P
pilou12
Guest
De Noruega a Australia, los 20 mejores viajes por carretera
De la sinuosa ruta de los troles al italiano valle de Orcia, recorridos para aventureros y trotamundos empedernidos
Ampliar foto
Turistas contemplando una manada de bisontes americanos al borde de la carretera, en parque nacional del Grand Teton, en Wyoming (EE UU). EDWIN REMSBERG
20 SEP 2018
Carreteras placenteras para disfrutar en cada recodo; caminos exigentes que atraviesan desiertos o montañas casi imposibles; rutas para conducir mientras contemplamos animales salvajes por la ventanilla y recorridos míticos que atraviesan países y hasta continentes enteros.
1. Carretera secundaria para ver fauna
De Grand Teton a Yellowstone (Wyoming, EE UU)
El estado de Yellowstone es una hazaña de la naturaleza. Entre sus singulares características supervolcánicas se cuentan la mitad de los géiseres del mundo, el lago a mayor altitud de todo el país y montones de ríos y cascadas magníficos. Al sur, el parque nacional de Grand Teton ofrece un paisaje de picos escarpados, plácidos ríos y territorio alpino sublime. La observación de fauna puede empezar en Jackson, donde (en invierno) alces, bisontes y muflones de las Rocosas se congregan en el National Elk Refuge, y no es raro ver osos grizzly por la carretera secundaria de Moose a Wilson.
Las tierras bajas húmedas de Oxbow Bend son un paraje incomparable para ver alces, uapitíes, águilas calvas y otras aves, mientras que los atascos de osos (o bisontes) a veces son un problema desde el lago Yellowstone en adelante. Más allá del Gran Cañón del Yellowstone, en dirección este, se llega al valle de Lamar, conocido como el Serengeti de Norteamérica por sus manadas de bisontes, uapitíes y algún que otro grizzly o coyotes. También es un buen sitio para ver lobos, sobre todo en primavera.
ampliar foto
Pista de tierra en un tramo del Tanami Track, en Australia. GETTY IMAGES
2. Conducir a través de un desierto
Tanami Track (Australia)
La zona interior más remota de Australia ofrece muchas opciones para cruzar el desierto, pero el Tanami Track es un clásico. Empieza 20 kilómetros al norte de Alice Springs, en el Red Centre de Australia, y la carretera solo está asfaltada durante los primeros 315 kilómetros, hasta la Tilmouth Roadhouse.
Después, una pista de gravilla bastante cuidada (pero solo apta para todoterrenos, y a veces impracticable tras la lluvia) atraviesa comunidades indígenas remotas como la Yuendemu, y así como cientos de kilómetros de terreno desértico, pasando por macizos y ranchos aislados. Una gran ruta desde el Territorio del Norte y hasta Australia Occidental, cuya mejor época es de junio a septiembre.
Col de Turini (Francia)
Suele figurar en las listas de las carreteras más peligrosas del mundo, aunque el riesgo se reduce mucho si se conduce con cuidado. Algo que precisamente no hacen los pilotos del rally de Montecarlo, cuyos bólidos han deteriorado las clásicas balaustradas francesas de piedra que protegen de la caída al valle. Tras 34 curvas cerradas se coronan los 1.604 metros de este puerto de montaña, donde hay tres hoteles que aguardan al viajero para ayudarle a recuperar las pulsaciones.
