Mujeres con una vida poco común

[FONT=Times New Roman, Times, serif]Emily Dickinson La Loca De Amherst[/FONT]​
[FONT=Times New Roman, Times, serif]Por Paola Kaufmann[/FONT]​
Una palabra muere
cuando es dicha,
dicen.
Yo digo
que recién empieza a vivir
ese día.

[FONT=Times New Roman, Times, serif]Emily Dickinson
[/FONT]
[FONT=Arial, Helvetica, sans-serif] En el siglo XIX vivió en Nueva Inglaterra una mujer a la que llamaban "el mito". La Poeta Reclusa le decían, y también la Monja de Amherst, la Mujer de Blanco, la Bella de Amherst: Emily Dickinson. Una mujer que escribió, en el dorso de una receta de cocina, que Amherst, su pueblo, era "la definición de Dios", y que sin embargo, en medio del más puritano de los entornos, jamás abrazó la religión.
Contemporánea de Walt Whitman, de Edgar Alan Poe, de Nathaniel Hawthorn, de Mark Twain, fue considerada una de las grandes poetas americanas recién a cuatro años de su muerte, con la publicación del primer tomo de "Poemas" en 1890. Algunos de sus biógrafos la describen como un ser solitario, casi enfermizo: una mujer-niña extremadamente tímida, frágil y etérea, encerrada en su cuarto, escribiendo febrilmente día y noche, ajena al mundo y a todo lo que no fuera la Literatura.
emily-dickinson.jpg

Otros, en cambio, como una mujer rebelde y excéntrica, con un extraordinario sentido del humor, alguien que fue fabricando voluntariamente su imagen y moldeando un destino de fama a sabiendas de que, en vida, ese destino sería imposible de alcanzar, entre otras cosas, por ser mujer. Hay quienes aseguran que todo, su poesía y su reclusión, fue el fruto de un amor imposible hacia un hombre casado. En realidad, de varios amores imposibles hacia varios hombres casados. Hay quienes dicen que sostuvo durante toda su vida una relación lesbiana con Sue Gilbert Huntington, posteriormente Sue Dickinson, su amiga más querida, su vecina de siempre, y por añadidura, su cuñada. Hay quienes dicen que su arte no era genuino, sino más bien una capacidad magistral para copiar lo ajeno y transformarlo en algo completamente distinto. Hay quienes opinan que de esto se trata, en definitiva, la literatura, y que Shakespeare hizo mas o menos lo mismo. Pese a las innúmeras opiniones e interpretaciones literarias y psicológicas, su vida fue y sigue siendo una suerte de emboscada para los curiosos de las biografías, y de enigma perpetuo para los críticos de su obra.
La vida en cuestión de Emily Dickinson puede resumirse muy brevemente: nació en Amherst, Massachusset, el 10 de Diciembre de 1830. Tuvo dos hermanos, Austin, un año mayor, y Lavinia Dickinson, tres años menor que ella; un padre autoritario cuyo interés primordial era la educación, y una madre que siempre estuvo presente, si bien no fue una figura preponderante para ninguno de los hermanos. Fue una adolescente normal, que participaba de las fiestas y los bailes, de las caminatas y paseos a caballo y de las amistades del colegio. A los 17 años supo, según sus propias palabras, que nunca se transformaría en "la bella de Amherst", que su "cara de gitana, de labios anchos y ojos oscuros" no cambiaría a las facciones suaves y elegantes que había soñado para sí, y desde entonces, dejó de preocuparse por su apariencia. Enamorada de las hermanas Bronte, se identificaría primero con la poco agraciada pero independiente Jane Eyre; más tarde, cuando sobrevino la fiebre por escribir, con Emily Bronte, y finalmente, casi sin proponérselo, con Berta, la esposa demente de Mr. Rochester encerrada en el ático de Thornfield. De esa primera época data el único daguerrotipo que se conoce, ya que nunca más Emily Dickinson permitió que su imagen quedara plasmada en ningún lado. De 1847 a 1848 estudió en el Seminario para Mujeres de Mount Holyoke; en 1850 conoció a Sue Huntington, que sería su segunda hermana por el resto de su vida, y la mujer de Austin. En 1852 aparece publicado el primer poema en un diario local, y en 1862 le envía varios poemas a Thomas W. Higginson, una eminencia de las letras, para someterse a su veredicto y también con la intención de publicarlos. Higginson, si bien encuentra en su poesía algo magnético e inexplicable, también la considera imperfecta, inaprehensible en la rima, y recomienda fervorosamente no publicar. El mismo veredicto recibió, vale la pena apuntarlo, Hojas de Hierba, de Walt Whitman. En 1854 viaja con su familia a Washington para acompañar a su padre en la tarea política. En 1864-65 permanece por varios meses en Boston, para hacerse tratar de la vista. No volvió a salir de Amherst, y durante los últimos quince años antes de morir, no salió siquiera de su casa. Vivía la mayor parte del tiempo en su habitación del primer piso en la casa paterna, junto con su hermana Lavinia, quien tampoco se casó nunca y era la encargada de las tareas "sociales y externas". Tuvo al menos un amor, el Juez Otis Lord, amigo y compañero de estudios de su padre, con quien empezó un romance tardío pero apasionado cuando éste quedó viudo, y que se continuó hasta la muerte de Lord en 1884. Si bien planeó casarse e ir a vivir con Lord a Salem, Massachusset, el matrimonio nunca se concretó. Durante los últimos años prácticamente no escribió nada, y se dedicó a cuidar a su madre inválida por un derrame cerebral, y a cocinar, puertas adentro siempre. Cuando en 1882 murió de tifus su sobrino Gilbert, de apenas 8 años, ella enfermó del mal de Bright, una deficiencia renal crónica pero mortal. Murió el 15 de Mayo de 1886. Un par de meses más tarde, limpiando su cuarto y a punto de cumplir la tradición de quemar todos los papeles de los muertos, Lavinia encuentra en un cajón del bureau donde Emily solía escribir casi 2000 poemas, muchos de ellos atados en fascículos, como si hubiesen sido preparados para publicarse así. A pesar de las opiniones en contra, Lavinia mueve cielo y tierra hasta que consigue que la poesía de Emily salga a la luz. Sin embargo, la publicación de los tres volúmenes de poesía, y de las cartas de Emily Dickinson, acarreó además de la fama, el escándalo.
En 1882, cuatro años antes de la muerte de Emily, llegó a Amherst Mabel Loomis Todd, una joven de veintitantos años, casada con David Todd, profesor invitado del Amherst College. Mabel, además de joven, era lo que puede llamarse una mujer de mundo: tocaba el piano y cantaba muy bien, escribía ensayos menores sobre sus viajes, pintaba decentemente, odiaba cualquier tarea doméstica pero, por sobre todas las cosas, era en extremo sociable, y de inmediato conquistó a los Dickinson, especialmente a Sue y Austin, quienes vivían en una mansión llamada "Evergreens" ubicada detrás de la casa paterna de los Dickinson, y quienes, además, acostumbraban a dar fiestas "culturales" con cierta asiduidad. Un año más tarde, Mabel Todd y Austin Dickinson eran amantes, y esta relación, que perduró en el tiempo, incluía también a David Todd, conformando un ménáge at trois que no pasó desapercibido en la puritana Nueva Inglaterra de Emily Dickinson. Para entonces, Emily era ya "el mito" viviente de Amherst, la mujer que hacía quince años no salía de su casa, y vestía exclusivamente de blanco. Hasta qué punto estuvo involucrada en el romance de su hermano con Mabel Todd no puede saberse con certeza, sin embargo, a partir de entonces, la relación con Sue, su cuñada y amiga íntima, empezó a deteriorarse. Emily Dickinson, tal vez como una prueba de lealtad y de amistad, nunca recibió personalmente a Mabel Todd, esto significa que Mabel nunca la vio. Ni siquiera en el cajón, antes de enterrarla, se le permitió verla. Austin Dickinson, a sabiendas de su esposa y de toda la ciudad (y, presumiblemente, de sus dos hermanas) fue un adúltero respetado, o más bien prolijamente ignorado, hasta su muerte. Cuando Emily murió, Vinnie quedó a cargo de la casa paterna, y allí siguió viviendo junto a sus treinta gatos. Desde que descubrió los poemas de su hermana, se dedicó con un empeño y una devoción casi fanáticas a publicar la poesía de Emily, y para esto recurrió primero a Sue, quien, por motivos no del todo entendidos -aparentemente habría intentado mandar poemas sueltos a distintas revistas, que fueron rechazados-, decidió entonces que lo mejor sería una publicación casera, local, o no publicar nada. Vinnie, defraudada por Sue, recurrió entonces a Mabel para copiar uno a uno los poemas manuscritos de Emily, y seleccionarlos para su publicación. Thomas Higginson, el hombre que treinta años atrás había cortado de cuajo las ilusiones de fama de Emily, esta vez decidió que publicar era lo correcto. El primer volumen de poesía llevó en la tapa el nombre de Thomas Higginson y de Mabel Todd, como editor y coeditor respectivamente. Lavinia Dickinson no fue siquiera mencionada.
El affair de Austin y Mabel estaba en boca de todos cuando apareció el libro de Emily con el nombre de Mabel como editora, y esto terminó destrozar la relación entre Sue por un lado y Austin y Vinnie por el otro. A partir de entonces, de un modo extraño, Mabel Todd se convirtió en la referencia obligada sobre vida y obra de Emily Dickinson. Durante años dio charlas y se dedicó a la selección de poemas para los siguientes dos tomos de poesía, más un tomo de cartas, que fueron apareciendo entre 1890 y 1896. Antes de entregar el manuscrito para el tercer tomo, consiguió que Vinnie firmara la donación de un terreno aledaño a la casa de los Todd, terreno que le había sido prometido por Austin pero que, por supuesto, nunca había sido explicitado en el testamento. Con la firma de la donación, Mabel entregó el manuscrito final a Higginson, y el último libro de poesía de Emily Dickinson fue publicado inmediatamente. Sin embargo, unos meses después, Vinnie presentó una acusación ante la justicia alegando que había sido estafada por el matrimonio Todd, obligándola a firmar un papel cuyo contenido desconocía. El escándalo llegó finalmente a la corte donde, contra todas las expectativas, el juez falló en favor de Vinnie, obligando a los Todd a devolver el terreno. Unos meses después del veredicto, Vinnie murió, a los sesenta y seis años: la persona que más cerca estuvo siempre de Emily, y la responsable directa de la publicación de los poemas, pasó a la historia como la hermana mediocre y rencorosa de la excéntrica y genial reclusa de Amherst. Los Todd siguieron viviendo en Amherst, aunque nunca volvieron a cruzarse en el camino de los Dickinson. De hecho, Mabel guardó en un arcón todo lo que todavía poseía de Emily, y no volvió a tocarlo hasta 1930, cuando su única hija Millicent Todd decidió contar la verdad sobre la misteriosa vida de Emily Dickinson. La única sobreviviente de la familia, Martha Dickinson, hija de Sue y Austin, dedicó también su vida a contar la vida y obra de su tía a partir de las memorias propias y de su madre. Los dos libros son hoy obras capitales de referencia para cualquier investigación seria sobre Emily Dickinson, si bien ambos cargan con el sesgo que el rencor y la historia de los padres les impusieron.
Hoy ya no queda ningún sobreviviente de los Dickinson en Amherst. La casa paterna, conocida como el Dickinson Homestead, a dos cuadras del centro de la ciudad, se mantiene exactamente igual, probablemente gracias a la construcción de ladrillos que le valió en otro tiempo el rótulo de "la mansión". En el cementerio, Edward Dickinson, Emily Norcross Dickinson y sus dos hijas, Emily y Lavinia, yacen en el mismo cuadrado de tierra, cercado por una reja. La gente suele dejar flores, pero, salvo que uno se detenga a leer las inscripciones de las piedras, nada indica especialmente que allí se encuentra la tumba de una de las mayores poetas de América. Al contrario que en los demás epitafios de la familia, la lápida de Emily Dickison dice: "Born in 1830, Called Back in 1886". Esta frase, "called back" (reclamada, o llamada de vuelta) fue escrita en una breve carta a sus sobrinos, unos días antes de morir, y posiblemente hayan sido las últimas palabras escritas. Como para darle el gusto a todos los que, mucho más tarde, la acusarían de apropiarse de las palabras ajenas, éstas tampoco le pertenecían: "Called back" era el título de un thriller psicológico, un best seller de la época, hallado sobre su mesa de luz la mañana siguiente a su muerte. Nunca se supo quién ordenó tallar esas palabras en la piedra, aunque probablemente haya sido Vinnie, siguiendo las órdenes expresas que Emily Dickinson había dejado para su propio funeral: un cajón blanco, un vestido blanco, lilas sobre el pecho, y que nadie, nadie en este mundo, tuviera la oportunidad de verla, ni siquiera muerta. Y que sacaran el cajón por la puerta trasera de la casa. .
[/FONT]
 
María Villanañe y Barahona de las Brujas
abanco_063.jpg
La "Varona de Castilla", María Pérez de Villanañe (1) es famosa en Soria y provincia por ser la protagonista de la famosa leyenda homónima y por haber vencido y capturado con su sola fuerza nada menos que al rey de Aragón, Alfonso el Batallador. La batalla tuvo lugar en los Altos de Barahona y por eso se la recuerda allí en forma de veleta sobre la torre parroquial, que representa una silueta de un guerrero a caballo blandiendo una espada.

