Noventa años de la II Republica Española.

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Salud y República.

“¡República, República siempre! Me parece la forma de gobierno más conforme con la evolución natural de los pueblos.” (Clara Campoamor) #14deAbril ¡Salud y República!

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A los partidos republicanos no se les permitió concurrir a las elecciones que alumbraron el régimen del 78​

El denominado “segundo Gobierno de la Monarquía” los mantuvo en la ilegalidad.

Por
Javier Lezaola.

14 de abril de 2021 20:00

A los partidos republicanos no se les permitió concurrir a las elecciones que alumbraron el régimen del 78

Adolfo Suárez (UCD) y Felipe González (PSOE) votan en las elecciones constituyentes de junio de 1977, a las que no se permitió concurrir a los partidos republicanos

El PSOE y su secretario general, el también presidente del Gobierno Pedro Sánchez, han vinculado este miércoles, de forma oral y escrita, los años 1931, cuando se proclamó la II República, y 1978, cuando se aprobó la Constitución vigente, ley básica del actual régimen del 78. Sin embargo, lo que supuso el pacto del 78 es legitimar la forma de Estado monárquica y la restauración borbónica impuestas por Franco en la persona de Juan Carlos de Borbón y sus herederos, y es que en la Transición no sólo no se convocó un referéndum para elegir la forma de Estado entre monarquía y república, sino que a los partidos que no aceptaban la monarquía no se les permitió concurrir a las elecciones de junio de 1977 –comicios constituyentes, pues alumbraron la Constitución de 1978 y con ella el régimen del 78–, porque el denominado “segundo Gobierno de la Monarquía” los mantuvo en la ilegalidad.

Esas generales de junio de 1977 –las primeras desde las de febrero de 1936, que habían alumbrado el Gobierno del Frente Popular, cuyos avances fueron el detonante del golpe de Estado franquista– se celebraron con numerosos partidos en la ilegalidad. Es el caso de ARDE (Acción Republicana Democrática Española), que había sido fundado en el exilio, fruto fundamentalmente de la fusión de los restos de la Izquierda Republicana de Manuel Azaña y de la Unión Republicana de Diego Martínez Barrio, dos de los partidos que habían integrado el Frente Popular en las generales de febrero de 1936. Y el del PTE (Partido del Trabajo de España), la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores), la LCR (Liga Comunista Revolucionaria) o el MC (Movimiento Comunista), que habían sido fundados en la clandestinidad. Como el PCE (m-l) [Partido Comunista de España (marxista-leninista)], la OCE-BR (Organización Comunista de España – Bandera Roja) o el PCE (r) [Partido Comunista de España (reconstituido)]. O como ERC (Esquerra Republicana de Catalunya), LAIA (Langile Abertzale Iraultzaileen Alderdia), EHAS (Euskal Herriko Alderdi Sozialista) o EIA (Euskal Iraultzarako Alderdia), que además de republicanos y de izquierdas, como todos los anteriores, eran soberanistas. Todos ellos se habían negado a aceptar lo que el PSOE o el PCE sí habían aceptado para ser legalizados y poder concurrir: la legalidad monárquica y la bandera rojigualda, dos de las bases del régimen del 78 que estaba a punto de nacer.

En las elecciones de junio de 1977, varios de esos partidos entonces aún ilegales –el PTE o la ORT– apoyaron diversas candidaturas y otros –el PCE (m-l) o la OCE-BR– optaron por instar al boicot y la abstención, pero ninguno de ellos pudo presentarse a unos comicios a los que, además del PSOE o el PCE –dos de los partidos que habían integrado el Frente Popular en las generales de febrero de 1936–, sí pudieron concurrir formaciones procedentes del franquismo como la UCD o AP e incluso abiertamente fascistas y ultraderechistas como Falange y sus diversas escisiones o Fuerza Nueva, pese a la relación de miembros suyos con diversos y graves episodios de pistolerismo durante la Transición del franquismo al régimen del 78.

