Muere Marujita Díaz

Pero por favor, seria muy simpatico y Marujita muy linda pero Alfonso de Borbon NUNCA se hubiera casado con ella, un hombre aferrado a las tradiciones y a su abolengo

Bingo!

No seria con el hermano Gonzalo de Borbon con quien tuvo el lio...no olvidemos que salio con la actriz Mirta Miller...vamos que dejaba de lado el abolengo y las tradiciones por las vedettes!
 
Nati Mistral sobre Marujita Díaz: "Le gustaba mucho el dinero y lo tuvo"
Nati Mistral y Maruja Díaz fueron compañeras y amigas. 'Vanitatis' entrevista a la actriz madrileña, que asegura guardar muy buenos recuerdos de su amiga recientemente fallecida: "Era una gran estrella"
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Nati Mistral, en una imagen de archivo (Gtres)
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P. BARRIENTOS
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FECHA24.06.2015 – 05:00 H.
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Nati Mistral y Maruja Díaz fueron compañeras y amigas. Trabajaron juntas en teatro y en el cine, y de aquella época Nati tiene muy buenos recuerdos: “Era una gran artista, una gran estrella y quizá por eso no quiso que se supiera de su enfermedad”. La actriz madrileña asegura que su compañera fue feliz, que tuvo los hombres que quiso y que nunca le faltó el dinero.

Pregunta: ¿Qué relación mantenía con ella?

Respuesta: Trabajé en una obra de teatro que se llamaba Petit Café en el teatro Albéniz allá por los años 50 y también en Agua, azucarillos y aguardiente. Ella era la vendedora con un papel muy de 'chulangana' que lo bordaba. Lo pasábamos muy bien y eso que trabajábamos muchas horas porque había dos funciones diarias y hasta tres y cuatro. Sin embargo, ella siempre aparecía como una rosa.

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Marujita Díaz junto a Carmen Sevilla (Gtres)
P: ¿Era fácil de trato como compañera?

R: Sí, ella era una estrella y cuando las estrellas lo son no tienen celos de nada ni de nadie. Hacía su papel y si yo, por ejemplo, tenía más éxito o me aplaudían más, no la importaba. Era una mujer muy segura tanto como artista como persona.

P: ¿Qué anécdotas recuerda?

R: Tenía la manía de imitar a la gente. Incluso hasta hace poco se hacía pasar por la sirvienta cuando llamabas a su casa y no se quería poner. Los que la conocíamos decíamos: '¡Venga, Maru que soy yo!' A veces incluso dudabas porque se empeñaba en seguir con la historia como si fuera la chica rumana.

P: ¿Imitaba también a los compañeros?

R: Sí, Sara Montiel la bordaba. Una vez fui a una cena que daba el decorador Eduardo Pinto Coelho con mi marido, que era muy despistado. Una vez allí, cada uno fuimos por nuestro lado y cuando volvíamos para casa me dijo: 'Qué simpática estaba Sarita esta noche', y yo le dije: '¿Qué Sarita? ¿Montiel? Si no ha estado' y resulta que era que Maruja se había hecho pasar por ella.

P: ¿Y le gustaba a la gente que le tomara el pelo de esa manera?

R: Sí, les daba igual. Ella era muy pitorrona.


Vea las mejores fotos de la vida de la artista (Galería)

P: Menuda se pondría Sara con el ego que tenía...

R: ¡Qué va! En absoluto. Menudas conchas tenían. Fueron muy amigas. Cuando murió la madre de Sara, ella se fue a vivir con Marujita.

P: Estuvieron tiempo sin hablarse...

R: Sí, porque le molestó que no la invitara a la boda cuando se casó con el cubano. Sara tenía la exclusiva con ¡Hola! y no quería que la amiga le quitara protagonismo. Se enfadó muchísimo y comentaba: '¡A esa que le he lavado la ropa interior! ¿Quién se cree que es?' Luego hicieron las paces y santas pascuas.

P: ¿Quizá tenía celos porque Maruja había sido muy guapa?

R: ¡Qué va! Porque Sara también era imponente. Maruja fue de las primeras artistas en operarse y lo contaba. 'Yo como Gina Lollobrigida, que lo cuenta todo', decía. Se puso pecho, se estiró… Estaba encantada y lo decía. Si ves fotos de su primera época, no se parecía nada a después.

