Mujeres con una vida poco común

[h=1]Mileva Maric
La mujer de Einstein, historia desconocida[/h]
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"Hace poco hemos terminado un trabajo muy importante que hará mundialmente famoso a mi marido". Cuando se le preguntaba a Mileva Maric por qué no firmaba los artículos que elaboraba junto a su esposo, su respuesta era: "Wir sind ein Stein!" , que en alemán significa "somos una piedra".

Mileva Maric y Albert Einstein se conocieron en la Universidad Politécnica de Zürich a finales del siglo XIX. Maric era la única mujer que estudiaba matemáticas y física en aquella universidad. En 1896 iniciaron una relación sentimental y Einstein estaba fascinado por la intensa colaboración intelectual que recibía de parte de su compañera serbia. A la única persona que disgustaba aquella relación era a la madre del genio, una alemana misógina y xenófoba, que nunca vio con buenos ojos a la serbia: “Ella es un libro igual que tú, pero lo que tú necesitas es una mujer. Cuando tengas 30 años, ella será una vieja bruja”.


Mileva Maric y Alberto Einstein a finales del siglo XIX
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Como sea, la pareja estaba flechada porque ambos hablaban el mismo lenguaje: ella le dio clases de matemáticas (que nunca fueron el fuerte de Einstein), preparaban juntos sus exámenes y compartían el mismo interés por la ciencia y por la música. Einstein le escribió en 1900: “Estoy solo con todo el mundo, salvo contigo. Qué feliz soy por haberte encontrado a ti, alguien igual a mí en todos los aspectos, tan fuerte y autónoma como yo”.

En 1902, Einstein se trasladó a la ciudad de Berna, Suiza, donde consiguió empleo en una oficina de patentes. Tras cinco años de convivencia Albert y Mileva terminaron casándose a comienzos de 1903 y tuvieron su primer hijo al año siguiente. En sus ratos libres, Einstein desarrolló, entre otras cosas, la Teoría de la relatividad especial que habría de revolucionar la física moderna. Los frutos de su trabajo fueron publicados en 1905, en la -en aquel entonces- prestigiosa revista Annalen der Physik.


Un ejemplar de "Anales de la Física"
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Cuando se le preguntaba a Mileva por qué no firmaba los artículos que elaboraba junto a su esposo, su respuesta era: "Wir sind ein Stein!" (Somos Einstein), que en alemán significa “somos una piedra”.

Esta es más o menos la historia oficial, la que todos sabemos; pero se puede ahondar un poco más en la vida privada del genio, en sus inicios y sobre todo, en la relación con su primera esposa.

Aunque Mileva fue una sobresaliente matemática, nunca terminó formalmente sus estudios, en cambio Albert pudo defender su tesis doctoral en 1905. Para 1908, Einstein consiguió finalmente un puesto de profesor en la Universidad de Berna. En cuanto a Mileva, el matrimonio la obligó a abandonar definitivamente la universidad y la física.

Existen varias cartas del noviazgo en las que Einstein debate con ella sus ideas de la relatividad e inclusive se refiere a “nuestra teoría” y le da un trato de colega. A partir de estas evidencias hay estudiosos que concluyen que las ideas fundamentales de la teoría de la relatividad fueron de Mileva Maric, quien no pudo continuar con su carrera puesto que se hizo cargo del cuidado de los hijos, uno con retraso mental, lo que desde luego le exigió más cuidados maternales. Incluso ahora se sabe que engendraron una niña en 1902, antes de casarse, de la cual se sabe muy poco, sólo que la entregaron en adopción.

Mientras ella cuidaba de sus hijos y renunciaba a la ciencia, Einstein desde su puesto académico tuvo el tiempo suficiente para concluir sus estudios y desde luego para desarrollar la teoría, de la que se sabe ahora, no todo el crédito era suyo. En esa pareja de físicos alguien tenía que cuidar a los niños, alguien tenía que lavar y preparar la comida; y ése fue el papel que Einstein y la sociedad patriarcal asignaron a Mileva, quien subordinó todas sus aspiraciones a los objetivos de su esposo y puso todos sus conocimientos a su servicio.


Mileva Maric y sus hijos, Albert y Eduardo
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"Mi gran Albert ha llegado a ser célebre, físico respetado por los expertos que se entusiasman por él. Trabaja incansablemente en sus problemas. Puedo decir que sólo para eso vive. Tengo que admitir, no sin vergüenza, que para él somos secundarios y poco importantes", escribía Mileva a unos amigos. Einstein a su vez admitía: "Nuestra vida en común se ha vuelto imposible, hasta deprimente, aunque no sé decir por qué".

Con el paso del tiempo la relación se tornó disfuncional. Ella ya no le resultaba divertida y tampoco le aportaba nuevas ideas ni conocimientos. Las “Reglas de conducta” que Albert Einstein le impuso por escrito en 1914 son una cruda muestra de su autoritarismo y, a su vez, del machismo y violencia sicológica que ejerció en contra de Mileva:

“A. Te encargarás de que: mi ropa esté en orden, que se me sirvan tres comidas regulares al día en mi habitación,
que mi dormitorio y mi estudio estén siempre en orden y que mi escritorio no sea tocado por nadie, excepto yo.

B. Renunciarás a tus relaciones personales conmigo, excepto cuando éstas se requieran por apariencias sociales. En especial no solicitarás que: me siente junto a ti en casa, que salga o viaje contigo.

C. Prometerás explícitamente observar los siguientes puntos cuanto estés en contacto conmigo: no deberás esperar ninguna muestra de afecto mía ni me reprocharás poe ello, deberás responder de inmediato cuando te hable, deberás abandonar de inmediato el dormitorio o el estudio y sin protestar cuanto te lo diga.

D. Prometerás no denigrarme a los ojos de los niños, ya sea de palabra o de hecho.”

Con este tipo de imposiciones obviamente que las cosas no funcionarían nunca, por lo que los Einstein terminaron separándose en 1914. Einstein volvió a casarse en 1915 con una de sus primas, Elsa Einstein, quien también era divorciada y tenía dos hijas. Esta nueva relación marital fue como un necesario soplo de vida para el aún desconocido físico, ya que apenas un año después y con una inusual lucidez y energía dio a conocer su famosa Teoría General de la Relatividad.


Elsa Einstein, prima y segunda esposa del genio
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Elsa fue la mujer sumisa que Einstein buscaba. En silencio y total sumisión supo mantenerse a prudente distancia, dedicada al hogar y facilitándole el trabajo de investigación. Su doméstica obediencia dio un paso más cuando aceptó organizarle la agenda y restringirle el número de visitantes que aspiraban hablar con él, a medida que crecía su fama.

De los hechos se desprende que Einstein nunca necesitó una esposa sino una secretaria, y que no quiso formar una pareja científica ni conceder crédito alguno en su teoría a su ex esposa Mileva. Quizá por eso, de alguna manera le pagó por su aporte, al otorgarle el dinero que ganó por el Premio Nobel de Física.

Un detalle bastante revelador aportado por la feminista alemana Senta Trömel-Plözt es que, cuando Albert y Mileva se separaron oficialmente en 1919, el documento del divorcio incluyó una cláusula de que, en caso de recibir Einstein algún premio por los artículos publicados en 1905 en los Annalen der Physik, debía entregárselo íntegramente a Mileva. ¿Tenía la esperanza Mileva que ese trabajo revolucionaría al mundo? ¿Cómo pudo saberlo si no fue parte del mismo? Fue en los años de su vida conjunta, hasta 1914, cuando nacieron las obras más importantes de Einstein, por lo que algunos creen que el papel de su mujer era significativo, sobre todo en matemáticas, materia en la que alguna vez brilló en su Facultad.


Mileva Maric
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Y fue así que en 1921 Albert Einstein ganó el Nobel de Física por sus publicaciones de 1905, y un año después le entregó la totalidad del dinero del premio a su ex-esposa. Y también hay que decirlo: Einstein era un misógino empedernido. Estaba convencido de que “muy pocas mujeres son creativas. No enviaría a mi hija a estudiar física. Estoy contento de que mi segunda mujer no sepa nada de ciencia”. Decía también que “la ciencia agría a las mujeres”, de ahí la opinión que tenía de Marie Curie: “nunca ha escuchado cantar a los pájaros”. Aun así, dentro de ese machismo recalcitrante, fue quien acuñó la célebre frase: “¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.

Mileva vivió hasta el último de sus días en Zúrich, en un apartamento con vista a la facultad en la que estudiaron juntos. El piso fue comprado justamente con el dinero del Premio Nobel.

in Taringa


 
COCO CHANEL


Su verdadero nombre era Gabrielle Bonheur. Nació en un hospicio de Saumur el 18 de agosto de 1883. Hija natural de un vendedor ambulante que abandonaba el hogar durante largas temporadas, y de una dueña de casa de escasos recursos. En permanente situación de escasez sobrellevó a duras penas sus primeros años de infancia junto a sus cuatro hermanos. A los seis, su madre murió víctima de tuberculosis y el padre se desentendió de ellos, enviándolos al condado de Auvergene, al cuidado de dos tías. Por eso, su partida de nacimiento está registrada ahí con fecha de 1893. Con ellas aprendió a coser y manejar el hilo y la aguja con especial habilidad, lo que hizo que, a los diecisiete años, las monjas del orfanato de Aubazine le consiguieran un empleo como costurera.


De una gran personalidad, con belleza sensualmente discreta, femenina y menuda figura, pelo corto casi varonil, nada la detuvo cuando en 1905 resolvió convertirse en cantante de un cabaret, oficio que desplegó por tres años y que la introdujo en el mundo de divertimento y las relaciones sexuales pasajeras. De estas relaciones Coco Chanel esperaba obtener dinero para su gran sueño: ser una renombrada modista. Su sobrenombre de “Coco”, diminutivo de mascota, se lo debe precisamente a esas tías que la cuidaron, pero otros aseguran que surgió como una suerte de nombre artístico, a partir de las melodías que entonaba. De la mano de uno de sus primeros adinerados amantes partió a París y así, en 1909 se instaló en un pequeño departamento en el Boulevard de Malesherbes donde rápidamente abrió su primera tienda de sombreros, Modas Chanel.



