Nacionalidades de hombres o mujeres más atractivos por experiencia.

Gracias a las compañeras que gustan de mis relatos y para todas vosotras aquí os comparto otra experiencia internacional, pero esta vez con moraleja incluida. Nos trasladamos a Túnez hace ya muchos años atrás.

En el marco de mi trabajo, mi jefe decidió enviarme durante un mes a Túnez con el fin de reemplazar a un colega que había sufrido un accidente de coche y yo ni lerda ni perezosa acepté el reto. Al llegar allí me asignaron una habitación en un elegante hotel con vista al mar y una enorme piscina. En la recepción del establecimiento trabajaba un guapo joven moreno y de ojos verdes (una sonrisa blanca como de comercial de dentífrico) que llamó mi atención desde el primer día. Luego de varios días el chico empezó a tratar de establecer una conversación conmigo y hubo una excelente química entre ambos. Me parecía eso sí bastante joven y me atreví a preguntarle y me dijo que tenía 24 años. En ese entonces yo tenía 29 años y pensé que aunque menor tampoco era abismal la diferencia. Luego me invitó a que saliéramos a cenar una noche y obviamente acepté. Fuimos a un pequeño restaurante típico y el guaperas (era la versión tunecina de Maxi Iglesias para que os hagáis una idea) se tragó casi toda la botella de vino. Me dijo que estaba algo nervioso porque no tenia costumbre de salir con una chica y que su familia era muy conservadora. Se lanzó y me dijo que le gustaba y quería hacer el amor conmigo. Le dije que fuéramos a mi habitación y me respondió que era imposible porque siendo empleado del hotel tenía totalmente prohibido visitar los dormitorios y mucho menos tener intimidad con los huéspedes. Además él no podía llevarme a su piso porque vivía en una casa con otros funcionarios del hotel con habitaciones compartidas.

Así las cosas, le dije que fuéramos a otro hotel y aceptó. Al llegar tuvimos que presentar nuestros DNI y el tipo de la recepción se partía de risa junto a un colega y hablaban en árabe entre ellos y me volvían a ver con mirada de burla. Al pagar la habitación (la pagué yo porque para los ingresos tunecinos era relativamente cara) me dijo el empleado del hotel que iba a cobrarme una tasa adicional de 50€ porque así la policía no se enteraría que una extranjera estaba en su establecimiento "durmiendo" (hizo el gesto de las comillas con sus manos) con un chico tunecino de apenas 19 años. Casi me muero de la vergüenza. Fue un mal rato y pagué el dichoso soborno y subimos. El chico me dijo que no había querido decirme su verdadera edad porque sabía que lo rechazaría. Temblaba como un conejo nervioso. Se sentó en el borde de la cama y no paraba de temblar y su mirada viendo la alfombra. Le dije que ya había pasado y que lo disculpaba. Me preguntó si podía desnudarlo yo. Procedí a hacerlo y bendita sorpresa: el niñato tunecino tenía una enorme herramienta oscura y de un grosor impresionante. No podía creerlo. Nos duchamos y luego nos fuimos a la cama. Allí me dijo que era su primera vez. Y apenas empezaba a tocarlo y me dice mejor no sigas porque me vengo. Fue meterla y acabar. Dos bombeos y llegar al climax.

Se recuperó pronto y ya el segundo round fue mucho más intenso. Empezó a darme placer con su lengua según yo le iba explicando y tardó más durante la penetración. Esa noche no dormimos. Salí del hotel con una enorme angustia al tener que pasar frente a la recepción y sentía que todos me señalaban. A la semana siguiente me cambié de hotel para poder seguir viendo a mi guapo tunecino. Ya no me importaba la diferencia de edad y allí llegaba él todas las noches para estar juntos. Eso sí en cada cena acababa con el vino. En el minibar del hotel hacía lo mismo con las cervezas. Pero follaba como un Dios. Rápidamente aprendió lo que me gustaba y con aquella imponente pistola de carne que el Universo le había otorgado me tenía totalmente embelezada. Encima tenía un cuerpo como hecho a mano (jugaba al fútbol) con unas piernas y un trasero de campeonato.

Mi estadía en Túnez llegó a su fin y me fui dejando el compromiso de regresar en cuanto pudiera. Le regalé algo de dinero porque sabía que ganaba una miseria. Me escribía dos veces por semana (cartas de puño y letra). Era una alegría abrir mi buzón y encontrar una de sus cartas llenas de romance y pasión. Uno de mis colegas de oficina tenía que viajar a Túnez en esos días y con él le envié al chico varios regalos (ropa y perfumes). Mi colega al regresar me comentó que era un chico guapísimo y muy educado. Pasaron semanas y no recibía más cartas, su teléfono no respondía y llamé al hotel donde trabajaba y me dijeron que había renunciado y no sabían nada de él. Desaparecido por completo.