P: ¿Tuvo tanto éxito con los hombres como se decía?

R: Sí, lo que pasaba es que tenía muchísima personalidad y los anulaba un poco. Se casó con Gades, al que llamaba Tovarich (camarada en la terminología soviética). Contaban que el matrimonio se rompió porque no le quiso prestar dinero para montar El Tenorio en el teatro de la Zarzuela. Maruja tenía mucho dinero y no se lo quiso dar, y se enfadaron. Espartaco era también un señor imponente. Él produjo muchas de sus películas.


Maruja, Espartaco Santoni y Carmen Cervera: un triángulo amoroso (Ver noticia)

P: ¿Y con el duque de Cádiz?

R: Con Alfonso de Borbón salían a cenar o almorzar porque Maruja era muy guapa, muy divertida, pero nada más. Puedo asegurar que el duque era muy duque. Yo lo conocí muy bien y tenía más orgullo que don Rodrigo en la horca. Nunca habría tenido nada serio, para casarse desde luego no.

P: ¿Es verdad que Maruja Díaz tenía mucho dinero?

R: Sí, mucho. En la profesión decíamos que guardaba el primer sueldo que cobró. Tenía una finca en Andalucía y en Madrid un chalet precioso, Piedras Negras. Y joyas y muebles buenos….

P: ¿Cómo la definiría?

R: Una gran estrella que no remató en el terreno profesional. Era una mujer divertidísima que supo disfrutar de la vida todo lo que pudo.

P: ¿Cree que fue feliz?

R: Sí. Primero, porque la gustaba mucho el dinero y lo tuvo. Después, porque tenía una hermana y una familia que la querían mucho, y por último porque le gustaba brillar y brilló.


Joyas, cuadros y pisos: la fortuna de Marujita para una heredera universal
La artista deja un patrimonio de varios millones de euros a Reyes, su única sobrina, con la que tenía una relación excelente
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Montaje de 'Vanitatis'
AUTOR
MARTA BOLONIO
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MARINA PINA
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FECHA24.06.2015 – 05:00 H.
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“Solo en joyas tenía una fortuna”, dijo Marujita Díaz cuando al morir su amigaSara Montiel se especuló con que la manchega podía haber atravesado problemas económicos. Marujita conocía bien el patrimonio de su colega y sabía de primera mano que con la venta de alguna de las piezas que poseía Sara, esta se hubiese embolsado una cantidad lo suficientemente alta como para vivir sin estrecheces. Como ella.

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Marujita con uno de sus collares preferidos
Su joyero es uno de sus activos más importantes a la hora de estimar su patrimonio. Como oro en paño, la actrizguardaba sus alhajas en una caja fuerte de una entidad bancaria y cuando se las ponía se dejaba custodiar por varios escoltas para evitar cualquier disgusto. Pendientes de esmeraldas y brillantes, anillos de zafiros, pulseras, collares… Las joyas eran la perdición de Marujita, que siguió al pie de la letra que “los diamantes son los mejores amigos de las mujeres”.
En una de sus últimas apariciones televisivas, Marujita dejó que un experto tasara las piezas que portaba. Según el experto, vestía 200.000 euros en brillantes. Esas joyas, que atesoró durante tantos años, llegaron a sus manos graciasa regalos de sus amantes y a su buen ojo para comprarlas. Precisamente en aquella intervención lució una de las piezas más caras y emblemáticas, un brazalete valorado en 120.000 euros regalo de Espartaco Santoni que, según se había publicado, ella misma había puesto a la venta en una conocida joyería del barrio de Salamanca. Sin embargo, la actriz quiso aprovechar para desmentir aquella información luciendo en el programa aquel precioso brazalete de los años 50 formado por un rubí central y 20 quilates de diamantes.

Pero aquella pieza no era la única que llamó la atención aquella noche de 2013. Además, llevaba unos pendientes de 40.000 euros y un anillo con una gran esmeralda valorado en 25.000. "Es que Marujita supo comprar muy bien en su día y además era de puño cerrado", confiesan a Vanitatis personas de su confianza, que aseguran además que la artista tenía en la actualidad un millón de euros en efectivo.



