La emperatriz tiene un estilo muy característico aparte de apropiado y fácilmente identificable con el atuendo de una emperatriz japonesa.
En ceremonias oficiales y grandes acontecimientos viste sus mejores sedas para trajes largos con cortes asimétricos pero actualizados con elegantes guantes y delicados abanicos.
Complementa su elegancia con un diminuto sombrero que ha logrado convertirlo en otra de sus señas de identidad y suele llevarlo de forma circular, colocado sobre la frente y elaborado con la misma tela de su vestido o conjunto.
Sus mangas kimono combinadas con vestidos de cóctel son otro de los rasgos que destacan de sus estilismos con los que sigue demostrando que la edad no tiene nada que ver con la elegancia, la belleza y el estilo.