Un año y medio después de aquello, recibí una carta desde Túnez. De inmediato me alegré y al abrirla me percaté que no era su letra. Un hermano suyo me escribí contándome que sabía de mi existencia y mi dirección. Su hermano le había hablado de nosotros. Me decía que éste se había marchado del país y que ahora vivía en Irlanda. Se casó con una irlandesa de 46 años (él con 21) y que tenía un hijo con ella. Que se encontraba bien. Y me decía el hermano en su misiva que fuera a Túnez a conocerle y tuviéramos una relación. O que en su defecto le trajera yo a Suiza!!! en pocas palabras que como el hermano se marchó a Irlanda entonces él se ofrecía como reemplazante. El chico decía tener 23 años. Por supuesto que ni siquiera le respondí. Di el asunto por finiquitado y aunque reconozco que aquello me dolió, pasé página. No obstante le conté la anécdota a aquel colega quien le había conocido en su viaje a Túnez. Y me dijo: mira yo no te lo quise decir pero cuando estuve allí salimos varias veces a comer juntos y acabamos en la cama. Me dijo que él era bisexual y que el chico le comentó que quería experimentar con otro hombre y él por supuesto no se hizo de rogar ante tan apuesto muchacho. El colega era casado con una mujer muy guapa y con una hija de pocos meses.

Yo en ese momento no sabía si reír o llorar y no se si me dolía más que el tunecino se casara con una irlandesa y le hiciese un hijo o el haberse acostado con mi colega.

A este colega ya os imaginais adonde le mandé después de aquello y traté de hacer borrón y cuenta nueva. Luego vinieron otras experiencias y me casé con mi Zoilo. Una tarde muchos años después viendo la televisión británica aquí en Ginebra (aunque es suizo al Zoilo le gusta ver la BBC), presentaron la historia de los indigentes extranjeros en Dublín. Y allí apareció el tunecino. Se había convertido en un habitante de la calle, sin domicilio fijo, drogadicto y alcohólico. Contó su historia: casado con una irlandesa que podía ser su madre a la cual embarazó y luego ella le acusó ante las autoridades de haberla utilizado para obtener su residencia en Irlanda. Obviamente le creyeron a ella y él recibió una orden de expulsión la cual nunca cumplió y acabó perdiendo su empleo y sin dinero. Cayó en el alcohol y la droga. Le faltaban varias piezas dentales y su rostro estaba hinchado por la vida que llevaba. Ya nada quedaba de aquella sonrisa espectacular que tenía y de su belleza. Era otro hombre. Se me salieron las lágrimas y mi marido me preguntó que me ocurría. Le conté que cuando era soltera había conocido a ese chico y que tuve una relación con él. Mi marido se ofreció a que fuésemos a Irlanda y tratar de rescatarlo pero yo me negué. No quería reabrir la herida. Nunca más supe de él.

Disculpas por lo largo del texto pero esta experiencia no sabría contarse de otra manera que no sea con la minuciosidad de los detalles que dan para entender de alguna forma la complejidad de la naturaleza humana. Espero os haya gustado mi historia y tomad nota aquellas que desean prolongar los placeres de sus vacaciones más allá de las puertas del hotel. Los amoríos de verano y de viaje a veces merecen quedar en el placentero recuerdo de lo que fueron y no en la pesadilla de en lo que pueden llegar a convertirse. Un saludo a tod@s y feliz sábado.

Madre míaaaaa, este post tendría que ir al hilo de historias salseantes. Muy fuerte todo....
 
He conocido húngaros muy guapos y no se si fue casualidad pero todos tenían estupendos traseros (me encantan los culos masculinos). No se si sabéis pero Hungría es uno de los países del mundo con mayor porcentaje de personas de ojos verdes por lo cual es muy atractivo ese contraste de hombres con pelo castaño oscuro o negro y ojos verdes. Me han resultado muy activos en la cama y buenos amantes (les gusta dar placer oral) pero no son especialmente amorosos.