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Casas por toda España

Pero las valiosas joyas son solo una parte del patrimonio que atesoró esta polifacética artista, que comenzó a trabajar con tan solo 6 años, cuando debutó en el teatro infantil. Dicen que fue la folclórica que más fortuna amasó y prueba de ello es el gran número de inmuebles que poseía.

Varios pisos en Madrid, un chalé en Benalmádena y una finca en Marchena "enorme y muy valiosa" eran sus activos más importantes. Esos y su vivienda de Piedras Negras, una casa ubicada en la exclusiva urbanización de Mirasierra y que, según un amigo de la familia, está valorada en más de dos millones de euros. Este inmueble lo obtuvo de su separación con Espartaco Santoni y en él se encuentran colgados cuadros de Miró y otros pintores ilustres. "Es un palacio", decía la sevillana cada vez que hablaba de su residencia madrileña.

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Marujita con un espectacular collar (Gtres)
Su sobrina Reyes, la heredera universal

En esta vivienda del norte de Madrid vivía Marujita desde 1961. Allí estaba constantemente arropada por su gente de confianza y su pequeña familia, formada por su cuñado Gregorio y Reyes, su sobrina. Ahora ella será la encargada de cuidar el patrimonio de su tía.

Vanitatis ha podido confirmar que será Reyes quien obtenga todos sus bienes. La relación entre la joven y su tía era magnífica, tanto que Reyes, que siempre ha mantenido un perfil bajo, ha sido la encargada de comunicar a los allegados de su tía su fallecimiento. “Tenían una relación muy especial y Reyes pasaba mucho tiempo con su tía en la casa de Mirasierra”, asegura a este medio un amigo de la familia, que también puntualiza que tía y sobrina comían cada fin de semana juntas en compañía del hijo de Reyes, que tiene ahora 25 años.

Prudente y siempre en un segundo plano, la sobrina de Marujita, que nació en Madrid en 1952, vio en su tía una segunda madre cuando falleció Emilia, la hermana mayor de la artista. Sin embargo, ni ese sentimiento ha conseguido que, en el día del fallecimiento de su tía, Reyes salga del anonimato. Al tanatorio no ha querido acudir para evitar ser fotografiada por la prensa.
 
DEP de su epoca Carmen Sevilla que ya sabemos que esta enferma y Paquita Rico que no se sabe mucho de ella.
Se va acabando una epoca de Espana y de como se hacia musica y cine entonces.
 
Que raro que la sobrina no se deje ver.Tendra algo que ver con el gran secreto?
 
Muere Marujita Díaz
Que te vaya bonito, Pelusa
PILAR EYRE
Actualizado: 24/06/2015 04:03 horas
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Me confesó un día que había tenido amores con el príncipe Alfonso de Borbón y yo le pregunté que qué tal era en la cama, "un soso", me contestó. Estaba muy dolida porque había ido a su funeral en las Salesas y le habían parado en la puerta, "¡Si yo tenía más derecho que esa Constanza a estar ahí!", se indignaba, refiriéndose a la prometida fantasma que se convirtió en la viuda blanca de ese pobre y desgraciado príncipe. También me comentaba con picardía que ella, a Don Juan de Borbón, lo despertaba por las mañanas cantándole "Banderita, tú eres roja, banderita tu eres gualda", pero, a partir de aquí, cambiaban las versiones según el día: una vez me dijo que lo hacía porque estaba en el barco de al lado del suyo, en Ibiza; otra vez me dijo que fue en Marbella, a bordo del Giralda, aunque sí es cierto que yo los vi cenar un día a los dos en Antonio de Puerto Banús. Maruja contaba un chiste haciendo muecas y Don Juan la jaleaba con la risa ronca e intermitente de operado de laringe.

No fui amiga suya pero la entrevisté varias veces e, invariablemente, cuando le preguntaba por sus grandes amores, me decía, "el mejor, Espartaco Santoni, estábamos hechos el uno para el otro, era una fiera". En sus memorias, Santoni describe cómo le quedaba la espalda después de sus noches de pasión, "como si me hubiera arañado una tigresa". Era tan lista, además, que consiguió sacarle dinero y joyas, Espartaco me dijo una vez, "no he podido olvidarla nunca", aunque no sé si era por el sablazo o por amor.