La leyenda la recoge Florentino Zamora Lucas (2), quien ya señala que aquellos parajes son también famosos por haber sido lugar de reunión de brujas, cuestión ésta muy debatida, dada la homonimia con un lugar de Navarra. Recoge también Zamora Lucas que los altos llanos de Barahona, fueron lugar de paso del arquero Cook, en 1598, quien los halló "estériles en pan y vino y leña". Que también pasó por allí la reina María Luisa de Orleans, por haberse extraviado su séquito, siendo el año de 1679. Le tocó el turno luego a don Diego de Torres y Villarroel (el gran Piscator) quien, por cierto, sí que era creyente en las brujas de Barahona y hasta cabe decir que la propia María Pérez es una muestra de ello porque, para los celtas irlandeses, una bruja -Morrigan- era sobre todo una mujer guerrera y recordemos cómo en Francia, seguidores de esta tradición, a la Doncella de Orleans la llevaron a la hoguera por lo mismo.

El momento histórico durante el cual tiene lugar la leydnda es de las luchas entre Castilla -que defendía a la reina Urraca y al heredero Alfonso VII- y Aragón, donde reinaba Alfonso "El Batallador".

María Pérez, de Villanañe, era viuda del infante don Vela (hermano de tres reyes de Aragón: Pedro I, Alfonso I y Ramiro El Monje), siendo su tercera mujer, y fue hermana de Alvar Pérez y Gómez Pérez. De su boda con Vela nació Rodrigo Varona, el primero de la estirpe.

Los hermanos de María luchaban a favor del rey castellano, Alfonso VII, y acudieron a Barahona para defender sus colores, pero no sabían donde dejar ni con quien a María durante su ausencia. Ella se vistió con armadura y quiso ir a luchar con ellos. Tras la reyerta se produjo cierta dispersión entre las tropas y María, sóla, en la penumbra de la tarde, se topó con otro despistado: Alfonso el Batallador. María llevaba el rostro cubierto con la celada, como lo muestra luego la estatua heráldica que todavía se puede observar en su posesión de Villanañe y así luchó contra el aragonés, partiéndosele la espada, pese a lo cual, fue tan grande su valor, que venció a su oponente y le hizo prisionero. Admirado, el rey castellano, le dijo: Habéis obrado, no como débil mujer, sino como fuerte varón y debéis llamaros Varona, vos y vuestros descendientes y en memoria de esta hazaña usaréis las armas de Aragón.

Dice J. de los Ríos Casquero, de quien Zamora confiesa haber tomado la leyenda, que el origen de estas barras de Aragón es imposible que fuera ese, y más bien las tendría en el escudo por haber sido mujer de don Vela, pero esto es discutible ya que las bandas estan terciadas, en diagonal, lo que significa que son trofeo.

La espada truncada también aparece en el monumento que pudimos contemplar en la Casa de los Varona.

Esta leyenda, como decimos, es muy conocida en Soria y existe un grabado, bastante reproducido, publicado por primera vez en el "Semanario Pintoresco Español", en 1848, que la representa con escudo y espada en medio de un tropel de guerreros, aunque con la cara descubierta.

María Villanañe en la Historia y en la Leyenda

Menéndez y Pelayo dice que "existe en el archivo de la casa solariega de los Varona, cerca de Villanañe, en la provincia de Alava, una genealogía compuesta en 1715 por el padre Miguel de Varona, religioso agustino, de cuya tradición publicó Rafael Monje un resumen en el Semanario Pintoresco Español (1848), y que resulta completamente ajustado a la comedia de Lope".

Después de capturar al rey aragonés cambió su nombre de "Pérez" por el de Barona y sustituyendo el águila de sus armas por
...las mismas barrasQue trae el Rey de AragónAl escudo atravesadas...
La vida de María Pérez, que algunos hacen descender directamente delconde castellano Fernán González, que fue también señor de Alava, no terminó con su gesta de armas. Se dice que después mandó construir un puente y varias casas, una iglesia y un magnífico palacio en la localidad palentina de Dueñas. Es tradición que anduvo por la rioja, donde levantó memoria, antes de casarse con el infante Don Vela. Al morir éste decidió pasar sus últimos días en un convento y se retiró al de Oña (Burgos), donde murió a los setenta y tres años de edad y ocho de monacato. En Oña, donde también estuvimos, no encontramos memoria alguna de ella.
 
peggy guggenheim



http://mujeresdeleyenda.blogspot.com.es/2011/11/peggy-guggenheim.html


- - - Updated - - -

la marquesa casati,
Casati9.jpg



[h=3]La Marquesa Casati[/h]





Durante las tres primeras décadas del siglo XX, la legendaria Marchesa Casati fue la estrella más brillante de la sociedad europea. Posiblemente la mujer más representada artísticamente en la Historia después de la Virgen María y Cleopatra, los retratos, esculturas y fotografías en las que ella figura como modelo podrían llenar una galería entera. En una búsqueda de la inmortalidad, a su pedido, fue pintada por Giovanni Boldini, Augustus John, Kees Van Dongen, Romaine Brooks e Ignacio Zuloaga; fue esbozada por Drian, Alberto Martini y Alastair; fue esculpida por Giacomo Balla, Catherine Barjansky y Jacob Epstein; fue fotografiada por Man Ray, Cecil Beaton y Adolfo, Barón de Meyer. Asombró a Arthur Rubinstein, encolerizó a Aleister Crowley e intimidó a E.T. Lawrence. Como musa de los futuristas F.T. Marinetti, Fortunato Depero y Umberto Boccioni, conjuró un elaborado show de marionetas con música de Maurice Ravel.



Considerada la original dandy femenina, fue vestida por Léon Bakst, Paul Poiret, Mariano Fortuny y Erté. Se adornaba ella misma con joyas de Lalique y directamente inspiró el famoso aderezo “Pantera” diseñado por Cartier. Las fiestas que ofrecía como anfitriona y sus apariciones en otras fiestas como invitada se volvieron legendarias: en una celebración en su palazzo veneciano Nijinsky invitó a Isadora Duncan a danzar y Picasso ambientó una velada en su villa romana, mientras ella se vestía inspirada por Dalí.



Pasó como una centella por la vida nocturna parisina, provocando una impresión inolvidable en Colette, Elsa Schiaparelli y Coco Chanel. Bizarros maniquíes de cera se sentaban como invitados a su mesa de comedor, se decía que algunos de ellos para contener las cenizas de pasados amantes. Usaba serpientes vivas como joyería (acompañada de una boa constrictora como mascota se registró en el Hotel Ritz de París) y fue famosa por pasear en las noches desnuda bajo sus pieles llevando dos guepardos sujetos por correas incrustadas de diamantes. Donde fuera, la marquesa establecía tendencias, inspiraba a genios y sorprendía incluso a los más hastiados miembros de la aristocracia internacional. Sin duda, fue la más escandalosa mujer de su tiempo.



Mientras tanto, viajaba donde la llevara su fantasía –Venecia, Roma, París, Capri-, coleccionando palacios y animales exóticos y gastando fortunas en suntuosas mascaradas. Su apariencia hizo de ella una leyenda a través del continente. Era alta y delgada. Una espesa mata de cabello rojo como el fuego coronaba su pálido, casi cadavérico rostro de sensuales labios pintados de rojo bermellón. Sin embargo, los grandes ojos verdes de la marquesa constituían el más fuerte hechizo de su singular belleza. Ella los exageraba aún más colocándose inmensas pestañas falsas, circundándolos de negro kohl y poniéndose gotas de belladona para hacerlos brillar como esmeraldas.





No es de extrañar que causara sensación durante una estancia en los Estados Unidos en los ’20, con estadías en Nueva York y Hollywood. Tan fantástica fue su presencia, que influyó en dramaturgos y cineastas durante y después de su vida. Personajes basados concretamente en ella fueron retratados por Theda Bara, Tallulah Bankhead, Vivien Leigh, Valentina Cortese, Elizabeth Taylor e Ingrid Bergman. Su fascinante mirada inspiró incluso a famosos escritores norteamericanos como Ezra Pound, Tennessee Williams y Jack Kerouac.




Uno debe preguntarse si, cuando Luisa Casati nació en 1881, ya poseía un talento para asombrar. Luisa Adele Rosa Maria Amman, la segunda hija del rico fabricante de algodón Alberto Amman, nació en Milán hacia una vida de lujo. Disfrutó de una privilegiada aunque aislada infancia, carácter conformado por una innata timidez. Una intensa pasión por las artes visuales empezó entonces y fue alentada por las visitas a galerías de arte y museos locales. Fue también durante su niñez que se inició una fascinación de toda la vida por esos extravagantes personajes de la realeza como Luis II, el “rey loco” de Baviera, o la emperatriz Elisabeth de Austria, así como la estrella del teatro Sarah Bernhardt. Ya en aquel entonces, el tamaño desmesurado de sus ojos y la intensidad antinatural de su mirada poseían un enorme poder de seducción.




Alberto Amman, descendiente de austríacos, fue hecho conde por el rey Umberto I en agradecimiento a sus contribuciones a la industria del algodón. La condesa Amman murió cuando Luisa tenía 13 años y el conde dos años más tarde, convirtiendo a Luisa y a su hermana mayor, Francesca, en las mujeres más ricas de Italia. Bajo el cuidado de un tío, Luisa primero se comprometió y luego se casó con el noble milanés Camillo Casati Stampa di Soncino, Marchese di Roma, en el año 1900. Casati era un gran cazador, famoso montero y presidente del Jockey Club de Roma y ella fue conceptuada en los círculos cinegéticos, cuando se la vio por vez primera, como la pequeña mujercita, el ratoncito casi del gran Nemrod.



Poco podían esperar los que tal pensaban en la transformación que había de tener lugar. El pelo del ratón ardió en llamas, las pestañas se abrieron como colas de pavo real y aquella mujercita empezó a vestirse de un modo completamente personal y de su propia invención, ceñida en capas increíbles de imitación de piel y con la cabeza medio oculta de un cubo de carbón de raso y encaje negro. Adquirió un esclavo tunecino llamado Garbi a quien hizo aparecer en un exótico semidesnudo, llegando, en fin, a demostrar un comportamiento tan extravaga
Casati7.jpg
nte que las más nobles familias de Roma acudían en tropel a su casa de la Vía Piamenti.




Nunca pudo poner en práctica lo que quizá hubiera sido el más extravagante de sus disfraces. El conde Etienne de Beaumont había proyectado un baile y la marquesa decidió aparecer como un San Sebastián equipado eléctricamente. Tenía que llevar una armadura acribillada de saetas y tachonada de estrellas que tendría que encenderse cuando ella apareciese. El día del baile por la mañana se instaló con permiso del anfitrión en una pequeña dependencia de la casa de Beaumont, llevando consigo un batallón de criados, un electricista y estufas para hervir el agua y hacer tazas de café y de té mientras se iban efectuando los estudiados preparativos para su aparición.