El Hôtel Les Trois Vallées tiene las paredes llenas de fotografías de está mítica prueba de rally –en enero de 2019 celebra su 87 edición–, y en ellas se advierte que en invierno la carretera puede cerrarse a causa de la nieve, con la que los pilotos se las ven cada año en la prueba de Montecarlo. Por desgracia, no podremos disfrutar del precioso paisaje que ofrece este tramo de la D2566 si nos toca conducir, ya que si no presta atención en todo momento al asfalto, la carretera podría hacer honor a su trágica reputación.
ampliar foto
Vista aérea de la Sea to Sky Highway, entre Squamish y Whistler (Canadá). EDGAR BULLON ALAMY
4. Con las mejores vistas
Sea to Sky Highway (Canadá)
Conduciendo desde Vancouver, esta ruta corta revela toda la esencia de las costas de la Columbia Británica, con majestuosas vistas del mar y la montaña. Es un viaje que invita a hacer ejercicio –pasa por la pintoresca estación de esquí de Whistler–, observar fauna –las águilas calvas se dan un festín de salmones en Brackendale y en los montes Tantalus habitan osos grizzly y pumas–, descubrir la rica cultura autóctona de los indios –el centro cultural Squamish Lil’wat atesora canciones, diseños y gastronomía– y poner a prueba nuestra valentía en la plataforma mirador de las vertiginosas Brandywine Falls.
Cerca de Howe Sound se puede contemplar la mole del Stawamus Chief, de 700 metros, uno de los monolitos graníticos más grandes del mundo. Es un paraje sagrado para los squamish, y territorio de cría de halcones peregrinos, aunque solo apto para escaladores expertos. A lo largo de la Highway 99, entre Squamish y Whistler, también se puede disfrutar de abundante café ecológico recién tostado. La Columbia Británica en estado puro.
ampliar foto
Vista del puerto de Grimsel, en Suiza. HIROSHI HIGUCHI GETTY
5. Curvas, curvas y más curvas
Ruta circular Susten-Grimsel-Furka (Suiza)
Con tres puertos alpinos entre medias, esta ruta circular ofrece zigzags y precipicios de vértigo, atravesando por bosques frondosos, glaciares, embalses, cimas yermas y vistas panorámicas de los picos. El puerto de Susten, una carretera ancha con pendientes asumibles, pone al conductor en guardia antes de adentrarse en terrenos más exigentes como el puerto de Grimsel, donde las pendientes son de vértigo y las curvas, difíciles de trazar. Está cerrado de octubre a mayo por fuertes nevadas.
Después llega el puerto de Furka, una carretera estrecha sin guardarraíles, caídas escarpadas y curvas en horquilla, famosa porque fue escenario de una trepidante persecución en coche, a la altura de James Bond, para la película Goldfinger. Conviene consultar la predicción meteorológica antes de partir.
ampliar foto
Una legua de lava solidificada en la carretera de Chain of Craters, en Hawái. DAVE JEPSON ALAMY
6. La ruta de los cráteres
Hawái (EE UU)
Para conocer los parajes volcánicos de Hawái en profundidad, la mejor opción es tomar la Chain of Craters Road, que serpentea 32 km por el corazón del humeante parque nacional de los Volcanes de Hawái, uno de los lugares más bellos y surrealistas de “la Gran Isla”. La carretera discurre por las laderas del Kilauea, el volcán más joven y activo de la Tierra.
El paisaje está absolutamente dominado por la negra lava endurecida, que se extiende durante cientos de kilómetros. Y la lava establece también el final de la ruta, lenguas recientes, ya solidificadas, se extienden por el último tramo asfaltado. El mejor momento para fotografiar este paisaje sin igual es a primera hora de la mañana y al final de la tarde, cuando la luz solar cae oblicua sobre las negras rocas.
ampliar foto
Mirador en la carretera de los troles, en Noruega. W. MEIER GETTY
7. La senda de los troles
Andalsnes (Noruega)
Noruega tiene varias carreteras espectaculares, aunque ninguna puede compararse a la legendaria Trollstigen (la ruta de los troles) en cuanto a paisajes. Esta sinuosa y retorcida carretera de montaña enlaza las ciudades de Åndalsnes y Valldal, y es célebre por su pronunciada pendiente (más del 10% en algunos puntos) y sus 11 curvas cerradas, cada una con nombre propio: Dronningen (la Reina), Bispen (el Obispo)...