La mayoría de los partidos republicanos que no pudieron presentarse a los comicios de junio de 1977 fueron siendo legalizados tras las elecciones, pero en esos comicios constituyentes los electores no tuvieron la oportunidad de votar directamente opciones republicanas. Esos partidos no fueron legalizados hasta que la reforma del franquismo triunfó efectivamente sobre la ruptura con el franquismo, es decir hasta que esas opciones republicanas –en algunos casos herederas directas de la II República, aplastada por el franquismo, y defensoras de la legitimidad y de la legalidad de aquella “república democrática de trabajadores de toda clase” [artículo 1 de la Constitución de 1931]– fueron efectivamente neutralizadas. El denominado “juancarlismo”, utilizado durante décadas para intentar legitimar el régimen del 78, ha acabado haciendo aguas y, con Juan Carlos I en Abu Dabi, el propio régimen necesita de nuevos referentes para su legitimación, pero, diga lo que diga Sánchez, el régimen del 78, coronado por una monarquía restaurada por Franco, no es heredero precisamente de la II República.


José Ramón
14 de abril de 2021 21:43 at 21:43
El Régimen del 78 es una continuación de la dictadura franquista, sin la presencia física del fascista, al que se le ha dado una capa de pintura, para revestirlo de la apariencia de democracia, fíjense si no el CP que tenemos, la judicatura que tenemos, los medios que tenemos,los Obispos que tenemos, la Monarquía que tenemos y los políticos de extrema derecha que tenemos, alguien oyó hoy al señor Abascal, llamar a la II REPÚBLICA «Régimen criminal» y justiciar el Golpe de Estado fascista??, pues eso…
 

A 90 años del último sueño republicano, hagámoslo realidad.​

Eco Republicano 13.4.21
República Española
Carlos Serrano Hermo

A noventa años de la Segunda República Española y después del ciclo de escándalos que nos está brindando la monarquía, ¿Cómo vamos a construir el camino hacia un horizonte republicano?

A veces hay que alejarse en el tiempo o la distancia para encontrar respuesta. 370 años c.C. Antigua Grecia, Platón a través de Sócrates reflexionaba en uno de sus diálogos con Glaucón sobre la república y como ésta, no debía de ser una construcción ideal de una sociedad perfecta “de modo exactamente a como lo tratamos en nuestro discurso; pero, si somos capaces de descubrir el modo de constituir una ciudad que se acerque máximamente a lo que queda dicho, es posible la realización de aquello que pretendías” Quizá sea este un buen puerto de partida en esta travesía. Repensar un movimiento republicano que en el Estado español pueda transformar el statu quo no es cuestión de discursos inmóviles. Es necesario cabalgar las enormes contradicciones que se plantean para superarla.

La realidad parece evidente, existe una crisis de régimen galopante pero no un sujeto con capacidad de impugnación a nivel estatal que dé una salida a la misma. Y subrayo las palabras “a nivel estatal” puesto que son fundamentales para entender el problema.

La herencia

Para construir el ente republicano quizá debamos de entender de dónde vienen los actores que lo componen. Hagamos otro pequeño viaje, esta vez un poco más próximo, tanto histórica como geográficamente.

“En torno a la medianoche del 17 al 18 de marzo de 1808, en Aranjuez sonó un solo disparo. En un momento las calles se llenaron de una turba irritada compuesta por trabajadores y miembros del ejército cercanos a Fernando VII. En el espacio de tan sólo dos días Carlos IV abdicaba la corona en su hijo.”

“El 2 de mayo de 1808, a primera hora de la mañana, grupos de madrileños comenzaron a concentrarse ante el Palacio Real. Los soldados franceses pretenden sacar de palacio al infante Francisco de Paula, último miembro de la familia real. Al grito de “¡qué nos lo llevan!”, parte del gentío asalta las puertas de palacio.”

“El 19 de marzo de 1812,las Cortes aprueban la nueva Constitución. El principio de que la soberanía reside en la Nación, compuesta por ciudadanos libres e iguales, vertebra todo el texto.”

Desde entonces el devenir de los pueblos de España se convierte, parafraseando a Jaime Gil de Biedma, en la más triste de todas las historias de la Historia porque acaba mal. Desde aquel momento, cada vez que se ha producido una crisis política la clase dominante ha vencido y machacado a la clase subordinada. Cada vez que las capas liberales y populares primero o democráticas, republicanas y obreras después han intentado avanzar hacia una sociedad más justa, la reacción con la Casa de Borbón como máximo exponente, ha conseguido aplastarlas.

