el colegio concluye que no se cumplen las condiciones para considerar que existe acoso.
"No entré con buen pie en este colegio, se me acusó de pesado, molestón, vete de nuestro lado. Se me acusaba de cosas que yo no hice. Cuando tocaba jugar a ‘pelotazo’, siempre quieren darme a mí el primero”.
Así narra un niño de once años, según el Comercio, la tortura que lleva sufriendo en su centro escolar desde que tenía tres.
A pesar de que la familia lo había denunciado en repetidas ocasiones, comunicándoselo a tutores, orientadores y equipos directivos, hasta el año pasado no se inició un protocolo de actuación ante situaciones de posible acoso escolar.
El mundo está lleno de personas muy pero que muy malas. No me apetece hacer nada ni salir de casaMenor
El propio niño dice que a veces, ante el rechazo de los compañeros, reacciona acariciándoles la cara, lo que empeora la situación. Pero, sobre todo, lo que cuenta es la tristeza que siente. “El mundo está lleno de personas muy pero que muy malas. No me apetece hacer nada ni salir de casa”. Y finaliza su carta: “Estoy muy triste y con el corazón roto en mil pedazos. Yo creo que no me merezco este trato de tanto odio hacia mi”, informa el medio.
Continúacion de la noticia
https://www.google.com/amp/s/m.huff...re-acoso-escolar_es_5da0c110e4b087efdbade6cd/
"No entré con buen pie en este colegio, se me acusó de pesado, molestón, vete de nuestro lado. Se me acusaba de cosas que yo no hice. Cuando tocaba jugar a ‘pelotazo’, siempre quieren darme a mí el primero”.
Así narra un niño de once años, según el Comercio, la tortura que lleva sufriendo en su centro escolar desde que tenía tres.
A pesar de que la familia lo había denunciado en repetidas ocasiones, comunicándoselo a tutores, orientadores y equipos directivos, hasta el año pasado no se inició un protocolo de actuación ante situaciones de posible acoso escolar.
El mundo está lleno de personas muy pero que muy malas. No me apetece hacer nada ni salir de casaMenor
El propio niño dice que a veces, ante el rechazo de los compañeros, reacciona acariciándoles la cara, lo que empeora la situación. Pero, sobre todo, lo que cuenta es la tristeza que siente. “El mundo está lleno de personas muy pero que muy malas. No me apetece hacer nada ni salir de casa”. Y finaliza su carta: “Estoy muy triste y con el corazón roto en mil pedazos. Yo creo que no me merezco este trato de tanto odio hacia mi”, informa el medio.
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