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Muere la actriz Charmian Carr, la hija mayor de 'Sonrisas y lágrimas'
De los siete hermanos, sin duda, ella era la más llamativa. Con su larga cabellera marrón y esos ojos azules que brillaban en la oscuridad del cine, Liesl (la mayor de niños cantores) era una de las líderes indiscutidas del clan Von Trapp. Detrás del carismático personaje, se encontraba la actriz estadounidense Charmian Carr, quien -a pesar de haber participado en otras películas- jamás logró disociarse de su personaje. Este sábado, tras una larga lucha contra una enfermedad provocada por la demencia, Carr falleció a los 73 años. Aunque, el corazón de sus fans, siempre seguirá siendo esa joven de 16 años que espera cumplir 17 para gritar a los cuatro vientos su amor por el cartero.
Nacida en Illinois, Charmian siempre estuvo relacionada al mundo de la música. Su madre era actriz y su padre cantante, los que sirvieron de inspiración para construir a la perfección a la rebelde adolescente que la lanzó a la fama. Carr filmó Sonrisas y lágrimas cuando sólo tenía 21 años e impresionó a toda la audiencia con la legendaria Sixteen Going on Seventeen, que ya ha pasado a formar parte del soundtrack de varias generaciones. No obstante, la artista estuvo a punto de perder el rol a manos de la talentosa Mia Farrow. Pero fueron su simpatía y buena voz, las que terminaron por convencer a los creadores del musical, Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II.
Como es natural durante un rodaje, algunas estrellas no pudieron evitar sentir mariposas por algunos de sus compañeros y, de acuerdo con los propios actores, Nicholas Hammond (quien interpretó a Friedrich) se enamoró completamente de Carr. "Estaba loco por ella. Era tan bella. Pero yo era mucho más pequeño, yo tenía 13 y ella 20. La adoraba", confesó al Daily Mail. Sin embargo, el rubio no habría tenido ninguna posibilidad porque, fuera de la pantalla, Liesl estaba enamorada del capitán Von Trapp. En octubre de 2010, el elenco completo asistió al programa de Oprah Winfrey, donde la actriz reconoció entre risas que se moría por Christopher Plummer (de entonces 36). "Él era tan perfecto y hablaba con acento británico", reconoció, a pesar de asegurar que -aunque hubo flirteo- nunca pasó nada entre ambos, excepto un par de copas después del trabajo.
Tras el éxito de la película, la joven siguió dando vueltas por Hollywood y grabó el film Evening Primrose junto a Anthony Perkins (protagonista de Psicosis). Sin embargo, tras contraer matrimonio, se retiró del espectáculo para recuperar a sus hijos. Pero separarse de The Sound of Music fue tan difícil, que decidió escribir dos libros su experiencia. El primero de ellos, Forever Liesl, fue publicado en el 2000 y se transformó en bestseller, gracias a sus anécdotas. En él, Charmian contó cómo se lesionó por el vidrio resbaloso grabando la escena de la lluvia, qué es lo que le dijeron los verdaderos Von Trapp cuando los conoció en persona y algunas de las noches de fiesta que pasó en Salzburgo. Un año después editó Letters to Liesl, en el que muestra como interpretar el personaje la dejó marcada para siempre. Incluso en su vida profesional.
Porque lejos de las cámaras, la norteamericana se transformó en diseñadora de interiores en el sur de California, hasta donde llegaban incondicionales del musical, esperando que Liesl les decorada la casa. Uno de sus más grandes clientes fue Michael Jackson, que estaba obsesionado con la película y para quien tuvo muy buenas palabras en una entrevista: "Era muy simpático y realmente adorable". Por otra parte, su propio sitio web recalca que mantenían una amistad bastante especial. Asimismo, ella conservaba algunas fotografías de ellos juntos.
No obstante, su verdadero trabajo siempre fue mantener presente el espíritu del clásico que inspiró a tantos. "Siempre le digo a la gente que deberían considerar verla como una terapia. Puedes moverte, bailar y hablarle a la pantalla. Quien la vea puede saltarse la cita con el doctor esa semana", contó en 2005 a Associated Press. Actitud que contagió siempre a sus compañeros de elenco y de seguidores, quienes hoy despiden -entre sonrisas y lágrimas- a esa chica sublevada que con sólo 16 años aseguraba no necesitar una institutriz.