También se refería con cariño a un torerillo. Álvaro Amores, pero a mí el que más me interesaba era Antonio Gades, que, siendo bailarín de Pilar López, se había alojado un verano en la casa de mis padres en Sitges cuando yo era niña. "Antonio se enamoró de mí porque era muy ambicioso y yo llevaba el primer visón que se vio en Madrid ¡y pensar que luego se hizo comunista, él, que adoraba a las duquesas!". Se daba aire con un abanico imaginario "el cerco al que me sometió fue asfixiante, no paró hasta que acepté ser su mujer" me contaba. Si yo le preguntaba si lo había querido, se iba por la tangente, "qué mona estaba yo en la ermita de San Antonio de la Florida con aquella mantilla blanca, mis padrinos fueron Lucía Bosé y Luis Escobar. Le lavé la cabeza a Antonio para la boda y salía una agüilla marrón que me daba mucho asco", y al final reconocía, "nunca estuve enamorada de él, pero me pudo su insistencia".

Una vez la fui a buscar a su casa aún no recuerdo para qué. La esperé en el jardín, descuidado y sombrío, tenía unos perrillos ladradores y voraces que se lanzaban a tus tobillos. Cuando salió me dijo, "ese color azul te sienta muy bien a tu tipo de piel" porque, al contrario de lo que dice la leyenda, era afectuosa y amable. Y también era mujer de sentencias que ahora me da rabia no haber apuntado, una especia de manual para ser mujer, madurar y no morir en el intento. "Enseña las piernas, las piernas nunca envejecen,", "ríe siempre, es mejor que un lifting", "nunca salgas a la calle sin perfumarte", "no preguntes la edad de los demás si no quieres que te pregunten la tuya". Y también, "se nota las mujeres que f... en el brillo del cutis y de los ojos, la mejor crema sigue siendo..." reía a carcajadas, "un polvo".

Un día estábamos brindando con un vinito que nos daban de extranjis en televisión, y nos estaba contando los caprichos de su amor, Dinio, entonces un cubano ingenuo y aun no maleado por el dinero y por la fama, "le gusta la ropa de marca y sabe distinguir la autentica de la falsa, a él no le intentes colar una copia". Todos reíamos alborozados, corría el vino y la juerga y yo, llevada por la confianza del momento, le espeté con cierta crueldad, "pero, ¿no sospechas que está contigo por interés?" y ella se bajó sus gafas oscuras hasta la punta de su nariz y me miró, solo a mí, con sus grandes ojos heridos, "yo también estoy con él por interés... para querer y sentirme querida aunque sea de mentirijillas". Callé, avergonzada de mí misma y en ese instante comprendí una filosofía de la vida que no se encuentra en los libros ni en la universidad. Nadie escuchó este diálogo, y ella volvió a girar los ojos en circulo como hacía en sus películas, pero por unos segundos había caído la máscara y yo atisbé a una Maruja golpeada y vulnerable, como todos nosotros. Que te vaya bonito, Pelusa.
 
Marujita y Sara: una relación amor-odio hasta el final
Ambas folclóricas empezaron sus carreras en el mismo año, 1948. A partir de entonces sus vidas llevaron trayectorias muy parecidas, algo que hizo que sintieran cariño y envidia a partes iguales
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Marina Pina
Marta Bolonio
24.06.2015 – 05:00 H.

Sara Montiel falleció por una muerte súbita el 8 de abril de 2013. Numerosos medios de comunicación se apostaron a las puertas de su casa ese primaveral día en Madrid. Sin embargo, todo se paró cuando una furgoneta plateada llegó hasta el portal. De ella descendió una afectada Marujita Díaz. Toda llena de animal print, se bajaba llorando a despedir a su amiga. Terminaba así con años de guerra entre las dos mejores de una época y se convertía en la gran defensora de Sara Montiel tras su muerte.

Sara era tres años mayor que Maruja, aunque debutaron en el cine el mismo año: en 1948. La manchega apareció en Locura de amor y la sevillana en La cigarra. Comenzaban así dos carreras de éxito de las principales artistas de los 50 en España.