Siempre apoyada económicamente por sus compañeros de cama, unos años más tarde se instaló en localidades que frecuentaban los ricos: Deauville, Normandía y Biarritz. En 1920, instaló en París, en la Rue Cambon, su primera Casa Chanel. Fue el playboy Etienne Balsan quien la colocó con su tienda de sombreros, pero su vínculo con el amigo de éste, el socialité y jugador de polo inglés Arthur “Boy” Capel, fue el que posibilitó su despegue. Coco se enamoró perdidamente de Capel y se escapó con él. Tenía la esperanza de convertirse en su esposa, pero nunca se casó con Capel y éste prefirió casarse por conveniencia con otra mujer de alta alcurnia, si bien mantuvo a Chanel como amante. Él murió tempranamente en un accidente automovilístico, Coco llegó al lugar y lloró amargamente la pérdida de su amor y benefactor, quizás el más importante. Ningún otro hombre ocupó su lugar por un tiempo prolongado.
En 1914 creó una ropa cómoda inspirada en los uniformes de los mayordomos y de los mozos de cuadra, pantalones y camisas marineras, una ropa cómoda para una época de guerra. En la década de 1920 lanzó un mítico perfume, Chanel Nº5, siendo la primera diseñadora que lanzaba un aroma. Durante los 30, Coco Chanel introdujo una pequeña línea de cosméticos que incluía labial, rubor y polvo traslúcido. Con estos productos se solidificó su presencia en el mundo del maquillaje y su reputación creció como la creadora de un "look" total. Pese a los años de recesión, en 1931, el magnate hollywoodense Samuel Goldwin la contrató por un millón de dólares para que vistiera a sus grandes musas del celuloide como Katherine Hepburn, Grace Nelly, Elizabeth Taylor y Gloria Swanson.



Observadora innata, criticaba la estricta moda que seguían las mujeres (grandes sombreros cargados de pieles de animales y flores, corsés y recargados diseños) y desplegó toda su imaginería hasta convertirse en una de las grandes diseñadoras del siglo XX, tan trascendental como Christian Dior y otros grandes que la siguieron. Coco eliminó la moda recargada que imperaba, diseñando prendas muy sencillas, muy cómodas, de líneas rectas, pero con un toque de alta distinción; su moda fue rápidamente adoptada por el encumbrado público parisino. Su frase más célebre fue: «Todo lo que es moda pasa de moda». Por mencionar algunas de sus aportaciones, quién puede olvidar el Chanel "suit", el vestidito negro ("little black dress"), el suéter con cuello de tortuga, los sacos, las gabardinas y las chaquetas ("french coat") que antes eran sólo para hombres.
Revolucionó la moda con una increíble colección de joyería de fantasía. Las famosas tiras de perlas alrededor del cuello, los cintos de cadena, los aretes y las pulseras de aleaciones de distintos metales que sustituyeron al oro, siguen adornando a las mujeres de este siglo. Sin olvidar las bolsas acolchadas o "quilted" que marcaron un sello clásico que no sólo dejó huella sino que hoy por hoy sigue siendo un signo de elegancia y distinción. El juego y la combinación de los colores clásicos, tanto el beige como el blanco y el negro, caracterizaron sus colecciones de ropa. El coordinado se veía tanto en vestidos de noche como en trajes sastres. Y precisamente en éstos marcó otro de sus grandes sellos: los puños y el cuello blancos. Gracias al buen gusto que tenía Coco para la mezcla de tonalidades, llegó a vestir literalmente a la mujer de los pies a la cabeza, dejándonos una gran herencia clásica en los zapatos de dos tonos con traba y el talón casi desnudo. Con ella el tono bronceado de la piel dejo de ser un símbolo de pobreza y trabajo en el campo, para convertirse en una moda que aún hoy perdura.


Con el apoyo de Balsan y Capel se convirtió en la gran dama de la moda, y además pretendida por muchos aristócratas. Uno de ellos fue el duque de Westminster, del que rechazó una propuesta de matrimonio pero no sus sábanas. «Ha habido muchas duquesas de Westminster, Chanel hay una sola», fue su explicación. Guiada por su espíritu libertario no tuvo complicaciones para vincularse con adinerados hombres de la sociedad europea ni con estrellas del cine naciente, oficiales nazis o parientes del zar. Ocultó además celosamente su humilde pasado: mentía sobre sus orígenes y recurría al esnobismo. Se codeó con grandes artistas y escritores contemporáneos como Pablo Picasso, Igor Stravinsky, el ruso Diaghilev, George Bernard Shaw y Jean Cocteau. Todos vieron en ella a una de las pioneras del feminismo, dispuesta a romper fórmulas y esquemas.
Igor Stravinski se enamoró perdidamente de ella, pero tuvo que conformarse con ser su amigo. Fue él quien le presentó al conde Dimitri de Rusia, con quien tuvo un apasionado romance. Coco marcó la pauta de la moda durante los locos años 20, pero ni siquiera su pasado como enfermera durante la Primera Guerra Mundial, pudieron impedir que su reputación cayera por los suelos durante la Segunda Guerra, conflicto que la golpeó en todos sus frentes. La caída de París en manos alemanas, la obligaron a cerrar sus tiendas en 1939, pero el trasfondo estuvo en su supuesto antisemitismo y su amorío con un miembro de la Gestapo, Hans Gunther von Dincklage, quien la llevó a vivir al hotel Ritz y de ahí, un exilio en Suiza durante quince años.



Al final de la segunda guerra mundial, debido a un romance con un alto oficial de las SS, Walter Schellenberg, se le imputaron cargos de ser colaboracionista del regimen nazi, cosa que ella rechazó de plano. En los años 50 era toda una celebridad, entre sus clientas se encontraban Brigitte Bardot, Marlene Dietrich, Jackie Kennedy o Marilyn Monroe, a quien debe la duplicación de la venta de sus colecciones después de que ésta se atrevió a decir que para dormir sólo se ponía unas gotas de Chanel No. 5.
Recién en 1954 y con 71 años, reabrió su casa de moda, pero ya otros diseñadores de renombre se habían instalado en su sitial. Se mantuvo al frente de ella con un extraordinario dinamismo y adaptándose a las diversas tendencias que recorrían el mundo. Aun así, logro imponer el clásico toque de sencillez y elegancia que la caracterizaba. Murió sola en su habitación del Hotel Ritz de Paris el 10 de enero de 1971, a los 87 años de edad. Su cuerpo yace en Lausanne, Suiza, resguardo por cinco leones de piedra.
 
bravo anda, estás inspirada ultimamente¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

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La Primera Cosmonauta de la Historia Valentina Tereshkova. 1937


"Posiblemente ustedes no pueden imaginar lo hermoso que es. Cualquiera que vea la Tierra desde el espacio exterior, no puede dejar de ser asaltado por una sensación de reverencia y amor por este planeta que es nuestro hogar".


Valentina Vladimírovna Tereshkova (nacida el 6 de marzo de 1937), en Maslennikovo, un pequeño pueblo del óblast de Yaroslav, ( 200 kms al norte
de Moscú) , fue la primera mujer de la historia en viajar al espacio, a bordo del Vostok 6 en 1963.


Hija de un tractorista y de una trabajadora de la industria textil, su madre enviuda a los 27 años, y tuvo que criar sola a sus tres hijos, lo cual fue realmente muy duro. Finalmente, la familia se trasladó a la ciudad de Yaroslavl, a orillas del Volga, donde la madre y la hermana mayor se pusieron a trabajar en una fábrica de tejidos. Su madre trabajaba tanto que según Tereshkova, ni ella ni sus hermanos la vieron nunca en un momento de ocio o de descanso.


Desde muy temprana edad practicó el deporte de salto en paracaídas, e incluso obtuvo el título de instructora en dicha especialidad.

Tras acabar la escuela Valentina también tuvo que ponerse a trabajar, mientras por las noches estudiaba la secundaria. Valya, como le llamaban cariñosamente, era una chica sana, deportista y muy audaz, tanto, que practicaba el paracaidismo en un club aéreo de aficionados.

En diciembre de 1961, una comisión que recorría los clubes con el objeto de seleccionar paracaidistas a quienes luego prepararían para hacer vuelos espaciales, la eligió a pesar de su juventud y de su falta de experiencia.

La busqueda de candidatos entre los paracaidistas se debía a que las naves Vostok no tenían dispositivo para aterrizar. Una vez atravezadas las capas más altas y menos densas de la atmósfera, el cosmonauta era eyectado de la cápsula junto con su asiento gracias a un dispositivo cuando aún se encontraba a 10 Km del suelo, y completaba el descenso en paracaídas. Los mecanismos para frenar un vehículo con paracaídas no se hallaban perfeccionados y se prefirió no correr el riesgo de que el cosmonauta tocara suelo dentro del vehículo.

De entre más de cuatrocientas aspirantes, y tras una dura criba con todo tipo de pruebas físicas, técnicas, intelectuales, etc, en febrero de 1962 cinco mujeres fueron seleccionadas para el Cuerpo Femenino de Cosmonautas: Tatyana Kuznetsova, Irina Solovyova, Zhanna Yerkina, Valentina Ponomaryova y Valentina Tereshkova.

El 16 de junio de 1963, a la edad de 26 años y a bordo del Vostok 6, se convirtió en la primera mujer y el primer civil en viajar al espacio. Su nombre en clave durante la misión fue Chaika (gaviota en castellano). Su vívida voz fue propalada a los pueblos de todo el mundo: "¡Soy yo, Gaviota!". "Veo el horizonte " una luz azul, una hermosa banda. La Tierra "¡es tan hermosa!".

Sin duda no fue nada fácil surcar el espacio. Mucho se habla hoy de que el Vostok 6 era chatarra, y desde luego no contaba con los adelantos que existen hoy en día. Esto realza el mérito de Valentina Tereshkova. Ella soportó plenamente las condiciones del vuelo espacial, cumplió el programa trazado y efectuó 48 órbitas alrededor de la Tierra, del 16 al 19 de junio de 1963.

Aunque estaban previstos más vuelos en los que participaran mujeres, pasarían 20 años para que otra mujer repitiera la hazaña de volver al espacio: fue en agosto de 1982 cuando otra rusa, Svetlana Savitskaya, viajó en la nave Soyuz T-7.Ninguna de las otras cuatro cosmonautas del grupo de Tereshkova viajó al espacio.

No era secreto para nadie que la URSS y EEUU estaban compitiendo en la exploración del espacio. Pero también era importante estudiar la reacción del organismo femenino ante las sobrecargas, la ingravidez y el estado de soledad durante el vuelo... O sea se trataba de probar que la mujer puede volar al espacio igual que el hombre. Pero la decisión de lanzar al espacio a una mujer se tomó también porque había planes de realizar en un futuro vuelos a la Luna y planetas aún más lejanos, para lo que se formarían tripulaciones mixtas.

Sobra decir que en 1963 la hazaña de Valentina pasó casi desapercibida en en prácticamente todo el mundo occidental, debido a la guerra fría. Por si fuera poco, en Estados Unidos e incluso en Europa, la propaganda oficial intentaba quitar méritos a la primera incursión de la mujer en el espacio, diciendo que se trataba de un mero "acto propagandístico de los comunistas". ¡

Algunas invenciones decían que mientras estaba en órbita se había intoxicado con conservas de pescado, cuando en realidad es imposible meter pescado en los tubos en que los astronautas tienen su comida. O también algunos medios de comunicación informaron que durante el vuelo ella estaba casi desmayada, cuando en las pantallas de televisión se podía ver muy bien como sonreía e intercambiaba bromas con Valery Bykovsky, e incluso cantaba...

