Hacía tiempo que no me pasaba por este hilo, y es que la mía ha estado relajadita. Hasta hoy.
Antes que nada decir que no vivo en España y que tenemos otras medidas de momento, pero mi pareja y yo nos lo tomamos como si estuvieramos en Madrid (con lo de no salir salvo para comprar).
Bueno, pues nosotros llevamos de cuarentena en casa desde que empezó en España. Sólo salía a trabajar, y hace poco nos han dicho que a casita porque no somos servicio esencial. Así que aquí estamos, en casa, y como mis suegros son mayores y uno es de riesgo (70 años y asmático) pues ellos también (nos vemos solamente los días que les llevamos la compra, pero es dejar las bolsas y marcharnos, siempre con distancias no vaya a ser que nosotros les peguemos algo, y nos pagan por paypal la compra). Hasta ahí bien, pero es que hoy nos llama mi suegra para decirnos que le ha llamado la hija (suelen llamarse cada día desde antes de la cuarentena por unas 2 horas o 3 por la tarde) y que se le ha echado a llorar porque la echa de menos (la hija va al pueblo 3 fines de semana al mes) y que mañana se cruza medio país en coche para un café (la cuñada me saca unos años y está más cerca de los 30 que los 20 como para sentir ese apego de recién independizada , pero no es capaz de ser independiente y desde que se fue de casa hace años antes de la carrera, aunque viva con su pareja de 4 años, está que desea volver a vivir con la madre). Total, que nos llama para preguntar qué nos parece y si nosotros también iríamos, porque si lo hace una lo tenemos que hacer todos. A esto decimos ambos que es una estupidez como una catedral conducir 6 h en total (3 h ida, 3 h la vuelta que tarda la hija en ir) para un café, nos da la razón y al rato vuelve a llamar y nos dice "como es estúpido venir para el café solo, os he invitado a todos a cenar y a dormir" y claro, mi pareja también es de riesgo como su padre y si yo estoy teniendo máxima precaución (soy yo la que sale a todo, él sólo conduce y se queda en el coche) dije que nosotros no íbamos y que era una decisión conjunta, no que fuera solamente yo la que lo opinaba, y que también creemos que ya somos todos mayores como para respetar las medidas, hacer cuarentena y luego vernos cuando se mejore la cosa aunque pasen meses. Pues que resulta que soy una desalmada poco más, que cómo puedo decir esas cosas, porque además *abrochense los cinturones* a la niña le acaban de pedir matrimonio y no han hecho celebración. Y yo pensando "ah vale, ya lo entiendo todo, le queréis hacer una fiesta sorpresa de compromiso a la niña, la niña que no es capaz de asumir que es más que adulta, la niña que se va a casar y el futuro marido va a ser el calzonazos que se case con hija y madre a la vez". Volvimos a decir que no, esta vez mi pareja fue el que cogió el teléfono para decirlo. Que si quieren hacer fiestas de compromiso y lloriquear por no haberse visto en un mes que maduren, porque cuando les pille el corona a ver qué boda hacen y a quien invitan si media familia es de riesgo y los únicos muertos en este país han sido asmáticos. Ahora somos los paranoicos e insensibles de la familia que no van a asistir a la fiesta pijama de compromiso por razones obvias.
Antes que nada decir que no vivo en España y que tenemos otras medidas de momento, pero mi pareja y yo nos lo tomamos como si estuvieramos en Madrid (con lo de no salir salvo para comprar).
Bueno, pues nosotros llevamos de cuarentena en casa desde que empezó en España. Sólo salía a trabajar, y hace poco nos han dicho que a casita porque no somos servicio esencial. Así que aquí estamos, en casa, y como mis suegros son mayores y uno es de riesgo (70 años y asmático) pues ellos también (nos vemos solamente los días que les llevamos la compra, pero es dejar las bolsas y marcharnos, siempre con distancias no vaya a ser que nosotros les peguemos algo, y nos pagan por paypal la compra). Hasta ahí bien, pero es que hoy nos llama mi suegra para decirnos que le ha llamado la hija (suelen llamarse cada día desde antes de la cuarentena por unas 2 horas o 3 por la tarde) y que se le ha echado a llorar porque la echa de menos (la hija va al pueblo 3 fines de semana al mes) y que mañana se cruza medio país en coche para un café (la cuñada me saca unos años y está más cerca de los 30 que los 20 como para sentir ese apego de recién independizada , pero no es capaz de ser independiente y desde que se fue de casa hace años antes de la carrera, aunque viva con su pareja de 4 años, está que desea volver a vivir con la madre). Total, que nos llama para preguntar qué nos parece y si nosotros también iríamos, porque si lo hace una lo tenemos que hacer todos. A esto decimos ambos que es una estupidez como una catedral conducir 6 h en total (3 h ida, 3 h la vuelta que tarda la hija en ir) para un café, nos da la razón y al rato vuelve a llamar y nos dice "como es estúpido venir para el café solo, os he invitado a todos a cenar y a dormir" y claro, mi pareja también es de riesgo como su padre y si yo estoy teniendo máxima precaución (soy yo la que sale a todo, él sólo conduce y se queda en el coche) dije que nosotros no íbamos y que era una decisión conjunta, no que fuera solamente yo la que lo opinaba, y que también creemos que ya somos todos mayores como para respetar las medidas, hacer cuarentena y luego vernos cuando se mejore la cosa aunque pasen meses. Pues que resulta que soy una desalmada poco más, que cómo puedo decir esas cosas, porque además *abrochense los cinturones* a la niña le acaban de pedir matrimonio y no han hecho celebración. Y yo pensando "ah vale, ya lo entiendo todo, le queréis hacer una fiesta sorpresa de compromiso a la niña, la niña que no es capaz de asumir que es más que adulta, la niña que se va a casar y el futuro marido va a ser el calzonazos que se case con hija y madre a la vez". Volvimos a decir que no, esta vez mi pareja fue el que cogió el teléfono para decirlo. Que si quieren hacer fiestas de compromiso y lloriquear por no haberse visto en un mes que maduren, porque cuando les pille el corona a ver qué boda hacen y a quien invitan si media familia es de riesgo y los únicos muertos en este país han sido asmáticos. Ahora somos los paranoicos e insensibles de la familia que no van a asistir a la fiesta pijama de compromiso por razones obvias.