Al fin, completo ya su maquillado y fijado el pelo en su aureola de rizos, la marquesa fue embutida de cintura para abajo en las calzas atacadas y se le encerró el cuerpo en la armadura que quedó cerrada con cadenas y candados. Pero en el momento en que se insertaba la conexión eléctrica correspondiente, sobrevino una descarga: se produjo un cortocircuito, la armadura quedó electrizada y en vez de iluminarse con un millar de estrellas, la marquesa sufrió una descarga eléctrica que la derribó por tierra haciéndola dar un salto mortal. No pudo reponerse con tiempo suficiente para aparecer en la fiesta y tuvo que retirarse dejando una nota en casa de Beaumont que decía simplemente: “Mil excusas”.



Pero la marquesa era en sí misma una mujer muy poco aficionada a presentar excusas. No tuvo nunca el menor sentido económico de las cosas. Cuando andaba escasa de metálico y tenía que pagar a un gondolero por sus servicios, le daba un brazalete de perlas. Así, pues, no ha de sorprender que al final de su vida, habiendo derrochado varias fortunas, se encontrara en un Londres en guerra con su propio país italiano y sin otros recursos que los que pudieran facilitarle sus leales amigos.



Luego de los primeros años de matrimonio y del nacimiento de su hija Cristina en 1901, los Casati mantuvieron residencias separadas por el resto de su vida matrimonial. Se separaron legalmente en 1914. Los grilletes de este previsible matrimonio ya habían comenzado a frustrarla cuando se encontró con Gabriele D’Annunzio e inició un abierto romance con él. El célebre poeta italiano la llamabaCoré o Divine Marquise –la primera en alusión a la Reina del Infierno de la mitología griega, la segunda en homenaje al Marqués de Sade-. No es de extrañar que su romántica liaison alimentara las columnas de chismes de toda Europa.


Libre de inhibiciones gracias a D’Annunzio, Casati alteró dramáticamente su apariencia para convertirse en una hermosa bruja de cuento de hadas, extraña aún más por las mascotas con que se rodeaba. La aristocracia italiana era obsequiada en estancias en cuyos pulidos suelos se retorcían las serpientes. En una comida que dio en honor de la princesa Lucien Murat para celebrar la canonización de Juana de Arco se produjo un escándalo porque uno de sus invitados hacía trampas en el juego. En los bailes de máscaras la marquesa Casati se excedía a sí misma, presentándose a menudo con trajes diseñados por ella pero basados en la más descabellada fantasía de Léon Bakst. Una vez llegó al extremo de dorar materialmente al tunecino Garbi cuando éste la acompañaba como un elemento de su entrada en escena.



Hubo quienes la acusaron de conducirse frívolamente como la más decadente anfitriona de Europa. Pero en verdad, Luisa tuvo una pasión mucho más seria: el encargo de su propia inmortalidad.



La marquesa lo alcanzó buscando y patrocinando talentos, tanto de experimentados como de noveles artistas. Lo único que requería de ellos era una calidad de visión capaz de transformar su musa constantemente en nuevas formas. Consecuentemente, Casati se distinguiría a sí misma de manera significativa entre otras privilegiadas mujeres también rescatadas por los más importantes retratistas de sociedad de la época. A diferencia de éstas, la marquesa se involucró activamente en las vidas, la mente y los movimientos de los artistas que capturaron su increíble imagen. Muchas de sus carreras obtuvieron reconocimiento a través de su generoso patrocinio y esto a menudo incluyó una valiosa amistad o una relación romántica. La incansable búsqueda de vanguardia por parte de Casati le permitiría satisfacer una interminable ansia de experiencias frescas y nuevos públicos. Así, mientras las enjoyadas pero poco inventivas doyennes de la Belle Epoque eventualmente se encontraron atrapadas en un callejón sin edad, la marquesa exploró los más nuevos y radicales terrenos artísticos de comienzos del siglo XX.




Casati se volvió un fiel patrón o, simplemente, un ícono de inspiración para innumerables artistas durante casi treinta años, siempre ofreciendo su considerable riqueza, influencia e ideas a una legión de pintores, escultores, fotógrafos y diseñadores de moda, desde Jacques-Émile Blanche a Natalia Gontcharova, pasando por José María Sert, el príncipe Paul Troubetzkoy y Madeleine Vionnet. Su imagen fue inolvidable incluso para el director de cine Luchino Visconti cuando se encontraron en una oportunidad a bordo de un tren siendo él solo un muchacho.



Mientras tanto, la marquesa mantuvo varias casas de ensueño, cada una diseñada respondiendo a sus exigencias y gustos caros. En 1910 fijó su residencia en Venecia, en el Palazzo Venier dei Leoni, sobre el Gran Canal, una fabulosa ruina cuyos jardines se iluminaban con enormes linternas chinas, mirlos albinos cantaban entre los árboles y los guepardos mascota paseaban a lo largo de los caminos. En uno de sus salones, una figura de cera de tamaño natural réplica de Mary Vetsera, la trágica heroína de Mayerling, destacaba en una enorme caja de vidrio. Años más tarde este mismo edificio sería adquirido por Peggy Guggenheim para convertirse en el museo de arte europeo y americano de la primera mitad del siglo XX más importante de Italia.





palazzovenier.jpg
Palazzo Venier dei Leoni

En Le Vésinet, en las afueras de París, compró el Palais Rose, la antigua mansión del conde Robert de Montesquieu. Era una fantástica construcción de mármol rojo, con un pabellón separado convertido en una galería de arte privada donde Luisa alojaba más de ciento treinta imágenes de sí misma (Boni de Castellane copió más adelante esta casa en la avenida Foch y mientras estuvo casado con Anna Gould dio allí fabulosas fiestas). La marquesa convirtió aquel palacio en un escenario exquisito para su personalidad exótica.


palaisrose1.jpg

Palais Rose

Más de una vez veraneaba en Capri, en la famosa Villa San Michele, donde asombró hasta al más bohemio residente de la isla con su estilo de vida no conformista. Durante esos gloriosos años, la marquesa incluyó entre su círculo a luminarias como Jean Cocteau, Serge Diaghilev, la saloneuse Natalie Barney, el diseñador teatral Christian Bérard, el excéntrico compositor Lord Berners, la pintora art-déco Tamara de Lempicka y el novelista y dramaturgo Ronald Firbank. Así, aunque la rueda de mascaradas giraba y giraba y el encargo de pinturas parecía interminable, la fortuna de Luisa no.

Para 1930, Casati había amasado una deuda personal de 25 millones de dólares. Incapaz de satisfacer al sinnúmero de acreedores, sus pertenencias personales fueron confiscadas y subastadas en el Palais Rose en 1932 –el rumor decía que entre los ofertantes se encontraba Coco Chanel-. Lo más perjudicial fue la irremplazable pérdida de numerosas obras de arte originales confeccionadas por los artistas que ella patrocinó e inspiró durante décadas. Hoy, muchas de esas obras siguen siendo imposibles de encontrar. Casati entonces se retiró a Inglaterra y vivió las siguientes dos décadas en peores condiciones que aquellas que había vivido como celebridad en el continente. Pero aún así, su espíritu indomable se mantuvo incólume y llegó a sorprender a un nuevo grupo de admiradores. Sus gastos más necesarios fueron cubiertos por su hija, su nieta –lady Moorea Hastings, fruto del matrimonio de Cristina Casati con el vizconde Hastings en 1925- y una multitud de fieles amigos.


Sus años londinenses los vivió en llamativa pobreza. La musa de Marinetti, Depero y Boccioni había sido vista deambulando por el mercado en busca de plumas para decorar su cabello. Hoy, John Galliano para Christian Dior inspiró muchos de sus diseños en ella, a tal punto que vestidos de su colección terminaron exhibiéndose en el Fashion Institute delMetropolitan Museum of Art. Cuando el concepto de “dandy” se expandió en el siglo XX para incluir a las mujeres, la marquesa Casati se convirtió en su prototipo femenino al decir: “I want to be a living work of art” (“Quiero ser una obra de arte viviente”).



Luisa Casati Stampa di Soncino, Marchesa di Roma, murió a los 76 años, en 1957. Después de una misa de réquiem en el Oratorio de Brompton, fue enterrada con uno de sus perros pekineses embalsamado a sus pies.


Publicado por Princeps Fidelissimus en 06:02 Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook



Etiquetas: Capri, conde, condesa, Londres, Luisa Casati, marquesa, marqués, nobleza de Italia, París, Roma, Venecia



[h=4]2 comentarios:[/h]
  1. SOMBRERO%25252B1956.jpg

    Karin Wachtendorff26 de marzo de 2012 04:18
    Precioso post y muy bien documentado!!!Responder​
    Respuestas

 
[h=3]La constructora de Irak, Gertrude Bell (1868-1926)[/h]

El 23 de agosto de 1921 el emir Faisal era coronado rey de Irak. Su elección había sido fruto de amplias negociaciones, conferencias en París y El Cairo pero, sobre todo, de las indicaciones de una dama inglesa que conocía el mundo árabe como la palma de su mano. Rica, elegante, amante del desierto, Gertrude Bell fue una mujer fascinante que se pasó buena parte de su vida viajando por Oriente Próximo, conviviendo y estudiando su cultura y su gente, de la que se ganó un profundo respeto. Sus conocimientos del terreno fueron de gran valor para el gobierno británico quien la contrató para formar parte del equipo de inteligencia militar de la Oficina de Oriente. Sus viajes, estudios arqueológicos y cometidos políticos salvarían, por un tiempo, a Gertrude Bell de la tristeza y la melancolía.


Una niña rica
Gertrude Margaret Lowthian Bell nació el 14 de julio de 1868 en el condado inglés de Durham. Su madre se llamaba Mary Shield y su padre Hugh Bell. Hugh era heredero del gran magnate de la siderurgia sir Isaac Lowlluan Bell. Gertrude había nacido en uno de los hogares victorianos más ricos y prósperos pero la felicidad fue truncada por la muerte prematura de su madre cuando dio a luz a su hermano Maurice. Gertrude tenía entonces tres años y la desaparición repentina de la madre fortalecería muchísimo la relación de tuvo con su padre la cual no desaparecería a lo largo de toda su vida. Ni tan siquiera cuando Hugh volvió a casarse en 1876 con Florence Olliffe, una joven escritora de veintiséis años que descubrió a la pequeña los fantásticos cuentos orientales.


Su padre y su madrastra tendrían tres hijos, Elsa, Molly y Hugo y en aquel tiempo Gertrude pasó largas temporadas con sus primos y abuelos y fue educada en casa. Cuando la joven cumplió dieciséis años, su padre, consciente del talento de su hija no dudó en enviarla a estudiar al prestigioso colegio femenino londinense Queen’s College. Allí Gertrude demostró ser una estudiante modelo y destacó hasta tal punto que su profesor de historia le propuso continuar sus estudios en Oxford, un lugar muy poco común para una mujer y donde su estancia académica no estuvo exenta de comentarios machistas por parte de profesores y estudiantes.


A pesar de los prejuicios sociales, Gertrude se había convertido en una joven coqueta, inteligente pero con tal nivel de arrogancia que espantó a cualquier posible pretendiente. Empezaron entonces unos años difíciles en los que la búsqueda de marido se convirtió en una tarea poco menos que imposible.


Buscando su camino
Gertrude Bell era una joven de poco más de veinte años que a pesar de haber demostrado grandes capacidades intelectuales no había conseguido el principal cometido de una muchacha en la Inglaterra victoriana, convertirse en esposa y madre.


Cansada de la búsqueda infructuosa de marido decidió dar un giro radical a su vida y marchar lejos de casa. Ni más ni menos que a Irán, donde estaba dispuesta a encontrar, sino el amor, al menos su camino vital.


En la embajada británica Gertrude sí conoció a un hombre que la atrajo, Henry Cadogan. Henry era secretario de la embajada, inteligente, culto, encantador pero había un pequeño detalle que el padre de la joven no pasaría por alto, la falta de fortuna. Esta fue la razón que adujo Hugh Bell para negarse a la petición de matrimonio de su hija. Y ella lo aceptó con todo el dolor de su corazón, tal era el respeto que sentía por su padre.