La carretera está cerrada de octubre a mediados de mayo por la nieve que acumula, así que es preferible acudir en verano. Eso sí, incluso entonces, la niebla puede enturbiar la vista (debido a la altitud), por lo que además conviene escoger un día claro. El momento ideal es después de un período de lluvias abundantes, cuando las cataratas se precipitan caudalosas por las laderas.
ampliar foto
Un todoterreno en el salar del parque nacional de Etosha, en Namibia. BILL GOZANSKY ALAMY
8. Bordeando el gran salar
Etosha (Namibia)
Inmenso, fantasmagórico e increíblemente bello, el salar de Etosha ocupa 48.00 kilómetros cuadrados del norte de Namibia. El gran lugar blanco, en la lengua de los ovambo, la tribu local, es el vestigio de un enorme lago que se secó hace miles de años y actualmente es parque nacional protegido.
La conducción por el interior del salar está prohibida, pero hay un sistema de carreteras bien mantenido que bordea el límite meridional del salobral. Desde allí se obtienen grandiosas vistas de su blanca y radiante extensión, y además se accede a las praderas y abrevaderos que atraen a gran cantidad de leones, leopardos, elefantes, jirafas y rinocerontes. Entre noviembre y abril, el salar está cubierto por una lámina de agua que atrae a cientos de miles de flamencos.
Terranova (Canadá)
Siguiendo una senda histórica por uno de los rincones más remotos de Canadá, la ruta vikinga conecta los antiguos cementerios de los nativos, los asentamientos europeos más antiguos en Norteamérica y restos de la ocupación francesa y británica por una ruta que atraviesa paisajes impresionantes. Majestuosos icebergs flotan entre monumentales columnas de roca en el mar, fiordos imponentes se abrieron en montañas ancestrales y salmones gigantescos saltan en los ríos.
Es una ruta increíble por una costa azotada por el viento, donde valles arbolados dan paso a caletas resguardadas, antiguas formaciones volcánicas y paisajes marcados por glaciares colosales. Por el camino se pasa por el cementerio de Port au Choix, de 5.000 años de antigüedad, por fiordos protegidos por la Unesco y, en la punta noroeste de Terranova, por L’Anse aux Meadows, un asentamiento vikingo ya establecido cinco siglos antes de que Jacques Cartier o Colón descubrieran el nuevo mundo.
ampliar foto
Desfiladero de Standley Chasm, en la australiana cordillera MacDonnell. KRZYSZTOF DYDYNSKI GETTY
10. Travesía por la tierra roja
Uluru y Red Centre (Australia)
Esta aventura por el interior de Australia hay que planearla entre abril y agosto, pues el resto del año el calor es demasiado abrasador. Uluru, el punto de partida, es un lugar extraordinario que no tiene parangón en todo el planeta. Cerca, las 36 formaciones rocosas de Kata Tjuta y el abismo de Kings Canyon fascinan a los visitantes. Con Alice Springs como base, para librarse del polvo y dormir en sábanas limpias, se puede ir en línea recta hasta Ellery Creek Big Hole, donde uno puede bañarse entre escarpados riscos en sus heladas aguas. Es una de las paradas obligatorias en la cordillera MacDonnell occidental, junto con el desfiladero de Standley Chasm y la garganta de Ormiston. En este territorio se concentra la esencia del Red Centre: la tierra roja y las elevaciones espectrales en un paisaje cargado de espiritualidad.
SIGUE..
De la sinuosa ruta de los troles al italiano valle de Orcia, recorridos para aventureros y trotamundos empedernidos
Ampliar foto
Turistas contemplando una manada de bisontes americanos al borde de la carretera, en parque nacional del Grand Teton, en Wyoming (EE UU). EDWIN REMSBERG
20 SEP 2018
Carreteras placenteras para disfrutar en cada recodo; caminos exigentes que atraviesan desiertos o montañas casi imposibles; rutas para conducir mientras contemplamos animales salvajes por la ventanilla y recorridos míticos que atraviesan países y hasta continentes enteros.