Aunque Valentina se mantuvo al margen de esta polémica, centrándose solo en su trabajo, señaló posteriormente: "Nunca aceptaré el juicio de que el vuelo de la primera mujer cosmonauta fue sólo propaganda. No, porque nos preparamos para ello cabalmente. Llegamos como paracaidistas y nos convertimos en cosmonautas".

Cinco meses después de su histórica misión se casó con el astronauta Andrian Nikolayev (1929-2004), con quien tuvo una hija llamada Yelena, que nació el 8 de junio de 1964. La "bebé espacial" fue sometida a numerosos exámenes, dado que sus padres eran astronautas, pero finalmente se comprobó que era normal. También se habló mucho de que el matrimonio fue decidido por los dirigentes políticos de la URSS, con el objetivo de armar un "matrimonio cósmico". Se divorciaron en 1982.

Estudio en la Academia de la Fuerza Aérea de Zhukovski, y se graduó como ingeniera espacial en 1969. Ese mismo año, el grupo de cosmonautas femenino fue disuelto. En 1977 recibió el doctorado en ingeniería. Debido a su prominencia desempeñó diversos cargos políticos: de 1966 a 1974 fue miembro del Soviet Supremo, de 1974 a 1989 formó parte del Presidium del Soviet Supremo, y de 1969 a 1991 perteneció al Comité Central del Partido Comunista. Al año siguiente fue el turno para la primera mujer estadunidense, Sally Ride, a bordo del transbordador Challenger.

Valentina se casó por segunda vez, con el Dr. Yuri Shaposhnikov, que murió en 1999.

Después del vuelo espacial, Tereshkova fue nombrada Héroe de la Unión Soviética, y distinguida con la Orden de Lenin.

Después de cumplir los 60 años, en 1997 Valentina se retiró de la fuerza aerea y del cuerpo de cosmonautas.

En el 2003 llegó desde Londres la noticia de que, Valentina Tereshkova, general mayor , primera mujer cosmonauta del mundo, Héroe de la URSS y distinguida con las condecoraciones superiores de muchos Estados del mundo, candidata en Ciencias Técnicas y dirigenta pública, fue nombrada "La mujer del siglo XX" por la organización británica 'Asamblea Anual de mujeres sobresalientes'.

Si bien se conoce muy poco de la vida privada de Valentina, lo cierto es que mientras los astronautas varones gozan de fama, escriben libros, entran y salen de clínicas para superar su alcoholismo, y dan entrevistas sobre sus glorias pasadas, ella mantiene la discreción, y continúa mostrando resistencia y tenacidad en el trabajo diario como defensora de la causa feminista y en la promoción de Rusia como un país que posee una rica historia y un gran patrimonio cultural, científico y artístico.
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Christine Granville, nombre de guerra de la condesa polaca Krystyna Skarbek, fue para muchos la mejor agente de los servicios secretos británicos durante la Segunda Guerra Mundial y uno de los personajes más arrebatadoramente románticos de la época. Reclutada por el célebreSpecial Operations Executive (SOE), la agencia creada en 1940 por Churchillpara organizar acciones de subversión y sabotaje contra los nazis, Christine saltó sin temor en paracaídas en numerosas ocasiones, atravesó los montes Tatra esquiando para infiltrarse en Polonia, organizó grupos de resistencia por toda Francia y combatió codo con codo con los maquis; no dudó en sobornar a militares, lideró equipos de sabotaje y de fugas, y burló varias veces a la temida Gestapo, arrebatando de las mismísimas fauces de la muerte a algunos de sus camaradas.





Una de sus mayores proezas tuvo lugar en agosto de 1944. Un día de dicho mes, el comandante alemán Fritz Harlan, jefe de prisiones, se sentía satisfecho porque habían dado caza a tres destacados espías: el coronel Cammaerts de Scotland Yard; el capitán Sorensen del servicio secreto estadounidense y el comandante Zane Fielding, detenidos en un control cuando viajaban camuflados en un vehículo de la Cruz Roja. Iban a ser fusilados a las 6.30 del día siguiente y la Resistencia no tenía tiempo de montar un operativo de rescate.

Harlan estaba sumido en sus pensamientos cuando sonó el teléfono y le comunicaron que una extranjera insistía en verle. Se trataba de una guapa muchacha morena que, en un perfecto alemán, dijo venir de Londres y ser sobrina nada menos que del mariscal Bernard Montgomey, que había derrotado a Rommel en El Alamein (Egipto).




Ante la estupefacción de Harlan, a quien aquella situación había provocado la risa, la joven, muy seria, le exigió la inmediata entrega de los tres prisioneros británicos citando sus respectivos nombres. Si aceptaba, su vida sería respetada cuando las tropas aliadas llegasen, afirmando que no tardarían demasiado en hacerlo. ¡Aquello era demasiado! Como única respuesta, el comandante le dijo que estaba loca, pero ella, fría como el hielo, siguió insistiendo y se atrevió incluso a amenazarle: "Si los tres mencionados prisioneros o yo sufrimos el menor daño, todos los alemanes de esta prisión, con usted al frente, serán irremisiblemente ahorcados tan pronto sea ocupado este país".

Su interlocutor no aguantó más la incertidumbre y le preguntó quién era: "Soy una espía inglesa", fue la escueta contestación. Él entonces empezó a encolerizarse pero ella continuaba hablando en el mismo tono severo, con una seguridad pasmosa. Para convencerle de que no mentía, le dio detalles sobre la situación en que se hallaba la guerra en los distintos frentes y que Montgomery estaba ya muy cerca de donde ellos se encontraban. Para acabar, repitió una vez más su ultimátum.

Harlan empezó a mostrarse preocupado, incluso algo asustado. Alemania no estaba en aquellos momentos en una situación fácil y Hitler ya no hablaba de triunfo, sino, simplemente, de resistir. Finalmente, tras once horas reunidos, decidió acompañar a la muchacha a la celda donde se hallaban los tres prisioneros que fueron liberados enseguida. Aquella muchacha tan decidida era Christine, cuya probada sangre fría y sus conocimientos de diez idiomas la convirtieron en una de las piezas más valiosas de los Servicios Especiales.




El padre de Christine era un conde dedicado a criar caballos de carreras y pertenecía a una de las más nobles estirpes polacas. Su madre, que fue asesinada por los nazis, era miembro de una familia de banqueros judíos. Su abuelo fue el padrino de Chopin. Impulsiva en el amor y encantada de ser objeto de la pasión de los hombres, que desataba por doquier con su espíritu libre y su sonrisa traviesa (un colega agente trató de suicidarse por ella lanzándose al Danubio, que por suerte estaba helado), Christine tuvo una vida sentimental agitadísima. A los dieciocho años, la chica se casó con un empresario y a los veintitrés volvió a hacerlo con el escritor, aventurero y ex cowboy Jerzy Gizycki, al que consideraba su Svengali y con el que marchó a vivir a África, con el tiempo acabaron divorciados.





Al invadir Polonia los nazis, Christine se puso al servicio del SOE en Gran Bretaña. De misión en Budapest conoció al héroe polaco Andrew Kowerski, al que le faltaba una pierna y que fue el gran amor de su vida, aunque lo alternó con otros romances como el torrencial con el joven conde Ledochowski. Con Koweski, alias Kennedy, se dedicó a organizar vías de escape de Polonia y pasando de un lado a otro de las fronteras, en una ocasión consiguió traerse de su país, caminando, un prototipo de fusil antitanque.

Capturada en 1941 por la Gestapo, la resuelta Christine logró que la dejaran libre tras provocarse una hemorragia mordiéndose la lengua para hacer creer a sus captores que padecía tuberculosis. Después de viajar en un desvencijado Opel hasta El Cairo vía Turquia y Siria, Christine fue destinada a Francia.






Con los maquis luchó en la feroz batalla de Vercors contra regimientos alpinos y de las SS, estableció contactos entre la Resistencia y los partisanos italianos de Marcellini y se le atribuye la rendición de la guarnición alemana de Col de Larche. Además de actuar en Francia, Christine también estuvo destinada en Italia, donde un buen día se topó con una patrulla alemana. Cuando le ordenaron levantar las manos, obedeció, pero lo hizo sosteniendo en una de ellas una granada: "¡No se muevan o saltamos todos hechos pedazos!". Gracias a su capacidad de improvisación, ella y su compañero pudieron escapar.

Tras la guerra, Gran Bretaña fue ingrata con su agente que, sin empleo, se vio impelida a sobrevivir como camarera ocasional en bares, hoteles e incluso en un barco. Allí conoció a su asesino. Dennis George Muldowney, camarero y marinero, no aceptó que Christine quisiera alejarse de él, empezó por acosarla y la asesinó brutalmente a cuchilladas en la escalera del hotelito en el que vivía en Kensington.






Christine Granville es sólo una más de la constelación de mujeres valientes de la Segunda Guerra Mundial. Están junto a ella sus propias compañeras agentes del SOE, como Paola del Din, hábil esgrimista; la dulce y exótica Noor Inayat Khan o la gran Violette Szabo. Sin olvidar a nuestra querida Neus Català, resistente pillada también por la Gestapo y superviviente de Ravensbrück. Entre las numerosas heroínas rusas, desde la tanquista Oktyabrskaya a la francotiradora Pavlichenko ( 178 dianas con su rifle Tokarev), destacan las aviadoras. Entre ellas, la pequeña y rubia Lydia Litvyak, la Rosa Blanca de Stalingrado, la mayor as de caza femenina de la historia con 12 victorias. La derribaron en 1943. En 1969, unos niños jugando encontraron los restos de su avión y a la piloto aún en su interior, como una bella durmiente del aire. Un viejo conocido as alemán Johannes Steinhoff, que las combatió, escribió este elogio de las aviadoras rusas: "Esas mujeres no temían a nada".
 
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Una educadora diferente



Artistas

Escritoras

Deportistas

Activistas

Otras





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En enero de 1907 la doctora Maria Montessori abrió su primera “Casa para niños” en Roma, donde puso en práctica su método de enseñanza que cambiaría para siempre la educación en el mundo.
Maria Montessori fue una adelantada para la época en que vivió. Nacida el 31 de agosto de 1870 en Chiaravelle, en la provincia de Ancona (Italia) en el seno de una familia de clase media, tuvo la oportunidad de asistir a la Universidad y estudiar medicina. En aquella época no se concebía en Italia que una mujer pudiera ser médico y de hecho la Universidad de Roma donde estudió no admitía a mujeres para cursar esta carrera. Sin embargo no se sabe muy bien como, ella consiguió que la admitieran. De este modo en 1896 se convirtió en la primera mujer doctora en medicina que tuvo Italia, y además con unas calificaciones sobresalientes.