Tuve una relación bastante larga con un holandés que era guapísimo y muy rubio (por todo lado jeje)...era un tipo muy alto (1.90) y con unas piernas interminables. Tiene uno de los culos más hermosos que he visto (y Dios sabe si habré visto) pero oh sorpresa al desnudarse por primera vez ante mis ojos...aquel hombre tan alto y atlético tenía un pexx muy pequeño...no pasaba de 12 cm en erección. Aquel gran holandés cuando se paseaba desnudo por la habitación era un Dios griego en toda su expresión: cuerpazo, guapura y un pequeño apéndice colgando entre su rubia pelambrera íntima (tenía un frondoso vello púbico porque se oponía a la depilación genital). Pero su mayor defecto no era su corta entrepierna sino su escasa generosidad a la hora de pagar la cuenta de un restaurante, de irnos juntos de vacaciones (solo quería hoteles cutres para ahorrar y tenía yo que pagar la diferencia para hospedarnos en un alojamiento decente), y jamás un regalo para navidades o cumpleaños. No quería ni comprar calzoncillos para no gastar (él en ese entonces tenía 40 años y era director de una organización internacional o sea ganaba muy bien). En el colmo de su tacañería y tras yo comentarle que nunca me había regalado un ramo de flores, me trajo una tarde un ramito de tres rosas cortadas en el jardín del vecino!!! obviamente aunque le quería mucho fue la gota que derramó el vaso de agua y acabé la relación por tacaño.

Después he estado con otros holandeses y en todos noté ese apego por no gastar un euro.

Luego si quereis os hablaré de otras nacionalidades con los que he compartido.

La TACAÑERÍA HOLANDESA es proverbial; doy fé.

Y así como son increíblemente tacaños con las cosas del dinero, son igualmente tacaños y fríos con los afectos.
 
Pues oye, yo digo que holandeses, NO, ni uno; son raritos por demás. Además de creerse muy superiores al resto de los mortales.

Uyy síiii, LOS HOLANDESES ….se creen más modernos, más viajados, más leídos, más civilizados, más intelectuales, más inteligentes, más más más más que nadie, son increíblemente petulantes, y luego esa manía de criticar todo y herir sensibilidades porque según ellos se debe ser sincero y franco, cuando lo que tienen es una falta de tacto infinita.

Y lo de la tacañería ya es punto y aparte, son de un pesetero que tira de espaldas, unos calculadores de tomo y lomo.
 
Jo, prima, qué pena. Cuando has dicho que se casó con una mucho mayor pensé "bueno, al menos formó una familia y estará bien", pero ese final...Pobre chico.

Así es prima y no se que habrá sido de él porque supongo que después del reportaje de la BBC lo deportarían desde Irlanda a Túnez, sino es que antes murió en situación de indigente en las calles de Dublin. Tan guapo que era y tan inteligente (hablaba fluidamente árabe, inglés y francés) para acabar de esa manera.
 
La TACAÑERÍA HOLANDESA es proverbial; doy fé.

Y así como son increíblemente tacaños con las cosas del dinero, son igualmente tacaños y fríos con los afectos.

Así es Brisky...ese holandés y luego otro que conocí, eran tacaños no solo de bolsillo sino también se sentimientos. Nunca un te quiero o una palabra cariñosa. Van de muy modernos y muy pragmáticos a conveniencia. Y encima dando lecciones al mundo entero de cómo hacer las cosas correctamente cuando ellos tienen mucho por mejorar.
 
Gracias a las compañeras que gustan de mis relatos y para todas vosotras aquí os comparto otra experiencia internacional, pero esta vez con moraleja incluida. Nos trasladamos a Túnez hace ya muchos años atrás.

En el marco de mi trabajo, mi jefe decidió enviarme durante un mes a Túnez con el fin de reemplazar a un colega que había sufrido un accidente de coche y yo ni lerda ni perezosa acepté el reto. Al llegar allí me asignaron una habitación en un elegante hotel con vista al mar y una enorme piscina. En la recepción del establecimiento trabajaba un guapo joven moreno y de ojos verdes (una sonrisa blanca como de comercial de dentífrico) que llamó mi atención desde el primer día. Luego de varios días el chico empezó a tratar de establecer una conversación conmigo y hubo una excelente química entre ambos. Me parecía eso sí bastante joven y me atreví a preguntarle y me dijo que tenía 24 años. En ese entonces yo tenía 29 años y pensé que aunque menor tampoco era abismal la diferencia. Luego me invitó a que saliéramos a cenar una noche y obviamente acepté. Fuimos a un pequeño restaurante típico y el guaperas (era la versión tunecina de Maxi Iglesias para que os hagáis una idea) se tragó casi toda la botella de vino. Me dijo que estaba algo nervioso porque no tenia costumbre de salir con una chica y que su familia era muy conservadora. Se lanzó y me dijo que le gustaba y quería hacer el amor conmigo. Le dije que fuéramos a mi habitación y me respondió que era imposible porque siendo empleado del hotel tenía totalmente prohibido visitar los dormitorios y mucho menos tener intimidad con los huéspedes. Además él no podía llevarme a su piso porque vivía en una casa con otros funcionarios del hotel con habitaciones compartidas.