1. Carretera secundaria para ver fauna
De Grand Teton a Yellowstone (Wyoming, EE UU)
El estado de Yellowstone es una hazaña de la naturaleza. Entre sus singulares características supervolcánicas se cuentan la mitad de los géiseres del mundo, el lago a mayor altitud de todo el país y montones de ríos y cascadas magníficos. Al sur, el parque nacional de Grand Teton ofrece un paisaje de picos escarpados, plácidos ríos y territorio alpino sublime. La observación de fauna puede empezar en Jackson, donde (en invierno) alces, bisontes y muflones de las Rocosas se congregan en el National Elk Refuge, y no es raro ver osos grizzly por la carretera secundaria de Moose a Wilson.
Las tierras bajas húmedas de Oxbow Bend son un paraje incomparable para ver alces, uapitíes, águilas calvas y otras aves, mientras que los atascos de osos (o bisontes) a veces son un problema desde el lago Yellowstone en adelante. Más allá del Gran Cañón del Yellowstone, en dirección este, se llega al valle de Lamar, conocido como el Serengeti de Norteamérica por sus manadas de bisontes, uapitíes y algún que otro grizzly o coyotes. También es un buen sitio para ver lobos, sobre todo en primavera.
- Itinerario: de Jackson a Mammoth. Distancia: 402 kilómetros.
Pista de tierra en un tramo del Tanami Track, en Australia. GETTY IMAGES
2. Conducir a través de un desierto
Tanami Track (Australia)
La zona interior más remota de Australia ofrece muchas opciones para cruzar el desierto, pero el Tanami Track es un clásico. Empieza 20 kilómetros al norte de Alice Springs, en el Red Centre de Australia, y la carretera solo está asfaltada durante los primeros 315 kilómetros, hasta la Tilmouth Roadhouse.
Después, una pista de gravilla bastante cuidada (pero solo apta para todoterrenos, y a veces impracticable tras la lluvia) atraviesa comunidades indígenas remotas como la Yuendemu, y así como cientos de kilómetros de terreno desértico, pasando por macizos y ranchos aislados. Una gran ruta desde el Territorio del Norte y hasta Australia Occidental, cuya mejor época es de junio a septiembre.
- Itinerario: de Alice Springs a Halls Creek. Distancia: 1.035 kilómetros.
Col de Turini (Francia)
Suele figurar en las listas de las carreteras más peligrosas del mundo, aunque el riesgo se reduce mucho si se conduce con cuidado. Algo que precisamente no hacen los pilotos del rally de Montecarlo, cuyos bólidos han deteriorado las clásicas balaustradas francesas de piedra que protegen de la caída al valle. Tras 34 curvas cerradas se coronan los 1.604 metros de este puerto de montaña, donde hay tres hoteles que aguardan al viajero para ayudarle a recuperar las pulsaciones.
El Hôtel Les Trois Vallées tiene las paredes llenas de fotografías de está mítica prueba de rally –en enero de 2019 celebra su 87 edición–, y en ellas se advierte que en invierno la carretera puede cerrarse a causa de la nieve, con la que los pilotos se las ven cada año en la prueba de Montecarlo. Por desgracia, no podremos disfrutar del precioso paisaje que ofrece este tramo de la D2566 si nos toca conducir, ya que si no presta atención en todo momento al asfalto, la carretera podría hacer honor a su trágica reputación.
- Itinerario: desde Sospel hasta el Col de Turini. Distancia: 25 kilómetros.