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Poco despues empezó a trabajar en la propia Universidad de Roma, como ayudante en el departamento de psiquiatría. En esta época se interesó de forma especial por la educación de los niños que tenían algún tipo de deficiencia mental, y aplicando métodos experimentales de dos profesores franceses que ella admiraba, logró que estos niños aprendieran a leer y a escribir. Incluso conseguía que niños con deficiencias consiguieran aprobarar los examenes escolares para niños "normales".
¿Cómo lo había conseguido? ¿Qué tipo de técnicas utilizaba esta jovencita que se movía con tanta celeridad y seguridad al mismo tiempo? Lo que hacía era reforzar la autoestima de los chicos a través de juegos y de trabajos manuales, y una vez que ellos sentían que podían avanzar, María iba transmitiéndoles el conocimiento de las letras y de los números. En poco tiempo, la doctora empezó a ser respetada entre el pequeño grupo de profesores y de padres que la conocían y ella pensó que su método podría ser aun más eficaz si lo ponía en práctica con chicos que no tuvieran ningún tipo de dificultad.
El principio básico que ella sostenía era que el niño necesitaba estímulos y libertad para aprender. El maestro tenía que dejar que el alumno expresara sus gustos, sus preferencias y algo más importante aún, había que dejar que se equivocara y volviera a intentar lo que había iniciado. Montessori insistía en que el rol del maestro dominante había que cambiarlo y dejar que el alumno tuviera un papel más activo y dinámico en el proceso de aprendizaje.
Gracias a ella se dejó de lado, además, la típica idea de las aulas de clase oscuras, sin ventanas, ambientadas únicamente con un pizarrón negro, donde los alumnos estaban como estatuas alineados en sus bancos y en cambio, empezó a valorizarse la importancia que tenían los lugares agradables, amplios, donde los pequeños podían moverse sin problemas y contaban con elementos como cubos, cajas de colores, etc, que contribuían a estimular el cerebro, el intelecto y la capacidad de comunicación infantil.
Basándose en esto, María fundó en Roma en el mes de enero de 1907, la primera Casa para niños (Casa dei Bambini), un lugar donde los niños tuvieran la oportunidad de aprender siguiendo sus innovadores métodos. Contaban con pequeños muebles sencillos y un magnífico material pedagógico (formas geométricas, aros, palos, lápices, pinceles y pinturas de varios colores) que iban haciendo que el aprendizaje fuera ameno, casi como un juego. La influencia que tuvo la doctora con su sistema fue mundial y gran parte de sus ideas hoy forman parte de nuestro conocimiento, lenguaje y manera de entender a los niños y los procesos educativos.


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Maria Montessori a su llegada a Nueva York en 1913

En 1913 hizo su primer viaje a Estados Unidos, un país en el que sus ideas tuvieron un gran impacto y donde encontró muchos apoyos, entre los que destacaron el inventor del teléfono, Alexander Graham Bell y su esposa Mabel, quienes promovieron la creación de la Montessori Educational Association en Washington DC. Otros valedores de Maria en Estados Unidos fueron Thomas Edison y Helen Keller, la famosa "alumna" de Anna Sullivan.
Como muestra de la fama que por esta época había adquirido, valgan estas palabras que le dedicó el diario "The Brooklyn Daily Eagle":

"[...] a woman who revolutionized the educational system of the world, the woman who taught the idiot and the insane to read and write, whose success has been so wonderful that the Montessori method has spread into nation after nation as far east as Korea, as a far west as Honolulu and south to the Argentine Republic."



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Maria Montessori nombrada Doctor Honoris Causa por
la Universidad de Durham, en Holanda (1924)

Es dificil para nosotros comprender el impacto que tuvo Maria Montessori en la renovación de los métodos pedagógicos a principios del siglo XX, pues la mayoría de sus ideas hoy nos parecen evidentes e incluso demasiado simples. Pero en su momento fueron innovaciones radicales, que levantaron gran controversia especialmente entre los sectores más conservadores.
En 1929 fundó en Amsterdam la Association Montessori International (AMI), una organización dedicada a divulgar y promover sus metodos educativos, y que aun continua funcionando (aquí su web). Tras la muerte de Maria, su hijo Mario Montessori se hizo cargo de la AMI hasta su muerte en 1982.
Durante el régimen de Benito Mussolini, María Montessori tuvo el coraje y la valentía de denunciar públicamente que el fascismo cometía actos de brutalidad con los jóvenes al convertirlos en "pequeños soldados", y sus opiniones causaron tanta molestia en el régimen gobernante que a la doctora no le quedó otra alternativa que exiliarse. Huyo en 1934 a Barcelona, donde estuvo viviendo un tiempo y luego se estableció en Holanda con su esposo y su hijo.


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En 1939, cuando tenía 69 años, fue invitada por la Sociedad Teosófica a visitar la India. Precisamente allí le sorprendió el estallido de la Segunda Guerra Mundial, lo que la obligo a permanecer en este país durante el conflicto. Precisamente lo aprovechó para seguir divulgando sus ideas, que fueron muy bien acogidas tambien allí.
Tras acabar la guerra volvió a Europa en 1946 y estuvo en Londres donde dirigió un programa internacional de entrenamiento. En 1947 por fin regresó a su país, Italia, de donde había tenido que huir años antes, y esta vez fue recibida con todos los honores. En 1948 regresó a la India para seguir impartiendo cursos.


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Maria Montessori junto a su hijo

En 1949 se estableció definitivamente en Amsterdam, y ese año publicó su libro The Absorbent Mind. En 1950 fue nombrada doctora honoris causa por la Universidad de Amsterdam. En tres oportunidades fue nominada para el Premio Nobel (1949, '50 y '51).
En esta etapa de su vida ya había dado cursos y conferencias por todas partes y era reconocida como una institución a nivel mundial. Supo ganarse el título de pionera en la investigación del mecanismo de pensamiento de los niños. Con su método ella demostró que los niños podían aprender a reconocer las letras y a sumar antes de cumplir los seis años. Una de las curiosidades que rodeó a su vida es que, a pesar de que sus ideas eran reconocidas en todas partes y sus conferencias eran traducidas a varios idiomas, en su propio país fue durante años atacada y duramente criticada, probablemente por la fuerte tradición católica de este país, que se adaptaba menos a sus métodos.


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Tumba de Maria Montessori

A la edad de ochenta y un años, el 6 de mayo de 1952, María Montessori muere en Noordwijk, Holanda. Desde entonces, su nombre y su obra están siempre en la memoria de todos y se la recuerda como la gran reformadora de la educación.
Además de su labor pedagógica, debe resaltarse tambien su importancia para el movimiento feminista. A finales del siglo XIX una mujer no podía ir caminando sola por la calle sin provocar un escándalo, no podía firmar un cheque y basicamente no podía hacer nada sin el permiso de su padre o de su marido. Sin embargo Maria Montessori consiguió destacar en la escuela, ir a la Universidad y forzar las normas establecidas para convertirse en la primera titulada en medicina de su país, y posteriormente en una figura admirada y respetada a nivel mundial, dejando una obra que continuó viva despues de su muerte.



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El legado
Por primera vez, una técnica pedagógica incluía en su fórmula la idea de que el aprendizaje debía provocar felicidad y alentar la propia creatividad y capacidad natural de los niños. Algunas de las ideas que María Montessori puso en practica están aquí resumidas:


El nivel y tipo de inteligencia se conforman fundamentalmente durante los primeros años de vida. A los 5 años, el cerebro alcanza el 80% de su tamaño adulto. La plasticidad de los niños muestra que la educación de las potencialidades debe ser explotada comenzando tempranamente.

Los conocimientos no deben ser introducidos dentro de la cabeza de los niños. Por el contrario, mediante la información existente los conocimientos deben ser percibidos por ellos como consecuencia de sus razonamientos.

Lo más importante es motivar a los niños a aprender con gusto y permitirles satisfacer la curiosidad y experimentar el placer de descubrir ideas propias en lugar de recibir los conocimientos de los demás.


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Permitir que el niño encuentre la solución de los problemas. A menos que sea muy necesario, no aportar desde afuera nuevos conocimientos. Permitir que sean ellos los que construyan en base a sus experiencias concretas.

Con respecto a la competencia, la doctora Montessori creía que este comportamiento debía ser introducido solo después de que el niño tuviera confianza en el uso de los conocimientos básicos. Entre sus escritos aparece: “Nunca hay que dejar que el niño se arriesgue a fracasar hasta que tenga una oportunidad razonable de triunfar”.

Ella consideraba no se podían crear genios pero sí, darle a cada individuo la oportunidad de satisfacer sus potencialidades para que sea un ser humano independiente, seguro y equilbrado.

Otro de sus conceptos innovadores fue que cada niño marca su propio paso o velocidad para aprender y esos tiempos hay que respetarlos.






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Una mujer excepcional que hace una labor constante para ampliar la cultura de los demas, dedicando su tiempo y su sabiduria a quien quiere saber y aprender.

La forera:


ANDA YA




:springflowers:
 




Rosa Parks, El Valor de un Gesto!!!!!!


Rosa Louise McCauley nació el 4 de febrero de 1913 en Tuskegee, Alabama. Esta activista por los derechos civiles de los afroamericanos, fue famosa por haberse rehusado, en 1955, a ceder su asiento en un autobús a una persona blanca, dando origen al boicot a los autobuses de Montgomery.


Hija de James McCauley y Loeona McCauley, de confesión metodista, en 1932 desposó a Raymond Parks, un activista por los derechos civiles. Trabajó gran parte de su vida como modista en una gran tienda de Montgomery, ciudad donde residía.


En 1943 adhiere al Movimiento por los Derechos Civiles Americano ,convirtiéndose en secretaria de la sección de Montgomery de la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP). A mediados de 1955 comenzó a concurrir a un centro educativo por los derechos de los trabajadores y la igualdad racial, la Highlander Folk School.


En 1955 existía en Estados Unidos la ley “Jim Crow” que consistía en la segregación entre blancos y negros, el lema era “separados pero iguales”, los “colored” (como se les nombraba a los negros e hispanos entonces) debían viajar en vagones separados, no podían utilizar baños públicos, a no ser que tuvieran el cartel “only colored”, tenían que ceder el asiento a los blancos en el bus… Negros y blancos iban a diferentes escuelas, bebían de fuentes diferentes, incluso en el ejército estaban separados por color…


El 1 de diciembre de 1955, en la ciudad de Montgomery, Rosa estaba regresando a casa después del trabajo, en el autobús. El único asiento libre era en la parte delantera del vehículo, reservada a las personas de raza blanca, que Rosa ocupó. Poco después subieron algunos pasajeros blancos, por lo que el conductor, James Blake, le ordenó levantarse y dirigirse a la parte posterior, reservada a los negros. Rosa se rehusó a ceder su asiento, cansada de ser tratada como una ciudadana de segunda, permaneció sentada.


Conductor- Tienes que ceder el asiento


Rosa – Estoy cansada, cansada de ceder


Conductor- Voy a hacer que te arresten


Rosa- (mirando por la ventana) Puede hacerlo


El conductor detuvo el autobús y llamó a dos policías para resolver la cuestión. Rosa Parks fue arrestada y encarcelada por conducta impropia y por haber violado las normas ciudadanas. Cuando llegó la policía le preguntó por qué no quería ceder el asiento, a lo que Rosa respondió ¿por qué vosotros siempre andáis empujándonos por todas partes?