De vuelta a Inglaterra, Gertrude plasmó en su primer libro las experiencias vividas en Persia. Persian Pictures se publicaría en 1894. Un año antes había recibido la trágica noticia de la muerte en un accidente de su amado Henry Cadogan.


En 1899, después de varios viajes por Europa atravesando montañas y disfrutando de la cultura occidental, decidió volver a Oriente. Esta vez con un objetivo más audaz, viajar al desierto en una expedición organizada por ella. Aun pasarían unos años estudiando y preparándose para aquella aventura que la adentraría en un peligroso mundo nómada en el que conocería culturas totalmente opuestas a sus orígenes. The desert and de sown, publicado en 1906, fue su testimonio de aquella aventura.


Los siguientes años los pasó en Turquía, volcada en la arqueología y continuó realizando viajes al desierto, con su elegante equipaje, pero dispuesta a vivir esa total sensación de libertad que necesitaba para seguir adelante con su existencia solitaria.


Fue en una de esas expediciones arqueológicas en Mesopotamia cuando en 1911 conocería a un joven estudiante llamado T.E. Lawrence y que la historia bautizaría como Lawrence de Arabia.






La política en Oriente Próximo salvó a Gertrude de la depresión, sobre todo después de haber sufrido su segundo desengaño amoroso tras perder a un amor imposible, un hombre casado y que tendría también un final trágico.


El gobierno inglés contrató a la aventurera conocedora del mundo árabe gracias a sus constantes expediciones al desierto y a su constante contacto con las tribus árabes. Su papel más importante se encontraría en la conformación de Irak. Como secretaria para Oriente, Gertrude pudo tomar sus propias decisiones en materia política y tomo las riendas de la construcción de Irak, un largo camino que culminó con la coronación del emir Faisal como rey iraquí.


Pero al final de su trayectoria vital y profesional, Gertrude Bell volvía a estar sola. El nuevo rey ya no la necesitaba y ella se encontraba en aquel verano de 1926 con casi sesenta años, sola, sin una familia a la que cuidar o que cuidara de ella. Cuando el 12 de julio ya no despertó, la sombra del su***dio, causa de la muerte nunca declarada oficialmente, sobrevoló en su hermoso palacio.


Gertrude Bell fue una mujer de carácter cuya inteligencia y valentía no encajaron con la sociedad victoriana que le tocó vivir. Así, a pesar de que para la gran historia contemporánea jugó un papel determinante en la construcción de Oriente Próximo, al final su vida fue un continuo huir hacia delante, buscando su verdadero lugar en el mundo. Quizás fueron sus estancias en el desierto, con las gentes nómadas que habitaban en él, el único consuelo que tuvo en su vida.

 
Mata Hari
image.php

(07/08/1876 - 15/10/1917)

Margaretha Geertruida Zelle

Bailarina-espía holandesa



"Mi madre, gloriosa bayadera del templo de Kanda Swany, murió a los catorce años, el día de mi nacimiento. Por ello, los sacerdotes me pusieron Mata Hari, que quiere decir pupila de la aurora"
Mata Hari

Pocas mujeres han despertado tantas pasiones y sembrado tanto misterio a su alrededor como Mata Hari, la más legendaria espía del siglo Veinte. Ella misma se encargó durante años de urdir la inextricable red de rumores y fantasías que convirtieron su vida en un enigma. Mata Hari fue el nombre artístico de Margaretha Geertruida Zelle, quien nació el 7 de agosto de 1876 en Leeuwarden, una pequeña población al Norte de los Países Bajos. Su padre, Adam Zelle, era un modesto sombrerero con afán de aparentar una posición y un dinero que no poseía. Sus vecinos lo apodaban "el Barón", por sus delirios de grandeza y sus costumbres extravagantes.
A los seis años, Margaretha fue inscrita por su padre en el colegio más caro de la ciudad y enviada a clases, el primer día de curso, en una carretela dorada tirada por dos cabritas blancas adornadas de manera principesca. Las burlas de sus compañeras no hicieron mella en la niña, que disfrutó ser el centro de todas las miradas.
mata_hari2.JPG
La pequeña creció en un clima de disputas familiares y de dificultades financieras. Su madre enfermó y murió prematuramente, minada por las disputas conyugales. Su padre, como era de esperarse, acabó arruinado, pero convencido de que la belleza exótica de su hija le iba a resarcir de tanto sinsabor. El sombrerero, absolutamente incapaz de mantener a su familia, fue desposeído de sus derechos paternales y uno de sus tíos fue designado tutor de Margaretha y sus tres hermanos pequeños. La fama de seductora de Margaretha se inició a los quince años, en la Escuela Normal de Lyden. Era muy bonita, alta y delgada, con una piel morena que le daba un aire exótico y ojos muy expresivos.
No llegó a obtener jamás su diploma de maestra. El director de la escuela, un tal Wibrandus, hasta entonces un hombre prudente y digno, perdió la cabeza en cuanto la vio. Ese amor pasó a ser el hazmerreír del pensionado. Él le escribía cartas exaltadas y se echaba llorando a sus pies. Al principio, a la joven le pareció divertido, pero después lo encontró francamente molesto. Escapó de la escuela y el pedagogo creyó morir de pena. Su tío Taconis, un antiguo comerciante de tabaco retirado de los negocios, acogió a su sobrina en La Haya. Desde aquel momento Margaretha vivió allí sin ocuparse de nada, devorando novelas. Tenía 18 años y muchas ganas de zafarse de la vigilancia de su tío.
Una mañana encontró un anuncio en el periódico Las Noticias del Día: "Oficial destinado en las Indias Orientales holandesas desearía encontrar señorita de buen carácter con fines matrimoniales". Sólo se pedía una carta con referencias, pero Margaretha añadió una fotografía, convencida de impresionar al capitán. La cita a ciegas tuvo lugar en Amsterdam. El Capitán Rudolph McLeod, de origen escocés, tenía 39 años, apostura marcial, un gran bigote, galones, chaquetilla y sable. Ambos quedaron impactados y comenzó un ardiente romance. Tanto ardoracabó en un embarazo y una boda precipitada, sin los fastos que había soñado el padre de la novia.
El Capitán McLeod fue nombrado Comandante de Infantería en Java, una de las islas de Indonesia, a donde se trasladaron los esposos con su hijo Norman y donde nació su segunda hija, Louise.
En las Indias Orientales holandesas se fraguó la aventura de Mata Hari. La joven comenzó a interesarse por las danzas nativas, que le proporcionaban largas horas de placer, ante el espanto del comandante, que empezó a acusarla de disoluta y viciosa. Él era autoritario y brutal, bebía en exceso y se moría de celos por la atención que ella recibía. Un día le pegó con un látigo y Margaretha se rebeló. Escribió a su padre y le contó todos los malos tratos de que era objeto. El señor Zelle formuló entonces una denuncia contra su yerno.
Cuando McLeod lo supo, la amenazó con un revólver. Ella gritó desesperadamente y la gente acudió. Estaba salvada. Los superiores del oficial intervinieron y él fue destinado a la reserva. El matrimonio volvió entonces a Holanda. Ella lo acusó de borracho y violento, culpándolo además de la muerte del hijo de ambos, acaecida en circunstancias extrañas, al parecer envenenado por un sirviente. Todo acabó en un problemático divorcio. La pequeña Louise, unica hija del matrimonio se quedó con McLeod y Margaretha se esfumó sin dejar rastro.
La ex señora McLeod reapareció en París, ya convertida en la danzarina hindú Mata Hari. Heredera de las fantasías de su padre, se fabricó un pasado en el seno de una familia de brahamanes. Impávida, contaba que su madre, gloriosa bayadera del templo de Kanda Swany, había muerto a los catorce años, el día de su nacimiento. Los sacerdotes la adoptaron y le pusieron Mata Hari, que quiere decir "pupila de la aurora". Decía que en la pagoda de Shiva, un dios, aprendió los sagrados ritos de la danza.

mata-hari003.jpg
Con un cuerpo hermoso prácticamente desnudo, a excepción de las cúpulas de bronce que cubrían sus senos, Mata Hari se dispuso a conquistar el mundo. Declaraba que no mostraba sus pechos porque su ex marido, en un ataque de furia, le había arrancado el pezón izquierdo de un mordisco. Su debut como bailarina fue en el Museo de Arte Oriental de París, en una función promovida por el conocido coleccionista Guimet. Basta con leer la crónica del 18 de marzo de 1905, de La Presse, para saber que los parisinos quedaron fascinados: "Mata Hari es Absaras, hermana de las ninfas, de las ondinas, de las walkirias y de las náyades, creadas por Indra para la perdición de los hombres y de los sabios". Tuvo protectores ricos y contratos suculentos en las grandes capitales europeas. Atractiva y elegante, pronto se convirtió en una cortesana sagaz, que recorría Europa, brillando en los salones más importantes de Europa, introduciéndose en las más altas esferas de la política, la diplomacia, las finanzas y el ejército.

Transformó el striteas* en arte y cautivó a los críticos. Cuando aparecieron otras jóvenes y decayeron los contratos, Mata Hari completaba sus ingresos seduciendo a funcionarios y militares. Nadie puso objeciones a su agitada vida ni a sus relaciones cosmopolitas mientras reinaba la paz, pero el inicio de la Guerra Mundial lo cambió todo. Sus viajes incesantes y sus amistades se volvieron sospechosas a los ojos de las autoridades francesas, que sospechaban que Mata Hari trabajaba para Alemania. Siendo amiga íntima de oficiales alemanes, les inquietaba ver cómo buscaba la compañía de diplomáticos y oficiales franceses, ingleses o rusos que, a menudo, se encontraban en lugares cruciales para el desarrollo de la guerra. Tuvo la mala suerte de estar actuando en Berlín cuando estalló la guerra y, para colmo, ser por esas fechas la amante del jefe de policía de la ciudad y, un poco más tarde, de Kraemer, cónsul alemán y jefe del espionaje de su país.
http://babylonbaroque.files.wordpress.com/2010/10/matahari6_12.jpg
matahari6_12.jpg