Así las cosas, le dije que fuéramos a otro hotel y aceptó. Al llegar tuvimos que presentar nuestros DNI y el tipo de la recepción se partía de risa junto a un colega y hablaban en árabe entre ellos y me volvían a ver con mirada de burla. Al pagar la habitación (la pagué yo porque para los ingresos tunecinos era relativamente cara) me dijo el empleado del hotel que iba a cobrarme una tasa adicional de 50€ porque así la policía no se enteraría que una extranjera estaba en su establecimiento "durmiendo" (hizo el gesto de las comillas con sus manos) con un chico tunecino de apenas 19 años. Casi me muero de la vergüenza. Fue un mal rato y pagué el dichoso soborno y subimos. El chico me dijo que no había querido decirme su verdadera edad porque sabía que lo rechazaría. Temblaba como un conejo nervioso. Se sentó en el borde de la cama y no paraba de temblar y su mirada viendo la alfombra. Le dije que ya había pasado y que lo disculpaba. Me preguntó si podía desnudarlo yo. Procedí a hacerlo y bendita sorpresa: el niñato tunecino tenía una enorme herramienta oscura y de un grosor impresionante. No podía creerlo. Nos duchamos y luego nos fuimos a la cama. Allí me dijo que era su primera vez. Y apenas empezaba a tocarlo y me dice mejor no sigas porque me vengo. Fue meterla y acabar. Dos bombeos y llegar al climax.

Se recuperó pronto y ya el segundo round fue mucho más intenso. Empezó a darme placer con su lengua según yo le iba explicando y tardó más durante la penetración. Esa noche no dormimos. Salí del hotel con una enorme angustia al tener que pasar frente a la recepción y sentía que todos me señalaban. A la semana siguiente me cambié de hotel para poder seguir viendo a mi guapo tunecino. Ya no me importaba la diferencia de edad y allí llegaba él todas las noches para estar juntos. Eso sí en cada cena acababa con el vino. En el minibar del hotel hacía lo mismo con las cervezas. Pero follaba como un Dios. Rápidamente aprendió lo que me gustaba y con aquella imponente pistola de carne que el Universo le había otorgado me tenía totalmente embelezada. Encima tenía un cuerpo como hecho a mano (jugaba al fútbol) con unas piernas y un trasero de campeonato.

Mi estadía en Túnez llegó a su fin y me fui dejando el compromiso de regresar en cuanto pudiera. Le regalé algo de dinero porque sabía que ganaba una miseria. Me escribía dos veces por semana (cartas de puño y letra). Era una alegría abrir mi buzón y encontrar una de sus cartas llenas de romance y pasión. Uno de mis colegas de oficina tenía que viajar a Túnez en esos días y con él le envié al chico varios regalos (ropa y perfumes). Mi colega al regresar me comentó que era un chico guapísimo y muy educado. Pasaron semanas y no recibía más cartas, su teléfono no respondía y llamé al hotel donde trabajaba y me dijeron que había renunciado y no sabían nada de él. Desaparecido por completo.

Un año y medio después de aquello, recibí una carta desde Túnez. De inmediato me alegré y al abrirla me percaté que no era su letra. Un hermano suyo me escribí contándome que sabía de mi existencia y mi dirección. Su hermano le había hablado de nosotros. Me decía que éste se había marchado del país y que ahora vivía en Irlanda. Se casó con una irlandesa de 46 años (él con 21) y que tenía un hijo con ella. Que se encontraba bien. Y me decía el hermano en su misiva que fuera a Túnez a conocerle y tuviéramos una relación. O que en su defecto le trajera yo a Suiza!!! en pocas palabras que como el hermano se marchó a Irlanda entonces él se ofrecía como reemplazante. El chico decía tener 23 años. Por supuesto que ni siquiera le respondí. Di el asunto por finiquitado y aunque reconozco que aquello me dolió, pasé página. No obstante le conté la anécdota a aquel colega quien le había conocido en su viaje a Túnez. Y me dijo: mira yo no te lo quise decir pero cuando estuve allí salimos varias veces a comer juntos y acabamos en la cama. Me dijo que él era bisexual y que el chico le comentó que quería experimentar con otro hombre y él por supuesto no se hizo de rogar ante tan apuesto muchacho. El colega era casado con una mujer muy guapa y con una hija de pocos meses.