Vista aérea de la Sea to Sky Highway, entre Squamish y Whistler (Canadá). EDGAR BULLON ALAMY
4. Con las mejores vistas
Sea to Sky Highway (Canadá)
Conduciendo desde Vancouver, esta ruta corta revela toda la esencia de las costas de la Columbia Británica, con majestuosas vistas del mar y la montaña. Es un viaje que invita a hacer ejercicio –pasa por la pintoresca estación de esquí de Whistler–, observar fauna –las águilas calvas se dan un festín de salmones en Brackendale y en los montes Tantalus habitan osos grizzly y pumas–, descubrir la rica cultura autóctona de los indios –el centro cultural Squamish Lil’wat atesora canciones, diseños y gastronomía– y poner a prueba nuestra valentía en la plataforma mirador de las vertiginosas Brandywine Falls.
Cerca de Howe Sound se puede contemplar la mole del Stawamus Chief, de 700 metros, uno de los monolitos graníticos más grandes del mundo. Es un paraje sagrado para los squamish, y territorio de cría de halcones peregrinos, aunque solo apto para escaladores expertos. A lo largo de la Highway 99, entre Squamish y Whistler, también se puede disfrutar de abundante café ecológico recién tostado. La Columbia Británica en estado puro.
- Itinerario: desde Horseshoe Bay hasta Whistler. Distancia: 132 kilómetros.
Vista del puerto de Grimsel, en Suiza. HIROSHI HIGUCHI GETTY
5. Curvas, curvas y más curvas
Ruta circular Susten-Grimsel-Furka (Suiza)
Con tres puertos alpinos entre medias, esta ruta circular ofrece zigzags y precipicios de vértigo, atravesando por bosques frondosos, glaciares, embalses, cimas yermas y vistas panorámicas de los picos. El puerto de Susten, una carretera ancha con pendientes asumibles, pone al conductor en guardia antes de adentrarse en terrenos más exigentes como el puerto de Grimsel, donde las pendientes son de vértigo y las curvas, difíciles de trazar. Está cerrado de octubre a mayo por fuertes nevadas.
Después llega el puerto de Furka, una carretera estrecha sin guardarraíles, caídas escarpadas y curvas en horquilla, famosa porque fue escenario de una trepidante persecución en coche, a la altura de James Bond, para la película Goldfinger. Conviene consultar la predicción meteorológica antes de partir.
- Itinerario: salida y llegada en Andermatt. Distancia: 121 kilómetros.
Una legua de lava solidificada en la carretera de Chain of Craters, en Hawái. DAVE JEPSON ALAMY
6. La ruta de los cráteres
Hawái (EE UU)
Para conocer los parajes volcánicos de Hawái en profundidad, la mejor opción es tomar la Chain of Craters Road, que serpentea 32 km por el corazón del humeante parque nacional de los Volcanes de Hawái, uno de los lugares más bellos y surrealistas de “la Gran Isla”. La carretera discurre por las laderas del Kilauea, el volcán más joven y activo de la Tierra.
El paisaje está absolutamente dominado por la negra lava endurecida, que se extiende durante cientos de kilómetros. Y la lava establece también el final de la ruta, lenguas recientes, ya solidificadas, se extienden por el último tramo asfaltado. El mejor momento para fotografiar este paisaje sin igual es a primera hora de la mañana y al final de la tarde, cuando la luz solar cae oblicua sobre las negras rocas.
- Itineraro: desde Crater Rim Drive hasta Holei Sea Arch. Distancia: 118 kilómetros (ida y vuelta).
Mirador en la carretera de los troles, en Noruega. W. MEIER GETTY
7. La senda de los troles
Andalsnes (Noruega)
Noruega tiene varias carreteras espectaculares, aunque ninguna puede compararse a la legendaria Trollstigen (la ruta de los troles) en cuanto a paisajes. Esta sinuosa y retorcida carretera de montaña enlaza las ciudades de Åndalsnes y Valldal, y es célebre por su pronunciada pendiente (más del 10% en algunos puntos) y sus 11 curvas cerradas, cada una con nombre propio: Dronningen (la Reina), Bispen (el Obispo)...
