo el mundo. Aquéllas que no se hayan adaptado a tiempo a un cambio de modelo de negocio.

Nos encontramos pues, ante una encrucijada histórica en el sector de la energía frente a la que caben dos alternativas: poner trabas al desarrollo del autoconsumo, lo que a mi juicio solo va a servir para retrasar su implantación y que nos acabe saliendo más caro; o integrarlo de forma ordenada en el sistema eléctrico actual sabiendo que los cambios que introduce son de enorme envergadura.

Con la actual propuesta del Gobierno estamos abocados a la primera vía, lo que nos deparará casos cada vez más numerosos de consumidores aislados de la red, incluso en el interior de las ciudades. Variar el rumbo hacia la segunda vía requiere objetividad, transparencia y visión de futuro. La pretendida solidaridad —con las eléctricas, se entiende— no sirve.

http://www.eldiario.es/zonacritica/iba-simple-destapar-verguenzas-electrico_6_425267485.html
 
Lo mas triste de esta historia es que muchos se lo creyeron y se metieron en unos follones económicos de los que no saldrán en su vida.... en fin pensar que porque eres médico, o arquitecto o técnico en un ayuntamientos has dejado de ser un obrero es estúpido ... a algunos les costara la vida asumirlo¡¡¡
 

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