Lo cierto es que Kraemer pensó en ella para sonsacar información a los militares franceses, a cambio, naturalmente, de sumas considerables. Tras el regateo, Mata Hari aceptó, pero ambiciosa e incapaz de ser fiel, aún en el espionaje, decidió ofrecerse como agente doble al Capitán Ledoux del Servicio de Espionaje y Contraespionaje francés. Ledoux se dedicó a seguir todos sus pasos y a vigilarla de cerca. En agosto de 1916, le confió una misión en Holanda para ponerla a prueba. Ella no pudo llegar a su destino y se dirigió a España, entonces centro del espionaje y contraespionaje internacional.
Mata Hari tenía un gusto especial por España y había actuado en Cádiz, Barcelona, Vigo y Madrid. Se dejaba ver en el Café Gijón y le apasionaban el ajenjo y el cocido. La aún despampanante mujer se alojaba en el hotel Ritz, por su glamour y por sus huéspedes, los diplomáticos extranjeros acreditados en España. Allí intimó con el agregado militar alemán, el capitán Von Kalle. Obtuvo de él información sobre las maniobras alemanas, que transmitió al servicio secreto francés, pero éste siguió desconfiando. Las sospechas de los franceses se vieron confirmadas cuando se interceptaron mensajes codificados enviados por Von Kelle al Estado Mayor alemán, informando de los movimientos del agente alemán H-21, que coincidían exactamente con los de Mata Hari.
A los 40 años se enamoró de un capitán ruso de 21 años, Vladimir de Masloff, quien había perdido un ojo en la guerra, por lo que ella decidió mantenerlo. Pese a estar muy enamorada, sus intrincados asuntos de alcoba entre Madrid, Amsterdam y París, aceleraron su caída y su detención en la capital francesa, acusada de alta traición. Cuando se supo que había sido detenida, la sorpresa fue inmensa. El caso provocó grandes discusiones entre la opinión pública francesa, pero cayeron en saco roto, porque el juicio en su contra fue llevado en secreto y el proceso tuvo lugar a puerta cerrada. La lanzaron a una celda llena de ratas. Sólo podía recibir su abogado, Edouard Clunet, quien antes de la guerra había sido uno de sus íntimos amigos. Él hizo una apasionada defensa y trató de demostrar la fragilidad de las acusaciones que se habían hecho a su cliente, pero los magistrados militares no se dejaron conmover.
Durante los largos interrogatorios militares, Mata Hari negó toda actividad a favor de Alemania y pretendió haber hecho contacto con el enemigo con el único fin de entregar información a Francia. Después, terminó por reconocer que, atraída por el afán de lucro, efectivamente había entregado información a los alemanes, aunque afirmaba haberse burlado de ellos, transmitiéndoles datos sin valor. En el interrogatorio se volvieron contra ella sus andanzas con la milicia, siendo acusada de haber entrado en relación con los militares de todas las nacionalidades que estaban de paso en París. La obsesión de Mata Hari por los uniformes militares era bien conocida y, ante la acusación, ella aseguró que amaba a los militares de todos los países y que sólo los buscaba por placer, no para sacarles información. Sin pruebas concluyentes, Mata Hari fue condenada a muerte, en parte para subir los ánimos de un país en guerra, al que se le ofrecía una sensacional ejecución con intenciones edificantes. Su abogado había pedido clemencia al Presidente de la República, pero éste rechazó la petición. Al enterarse, la bella bailarina que supo seducir a media Europa sólo dijo en voz baja: "No es posible".
Murió el 15 de octubre de 1917, a los 41 años, con una serenidad inusitada. Vestida de gris perla, abrigo largo negro y sombrero, maquillada como para una gran ceremonia, no permitió que le taparan los ojos y miró sin rencor al pelotón de fusilamiento. Murió con una serenidad. Vestida y maquillada como para una gran ceremonia, no permitió que le taparan los ojos y miró sin rencor a los oficiales del pelotón de fusilamiento. Rehusó venda y atadura. Antes de morir se despidió de los soldados del pelotón agitando la mano. Otros cuentan que sólo vestía un abrigo de piel, del cual se despojó para persuadir a sus ejecutantes. Son probados los hechos de que lanzó un beso de despedida a sus ejecutores y que, de los 12 soldados que constituyeron el pelotón de fusilamiento, sólo acertaron 4 disparos, uno de ellos en el corazón que le causó la muerte instantánea.

Tras su muerte, ningún familiar reclamó su cadáver. Su cuerpo se empleó para el aprendizaje de anatomía de los estudiantes de medicina, como era precepto para los considerados criminales y ajusticiados en aquella época. Su cabeza embalsamada, que tenía el pelo teñido de rojo, permaneció en el Museo de Criminales de Francia hasta que en 1958 desapareció.

Después de la muerte de Mata Hari, la polémica continuó. Hubo testimonios alemanes, franceses, holandeses y españoles, todos contradictorios. Se hicieron novelas, obras de teatro y películas sobre su vida. La verdad parecía alejarse más cada día.
En 1999, Gran Bretaña abrió los expedientes donde se revelaba que jamás hubo evidencia contra Mata Hari. Y los archivos franceses, pese al largo listado de sus relaciones amorosas, tampoco revelaron pruebas de que ayudó a los alemanes. En 2001, los abogados holandeses de su pueblo, Leeuwarden, pidieron al Ministerio de Justicia francés que abriera un nuevo juicio, alegando que ella fue víctima de una conspiración estatal. En 2002, a 85 años de su fusilamiento, la Fundación Mata Hari también pidió a la justicia francesa reabrir el juicio y rehabilitarla. Los esfuerzos por rehabilitar a Mata Hari no han dado resultados hasta ahora y la verdad sólo la supo ella. "Los sueños son plata, mis memorias, oro puro", dijo la mujer que se inventó a sí misma.
"Amo a los militares. Los he amado siempre y prefiero ser la amante de un oficial pobre que de un banquero rico", declaró la espía durante el proceso que la condenó a muerte.

- - - Updated - - -

 
TROTULA DE SALERNO(??????-1097)
Primera médico-ginecóloga de la historia


Fue la primera ginecóloga de la historia. Su fecha exacta de nacimiento se desconoce pero se sabe que ejerció la medicina en Salermo, donde se encontraba el primer centro médico que no estaba conectado con la iglesia. Tanto en la tradición popular como en los círculos científicos las Mulieres Salernitae o Damas de Salerno tenían fama como médicas y estudiosas de la medicina, y entre ellas destacaba Trotula. Ejerció extensamente la medicina y la docencia, y escribió varios tratados, entre ellos: "Passionibus Mulierum" (Trotula Maior), que fueron textos en las escuelas de medicina hasta el siglo XVI.


Sus teorías médicas fueron increíblemente avanzadas. Hablando del control de la natalidad, de las causas y tratamientos de la infertilidad señaló que es "igualmente frecuente que la concepción se vea impedida por un defecto del hombre como de la mujer".


En cuanto a la creación científica de Trótula, su nombre fue apartado de sus obras, que fueron plagiadas, copiadas o traducidas atribuyendo su autoría a otros científicos. Se pretendió negar que una mujer pudiese haber escrito una obra de ese tipo, intentando así borrar por completo de la historia de la medicina una presencia femenina tan valiosa.Sudhoff y Singer, a comienzos del siglo XX, trataron de eliminarla por completo afirmando que “sus trabajos incluyen instrumentaciones quirúrgicas demasiado complicadas, ninguna mujer escribiría tan explícitamente sobre cuestiones sexuales". Desgraciadamente gozaban de tal prestigio como historiadores de la medicina que hasta las feministas de entonces se mostraron reacias a contradecirlos, de manera que ha sido casi borrada de la historia.
 
Muy interesante el hilo y las aportaciones de las cotillas...mi modesta contribución...VOLTAIRINE DE CLEYRE

Escritora anarquista y feminista estadounidense, considerada precursora del feminismo individualista. Una referencia en temas tan actuales como la objeción fiscal a los gastos militares, los modelos de feminidad y la ...lucha contra la esclavitud sexual. Sus obras e incluso su nombre han estado muy cerca del olvido más absoluto, teniendo que pasar más de 50 años para que sus escritos fueran rescatados, coincidiendo precisamente con los movimientos feministas.

Voltairine de Cleyre nació el 17 de noviembre de 1866, justo después de acabar la Guerra de Secesión, en un pueblo llamado Leslie, Michigan. Era la mayor de dos hermanas nacidas de un inmigrante francés llamado Hector de Cleyre, que trató de ganarse la vida como sastre y su esposa, Harriet.

Su padre, que en su juventud en el norte de Francia había leído y admirado profundamente las obras de Voltaire, decidió llamar a su primera hija como el eminente autor francés. Le enseñó a leer y escribir tanto en francés como en inglés y advirtió que Voltairine tenía una gran inteligencia y un talento inusual para el trabajo escolar de todo tipo.

En 1878, cuando Voltairine tenía 12 años, su padre se encontró frente a una oportunidad inesperada: si estaban dispuestos a mudarse a Port Huron, un pueblo maderero y astillero a unas 120 millas al este, podría ganar muchísimo más dinero, al ser allí sus servicios de sastrería, más necesarios y apreciados. El problema es que su mujer no le acompañaría, por encontrar la atmósfera bucólica de un pueblo granjero más de su gusto que un bullicioso puerto. Y así fue como Harriet permaneció en Leslie con Adelaida, su hija menor y Hector se trasladó a Port Huron con Voltairine, acordando con su mujer, que esto sería lo mejor, dadas las circunstancias. Con lo que Hector ganaba en Port Huron, podía mantener dos casas y podía ejercer su influencia autoritaria frente a lo que él llamaba la naturaleza «inquieta» de Voltairine y su marcada tendencia a la «obstinación».

Al año, su padre decide matricular a Voltairine en un convento de alto nivel, el Convento de Nuestra Señora de Port Huron, en Canadá. Hector parece desear dar a su hija intelectualmente dotada la mejor escuela que podía permitirse, pero está claro en las cartas que escribió a su esposa que también creía que unos años detrás de los muros del convento curarían a Voltairine de lo que él consideraba la «imprudencia e impertinencia, muy prominentes en ella». Además, escribió en otra carta, «el convento le refinaría, y así tendría modales y sabría cómo comportarse y abandonaría la pereza, un amor por la indolencia, que era también amor por basura como libros y estudios de Historia». También esperaba que «le daría idea de las propiedades del orden, las reglas, las regulaciones, el tiempo y el trabajo, que como sabes ella necesita».

Voltairine se resistió a la decisión de su padre, escapándose del convento, cruzando a nado el río Port Huron hacia la casa de su madre, antes de cometer el error de contactar a unos amigos de la familia, de los que esperaba que le ofrecieran algo de comer y un lugar donde pasar la noche. Por el contrario, éstos informaron a su padre y le enviaron de vuelta al convento. Destacó en sus estudios y se graduó con honores cuatro años más tarde, a los 17, pero internamente no se rindió nunca. El tiempo que pasó encerrada en aquel convento desarrolló en ella el convencimiento de que las religiones se fundamentaban en la represión. Mientras estaba allí escribió:

«He visto a los intelectos más brillantes, intelectos que podrían haberse convertido en relucientes estrellas de las galaxias del ingenio, sometidas bajo el peso de las cadenas, constantemente ninguneadas y menospreciadas, dejadas perder...».

A los 19 años dejó el convento convertida en una atea convencida. Se traslada a vivir con su madre y empezó a escribir en una revista semanal librepensadora llamada The Progressive Age. Enseguida se unió al equipo editorial, y tan pronto como sus ingresos fueron suficientes como para sostenerse, dejo la casa materna y se fue a vivir al oeste de Michigan.

Sus artículos en The Progressive Age le llevaron a dar conferencias y en pocos meses, recorría el oeste de Michigan enseñando sobre Tom Paine y ateísmo, entre otros asuntos. Su biógrafo, Paul Avrich, señala que «siendo una antigua alumna en un convento, era una oradora especialmente eficaz, ya que podía hablar por experiencia propia, igual que los esclavos fugitivos que realizaban las reuniones abolicionistas antes de la Guerra de Secesión».

Los discursos de Voltairine llevaban a más discursos y a oportunidades de escribir para otras publicaciones. De acuerdo con Sharon Presley, coeditor de una reciente antología de textos de Voltairine, estas otras publicaciones incluían The Freethinkers Magazine, Freethought y The Truth Seeker.

A medida que crecía su reputación, sus discursos, incluyendo frecuentes viajes para la American Secular Union, una organización librepensadora nacional, le llevaron a muchos estados del Medio-Oeste y del Este. Entre los muchos asuntos que se trataban habitualmente en los círculos librepensadores estaban el matrimonio, la sexualidad, el control de natalidad, los derechos de las mujeres, las relaciones raciales, la relaciones de trabajo (…) y la relación del individuo con el estado.

La American Secular Union, contrató como profesora a Voltairine que, al principio de su carrera, ponía su acento en la separación de la iglesia y el estado y aparecía como una joven estrella naciente en el movimiento librepensador, un movimiento ecléctico que incluía ateos, agnósticos y deístas, así como pensadores religiosos, que compartían un desdén por el dogma religioso como fuente de verdad o autoridad, un rechazo de los milagros bíblicos y la divinidad de Jesús, un compromiso activista agresivo a favor de la separación de iglesia y estado y una insistencia en que el progreso humano depende del ejercicio de la razón de cada individuo incluso respecto de las cosas consideradas más sagradas.

A partir de 1880 se verá fuertemente influenciada por Thomas Paine y sobre todo por Mary Wollstonecraft. Dos experiencias marcaron su personalidad: un discurso del abogado Clarence Darrow sobre el socialismo, que supuso su primer encuentro ante la problemática obrera y la ejecución de los anarquistas de Chicago, acusados del bombardeo de Haymarket en 1886. Como para muchas personas de su generación, la injusticia de Haymarket supuso la consolidación de su anarquismo. Ocho hombres fueron juzgados si bien no fueron los responsables. Aún así, se les consideró culpables, siendo el veredicto el producto de testimonios perjuros, un jurado presionado, un juez parcial y la histeria pública.