La carretera está cerrada de octubre a mediados de mayo por la nieve que acumula, así que es preferible acudir en verano. Eso sí, incluso entonces, la niebla puede enturbiar la vista (debido a la altitud), por lo que además conviene escoger un día claro. El momento ideal es después de un período de lluvias abundantes, cuando las cataratas se precipitan caudalosas por las laderas.
- Itinerario: desde Åndalsnes hasta Valldal. Distancia: 89 kilómetros.
Un todoterreno en el salar del parque nacional de Etosha, en Namibia. BILL GOZANSKY ALAMY
8. Bordeando el gran salar
Etosha (Namibia)
Inmenso, fantasmagórico e increíblemente bello, el salar de Etosha ocupa 48.00 kilómetros cuadrados del norte de Namibia. El gran lugar blanco, en la lengua de los ovambo, la tribu local, es el vestigio de un enorme lago que se secó hace miles de años y actualmente es parque nacional protegido.
La conducción por el interior del salar está prohibida, pero hay un sistema de carreteras bien mantenido que bordea el límite meridional del salobral. Desde allí se obtienen grandiosas vistas de su blanca y radiante extensión, y además se accede a las praderas y abrevaderos que atraen a gran cantidad de leones, leopardos, elefantes, jirafas y rinocerontes. Entre noviembre y abril, el salar está cubierto por una lámina de agua que atrae a cientos de miles de flamencos.
- Itinerario: desde la puerta Nehale Iya Mpingana hasta la Puerta Anderson (ambas en el parque nacional de Etosha). Distancia: 193 kilómetros.
Terranova (Canadá)
Siguiendo una senda histórica por uno de los rincones más remotos de Canadá, la ruta vikinga conecta los antiguos cementerios de los nativos, los asentamientos europeos más antiguos en Norteamérica y restos de la ocupación francesa y británica por una ruta que atraviesa paisajes impresionantes. Majestuosos icebergs flotan entre monumentales columnas de roca en el mar, fiordos imponentes se abrieron en montañas ancestrales y salmones gigantescos saltan en los ríos.
Es una ruta increíble por una costa azotada por el viento, donde valles arbolados dan paso a caletas resguardadas, antiguas formaciones volcánicas y paisajes marcados por glaciares colosales. Por el camino se pasa por el cementerio de Port au Choix, de 5.000 años de antigüedad, por fiordos protegidos por la Unesco y, en la punta noroeste de Terranova, por L’Anse aux Meadows, un asentamiento vikingo ya establecido cinco siglos antes de que Jacques Cartier o Colón descubrieran el nuevo mundo.
- Itinerario: desde el lago Deer hasta St Anthony. Distancia: 489 kilómetros.
Desfiladero de Standley Chasm, en la australiana cordillera MacDonnell. KRZYSZTOF DYDYNSKI GETTY
10. Travesía por la tierra roja
Uluru y Red Centre (Australia)
Esta aventura por el interior de Australia hay que planearla entre abril y agosto, pues el resto del año el calor es demasiado abrasador. Uluru, el punto de partida, es un lugar extraordinario que no tiene parangón en todo el planeta. Cerca, las 36 formaciones rocosas de Kata Tjuta y el abismo de Kings Canyon fascinan a los visitantes. Con Alice Springs como base, para librarse del polvo y dormir en sábanas limpias, se puede ir en línea recta hasta Ellery Creek Big Hole, donde uno puede bañarse entre escarpados riscos en sus heladas aguas. Es una de las paradas obligatorias en la cordillera MacDonnell occidental, junto con el desfiladero de Standley Chasm y la garganta de Ormiston. En este territorio se concentra la esencia del Red Centre: la tierra roja y las elevaciones espectrales en un paisaje cargado de espiritualidad.
- Itinerario: desde Uluru (Ayers Rock) hasta el mirador de Tyler Pass. Distancia: 1.224 kilómetros.
SIGUE..