De los siete hermanos, sin duda, ella era la más llamativa. Con su larga cabellera marrón y esos ojos azules que brillaban en la oscuridad del cine, Liesl (la mayor de niños cantores) era una de las líderes indiscutidas del clan Von Trapp. Detrás del carismático personaje, se encontraba la actriz estadounidense Charmian Carr, quien -a pesar de haber participado en otras películas- jamás logró disociarse de su personaje. Este sábado, tras una larga lucha contra una enfermedad provocada por la demencia, Carr falleció a los 73 años. Aunque, el corazón de sus fans, siempre seguirá siendo esa joven de 16 años que espera cumplir 17 para gritar a los cuatro vientos su amor por el cartero.
Nacida en Illinois, Charmian siempre estuvo relacionada al mundo de la música. Su madre era actriz y su padre cantante, los que sirvieron de inspiración para construir a la perfección a la rebelde adolescente que la lanzó a la fama. Carr filmó Sonrisas y lágrimas cuando sólo tenía 21 años e impresionó a toda la audiencia con la legendaria Sixteen Going on Seventeen, que ya ha pasado a formar parte del soundtrack de varias generaciones. No obstante, la artista estuvo a punto de perder el rol a manos de la talentosa Mia Farrow. Pero fueron su simpatía y buena voz, las que terminaron por convencer a los creadores del musical, Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II.
Como es natural durante un rodaje, algunas estrellas no pudieron evitar sentir mariposas por algunos de sus compañeros y, de acuerdo con los propios actores, Nicholas Hammond (quien interpretó a Friedrich) se enamoró completamente de Carr. "Estaba loco por ella. Era tan bella. Pero yo era mucho más pequeño, yo tenía 13 y ella 20. La adoraba", confesó al Daily Mail. Sin embargo, el rubio no habría tenido ninguna posibilidad porque, fuera de la pantalla, Liesl estaba enamorada del capitán Von Trapp. En octubre de 2010, el elenco completo asistió al programa de Oprah Winfrey, donde la actriz reconoció entre risas que se moría por Christopher Plummer (de entonces 36). "Él era tan perfecto y hablaba con acento británico", reconoció, a pesar de asegurar que -aunque hubo flirteo- nunca pasó nada entre ambos, excepto un par de copas después del trabajo.
Tras el éxito de la película, la joven siguió dando vueltas por Hollywood y grabó el film Evening Primrose junto a Anthony Perkins (protagonista de Psicosis). Sin embargo, tras contraer matrimonio, se retiró del espectáculo para recuperar a sus hijos. Pero separarse de The Sound of Music fue tan difícil, que decidió escribir dos libros su experiencia. El primero de ellos, Forever Liesl, fue publicado en el 2000 y se transformó en bestseller, gracias a sus anécdotas. En él, Charmian contó cómo se lesionó por el vidrio resbaloso grabando la escena de la lluvia, qué es lo que le dijeron los verdaderos Von Trapp cuando los conoció en persona y algunas de las noches de fiesta que pasó en Salzburgo. Un año después editó Letters to Liesl, en el que muestra como interpretar el personaje la dejó marcada para siempre. Incluso en su vida profesional.
Porque lejos de las cámaras, la norteamericana se transformó en diseñadora de interiores en el sur de California, hasta donde llegaban incondicionales del musical, esperando que Liesl les decorada la casa. Uno de sus más grandes clientes fue Michael Jackson, que estaba obsesionado con la película y para quien tuvo muy buenas palabras en una entrevista: "Era muy simpático y realmente adorable". Por otra parte, su propio sitio web recalca que mantenían una amistad bastante especial. Asimismo, ella conservaba algunas fotografías de ellos juntos.
No obstante, su verdadero trabajo siempre fue mantener presente el espíritu del clásico que inspiró a tantos. "Siempre le digo a la gente que deberían considerar verla como una terapia. Puedes moverte, bailar y hablarle a la pantalla. Quien la vea puede saltarse la cita con el doctor esa semana", contó en 2005 a Associated Press. Actitud que contagió siempre a sus compañeros de elenco y de seguidores, quienes hoy despiden -entre sonrisas y lágrimas- a esa chica sublevada que con sólo 16 años aseguraba no necesitar una institutriz.
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