A pesar de las peticiones de clemencia y las apelaciones a tribunales superiores, cinco de los acusados fueron condenados a muerte y los otros a largas penas de prisión. Uno de los cinco condenados a muerte se suicidó en su celda la noche antes de la ejecución prevista. Los cuatro restantes condenados fueron ahorcados como estaba previsto. Finalmente, en 1893, después de siete años tras las rejas, se otorgó oficialmente un indulto a los tres anarquistas de Haymarket restantes por parte del gobernador de Illinois, John Peter Altgeld, que acabó con su propia carrera política al hacerlo.

En realidad, el tribunal condenó a los hombres por propugnar una idea: la idea de que la vida humana sería mejor sin el Estado, una idea que se creía que había influido en quienes hubieran lanzado esa fatídica bomba a la policía de Chicago. Los cuatro ejecutados murieron por haber cometido lo que George Orwell llamaría, muchos años más tarde, un «crimen de pensamiento».

La ejecución horrorizó a Voltairine de Cleyre, más aún porque ella misma, aún no convertida a la causa anarquista en el momento en que tuvo lugar la revuelta, había pedido precisamente que esa pena se les impusiera a los sospechosos del caso. Al ver los titulares del periódico: «Anarquistas lanzan una bomba a la multitud en el Haymarket de Chicago», se unió al grito de venganza. «Tendrían que colgarlos», declaró, palabras de las que se arrepintió el resto de su vida. «No me perdonaré nunca esa frase ignorante, vergonzosa y sedienta de sangre», confesó en el catorce aniversario de las ejecuciones, «aunque sé que los muertos me habrían perdonado, aunque sé que quienes les aman me perdonan. Pero mi propia voz, tal y como sonó esa noche, resonará en mis oídos hasta que muera: reproche y vergüenza amargos».

Cualesquiera que puedan haber sido sus motivos, puede decirse que una vez que Voltairine se unió a la causa libertaria, se convirtió en una de sus defensoras más conocidas. Era una prisionera de 14 años en un convento cuando Benjamin R. Tucker publicó Liberty e inauguró el primer movimiento libertario, y una década después, estaba escribiendo para Tucker. En 1890 conoció a Emma Goldman, que llegó a decir de su persona: «La mujer anarquista más dotada y brillante que América alguna vez produjo».

Algunos de sus ensayos son realmente clásicos olvidados. En su ensayo In Defense of Emma Goldman and the Right of Expropriation, —En defensa de Emma Goldman y del derecho de expropiación, de 1894—, se identifica ya con el anarcoindividualismo de la tradición norteamericana: «Miss Goldman es comunista y yo soy individualista. Ella desea abolir el derecho a la propiedad mientras que yo deseo mantenerlo».

Su ensayo Anarchism and American Traditions, apareció originalmente en 1908 y 1909 en las páginas de Mother Earth, la revista anarquista de Emma Golman. En el aborda asuntos tales como las formas en que está implícito el anarquismo en los escritos de los Fundadores de Estados Unidos, lo absurdo de la educación pública como piedra angular de una sociedad libre, o el problema de la extendida indiferencia por la libertad.

Sin embargo, debemos señalar que el problema más importante de una obra como Anarchism and American Traditions es que no es en ningún sentido una obra original. No expone ideas que la autora no haya aprendido de otros. La realidad es que, como observa Eugenia DeLamotte, «de Cleyre no fue uno de los grandes teóricos originales del anarquismo a nivel general, aunque muchas de sus conferencias son síntesis brillantes y coherentes de ideas obtenidas de sus amplias lecturas sobre teoría anarquista».
Pese a que en algunos textos posteriores lo rechazará, prefirió sostener lo que se denomina anarquismo sin adjetivos. No es claro si esto significó un acercamiento al anarcocomunismo, como sostuvieron Emma Goldman y Rudolf Rocker. Según las propias palabras de Voltairine «No soy ahora, y nunca he sido, una comunista.»

Su ensayo Sex Slavery —La esclavitud sexual—, publicado póstumamente en 1914, constituye una condena a las ideas de belleza femenina del momento. El ensayo se refiere sobre todo a las leyes sobre el matrimonio que segun Voltairine «permiten a los hombres violar a sus esposas sin consecuencias»; ella consideró al matrimonio como «la aprobación de todo tipo de bestialidades».

Su anarcorfeminismo fue una lucha contra los ideales de belleza establecidos que hacían deformar los cuerpos de las mujeres. Luchó contra las prácticas educativas sexistas y también contra la violencia doméstica y las violaciones dentro del matrimonio.

Su naturaleza era la de una asceta. Emma Goldman escribió «su acercamiento a la vida y a los ideales era la de los santos del viejo testamento que castigaban sus cuerpos y torturaban su alma por la gloria de dios». Pero ella no tenía nada de religiosa. Con el pasar de los años, evolucionó del anarquismo no violento, que defendía la acción directa, cercano al sindicalismo revolucionario de la International Workers of the World, a la defensa de la violencia cuando «en determinados momentos históricos, los actos de violencia eran el único medio de oposición a la explotación y a la tiranía».

De Cleyre confiaba en la clase obrera americana. «Ella siempre se esforzó por dirigirse a la clase obrera y criticó a los anarquistas que, como Emma Goldman, se dirigían a los intelectuales y a las clases burguesas».

«Me resulta absolutamente horrible» —escribía— «encontrar que el anarquismo se ha convertido en un capricho para los intelectuales».

En la revista Mother Earth de Goldman declaraba: «camaradas, hemos caminado en una dirección... Nuestra tarea debe estar siempre entre los pobres, los abandonados, los hombres y las mujeres que realizan el duro y brutal trabajo del mundo».

La mayoría de sus conferencias se realizaron en el este y el medio-oeste de los Estados Unidos, pero también viajó a Inglaterra, Escocia y Noruega. Viajó en dos ocasiones a Europa de gira propagandística y en Inglaterra hizo contacto con los círculos de exiliados rusos, españoles y franceses. Hizo amistad con destacados militantes, como Kropotkin, Louise Michel, Sébastien Faure, Jean Grave, etc. y en Londres conoció a muchos de los anarquistas españoles, procedentes del castillo de Montjüich. Max Nettlau que conoció a Voltairine en Londres, opinaba que ella era «la perla de la literatura anarquista». Apoyó la revolución mexicana y especialmente el pensamiento y la acción de Ricardo Flores Magón, dando conferencias y recaudando fondos para libertarios mexicanos.

Entre 1889 y 1910 vivió en Philadelphia, entre las comunidades de inmigrantes judíos pobres, que se convertirían posteriormente en el principal distrito electoral anarquista de U.S.A. Daba clases de inglés y música y también aprendió a hablar y a escribir el Yiddish.

En 1892 fue una de las fundadoras de la Ladies Liberal League (Liga Liberal de Damas), una organización de librepensadores que trataba temas feministas (sexualidad, aborto, sexismo, etc.), y temas sociales (criminalidad, socialismo, anarquismo, etc.), también participó en la creación del Club de Ciencia Social, grupo anarquista de discusión y de lectura, y en 1905 abrió, con otras compañeras anarquistas (Natasha Notker, Perle McLeod, Mary Hansen, etc.), la Biblioteca Revolucionaria, que prestaba obras radicales a los obreros suscritos por una módica cantidad.

Su vida personal fue trágica. De naturaleza enfermiza y depresiva, intentó suicidarse al menos en dos ocasiones. Conoció a Dyer D. Lum con el que mantuvo una relación intelectual y emocional hasta el su***dio de este. El 12 de junio de 1890 tiene un hijo, Harry, engendrado con el librepensador James B. Elliot. Pero, Voltairine rechazó vivir con el padre y éste se lo llevó a Filadelfia. Madre e hijo tuvieron muy poco contacto, pero Harry bautizó a su primera hija con el nombre de su madre.

En 1902, un estudiante celoso le disparó. «A pesar de que se recuperó» -escribió Georgakas- «su salud se vio seriamente afectada. Consecuentemente con su carácter, rechazó presentar cargos contra su agresor recomendando que este fuera tratado en un sanatorio mental y no en una prisión». El ataque la dejó dolor crónico del oído y una infección de la garganta que afectaron a su capacidad de hablar o de concentrarse.

En 1912, cuando estaba en el momento más exitoso como escritora y oradora, enfermó, muriendo en Chicago el 12 de junio, a los 46 años. Fue enterrada en el cementerio de Waldheim en Chicago, junto a los sepulcros de los anarquistas de Haymarket, cuya injusticia había inspirado su vida.

Por desgracia, su trabajo fue olvidado y sus textos dejaron de publicarse y escribirse. «Ella fue como un breve cometa en el firmamento anarquista», —dice Avrich—, «que pronto fue olvidado por todos excepto por un círculo de amistades cuyo amor y devoción persistirán mucho después de su muerte». Hubieron de pasar más de 50 años para que sus escritos fueran rescatados, coincidiendo precisamente con los movimientos feministas.

Colaboró en infinidad de publicaciones: Open Court, Twentieth Century, Magazine of Poetry, Truth, Lucifer, Boston Investigator, Rights of Labor, Chicago Liberal, Free Society, The Independent, The Progressive Age, The Truth Seeker, Liberty, Mother earth, Freedom, Regeneración, etc. Entre sus obras podemos destacar The drama of the Nineteenth Century (1889), In defense of Emma Goldmann and the right of expropriation (1894), The past and future of the Ladies Liberal League (1895), The godos and the people (1898), The worm nocturnos (1900), Det anarkistiske ideal (1903, en sueco), Crime and Punishment (1903), McKinley's Assassination from the Anarchist standpoint (1907), anarchism and american traditions (1909), The dominant ideal (1910), Direct action (1912), Sex Slavery (1914, póstumo), The first mayday: the Haymarket speeches, desde 1895 hasta 1910 (1980, póstumo), entre otros.

También realizó traducciones del yiddish al inglés, obras de Jean Grave, artículos del castellano y también hizo la versión inglesa de La Escuela Moderna de Ferrer Guardia, que tuvo mucha influencia en el desarrollo de la pedagogía libertaria en los Estados unidos.

«De todas maneras» —escribió Georgakas— «lo que más destaca de ella es la manera tan comprometida en que condujo su vida». Sólo después de su muerte, Voltairine se hizo un elogio: «He muerto como viví, como un espíritu libre, una anarquista, sin deber ninguna lealtad a las leyes, ni a las terrenales, ni a las divinas».

[MENTION=90]Ika[/MENTION]Ver más




 
image.jpgimage.jpgEmmy Noether 1882-1935

Emmy Noether, considerada como la creadora del álgebra moderna, fue una matemática alemana de origen judío.

El Senado de la Universidad de Erlangen había declarado en 1898 que la admisión de mujeres estudiantes "destrozaría todo orden académico" , sin embargo se les autorizaba a asistir a clase con un permiso especial, que no les daba derecho a examinarse. Fue la única alumna entre 984 estudiantes. Después de pasar los exámenes en Nuremberg en 1903, fue a Göttingen donde asistió a cursos impartidos por Hilbert, Klein y Minkowski y en 1904 regresó a Erlangen donde habían cambiado los estatutos de la Universidad y pudo proseguir sus estudios de doctorado. En 1907 obtuvo el grado de doctora “cum laude” con la memoria titulada: Sobre los sistemas completos de invariantes para las formas bicuadráticas ternarias, que fue publicada en 1908.


En 1915 fue invitada por David Hilbert (1862-1943) y Félix Klein (1849-1925) a trabajar con ellos en la universidad de Göttingen, que en aquella época era el principal centro matemático de Alemania y probablemente de Europa. Este periodo de la vida de Emmy (1915-1933) estuvo marcado por una intensa producción científica que determinó su aportación a las matemáticas y a la física. En esta época también colaboró en la edición de la revista Mathematische Annalen. Sin embargo, el reglamento vigente de la Universidad de Göttingen indicaba explícitamente que los candidatos debían ser hombres por lo que Noether no pudo presentarse a oposiciones como docente universitario. Hilbert quiso corregir esa injusticia, pero sus esfuerzos no tuvieron éxito, pues ciertos miembros de la facultad, no matemáticos, se opusieron. Se cuenta, como anécdota, que Hilbert dijo en un Consejo de la Universidad de Göttingen, "no veo por qué el s*x* de la candidata es un argumento contra su nombramiento como docente. Después de todo no somos un establecimiento de baños". Hilbert y Noether encontraron una triquiñuela para que ella pudiera impartir como docente: las clases se anunciaban bajo el nombre de Hilbert y ella figuraba como ayudante. Así pudo probar su competencia y ser mejor conocida. Finalizada la Primera Guerra Mundial Alemania pasó a ser una república. Por primera vez las mujeres tuvieron derecho a voto y fue derogado el anterior reglamento de oposiciones. En 1922 fue nombrada “profesor extraordinario y no oficial”. No tenía derecho a sueldo , pero pudo obtener pequeñas retribuciones, por su grado de experta en álgebra, que en ese momento le eran imprescindibles, ya que la inflación de la posguerra estaba acabando con su pequeña herencia.