El republicanismo en el Estado español, por tanto, se construye a lo largo de dos siglos gracias a la fuerza motriz de amplias capas populares, pero también, de sectores de la burguesía liberal. En España no se dio una revolución liberal burguesa porque continuamente fue aplastada y los avances que se consiguieron gracias a enormes esfuerzos, a costa de vidas y sufrimiento, siempre fueron contenidos en transiciones dirigidas por la oligarquía española, la reacción y los Borbones, es decir, los representantes del Antiguo Régimen y sus posteriores herederos.

¿Cuáles son los herederos de las tradiciones políticas ligadas al republicanismo? O, dicho de otra forma, ¿con qué sujetos políticos contamos para poder construir un movimiento republicano aglutinador?

Los actores

¿No es acaso la lucha por la república la culminación de un proceso liberal en el sentido amplio de la palabra?¿No debería de ser un frente amplio interclasista constituido por todos los herederos de aquel liberalismo del siglo XIX?

Aquí necesito detenerme para hacer un inciso que quizá sea uno de los más controvertidos del texto. Es imprescindible que entendamos que el movimiento republicano no necesariamente es republicano español. Como herederos del republicanismo del siglo XIX necesariamente las diferentes tendencias federalistas, confederales e independentistas deben de convivir y confluir.

Para terminar este inciso, la soberanía de los pueblos es uno de los principios de la Revolución francesa y el derecho de autodeterminación está recogido tanto en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos así como en numerosas resoluciones de la Asamblea General de la ONU. Por lo tanto, cualquier proyecto transformador y liberador, deberá ser riguroso con el cumplimiento de éste.

Intentemos dibujar pues, quiénes pudieran ser los sujetos políticos o sociales que encajarían en el esquema de la tradición republicana:

· Primeramente, las fuerzas políticas que tradicionalmente y desde la caída de la Segunda República han reivindicado su legado. Hablamos de las izquierdas transformadoras de diferentes corrientes ideológicas y que generalmente suelen ser de corte federalista.

· En un segundo grupo entrarían las izquierdas soberanistas o independentistas de las diferentes naciones del Estado, sean históricas o no.

· Por desgracia, uno de los grandes problemas del movimiento republicano es que no cuenta con una derecha liberal y democrática a nivel estatal. Por lo que los sectores que representan a la derecha republicana de hoy son la derecha vasca y la derecha catalana, con las que necesariamente el movimiento republicano debe de contar.

· Por último, nos encontramos con un amplio grupo compuesto por las clases trabajadoras a lo largo y ancho del Estado que no se ven representadas en ninguno de los tres sujetos anteriores y que en su gran mayoría o no votan o se encuentran en la órbita electoral del PSOE.

Queda al descubierto, que para construir ese gran frente amplio capaz de disputar la hegemonía al búnker reaccionario debe de aglutinar tanto las diferentes identidades nacionales que existen dentro del Estado, como asumir las contradicciones de cualquier proyecto interclasista.

¿Pueden luchar los representantes de las burguesías periféricas junto a la clase obrera por un mismo proyecto emancipador?

La palabra como cemento

El lenguaje a veces puede ser traicionero, porque nos confunde si no es muy concreto. Pero también puede ser mágico sí consigue englobar aspiraciones diferentes en un solo concepto. El significante “república” tiene una función imprescindible como pegamento del sentir republicano. Debe de significar diferentes cosas para cada uno de los sujetos anteriormente mencionados.

Mientras que, para las burguesías representadas por las derechas republicanas, vasca y catalana y quizá también para las izquierdas independentistas, luchar por la república debe de significar luchar por los derechos civiles y políticos, por las libertades democráticas y por el derecho de autodeterminación. Para las clases trabajadoras y para la izquierda transformadora no independentista debe de suponer luchar por los servicios públicos, la vivienda, los derechos laborales; en definitiva, por una mejora en las condiciones materiales.