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Marujita Díaz llora desconsoladamente el día de la muerte de Sara Montiel (Gtres)
Mientras Maruja triunfaba en España como actriz y cantante, Saritísima hacía lo propio en México y Hollywood. Allí, la de Campo de Criptana conoció a Anthony Mann, con quien contrajo matrimonio en 1957. Un año después, su rival y compañera se casaba con Espartaco Santoni en Venezuela. Dos vidas exitosas tan parecidas que un choque entre ambas era solo cuestión de tiempo.

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Marujita Díaz en una imagen de archivo (Gtres)


“Nuestros roces no tienen importancia. Eran gajes del oficio y enfados tontos de amigas”, declaraba Marujita a ABC cuando la manchega acababa de fallecer. “Éramos como hermanas y nos entendíamos muy bien”, recordaba.

Tan bien se entendían que pesar de los roces que pudieron tener fruto de envidias y celos, Marujita acogió a su amiga Sara en su casa para ayudarla a superar la depresión que la muerte de su madre le había provocado.

Conquistadas por cubanos
Pero si sus andaduras profesionales fueron de la mano durante décadas, sus conquistas amatorias también han sido muy parecidas. Las dos cayeron rendidas en los brazos de dos productores de cine cuando empezaron a despuntar en el séptimo arte y, tras una vida sentimental de lo más concurrida, las dos terminaron siendo carne de lo más deslucido de la prensa del corazón por sus inverosímiles romances con dos jóvenes cubanos.

Primero fue Marujita la que en un viaje a Cuba se dejó seducir por Dinio García en 1999 y más tarde, en 2002, sería su amiga Sara la que, quizá también movida por esos celos que andaluza y manchega siempre se profesaron, protagonizó su particular historia de amor con el también cubano Tony Hernádez. Ambas relaciones hicieron que aquellas divas de los 50 acabaran siendo para las nuevas generaciones dos miembros más de ese universo friki que empezó a gestarse en los 90.

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Sara Montiel con Tony Hernández, en una imagen de archivo (Gtres)
Pero las dos mujeres estaban más allá de ese universo y de lo que sus sorprendentes declaraciones pudiesen provocar. Pese a sus escándalos de los últimos años, Sara fue despedida aquel abril de 2013 en un baño de multitudes que desfilaba por la Gran Vía madrileña con las escenas de El último cuplé en la mente. En aquel desfile, su amiga Maruja lloraba desconsoladamente.
 
Marujita Díaz no se pierde ningún sarao, y en esta ocasión acudió a una entrega de premios en la que nos habló de su relación con Alfonso de Borbón: "Tuve una relación hace mucho tiempo, fue una cosa muy bonita pero no quiero volver a hablar de eso, he sido muy discreta, lo han sacado a la luz pero prefiero no hablar". Sobre si no estuvo suficientemente enamorada para casarse con él, asegura: "Es una cosa maravillosa y no se puede contar aquí en una cosa tan frívola, es demasiado bonito". Marujita también habló sobre que le parecía la pareja formada por Carmen Martínez Bordiú y Alfonso de Borbón: "No lo sé, a mí me pareció mal que dejara a sus hijos". Por último, no quiso aclarar su encuentro en la fiesta con Parada: "Bastante mal, muy mal, estoy muy enfadada, preguntádselo a él, a ver si tiene el valor de contártelo".

según cuentan en sus tiempos mozos se tiró hasta el tunel del metro...
hay que reconocerle que fue mucho más lista que algunas artistas, y supo siempre sacarles los cuartos a los hombres, una mujer fria, calculadora y muy ambiciosa.
En su haber ser la única mujer que le sacó toda la pasta a espartaco, literalmente lo desplumó en dos telediarios... y todo por promesas de contactos con personas del espectáculo que nunca llegaron, lo único que llegó fueron joyas, propiedades y dinero al bolsillo de la artista.
luego tuvo un matrimonio muy breve con gades, y se acabó lo que se daba...
 