Emmy consiguió demostrar dos teoremas esenciales para la teoría de la relatividad que permitieron resolver el problema de la conservación de la energía. Su aportación más importante a la investigación matemática fueron sus resultados sobre la axiomatización y el desarrollo de la teoría algebraica de anillos, módulos, ideales, grupos con operadores, etc. En este contexto, que se llamó álgebra moderna, aplicó sus conocimientos sobre invariantes dando rigor y generalidad a la geometría algebraica. El calificativo noetheriano se utiliza para designar muchos conceptos en álgebra. Los anillos noetherianos recibieron este nombre en su honor, ya que fue ella la que introdujo la condición de cadena ascendente , pero también se habla de grupos noetherianos, módulos noetherianos, espacios topológicos noetherianos, etc.

Sus investigaciones crearon un cuerpo de principios que unificaron el álgebra, la geometría, la topología y la lógica. En su época su genialidad fue ampliamente reconocida por la comunidad matemática, siendo alabado su talento por ilustres científicos como Hilbert, H. Weyl, Einstein, Alexandroff, Van der Waerden, Jacobson... Sin duda Emmy Noether figurará siempre como una de las personalidades matemáticas más importantes del siglo XX. Actualmente, muchas personas por todo el mundo continúan su trabajo en álgebra. No obstante, durante los casi treinta años que estuvo dedicada a la enseñanza y a la investigación nunca consiguió un salario digno para su trabajo por el mero hecho de ser mujer.
 
La marquesa humanista, Vittoria Colonna (1490-1547)


Vittoria Colonna fue una auténtica mujer del Renacimiento. Aristócrata, culta, refinada, escribió poesía dedicada a su marido y prosa reflexiva sobre temas religiosos y espirituales. También cantaba magníficamente y sabía tocar el laúd. Fue admirada por grandes hombres de su tiempo como Baldassare de Castiglione o Leonardo da Vinci, quien llegó incluso a inmortalizarla con su genial pincel. También tuvo, sin embargo, detractores, aquellos que seguían empeñados en alejar a las mujeres del mundo del arte y la euridición.


Rimas a un amor perdido
Vittoria Colonna nació en Marino en abril de 1490 en el seno de una familia noble, los Colonna. Era la segunda hija de Fabrizio Colonna, gran Condestable del Reino de Nápoles, y Agnese di Montefeltro, hija del duque de Urbino.


Vittoria recibió una refinada educación humanística que haría de ella una joven educada que cantaba, tocaba el laúd y escribía bellos poemas. Incluso al final de sus días llegó a componer varias piezas musicales que no se han conservado.


Cuando Vittoria tenía 16 años no pudo mantenerse al margen de los intereses políticos de su familia. Su padre, en un intento de acercamiento político con el rey Fernando de Aragón, dispuso su matrimonio con Francesco Ferrante d’Avalos, noble napolitano de origen español. El enlace tuvo lugar en Ischia el 27 de diciembre de 1509.


A pesar de la naturaleza pactada del matrimonio, Vittoria y Francesco se amaron apasionadamente como lo atestiguan las cartas de amor que se escribieron durante las largas ausencias de Francesco y las rimas que Vittoria le dedicó tras su fallecimiento. Francesco participó en las continuas guerras que en aquellos años enfrentaron a Francia y España teniendo en Italia uno de sus principales escenarios bélicos. Francesco cayó herido de muerte en la famosa batalla de Pavía en 1525.


Vittoria ahogó su dolor en la pluma escribiendo bellas rimas de amor a su esposo desaparecido.


Vittoria Colona escribió también una interesante producción literaria en rima y prosa centrada en temáticas religiosas y espirituales. Sus ideas cercanas al reformismo fueron investigadas por la Inquisición.


Su obra literaria fue publicada por primera vez en Parma por Antonio Viotti. En años sucesivos se imprimieron nuevas ediciones en distintas ciudades italianas.


La vida intelectual de Vittoria le facilitó conocer a distintos eruditos del momento pero con quien mantuvo una profunda amistad fue con el artista Miguel Angel Buonarroti al que conoció en 1537. De su relación quedó un amplio epistolario que se publicó tras su muerte, bellas poesías, un retrato y la posible aparición de Vittoria en el ingente fresco del Juicio Final de la Capilla Sixtina.


Vittoria Colonna, marquesa de Pescara, moría en Roma el 25 de febrero de 1547 después de sufrir una larga enfermedad.

image.jpg
 
espero que no este
anthony.gif

Susan B. Anthony nacío el 15 de febrero de 1820, cerca de Adams, Massachusetts. Ella era una de ocho niños, aunque sólo seis vivieran hasta ser adultos. El padre de Susan pensaba que las mujeres deberian obtener tanta educación como ellas quisieran. Agregandole un cuarto a su hogar, el construyó una escuela para sus propios niños y otros.


Cuándo ella tenia quince y dieciséis, ella fue a las casas de otra gente para enseñarle a los niños Ella tuvo gusto de la ocasión de ganarse dinero por si misma. En 1838, su padre perdió su negocio del molino de algodón a causa de la depresión financiera en los Estados Unidos y en el primavera de 1839 él tuvo que vender su casa. Ellos se movieron a un pueblo llamadó Hardscrabble. En la primavera de 1840, ella fue a enseñar en un colegio de internos cerca de la cuidad de Nueva York. Mientras que Susan enseñaba ella oyó hablar acerca de acabar con la esclavitud. Ella convino con esta idea, así como su padre. Ella creia que todas las personas era iguales.


En 1849, cuando Susan volvió a casa a Rochester, su padre había comenzado a invitar a sus amigos que querian hablar acerca de deshacerse de la esclavitud. Ella escuchó a su padre y a otros que querian ayudar a liberar los esclavos del hallazgo.


En los 1850’s la abolición de la esclavitud era un asunto importante. La gente en el Norte estaba contra la esclavitud, mientras la gente del Sur queria mantener la esclavitud. Los que estaban contra la esclavitud fueron llamados los “abolicionistas.” Muchos abolicionistas fueron invitados a la granja. Ellos todos apoyaban a Susan en su trabajo para los derechos de las mujeres.


En 1856 los abolicionistas le pidierón a Susan que organizara y escribiria y diera discursos para una campaña contra la esclavitud. En 1865, sus esfuerzos pagarían con el pasaje de la Enmienda décimotercera a la Constitución de los E.E.U.U. Pero, aunque los esclavos eran libres ellos no obtuvieron el derecho de votar.


Además de la lucha de Susan para terminar la esclavitud, ella se unió a la Sociedad de Templanza de Mujeres del Estado de Nueva York. Tanto los hombres como las mujeres podían ser miembros, y en segunda convención de la Sociedad los hombres empezaron a asumir el control, así que Susan renunció como líder del grupo. Eso fue el fin de su trabajo con el movimiento de templanza; ella comenzó a trabajar para los derechos de las mujeres.


Elizabeth Cady Stanton wanted to combine the efforts of the abolitionists and the women's rights Desafortunadamente, los abolitionists no quisieron trabajar para que las mujeres tuvieran el derecho de votar (así como antes, muchos de los “suffragistas” de mujeres no querian que su causa se enredada con la abolición). Susan y Elizabeth estaban donde ellas habían comenzado veinte años antes, y enfocaron sus esfuerzos en los derechos de mujeres para juntar dinero.


En 1868, la Catorcena Enmienda pasó. Esta enmienda indicó que toda las personas que nacíeron o se naturalizaron en los Estados Unidos eran ciudadanos de los EE.UU. En 1870, la décimo quinta enmienda pasó. Esta enmienda indicó que el derecho de los ciudadanos de los EE.UU. de votar no seriá negado a nadie a causa de su raza ni por el color de su piel, incluso si la persona fue una vez un esclavo. Estas enmiendas se pasaron para darle a los hombres negros el derecho de votar.


Susan continuó trabajando, yendo de estado a estado dando discursos acerca de los derechos de las mujeres. En 1878, Susan convenció al senador Aaron Sargent de California que propusiera una enmienda a la constitución para el sufragio de las mujeres. La enmienda fue derrotada, pero Susan trabajado mucho para que la enmienda se propusiera cada año


En 1902, Susan B. Anthony le escribió aElizabeth Cady Stanton,


"A transcurrido cincuenta y un años desde que nos conocimos primero y hemos estado ocupadas durante cada uno de ellos, revolviendo el mundo para reorganizar los derechos de las mujeres. ...Poco soñámos cuando comenzamos este concurso…que medio siglo depues seríamos obligadas a dejár el final de la batalla a otra generación de mujeres. . Pero nuestros corazones se llenan de alegría al saber que comienzan esta tarea equipadas de una educación universitaria, con experiencia de negocio, con el derecho libremente admitido de hablar en público - todos los cuales fueron negados a las mujeres hace cincuenta años.”
En el 13 de marzo de 1906, Susan B. Anthony murió en Rochester, Nueva York. En Noviembre de 1920, catorce y medio años despues, La Diecinueve Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos le garantizó a las mujeres su derecho de votar. El sueño de Susan se había realizado finalmente.


En 1979, más de setenta años después de su muerte, se le dio el honor a Susan B. Anthony de estampar su retrato en la moneda de dólar de los Estados Unidos.




Escrito por Julie Odano
Fotos cortesía de Holly Overin.
Imágenes creadas por Kelly Rapuano y Jeanne Meyers.
 
image.jpgimage.jpgimage.jpg

El cisne, Anna Pávlova (1882-1931)


A finales del siglo XIX, una niña de 8 años asistía entusiasmada al lado de su madre a la representación del ballet de La Bella Durmiente. Fue entonces cuando Anna Pávlova supo con determinación que iba a ser bailarina. Y sería una gran bailarina.


El nacimiento del cisne
Anna Pávlovna Pávlova nació en San Petersburgo el 31 de enero de 1882. Su madre era una lavandera llamada Lyubov Feodorovna. De su padre, muerto cuando Anna tenía tan sólo 2 años, no se conoce su identidad, aunque podría ser de origen judío. La madre de Anna se volvió a casar cuando la niña tenía 3 años con Matvey Pavlov, del que tomó su apellido. Es posible que Anna hubiera sido hija ilegítima y que el segundo marido de su madre la adoptara como propia.


Anna fue desde pequeña una niña débil que sufrió todo tipo de enfermedades durante su infancia. Mimada por su madre, fue trasladada un tiempo a vivir al campo con su abuela para intentar mejorar su estado de salud. Anna entró entonces en contacto con la naturaleza más pura, en la que encontraría parte de su inspiración futura.


El despertar del cisne
Anna Pávlova tuvo desde niña una clara inclinación hacia la danza. Pero fue una representación de la Bella Durmiente a la que asistió con su madre cuando tenía 8 años lo que hizo despertar por completo su decisión de dedicarse de lleno al baile. A pesar de que entonces fue rechazada por la Escuela del Ballet Imperial por ser demasiado joven, fue admitida dos años más tarde. Anna permanecería más de 6 fructíferos años en la prestigiosa academia de danza.

Los duros años de trabajo y estudio en la escuela dieron los resultados esperados en la débil pero voluntariosa Anna. La Opera Imperial o Teatro Mariinsky fue el primer escenario importante para Anna donde rompió con el estereotipo de bailarina fuerte y robusta. El cuerpo delgado de Pávlova daba a sus interpretaciones un aspecto etéreo que fascinó a los amantes de la danza.