Y así fue como Rosa Parks pasó la noche en el calabozo acusada de perturbar el orden público y tuvo que pagar una multa de 14 dólares de la época.


Esa noche, 50 líderes de la comunidad afro-americana, guiados por el entonces desconocido pastor protestante Martin Luther King, se reunieron para decidir las acciones que llevarían adelante en protesta por lo sucedido. Algunas reacciones violentas ya habían comenzado: el día siguiente a la detención de Rosa, comenzó un boicot a los medios públicos de transporte de Montgomery, que duró 381 días. Docenas de vehículos permanecieron inmóviles hasta que no fue derogada la ley que legalizaba la segregación.


Estos eventos dieron inicio a numerosas protestas en muchas partes del país. En 1956 el caso de Rosa Parks llegó a la Corte Suprema de los Estados Unidos, que decretó por unanimidad la inconstitucionalidad de la segregación en los vehículos de transporte público de Alabama. Desde ese momento, Parks se convirtió en un ícono del movimiento por los derechos civiles.


Si bien Rosa nunca fue una líder de los movimientos que comenzaron a desarrollarse a fines de los años 50's, su figura fue un símbolo impotrtantísimo para los activistas, siendo ella en consecuencia, mal vista por los ambientes contrarios a la protesta. Recibió numerosas amenazas de muerte y no volvió a conseguir trabajo.


A principio de los años 60's, se mudó a Detroit, donde trabajó como costurera hasta 1965, cuando fue secretaria del congresista John Conyers, trabajo que mantuvo hasta 1988.


En 1987 fundó junto con Elaine Eason Steele, el Rosa and Raymond Parks Institute for Self Development en honor a su marido, Raymond Parks. En 1999 obtuvo la Medalla de Oro al Mérito del Congreso de los Estados Unidos.


Muchos hablan de ella como: "la costurera que volvia a casa cansada despues de un dia de trabajo", pero Rosa Parks en su biografia "My life" (mi vida) aclaró: "que no estaba cansada fisicamente, sino que estaba cansada de ceder todo el tiempo..."


Tambien dijo: "Mi resistencia al mal trato en el autobus no comenzó con su arresto... yo he tenido que caminar por Montgomery un dia lluvioso, el conductor del autobùs le pidió que me bajara y que montara por la puerta trasera, cuando lo iba a hacer se me cayó el monedero, me senté un momento para recogerlo en un asiento reservado para los blancos, el conductor se puso furioso y arrancó el autobùs sin darme tiempo a subir en él...".


A su muerte, a los 92 años el 24 de octubre del 2005, en la casa de retiro en la que pasó sus últimos años.


El día 30 del mismo mes, el presidente de los Estados Unidos y los politicos le rindieron un homenaje En la rotonda del Capitolio, convirtiéndose en la primera mujer y la segunda persona afroamericana en recibir este honor.


Lo restos de Rosa Parks llegaron de Detroit en avion a Washintong, el piloto era uno de los primeros comandantes negros El cortejo funerario iba presidido por el autobùs donde se produjeron los hechos.


En el primer aniversario de su muerte, el presidente George W. Bush ordenó una estatua de Parks para colocar en el Salón de las Estatuas Nacionales en Washington, DC Al firmar esta resolución, el presidente Bush declaró:


"Al colocar su estatua en el centro del Capitolio de la nación, se conmemora su trabajo para una unión más perfecta, y nos comprometemos a seguir luchando por la justicia para todos los estadounidenses".


Esta mujer de condición modesta, tuvo el coraje de decir "No", y esto fue la chispa que lanzó el movimiento que abolió la segregación racial en los Estados Unidos, contribuyó a la toma de conciencia de los Americanos por los Derechos
 

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Antes de llegar a Europa, la joven bailarina Josephine Baker había buscado el reconocimiento en los escenarios estadounidenses. Pero el público americano no la aceptaba, la consideraba una bailarina torpe. Había actuado en el mítico Cotton Club de Harlem y había formado parte del primer coro de color que había pisado un escenario en Broadway. Pero no dejaron de criticarla. El viejo continente, en cambio, cayó rendido ante aquella bailarina de rostro fino, de belleza deslumbrante, de piel morena, de movimientos rápidos y cuerpo menudo y juguetón, que en su debut en París había dejado a todo el mundo con la boca abierta por su minifalda de plátanos. No llevaba nada más, sólo este curioso atuendo que le dio la fama de inmediato. ¿Quién era aquella mujer que había entusiasmado a los europeos?

Su verdadero nombre era Freda Josephine Carson y había nacido en Saint Louis, Missouri, el 3 de junio de 1906, en el seno de la familia de Eddie Carson, quien era percusionista de vaudeville, y Carrie McDonald, lavandera. Al poco tiempo, Eddie abandonó a su familia y la madre de Josephine se casó con Arthur Martin, un hombre desempleado, por lo que la situación económica de la familia no era la más boyante. Así, Josephine abandonó la escuela y pasó su infancia trabajando como doméstica y niñera para ayudar a la subsistencia del clan familiar, que se vio ampliado con dos hermanas y un hermano. Además, como toda persona de color en aquella época, fue víctima de duras situaciones de racismo.




A los trece años, esta joven trabajaba como mesera en The Old Chauffeur's Club, donde conoció a quién sería su primer marido por un corto tiempo, Willie Wells. Acostumbrada a trabajar desde niña, nunca dependió de sus compañeros sentimentales económicamente, por lo que nada la detuvo en su búsqueda de la felicidad. En 1921 contrajo matrimonio por segunda vez con Willie Baker, de quién se divorció también, aunque conservó su apellido.

Al alcanzar la edad de dieciséis, se convirtió en bailarina y se unió a un grupo de danza de Philadelphia y viajó con The Jones Family Band y The Dixie Steppers, pero al principio fue rechazada como artista pues la consideraban torpe y demasiado oscura. En 1923, logró unirse al coro de The Dixie Steppers, que representaban la comedia musical Shuffle Along de Sissle and Blake, y se trasladó a Nueva York. Pronto logró presentarse en Broadway, en el espectáculoChocolate Dandies. De igual forma, actuó en elPlantation Club y en el Cotton Club de Harlem.



Antes de los diecinueve años cruzó el Atlántico y llegó a París como corista de La Reveu Négre,donde brillaría con su rutina Danse Sauvage. En su debut en la ciudad del Sena bailó vestida sólo con un cinturón hecho de bananas. Actuar allí significaba formar parte de la movida cultural de los locos años 20. Josephine era una mujer de movimientos rápidos y temperamentales. Desprendía un entusiasmo sobre el escenario jamás visto y agitaba brazos, pies y piernas a una velocidad asombrosa. Con su talento y belleza se ganó en instantes al público parisino, ávido de exotismo, y así, en sólo tres meses consiguió un primer papel en La Folie du Jour en el teatro Folies Bergère y alcanzó el estrellato.

Josephine Baker introdujo el charlestón en Europa, un baile muy rápido que hacía furor en Estados Unidos. Compaginó sus actuaciones como bailarina con papeles secundarios en algunas películas de la época, y a la vez que triunfaba con su baile agitado, deslumbraba con una voz privilegiada para el jazz. Quería demostrar de lo que era capaz y estaba dispuesta a hacerlo todo para mostrar al mundo que pese a ser una mujer de color, podía llegar hasta lo más alto. En pocos años, se convirtió en la artista del espectáculo mejor pagada de Europa y rivalizaba con Gloria Swanson y Mary Pickford por ser la mujer más fotografiada de todo el mundo. Como disfrutaba de una posición económica más que holgada, trasladó a su familia desde Saint Louis hasta Les Milandes, en Francia.



Influyó de tal modo sobre la sociedad francesa que cuenta la leyenda que las mujeres de la época usaban cremas de nuez para oscurecer su piel y parecerse a la exuberante artista. Una voz privilegiada para el jazz, un sensual cuerpo que mostraba con orgullo, levemente cubierto con extravagantes trajes, y una verdadera aptitud para la danza, fueron la explosiva fórmula con la que Josephine, también conocida como la Perla Negra o la Diosa Criolla, haría historia. La artista estadounidense no sólo era extravagante en el escenario. Amaba a las mascotas y por ello llegó a tener un leopardo, un chimpancé, una culebra, un cerdo, una cabra, una lora, un perico, varios peces, tres gatos y siete perros.

A pesar del sorprendente éxito en Europa, Josephine no era aceptada del todo por el público de Estados Unidos, para los que era inaceptable que una mujer negra disfrutara de ese poder y esa sofisticación. En 1936, ella intenta actuar de nuevo en su tierra natal en el Ziegfeld Follies, pero regresa a Europa, despreciada por su propia gente y con varias ingratas críticas de los periódicos estadounidenses. En 1937, agradecida con el público francés por su aceptación, adquiere la nacionalidad francesa y se casa por tercera vez con Jean Lion, de quien se divorciará de igual forma.



La Josephine Baker luchadora y perseverante, mujer que no se quedaba jamás de brazos cruzados ante las adversidades, se puso de manifiesto también durante la Segunda Guerra Mundial, cuando formó parte de la resistencia francesa. Al estallar el conflicto, Josephine seguía en París, pero al instalarse el gobierno en Vichy, se mudó al sur de Francia. En su casa mantuvo a varios refugiados belgas. Colaboró con la Cruz Roja y perteneció a la resistencia usando su profesión, que le posibilitaba moverse por Europa con salvoconductos, como cubierta para trabajar como agente. Llevó mensajes secretos escritos con tinta invisible en las partituras musicales.

Viajó a España, Portugal, a las colonias francesas en África y a Marruecos, donde actuó para las tropas francesas y llevó mensajes de la resistencia. Integró las Fuerzas Femeninas Auxiliares de la Aviación Francesa con el grado de Subteniente. Al finalizar la guerra, fue condecorada por el presidente Charles DeGaulle con la Legión de Honor y recibió la Medalla de la Resistencia y la Croix de Guerre.




En 1947 se casó con el director de orquesta Joe Bouillon, con quien decidió adoptar a doce niños, cada uno de una nacionalidad diferente, para demostrar a todo el mundo que los niños se pueden querer como hermanos a pesar de sus diversas procedencias. Llamó a su familia “la tribu del arco iris”, en referencia a la diversidad de países de donde provenían los pequeños. La Baker regresó a la actividad artística y trabajó en el circuito de cabarets de París durante varios años, después viajó a Cuba.

En el período comprendido de 1950 a 1966, Josephine Baker visitó Cuba en cinco ocasiones. En su primera visita actuó en el teatro América con muchísimo éxito. Los espectadores la recibieron de pie. Tanto es su triunfo, que la gran Rita Montaner imita a la incomparable artista desde el escenario del Teatro Martí, lo cual constituye todo un suceso artístico que mucho da que hablar.