Las piedras del camino

Es obligatorio en este articulo hablar de cuáles son los mayores retos y frenos a los que se enfrenta un proyecto republicano de herencia liberal como el que estamos dibujando. Al contrario de lo que se pueda pensar, el núcleo reaccionario no es la primera barrera a la que se tiene que enfrentar un movimiento de estas características. Ese quizá, sea el último escollo que superar y dependerá de la correlación de fuerzas entre cada uno de los bloques, el que salga uno u otro modelo vencedor. Pero los grandes puntos críticos iniciales, ya insinuados anteriormente, son dos:

· A excepción de la derecha vasca y catalana, no existe en el resto del Estado español una derecha con valores realmente democráticos que beban de la herencia republicana y liberal. Todo lo contrario, la derecha española, salvo honrosas excepciones, forman parte de ese bloque reaccionario cuya herencia cultural no es la Restauración del Imperio Español

· El otro pilar del proyecto republicano debería de estar formado por las clases populares. ¿Cuál es el problema? Que la fuerza política hegemónica y que mejor representa electoralmente a esas clases populares es el PSOE. Pero al PSOE se le atribuyó el papel de eje vertebrador y soporte fundamental del statu quo. Ese fue el reajuste que tuvo que realizar el búnker para seguir sirviendo a sus intereses. ¿Cómo la fuerza más potente de transformación social, la clase obrera, va a pelear por un horizonte republicano si su principal referente político es el mayor garante de la monarquía?

El campo de batalla

La tarea que el movimiento republicano tiene por delante no es nada sencilla, pero tiene el viento de cola de una crisis de régimen que no va a dejar de agudizarse. Aunque reconozcámoslo, las condiciones objetivas nunca fueron suficientes para que las transformaciones se materializasen.

Si yo fuera Tom King, el boxeador maduro, cansado y hambriento de la novela “Knockout” de Jack London y tuviera que golpear certeramente y sin gastar energías contra el rival más joven y bien alimentado, elegiría los dos siguientes flancos:

· La coordinación y conjunción de todos los actores descritos anteriormente. Cuando las fuerzas independentistas están reclamando la soberanía de sus pueblos, la izquierda española transformadora debe de comprender que está luchando por el proyecto republicano y, por lo tanto, debe de posicionarse claramente a su lado, defendiendo los derechos de los pueblos. Por otro lado, las fuerzas independentistas deben de ser conscientes de que, si triunfa un proyecto republicano a nivel estatal, ellos estarán más cerca de alcanzar su soberanía como pueblos. Están condenados a entenderse y a colaborar para debilitar al frente reaccionario.

· Es imprescindible que las fuerzas de la izquierda transformadora estatal consigan vincular la mejora de las condiciones materiales de la clase trabajadora con el horizonte republicano. Si los sectores más duros de la clase dominante llevan más de doscientos años aplastando cualquier chispa liberal primero y luego republicana, es porque la actual configuración política es la que mejor representa a sus intereses. Por lo que el proyecto antagonista, republicano, será el que mejor represente los intereses de las clases trabajadoras. Este sector político tiene la tarea de hacer entender a las clases populares que los servicios públicos son república; el derecho a la vivienda es república; los derechos laborales son república. Es imprescindible disputar la hegemonía en la clase trabajadora al PSOE y es imprescindible hacerlo vinculando la idea de república con sus aspiraciones materiales.

A noventa años del último sueño, hagámoslo realidad.

Carlos Serrano Hermo

 
como dijo ese Mosso de Esquadra: xxxxxx la Republica no existe.
La Republica como sistema de gobierno en España no tendrá nunca éxito. Siempre he creído que si en el 31 y en el 36 después de las elecciones que gano el frente popular, no hubiese habido tan claramente un enfrentamiento contra la Iglesia y la burguesía, la republica hubiese durado más años. El desorden reinante en esa época tuvo la consecuencia de la Guerra Civil, me gustaría que se recordase que el general Franco era regente como Jefe del Estado, y el nombre del estado era en la época de la dictadura reino de España ( como es ahora ).
Igualmente también he creído que la dictadura duro demasiados años. Franco tenía que haber dado el poder una vez fallecido Alfonso XIII es reino a su hijo Juan, hubiese sido lo normal. Pero Franco le gusto mucho esto de mandar y paso lo que paso.
Algunos quieren una tercera república, creo que están muy equivocados. Monarquía siempre, Republica nunca.
 

Sí, fue notable, la separación entre iglesia y Estado. Como que la primera ardía 🔥🔥🔥🔥 día sí, día también, sin que el segundo hiciera absolutamente nada.

“que llegaban al poder sin haberlo deseado” :ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO: ¡Ni siquiera esperaron al recuento en toda España de las elecciones MUNICIPALES de abril del 31! No lo deseaban, noooo

No tengo tiempo de seguir desmontando mentiras.

Infórmate mejor de lo que fue ese tristísimo periodo de la historia de España.
 
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