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Muere Marujita Díaz

Que te vaya bonito, Pelusa
PILAR EYRE
Actualizado: 24/06/2015 04:03 horas1
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Me confesó un día que había tenido amores con el príncipe Alfonso de Borbón y yo le pregunté que qué tal era en la cama, "un soso", me contestó. Estaba muy dolida porque había ido a su funeral en las Salesas y le habían parado en la puerta, "¡Si yo tenía más derecho que esa Constanza a estar ahí!", se indignaba, refiriéndose a la prometida fantasma que se convirtió en la viuda blanca de ese pobre y desgraciado príncipe. También me comentaba con picardía que ella,a Don Juan de Borbón, lo despertaba por las mañanascantándole "Banderita, tú eres roja, banderita tu eres gualda", pero, a partir de aquí, cambiaban las versiones según el día: una vez me dijo que lo hacía porque estaba en el barco de al lado del suyo, en Ibiza; otra vez me dijo que fue en Marbella, a bordo del Giralda, aunque sí es cierto que yo los vi cenar un día a los dos en Antonio de Puerto Banús. Maruja contaba un chiste haciendo muecas y Don Juan la jaleaba con la risa ronca e intermitente de operado de laringe.

No fui amiga suya pero la entrevisté varias veces e, invariablemente, cuando le preguntaba por sus grandes amores, me decía, "el mejor, Espartaco Santoni, estábamos hechos el uno para el otro, era una fiera". En sus memorias, Santoni describe cómo le quedaba la espalda después de sus noches de pasión, "como si me hubiera arañado una tigresa". Era tan lista, además, que consiguió sacarle dinero y joyas, Espartaco me dijo una vez, "no he podido olvidarla nunca", aunque no sé si era por el sablazo o por amor.

También se refería con cariño a un torerillo. Álvaro Amores, pero a mí el que más me interesaba era Antonio Gades, que, siendo bailarín de Pilar López, se había alojado un verano en la casa de mis padres en Sitges cuando yo era niña. "Antonio se enamoró de mí porque era muy ambicioso y yo llevaba el primer visón que se vio en Madrid ¡y pensar que luego se hizo comunista, él, que adoraba a las duquesas!". Se daba aire con un abanico imaginario "el cerco al que me sometió fue asfixiante, no paró hasta que acepté ser su mujer" me contaba. Si yo le preguntaba si lo había querido, se iba por la tangente, "qué mona estaba yo en la ermita de San Antonio de la Florida con aquella mantilla blanca, mis padrinos fueron Lucía Bosé y Luis Escobar. Le lavé la cabeza a Antonio para la boda y salía una agüilla marrón que me daba mucho asco", y al final reconocía, "nunca estuve enamorada de él, pero me pudo su insistencia".

Una vez la fui a buscar a su casa aún no recuerdo para qué. La esperé en el jardín, descuidado y sombrío, tenía unos perrillos ladradores y voraces que se lanzaban a tus tobillos. Cuando salió me dijo, "ese color azul te sienta muy bien a tu tipo de piel" porque, al contrario de lo que dice la leyenda, era afectuosa y amable. Y también era mujer de sentencias que ahora me da rabia no haber apuntado, una especia de manual para ser mujer, madurar y no morir en el intento. "Enseña las piernas, las piernas nunca envejecen,", "ríe siempre, es mejor que un lifting", "nunca salgas a la calle sin perfumarte", "no preguntes la edad de los demás si no quieres que te pregunten la tuya". Y también, "se nota las mujeres que f... en el brillo del cutis y de los ojos, la mejor crema sigue siendo..." reía a carcajadas, "un polvo".

Un día estábamos brindando con un vinito que nos daban de extranjis en televisión, y nos estaba contando los caprichos de su amor, Dinio, entonces un cubano ingenuo y aun no maleado por el dinero y por la fama, "le gusta la ropa de marca y sabe distinguir la autentica de la falsa, a él no le intentes colar una copia". Todos reíamos alborozados, corría el vino y la juerga y yo, llevada por la confianza del momento, le espeté con cierta crueldad, "pero, ¿no sospechas que está contigo por interés?" y ella se bajó sus gafas oscuras hasta la punta de su nariz y me miró, solo a mí, con sus grandes ojos heridos, "yo también estoy con él por interés... para querer y sentirme querida aunque sea de mentirijillas". Callé, avergonzada de mí misma y en ese instante comprendí una filosofía de la vida que no se encuentra en los libros ni en la universidad. Nadie escuchó este diálogo, y ella volvió a girar los ojos en circulo como hacía en sus películas, pero por unos segundos había caído la máscara y yo atisbé a una Maruja golpeada y vulnerable, como todos nosotros. Que te vaya bonito, Pelusa.

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