Dos años más tarde, Josephine regresa a La Habana, donde sufre nuevamente la humillación de ser rechazada en un hotel por el color de su piel. La administración del lujoso Hotel Nacional se niega a acogerla con el burdo pretexto de que no disponían de una sola habitación. El escándalo no se hace esperar. En pocas horas la artista congrega a un grupo de cubanos, “gente de color como yo”, y encuentra a un abogado y a un testigo para dar fe de lo ocurrido.



No obstante, en 1953, la Baker padece otra agresión similar en la Isla cuando Goar Mestre le cancela el contrato de la emisora radial CMQ, alegando que había llegado tarde para cumplir con sus obligaciones. Realmente por un problema político, la Embajada de los Estados Unidos había declarado persona non grata a la artista. Paradójicamente, a este sentimiento discriminatorio oficial, el público cubano siempre la acoge con admiración y cariño.

En enero de 1968 llega a La Habana para participar en la Conferencia Tricontinental. “Vengo a Cuba porque quiero a este país y ya no hay nada que me humille como ser humano. Estoy fascinada y no puedo sino mirar ese azul que tengo delante, esta Habana tan distinta que me recibe. Vengo a actuar para todos ustedes, a entregarles todo lo que tengo”. En medio de la animación y el contento general, se presenta a teatro lleno con Bola de Nieve en el García Lorca.

Viaja a Camagüey, donde tres mil personas la aplauden a rabiar, visita la Sierra Maestra, escala montañas y disfruta del olor de los viejos cafetales franceses de La Gran Piedra, pero sobre todo, entra en contacto con los cubanos que no solo admiran su arte, sino también su permanente rechazo a la injusticia. Visiblemente conmovida retorna ese verano a la Isla por última vez. La acompañan sus hijos adoptivos para disfrutar de una estancia de pocos días en una casa situada en una playa cercana a la capital. En Cuba se la recuerda como uno de sus visitantes más queridos.



Josephine tuvo que soportar durante toda su vida el duro peso del racismo. Por eso luchó siempre por los derechos de las personas de raza negra, apoyando su causa. En la década de 1950, regresó a Estados Unidos con la intención de luchar por la integración racial y contra la discriminación. Exigía que en sus presentaciones, el público estuviera integrado, y cuando el Strok Club de Nueva York la rechazó, inició una batalla periodística, por lo que la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP) eligió el 20 de mayo como día de Josephine Baker en reconocimiento a sus esfuerzos. Más tarde, realizó una gira mundial de despedida, y se retiró del mundo del espectáculo.

Retirada de la escena, la artista, con lágrimas en los ojos, emprende una de sus últimas batallas en Les Milandes, el viejo Castillo, donde educa a sus hijos adoptivos y del que el propietario intenta echarla por retraso en el pago del alquiler. Josephine fue una buena madre para sus hijos adoptivos, no teniendo reparos en mendigar la ayuda pública cuando los tiempos fueron difíciles. La artista regresó varias veces al escenario por dificultades económicas. Para apoyar el movimiento norteamericano por los derechos civiles, dio cuatro conciertos en el Carnegie Hall para conseguir fondos para la causa, y participó en la marcha sobre Washington en 1963.



Divorciada de su esposo Jo Bouillon, conoció al artista Robert Brady, con quien realizó una unión matrimonial simbólica, sin la presencia de un cura, en una iglesia en Acapulco, México. Esto lo supo poca gente, pues Josephine temía que la ridiculizaran y no tomaran en serio lo que era fundamental para ella.

Pocos días después de recibir un homenaje concierto en París para celebrar su 50 aniversario sobre los escenarios, evento que contó con la presencia de sus amigas Sophia Loren y Grace de Móncaco, la excepcional artista dejó de existir. Había entrado en coma y murió el 12 de abril de 1975 por una hemorragia cerebral. Más de 20.000 personas se congregaron en las calles de París para ver pasar su ataúd en procesión solemne desde el Salpêtrière hasta la Iglesia Madeleine, siendo la primera mujer americana a la que le otorgaron honores militares franceses en su funeral. La gran diva de la escena fue enterrada en el cementerio de Mónaco.
 
[h=2]Katharina Henot fue una de las 100.000 víctimas mortales de la inclemente caza de brujas en Europa[/h]

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Estatua del inquisidor Friedrich von Spee y Katharina Henot, en Colonia



Berlín. (EFE).- La ciudad de Colonia (oeste de Alemania) ha rehabilitado oficialmente a Katharina Henot, una mujer acusada de brujería y ejecutada hace cuatro siglos, en el marco de la persecución a las brujas que dejó más de 100.000 víctimas mortales en Europa, cerca de una cuarta parte de ellas en Alemania.
Una comisión del Ayuntamiento de la ciudad, además, se distanció de forma unánime de todos los procesos de brujería realizados en la ciudad en los siglos XVI y XVII.
La rehabilitación a Henot es el resultado de una iniciativa del pastor protestante Harmut Hegeler que, tras su jubilación como profesor de religión, se ha dedicado a buscar una especie de indemnización moral para las víctimas de la caza de brujas.
Katharina Henot (1570-1627), una mujer de la clase alta de Colonia, se considera como una de las víctimas más célebres de la caza de brujas. Algunos historiadores consideran que su caso fue uno de los que llevó al jesuita Friedrich von Spee a convertirse en un uno de los principales críticos de los procesos contra las brujas
Spee, confesor de mujeres condenadas a muerte por brujería, llegó a la conclusión de que las confesiones se daban siempre motivadas por la tortura y, cuando se le preguntaba porqué había envejecido tan pronto, explicaba que había tenido que ver a demasiados inocentes morir en la hoguera.
La detención de Katharina Henot se produjo en 1627, por unos rumores, y el proceso, como casi siempre ocurría en estos casos, terminó con la condena a muerte y su ejecución.
Las acusaciones en su contra se basaron en una serie de hechos ocurridos en un convento cercano a Colonia, donde se dio una epidemia que, en la interpretación de los acusadores, habría sido generada por las artes mágicas de Katharina Henot.
Al margen de posibles casos aislados, la época de quema de brujas fueron los siglos XVI y XVII, con una especie de prólogo en el siglo XV -el siglo del célebre "Martillo de las brujas", un libro que se convirtió en una especie de manual de inquisidores- y un largo epílogo en el siglo XVIII.
Anna Göldi, considerada como la última bruja de Europa, fue ejecutada en Glarus (Suiza) en 1782, en pleno siglo de la ilustración.
El caso de Henot fue, en Colonia, el comienzo de una ola de procesos que se prolongó hasta 1630 y dejó como saldo más de veinte mujeres ejecutadas por brujería.
En la conciencia de los habitantes de Colonia, Henot ya había sido rehabilitada. Un colegio y una calle llevan su nombre y frente al ayuntamiento hay una estatua suya.
"Se trató de ahogar la voz de Katarina Henot pero no fue posible, hoy se sigue hablando de ella en esta ciudad", dijo el pastor Harmut Hegeler hoy ante la comisión del Ayuntamiento.
Ahora, tras la rehabilitación oficial de la ciudad de Colonia, queda pendiente la rehabilitación por parte de la iglesia católica, que también ha sido solicitada por Hegeler.
En una carta dirigida al arzobispo de Colonia, Joachim Meissner, Hegeler le pide una declaración pública en la que diga que "los procesos contra las brujas fueron una injusticia".
La comisión del Ayuntamiento se sumó hoy a Hegeler y pidió también una rehabilitación de Henot, y de las otras presuntas brujas, por parte de la iglesia católica.
 
Uhmm, mujeres con una vida poco común.... uhmmm, ¿no os dejáis a alguien...? uhmm, una guapa periodista, divorciada, de barrio y futura Reina de España? claroooo, ¡¡¡¡Letizia Ortiz Rocasolano!!!!


ella sí que tiene una vida "poco común"............. :a35:

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[h=1]Y ahora en serio... ELSA SCHIAPARELLI

La mujer surrealista[/h][h=2]Provocadora, controvertida y feroz rival de Coco Chanel, elsa schiaparelli revolucionó la alta costura durante la época de entreguerras del siglo pasado. La llama artística de sus diseños permanece hoy viva[/h]



SILVIA ALEXANDROWITCH 1 OCT 2006
[h=4]Archivado en:[/h]


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Las décadas de los veinte y treinta del pasado siglo fueron tiempos tan fértiles como convulsos en los campos de las ideas, el arte y el progreso industrial. Especialmente en París, crisol de todas las vanguardias de la época, donde se dio el fenómeno más revolucionario de la historia del arte contemporáneo: artistas plásticos, escritores, filósofos, inventores, cineastas, mecenas y modistas solían trabajar juntos con absoluta espontaneidad, en un continuo fluir de ideas y colaboraciones tan natural entonces como natural es hoy la separación y el secreto entre las distintas disciplinas. En aquella época, la moda era sólo alta costura, y estaba en manos casi exclusivamente de mujeres. Vionnet, Lanvin, Alix, Louise Boulanger y las hermanas Callot eran modistas notables y célebres, y cada maison tenía su clientela. El poder era de ellas y de Coco Chanel, la reina de todas, que introdujo en la costura los conceptos de juventud y racionalismo, y que dijo proféticamente que "la moda que no se hace para las masas no es moda, pues muere al nacer"; a ella, que defendió siempre su trabajo como un oficio y no como un arte, le seguimos debiendo las mujeres nuestra actual silueta.
[h=4]MÁS INFORMACIÓN[/h]