Yo en ese momento no sabía si reír o llorar y no se si me dolía más que el tunecino se casara con una irlandesa y le hiciese un hijo o el haberse acostado con mi colega.

A este colega ya os imaginais adonde le mandé después de aquello y traté de hacer borrón y cuenta nueva. Luego vinieron otras experiencias y me casé con mi Zoilo. Una tarde muchos años después viendo la televisión británica aquí en Ginebra (aunque es suizo al Zoilo le gusta ver la BBC), presentaron la historia de los indigentes extranjeros en Dublín. Y allí apareció el tunecino. Se había convertido en un habitante de la calle, sin domicilio fijo, drogadicto y alcohólico. Contó su historia: casado con una irlandesa que podía ser su madre a la cual embarazó y luego ella le acusó ante las autoridades de haberla utilizado para obtener su residencia en Irlanda. Obviamente le creyeron a ella y él recibió una orden de expulsión la cual nunca cumplió y acabó perdiendo su empleo y sin dinero. Cayó en el alcohol y la droga. Le faltaban varias piezas dentales y su rostro estaba hinchado por la vida que llevaba. Ya nada quedaba de aquella sonrisa espectacular que tenía y de su belleza. Era otro hombre. Se me salieron las lágrimas y mi marido me preguntó que me ocurría. Le conté que cuando era soltera había conocido a ese chico y que tuve una relación con él. Mi marido se ofreció a que fuésemos a Irlanda y tratar de rescatarlo pero yo me negué. No quería reabrir la herida. Nunca más supe de él.

Disculpas por lo largo del texto pero esta experiencia no sabría contarse de otra manera que no sea con la minuciosidad de los detalles que dan para entender de alguna forma la complejidad de la naturaleza humana. Espero os haya gustado mi historia y tomad nota aquellas que desean prolongar los placeres de sus vacaciones más allá de las puertas del hotel. Los amoríos de verano y de viaje a veces merecen quedar en el placentero recuerdo de lo que fueron y no en la pesadilla de en lo que pueden llegar a convertirse. Un saludo a tod@s y feliz sábado.
Pues una pena el chico, la verdad, pero bien podía haberse puesto a trabajar en Irlanda y hacerse un porvenir, al final hay gente que se cava su propia desgracia.
 
- Los austriacos, que no son como los alemanes porque visten mejor y tienen más clase.
- Los portugueses. Siguen el rollo mediterráneo pero los que he conocido son mil veces más educados que los españoles y los italianos.

Los del este y los nórdicos, más raros que un perro verde. Los primeros algunos, tienen muy mala leche y los segundos, tienen que escribir todo en una agenda porque lo de la improvisación no va con ellos.

Todo lo que digo es una generalidad de lo que he conocido. Tampoco he hablado del físico porque no tengo un prototipo definido.
dioss amen a los portugueses tan majos! a mi me encantan tmbn los suizos y los ingleses:love: :shame:
 
Después también hay árabes atractivos. Pero por el tema cultural quizás me pare solo a admirar su belleza o estética y no me detenga en nada más. He conocido portugueses feísimos.
si hay que decirlo; algunos son feitos pero mas majos y salaos...!
 
Pues yo no puedo con ellos hija
No puedo
HAHAHA me estoy acordando cuando vi a un señor italiano que era dueño de un restaurante y del palo, 100% era el estereotipo italiano: diciendo mamma mia, haciendo gestos con las manos que si Napoles era lo mejor (y luego se daba un golpe en el pecho) y chillaba: Napoooles (con el accento ialiano) que mirad mi hijo que guapo blablah... Todo el rato alabando a italia
 
Así es prima...basta darse una vuelta por Italia, Portugal, Grecia, Líbano, Turquía, Israel o América Latina para ver ese mismo perfil peludete...incluso muchas quizás no lo saben pero hay miles de rubios ojiazules bastante peludos en Europa y en Norteamérica o Australia...lo dice la voz de la experiencia jeje

Ver el archivo adjunto 1454770
hahaha es cierto! mi novio es rubioojosazules y quizas hasta tiene mas pelo que el de la foto.... por ciertoe sta para comerselo :love:
 

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