Hay familias que tienen la costumbre de que los hijos mayores lleven siempre el nombre de algún antepasado, bien como primer nombre o como segundo. He conocido algunos casos terribles: Leonarda, Lutgardo, Ampelio, Agapito.
Algunos de los de las últimas generaciones se han plantado y han dicho que vale, que con ellos hicieron la p*tada de ponerles ese nombre, pero que ellos pasan de repetirla con sus hijos. Y me parece muy bien.
Gumersindo, Guzmán, Juana, Francisca, Escolástico, todos jóvenes y se llaman así por familiares difuntos.