Y sin embargo, con la distancia con la que ahora podemos analizar los últimos 100 años de vida de la moda, vemos que las grandes revoluciones formales sólo ocurren una o dos veces por siglo, y que en épocas de crisis -como la actual-, la fantasía, el capricho y lo accesorio como proyectos de arte y provocación son tan necesarios como la razón, con la que tienen que, aun a su pesar, convivir. De modo que, teniendo en París una Chanel que cambió la moda para siempre, unos artistas cubistas que cambiaron radicalmente la expresión artística contemporánea y unos arquitectos racionalistas que transformaron el espacio urbano y el hábitat con un lema común -"menos es más"-, también tuvieron lugar movimientos contrarios. El más sonado de todos fue el surrealismo, corriente que arrastró a Elsa Schiaparelli hacia la cumbre de la alta costura de los años treinta y la convirtió en la única rival seria de mademoiselle Chanel. De "la italiana", como la llamaba despectivamente Coco, dijo: "Hay una poesía costurera, un dadaísmo costurero y un estajanovismo costurero, el de madame Schiaparelli, que presenta sus vestidos en las fábricas". Pero Schiaparelli, que ya era famosa por su color rosa shocking, sus jerséis con trampantojo y una docena más de creaciones vanguardistas, era imitada por doquier y, para bien y para mal, compartía clientas con la temible Chanel, de quien decía que su moda era "pobre de lujo". Ambas modistas se hicieron la guerra, seguida por la prensa con gran regocijo: ¡duelo entre la amiga de los surrealistas y la amiga de los cubistas!
Se dijo de ella que poseía el misterioso don de anticipar la siguiente ola. Elsa Luisa Maria Schiaparelli nació en 1890 en Roma, en el seno de una familia aristocrática y culta. Era rebelde, tímida y ansiosa, y a veces podía ser muy brusca. Sus recuerdos infantiles, entre ellos la crueldad de su madre al comentar su estatura y su "fealdad", influyeron enormemente en sus creaciones adultas: la rica biblioteca de su padre, las begonias del jardín que darían lugar al famoso rosa shocking y la voluntad de trascender la belleza convencional para concebirla como una forma de expresión y de metamorfosis.
A los 22 años se fue a Londres, y en 1914 , "buscándose a sí misma física y espiritualmente", acudió a una conferencia de un joven teósofo llamado Wilhelm Wendt de Kerlor, discípulo de la espiritualista de moda, madame Blavatsky. Fue un flechazo. Tras veinticuatro horas de conversación platónica, Elsa y Kerlor contrajeron matrimonio civil. La pareja se embarcó en 1916 hacia Chicago, ciudad donde Kerlor comenzaba una gira de conferencias. En el transatlántico, Elsa congenió con Gabrielle Picabia, mujer del pintor dadaísta Francis Picabia, que iba a convertirse en una gran amiga. En Estados Unidos, la pareja llevaba una vida errante, y Kerlor empezó a dudar de su vocación. Era un marido infiel y provocador, a pesar de vivir de la dote de la enamorada Elsa. El matrimonio iba de mal en peor, y cuando desapareció el dinero también desapareció la poca lealtad de Kerlor hacia su esposa y su recién nacida hija Gogo, con la sonada huida de él con su célebre amante, Isadora Duncan, en 1920.
Schiaparelli vivió un tiempo de bohemia y penurias en Nueva York, trabajando como traductora, administrativa y figurante en películas. Un día, su amiga Gabrielle Picabia la puso en contacto con Marcel Duchamp y Man Ray, y este último le pidió que posara para unas fotos. Se introdujo así en el círculo de los dadaístas, que se movía entre París y Nueva York. Y finalmente, Blanche Hays, otra amiga del grupo, una alegre y rica divorciada, le pidió que la acompañase a París. Schiap, como empezaron a llamarla sus nuevos amigos, se instaló con su hija en casa de Blanche, y no tardó en acompañarla a las maisons de costura para hacer sus compras. En una de estas visitas, el gran Paul Poiret le echó el ojo a Schiap; la definió como estilosa, imaginativa y sobre todo audaz, y decidió vestirla gratis para la agitada vida social que empezaba a desarrollar. Arrancaba el año 1925, y ella ya se atrevía a hacer vestidos para sus dos mejores amigas. Tras constatar su éxito, y con cierta seguridad en sí misma, se ofreció como diseñadora independiente a algunas pequeñas casas de alta costura. Una amiga de Blanche compró una de estas empresas y contrató a Elsa como diseñadora. Duró sólo un año y pico, pero fue un aprendizaje suficiente para la valiente Schiap, quien decidió lanzarse por su cuenta.
En 1927, Elsa Schiaparelli presenta su primera colección, constituida por jerséis, faldas y vestidos de punto tricotado. Las prendas estaban elaboradas con varias madejas que llevan camafeos de punto aplicados e hilos de metal, con motivos geométricos y frecuentes efectos de trampantojo. Es, en definitiva, el easy wear, la moda fácil que cautiva a los estadounidenses. Los compradores se extasían y compran, y la prensa, liderada por Vogue, elige un jersey blanco y negro con una gran lazada en trampantojo para publicarlo como obra maestra, creativa y técnicamente. De la noche a la mañana, Elsa Schiaparelli se convierte en "lo último de París". Su colección se exporta a Norteamérica y el famoso jersey del lazo se copia por miles.
Schiaparelli firma una sociedad con un empresario ligado a los almacenes franceses Galeries Lafayette. El aumento de capital permite, en 1928, producir una colección de punto mucho más amplia, que incluye trajes de baño, gorros, pijamas de playa y motivos y estampados cada vez más abstractos. En 1929, Elsa Schiaparelli ya trabaja con tejidos nobles, como la seda, el algodón y el lino, y puede permitirse fabricar sus propios estampados. Sus colecciones adquieren aires de alta costura de lujo. Y sus estampados empiezan a ser codiciados por los grandes fabricantes de tejidos, que le proponen negocios ambiciosos. Schiaparelli es invitada a mostrar su colección en Nueva York, y elige el deporte como tema: atuendos de tenis, de golf, de piloto de avión, de esquí, de natación… Nace el estilo Schiaparelli.
Y también nacen, de su mano, los tejidos experimentales que sólo ella se atreve a usar: seda y lana recauchutadas, cuero barnizado, plástico, celofán y cremalleras decorativas. Y la famosa falda-pantalón, la guinda para una sociedad que todavía no entiende el aire masculino de la moderna vestimenta femenina y se escandaliza cuando, vestidas con dicha prenda, Schiap y su amiga Lilí Álvarez, española campeona mundial de tenis, se pasean tranquilamente por Londres. Pero, hacia 1930, Schiap acaba ganando, y muchas estadounidenses y europeas adoptan la falda-pantalón primero, y el pantalón después, para la ciudad y el campo. Ese año, mucho antes de que naciera el término prêt-à-porter, Schiaparelli delega la producción en serie de sus colecciones deportivas en fabricantes industriales, para poder trabajar y consagrarse como modista de alta costura realizando toilettes de lujo para la ciudad y la noche.
Schiaparelli alcanza la gloria a lo largo de la década de los años treinta. Se la gana a pulso, trabajando día y noche con colaboradores y artistas del más alto nivel técnico y creativo, y con una audacia empresarial inaudita. Su instinto para las relaciones públicas es notorio y controvertido. Y su reputación de mujer difícil y narcisista no hace más que reforzar el mito que se va construyendo a su alrededor, y que, en cualquier caso, la favorece. Schiap explota todo lo que es y crea, pero lo hace con la transparencia y honestidad de quien, trabajando con artistas y profesionales de renombre, no se apropia de las ideas ajenas y es generosa con las propias. Su modo de mezclar la moda con el arte es algo nuevo y revolucionario que fascina a una sociedad sumida en la incertidumbre económica y política generada por el crash bursátil de 1929.
Los salones y talleres de Schiap se amplían. En 1932, la firma cuenta con 400 empleados en ocho talleres. Sus tres líneas de moda se llaman Pour le sport, Pour la ville y Pour le soir. El decorador más moderno de París, Jean-Michel Franck, diseña su tienda-salón como un interior de transatlántico, con cortinas de charol, muebles negros y cuerdas para colgar de ellas la ropa multicolor y los accesorios, cada vez más presentes en el universo Schiaparelli. Ella añade muebles de la Bauhaus, comprados en un saldillo. Instalada en su nueva casa, del mismo estilo que la tienda, ofrece una cena a la cual invita a Coco Chanel. En su confusa autobiografía Shocking life, publicada en 1954, escribe: "A la vista del mobiliario moderno y de la vajilla negra, Chanel tuvo un escalofrío, como si hubiera acudido a un cementerio". La velada no sale del todo bien: hace calor, y el forro de tela blanca recauchutada de las sillas se pega a los trajes. Schiap comenta con ironía que el efecto producido le recuerda a los jerséis con trampantojo en blanco y negro que han financiado la cena.
Este gusto por la modernidad demuestra su afinidad con el mercado y la prensa estadounidenses, que no cesan de ensalzar a su persona y sus creaciones. Reseñas como "lo que ella insufla a su ropa es la esencia de la arquitectura, el pensamiento y el movimiento modernos" se publican continuamente en la prensa. Ella avanza, imparable, con su experimentación en el juego de los contrastes inesperados y los cortes innovadores. Recurre a la magia de las hombreras -otro ingenio que se le debe- y permanece fiel a su filosofía de adaptar la ropa a los tiempos, haciendo colecciones de prendas simples y combinables que reducen considerablemente el guardarropa de una mujer moderna y viajera. La actualidad del progreso es su inspiración. Por ejemplo, cuando aparece el primer avión comercial, el Boeing 247, Schiaparelli diseña para la primavera de 1934 una colección aerodinámica con siluetas "al viento", líneas de pez y de pájaro para la noche, y drapeados para el día. Aunque nunca ha volado en avión, diseña también un mono de piloto para mujeres inspirado en sus clientas, las aviadoras Amelia Earhart y Amy Mollison. También se inspira en los tejidos desechados por las fábricas y en los retales de pruebas, lo que le otorga la reputación de triunfar donde los demás han fracasado.
Sus manos transforman las telas sintéticas en objeto chic. A Elsa Schiaparelli se le deben el uso del rayón y su mezcla con tejidos nobles, el primer tejido elástico de rayón y látex, la creación de terciopelos transparentes e impermeables, y la utilización textil de láminas de celofán. En Europa y Estados Unidos, su fama de inventora y creadora textil se agranda a pasos agigantados. En 1933 lanza una colección hecha con rayón plisado y arrugado con efecto corteza de árbol, algo que no volverá a verse hasta cincuenta años después, en las colecciones de Issey Miyake, otro gran creador textil de los años ochenta.
En 1935, Schiaparelli inaugura su nueva sede en la plaza Vendôme con una colección titulada Stop, look and listen, que contiene estampados de páginas de periódicos inspirados en los collages de Braque y Picasso (una idea que John Galliano tomó prestada en los años noventa para Dior). Para ella simboliza la realidad cotidiana reconstruida por la realidad del espíritu. En esta época, Schiap se aficiona a las artes del marketing arty: para que se hable de ella, presta o regala sus modelos más provocadores a ciertas damas con mucho poder mediático. Ese mismo año, con Hitler gobernando en Alemania y Mussolini en Italia, Schiaparelli, oportunista y diletante, presenta vestidos que son monárquicos y republicanos a la vez. Según ella, "para reflejar la atmósfera de incertidumbre del momento, pues la moda nace de hechos, tendencias y cambios políticos, y no del intento de fabricar cortos o largos, plisados o lisos". El caso es que junta tocados napoleónicos y botones militares con diseños prácticos con cremalleras de plástico, para -con mucha ironía- "contentar a la derecha y a la izquierda". Y después se va a Rusia con el fotógrafo Cecil Beaton, ambos invitados por el Gobierno soviético a la Feria Francesa de Moscú. A su regreso, Schiap -que ha regalado al pueblo soviético un modelo especial- vuelve a generar polémica, y la ultraderecha la ataca, acusándola de simpatizar con el comunismo. Es el inicio de una larga época de rumores infundados sobre la ideología de la modista, que jamás se pronunció al respecto. En 1936 se inspira en las camisas masculinas y lanza un abrigo-camisa sobredimensionado de franela blanca que enloquece a los compradores, quienes comparan la prenda con el vestidito negro de Chanel. En 1937 presenta los trajes de chaqueta surrealistas creados con Salvador Dalí y toda una serie de sombreros-espectáculo: tricornios, boinas y el famoso sombrero-zapato. Finalmente se materializa el sueño de Schiaparelli de casar la moda con el arte.