Su interpretación del ballet “La muerte del cisne”, con coreografía de Michel Fokine y música de Camille Saint-Saëns, fue su consagración definitiva. Representó a lo largo de su vida este bello ballet en incalculables ocasiones y en multitud de países.

Los viajes del cisne
Convertida en una bailarina de éxito, Anna Pávlova inició una gira por todo el mundo acompañada de su supuesto esposo el barón Victor Emilovitch Dandré, con el que formó una compañía de danza. Durante largos años interpretaría las más bellas danzas por los rincones más diversos del mundo.

La muerte del cisne
En 1930 Anna Pávlova realizó su última gira por Europa. Después de un merecido descanso en Cannes, Anna decidió marchar a París para encontrarse posteriormente con su compañero en La Haya. El tren que tomó sufrió un accidente. Anna bajó de su vagón para ver qué sucedía y cogió un fuerte resfriado. A partir de entonces y hasta su destino en La Haya, Anna ya no se recuperó. Una infección pulmonar la fue debilitando hasta la muerte.

Estaba a punto de cumplir 50 años y de subir de nuevo a los escenarios cuando Anna Pávlova falleció de pleuresía el 23 de enero de 1931. Al día siguiente debía representar de nuevo La muerte del cisne.
 
Policarpa Salavarrieta
«La Pola»
Gregoria Policarpa Salavarrieta Rios

Óleo de Policarpa Salavarrieta elaborado por José María Espinoza.
Nacimiento26 de enero de 1796
Guaduas, Virreinato de Nueva Granada
Fallecimiento14 de noviembre de 1817 (21 años)
Santafé, Virreinato de Nueva Granada
Policarpa Salavarrieta (Guaduas, 26 de enero de 1796 - Santafé de Bogotá, 14 de noviembre de 1817)[SUP][1][/SUP] fue una heroína de la independencia de Colombia. También conocida como La Pola, actuó como espía de las fuerzas independentistas de la naciente república durante el período denominado "La Patria Boba" y murió fusilada durante la Reconquista Española.
[h=2][/h]
[h=2][/h]La versión más popular dice que Policarpa Salavarrieta nació en Guaduas, aunque no se sabe con certeza el lugar de su nacimiento. También se dice que nació en Moniquirá (Boyacá) o en Socorro (Santander) el 26 de enero de 1794,[SUP] [/SUP]pero nada de ello se ha podido probar por falta de documentos legales. Rafael Pombo afirmó que ella nació en Mariquita (Tolima) y José Caicedo Rojas lo confirmó en Bogotá. En un esfuerzo por reconciliar las diferentes versiones en los libros de historia, la Academia Colombiana de Historia dio su fallo final a favor de la población de Guaduas, el 26 de enero de 1796.
Las fechas más posibles para su nacimiento son los años 1793, 1794 o 1796. Si escogemos el último año, la Pola tendría 21 años cuando marchó al patíbulo. Las dudas sobre el lugar y fecha de su nacimiento, y sobre su nombre, obedecen a que no hay ningún documento que pruebe la verdad de estos datos; su partida de bautismo hasta ahora no se ha encontrado, aunque se rumora que fue bautizada en Tenjo (Cundinamarca), ya que hay algunos manuscritos en la parroquia que así lo demuestran.
Policarpa Salavarrieta Ríos se crio en una familia acomodada, que tenía lo suficiente y era respetada en la villa, pero no poseía ningún estatus de hidalguía. El testamento de su padre, Joaquín Salavarrieta, lo muestra como un hombre de regular fortuna, que había emprendido negocios de agricultura y comercio. En el de su madre, Mariana Ríos, figuran ropas abundantes, alhajas de precio y menaje doméstico no escaso. La casa de la familia Salavarrieta Ríos en Guaduas, que se conserva aún, convertida en museo, no es la más prestante, suntuosa o bien construida de la villa, pero tampoco es pequeña ni miserable.
La familia Salavarrieta Ríos se trasladó a vivir a Bogotá en 1797. Se establecieron en una casa baja de tapia y teja en el barrio de Santa Bárbara. En 1802 se extendió una epidemia de viruela en la capital, a causa de la cual murieron el padre, la madre y dos hermanos de Policarpa: Eduardo y María Ignacia. Después de esta tragedia, la familia Salavarrieta Ríos se disolvió: José María y Manuel ingresaron a la comunidad agustina; Ramón y Francisco Antonio viajaron a Tena e ingresaron a trabajar en una finca; Catarina, la hermana mayor, resolvió trasladarse de nuevo a Guaduas, alrededor de 1804, con sus dos hermanos menores: Policarpa y Bibiano. Se establecieron en la casa de la madrina Margarita Beltrán, hermana de Manuela, hasta que Catarina se casó con Domingo García, y sus dos hermanos se fueron a vivir con la nueva pareja.
Del tiempo que la Pola vivió en Guaduas hay poca información, parece que se desempeñó como costurera y algunos afirman que enseñó en la escuela pública. Guaduas es entonces un sitio de obligado tránsito entre la capital y el río Magdalena, columna vertebral del país; viajeros notables, arneros, productos y noticias de todos los sucesos atravesaban constantemente la villa. En estos tiempos de guerra, Policarpa Salavarrieta compartió con su familia el espíritu patriota. Su cuñado, Domingo García, murió luchando al lado del prócer Antonio Nariño en sus Campañas del Sur, y su hermano Bibiano fue veterano de las mismas.
[h=3]Policarpa o Apolonia[/h]
Retrato realizado por José María Espinoza.


Tampoco hay claridad sobre su nombre completo y preciso y al respecto existen varias fuentes: su padre la llamó Apolonia al otorgar el poder de testar, y con ese mismo nombre la hizo figurar el presbítero Salvador Contreras al formalizar el testamento, el 13 de diciembre de 1802. denominó Gregoria Apolinaria; contemporáneos suyos, como el mismo Almeyda, José María Caballero, José Hilario López o Francisco Mariano Fernández, la llamaron simplemente la Pola. No obstante, el nombre con el que es más conocida y como posteriormente se le ha denominado en todos los homenajes póstumos, es Policarpa Salavarrieta.
[h=3]Actividad política[/h]
Retrato de 1857.



Sus actividades durante la época independentista estuvieron especialmente vinculadas con el ejército patriota de los Llanos; recibía y mandaba mensajes, compraba material de guerra, convencía individualmente a jóvenes y les ayudaba a adherirse a los grupos patriotas. Experta en espionaje, Policarpa se volvió rápidamente indispensable para la causa patriota. Ella trabajaba siempre al lado de algún compatriota como su hermano Bibiano, pero su compañero de trabajo más importante fue Alejo Sabaraín. Sabaraín ya había luchado junto a Nariño en el sur, y había sido capturado en 1816; al año siguiente lo cubrió el indulto, y libre, se dedicó al espionaje. Las actividades de Policarpa tal vez no hubieran resultado sospechosas para los realistas, de no ser por la huida de los hermanos Almeyda, quienes fueron capturados con documentos que comprometían a la Pola.
[h=3]Prisión y patíbulo[/h]
Estatua de "La Pola" en la localidad bogotana de La Candelaria.


El arresto de Alejo Sabaraín fue el elemento definitivo para la captura de la Pola, pues Sabaraín tenía una lista de nombres de realistas y de patriotas que la Pola le había entregado. Hasta ese momento, Policarpa se había podido mover hábilmente por la ciudad, porque estaba recién llegada y muy poca gente la conocía; además, su juventud e inteligencia le habían permitido desenvolverse con gran capacidad. El sargento Iglesias, el principal agente español en la ciudad, fue comisionado para encontrarla y arrestarla. Policarpa fue detenida en la casa de Andrea Ricaurte de Lozano, y encerrada en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario convertido en cárcel.
El Consejo de Guerra la condenó a muerte el 10 de noviembre de 1817, junto con Sabaraín y otros patriotas más. La hora y fecha determinada para el fusilamiento fueron las nueve de la mañana del 14 de noviembre de 1817. La Pola marchó con dos sacerdotes a los lados. Se resistió un momento a marchar, para poder expresar sus pensamientos a los ministros que la acompañaban. Prosiguió con paso firme hasta el suplicio, y en vez de repetir lo que decían los religiosos, no hacía sino maldecir a los españoles. Al subirla al banquillo, se les ordenó a los condenados ponerse de espaldas porque así deberían morir los traidores; ellos solicitaron permiso para ponerse de rodillas, por considerar que esta era una posición más apropiada.
Su cuerpo no fue expuesto en las calles de Bogotá como los de sus compañeros fusilados con ella, por ser el de una mujer. Sus hermanos sacerdotes lo reclamaron y lo guardaron en la iglesia de San Agustín. Actualmente sus restos se encuentran en el panteón de los héroes de la independencia en la iglesia de la Veracruz en Bogotá.
[h=2]Trascendencia histórica[/h]
Billete de 10.000 pesos colombianos con la imagen de Policarpa Salavarrieta.


Muchos historiadores de este período consideran a Policarpa Salavarrieta como la mujer más representativa de la revolución independentista colombiana. En su época, la ejecución de una mujer joven por un crimen político, movió a la población y creó una gran resistencia al régimen del terror impuesto por Juan Sámano. Si bien muchas mujeres fueron igualmente asesinadas durante la ocupación española, el caso de la Pola cautivó la imaginación popular. Su muerte inspiró a poetas, escritores y dramaturgos para inmortalizar su historia, siempre resaltando su valentía y coraje.
De su carácter heroico, de su fe y su pasión por la libertad, son expresión elocuente las palabras que pronunció al subir al banquillo, dirigidas al pueblo que iba a presenciar su ejecución:
«viles soldados, volved las armas a los enemigos de vuestra patria. ¡Pueblo indolente! ¡Cuan distinta sería hoy vuestra suerte si conocieseis el precio de la libertad! Pero no es tarde. Ved que, aunque mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más, no olvidéis este ejemplo...»
(...)
«Miserable pueblo, yo os compadezco; ¡algún día tendreis más dignidad!»

El 9 de noviembre de 1967, en virtud de la Ley 44 del Congreso de la República de Colombia y firmada por el Presidente Carlos Lleras Restrepo, declaró en su segundo artículo el día 14 de noviembre "Día de la mujer colombiana" en honor del aniversario de la muerte de "Nuestra heroína, Policarpa Salavarrieta".
[h=2]Homenajes[/h]
Moneda de 5 pesos colombianos de 1987 con la imagen de Policarpa Salavarrieta.


La imagen de Policarpa ha sido utilizada varias veces en los billetes y monedas de Colombia, y es la única personalidad histórica femenina que ha aparecido en ellos (a pesar de que se han representado otras figuras femeninas, pero ellas son simbólicas o mitológicas como la justicia, la libertad, una indígena nativa americana anónima, y más recientemente, la protagonista de María, la novela de Jorge Isaacs). En su honor también fue nombrado un municipio del departamento de Nariño, un barrio de Bogotá y una urbanización en Medellín. En la ciudad de Buenos Aires, Argentina, por Ordenanza de la Municipalidad del 27 de noviembre de 1893 se dio el nombre de Pola a una calle que atraviesa los barrios de Villa Lugano, Mataderos y Liniers.
En 1870 durante el gobierno de José Balta se inauguró la estatua de la libertad, con la imagen de Policarpa Salavarrieta, en honor a la colonia colombiana de residentes en Piura (Perú).
En 1911 la cervecería Bavaria lanzó al mercado una cerveza en su honor, nombrada como "La Pola". Aunque esta cerveza ya no se produce, en la actualidad, el término Pola está asociado a la cerveza en general en el territorio colombiano.
[h=3]En 1944 se lleva a escena la tragedia histórica titulada Pola Salavarrieta escrita por la uruguaya Sarah Bollo.[/h]En 2010 RCN Televisión produjo la serie de televisión titulada La Pola, dirigida por Sergio Cabrera y protagonizada por las actrices Carolina Ramírez (Pola adulta) y Ana María Estupiñán (Pola joven), la cual no está basada en los hechos históricos centrados en su vida y otros próceres de la independencia, con una adaptación especial para telenovela. Contó con varios actores españoles.
 
Back