Pero para llegar a su plena consagración como mo- dista-artista, Schiaparelli tiene que vivir un verdadero frenesí mundano. En los años treinta, las noches de París son más chic que elegantes. Ella acude a todas las fiestas e inventa trajes extremos para sí misma: trampantojos, plumas de gallo, delantales de jardinero, bolsillos secretos para petacas de licor… Se convierte en una creadora completa. Sus vestidos prácticos (el hard chic) viven por su cuenta, mientras que ella dedica todas sus energías a crear provocación, ironía, sensualidad y sex-appeal, a la manera de su amiga y clienta Mae West. También colabora asiduamente con los surrealistas y los dadaístas. Cuenta con Perugia, el zapatero más vanguardista del momento junto a Ferragamo, para fabricar sus zapatos Dadá; diseña estampados para el mercado estadounidense con fotografías de megaestrellas de Hollywood, adelantándose en varias décadas al arte y la costura pop (Warhol, Versace, Valentino). Finalmente, su amistad y colaboración con Dalí y Cocteau produce "ropa que es algo más que ropa", una idea que retoma Yves Saint Laurent en los años setenta. Los vestidos se convierten en objetos surrealistas en sí mismos: la creadora expresa en ellos, a su manera, su visión de la contradicción, el escándalo y la perturbación.
Aunque sólo Dalí declara abiertamente la influencia de Schiaparelli en los artistas surrealistas, afirmando que la moda es una función simbólica de la vanguardia, su papel como mujer surrealista es importante. Man Ray fotografía sus creaciones y Tristan Tzara escribe sobre el gusto automático de sus sombreros. A la vez, los artistas surrealistas trabajan para la alta costura, como ilustradores y fotógrafos o como diseñadores. Louis Aragon vende a Schiaparelli, Patou y Chanel los collares que fabrica su pareja, Elsa Triollet, y Alberto Giacometti crea broches de metal y botones para su amiga Schiap. Ella se dedica a declinar el guante como objet trouvé, con anillos, uñas lacadas y garras incrustadas, en beneficio de artistas y fotógrafos, y las manos femeninas como hebillas, botones y cierres, o como ilustración hecha por Man Ray para la antología poética Les mains lisses, de Paul Eluard. La surrealista Meret Oppenheim desarrolla la célebre instalación Déjeuner en fourrure, una taza de té con un plato forrados de piel de animal. E inspira a Schiaparelli varios usos rompedores de la peletería, además de su famoso botín forrado con pelo largo de mono, inspiración actualmente reconsiderada por Prada y visible en los escaparates de este próximo otoño. Además del traje de sastre con bolsillos-cajones con tiradores brillantes, fruto de su estrecha colaboración con Dalí, Schiaparelli introduce la langosta que adorna la cabeza de Gala Dalí como estampado para un vestido para la duquesa de Windsor. Y presenta una colección, Le cirque, abundante en referentes dalinianos: lágrimas, esqueletos y sombreros-tintero. Para el sombrero-zapato, Schiaparelli adopta en doble sentido el método paranoico-crítico de Dalí: un zapato no es un zapato, sino un sombrero.
En estos años, la propia Schiaparelli define su obra como arte, aunque reconoce que la suya no es tan gratificante como otras expresiones artísticas, "pues la obra muere al nacer". Su eterna rival, Chanel, la llama con desprecio "esa artista italiana que hace moda", y Balenciaga la considera una "verdadera artista de la alta costura". El caso es que Schiap sigue de cerca la premisa dictada por André Breton: "La belleza será convulsa o no será", y en 1939, unos meses antes de que estalle la II Guerra Mundial, la modista-artista presenta una colección inspirada en la comedia dell'arte del siglo XVIII, donde juega con arlequines, pierrots y colombinas que cambian de identidad tras sus máscaras y antifaces. ¿Una premonición de lo que iba a ocurrir, del mismísimo desenmascaramiento del mal? Simplemente, una nueva vuelta de tuerca de la creadora, que intenta demostrar de nuevo que la belleza artificial puede estar por encima de la belleza natural. Es decir, que el chic suplanta a la belleza.
El 3 de septiembre de 1939, los hombres son movilizados (modistas incluidos). Y todos los que pueden se marchan de Europa. La surrealista Schiaparelli presenta un modelo para la fuga, que consiste en un mono de lana con pantalón ancho, con cuatro grandes bolsillos con cremalleras para llevar documentos, joyas, linterna y otros instrumentos valiosos. Muchas casas reducen su personal y otras cierran, pero Schiap opina que es una cuestión de prestigio para Francia luchar y seguir creando ropa, aunque se trate de ropa utilitaria. Schiaparelli aguanta hasta la invasión de los alemanes y la formación del Gobierno colaboracionista de Vichy, en 1940. Y decide, ella también, marchar.
Consigue llegar a Nueva York vía Lisboa. Su estancia en esa ciudad dura cuatro años, durante los cuales da conferencias en la radio y ofrece licencias a varios fabricantes estadounidenses con etiquetas especiales a un dólar, que se venden para recaudar fondos para la gente en paro de las casas de costura francesas. En París, su tienda -como las de otros modistas- permanece abierta bajo administración alemana, dirigida por la excelente diseñadora Irene Dana. Sobrevive gracias a ella, aun ostentando en la fachada el horror de la estrella amarilla obligatoria para todo comerciante judío (dos de los socios de Elsa Schiaparelli son judíos). Las casas de costura de París proveen a menos de 20.000 mujeres, incluidas todas aquellas que se enriquecen con el mercado negro y las esposas y amantes de los oficiales nazis. Es una época siniestra y una historia de supervivencia que dura hasta el 25 de agosto de 1944, cuando París es liberado por los aliados. Las casas de costura reanudan el trabajo, aunque las severas restricciones impiden las exportaciones y las ventas reales. Pero no se trata de vender, sino de mantener vivo el espíritu de la costura. Un espíritu que Schiaparelli echa en falta a su vuelta a París en 1945, cuando es testigo de la fealdad de la inmediata posguerra -¿surrealista o frívola?-, de la imposibilidad de encontrar recursos para volver a empezar y de los precios inaccesibles que tienen los tejidos. Aun así, se las apaña para producir una colección en 1946, con la que vuelve a sus raíces presurrealistas, e innova de nuevo proféticamente con una línea de ropa para viajar en avión, compuesta por seis vestidos, un abrigo reversible y tres sombreros plegables que caben en una bolsa de viaje.
En 1947, un desconocido llamado Christian Dior pre-presenta su primera colección de alta costura, llamada Corolle. Nace el new look, y con él una nueva y suntuosa silueta femenina para romper con la posguerra. Schiaparelli prosigue con sus creaciones y negocios, y sigue inventando: las pieles de la jungla, la falda paracaídas, y muchos más perfumes con frascos extravagantes. En plena huelga de sastras, cuando Dior y Balenciaga deben cancelar sus desfiles, la astuta Schiap se las arregla para presentar la colección de costura más barata de la historia, obteniendo una excelente publicidad y una portada en el semanario norteamericano Newsweek titulada "Schiaparelli the Shocker". Sin embargo, a pesar de su reputación como la mejor cortadora de alta costura, su tienda vende sobre todo el prêt-à-porter que dirige un joven Hubert de Givenchy, contratado por ella y que se marcha en 1952 para fundar su propia maison. Ese año marca el comienzo de las pérdidas financieras de Elsa Schiaparelli, que se ve obligada a multiplicar sus licencias con los fabricantes de Estados Unidos. Ya no utiliza su original y pionero vocabulario para hablar de moda; ya no habla de superlujo y chic, sino de confección de lujo. En realidad, Elsa Schiaparelli, como tantos otros creadores de antes de la guerra, ha perdido el tren de la nueva modernidad, ahora en manos de una generación de costureros que miran al futuro con un espíritu más conservador y realista. La belleza convulsa ha muerto, ¡viva la belleza! La quiebra llega a la casa Schiaparelli, que cierra el 3 de diciembre de 1954.
Irónicamente, dos semanas después del cierre, Coco Chanel volvió a París para reabrir su maison tras 15 años de ausencia, durante los que debió observar, aviesa, los pasos en falso de su generación y la consagración de una nueva. Schiaparelli publicó su autobiografía y desapareció. En 1969 donó unos setenta vestidos y accesorios al Museo de Arte de Filadelfia.
Chanel murió en 1971, a los 88 años de edad, dejando una casa de costura en plena forma hasta el día de hoy. Schiaparelli murió en 1973, a los 83 años de edad, dejando un menguado archivo de 88 vestidos y accesorios para las colecciones de la Unión Francesa de las Artes y del Traje, y un inmenso y creativo legado de ideas e innovaciones que siguen funcionando en la actualidad. Fue ella quien inventó el desfile de moda concebido como espectáculo y provocación para el público, con largas y apretadas colas de espera. Fue ella quien se anticipó al mundo de las licencias industriales. Fue ella quien introdujo las gafas de sol, la lencería y los bolsos con firma. Y todas las demás innovaciones relatadas en este texto.
Ha tenido y hoy mantiene seguidores y admiradores que se inspiran en sus creaciones. Algunos confesos, como Zandra Rhodes, Yves Saint Laurent, John Galliano y Jean-Paul Gaultier. Otros, como Sybilla, Yamamoto, Versace, Valentino, Miuccia Prada y, desde que hace alta costura, Giorgio Armani, la homenajean sutil, pero constantemente. Entre sus clientas fieles y "maniquíes mundanas", como ella llamaba a las celebridades a quien prestaba y regalaba sus vestidos más llamativos, destacaron una serie de actrices de extraordinario carácter, como Arletty, Mae West, María Casares, Zsa Zsa Gabor, Katharine Hepburn, Claudette Colbert, Lauren Bacall y Marlene Dietrich. Esta técnica publicitaria, concentrada en lo que hoy llamamos vestir la alfombra roja y que está rabiosamente vigente, también pertenece a las intuiciones visionarias de la creadora.
A la Schiaparelli le emocionaban la intuición y el acto de crear. "Un vestido se convierte en un objeto indiferente, a veces en una lamentable caricatura de lo que una quería que fuese: un sueño, una expresión", dijo en su época de gloria artística. Otra artista, la refinada pintora y diseñadora textil Sonia Delaunay, publicó en 1931 un artículo-manifiesto titulado Los artistas y el futuro de la moda, en el que escribía: "En lugar de adaptar la ropa a las necesidades de los tiempos (…), la moda se ha vuelto complicada en la creencia de que así satisfará a los consumidores…", reflejando el eterno dilema entre moda y arte, o, más bien, entre mercado de la moda y mercado del arte. Mientras tanto, el cíclico sistema de la moda sigue igual, a la espera de otra revolución.







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PD. María Sabina parece la abuela de Chavela Vargas...
 
Recordemos de paso que Elsa Schiaparelli fue la abuela de la modelo y actriz Marisa Berenson
 
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